La fiebre amarilla en México y Henry Saussure: una visión suiza del siglo XIX
Los Autores de este artículo son: Jesús Roberto Colin Ortiz, Técnico Académico Titular; José Cruz Pérez Serna. Profesor Docente Titular. Mª Guadalupe Díaz Cárabes, Profesora Titular B y Coordinadora de Planeación e Investigación del Departamento de Enfermería para la Atención, Desarrollo y Preservación de la Salud Comunitaria; Carlos M. Anguiano Garcia, Epidemiologo de La UMF y Marina Graciela Jimenez Ibarra, Técnico Académico Asociado, todos ellos pertenecientes al Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS) de la Universidad de Guadalajara en México.
Al iniciar este trabajo, es menester señalar que de la fiebre amarilla en la época del virreinato y hasta México independiente muchos personajes médicos y no médicos escribieron sobre ella; el siglo XVIII y el XIX están llenos de interesantes relatos de personajes que describieron sus experiencias o las experiencia de otros al viajar a las tierras de la Nueva España, algunos de estos relatos fueron recogidos a través de cartas, otros por reportes científicos, por entrevistas, otros más en trabajos novelados o artículos para la prensa de la época, y finalmente otros a través de los diarios personales.
Algunos de esos relatos del siglo XIX fueron compilados por Salvador Novo, este fino, distinguido, y elegante intelectual mexicano y presentados en su “Breve historia y antología sobre la fiebre amarilla”, libro editado por la Secretaría de Salubridad y Asistencia y Prensa Médica Mexicana en 1964; Salvador Novo presenta en ese opúsculo los testimonios vividos por una treintena de ellos, todos viajeros que visitaron México en el siglo el XIX, como Alexandro Von Humboldt, gran científico naturista alemán, personajes disímbolos como Eugenio de Aviraneta e Ibargoyen, diplomáticos como Joel Robert Poinsett y Brantz Mayer, escritores como Mathieu de Fossey y John Lloyd Sttephens, historiadores como William Parish Robertson, expedicionarios como George Francis Lyon y otros tantos personajes la mayoría de origen europeo, entre ellos: españoles, franceses, ingleses, belgas, austriacos, alemanes y algunos norteamericanos, todos con un común denominador, tuvieron contacto con Veracruz, o llegaron o salieron por el puerto, casi todos sabían del riesgo que corrían con la fiebre amarilla, casi todos coinciden en decir que la fiebre se presenta entre junio y octubre pero que puede iniciarse en mayo y que eventualmente puede haber casos en invierno, casi todos señalan que de octubre a noviembre en Veracruz hay vientos “nortes” y que en este periodo no hay casos de fiebre amarilla, todos coinciden en que para viajar no son estos meses los más adecuados por las circunstancias climáticas, pero coinciden que es cuando pueden llegar o salir de Veracruz sin riesgo alguno.
La mayoría refiere que los habitantes del lugar o los nacidos ahí no enferman y que los que llegan de otras partes incluyendo del mismo México tienen una alta probabilidad de enfermar, y la mayoría coincide en el cuadro agudo, las características del padecimiento su historia natural y la letalidad de la patología; en Europa en esa época la información que sobre el padecimiento se tenía era la que llegaba de estos viajeros, era la información más calificada, por lo tanto en esos países se tenía una idea aproximada de la patología, sabían en que meses era mayor su incidencia y tenían una estrategia para viajar a México más reflexiva; pero no en todos los países se tenía la misma información.
FOTO 001 Cuadro fiebre amarilla
¿Qué pasaba con Suiza?
