lunes, 30 de marzo de 2015

ENFERMERAS PILOTOS O ENFERMERAS DEL AIRE



A lo largo de la historia, las mujeres han estado al lado del hombre en tiempos buenos y malos para ayudar, proteger y cuidar. Ciertos poetas incluso dicen que la mujer es el futuro del hombre. Presente en todos los conflictos desde la antigüedad hasta nuestros días, su imagen se ha tratado de llevar un poco de dulzura y minimizar la violencia circundante. Se necesitaría un libro de varios volúmenes para narrar la aventura de la mujer en la guerra. Nosotros nos vamos a centrar inicialmente diciendo que se le consideró “las transportadoras épicas del aire” que muchos paracaidistas son vida; y que son muy poco conocidas por el público en general en su conjunto, pero una de ellas, Geneviève de Galard, hizo que se escribiese en la prensa internacional (1).

FOTO 1. Enfermeras pilotos de la Cruz Roja Francesa, CRF. 1934

Historia
Se puede decir que todo comenzó con tres mujeres, Françoise Schneider, la Marquesa de Noailles y Lilia Vendeuvre que crean en 1934 en la Cruz Roja Francesa, una sección de enfermeras del aire, que toman el nombre de “Enfermeras Pilotos”. Tres enfermeras que crearían lo que luego se llamó IPSA-Enfermeras Pilotos, Socorristas del Aire (2).

En 1936 se ofrecen voluntarias para las evacuaciones de los heridos de guerra en el ejército francés. En 1940 la ley y el armisticio pusieron fin a sus actividades en suelo francés. Lo que no fue impedimento para proseguir con su ayuda a la fuerza aérea en la Segunda Guerra Mundial. Una asociación que se creó para contribuir con sus cuidados en la evacuación de los heridos (1).
En mayo de 1945, para hacer frente a la demanda de pasajeros y carga, la Fuerza Aérea creó su propio grupo de transporte, llamado Grupo de Military Air vehículos industriales (GMMTA), responsable de la evacuación de Francia 16.000 reclusos, 10.000 presos y 3.500 jóvenes. La Fuerza Aérea no tiene suficiente personal especializado y utiliza el IPSA de la Cruz Roja.
De mayo a diciembre de 1945, 32 mujeres jóvenes todas voluntarias, se ofrecen para pilotar aviones pequeños como los Dakota y los Junkers, sin ninguna comodidad, con un calor sofocante y una turbulencia loca; prestan su ayuda, su asistencia y sus cuidados a los heridos que en su mayoría presentan un estado físico lamentable.

En octubre del mismo año, el secretario colonial utilizó el IPSA de la Cruz Roja para la repatriación de los funcionarios que transportaban y a sus familias, bloqueadas durante la guerra en África occidental francesa, África Ecuatorial Francesa y Madagascar y asegurar la supervivencia (3).

FOTO 2 Transportando heridos 1917

El 1 de noviembre de 1945, el coronel, comandante de la GMMTA, obtiene permiso del general, para crear un “Equipo Profesional de Enfermeras del aire”. En el equipo femenino aparecen muchas mujeres de familias acomodadas, como son: Michaela Clermont-Tonnerre, Valerie de Renaudie, Genevieve Roure, Marie-Thérèse Palu y Marguerite Guyencourt.

Una de ellas, Bertha Finat pagó el mayor tributo a la valentía y dedicación el 27 de septiembre en un avión JU52, al sur de Agadir, cuando dirigiendo el alivio a los heridos en el proceso de evacuación, perdió su vida.

¿Quiénes son las Enfermeras pilotos?
Enfermeras Pilotos - Aire emergencia, la Asociación nació en 1934, formaron la Sección de Aviación de la Cruz Roja Francesa. Sus primeras tareas fueron estar en la enfermería o prestando los cuidados de salud en los vuelos a los pilotos (3,4).

En los siguientes años se les encomendaron constantemente nuevas funciones. De hecho, también se estaban convirtiendo en Trabajadores Sociales y Enfermeras en las bases aéreas.

Al final de la última guerra, tomaron parte en la búsqueda de los aviadores desaparecidos o muertos. Además, asistieron a las tripulaciones de los aviones que se repatriaron, a los reclusos en malas condiciones físicas y mentales. De esta experiencia, algunas, enfermeras profesionales y graduadas del estado, fueron reclutadas por la competencia, ya que cada transportador de la Fuerza Aérea y otros, formaron el conjunto de las primeras azafatas de TAI empresa ancestro UTA, donde todas ellas eran enfermeras (3,4).

FOTO 3 Marie Marvingt. Enfermera, piloto, primera mujer en volar en misiones de combate en la Primera Guerra Mundial

En ambas empresas las azafatas de transporte y la salud, participaron durante la guerra de Indochina en la evacuación de los heridos y la repatriación de los prisioneros.

Luego, en Argelia, aseguraron las escoltas a los heridos en las aeronaves sanitarias a bordo de aviones y helicópteros de la Fuerza Aérea y de la Aviación del Ejército, el rescate, la prestación de primeros auxilios, el alivio y consuelo. Todas eran entonces, enfermeras con certificados realizados por el estado.

Era larga la lista de las que se iban a sacrificar, dedicándose tanto a la atención de civiles como de militares, inmersas siempre en este ambiente del cuidado con un trabajo ejemplar. Estas mujeres Enfermeras Pilotos del aire, fueron las “élites” de la Cruz Roja Francesa, y nunca se las olvida.
Luego las actividades de IPSA se habían convertido en diferentes trabajos:
Algunos eran todavía carrera en las Fuerzas Aéreas, como transportadores, el IPSA Escuela preparación para el examen de ingreso.

Algunas enfermeras pilotos o enfermeras del aire, sirvieron en Argelia en ALT o en el SAS.

Las enfermeras eran graduadas del Estado, estaban recibiendo cursos de entrenamiento de vuelo y de medicina de la aviación, tanto en París como en algunas ciudades de provincia, y componían la Reserva o equipos del aire de emergencias de la Cruz Roja Francesa. Eran transportadoras de Reserva.

