“Al Servicio de las ideas”
La Enfermería en los Procesos Populares de
Liberación en Iberoamérica
El
aspecto del libro es fenomenal y cuando lo he empezado a leer me ha parecido
fantástico, con el prólogo del Profesor y Dr. José Siles. Traducción Genival
Fernandes de Freitas y María Cecilia
Santos Popper. Con la introducción de Eduardo
Galeano.
Los Autores
Beatriz Morrone y Lilian Capurro por Argentina; Caridad Dandicourt Thomas y Milagros León Villafuertes por Cuba; Gloria Gallego Caminero y Rubén Mirón González por España; Alfredo Bermúdez González por México; Alma Carrasco, Pilar González Ortuya y Mirtha
Delfino Viñoly por Uruguay.
FOTO 001 Beatriz Morrone. Portada del
libro
EL LIBRO
Hay
que empezar diciendo que “Al servicio de las ideas” es un libro que, dada la
extensión, la importancia de los contenidos, los artículos y la bibliografía
que nos ofrece, es muy difícil, por no decir imposible, de resumir. Aunque es
muy probable que ni todos los autores, ni todos los que puedan llegar a leer
este pequeño resumen, queden satisfechos con el extracto, he creído importante
darlo a conocer para abrir nuevos trabajos de investigación que engrandezcan
nuestra profesión enfermera. Desde aquí quiero recomendar hacerse con un
ejemplar y leerlo con calma, porque nos ayudará en gran medida a entender mucho
mejor la Historia de la Enfermería en Iberoamérica y España.
El
libro consta de 348 páginas con siete capítulos, a cada cual más interesante, y
con el prólogo de un grande de la Historia de la Enfermería Española, el Dr.
enfermero y catedrático José Siles.
RESUMEN
El
Profesor y Dr. José Siles González
en el prólogo de la obra comienza explicándonos en que consiste esta extensa
obra. La idea central que ha sido “esparcida” por la coordinadora de esta obra,
Beatriz Morrone, versa sobre la
relación entre la enfermería, la ideología y los movimientos populares, la
invisibilidad o tangibilidad de la lucha enfermera en el contexto
Iberoamericano en los procesos de resistencia ante la avalancha de
autoritarismo que, especialmente a mediados de los setenta del siglo XX, tiene
lugar en dicho escenario.
Aunque
la obra sólo se ciñe a 5 países, el reto es enorme; sin embargo los autores
describen y explican con brillantez y estilo ágil las realidades de sus
correspondientes países permitiendo al lector quedarse con el detalle de cada
país sin que en ningún momento se pierda la perspectiva general de esta
controvertida e interesante temática.
FOTO 002 University Scholl of
Nursing 1952. Washington
Lo
cierto es que la enfermería ha actuado como un catalizador de la sociedad, y,
asimismo, ha participado en los procesos de liberación, lucha antiautoritaria,
y, por supuesto en aras de potenciar su propia socialización para hacerse más
visible ante la sociedad.
Sí,
este libro me permite reafirmarme en la idea de que existen pocas profesiones
como la enfermería, profesiones que sean tan sensibles a la ideología y a los
sistemas políticos. Una Enfermería plena y madura capaz de desarrollar todo su
potencial sólo se puede dar en sistemas democráticos en los que la mujer, la
profesión y los propios ciudadanos tengan conciencia de su derecho y deber de
participar no sólo en política, sino en la planificación y co-gestión de su
salud.
Enhorabuena
a los autores y especialmente a la compiladora, mi colega y amiga, Beatriz. Dr. José Siles, España 3013. Traducido por Dr. Genival Fernandes de Freitas.
Soltando Amarras. Claves para comprender la historia
pendiente de la enfermería argentina. Publicado el viernes día 25 de mayo de
2012
Al servicio de las ideas. Publicado el
jueves día 3 de octubre de 2013
En
la Introducción nos narra Eduardo
Galeano: Este libro que los lectores reciben es producto del trabajo
solidario y esperanzado de diez autores iberoamericanos que se expresan
mediante siete capítulos, exteriorizando momentos de la enfermería en cinco
países: Argentina, Cuba, España, México y Uruguay.
De
esta manera pretendemos compartir nuestras investigaciones, con la seguridad
que no hay “una verdad”, como nos inculcaron, y que es impostergable la
necesidad de involucrarnos abriendo canales de discusión que provoquen
renovadas preguntas sobre las marchas, contramarchas, luchas, resistencias y
exilios. En fin, abrirnos a debates que de-construyan falacias e inicien
profundos diálogos emancipadores.
ARGENTINA
En
el capítulo I de Lilian Capurro
titulado: Hay otra Historia. “Un Hospital, una Universidad y una
incipiente Asociación de Enfermería; en el entramado social de la ciudad de Mar
del Plata entre los años 1975
a 1977”.
La
Reforma Hospitalaria se caracterizó por ubicar al paciente “En el centro de la
organización… hacia él estaba orientado todo esfuerzo de mejoramiento” (…)
además el hospital “cumplía acciones de prevención y protección de la salud,
trabajando con la comunidad”; no había “patrones” ni “dueños” solo responsables
del cuidado de la salud de los pacientes.
El
nivel de conducción de “Enfermería contaba con profesionales con formación
universitaria”, otro avance para la época, además de la implementación del
servicio social y la escuela de Enfermeras.
El
sector de enfermería es el que se encuentra más expuesto a las situaciones de
estrés, al estar en primera línea de trabajo, con horarios rotativos, dobles
turnos, menos estímulos de actualización o perfeccionamiento y compartiendo los
mismos serios problemas económicos que la población asistida. Ya por 1974 el
hospital soportaba un alto índice de ausentismo, por lo que el ingreso de
auxiliares era muy bien recibido por los colegas en los diferentes sectores
donde estos cubrirían tareas.