En aquella época Suiza no tenía ningún interés en México, no era una potencia capitalista como Francia, España o Inglaterra, por lo tanto no había viajeros suizos como de estos países buscando conocer México e informar a sus conciudadanos y a sus gobernantes de lo que veían en lo que entonces era México. Henry Louis Frederic de Saussure era miembro de la elite científica de su país, por alguna razón la visita de este personaje no fue comentada por Salvador Novo en el libro de referencia, aunque si refiere lo que dijo de esta, otro naturista como Alexandro Von Humboldt, experto en ciencias naturales, geografía, mineralogía y en filosofía; Von Humboldt llego a México en 1803 y salió en 1804, cincuenta y un años después de este suceso arriba al país Frederic de Saussure con un interesante perfil, ya que era mineralogista, entomólogo, zoólogo, filosofo, especialista en el estudio del orden de la Himenóptera y Ortóptera y un prolijo taxónomo, este personaje nace en Ginebra el 27 de noviembre de 1829 y fallece el 20 de febrero en el mismo lugar en 1905, procede de una familia protestante de la aristocracia suiza, pero originaria de Lorena, Francia que se refugió en Suiza después del edicto de Nantes, varios de sus miembros destacan en la ciencia, fueron reconocidos en su país y en toda Europa. Su abuelo fue el geólogo Horace Benedict de Saussure (1740-1799), organizó en el siglo XVIII la primera expedición científica al Mont Blanc y a su vez era sobrino de Charles Bonnet. En 1858 fundó la Sociedad Geográfica de Ginebra, fue miembro del Comité de Dirección del Museo de Historia Natural de Ginebra donde sus colecciones de Himenóptera y Ortóptera se convirtieron en una de las mejores del mundo, en 1872 fue nombrado Miembro Honorario de la Sociedad Entomológica de Londres.
Después de estudiar en la universidad de Ginebra, de Saussure, obtuvo en 1852 una licenciatura en Ciencias naturales en la Sorbona. Fue durante ese periodo de su vida cuando descubrió en el museo de Paris las grandes colecciones zoológicas mexicanas jamás analizadas, en 1854 se doctoro en Filosofía por la Universidad en Geissen, Alemania. En 1855 en México descubre Cantona una zona arqueológica de doce kilómetros cuadrados situada entre los municipios de Tepeyahualco y Coyoaco, en Puebla. El nombre se deriva de la palabra náhuatl Caltonal que significa “La casa del sol”.
Sale de Southmton el 30 de noviembre de 1854 y llega a Veracruz el 3 de marzo de 1855, 3 meses y 3 días después; llegó a México justo cuando el dictador Santa Anna vivía sus últimos cinco meses como presidente de la republica; a su llegada a México, Henry Saussure tiene 25 años y viajan con él, como parte de su equipo Henri Peyrot de 20 Años el financiaba el cincuenta por ciento de la empresa, Francisco Sumichrast (naturista) y Marc Grosjean (el jardinero de la familia), a los dos días de desembarcar Saussure esta tiritando de fiebre, según Guy Rozat Dupeyron nuestro personaje “durante 3 días no escribe; solo retoma la pluma cuando su agotado organismo se lo permite. Sigue enfermo pero redacta para desenfadarse, además aprovecha para ordenar su ropa, limpiar las armas y preparar la expedición”. Comenta sobre la fiebre amarilla, “es menos gruesa de lo que se dice en Europa, aquí la gente se burla de ella, y en efecto no es más que una fiebre de aclimatación por la cual deben de pasar los extranjeros. Curada a tiempo y tratada adecuadamente se salvan 19 de cada 20 (digamos que la tasa de letalidad de acuerdo a de Saussure andaría en 5 fallecimientos por cada cien personas que enfermaran de esta enfermedad) y la enfermedad no se agarra dos veces, la fiebre amarilla no deja huellas y dura nueve día sin más. La razón de la mortalidad inmensa que se observa en cada epidemia proviene de que el pueblo, cuando enferma, sigue acudiendo a las cantinas y van al hospital demasiado tarde. Los soldados son muy propensos a morir a causa del servicio rudo que se les impone y el terror que inspira la enfermedad. Existen en efecto dos amigos de la fiebre que son sus auxiliares más poderosos, el alcoholismo y el miedo”, 6 días después del inicio del cuadro, el 11 de marzo se siente por fin “curado” y del resto del equipo se desconoce que paso con ellos si enfermaron o no.