FOTO 4 Miembros de la Cruz Roja Francesa

Además las socorristas de la Cruz Roja francesa recibieron capacitación técnica, así como la enseñanza de primeros auxilios de la Aviación. El personal fue entrenado y podían intervenir para servir a la aviación, en los desastres naturales, el rescate civil y militar o cataclismo. Además, estas voluntarias aseguraron los puestos de socorro y enfermerías ubicados en todos los campos de aviación de la región de París o en cualquier terreno que se necesitase en Francia.

El IPSA también formó enfermeras pilotos o enfermeras del aire. Este equipo nació en 1935. Equipo deportivo, entrenados para serobjeto de dumping” en zonas de difícil acceso, rescate y cuidado.

La Cruz Roja Francesa todavía tiene una Escuela preparatoria para la tripulación de cabina, con certificado de seguridad e indispensable la presentación para el Salvamento Aeronáutico. También ofrece una formación avanzada y la aptitud en el mismo campo.

Enfermeras Pilotos o Enfermeras del Aire (IPSA) eran una especie de “tropa de élite” 100% femenina, dentro de la UIF. Su misión: era la de aliviar el sufrimiento y restaurar y curar a los heridos.

La Cruz Roja y la Aviación: esta era la vocación del IPSA desde el principio, en 1934. Las enfermeras pilotos eran las pioneras y habían optado por su trabajo en el aire y así nació este cuerpo de élite que se extendió por toda Francia, norte de África e Indochina (3).

FOTO5 Enfermera Genevieve de Gallard. Medalla Legión de Honor Francesa

Genevieve de Gallard
El 13 de marzo de 1954 comenzó la batalla de Dien Bien Phu, entre el movimiento vietnamita Vietminh y el ejército regular francés. Durante esta batalla, los franceses quedaron aislados del mundo exterior, había sólo dos aeropuertos, por los que llegaban suministros y se evacuaba a los heridos. No había médicos en Dien Bien Phu para los franceses, sólo una enfermera: Genevieve de Gallard.

En el transcurso de la batalla recibió la orden de evacuación, transportó los heridos hasta el único aeropuerto hasta ese momento en manos francesas, los subió al avión y ella se quedó para atender a los demás heridos y los que estaban por venir. Dien Bien Phu es considerada como una de las más importantes batallas del siglo XX y la única persona francesa en ser condecorada durante la batalla fue la enfermera Genevieve de Gallard con la Legión de Honor Francesa (5)

El ángel de Dien Bien Phu

“Fue una oportunidad para mí encontrarme allí, me siento feliz porque tuve la oportunidad de hacer mi trabajo como enfermera hasta el final de los combates”. Se negó de hecho a ser evacuada hasta que no fueron evacuados todos los heridos.

Esta mujer enfermera y modesta, se convirtió involuntariamente en una leyenda. La prensa estadounidense le apodó como “El Ángel de Dien Bien Phu”. “Esta experiencia me obligó a esforzarme y me permitió crecer como enfermera y como mujer”, dice hoy con mucha humildad (6).

FOTO 6 Hospital Auxiliar 279 Bougival. Primera Guerra Mundial

CONCLUSIÓN
Las Enfermeras Pilotos, su historia
Nacieron en 1934 formando la Sección de Aviación de la Cruz Roja Francesa. Sus primeras tareas fueron descritas para estar en las enfermerías de las bases aéreas y en el cuidado sanitario y velar por la salud de los pilotos en vuelo.

Las Enfermeras Pilotos fueron una especie de “Tropas de élite” 100 % femenina de la Cruz Roja Francesa.

Su misión: Aliviar el sufrimiento, cuidar a los heridos y dejarlos preparados para volver a luchar. Salvar las vidas de sus conciudadanos.

La Cruz Roja y la Aviación. Su propósito fue desde sus orígenes en 1934, crear un cuerpo de Enfermeras pilotos y trabajadoras sociales que habrían optado por trabajar en el aire, desde muy jóvenes. Muy rápidamente se crearon comités, que se extendieron por toda Francia, África del norte e Indochina.
Cuidado: La mayoría de ellas eran enfermeras pilotos con el mismo título.

FOTO 7 Monique Marescot du Thilleul. Evacuación sanitaria de los heridos más graves a bordo de un avión Dakota. 1954

Durante la guerra de 1939 a 1945, las enfermeras pilotos que no pudieran volar trabajaron junto a los equipos de urgencia de la Cruz Roja Francesa, sobre todo durante los bombardeos. Pero es sobretodo en 1945, cuando son las encargadas para transportar a los prisioneros y a los heridos franceses y repatriarlos por vía aérea.

1934. La creación de un cuerpo de Enfermeras Pilotos de aviación sanitaria.
1937. Inician el entrenamiento las enfermeras para aprender a saltar en paracaídas.
1939. 240 enfermeras pilotos se distribuyen en las bases aéreas en Francia y en el extranjero.
1945. Repatriación aérea sanitaria de los prisioneros y heridos.
1946. La mayoría de los traslados aéreos sanitarios los elaboraron y realizaron las enfermeras, que estaban preparadas para el servicio de intervención de urgencias de la Cruz Roja Francesa.
1971. La formación para obtener el “Certificado de Seguridad de Rescate” necesario para todo el personal que vuele, es asignado a la Cruz Roja Francesa (3).