Si
bien el trabajo se tornaba monótono por falta de incentivos y gratificaciones,
debemos considerar que la jornada habitual de ocho horas, apenas permitía a
cada enfermera brindar cuidados a los pacientes cuyo número oscilaba entre 36 y
42, en los sectores de Clínica Quirúrgica y Clínica Médica respectivamente.
Realizar las tareas específicas: toma de guardia y entrega, medicación,
controles e higiene, registros, asistencia al ingreso del paciente, cuidados en
el agravamiento en el estado de los internados y colaboración con el médico;
transformaba al trabajo en extenuante. Considerando que en los turnos de tarde
y noche solo eran cubiertos por un agente por sector que podía ser enfermero/a
y en la mayoría de los casos era auxiliar de enfermería.
FOTO
003 Fachada del Hospital Interzonal General de Agudos. Tarjeta de salutación en
la que se aprecia el isotipo del Círculo de Enfermería Marplatense. Título
especialista en instrumentación quirúrgica, Escuela de Enfermeras Eva Perón
Escuelas de Enfermería. El primer
antecedente histórico en nuestro país relacionado con las escuelas de
Enfermería surge en Buenos Aires en 1885, “Cecilia Grierson funda la primera
escuela de Enfermería del país (…) “la institución fundada se denominó Escuela
de Enfermeros y Enfermeras hasta 1892 que se municipalizo y paso a depender de
la Asistencia Pública fue también la primera de Sudamérica, surgida de la mano
del laicismo y la corriente higienista.
En
el capítulo II de Beatriz Morrone
titulado: “Profesionales y militantes políticas: las graduadas de la “Escuela
de Enfermería de la Fundación Eva Perón (1948 – 1955)”. La
Fundación Eva Perón (FEP) creo su Escuela de Enfermeras (EEFEP) con el fin de
formar un cuerpo profesional moderno y renovado mediante el cual pudiera ser
identificada su acción sanitaria. En un libro dedicado a la FEP editado por la
Subsecretaría de Publicaciones en los años 1951 y 1955, se describen las
características de la escuela, de los hospitales y las tareas que las nuevas
enfermeras realizan.
La
FEP se refiere a la Escuela de Enfermeras como una delas “obras más queridas de Evita”, prestando sus egresadas servicio
tanto en el país como en el exterior.
Teresa Adelina Fiora organizó la
Escuela de Enfermeras. Esta mención de la escuela como una de las “obras más queridas de Evita”, no es un
tema menor teniendo en cuenta la distinción entre todos los proyectos, nada
menos, que de la mujer más poderosa y amada por la clase trabajadora en
Argentina.
En
la Revista “Enfermería”, financiada por el ministerio y dirigida por Teresa
Molina dice así: Enarbola la bandera de la formación “ética”, “resguardo moral”,
“vocación”, “la fe”, e inscribe todos sus argumentos y acciones a partir de la
devoción religiosa católica, sintetizado en el “Juramento de imposición de tocas”.
FOTO
004 Escuela de Enfermeras Eva Perón
En
el día del cumpleaños de Eva, 7 de mayo, en 1951 se inauguró oficialmente la
Escuela de Enfermería en el Hospital Presidente Perón, situado en Sarandí,
Partido de Avellaneda.
Se
había organizado los estudios de las alumnas con doce materias:
… durante el primer año las alumnas
estudiaban Higiene y Epidemiología; Anatomía y Fisiología; Semiología;
Patología general y Terapéutica y Defensa Nacional y Calamidades Públicas.
En el segundo año estudiaban Primeros
Auxilios; Enfermería Médica y quirúrgica; Obstetricia; Ginecología y
Puericultura; Dietética y Medicina Social. Continuaban luego “con un
posgraduado que llevaba dos años más para completar e incluía una residencia y
práctica hospitalaria en el Policlínico Presidente Perón en Avellaneda u otros
hospitales de la Fundación Eva Perón (FEP) en Lanús, San Martín y Ramos Mejía.
Las alumnas se especializaban en cursos que incluían radiografía, fisioterapia,
neurología y psiquiatría entre otros. Se pretendía formar profesionales,
capaces de trabajar en áreas alejadas, sin médicos si fuera necesario. Las
enfermeras aprendían a manejar los vehículos de la Fundación: ambulancias; ambulancias
hospitales (cada una con diez camas y una sala de cirugía); ambulancias
equipadas para la cirugía de urgencia; jeeps, motocicletas; y vehículos para
transportar equipos médicos o enfermos. YA en septiembre de 1950, la Escuela de
Enfermeras estaba totalmente integrada a la Fundación (…).
Las
características de las enfermeras de la FEP trasluce el cambio de perfil que
las despega del estereotipo religioso que hasta ese momento impregnó todos los
espacios de ejercicio. Las virtudes de sumisión, sacrificio, obediencia y
vocación fuertemente instalados se ven amenazados por la imagen de las
graduadas de la FEP.
Estas
enfermeras de la FEP aparecen en las fotos sin médicos a su lado y podían ser
reconocidas como profesionales por su actitud, sin la necesidad de estar
vestidas de blanco. Al integrarse a los proyectos de la fundación su campo e
influencia se expandió por fuera de las paredes de los hospitales y de la
atención de la enfermedad.
FOTO
005 Evita rodeada de enfermeras, en un clima cálido y afectuoso, en una de sus
frecuentes visitas a la Escuela de Enfermeras Eva Perón
La
ruptura con el estereotipo irritó intensamente y confrontó con varios frentes.
Por un lado, con los integrantes de la extinta Sociedad de Beneficencia que
dirigían las escuelas en las cuales los médicos eran directores y en donde se
formaban según la FEP: “Enfermeras que no
eran mucho mas que sirvientas, sin entrenamiento profesional”. Luego con
los médicos, profesionales conservadores, que veían cómo las enfermeras
adquirían autonomía y revalorización social, porque “se pretendía formar
profesionales, capaces de trabajar en áreas alejados, sin médicos si fuera
necesario”.