FOTO 002 Henri Louis Frédéric de Saussure. Plancha de Biologia centrali-americana
Según el manual de Control de la fiebre amarilla de la Guía practica de la OPS (publicación científica y técnica No. 603, Washington DC E.U. pp 3-67) las manifestaciones clínicas de la infección por el virus de la fiebre amarilla son muy variables: desde las formas asintomáticas, pasando por modalidades leves con sintomatología específica, hasta la fiebre hemorrágica clásica de alta letalidad, el periodo de incubación varía de 3 a 6 días después de la picadura del mosquito infectado. En general la forma clásica se caracteriza por una enfermedad sistémica grave de alta letalidad, que se manifiesta por fiebre, postración, compromiso hepato- renal y cardiaco, manifestaciones hemorrágicas y choque.
La evolución de la enfermedad puede incluir tres periodos clínicamente evidentes: periodo de infección, periodo de remisión y periodo de intoxicación. El periodo de infección, que corresponde al inicio de los síntomas y que incluye la fase de la viremia, tiene comienzo abrupto, con fiebre elevada superior a 39° centígrados, escalofríos, cefalea, nauseas, mareo, malestar general y dolor muscular, especialmente en la parte baja de la espalda. Al examen físico, el paciente se encuentra febril, postrado y con congestión de las conjuntivas y la cara, “el periodo de infección tiene una duración aproximada de 3 a 6 días. En seguida se establece el periodo de remisión que puede durar de 2 a 48 horas, en el que los síntomas ceden y el estado general del paciente mejora. En las formas leves el paciente inicia la fase de recuperación, que dura entre 2 y 4 semanas. En general, los casos de fiebre amarilla resultan muy difíciles de diagnosticar cuando la enfermedad aun no ha progresado hacia el periodo de intoxicación”, “de un quince a un veinticinco por ciento de ellos, los síntomas reaparecen en forma más grave y sobreviene el periodo de intoxicación, la letalidad de los casos que evolucionan a periodo de intoxicación es del cincuenta por ciento”.
FOTO 003 Oficina de Jefatura de la Campaña Contra la Fiebre Amarilla en Mérida. Yucatán 1922
Es evidente que en los tiempos de Saussure no se tenía un conocimiento pleno de la fiebre amarilla, sin embargo había una idea aceptable del padecimiento, como lo reflejan las descripciones de los viajeros citados por Novo; de Saussure enferma a los dos días de su llegada a Veracruz, de acuerdo al Manual de OPS el periodo de incubación es de 3 a 6 días, sin embargo existe una duda razonable que haya enfermado al segundo día: la cantidad de picotazos, el tamaño del inoculo, la virulencia de este, la susceptibilidad del paciente; si consideramos 3 días mínimo, probablemente el enfermo venía en el barco de la Habana, en este lugar debieron subir víveres al barco, y barricas de agua probablemente contaminadas de larvas de artrópodos o bien estos pudieron haber viajado de polizontes y picar a de Saussure durante el viaje y entonces el periodo puede ser variable y extenderse hasta 6 días; en aquella época los viajes tardaban de la Habana, Cuba a Veracruz, México poco más de dos semanas. En su comentario de que la enfermedad es menos gruesa de lo que se dice en Europa, que la gente se burla de ella, que es una fiebre de aclimatación, es posible que haya antepuesto su experiencia personal como prototipo de la infección al sexto día está listo, correspondiendo además este sexto día a la primera etapa de la fiebre amarilla después viene la recuperación; si fue el caso de Henry el tiempo encaja, pero aun ahora está fase es compleja para hacer el diagnostico, sin embargo en aquella época debido a la alta incidencia los médicos debieron haber estado muy asertivos con estos padecimientos, es evidente que muchos mexicanos y en especial veracruzanos se burlen de ella, pues ellos son inmunes al padecimiento, no los mexicanos que llegan, es evidente que no es una fiebre de aclimatación, que no se trata de aclimatarse sino de evitar la infección pues la tasa de letalidad en la época era elevada, el riesgo de morir era alto, actualmente la tasa sea probablemente de un diez por ciento; lo doble de lo que señalaba de Saussure en sus cartas, y con los recursos actuales; en esa época la letalidad debió haber sido mucho mayor al diez por ciento señalado.