FOTO 8 Amelia Earhart, se alistó como enfermera voluntaria en la Primera Guerra Mundial 1914

AGRADECIMIENTO
Jesús Rubio Pilarte

FOTOGRAFÍAS
Las Fotografías son propiedad de la Cruz Roja Francesa. Foto 5 de Claude Millet 2010

BIBLIOGRAFÍA
1.- El siguiente texto fue escrito en la revista “La Permanente Paras”, páginas 168 en 1999, por Jean-Claude Sanchez
2.- Les Infirmières Pilotes Secouristes de l'Air
3.- Los convoyes del aire
4.- IPSA. Los convoyes del aire
5.- Genevieve de Gallard
6.- El ángel de Dien Bien Phu

AUTORES:
Jesús Rubio Pilarte
Enfermero y sociólogo.
Profesor de la E. U. de Enfermería de Donostia. EHU/UPV

Manuel Solórzano Sánchez


Diplomado en Enfermería. Servicio de Traumatología. Hospital Universitario Donostia de San Sebastián. OSI- Donostialdea. Osakidetza- Servicio Vasco de Salud
Insignia de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro de Enfermería Avanza
Miembro de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN, A.C.
Miembro no numerario de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País. (RSBAP)


martes, 24 de marzo de 2015

LA ENFERMERÍA Y LA MASONERÍA



The Royal Masonic Hospital Nurses home
En 1911, los miembros de Malmesbury Lodge N° 3156 se interesaron en la posibilidad de construir un Hospital Masónico o asilo de ancianos y formaron un comité con un ingeniero civil, Percy Still (1).

FOTO 1 The Royal Masonic Hospital and Nurses´ Home

En 1913 Gran Logia aprobó la idea y en 1916, la recaudación de fondos había comenzado. El gran número de víctimas de la Gran Guerra hizo ver a los partidarios de realizar un Hospital con la ayuda de las mujeres para poder abrirlo en Londres bajo el nombre masón de Hospital de guerra. En el Hospital se atendieron más de 4.000 soldados hasta el final de la guerra (1).

Después de terminar la Primera Guerra Mundial se abre el The Royal Masonic Hospital Nurses home, en el local de Fulham Road y aceptan al primer paciente en el año 1920. A pesar de atender a muchos pacientes, ven que el local es pequeño y aúnan sus esfuerzos para encontrar uno más grande. Una vez que consiguieron el dinero compraron en Ravenscourt Park, al oeste de Londres.

En 1933, el rey Jorge V y la reina María inauguraron el hospital y el rey concedió el permiso para que llevase el nombre como se conoce hoy en día el Hospital Real Masónico (Royal Masonic Hospital). El dinero para el hospital se planteó que fuese a través de las donaciones, los donantes darían su dinero para esta joya especial conocida como la Permanent Steward’s Jewel (1).

FOTO 2 La reina Isabel II y la enfermera del Royal Masonic Hospital. 2013

Durante la Segunda Guerra Mundial el Hospital de nuevo se convirtió en un Hospital de Guerra, tratando a más de 8.600 militares heridos, sin ningún coste para el gobierno británico. Después de la guerra, la formación del Servicio Nacional de Salud tuvo que cerrar muchos hospitales privados, pero el Hospital Real Masónico se mantuvo independiente.

FOTO 3 Hebilla del Uniforme de la Escuela de Enfermeras del Royal Masonic Hospital

Nursing School The Royal Masonic Hospital
Una Escuela de Enfermería se abrió en 1948 para formar a enfermeras profesionales y rápidamente se ganó una reputación de promover enfermeras altamente cualificadas, cuyo distintivo de plata la portaban en las hebillas del cinturón de su uniforme, convirtiéndose en un codiciado honor entre la profesión enfermera (1).

FOTO 4 El personal del Woodside Hospital, Darlington, antes de cerrarse

MASONERÍA Y CRUZ ROJA
Henri Dunant dedicó su vida y su fortuna a conseguir la adopción de medidas para mitigar la crueldad de la guerra. A él se debe la Convención de Ginebra de la que salió el acuerdo de fundar la Cruz Roja Internacional. Aunque no hay constancia documental de que de Henri Dunant fuera masón, una tradición mantenida fielmente hasta hoy día lo considera como tal (2).

Al igual que la obra cumbre de Henri Dunant, la Cruz Roja, otras instituciones supranacionales, como los Boy-Scouts, los Juegos Olímpicos, la Conferencia de Paz de La Haya, la Sociedad de Naciones, la Primera Internacional, la ONU, etc. tradicionalmente se vienen vinculando a la masonería en unos casos con más acierto y fidelidad histórica que en otros.

Así, por ejemplo, consta de la activa participación de masones, y masones cualificados, en el apoyo a las Conferencias de Paz de La Haya, a la Sociedad de Naciones y Primera Internacional, siendo menos claro —al menos en su fundación— el caso de los Boy-Scouts, los Juegos Olímpicos y la ONU, si bien en todos los casos el ideario que impregna todas estas instituciones está basado en el mismo que desde sus orígenes defiende la masonería universal, es decir, “en la fraternidad entre los pueblos por encima de razas, naciones y creencias religiosas, el pacifismo a ultranza, la universalidad y defensa de los derechos del hombre, del ciudadano y de los pueblos; la igualdad social y defensa del oprimido, perseguido y encarcelado; la libertad, base indispensable de la convivencia fraternal; la justicia sin paliativos; la formación integral del hombre; y finalmente el antibelicismo que permita llegar a través del desarme y el arbitraje internacional a esa Paz”.

En el caso concreto del fundador del Scoutismo, lord Robert Baden Powell estuvo muy próximo al mundo masónico, ya a través de sus amistades e informaciones, ya en la asimilación de algunos mensajes pedagógicos y culturales de derivación masónica.

FOTO 5 Comité Internacional, Ginebra 1863

Con la Cruz Roja, lo que sí parece estar fuera de dudas es la ayuda decisiva de la masonería a la Cruz Roja a través de los cinco amigos que integraron el llamado Comité de los Cinco, que daría paso al primer Comité Internacional de la Cruz Roja. Y en especial se suele señalar a su presidente Gustave Moynier, quien a la vez lo era de la Sociedad Ginebrina de Utilidad Pública, una entidad entroncada con la masonería de la época, y que fue, en realidad, quien dio el primer gran impulso a las ideas de Henri Dunant, y por lo tanto a la Cruz Roja.