Confrontó
asimismo con otros grupos conservadores que nucleaban a muchas enfermeras y
docentes de enfermería quienes se escandalizaban por esta enfermería fuera del
modelo sumiso y obediente a la iglesia, y que se manifestaba involucrada
fuertemente con el proyecto peronista, leal a Eva Perón y sus ideas.
En
varios ámbitos producía irritación comprobar que estas enfermeras estaban
integradas a los proyectos de la Fundación, a los que adscribieron y por los
que militaban abonando al cambio de paradigma.
CUBA
En
el capítulo III de Caridad Dandicourt
Thomas y Milagros León Villafuertes
titulado “Cuidados de Enfermería en las diferentes etapas de la Guerra de
Liberación en Cuba”. Nos narran: Entre los primeros pobladores
establecidos en el archipiélago cubano el cuidado a la salud era ejercido por
los behiques o bohiques, considerados sacerdotes-médicos, que combinaban sus
prácticas cuidadoras y sanadoras con ritos mágicos y religiosos, en los que
utilizaban el poder curativo de ciertas plantas, resinas y otras sustancias
derivadas de los vegetales.
FOTO
006 Aborígenes cubanos
Para
los aborígenes la enfermedad era un estado anómalo; la conocían con el nombre
de axe. Al estado febril lo designaba
como sechon o secon, sinónimo de calor, la anemia no les fue extraña, pues la
llamaba hipa, que quiere decir “la palidez del doliente”. Estos no estaban
desprovistos de conocimientos higiénicos sanitarios, ya que realizaban el aseo
de manera frecuente y como medida preventiva aislaban a los enfermos para
evitar el contagio y enterraban a los muertos en áreas lejanas a los vivos.
Aplicaron
también el tratamiento quirúrgico, practicaban entre otras operaciones la
extracción de los ojos, la castración, la reducción de fracturas, la aplicación
de sangrías y las prácticas obstétricas. Entre sus principales métodos
terapéuticos se encuentra el hidroterápico, que usaban en varias enfermedades,
pues el agua era esencial en la salud y la enfermedad. Otro de sus métodos
terapéuticos era el evacuante, para el que empleaban plantas medicinales como
la hierba santa, el manzanillo, las guayabas maduras y verdes, la piña, el
bejuco, el tabaco, el sasafrás, la verbena, el betumen, el guaguasi, el
goaconax, la jagua, la guacima, el guayacán y la palma cristi.
El
oficio de comadronas, que en su mayoría eran negras y mestizas, se
institucionalizó con la fundación de la Academia de Parteras en 1828, donde de
alguna manera se garantizó con el aumento del conocimiento científico de las
mismas, mejorar el cuidado y la supervivencia de la madre y el hijo.
FOTO 007 Rosa Castellanos “La Bayamesa”. Capitana
Adela Azcuy. Mariana Grajales y Coello. María Isabel Rubio Díaz. Mambises
cubanos. Clara Barton
Desde
el comienzo de la guerra por la independencia de Cuba, iniciada el 10 de
octubre de 1868, se da otra señal de la práctica de enfermería, con la
participación de la mujer cubana que en su condición de hija, esposa, hermana y
madre, se entrega por completo a la causa de la patria como integrantes
empíricos del Cuerpo de Sanidad Militar Mambisa, creado a pocos meses de
iniciada la lucha. La difícil situación que tuvieron que afrontar en la manigua,
por la presencia de diferentes enfermedades infectocontagiosas, las
inclemencias del tiempo y la falta de recursos, no les impidió desempeñar un
rol importante en el cuidado de la salud de los heridos y enfermos.
Las
medidas sanitarias mambí eran rudimentarios, pero no impidió que cumplieran sus
funciones de mantener la higiene en los campamentos, luchar contra las
epidemias, cuidar, alimentar a enfermos y heridos, ayudan a los médicos y
sanitarios en las curas, formaban parte del transporte de heridos y en no pocas
ocasiones ejercían la función de combatiente en el campo insurrecto, desafiando
el peligro con entereza y gallardía inestimable, en los hospitales ambulatorios
y de sangre, enclavados en lugares intrincados del monte o la sierra, donde se curaba
a los heridos.
Desarrollo de la Enfermería de
Oncología en Cuba. Publicado el día 18 de abril de 2009
Los Cuidados de Enfermería dedicados
por los Hombres en Cuba. Publicado el domingo día 9 de octubre de 2011
Escuela de Enfermeras del Hospital
Psiquiátrico de La Habana. Cuba. Publicado el lunes día 29 de julio de 2013
Edelmira
Fernández Más “Enfermera Cubana”.
Publicado el domingo día 4 de agosto de 2013
La Escuela de Enfermeras Miss Mary
O´Donnell del Hospital nuestra Señora de las Mercedes, Cuba. Publicado el
miércoles día 4 de septiembre de 2013
ESPAÑA
En
el capítulo IV de Gloria Gallego
Caminero titulado “Enfermería al servicio de las ideas.
Religiosas y Militantes”. Nos relata: La producción científica tiene
cada vez más posibilidades de publicación en revistas especializadas en la Historia de la Enfermería como Híades o Temperamentum, o en otras de carácter más general como Cultura de los Cuidados, Index de Enfermería, Hemeroteca Cantárida o Enfermería Avanza. Casi todas ellas
disponibles, en formato On-line y todas catalogadas en bases de datos de libre
acceso, como Cuidem, Cuidatge o SCielo.
Resumiendo,
se puede afirmar, que la Historiografía de la enfermería en España se ha ido
afirmando en los últimos 20 años, impulsada fundamentalmente por
docentes/investigadores asociados en redes y que ha crecido estimulada por el
desarrollo de los manuales de las asignaturas de curriculum de Enfermería, y por los contenidos de las
maestrías/másteres, los doctorados y las publicaciones periódicas de carácter
científico.