En poblaciones autóctonas se señala un cinco por ciento, pero en brotes puede alcanzar hasta un veinte o cuarenta por ciento, en relación a los segundos ataques efectivamente estos no existen, la enfermedad confiere inmunidad por largo tiempo y no se sabe que haya segundos ataques, en las zonas endémicas son comunes las infecciones leves no manifiestas, finalmente la llegada a Veracruz fue el 3 de marzo de 1955, de acuerdo al conocimiento que se tenía de su comportamiento, el final de octubre, noviembre, diciembre, enero, febrero, marzo no era época de fiebre amarilla, podría haber casos aislados en abril o mayo , pero es a partir de junio cuando esta se presentaba.
FOTO 004 Personal arriba y brigada bicicletera contra la fiebre amarilla
Estos autores llegan a la conclusión de que los comentarios de Henry Saussure, en relación al padecimiento fueron insuficientes, considerando a este personaje un científico y miembro de una familia de científicos se esperaban descripciones más precisas y objetivas del padecimiento, probablemente Suiza y la comunidad científica de aquella época se quedaron esperando algo más o probablemente se conformaron con esta descripción por el poco interés que les representaba México, en relación al padecimiento que refiere Henry que padeció aun hoy en día es difícil decidir que tuvo, pero por las fechas en que él lo refiere, y el periodo de incubación no parece ser fiebre amarilla, sin embargo, la duda es razonable; en todo caso podemos inferir que los Ae egypti no respetaron el titulo de entomólogo de Saussure, la indiferencia de este por los otros fue determinante.
A manera de epilogo deseamos resaltar la obra de Salvador Novo, que se adentra en la historia para buscar explicaciones, que llevaran a comprender porque la fiebre amarilla en la republica mexicana, sus razonamientos, su perspicacia, su conocimiento su vehemencia en involucrarse en un tema que aparentemente esta muy lejos de su let motiv, de las letras, de la literatura, de la historia, de la crónica, lo hace infinitamente más valioso, su obra “Breve historia y antología sobre la fiebre amarilla” es un documento trascendental no solo para los salubristas, al señalar la erradicación de la fiebre amarilla, un hecho histórico que impactó no solo a la sociedad de las naciones de América, sino al mismo pueblo mexicano, por la trascendencia de este padecimiento, y para aquellos que no son salubristas, pero que gozan de la lectura de la prosa, de la novela, este libro es todo. Ahora el reto es otro, pero semejante, estamos en época inusual de dengue, pero no dejamos de pensar en la fiebre amarilla ya que el vector es el mismo y el comportamiento de la mortalidad durante el 2009 no fue característico de dengue.
