lunes, 29 de julio de 2013

ESCUELA DE ENFERMERAS DEL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO DE LA HABANA. CUBA



Resumen
Para la realización de este trabajo, consultamos la amplia bibliografía que existe en el Museo Carlos J. Finlay, así como los documentos que reflejan el quehacer de este Hospital en los siglos XIX y XX, y que hablaremos de la labor de enfermería y el surgimiento de la enfermería profesional en esta Institución. Revisamos también una serie de documentos que se encuentran en los archivos del Arzobispado de la Habana, así como en su biblioteca.
Tuvimos acceso a una variada información en el convento “La Inmaculada” de la Ciudad de la Habana, sobre las Hijas de la Caridad en los archivos que conserva esa Orden del trabajo de estas Hermanas en la atención a los enfermos, también entrevistamos a Sor María Lazara una de las Hijas de la Caridad que esta trabajando en la historia de esta orden en Cuba desde su llegada a Cuba en 1847, pues estas hermanas trabajaron como enfermeras desde 1856, hasta el fin de la dominación española en Cuba.
Para tener una panorámica mas clara de lo que fue su Escuela de Enfermeras y Enfermeros entrevistamos a la licenciada María Verdaguer Varona, quien era Metodóloga de enfermería junto a la autora, cuando se hace la reapertura de esta escuela en 1983, así como a la Licenciada Mercedes Cárdenas quien fuera directora de esa Escuela y a un grupo de graduados de la misma

Palabras clave: Enfermeros/as, Profesores/as, Formación científica.

AUTORAS:
Licenciada Eduarda Ancheta Niebla*
Dra. Hermilda Ancheta Niebla**

Eduarda Ancheta, a sus 78 años es una veterana enfermera que sigue ejerciendo su profesión y dedicada a la Historia de la Enfermería. Ha sido nombrada Coordinadora de la nueva Red de Historia de la Enfermería Cubana. Profesor Auxiliar, Master en Enfermería. Miembro Titular de la SOCUENF. Miembro de la Sociedad Historia de la Medicina. Miembro de la Asociación Médica Caribeña. Miembro de la sección de historiadores de la SOCUENF. Miembro del Consejo Editor de la “Revista Temperamentum. Granada, España”. Miembro del Comité Científico Internacional de la “Revista Uruguaya de Enfermería”. Miembro del Comité Científico Internacional de la “Revista El ser enfermero” Buenos Aires Argentina. Profesora Principal de Historia de la Enfermería Universidad de Ciencias Médicas de la Habana. Profesora de Historia de la Enfermería Facultad “Enrique Cabrera”. Candidata a Dra. en Ciencias de enfermería. Universidad de Ciencias Medicas de La Habana. Facultad Dr. Enrique Cabrera Cosio.

Hermilda Ancheta Niebla, es Doctora en Medicina. Especialista de Segundo grado en Anestesiología. Profesor Asistente. Profesora de Morfofisiología en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM). Universidad de Ciencias Medicas de La Habana. Facultad Dr. Enrique Cabrera Cosio.

Introducción
La Historia del “Hospital de Dementes” o “Casa de Dementes de San Dionisio”, hay que verla desde 1775, cuando los enfermos se atendían en la Cárcel del Partido (los varones) y en la Casa San Juan Nepomuceno en esa misma fecha (hembras). En 1790 se atendían a las pacientes dementes en una sala del Hospital de Paula (hembras). Recordemos lo que menciona nuestro escritor Cirilo Villaverde en su obra cumbre “La Loma del Ángel” o Cecilia Valdés, cuando dice que Cecilia se reencuentra con su madre en el Hospital de Paula, de la cual estaba separada casi desde su nacimiento. (foto 001 1)

FOTO 001 Hospital de Paula. Casa de Maternidad y Beneficência. Hospital San Dionisio

En 1800, se atendieron en los Baños de Matadero y en 1827 en la Casa de Beneficencia en una sala aparte del resto de los niños, (hembras). (foto 001 2)
Es el 1 de septiembre de 1828 que se inaugura el Hospital de San Dionisio. (foto 001 3) para varones por iniciativa del Capitán General Dionisio Vives con la colaboración eficacísima del Obispo Espada y Landa, precisamente el Hospital toma este nombre en honor a este capitán general, se construyó entre el costado del cementerio Espada y el Hospital de “San Lázaro”, de elegante fachada con ante pórtico de mármol, columnas corintias, jardines, patios y claustros a donde daban las celdas y calabozos.