Todo
ello está siendo posible porque la Historia de la Enfermería en España, está
bien documentada. Las fuentes primarias son ricas, abundantes y están bien
conservadas. Provienen de una larga tradición configurada a partir de historias
personales, de relatos de vida cotidiana, sobre expertos autodidactas, parteras
tradicionales o religiosos. Regulada desde antiguas normativas monacales,
conventuales, militares, con carácter estatal, regional o municipal, ha sido
estudiada, y practicada con técnicas y métodos
que partieron de exámenes como los que realizaban el Protomedicato, los
Colegios de Cirugía, las Escuelas, o las Facultades.
FOTO
008 Conventos por congregación, Mallorca 1915. Primeras congregaciones
dedicadas a la Enfermería en España. Hijas de la Caridad, atendiendo a los
pobres, lienzo decimonónico
Exámenes
basados en planes de estudios diferentes, que conducían a títulos varios:
Matrona, Sangrador, Ministrante, Practicante, Enfermera, Ayudante Técnico
Sanitario, Diplomado Universitario en Enfermería y Grado de Enfermería, que es
el título oficial para toda la Comunidad Económica Europea (CEE), que hoy se
imparte en nuestras universidades, y que posibilita la libre circulación de
profesionales en Europa. El Grado de Enfermería dará acceso directo a las
especialidades y a los programas másteres conducentes a los programas de
doctorado.
La Historia de la Enfermería tiene un
enorme interés, porque parte de historias pensadas y vivida desde mentalidades,
valores y compromisos dispares. Una historia que en muchas ocasiones permanece
invisible, y que debe ser reconocida cuanto más sea posible, identificando y
analizando nombres, apellidos, imágenes y situaciones en su contexto,
estructura y mentalidad.
Hermanas de la Caridad de San Vicente de
Paúl, en Mallorca. Altruismo, compromiso y consecuencias para la salud de
la población.
En Mallorca, después de la
Primera Guerra mundial (1914-1918) la pobreza se acentuó debido a la falta y
encarecimiento de los productos básicos -que el contrabando vendía a las
potencias europeas-, a los bajos jornales y a una fiscalidad basada en
arbitrios, que penalizaban el consumo y los artículos de primera necesidad. La
subsistencia era el principal problema de la mayoría de la población y la emigración a Iberoamérica una
alternativa optada por muchos españoles de entonces. En Baleares la emigración
se dirigió sobre todo a Argentina, Cuba y Uruguay y llegó a ser de tal alcance,
que la Isla de Formentera, fue denominada l’Illa
de les dones (la Isla de las mujeres), puesto que la mayoría de los hombres
habían emigrado a América.
Los
obispos mallorquines establecieron en la segunda mitad del siglo XIX, una
tupida red de conventos femeninos que alcanzó casi toda la Isla. Se trataba de
una política de fundaciones con un nuevo perfil de acción: la vida apostólica;
una opción, que otorgaba un nuevo papel social a la mujer religiosa, más allá
de las paredes de los conventos de clausura, que desde el Concilio de Trento
había sido de obligado sometimiento. Fue una opción tomada por muchas mujeres
mallorquinas, que comprometieron sus vidas firmemente, sin que apenas podamos
observar abandonos al examinar los censos conventuales de los archivos de las
instituciones religiosas. La gran mayoría permanecía en el convento hasta la
muerte.
En
1915, sólo en Mallorca había diez congregaciones femeninas dedicadas a la vida
apostólica y cada uno de los 104 conventos reunía a un grupo de religiosas
dedicadas al trabajo social, la enseñanza de los párvulos y de las niñas. Los
cuidados de enfermería estaban muy centrados en la visita domiciliaria.
Las
religiosas eran: Hijas de la Misericordia, Hermanas de la Caridad de San
Vicente de Paúl, Agustinas, Trinitarias, Hermanas de la Providencia, Misioneras
Sdos Corazones, Religiosas de la Pureza y otras.
La
particularidad de las congregaciones autóctonas mallorquinas, respecto a las
del resto de España era la doble dedicación docente y sociosanitaria y,
sobretodo, la abundancia y la intensidad de la atención que las religiosas
prestaban domicilio a domicilio. En esos años, todas eran nacidas en Mallorca y
solían pertenecer a familias de campesinos acomodados, artesanos, comerciantes,
arrendatarios, etc. Ésta era una de las diferencias que las de vida apostólica
mantenían con respecto a las monacales; monjas de clausura, dedicadas a la vida
contemplativa, que fueron más frecuentes en épocas anteriores.
En
la Isla no hubo Escuela de Enfermeras hasta 1930. Los títulos oficiales de
Enfermera no se reguló hasta el año 1915, cuando a instancias del Instituto
religioso femenino de las Siervas de María, Ministras de los enfermos. A pesar
de ello las enfermeras laicas no se pueden considerar un recurso considerable
ni en Mallorca ni en España hasta la Guerra Civil y la posguerra.
Las
Hermanas de la Caridad (HCSVP) son las religiosas de vida apostólica de mayor
antigüedad en Mallorca, y una de las primeras congregaciones españolas
dedicadas al cuidado de los enfermos. Se trata de un instituto de inspiración
marcadamente vicenciana y pronta fundación. Aparecen el 1798 en Felanitx
(Mallorca) con independencia de la genuina congregación francesa (Hijas de la
Caridad de San Vicente de Paúl, 1633), que había llegado a España pocos años
antes en 1798. Después de las Hermanas Darderas, fundadas en Barcelona el 1731
(Foto 008), era el segundo grupo religioso de fundación local dedicado al
cuidado de enfermos (Fargues & Tey 2001).
El modelo de Felanitx fue seguido en Mallorca por
otros grupos de mujeres piadosas que, siguiendo la estrategia política de los
obispos y siempre bajo la dirección de un eclesiástico que actuaba como “protector”, llegaron a constituir, a
partir de pequeñas fundaciones, que más tarde se unifican, la mencionada red
asistencial, que llegó prácticamente a todos los rincones de la isla (Gallego
et. al. 2007).