ENFERMEROS
Jesús Rubio Pilarte
Enfermero y sociólogo. Profesor de la E. U. de Enfermería de Donostia. EHU/UPV
Miembro no numerario de La RSBAP
jrubiop20@enfermundi.com
Manuel Solórzano Sánchez
Enfermero Servicio de Oftalmología
Hospital Donostia de San Sebastián. Osakidetza /SVS
Vocal del País Vasco de la SEEOF. Insignia de Oro de la SEEOF
Miembro de Eusko Ikaskuntza
Miembro de la Sociedad Vasca de Cuidados Paliativos
Miembro Comité de Redacción de la Revista Ética de los Cuidados
M. Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro no numerario de La RSBAP
masolorzano@telefonica.net
Los Autores de este artículo son: Jesús Roberto Colin Ortiz, Técnico Académico Titular; José Cruz Pérez Serna. Profesor Docente Titular. Mª Guadalupe Díaz Cárabes, Profesora Titular B y Coordinadora de Planeación e Investigación del Departamento de Enfermería para la Atención, Desarrollo y Preservación de la Salud Comunitaria; Carlos M. Anguiano Garcia, Epidemiologo de La UMF y Marina Graciela Jimenez Ibarra, Técnico Académico Asociado, todos ellos pertenecientes al Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS) de la Universidad de Guadalajara en México.
Al iniciar este trabajo, es menester señalar que de la fiebre amarilla en la época del virreinato y hasta México independiente muchos personajes médicos y no médicos escribieron sobre ella; el siglo XVIII y el XIX están llenos de interesantes relatos de personajes que describieron sus experiencias o las experiencia de otros al viajar a las tierras de la Nueva España, algunos de estos relatos fueron recogidos a través de cartas, otros por reportes científicos, por entrevistas, otros más en trabajos novelados o artículos para la prensa de la época, y finalmente otros a través de los diarios personales.
Algunos de esos relatos del siglo XIX fueron compilados por Salvador Novo, este fino, distinguido, y elegante intelectual mexicano y presentados en su “Breve historia y antología sobre la fiebre amarilla”, libro editado por la Secretaría de Salubridad y Asistencia y Prensa Médica Mexicana en 1964; Salvador Novo presenta en ese opúsculo los testimonios vividos por una treintena de ellos, todos viajeros que visitaron México en el siglo el XIX, como Alexandro Von Humboldt, gran científico naturista alemán, personajes disímbolos como Eugenio de Aviraneta e Ibargoyen, diplomáticos como Joel Robert Poinsett y Brantz Mayer, escritores como Mathieu de Fossey y John Lloyd Sttephens, historiadores como William Parish Robertson, expedicionarios como George Francis Lyon y otros tantos personajes la mayoría de origen europeo, entre ellos: españoles, franceses, ingleses, belgas, austriacos, alemanes y algunos norteamericanos, todos con un común denominador, tuvieron contacto con Veracruz, o llegaron o salieron por el puerto, casi todos sabían del riesgo que corrían con la fiebre amarilla, casi todos coinciden en decir que la fiebre se presenta entre junio y octubre pero que puede iniciarse en mayo y que eventualmente puede haber casos en invierno, casi todos señalan que de octubre a noviembre en Veracruz hay vientos “nortes” y que en este periodo no hay casos de fiebre amarilla, todos coinciden en que para viajar no son estos meses los más adecuados por las circunstancias climáticas, pero coinciden que es cuando pueden llegar o salir de Veracruz sin riesgo alguno.
La mayoría refiere que los habitantes del lugar o los nacidos ahí no enferman y que los que llegan de otras partes incluyendo del mismo México tienen una alta probabilidad de enfermar, y la mayoría coincide en el cuadro agudo, las características del padecimiento su historia natural y la letalidad de la patología; en Europa en esa época la información que sobre el padecimiento se tenía era la que llegaba de estos viajeros, era la información más calificada, por lo tanto en esos países se tenía una idea aproximada de la patología, sabían en que meses era mayor su incidencia y tenían una estrategia para viajar a México más reflexiva; pero no en todos los países se tenía la misma información.
FOTO 001 Cuadro fiebre amarilla
¿Qué pasaba con Suiza?