Pero es a partir de 1921 cuando la Cruz Roja adoptó lo que se han dado en llamar sus bases filosóficas, o principios fundamentales; humanidad, imparcialidad, neutralidad e independencia, que luego serían completados con otros tres; carácter voluntario, unidad y universalidad, que finalmente serían adoptados jurídicamente en la XX Conferencia Internacional de la Cruz Roja y Media Luna Roja, celebrada en Viena el año 1965, y que son los que están hoy día en vigor. Basta su lectura atenta para descubrir que en todos ellos late la propia filosofía masónica, donde predominan las ideas de paz y amistad basadas en un concepto de universalidad y humanismo fraternal que no admite en sus logias ninguna controversia de orden político, racial, religioso o ideológico, estando incluso prohibidos los temas político-religiosos (2).

Una acción filantrópica de la masonería; la Cruz Roja

La Cruz Roja, una obra filantrópica de inspiración masónica, pretende sustituir la caridad cristiana por un humanitarismo sentimental

En la historia nada es del todo blanco o negro. Entre los temas más seductores y morbosos, más rodeados de misterio, está la masonería, de cuya trayectoria general no nos ocuparemos aquí.

Dicen que el diablo es más fuerte cuanto menos se menciona. Algo así pasa con esta sociedad secreta, o discreta si prefieren. De ella no se habla salvo para reparar, si se está iniciado en la simbología, en su rico folklore particular, y ella misma gusta de ocultarse con humildad. Así es posible pasar capítulos enteros de libros de historia en la que no se la menciona, pese a proporcionar, por ejemplo, la mitad justa del gobierno y el parlamento en la II República (3).

FOTO 6 Gustave Moynier, general Guillaume Henri Dufour y Henri Dunant

Ocurre, a la inversa, que se la ha demonizado de un modo un tanto infantil a veces, por parte de sectores católicos y reaccionarios. En algún caso, la fuente principal es un doble agente francés, Leo Taxil, que después de ordeñar a ambos campos en liza se dedicó a escribir folletones en los que las misas negras y la obscenidad garantizaban la comercialidad de su descripción de las tenidas masónicas. Los excesos de tintas negras pueden a veces resultar contraproducentes porque ridiculizan luego la crítica más racionalizada.

Nada más lejos de mi voluntad que defender a esa poderosa institución, ni a sus tentáculos cuyos miembros a veces desconocen la identidad de la cabeza del pulpo. Pero sí hay que hacer honor a la verdad, y eso nos obliga hoy a señalar algunas realizaciones de la filantropía masónica, que quiso desplazar a los valores cristianos, y no cabe duda que con algún éxito.

Cabría señalar varios. Así por ejemplo en carácter el carácter filantrópico, “iniciático”, ecumenista “avant la leerte”, imperial-británico del movimiento scout, -incluso un original saludo con dos dedos en la frente-, con el que el coronel Baden Pawell obtuvo la bendición de la corona inglesa para universalizar un experimento juvenil durante el sitio de Lady Smith a cargo de los boer. Lo inofensivo y educativo de ese movimiento, que ha tenido rama católica también, hizo que hasta el general Primo de Rivera apuntase a sus hijos (3).

Organizaciones tentaculares, como el “Club de los Leones” y el “Club Rotario”, que suelen servir de caja de reclutas y en los cuales muchos miembros jamás se perciben como masones, recaudan, con un porcentaje sobre sus cenas y otras actividades, dinero, con el que, por ejemplo la vacuna de la polio ha de erradicar esa enfermedad.

El olimpismo es en sí mismo un ideal repaganizante masónico. De hecho las olimpiadas griegas originales se prolongaron durante el Imperio Romano, hasta que Teodosio oficializó el cristianismo. No se asusten pero la filantropía masónica del marqués de Coubertín dio para mucho. Naturalmente no se obtiene una tregua total entre todas las polis cada año olímpico, pero el culto al cuerpo, y el fuego sagrado, no es la única vez que la referencia helénica se usa para contender con la cristiana, pretendían esos valores de universalismo de sustitución. El saludo solar, o romano o como queramos llamarlo, no era usado por fascista, si no con la referencia pagano-clásica, en el cartel de la Olimpiada de París, justo vísperas de la toma del poder italiano por el Duce. Hoy en día las instituciones mundiales deportivas más poderosas siguen dirigidas por “hijos de la Luz”.

Otro rico filántropo que nos interesa hoy más es Henry Dunant. Su pertenencia a una logia no está probada, aunque el Boletín Oficial del Supremo Consejo del Grado 33 lo incluya entre los masones que tuvieron el premio Nobel, casi todos de la Paz. Es uso en medios masónicos autoasignarse a personalidades del pasado prestigiosas, a veces con excesiva generosidad.

La cuestión es que la Cruz Roja, nacida cuando este suizo vio la hecatombe de la batalla de Solferino, e ideó la Convención de Ginebra, a la que aquella está asociada, formó su primer gobierno con el “Comité de los Cinco”, cuyos otros cuatro miembros, Gustave Moyier, el general Guillaume Henri Dufour, y los médicos Appia y Maunoir, sí que lo eran con toda certeza.

Pertenecían a la “Sociedad Ginebrina de Utilidad Pública”, de la masonería suiza. La bandera de la Cruz Roja no procede de la Cruz cristiana, como torpemente han interpretado musulmanes y judíos para constituir en el siglo XX la “Media Luna Roja” y la “Estrella de David Roja”, ni tampoco de la Cruz de Malta, generosamente sanitaria y hospitalaria también,. Si no de la inversión de los colores de la bandera suiza. No creo provenga tampoco de la “rosacruz”. La patria de Dunant era además, un estado tradicionalmente neutral desde hacía siglos.

FOTO 7 Las Damas de la Cruz Roja repartiendo donativos a los soldados regulares que regresaron de Melilla. Bartolomé Ros y José Calatayud. Octubre de 1921

Moyiner era un socialista utópico, de raíz roussoniana. No es casualidad el papel de la Ginebra de Rousseau, y antes de Calvino; el mal no está en el hombre, si no en la sociedad. Éste es el organizador nato, complemento adecuado al idealismo estricto de Dunant. El primer presidente del Comité fue el general Dufour, Dunant sería el secretario.