FOTO
009 Enfermeras religiosas Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl.
Enfermeras participantes en las Brigadas Internacionales
Las
religiosas de vida apostólica constituyen la primera enfermería organizada que
realizó actividades que hoy consideramos competencia de las enfermeras
profesionales, por lo que su labor puede considerarse como un recurso
pre-profesional que acabó siendo profesional también, cuando en los años 60 y
70 del siglo XX, se exige la titulación de ATS para el ejercicio de la
enfermería en las instituciones sanitarias públicas, y las religiosas acceden a
los títulos y obtienen plazas en los centros asistenciales con los mismos
requisitos que el resto de sus colegas de profesión.
Por otra parte, la
vida conventual no significaba ninguna independencia respecto al control
habitual de los varones de la familia sobre las mujeres en el siglo XIX
–padres, hermanos o maridos-, ya que el “protector”, que siempre era un varón
del clero secular, ejercía, según la normativa (Reglas de Vida) un férreo
control sobre la vida de las comunidades y de las propias religiosas,
ejerciendo en términos de Foucault, un poder pastoral.
Con ello la Iglesia se aseguraba un control social,
que también interesaba a los políticos conservadores, basado en unas escuelas
dedicadas a educar religiosamente a las madres de familia y en la prestación de
unos servicios de enfermería valiosos, que se hicieron extensivos, sin
discriminación a toda la población que lo demandase.
Al examinar las reglas de vida de las religiosas (Foto
008) y la política de la organización de las HCSVP se observa, además del
sometimiento al protector que hemos comentado, la dureza de unas normas que las
obligaba a jornadas de rezos y trabajo con pocos momentos para el sueño o el
descanso (se levantaban a las cuatro y media de la madrugada), imposibilidad de
aceptar comida u obsequio alguno en las casas que visitaban. Además e incomprensiblemente,
se buscaba la mortificación de las religiosas con el alejamiento de las
profesas de sus familias, de manera que, la mayor parte de las que trabajaron
en una localidad eran nacidas en otras poblaciones de la isla (Gallego 2012). Los
cambios de un convento a otro, eran tan frecuentes, que es difícil encontrar al
mismo grupo de religiosas en los diferentes padrones municipales de población
donde se indica el nombre de las religiosas, que en los años en los que se
realizó el Padrón municipal, residieron en cada convento.
Esas reglas, que desde finales del siglo XVIII
regulaban la vida de las HCSVP eran claras sobre sus obligaciones. El trabajo de
las religiosas debía buscar “la felicidad” (La “felicidad”
fue uno de los “leitmotiv” de la Ilustración), de los
feligreses intermediando:
“el ejercicio de las obras de misericordia al
prójimo, y más particularmente de la asistencia a los enfermos y la enseñanza
espiritual y corporal de las niñas”.
Estas normas indicaban como
debía de ser el trabajo de les enfermeras:
“Irán a visitar a los enfermos y siempre
acudirán a asistir a cuantos lo pidan”… “Aceptarán gustosamente
cualquier ocupación y pasar días continuos y noches enteras al lado de los
enfermos dándoles alimento, sacando inmundicias, curándoles las llagas,
matándoles los piojos y haciéndoles otros servicios y sacrificios similares
para su alivio y consuelo”.
Los cuidados y el mantenimiento
de la higiene, también quedaban asegurados por las reglas:
“Pondrán grandísimo esmero en servir bien a los
enfermos... dándoles buenos alimentos, limpios y bien cocinados, sacando las
inmundicias con mucha frecuencia... tener el lecho, la habitación y todas las
cosas de su servicio bien arregladas, limpias y lavadas”… “Y
si en la casa hay niños pequeños procurarán despiojarlos, vestirlos,
lavarlos...”. (Amengual 1987, 141)
Las religiosas apenas han dejado testimonios
personales que nos permitan conocer detalles sobre las particularidades de la
atención que prestaban, por lo que la investigación, para recabar algún
indicador de la acción de las religiosas se ha basado en los registros
originales que se conservan en el archivo de las HCSVP. Se echa en falta en el
archivo correspondencia o testimonios personales que pudieran ofrecer
información de carácter cualitativo.
En el Libro de
Curia o en los diarios de los conventos la información que se da no satisface
el interés de la investigación sobre aspectos profesionales, ya que hace
referencia, sobre todo a temas espirituales o religiosos.
Si nos
centramos en la zona rural, en uno de los pueblos de Mallorca, Manacor, y se
relacionan de nuevo los datos de las visitas domiciliarias, que recogían las
religiosas, se observa, según el padrón municipal de 1930 (no se realizaba cada
año), que la media de las visitas a domicilio (diurnas y nocturnas) atendidas por las 25 HCSVP residentes a esa villa
-ninguna de ellas nacida en el pueblo- entre 1928 y 1932, llegaban a ser de
2,85 los servicios atendidos por hogar y año. De manera que en una zona rural
(Manacor) las religiosas en esos años realizaron cerca de tres servicios, por
hogar y año (Gallego et al 2012). Una frecuencia de atención domiciliaria
inimaginable hoy.
FOTO
010 Pinturas y óleos de las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl
En
el capítulo V de Rubén Mirón González
titulado “La Enfermería Profesional en España: Origen, Avance y Represión (siglos
XIX y XX)”. Nos describe: El actual índice de publicaciones en la
Historia de la Enfermería en España hace posible que contemos con un importante
corpus de conocimientos en los que sustentar futuros trabajos de investigación.
Hecho que se hace patente con el número de participaciones que se han ido
presentando desde 1991 en el Congreso Nacional e Internacional de Historia de
la Enfermería, bajo la dirección de la Asociación Nacional de Investigadores de
la Historia de la Enfermería fundada en 1999.
Hasta
el siglo XV los hospitales españoles no solo fueron los centros de referencia
para los enfermos, sino que se extendió a lactantes, huérfanos, peregrinos, desvalidos,
soldados, prostitutas o “locos”. Grupos sociales que compartían la pobreza como
factor común y la gratitud era la mayor remuneración que se podía esperar de
ellos. Hospitaleras, sirvientas, nodrizas, parteras, sanadoras, freyras y mujeres al cargo de los enfermos
constituyeron el sector femenino de una asistencia sexualizada propia de la
época donde hospitaleros, enfermeros, barberos y freyres entre otros se hacían
cargo del sector masculino, existiendo diferencias salariales entre ambos
sexos.