Fue objeto de sucesivas ampliaciones, la última en 1839, obra del ingeniero y arquitecto Coronel Manuel Pastor. Debemos decir que las mujeres eran atendidas como señalamos anteriormente en la vecina Casa de Beneficencia. Después de la demolición del Hospital San Felipe y Santiago llamado por la población de San Juan de Dios pues en él desde 1602 trabajaban los Hermanos Hospitalarios de esa orden, el Departamento de anatomía que había sido trasladado del Hospital de San Ambrosio para el Hospital de San Felipe y Santiago en 1845, pasan todos ellos al Hospital de San Dionisio. Desde 1848 se consideró insuficiente, y en 1861 fueron trasladados sus desdichados ocupantes en número de 460, a la Casa de Dementes del Potrero de Ferro en la sabana de Almendares término de Wajay, propiedad de José Mazorra, y que estaba a poca distancia del primer depósito de los manantiales de Vento.

Era, según Pezuela “un espacioso edificio de buen gusto”, con ocho salones y 28 celdas cada uno para hombres y otro igual para mujeres. El edificio fue ampliado con la adición de numerosos pabellones hasta convertirse sin mudar de sitio la institución, en el Hospital General de Enajenados de la Isla de Cuba o Casa de Dementes como decía en su fachada del primitivo hospital (foto 002 4) y que tiene la fecha de 1857, aunque el pueblo siempre le llamo el Hospital de Mazorra por el apellido del primitivo dueño del potrero.

En 1892 un miembro de la Junta de patronos decía:
que los infelices encomendados a nuestro patronato no pueden estar en peores condiciones de hacinamiento, falta de higiene, causas de infección y muerte. Que en Mazorra no hay cocina, no hay salas de autopsia, ni salones de operaciones, no hay baños, que no hay cloacas, que los escusados son pésimos, que el lavadero esta mal organizado…..” y resumía diciendo “las funciones del establecimiento eran mas bien las de una casa de reclusión que las de un hospital donde se tratan enfermedades mentales y nerviosas”.

Durante la republica también hubo muchos períodos en Mazorra por las pésimas condiciones de abandono, suciedad y maltrato que sufrían los infelices enfermos constituyendo una época de horror y miseria, llamada justificadamente el Infierno de Dante. (fotos 002 5 y 6)

Este hospital fue reglamentado el 7 de julio de 1880. Tal fue el antecesor inmediato del soberbio Hospital Psiquiátrico de la Habana y que bajo la competente dirección del doctor Eduardo Bernabé Ordaz Ducuy, y es una de las mejores instituciones de su género en América.

Objetivos
1.- Realizar un bosquejo histórico del Hospital
2.- Mencionar los comienzos de la prestación de Enfermería por las Hijas de la Caridad
3.- Analizar el surgimiento de la Enfermería profesional en este Hospital
4.- Mencionar las Superintendentes o Directoras que tuvo esta Escuela hasta su cierre al comienzo de la década del 1960
6.- Mencionar algunos graduados de esa Escuela antes del 1962
7.- Citar las directoras de esta Escuela después de su reapertura en la década del 1980

Desarrollo
Nos imaginamos la atención de Enfermería en los comienzos de estas instituciones, pero no encontramos dato alguno para corroboran nuestra suposición y pensamos que fueron personas sin ninguna preparación, por lo que las labores que realizaban serian mas bien de cuidadoras o celadoras para evitar algún percance en los enfermos por lo que las actividades de envergadura las debieron realizar los médicos, solo tenemos datos de la labor de las Hijas de la Caridad en la atención de Enfermería en este Hospital por lo que nos referiremos a ellas.

En el Hospital de “Dementes” trabajaron desde 1856. Sin tener conocimiento de hasta cuando lo hicieron, por lo que pensamos que pudo haber sido hasta terminada la guerra hispano cubana norteamericana, cuando muchas de ellas fueron llamadas por sus superiores o fueron mandadas a prescindir de sus servicios por el gobierno interventor norteamericano como sucedió en varios Hospitales y que encontramos la documentación en los archivos del Arzobispado de la Habana.