En aquella época Suiza no tenía ningún interés en México, no era una potencia capitalista como Francia, España o Inglaterra, por lo tanto no había viajeros suizos como de estos países buscando conocer México e informar a sus conciudadanos y a sus gobernantes de lo que veían en lo que entonces era México. Henry Louis Frederic de Saussure era miembro de la elite científica de su país, por alguna razón la visita de este personaje no fue comentada por Salvador Novo en el libro de referencia, aunque si refiere lo que dijo de esta, otro naturista como Alexandro Von Humboldt, experto en ciencias naturales, geografía, mineralogía y en filosofía; Von Humboldt llego a México en 1803 y salió en 1804, cincuenta y un años después de este suceso arriba al país Frederic de Saussure con un interesante perfil, ya que era mineralogista, entomólogo, zoólogo, filosofo, especialista en el estudio del orden de la Himenóptera y Ortóptera y un prolijo taxónomo, este personaje nace en Ginebra el 27 de noviembre de 1829 y fallece el 20 de febrero en el mismo lugar en 1905, procede de una familia protestante de la aristocracia suiza, pero originaria de Lorena, Francia que se refugió en Suiza después del edicto de Nantes, varios de sus miembros destacan en la ciencia, fueron reconocidos en su país y en toda Europa. Su abuelo fue el geólogo Horace Benedict de Saussure (1740-1799), organizó en el siglo XVIII la primera expedición científica al Mont Blanc y a su vez era sobrino de Charles Bonnet. En 1858 fundó la Sociedad Geográfica de Ginebra, fue miembro del Comité de Dirección del Museo de Historia Natural de Ginebra donde sus colecciones de Himenóptera y Ortóptera se convirtieron en una de las mejores del mundo, en 1872 fue nombrado Miembro Honorario de la Sociedad Entomológica de Londres.
Después de estudiar en la universidad de Ginebra, de Saussure, obtuvo en 1852 una licenciatura en Ciencias naturales en la Sorbona. Fue durante ese periodo de su vida cuando descubrió en el museo de Paris las grandes colecciones zoológicas mexicanas jamás analizadas, en 1854 se doctoro en Filosofía por la Universidad en Geissen, Alemania. En 1855 en México descubre Cantona una zona arqueológica de doce kilómetros cuadrados situada entre los municipios de Tepeyahualco y Coyoaco, en Puebla. El nombre se deriva de la palabra náhuatl Caltonal que significa “La casa del sol”.
Sale de Southmton el 30 de noviembre de 1854 y llega a Veracruz el 3 de marzo de 1855, 3 meses y 3 días después; llegó a México justo cuando el dictador Santa Anna vivía sus últimos cinco meses como presidente de la republica; a su llegada a México, Henry Saussure tiene 25 años y viajan con él, como parte de su equipo Henri Peyrot de 20 Años el financiaba el cincuenta por ciento de la empresa, Francisco Sumichrast (naturista) y Marc Grosjean (el jardinero de la familia), a los dos días de desembarcar Saussure esta tiritando de fiebre, según Guy Rozat Dupeyron nuestro personaje “durante 3 días no escribe; solo retoma la pluma cuando su agotado organismo se lo permite. Sigue enfermo pero redacta para desenfadarse, además aprovecha para ordenar su ropa, limpiar las armas y preparar la expedición”. Comenta sobre la fiebre amarilla, “es menos gruesa de lo que se dice en Europa, aquí la gente se burla de ella, y en efecto no es más que una fiebre de aclimatación por la cual deben de pasar los extranjeros. Curada a tiempo y tratada adecuadamente se salvan 19 de cada 20 (digamos que la tasa de letalidad de acuerdo a de Saussure andaría en 5 fallecimientos por cada cien personas que enfermaran de esta enfermedad) y la enfermedad no se agarra dos veces, la fiebre amarilla no deja huellas y dura nueve día sin más. La razón de la mortalidad inmensa que se observa en cada epidemia proviene de que el pueblo, cuando enferma, sigue acudiendo a las cantinas y van al hospital demasiado tarde. Los soldados son muy propensos a morir a causa del servicio rudo que se les impone y el terror que inspira la enfermedad. Existen en efecto dos amigos de la fiebre que son sus auxiliares más poderosos, el alcoholismo y el miedo”, 6 días después del inicio del cuadro, el 11 de marzo se siente por fin “curado” y del resto del equipo se desconoce que paso con ellos si enfermaron o no.