Los
centros hospitalarios eran fundados por obispos, canónigos, cofradías, curas y
reyes. El concepto cristiano hizo que fueran apareciendo otros establecimientos
como hospederías, leproserías, casas de la caridad o monasterios rurales. Esto
hizo que desde la Edad Media los cuidados enfermeros se institucionalizaran
bajo un prisma vocacional-cristiano-caritativo donde las hermandades y las
órdenes religiosas fueron los organismos que acogieron estas acciones.
El
primer manual para la formación de los enfermeros es “Instrucción de Enfermeros” y editado por los Hermanos Obregones en
1617. Desde el siglo XVI hasta mediados del XIX la creación y expansión de las
órdenes o congregaciones religiosas creció de forma exponencial. Los Hermanos
de San Juan de Dios, las Hijas de la Caridad, las Siervas de María Ministras de
los enfermos crecen y se reparten por España. Estas personas que ayudaban,
consolaban y servían al prójimo a la vez que hallaban a Dios en el sufrimiento
y en el dolor de sus semejantes.
Por
otro lado ordenes seglares como las Beguinas de Flandes fueron perseguidas en
algunos países católicos debido a un modo de vida calificado de impropio por la
misma Iglesia. Las beguinas, o begardos, estaban constituidos por un grupo de
mujeres sin hábitos con los únicos votos de castidad y obediencia.
La
necesidad de formar personal cualificado en el cuidado de los enfermos en los
países protestantes se estaba convirtiendo en una necesidad. En este contexto
nacieron las diaconisas de Kaiserswerth en Alemania. El médico luterano Theodor
Fliedner fundó junto a su primera esposa y enfermera, Fredeika Munster, el
Instituto de las Diaconisas Kaiserswerth, destinado a la formación de unas
cuidadoras domiciliarias caracterizadas por cierta libertad femenina como en el
caso de las beguinas. El sistema de formación de las diaconisas se extendió
rápidamente.
La
Sociedad de Hermanas Protestantes de la Caridad fue fundada por Elisabeth
Gurney Fry, que visitó Kaiserswerth, igual que Florence Nightingale.
No
podemos olvidarnos del suizo calvinista Jean Henri Dunant que fue el fundador
de la Cruz Roja en 1864. Creándose posteriormente en España las Damas
Enfermeras de la Cruz Roja.
Mientras
tanto, en España, los escritos de Concepción Arenal daban la luz de alarma
sobre una Beneficencia desamortizada en inicios de laicización, que veía como
enfermeras poco cualificadas y practicantes irresponsables se hacían cargo de
las salas hospitalarias.
La Escuela de Enfermeras de Santa Isabel de
Hungría (1896) fue fundada por Federico Rubio y Gali. Como ya había
apuntado Concepción Arenal sobre la necesidad de crear una escuela de
enfermeras y así unificar una profesión que se encontraba disgregada en
enfermeras, enfermeros, practicantes y mozos. En este contexto nació la primera
escuela de enfermeras laicas. Rubio tuvo que contentar a las clases más
conservadoras del país, pero sobre todo a la jerarquía de la Iglesia Católica,
pidiendo a sus alumnas que cumplieran con la iglesia en Semana Santa teniendo
que realizar sus correspondientes confesiones ante los párrocos. Estamos ante
medidas que pretendían suavizar los conflictos existentes en la época sobre la
laicización de la asistencia sanitaria que se iniciaba desde las aulas, en
cambio la coeducación no pudo ser camuflada puesto que era una evidencia desde
el momento que se les dio acceso a las mujeres al Instituto.
FOTO
011 Enfermeras de la Escuela de Santa Isabel de Hungría realizando una ofrenda
floral a su difunto fundador. Monumento inaugurado en 1906 en el Parque del
Oeste de Madrid. Fotos Fundación María Teresa Miralles Sangro
El
primer año de la escuela recibió a 32 alumnas, 22 internas y 10 externas,
siendo suprimidas las segundas en 1902. El programa estaba enfocado a obtener
enfermeras hospitalarias en el ámbito quirúrgico, de este modo se daría
respuesta a la deficiencia formativa de unos profesionales poco concienciados
sobre su importante labor a la hora de disminuir las tasas de infección y
morbilidad hospitalarias.
Federico
Rubio vivió de primera mano la importancia de esta formación demostrada por
Nightingale en la guerra de Crimea y llevada a cabo en el Hospital Santo Tomás
de Londres. Siguiendo las corrientes europeas, el currículum estaba compuesto
por conocimientos elementales de higiene, infección, desinfección y asepsis.
Por otro lado aprenderían habilidades técnicas en curas, vendajes e
inyecciones; sin olvidar en ningún momento la enseñanza de tareas domésticas
propias de la mujer en la época.
MÉXICO
En
el capítulo VI de Alfredo Bermúdez
González titulado “Una política disciplinar, velada en una
educación profesionalizante, el caso de las Enfermeras y Enfermeros de México”.
Nos relata: Muy claro ha quedado en las evidencias científicas que la
enfermería nacional tiene su auge a principios del siglo veinte y no por una
labor altruista del doctor Eduardo Liceaga como se ha pensado, sino por la
verdadera razón de que al buscar su derrotero científico los médicos para
ejercer su medicina, se dieron cuenta que hacía falta una figura profesional
que se hiciera cargo del cuidado de las personas, y que marcara la diferencia
de quienes hasta el momento lo hicieran sin ningún método y solo bajo
indicaciones del galeno que curaba y establecía un tratamiento.
La
creación de la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia de la dirección de
la Facultad de Medicina en 1945, la constitución del Colegio Nacional de
Enfermeras en 1946 y la aprobación de la Licenciatura en Enfermería en 1968,
fue importantísimo para el país.