FOTO 002 Casa Dementes. Época de horror y miseria “infierno de Dante”. Hijos de los pacientes dementes. Hijas de la Caridad

Las Hermanas que estaban trabajando en 1867, fueron Sor Joaquina como superiora y Sor Alberta y Sor Eusebia junto a cinco hermanas más, es posible que estuvieran junto a ellas algún personal de poca calificación, y ellas se dedicaran a labores mas propias de la enfermería, sin que podamos tener certeza de este dato. (foto002 7)

Inauguración de la Escuela de Enfermeras Profesionales
Aunque no se menciona en el listado oficial que si hace alusión a varias de ellas, la Escuela del Hospital de Dementes fue fundada en 1900 y era de ambos sexos, en la oficina del historiador de Salud Publica existe un documento sobre la biografía de Isolina Fontanils Ugarte. Donde dice “me matricule en la Escuela del Hospital de Dementes en 1900 y el dato se corrobora en el Libro de Registro de Títulos donde aparece graduada en 1903. Y además en este mismo libro encontramos que Rafael Llanes y Oliva se gradúa el 7 de julio de 1903 en el Hospital de Enajenados.

La primera Superintendente fue la enfermera norteamericana miss Helen Henry que inauguró esta Escuela junto a la del Hospital #1 el hoy General Calixto García, dejando en esa Escuela a miss Gertrudis Moore, y quedando ella en la superintendencia de esta Escuela y estando en el cargo hasta 1902, en que fue trasladada para la Escuela de Enfermeras de Cienfuegos, no encontrando dato alguno que mencione que la sustituyera otra enfermera en ese cargo.

El 21 de julio de 1902 la Junta de Sanidad y Beneficencia legalizó la Escuela de Enfermeras del Hospital de Dementes otorgándole el carácter oficial de que carecía; esta Escuela era de ambos sexos. En este mismo documento dice que el director del Hospital lo será también de la Escuela de Enfermeras y Enfermeros.

En 1903 la Inspectora de Enfermería informa sobre el movimiento de alumnos en las diferentes Escuelas señalando el número de estudiantes de enfermería, también menciona las diferentes superintendentes pero no menciona a la de esta escuela; ya que después del traslado de miss Henry para Cienfuegos la dirección de esta escuela quedó en manos del Director del Hospital, el último informe que se encontró sobre esta Escuela fue de 1906 pero no consta en ningún documento que la Escuela se halla cerrada.

Miss Elizabeth Walter había ido a Inglaterra a los funerales de su madre, el doctor Matías Duque Perdomo era entonces Secretario de Sanidad y Beneficencia, la llama para que regrese y ocupara el cargo de Superintendente de la Escuela del Hospital de Dementes, ya que sabía que esta enfermera había trabajado en ese Hospital con anterioridad; el 1 de julio de 1909 tomó posesión del cargo, no encontramos la documentación precisa para afirmar que esta Escuela se cerro en ese año de 1906 cuando se da el ultimo informe, y se volvió a abrir en 1909. Al ocupar la dirección de la escuela miss Walter, comenzaron sus estudios 30 estudiantes sin informar si había alumnos de otros años.

FOTO 003 Miss Elizabeth Walter. Grupo de estudiantes del Hospital psiquiátrico entre las que se encuentra Luzdenia Ancheta Niebla, primera de la izquierda. Carmen Bendoyro. Estudiantes del primer grupo de Enfermería Naval

Desde esta fecha hasta 1947 trabajó incansablemente por que las estudiantes de esta Escuela salieran bien preparadas y así las podía enviar al Hospital Lila Hidalgo hoy Leonor Pérez, para que pudieran formarse en otras especialidades; también realizaban practicas en los Hospitales de Maternidad y cuando había epidemias las estudiantes iban al Hospital “Las Animas” para brindar su ayuda (9).

Al pedir ella su sustitución ocuparía el cargo de Superintendente Elpidia Candel, posteriormente sería Rosa González, le sustituiría Secundina Bello hasta 1962 que la sustituye María López de Souza y más tarde y la última Concepción Rojas hasta su cierre en 1964. Esta Escuela siempre formó enfermeros y enfermeras de alta calidad, los estudiantes de las Escuelas Libres de Enfermeros, estaban en no reconocer a esta Escuela y querían que ellos adoptaran su plan de estudios y reglamento pero siempre se les informaba que esta Escuela estaba legalizada desde 1902 y ellos se regían por el reglamento y plan de estudios de la Escuela para Enfermeras de este Hospital, y en 1937 se inaugura la Escuela Nacional de Enfermeros siendo su primer director Apolonio Cepero y las profesoras de Enfermería práctica fueron Crispina Moran, después vendría Margarita Andino, Carmen Bendoiro, Andrea Bouza, y Elvira Guin-Achao Sandoval.