El jesuita y director del “Centro de Estudios Históricos de la Masonería Española”, Ferrer Benimelli, considerado filomasón por su oponente Ricardo de la Cierva, señala que las instituciones fundadas por masones: Cruz Roja, Olimpiadas, Scout, Conferencia de la Haya, ONU, Unicef etc. tienen por ideario “el mismo en el que está basado la masonería universal, es decir, la fraternidad de los pueblos por encima de las razas, naciones y creencias religiosas, el pacifismo...los Derechos del Hombre...y el arbitraje internacional...”.

A partir de 1921, la Cruz Roja y la Media Luna Roja sistematizan sus bases filosóficas; que se conocen como “Principios Fundamentales”. Los 7 principios coinciden punto por punto con los enunciados masónicos tradicionales, como ha estudiado Carles Clement (3).

En España, el aspecto filantrópico, tradicional campo de interés de las damas, sirvió de trampolín para que la masonería, tradicionalmente machista, se abriese a mujeres, como Rosario Acuña y Concepción Arenal.

Ésta dirigió la primera revista de la Cruz Roja; “La Voz de la Caridad”, cuya cabecera adolece una resonancia católica. Además de interesarse en la reforma penitenciaria, se ocupó también de la emancipación de la mujer. A la vez, 1872, escribía en “Las Hijas del Sol”, la revista masónica femenina.

FOTO 8 Damas Enfermeras de la Cruz Roja, con su jerarquía militar

En España, la Cruz Roja original se confunde, en 1864, con la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén. Los caballeros de Malta son de indiscutible raigambre católica, pero un sector disidente, importante en esos años, mantuvo conexiones con los “Caballeros Teutónicos” de Alemania y, luego con la masonería. Las vanidades del aristocratismo pueden a veces contaminar el ideal de la caballería.

Hoy el Comité Internacional de la Cruz Roja está gobernado por 25 miembros, sólo suizos, muchas veces vinculados a la eficaz banca suiza, y elegidos por cooptación, una estructura tan discreta como no del todo democrática. Los miembros cesantes pasan a otras organizaciones afines. Así en 1988, el comunicado 1571 del CICR indicaba que el cesante Jacques Moreillon pasaba a Secretario general del Movimiento Scout.

Vaya todo lo anterior, que en nada empaña la abnegada entrega durante siglo y medio de voluntarios, cooperantes, sanitarios, soldados camilleros, como Gandhi en Sudáfrica, etc., a enriquecer la perspectiva con que a veces se percibe, esta poderosa sociedad, nunca del todo bien conocida, que es la masonería (3).

CAMILO DE LELLIS
Fue un enfermero, sacerdote y religioso fundador de la Orden de los Camilos, Orden Hospitalaria dedicada a los enfermos y precursor de la Cruz Roja (4).

Tras una larga andadura como enfermero atendiendo a los enfermos, lo que le llevó a fundar la Congregación de “Hermanos Ministros de los Enfermos y Mártires de la Caridad” más conocida como la “Orden de los Camilos” destinada al cuidado de los enfermos abandonados. Esta Orden fue aprobada pronto y fue de gran ayuda con la epidemia de tifus que sufrió y asoló Roma. En 1586 fue aprobada la Orden por Sixto V y fue Gregorio XIV el que la elevaría a la categoría de Orden Religiosa. Fue beatificado en 1746 por el Papa Benedicto XIV (4).

FOTO 9 Camilo de Lellis

Por voluntad del Papa Clemente VIII, alrededor del 1600, Camilo de Lellis, con los suyos, se aventura hasta los tremendos campos de batalla para recoger a los heridos y moribundos. En el siglo pasado un filántropo suizo, Henri Dunant, tuvo la idea de fundar la Cruz Roja precisamente después de haber visto en los campos de batalla de Solferino, Pastrengo y Custoza, aquellos soldados de Cristo identificados con una gran cruz roja, entre los lamentos y los llantos de los moribundos.

Donde nace la filantropía moderna, celebrada y exaltada, la caridad ya estaba presente desde hacía siglos. Camilo no fue un filántropo. En su testamento explica que un amor tan grande no puede nacer de una elección filosófica; es posible sólo para un hombre que ha sido muy amado, que ha tenido una gran gracia, al que mucho le ha sido perdonado” (5).

Bibliografía
1.- The Royal Masonic Hospital Nurses home. Fotografías
2.- Extractado de: J. A. Ferrer Benimeli, La masonería, Madrid, 2001, pp. 139-141.
3.- Cruz Roja Española. Carles Clement.
4.- Camilo de Lelis. Biografía
5.- Francisco D. de Otazu. Antonio Socci, 30 Giorni Nº 7, julio de 1990, pág. 75

Fotografías
Fotos enfermeras
Los camilleros de landa

FOTO 10 Diploma 1914 - 1919

Manuel Solórzano Sánchez
Diplomado en Enfermería. Servicio de Traumatología. Hospital Universitario Donostia de San Sebastián. OSI Donostialdea. Osakidetza- Servicio Vasco de Salud
Insignia de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro de Enfermería Avanza
Miembro de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN, A.C.
Miembro no numerario de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País. (RSBAP)

lunes, 16 de marzo de 2015

VICTORIA BRU SÁNCHEZ. UNA MÁRTIR DE LA ENFERMERÍA CUBANA



RESUMEN
Para la confección de este trabajo revisamos las biografías que publicaron los diferentes autores como Olga Caturla Bru, el doctor Gregorio Delgado García y el sitio Web de la Facultad de Ciencias Médicas de Cienfuegos, tuvimos acceso a los archivos de la Universidad de La Habana, así como nos dimos a la tarea de visitar o realizar llamadas telefónicas a las diferentes Iglesias Católicas donde pudiera aparecer su Fe de bautismo. Con los datos que copiamos pudimos realizar la tarea de realizar esta biografía, donde se muestra el alta grado de humanismo de esta enfermera y su sensibilidad por las personas enfermas.