Lo ecléctico de una profesión. Un
ejemplo de ello es la situación que vivieron durante todo el siglo XIX las
órdenes religiosas, desde la expulsión de todos los hermanos hospitalarios y el
permiso de los reformistas, hasta su total expulsión de las Hijas de la Caridad
y esto porque no había otra, de no haberlo hecho así, las epidemias no se
hubieran hecho esperar o las que ya han quedado registradas en la historia,
hubieran tenido otra magnitud.
FOTO
012 La Cruz Blanca Constitucionalista 1914
Es
necesario recuperar que desde la Iglesia y sus órdenes religiosas femeninas, se
interesaron por la salud de los pobres mexicanos y ha quedado escrito como tal,
sin embargo es necesario que se dé a conocer la verdadera realidad y para ello
es necesario recurrir a las corrientes historiográficas de las que tanto habla Peter
Burke, o al seminario permanente del Historiador frente a la Historia del
Instituto de Investigaciones Históricas.
Josefina
Muriel nos relata una serie de datos cuando son expulsadas las órdenes
femeninas religiosas del país a finales del siglo XIX, estos mismos datos nos
confrontan cuando revisamos los indicadores enfermeras pacientes, un importante
desfasamiento con las cifras, que verdaderamente y cobijadas por la iglesia, lo
que verdaderamente hacían eran milagros,
no era posible que antaño se pudiera brindar cuidado en un hospital colonial
con 412 enfermos, y asistido tan solo por 16 Hijas de la Caridad, para
ayudarles a recuperar su salud.
Durante
la Revolución Mexicana y a iniciativa de otro pilar de la enfermería nacional,
se funda por Elena Arizmendi la Cruz Blanca Neutral para dar atención en el
frente de Batalla a los rebeldes, ya que la Cruz Roja Nacional solo atendía a
los federales. Era Elena una mujer con ideas firmes que de alguna forma se
acerca a Francisco I Madero para solicitarle de su apoyo y poder establecer
esta institución de ayuda a los desprotegidos en el principal movimiento
intestino de México durante el siglo XX.
Las Rebeldes y la formación de la Cruz
Blanca Mexicana. Publicado el domingo día 5 de febrero de 2012
100 Años de la Enfermería en México.
Artículo publicado el día 14 de abril de 2009
La Fiebre Amarilla en México. Publicado
el domingo día 23 de octubre de 2011
URUGUAY
En
el capítulo VII de las compañeras Alma
Carrasco, Pilar González Ortuya
y Mirtha Delfino titulado “Memoria
viva de la Enfermería Uruguaya durante la reciente dictadura cívico-militar”. Comienza así: La verdad es una reconstrucción colectiva de la realidad, cada uno
tiene una partecita y asombra lo que somos capaces de desvelar. Alma
Carrasco.
“La memoria construye nuestra identidad, la
memoria nos permite identificar, reconocer, aprehender y aprender para no
repetir pesadillas, pero también para seguir haciendo las cosas que nos dan
felicidad, la memoria nos permite comprender para avanzar recuperando los más nobles
valores para una convivencia amorosa y comprometida con el bien colectivo, la
memoria nos enseña a estar siempre alerta, reconociendo peligros, la memoria
nos empuja a la organización y reorganizarnos para no estar desprevenidos. Este
trabajo va a la memoria de todas las enfermeras y enfermeros que lucharon y
luchan en el día a día por un mundo mejor”. Extraído del Proyecto “Memoria Viva de la Enfermería Uruaya: salir
del silencio para gritar la verdad”, de Pilar González y Elena Ríos.
Se
acude al relato-memoria de colegas y mujeres que fueron protagonistas de la
clausura de la Escuela Universitaria de Enfermería (E.U.E.); del peregrinaje
hacia lo que la dictadura llamó Escuela Universitaria de Enfermería Dr. Carlos
Nery; de quienes estuvieron detenidas en la llamada Cárcel Nery y de las que
compartieron ediliciamente en calidad de estudiantes de la Escuela de Nurses
Dr. Carlos Nery.
La
dictadura militar clausuró la E.U.E. como institución universitaria, integrada
en la Facultad de Medicina de la Universidad de la República y con ello obturó
no sólo el desarrollo de una profesión, sino que marcó con dolor y miedo a un
colectivo importante en cuanto a su compromiso social, en el cuidado de la
salud y la vida de nuestra gente.
Enfermería,
joven profesión, se incorpora en el escenario universitario (1950) como un
grupo proactivo de estos procesos sociales que impulsaban los cambios en la
dirección de la conquista de la salud como un derecho y un bien público,
mediante la participación popular. Esta orientación se desarrollaba desde la
formación de grado a través del Departamento de Salud Pública y Ciencias
Sociales, que incorporó la metodología participativa como herramienta
fundamental para el trabajo con la comunidad y los grupos poblacionales. Este
departamento era quien formaba a las enfermeras en el área comunitaria. Aquí
fue donde comenzaron las actividades y primeras experiencias de trabajo
interdisciplinario vinculado con la educación para la salud y actividades en el
ámbito rural donde la población vivía en condiciones de pobreza: de
participación, de subsistencia, de protección, de entendimiento, entre otras
cosas.
La
E.U.E. se constituyó en uno de los servicios pioneros de la extensión
universitaria, desplegando sus prácticas comunitarias por todo el territorio
nacional, sobre todo en áreas rurales y en poblaciones de contexto crítico.
FOTO
013 Hospital de Clínicas “Dr. Manuel Quintela” dependiente de La Universidad de
La República, UdelaR. Montevideo, Uruguay
Por
otro lado, la E.U.E. tenía la particularidad de contar con un régimen de
internado, donde vivían las estudiantes que provenían del interior del país y
de Montevideo. La Universidad les daba educación, alojamiento y alimentación en
forma gratuita, lo que posibilitaba el acceso a jóvenes procedentes en su
mayoría de la clase trabajadora que no podrán haber accedido a la Universidad.