Al producirse en 1939 la primera graduación de esta nueva Escuela Nacional, fue invitado el presidente del Colegio Nacional de Enfermeros para estuviera en el tribunal examinador. Fueron muchos los enfermeros que se graduaron en esta Escuela pero no tenemos el nombre de todos, pero quisiera mencionar a un grupo de estos valiosos enfermeros:
Oscar Trueba Falcón y Manuel Pérez Castillo, estos dos enfermeros trabajaron muchos años en el Hospital pertenecieron al grupo de apoyo del director del Hospital el doctor Ordaz, también se graduó en esta Escuela, Manuel Blanco Martín que trabajó también durante un largo tiempo como enfermero en la Marina Mercante y fue asesor de los cursos de Enfermaría naval. Alejandro Héctor Valls Escobar, Reinaldo Giral Seriña, Sergio Betancourt, Oscar Frejel Quesada, Oscar Bellido de Luna que por su reconocida actitud y aptitud, fue solicitado su trabajo en el prestigioso Hospital de “Los hermanos Mayo”, en New York, para laborar por varios años y posteriormente integrarse en el grupo de enfermeros que trabajaban en la Marina Mercante en los primeros años de la Revolución, y otros más que la memoria de alguno de los entrevistados no alcanza a recordar.

Entre las enfermeras mencionaremos algunas como Secundina Bello, que ocupó el cargo de Superintendente de esta Escuela hasta 1962, Elvira Guin-Achao Sandoval Instructora de Enfermería de esta Escuela desde 1947 hasta 1962. Carmen Bendoiro que ocupó el cargo de Superintendente de la Escuela de Enfermeras Pelegrina Sarda. Dolores Soler quien fue una de las primeras profesoras del primer curso de auxiliares de Enfermería que se impartió en 1961. Mercedes Aragón, Rosa Cuesta que tiene publicado un libro sobre las matemáticas aplicadas a la Enfermería. Luzdemia Ancheta Niebla quien fue muchos años profesora del curso posbásico de Unidad Quirúrgica. María Noelia Sánchez Martínez quien tiene el privilegio de habérsele entregado por la Cruz Roja Internacional, la medalla Florence Nightingale. Y seria interminable la lista de los enfermeros y enfermeras que formó esta prestigiosa Escuela.

En el 1962 por el decreto Ministerial #4 del 14 de febrero, y publicado en la Gaceta Oficial el 16 de ese mes, en la pagina 2.109, fueron suprimidas las Escuelas de Enfermeros y las Escuelas Libres de Enfermeros, por lo que quedo derogada la Orden Militar #3 del 3 de enero de 1902 y también el Decreto 1.465 de 1915 de las Escuelas Libres de enfermeros. Quedando así suprimida la formación de enfermeros para trabajar en el sistema Nacional de Salud, aunque se continuó la formación de enfermeras, hasta 1964.

Por necesidad de que fueran hombres quienes atendieran la tripulación de la Flota cubana en 1970 se inaugura el curso de Enfermería Naval dando con esto curso, muestra de lo importante que era la formación de enfermeros y en los finales de la década del 1970 se vuelve a empezar la formación de enfermeros que perdurará hasta la actualidad. Entre los graduados de ese curso figura el Licenciado Raimundo Acosta Cabrera (Foto 16) que fue durante algún tiempo vice director de Enfermería de esta Institución y es el licenciado Ivo Noa González quien trabajaba conjuntamente con él.

FOTO 004 Graduación de la Profesora de Enfermería Eduarda Ancheta Niebla en 1964, autora de este trabajo y recibe el título de manos del doctor José Millar Barruecos

El doctor Ordaz que siempre estuvo en su idea que las enfermeras que se formaron en esta Escuela eran las que necesitaba el Hospital solicitó a la Dirección de Docencia Médica Media, la reapertura de esta Escuela y en los comienzos de la década de 1980 se vuelve a abrir, siendo su primera directora la licenciada Aída Mesa, al pasar ésta a la Facultad de Medicina del Hospital Enrique Cabrera, la sustituye la licenciada Mercedes Cárdenas, quien estuvo al frente de esa dirección hasta el 2003; que fue sustituida a su vez por Fátima González Figueredo, en estos momentos el lugar que ocupaba la Escuela de Enfermeras es una dependencia de la Facultad Enrique Cabrera donde se forman los futuros licenciados en 21 especialidades de Tecnología de la Salud, siendo la responsable de este plantel la licenciada Ilsa Libia Nueva Rielo, aunque no se ha dejado de seguir formando enfermeros.