FOTO 1 Sello de correos cubano de Victoria Bru Sánchez

Orígenes de la Familia Bru Sánchez
Loa orígenes de la familia de Victoria Bru Sánchez hay que buscarlos desde 1839, cuando llegó a la Villa de Remedios (antigua provincia de Las Villas en Cuba), el licenciado en medicina y cirugía de la Universidad de Barcelona Miguel Bru Gras (1808-1894), natural de Tarragona, Cataluña, el cual fundó una familia con la joven remediana Isabel Bobadilla.

Este licenciado ejerció la medicina durante 50 años en diferentes cargos, en su ciudad Remedios, falleció de edad muy avanzada el 14 de diciembre de 1894.

A mediados de 1860 cuando ya llevaba muchos años constituida la familia Bru Bobadilla en Remedios, llega a la Villa el doctor en medicina Cayetano Sánchez Comet (1821-1880), para establecer su hogar que había formado en las Islas Canarias con Francisca Cifra Mandillo natural de dicha isla de ultramar. El doctor Sánchez Comet era catalán como el licenciado Bru, pues había nacido en Barcelona, a los pocos meses de graduado ingresa en el Cuerpo de Unidad Militar del Ejército y se distingue por sus estudios en enfermedades contagiosas. En Remedios ocupa diferentes cargos. En 1861 se produce una epidemia de viruela, en la que junto al licenciado Bru realiza una labor destacada. En 1871 se fue a vivir al Mariel, después a Regla y finalmente a Guiñes donde fallece en 1880.

Estas dos familias pertenecientes a la burguesía media de la colonia quedaron unidas por el matrimonio de sus hijos Ricardo Bru Bobadilla y Francisca Sánchez Cifra, de la que nacieron Victoria (la futura enfermera), Luís, Ricardo y Francisca. El padre queda viudo y años más tarde contrae nuevas nupcias en Remedios con María Catalina Seiglie con la que tiene tres hijas Sarah, Elena y Amalia.

FOTO 2 Hospital Civil

Ricardo Bru Bobadilla que nació en Remedios se gradúa de marino en la Academia Naval de San Fernando, Cádiz, España; ocupó el cargo de Comandante del crucero acorazado de guerra “Almirante Oquendo” unidad que tomo parte en el combate establecido el 3 de junio de 1898 con otro superior de los Estados Unidos al mando del Almirante William Sampson en la batalla de Santiago de Cuba, el no toma parte en esta batalla, pues había sido relevado de su cargo días antes.

Nacimiento, infancia y juventud de Victoria
Como primogénita de la familia, Victoria nació el 6 de enero de 1876 en Managua, provincia de la Habana, según un articulo publicado en el Diario de la Marina “La enfermera Victoria Bru Sánchez Mártir de la profesión” (1876-1918) el domingo 2 de febrero de 1958, escrito por Olga Caturla Bru (era hija de Sara la hermana de Victoria en el segundo matrimonio de su padre) decía así: “Mi tía Victoria fue el regalo de Reyes que recibieron”.

De esta primera etapa de su vida poco se conoce, solo que, sus primas decían cuando tenían que ir al médico, si no nos acompaña Victoria no vamos o cuando había que indicar algún tratamiento en el hogar el médico de la familia decía si me aseguran que Victoria lo cumplirá lo receto si no, no. Además se conoce los cambios frecuentes de domicilio que fueron muchos, por la vida de Oficial de la Marina Española de su padre, a veces estaba en distintos poblados cubanos y otra en puertos españoles y caribeños por lo que vivieron en Remedios, Matanzas, Isabela de Sagua, Cádiz, Martinica, hasta que se retiró con el grado de Capitán de Fragata en 1902 residiendo permanentemente en Remedios (Cuba).

Su Vocación por la Enfermería
Desde muy niña manifestó cada vez más, una profunda vocación por el cuidado de los enfermos, desarrollando habilidades en el seno familiar y de otras familias y amigos, por esta razón pide permiso a su padre para matricularse en el curso de enfermeras en la Escuela de Enfermeras que se había fundado en 1899 en el Hospital Nuestra Señora de las Mercedes.

A esta decisión contribuyeron sin duda alguna, la admiración que siempre sintió por la labor de sus abuelos y también por los horrores que presenció durante la última Guerra por Nuestra Independencia, ante las escenas dantescas de hambre, enfermedad y muerte provocadas por la inhumana reconcentración de campesinos, decretada por el tristemente celebre Capitán Valeriano Weyler y Nicolau, acrecentadas por el bloqueo naval impuesto en esa época por los EE UU.

En 1903 inicia sus estudios de Enfermería en la Escuela de Enfermeras del Hospital Nuestra Señora de las Mercedes. Tanto los relatos escuchados en el seno de su familia de la conducta de sus abuelos durante la epidemia de viruela de 1861, como los horrores vividos durante la guerra, decidieron con firmeza que dedicara el resto de su juventud vigorosa y su equilibrada madurez a ayudar en sus dolores a la humanidad hasta la entrega total de su preciosa vida.

Después de cursar brillantemente sus estudios en la Escuela de Enfermeras del Hospital Nuestra Señora de las Mercedes, realiza el examen de grado ante un tribunal integrado por tres profesores de la Facultad de Medicina y Farmacia de la Universidad de La Habana, el doctor R. Menocal como presidente, el doctor Severino (ilegible) como vocal y el doctor Luís Ortega como secretario, el 5 de octubre de 1906, para realizar el examen teórico y al siguiente día el práctico con el mismo tribunal, obteniendo la nota de sobresaliente.

Posteriormente pago el derecho al Examen de Grado para poder obtener el “Titulo de Enfermera” con el recibo #7825, sección 5 capitulo U articulo 14 el día 8 de octubre de 1906, en la Administración de de Rentas e Impuestos de la Zona Fiscal de la Habana. El Titulo quedo anotado en el libro correspondiente en la letra B # 7, el 11 de octubre de 1906. Expidiendo dicha Institución Universitaria el Título de Enfermera el 10 de noviembre de 1906. (Datos tomados de su expediente 110149 # 617 Archivo de la Universidad de La Habana), alcanzando a los 29 años su más preciado sueño, ejercer oficialmente la Profesión de Enfermera.