FOTO 002 Henri Louis Frédéric de Saussure. Plancha de Biologia centrali-americana
Según el manual de Control de la fiebre amarilla de la Guía practica de la OPS (publicación científica y técnica No. 603, Washington DC E.U. pp 3-67) las manifestaciones clínicas de la infección por el virus de la fiebre amarilla son muy variables: desde las formas asintomáticas, pasando por modalidades leves con sintomatología específica, hasta la fiebre hemorrágica clásica de alta letalidad, el periodo de incubación varía de 3 a 6 días después de la picadura del mosquito infectado. En general la forma clásica se caracteriza por una enfermedad sistémica grave de alta letalidad, que se manifiesta por fiebre, postración, compromiso hepato- renal y cardiaco, manifestaciones hemorrágicas y choque.
La evolución de la enfermedad puede incluir tres periodos clínicamente evidentes: periodo de infección, periodo de remisión y periodo de intoxicación. El periodo de infección, que corresponde al inicio de los síntomas y que incluye la fase de la viremia, tiene comienzo abrupto, con fiebre elevada superior a 39° centígrados, escalofríos, cefalea, nauseas, mareo, malestar general y dolor muscular, especialmente en la parte baja de la espalda. Al examen físico, el paciente se encuentra febril, postrado y con congestión de las conjuntivas y la cara, “el periodo de infección tiene una duración aproximada de 3 a 6 días. En seguida se establece el periodo de remisión que puede durar de 2 a 48 horas, en el que los síntomas ceden y el estado general del paciente mejora. En las formas leves el paciente inicia la fase de recuperación, que dura entre 2 y 4 semanas. En general, los casos de fiebre amarilla resultan muy difíciles de diagnosticar cuando la enfermedad aun no ha progresado hacia el periodo de intoxicación”, “de un quince a un veinticinco por ciento de ellos, los síntomas reaparecen en forma más grave y sobreviene el periodo de intoxicación, la letalidad de los casos que evolucionan a periodo de intoxicación es del cincuenta por ciento”.
FOTO 003 Oficina de Jefatura de la Campaña Contra la Fiebre Amarilla en Mérida. Yucatán 1922
Es evidente que en los tiempos de Saussure no se tenía un conocimiento pleno de la fiebre amarilla, sin embargo había una idea aceptable del padecimiento, como lo reflejan las descripciones de los viajeros citados por Novo; de Saussure enferma a los dos días de su llegada a Veracruz, de acuerdo al Manual de OPS el periodo de incubación es de 3 a 6 días, sin embargo existe una duda razonable que haya enfermado al segundo día: la cantidad de picotazos, el tamaño del inoculo, la virulencia de este, la susceptibilidad del paciente; si consideramos 3 días mínimo, probablemente el enfermo venía en el barco de la Habana, en este lugar debieron subir víveres al barco, y barricas de agua probablemente contaminadas de larvas de artrópodos o bien estos pudieron haber viajado de polizontes y picar a de Saussure durante el viaje y entonces el periodo puede ser variable y extenderse hasta 6 días; en aquella época los viajes tardaban de la Habana, Cuba a Veracruz, México poco más de dos semanas. En su comentario de que la enfermedad es menos gruesa de lo que se dice en Europa, que la gente se burla de ella, que es una fiebre de aclimatación, es posible que haya antepuesto su experiencia personal como prototipo de la infección al sexto día está listo, correspondiendo además este sexto día a la primera etapa de la fiebre amarilla después viene la recuperación; si fue el caso de Henry el tiempo encaja, pero aun ahora está fase es compleja para hacer el diagnostico, sin embargo en aquella época debido a la alta incidencia los médicos debieron haber estado muy asertivos con estos padecimientos, es evidente que muchos mexicanos y en especial veracruzanos se burlen de ella, pues ellos son inmunes al padecimiento, no los mexicanos que llegan, es evidente que no es una fiebre de aclimatación, que no se trata de aclimatarse sino de evitar la infección pues la tasa de letalidad en la época era elevada, el riesgo de morir era alto, actualmente la tasa sea probablemente de un diez por ciento; lo doble de lo que señalaba de Saussure en sus cartas, y con los recursos actuales; en esa época la letalidad debió haber sido mucho mayor al diez por ciento señalado.