Mucho ha sido el camino recorrido por esta Escuela en la que hoy podemos celebrar los 106 años de la Enfermería Profesional en el Hospital Psiquiátrico de la Habana. Con este trabajo quiero recordar a dos prestigiosas figuras de esta Escuela que dedicaron su vida para que las enfermeras y enfermeros que se formaban en esta institución, tuvieran el prestigio que verdaderamente merecían, me refiero a miss Elizabeth Walter, la enfermera norteamericana que más tiempo llevo en la dirección de esta Escuela desde 1909 a 1947. Desde la fundación de la Revista “La Enfermera Nacional” trabajó como asesora de la misma hasta su partida de nuestro país, también asistió a varios congresos de Psiquiatría representando a Cuba. El Estado Cubano en 1949 antes de manchar a su país le hizo un acto de despedida donde el doctor Carlos Ramírez Corría eminente neurocirujano y Ministro de Salubridad y Asistencia Social la condecoró con una medalla por haber permanecido en Cuba trabajando 50 años, ella falleció en Filadelfia en 1951.

FOTO 005 Licendiado Raymundo Acosta Cabrera, vicedirector de Enfermería del Hospital Psiquiátrico de La Habana. Graduado en el año 1982

También queremos dedicar un aparte a una Instructora de Enfermería práctica que desde su graduación en 1934 hasta 1962 fue quien impartió esta signatura y fue muy querida y respetada por todas sus alumnas, me refiero a Elvira Guin- Achao Sandoval conocida por sus estudiantes como Elvirita, ella, cuando no podían venir las profesoras de los alumnos a dar sus clases, asumía dichas clases, por eso los hombres también guardan un recuerdo grato de esta insigne profesora. Ella montó una exposición en miniatura de los diferentes procederes de enfermería, que se exhibió en el Capitolio Nacional y fue visitada por numeroso público; haciendo un recuento de su vida profesional diremos:
Elvira Guin-Achao Sandoval que ingresó como alumna honoraria en 1930 y se graduó en 1934, comenzó a trabajar en el mismo Hospital como jefa de sala. En 1942 realizó el curso de Comadrona y en 1946 comenzó el curso de Instructora de Enfermería graduándose en 1946 permaneciendo de profesora de esta especialidad hasta 1962.

Ocupo diferentes cargos, Auxiliar de Negociado de Enfermería, Vocal del Colegio Nacional de Enfermeras. En 1950 realizo el curso de Enfermera Visitadora, en la Cruz Roja hizo la especialización en transfusiones y ostentaba el grado de teniente, fue supervisora de Enseñanza de Enfermería y más tarde Directora de la Escuela de Enfermeras del Hospital Militar Carlos J Finlay. En la Dirección de Docencia fue responsable de la preparación de Planes de estudio de las Auxiliares de enfermería, murió en 2003 a la edad de 93 años sin que nadie recordara todo lo que hizo por la enfermería cubana.

Recomendamos
Que esta historia se divulgue en esta Institución para que sirva de estímulo a las futuras generaciones de estudiantes de enfermería.

Entrevistas
Licenciada Maria Verdaguer Varona
Licenciada Maria Noelia Sánchez Martínez
Manuel Pérez Castillo, enfermero
Reinaldo Giral Seriña, enfermero

Referencias bibliográficas
1.- Boletín de la Junta de Sanidad y Beneficencia. 1900: 3
2.- File “Enfermería” Oficina del historiador del Ministerio de Salud Publica
3.- Obra citada en 2: 203 y ss
4.- Obra citada en 2: 492
5.- Obra citada en 2: 451-455 y 492
6.- Efemérides de enfermería pagina 8
7.- Revista “La Enfermera Nacional”. Órgano oficial de la Asociación Nacional de Enfermeras de Cuba, noviembre de 1929: 31y 32
8- Boletín Oficial de Departamento Beneficencia y Sanidad. 1909: 642
9.- El Enfermero Cubano. Órgano Oficial de la Asociación de Enfermeros de Cuba. Julio 1930: 13
10.- El Auxiliar Médico. Órgano Oficial del Colegio Nacional de Enfermeros de Cuba, nov 1947: 22
11.- Obra citada el 10 julio1939: 15
12.- Ancheta Niebla Eduarda. Historia de la Enfermería en Cuba. Editorial de Ciencias Medicas 2004: 139
13.-Obra citada en 12: 144
14.-Decreto Ministerial # 414 de febrero 1962 departamento Jurídico MINSAP. La Habana
15.- Obra citada en 12: 153
16.- Obra citada en 12: 158
17.- Obra citada en 12: 160
18.- Roig de Leuchsenring. E, La Habana. Apuntes Históricos 2da edición. Oficina del Historiador de la Ciudad de la Habana 1964: 145-146
19.- Libro de registro de Títulos. Archivo de Docencia médica media Ciudad La Habana