FOTO 3 Sobres y sellos de correos conmemorativo de Victoria Bru Sánchez

Ejercicio de la Profesión
Una vez graduada, apreciando su labor como alumna en el Hospital Nuestra Señora de las Mercedes se le retuvo por un año, trabajando como enfermera en dicho centro. Por la necesidad de enfermeras graduadas y el número tan insignificante de las que ejercían en los hospitales, se determina que las que se graduaban, fueran nombradas en los Hospitales para que su importancia las hiciera indispensables.

Por vivir su familia en Remedios se le situó en el Hospital General de esta ciudad el 20 de octubre de 1906. Queriendo mejorar los servicios asistenciales del entonces Hospital Numero Uno que tenia sus salas en barracas de madera, se pensó reforzar el personal de enfermería con Enfermeras Graduadas de la más alta calidad y así el 20 de junio de 1907, se traslada a Victoria Bru al futuro segundo Hospital Docente de la Universidad  de La Habana ya que hasta entonces era solo el de Nuestra Señora de las Mercedes el único hospital universitario.

La labor por ella realizada tanto en el ámbito docente como en el asistencial fue tal que se le asciende de categoría y es nombrada Superintendente de la Escuela de Enfermeras de Santiago de Cuba después de finalizada la segunda intervención norteamericana, este cargo lo ejerce solo 15 días, ya que se presentó una situación difícil en el Hospital General de Puerto Príncipe, y allí fue a sustituir a la Superintendente Norteamericana Miss Mary E. Pearson, que se marchó a su país, por lo que permanece en esta Escuela por 8 meses; al cabo de este tiempo solicitan sus servicios en el Hospital de Dementes en La Habana y es nombrada como Subjefe y Profesora de la Escuela de Enfermeras Especial Mixta, el 3 de Diciembre de 1909.

Es poco el tiempo que permanece en este centro ejerciendo sus funciones pues por necesidad de la docencia de enfermería es trasladada antes de cumplir dos meses de estancia en dicho centro, para ocupar el cargo de Superintendente de la Escuela de Enfermeras del Hospital Numero Uno, tomando posesión del cargo el 21 de enero de 1910 con un sueldo de $100; en esta escuela se mantuvo por 4 años en los que consolidó su prestigio como enfermera de muy alta calidad.

FOTO 4 Certificado Dr. Alfredo Méndez, Cienfuegos 1919

A pesar de que su trabajo en la “Escuela de Enfermeras del Hospital Número Uno” fue muy apreciada por la Secretaría de Beneficencia y Sanidad, ordenando su traslado para el Hospital Civil de Cienfuegos el 14 de marzo de 1914 como Superintendente de la Escuela de Enfermeras y allí llevaría a cabo su consagración suprema a la profesión al ofrecer su vida en la “Epidemia de Influenza de 1918”. Cuando desapareció la epidemia en 1919, su saldo fatídico fue de 5.000 muertos.

En Cienfuegos lucha incansablemente por organizar la Escuela y los servicios de enfermería con los escasos recursos que el Estado cubano dedicaba a los servicios hospitalarios y a la formación del personal técnico, en esa época.

Los que la conocieron destacan su carácter bondadoso y humanitario y su amabilidad, ganándose el cariño de la población cienfueguera, era de figura pequeña y gruesa, lo que no le impedía ser ligera en el andar, de piel muy blanca y ojos azules, hablar rápido y nervioso, sus manos eran pequeñas y suaves hechas para curar, siempre risueña y animosa.

Comienzo del Fin
El 11 de octubre de 1918 llega a La Habana el buque español “Alfonso XIII” con 400 enfermos de Influenza maligna de los cuales ya habían fallecido 26 en la travesía; en noviembre se extiende la epidemia a toda la Isla. En Cienfuegos, atacó con violencia, como era de esperar, sobretodo en los barrios pobres, Victoria que nunca limitó su asistencia a los enfermos por miedo al contagio, contrajo la enfermedad de forma leve y logró superarla, en plena convalecencia fue convencida para que se tomara unos días de descanso y recuperación en Remedios junto a su familia, esto lo pensaba hacer, cuando se produce un alza del número de pacientes ingresados. El director del Hospital el doctor Alfredo Méndez creyéndole completamente restablecida le pide un nuevo esfuerzo, que ella no dejo de cumplir rápidamente.

FOTO 5 Sello de correos cubano de Victoria Bru Sánchez

Su familia estaba lista para su llegada, su padre esperaba ansioso su regreso, pues temía por su vida, cuando el cartero les trae una carta de Victoria, su hermana la lee y entre otras noticias le dice: “Papa tu eres marino y sabes que el capitán abandona el último a su nave en peligro, yo me quedo”.

Con el esfuerzo de una actividad incansable obtuvo (por la transcendencia que despertaba en la cuidad tanto en los pobres como en los ricos, pues visitaba a los comerciantes y familias adineradas), los recursos que no llegaban del Estado y así se abrieron nuevas salas en el Hospital y también traía sábanas, mantas, víveres, medicinas, ropas, etc. para la atención de los enfermos; ella misma iba en la ambulancia con un grupo de alumnas para recoger a los enfermos en los barrios más afectados, dando en todo momento el mas alto ejemplo de abnegación y sacrificio y al mismo tiempo daba educación a las familias y les ayudaba en el cuidado de los enfermos, ofreciendo palabras de consuelo para los que las necesitaban.

Su organismo debilitado, sufrió una recaída, pero ahora de la forma grave de la enfermedad de la Influenza, la forma Neumónica y el 7 de diciembre de 1918 muere, a la edad de 42 años. En el certificado de defunción que obra en el Registro Civil de Cienfuegos aparece en el tomo 29 folio 511 acta #1 214 que es natural de Remedios y murió en el Hospital Civil de esta ciudad.