La
Profesora Soledad Sánchez, Directora
de la E.U.E. al momento de la clausura dice: “Lo más subversivo para la dictadura era nuestro Plan de Estudios que tenía
actividades en la comunidad a través de las cuales contribuíamos al desarrollo
comunitario… También cuenta que un día llegaron 700 efectivos de las fuerzas
armadas, invadiendo todo el Hospital de Clínicas y todos sus pisos y con
especial atención los pisos tres y cuatro donde funcionaba la Escuela y el
internado… ellos buscaban armas”.
Desde
la Escuela de Nurses Dr. Carlos Nery, su directora la nurse Cecilia
Cianciarullo, expresa su preocupación por que “en el seno de esta Escuela existirían algunas alumnas cuyas actividades
estarían perturbando la imparcialidad con que deben ser efectuadas las
actividades docentes”, razón por la cual se dirige al Jefe de Policía a
quien le eleva la lista completa de estudiantes, para que le “proporcione un informe confidencial, sobre
los antecedentes de cada una, destacando los casos en que pudieran existir
vinculaciones ideológicas que pudieran confirmar las referidas versiones”
(Sánchez 2002: 196). Se estaba ante la caza de brujas (comunistas y
sindicalistas) que caracterizó este período.
FOTO
014 Enfermeras del Hospital de Clínicas de Montevideo, Uruguay
La
enfermería universitaria uruguaya en las décadas de los 50 y 60 alcanzó un
desarrollo científico, técnico, ético y humano de reconocimiento internacional,
lo que queda evidenciado por la cantidad de profesionales que venían a realizar
cursos y pasantías a la E.U.E. desde la región, así como el reclutamiento desde
el exterior. Asimismo la metodología de análisis prospectivo fue utilizada para
la elaboración del Plan de Estudios 71, que luego fue utilizada por otros
servicios.
La
incorporación de la formación de las enfermeras universitarias en la UdelaR dio
respuesta a la necesidad de contar con enfermeras calificadas para insertarse
en el Hospital de Clínicas Dr. Manuel Quintela y también para dotar a los
centros de salud de enfermeras comunitarias. Enfermería pasó a involucrarse en
el demos universitario con un movimiento de investigación, extensión y docencia
de servicio, con compromiso social y con participación interdisciplinaria.
La
cultura educativa en la institución apostó a formar una enfermera libre
pensadora, con capacidad crítica constructiva, comprometida con el cuidado
integral de la salud y las condiciones de vida de las personas, familias y
comunidades.
Enfermeras de Uruguay. Parte de su
historia. Publicado el sábado día 11 de agosto de 2012
PARA TERMINAR
Este
libro se ciñe a la función de dotar de voz a la enfermería que ha participado
en diversos frentes ideológicos y que ha luchado, con distinta suerte, por la
liberación de ataduras que muchas veces iban mucho más allá de lo meramente
profesional.
Sí,
este libro me permite reafirmarme en la idea de que existen pocas profesiones
como la enfermería, profesiones que sean tan sensibles a la ideología y a los
sistemas políticos. Una enfermería plena y madura capaz de desarrollar todo su
potencial sólo se puede dar en sistemas democráticos en los que la mujer, la
profesión y los propios ciudadanos tengan conciencia de su derecho y deber de
participar no sólo en política, sino en planificación y co-gestión de su salud.
Dr. José Siles González.
AGRADECIMIENTO:
Gloria Gallego Caminero
BIBLIOGRAFÍA
“Al Servicio de las
ideas”. La Enfermería en los Procesos Populares de Liberación en
Iberoamérica. Autores: Beatriz
Morrone y Lilian Capurro por
Argentina; Caridad Dandicourt Thomas
y Milagros León Villafuertes por
Cuba; Gloria Gallego Caminero y Rubén Mirón González por España; Alfredo Bermúdez González por México; Alma Carrasco, Pilar González Ortuya y Mirtha
Delfino Viñoly por Uruguay. Ediciones Suárez, segunda edición ISNB:
978-987-1990-08-5
ENFERMERÍA AVANZA
Soltando Amarras. Claves para comprender la historia
pendiente de la enfermería argentina. Publicado el viernes día 25 de mayo de
2012
Al servicio de las ideas. Publicado el
jueves día 3 de octubre de 2013
Desarrollo de la Enfermería de
Oncología en Cuba. Publicado el día 18 de abril de 2009
Los Cuidados de Enfermería dedicados
por los Hombres en Cuba. Publicado el domingo día 9 de octubre de 2011
Escuela de Enfermeras del Hospital
Psiquiátrico de La Habana. Cuba. Publicado el lunes día 29 de julio de 2013
FOTO
015 Sala de Gripe española, Walter Reed Hospital. Washington 1919
Edelmira
Fernández Más “Enfermera Cubana”.
Publicado el domingo día 4 de agosto de 2013
La Escuela de Enfermeras Miss Mary
O´Donnell del Hospital nuestra Señora de las Mercedes, Cuba. Publicado el
miércoles día 4 de septiembre de 2013
Caridad en el arte.
Publicado el viernes día 1 de noviembre de 2013
Las Rebeldes y la formación de la Cruz
Blanca Mexicana. Publicado el domingo día 5 de febrero de 2012
100 Años de la Enfermería en México.
Artículo publicado el día 14 de abril de 2009
La Fiebre Amarilla en México. Publicado
el domingo día 23 de octubre de 2011
Enfermeras de Uruguay. Parte de su
historia. Publicado el sábado día 11 de agosto de 2012
AUTOR del
Resumen:
Manuel Solórzano Sánchez
Diplomado
en Enfermería. Servicio de Traumatología. Hospital Universitario Donostia de
San Sebastián. Osakidetza- Servicio Vasco de Salud
Colegiado
1.372. Ilustre Colegio de Enfermería de Gipuzkoa
Miembro
de Enfermería Avanza
Miembro
de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro
de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro
de la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro
Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en
México AHFICEN, A.C.
Miembro
no numerario de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País. (RSBAP)
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