Manuel Solórzano Sánchez
Enfermero. Hospital Universitario Donostia de San Sebastián. Osakidetza /SVS
Colegiado 1.372. Ilustre Colegio de Enfermería de Gipuzkoa
Miembro de Enfermería Avanza
Miembro de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN, A.C.
Miembro no numerario de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País. (RSBAP)

miércoles, 24 de julio de 2013

HERMANAS DE LA SANIDAD



Publicado el Artículo Original (entremés) en el Vol. XIV, Primer Semestre, Junio 2013 en el número 37 de Panace@, Revista de Medicina, Lenguaje y Traducción con hiperenlace clicable a: www.tremedica.org/panacea.html
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Autores: Jarmila Jandová, Fernando A. Navarro y Lorenzo Gallego-Borghini

Aunque los libros de historia de la medicina suelen pasarlo por alto, la Iglesia católica desempeñó una función crucial en el desarrollo histórico de la asistencia sanitaria gratuita, de la medicina hospitalaria y de la moderna enfermería profesional.

Por ejemplo, mediante la fundación, el 29 de noviembre de 1633, de una congregación religiosa femenina dedicada exclusivamente al servicio corporal y espiritual de los enfermos pobres: la Sociedad de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, más conocidas como «hermanas (o hermanitas) de la caridad». Durante siglos, pues, en muchas partes de Europa todas las enfermeras que ejercían en hospitales eran monjas. Y esta costumbre ha dejado huella en el lenguaje. En español nadie llamaría hoy «hermana» ni «sor» a una enfermera civil, pero las cosas son muy distintas en otras lenguas, como puede comprobarse en los cuatro ejemplos siguientes:

1).- Checo. En checo a la enfermera se le dice «hermana» (sestra, plural sestry). Y es que también en los países checos tradicionalmente las enfermeras en los hospitales fueron monjas. Por extensión, se empezó a llamar sestry (“hermanas”) también a las enfermeras civiles, y se las siguió llamando así aun después de la liquidación de las órdenes religiosas por el régimen comunista.

Lo curioso del caso es que no se trata solamente de un nombre popular o coloquial, sino que es también el término neutro y oficial para las enfermeras: zdravotní sestry (de zdraví, “salud”, y zdravotní, “sanitario”; algo así como “hermanas sanitarias” o “hermanas de la sanidad”). Surge entonces una pregunta obvia: ¿cómo se llamarán los enfermeros? Para ellos, la tradición no ha creado un nombre tan íntimo, no son «hermanos», pues antaño en los hospitales no solían trabajar monjes ni frailes.

Enfermero en checo es ošetřovatel (de ošetřovat, “cuidar” [a un enfermo]). La forma femenina es ošetřovatelka, pero suele tener un uso más restringido, pues se aplica más bien a la mujer que cuida a largo plazo y hace compañía a un paciente crónico en su casa (Por ejemplo, con enfermedad de Alzheimer), lo saca a pasear, charla con él, etc.; es decir, más o menos lo que en español sería una cuidadora.

Todas las enfermeras son oficialmente zdravotní sestry, pero los pacientes suelen dirigirse a ellas usando sestřičko (vocativo del diminutivo sestřička, “hermanita”) o abreviadamente sestři, lo cual es bastante familiar o cariñoso, como hablando en confianza, o para caer bien a la enfermera, que es algo muy importante en el sistema sanitario checo. El médico, en cambio, no llamará así a la enfermera, sino que usará el vocativo estándar sestro.

2).- Alemán. En los países germánicos, es también habitual llamar Schwester (literalmente, “hermana”) a cualquier enfermera; por ejemplo, en expresiones como Hilfsschwester (“auxiliar de clínica”), Instrumentierschwester (“enfermera instrumentista”), Kinderkrankenschwester (“enfermera puericultora”), Lernschwester (“estudiante de enfermería”), Nachtschwester (“enfermera del turno de noche”), Oberschwester (“supervisora de planta”), OP-Schwester (“enfermera de quirófano”), etc.