En poblaciones autóctonas se señala un cinco por ciento, pero en brotes puede alcanzar hasta un veinte o cuarenta por ciento, en relación a los segundos ataques efectivamente estos no existen, la enfermedad confiere inmunidad por largo tiempo y no se sabe que haya segundos ataques, en las zonas endémicas son comunes las infecciones leves no manifiestas, finalmente la llegada a Veracruz fue el 3 de marzo de 1955, de acuerdo al conocimiento que se tenía de su comportamiento, el final de octubre, noviembre, diciembre, enero, febrero, marzo no era época de fiebre amarilla, podría haber casos aislados en abril o mayo , pero es a partir de junio cuando esta se presentaba.
FOTO 004 Personal arriba y brigada bicicletera contra la fiebre amarilla
Estos autores llegan a la conclusión de que los comentarios de Henry Saussure, en relación al padecimiento fueron insuficientes, considerando a este personaje un científico y miembro de una familia de científicos se esperaban descripciones más precisas y objetivas del padecimiento, probablemente Suiza y la comunidad científica de aquella época se quedaron esperando algo más o probablemente se conformaron con esta descripción por el poco interés que les representaba México, en relación al padecimiento que refiere Henry que padeció aun hoy en día es difícil decidir que tuvo, pero por las fechas en que él lo refiere, y el periodo de incubación no parece ser fiebre amarilla, sin embargo, la duda es razonable; en todo caso podemos inferir que los Ae egypti no respetaron el titulo de entomólogo de Saussure, la indiferencia de este por los otros fue determinante.
A manera de epilogo deseamos resaltar la obra de Salvador Novo, que se adentra en la historia para buscar explicaciones, que llevaran a comprender porque la fiebre amarilla en la republica mexicana, sus razonamientos, su perspicacia, su conocimiento su vehemencia en involucrarse en un tema que aparentemente esta muy lejos de su let motiv, de las letras, de la literatura, de la historia, de la crónica, lo hace infinitamente más valioso, su obra “Breve historia y antología sobre la fiebre amarilla” es un documento trascendental no solo para los salubristas, al señalar la erradicación de la fiebre amarilla, un hecho histórico que impactó no solo a la sociedad de las naciones de América, sino al mismo pueblo mexicano, por la trascendencia de este padecimiento, y para aquellos que no son salubristas, pero que gozan de la lectura de la prosa, de la novela, este libro es todo. Ahora el reto es otro, pero semejante, estamos en época inusual de dengue, pero no dejamos de pensar en la fiebre amarilla ya que el vector es el mismo y el comportamiento de la mortalidad durante el 2009 no fue característico de dengue.
ENFERMEROS
Jesús Rubio Pilarte
Enfermero y sociólogo. Profesor de la E. U. de Enfermería de Donostia. EHU/UPV
Miembro no numerario de La RSBAP
jrubiop20@enfermundi.com
Manuel Solórzano Sánchez
Enfermero Servicio de Oftalmología
Hospital Donostia de San Sebastián. Osakidetza /SVS
Vocal del País Vasco de la SEEOF. Insignia de Oro de la SEEOF
Miembro de Eusko Ikaskuntza
Miembro de la Sociedad Vasca de Cuidados Paliativos
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