La noticia de su muerte conmueve al pueblo cienfueguero; su entierro constituyó una verdadera muestra de duelo popular; los periódicos de la localidad le dedicaron páginas enteras para escribir su espléndida y honrosa vida dedicada a la enfermería y a sus enfermos.

En el oratorio funerario el doctor Carlos Trujillo pide que se ponga el nombre de Victoria, a la primera sala que se construya en el “Hospital para mujeres”, para perpetuar su memoria. En la entrada del Hospital se encuentra una tarja conmemorativa. Esta tarja al ser demolido el Hospital se perdió y no se ha podido localizar donde se encuentra actualmente. El Estado cubano el 3 de junio de 1957 editó un sello postal para recordar su altruista labor.

FOTO 6 En Honor al Dr. Alfredo Méndez. Sala maternidad Cienfuegos

Nota aclaratoria
Como hemos podido constatar en dos documentos oficiales:
1.- Acta del Examen de Grado dice natural de La Habana y en
2.- Certificado de defunción dice natural de Remedios.

Nos hemos propuesto buscar la verdad y hemos realizado las siguientes gestiones:
1.- Visita al archivo de la Iglesia de Managua, no encontrando en dichos archivos su Fe de Bautismo.
2.- Conversación con la secretaria de los archivos de las dos Iglesias de Remedios y no aparece su Fe de bautismo, ni la de sus hermanos.
3.- Llamada telefónica a las Iglesias de Vueltas y Caibarien (cercanas con Remedios) no encontrando tampoco nada en ellas referentes a su Fe de Bautismo.
4.- Visita al archivo de la Iglesia de Santiago de las Vegas (por su cercanía con Managua) y no se encontró dato alguno.
5.-Quisimos tener acceso al Epitafio de su tumba en el cementerio “Reina” de Cienfuegos, pero esta en total abandono y presto a su reconstrucción, no teniendo donde encontrar los documentos de actas de enterramiento, y no poder ver lo que pueda decir su lapida mortuoria en relación a su fecha de nacimiento, pues en la hoja Web de la Facultad de Medicina de Cienfuegos dice 3 de Junio de 1876, por lo tanto también aparecen dos fechas de nacimiento. Pero no dejamos de buscar hasta alcanzar la verdad de estos datos duplicados así que emprenderemos nuevas investigaciones.
6.- Siguiendo nuestra búsqueda fuimos al Arzobispado de La Habana y ellos nos propusieron la revisión de las actas parroquiales y la Fe de Bautismo en las siguientes Iglesias: Santo Ángel Custodio, la Caridad, El Espíritu Santo, El Cristo del Buen Viaje, La Catedral. Mientras tanto buscamos también en las Iglesias de El Calvario, Calabazar y La de Jesús María en la Víbora, no encontrando en ellas ningún dato.

AUTORA:
Eduarda Ancheta Niebla. Licenciada en enfermería. Enfermera Cubana. Miembro titular de la SOCUENF. Miembro de la Sociedad Historia de la Medicina. Miembro de la Asociación Medica del Caribe. Miembro de la Sección de Historia de la Enfermería SUCUENF. Miembro del Consejo Editor de la Revista Temperamentun, Granada. España. Miembro del Comité Científico Internacional de la Revista Uruguaya de Enfermería

Referencias bibliográficas y otros documentos
Delgado García, G Victoria Bru Sánchez, mártir de la enfermería cubana. En: Delgado García G. El Cólera morbo asiático en Cuba y otros ensayos. Cuad Hist Sal # 78. Ed Ciencias Médicas La Habana 1993: 82-91
Catarla Bru O.: La enfermera Victoria Bru Sánchez. Una Mártir de la Profesión (1876-1918), Diario de la Marina 2 febrero de 1958
Expediente Académico Archivo Universidad de La Habana
Página Web Facultad de Ciencias Médicas de Cienfuegos
Archivo de las Iglesias de: Santiago de las Vegas. Managua. Remedios. Vueltas. Caibarien.
En Santa Clara: La Catedral. Divina Pastora. Buen Viaje
En Ciudad La Habana: Espíritu Santo. Santo Ángel Custodio. La Caridad. El Cristo del Buen Viaje. La Catedral. Jesús del Monte. Calabazar. Calvario. Santiago de las Vegas
En los Registros Civiles de: Managua. Cienfuegos.

Fotografías
Fotografías Tomadas de la página Web del Doctor Alfredo Méndez Aguirre

Victoria Bru Sánchez, Enfermera
Nació en Remedios y falleció en Cienfuegos el 7 de diciembre de 1918. En 1914 ocupó el cargo de Superintendente de la Escuela de Enfermeras del Hospital, en sustitución de la Señorita Pelegrina Sardá. Al declararse la Epidemia de Influenza, año 1918, fue comisionada por la secretaría de Sanidad, para visitar a los enfermos pobres y repartir socorros.

Atacada por la enfermedad reinante murió victima del cumplimiento de su deber. En el Hospital hay una tarja con la siguiente inscripción: “Sala Victoria Bru. El Departamento de Beneficencia de la República de Cuba dedica este homenaje a la memoria de la enfermera mártir que ofrendó su vida en cumplimiento de su deber, durante la epidemia de influenza del año 1918.

Al celebrarse las fiestas del Centenario de la Fundación de la Colonia Fernandina de Jagua, la Comisión organizadora acordó extender el siguiente Diploma: “Para la eterna memoria de la Enfermera Victoria Bru, por ser considerada modelo de abnegación, sacrificio y virtudes cristianas, suplicando al Director, Profesores y Alumnos de la Escuela de Enfermeras, que este Diploma se coloque en el sitio más visible de la Escuela, como testimonio fehaciente de la eterna gratitud de la ciudad de Cienfuegos a la ilustre desaparecida”.

Manuel Solórzano Sánchez
Diplomado en Enfermería. Servicio de Traumatología. Hospital Universitario Donostia de San Sebastián. OSI Donostialdea. Osakidetza- Servicio Vasco de Salud
Insignia de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro de Enfermería Avanza
Miembro de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN, A.C.
Miembro no numerario de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País. (RSBAP)