La fotografía anexa corresponde a una Krankenschwester o enfermera civil alemana allá por los años cuarenta del siglo XX; como puede apreciarse, su uniforme parece evocar claramente el hábito religioso de las monjas.

3).- Inglés británico. En los hospitales del Reino Unido, sigue siendo habitual llamar sister (o también matron) a la supervisora o enfermera jefe de un servicio, de un departamento o de una planta hospitalaria; es decir, lo que en los EEUU. sería nurse manager. Y este uso se mantiene bien vivo, sobre todo en el lenguaje oral, pese a los esfuerzos oficiales por desterrarlo (véase este enlace).

4).- Ruso. También en ruso, por último, encontramos un derivado de la palabra «hermana» para dar nombre a la enfermera; más concretamente, медицинская сестра (meditsínskaya sestrá), que literalmente vendría a significar algo así como “hermana de la medicina”, “hermana medicinal” o “hermana que trabaja en la medicina”, si bien coloquialmente se usa la contracción медсестра (medsestrá). El masculino, едицинский брат (meditsinkski brat), está formado con la palabra «hermano» (brat), cuya raíz común con brother y Bruder es fácilmente reconocible, igual que la de sestrá (sister, Schwester).

TREMÉDICA. Asociación Internacional de Traductores y Redactores de Medicina y Ciencias Afines.

AGRADECIMIENTOS
Bertha Gutiérrez Rodilla. Directora de Panace@
Juan V. Fernández de la Gala. Universidad de Cádiz
Jarmila Jandová. Bogotá y Praga.
Fernando A. Navarro
Lorenzo Gallego-Borghini


Manuel Solórzano Sánchez
Enfermero. Hospital Universitario Donostia de San Sebastián. Osakidetza /SVS
Colegiado 1.372. Ilustre Colegio de Enfermería de Gipuzkoa
Miembro de Enfermería Avanza
Miembro de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN, A.C.
Miembro no numerario de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País. (RSBAP)
  

lunes, 15 de julio de 2013

BARBEROS. COFRADÍAS DE SAN COSME Y SAN DAMIÁN



Los Barberos. Recordando a nuestros antepasados

Los profesionales del arte del curar se erigen en cofradía según en que partes del estado sobre 1496, bajo el patrocinio de San Cosme y San Damián y se atribuyen el monopolio de las licencias para ejercer su profesión. No es extraño ver las fricciones que resultaron entre las cofradías y el Protomedicato, ya que algunas de sus funciones se solapaban. (Pedro Gil-Sotres).

FOTO 001 San Cosme y San Damián

En Europa, la primera norma legal conocida que reguló la práctica médica data de 1140, cuando Roger, rey de las Dos Sicilias, decretó que todo médico que quisiera ejercer en su Reino debía solicitar la autorización preceptiva a los oficiales Reales. A esta normativa se sumó otra sobre el currículum profesional. Fue el emperador Federico II, quien en 1240 exigió al futuro médico los estudios de tres años de filosofía y cinco años de enseñanza médica teórica. A los que había que sumar un año de aprendizaje práctico bajo la tutoría de otro médico aprobado. Este monarca también fue el primero en separar la medicina de la farmacia, especificando las funciones y la forma de trabajar de los boticarios (1).

En cada uno de los reinos hispánicos, la regulación del ejercicio profesional de médicos, boticarios y cirujanos siguió una pauta diferente según fueran los poderes públicos, municipales o reales, o los gremiales.

Alfonso X fue el rey peninsular que primero dictó normas reguladoras, a través del Fuero real de 1255, donde establece que los médicos y cirujanos no pueden ejercer sin haber sido aprobados previamente por los físicos establecidos donde van a trabajar o, en su defecto, por los alcaldes de la villa. Esta norma especifica además, que no se trate a ninguna mujer antes de obtener el consentimiento del marido o familiar responsable directo. Esta última prohibición, de origen visigótico, estaba contenida en el Fuero Juzgo del año 687 al 708.

FOTO 002 Alfonso X el Sabio. Miniatura de Las Cantigas de Santa María (Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, Madrid). Alfonso XI el Justiciero. Moneda

La preocupación de Alfonso X por regular el ejercicio de la medicina en su reino, no terminó con lo legislado en el Fuero Real. Las Partidas, redactadas entre 1256 a 1265, contienen disposiciones sobre las condiciones que deben reunir, así como los castigos que deben recibir en caso de mala práctica y las cualidades de los médicos y cirujanos reales. Pero no tuvo fuerza legal hasta 1348, cuando Alfonso XI promulgó el Ordenamiento de Alcalá. Hay que reconocer al Rey Sabio, ya que durante su reinado se potenció la universidad castellana de Salamanca. En el Reino de Aragón fue Alfonso III (1285 – 1291) quien estableció que los físicos y cirujanos no pudieran ejercer sin haber pasado previamente un examen ante notables y expertos del lugar (1).

Los barberos, aunque estaban citados ya en el Fuero Juzgo, seguían ejerciendo sin que se les aplicase la legislación hasta bien entrado el reinado de los Reyes Católicos. Con la unión de los Reyes Católicos, se crea el Tribunal del Protomedicato.

La cofradía
Fue fruto del espíritu espontáneo de asociación, basado en la sociabilidad humana. No se movía por inercia, sino a impulsos siempre de un móvil, y ese móvil es el religioso, unido al beneficio y también al profesional. De la configuración de uno, dos o tres factores nacen la Cofradía religiosa, la religiosa-benéfica y la gremial.

La Cofradía surge por acuerdo mutuo entre los hombres, sin intervención de poderes extraños, ni intromisiones de los mismos, y sí sólo con la aprobación y el beneplácito de la Iglesia.

La Cofradía concedía el auxilio más a título de gracia que de derecho y siempre supeditado a la pobreza del cofrade. El auxilio de enfermedad varía la posición de las distintas cofradías frente al riesgo de enfermedad. Algunas cofradías prescribían, bien que los médicos y boticarios pertenecientes a las mismas, visitasen gratis a los enfermos y los auxiliasen, bien que los mayordomos se preocupasen de que no careciesen de uno y otro los enfermos.

En Andalucía y Navarra, por ejemplo, era corriente que el cofrade enfermo fuese alojado en el hospital propio y allí atendido por los médicos del mismo y alimentado hasta su restablecimiento, a cuenta de la Hermandad. A finales del siglo XVII se acercaban a 20.000 las cofradías organizadas en los Reinos de la Península Ibérica.

La Cofradía de los Molineros de agua de Palma de Mallorca, hacía extensivos los socorros en los casos e enfermedad a la familia. La Cofradía abarcaba a todas las clases sociales: labradores, profesiones liberales, artesanos, mercaderes, etc. Fue tan magnífica la floración del espíritu de fraternidad entre los trabajadores andaluces, que se puede afirmar que en la Sevilla del reinado de los Reyes Católicos casi todos los trabajadores estaban asegurados contra los riesgos de enfermedad y accidente. (2)

El gremio
Nace como una consecuencia del estado social de la época en que la escasez de habitantes y de numerario, el aislamiento de los centros de población, el estado de indisciplina civil y la vida pobre y escasa en gustos, etc., trajeron como lógica derivación una economía rudimentaria, en la que cada centro se limitaba a producir tan sólo aquello que consumía y a consumir lo que producía.

El sistema gremial tendía a convertir en soberano más bien al productor experto y especializado que al consumidor. Esta fue una de las fuentes de la ideología del profesionalismo que emergió en el siglo XIX. Es uno de los aspectos del problema general de mantener la autonomía profesional dentro de la estructura social. En algunos casos, como la medicina, el estado del conocimiento profesional no proporcionaba mucha base para una especialización. Las técnicas e instrucción médicas de un médico estaban limitadas principalmente al arte de escribir complicadas recetas. Puede que tuviese una cultura en literatura y cultura clásica, pero se basaba sobre todo en sus modales de caballero, su comportamiento impresionante y la ignorancia de su cliente para desarrollar su trabajo como médico (2).

Las Hermandades o Cofradías de Socorro
Si hasta entonces la Cofradía practicó un seguro embrionario en beneficio de los humildes y de los débiles, a partir de ahora la Hermandad amparará con un derecho pleno, taxativo y determinado a cuantos a la misma se asocien. Por ello, ya no cabe hablar de un socorro o de un auxilio, más o menos generoso, de la Cofradía, a sus miembros, sino de un seguro con todas sus características esenciales.

La mutualidad nacía, espontáneamente por acuerdo expreso de los asociados, que establecían entre ellos una regla que a todos obligaba por igual. Esta era la ordenanza. En ella aparecían reguladas las admisiones y expulsiones, las cuotas y las derramas, los cargos de gobierno y admisión, el manejo de caudales y distribución de fondos, y, con mayor detalle, las prestaciones que cada socio había de recibir en los distintos riesgos: enfermedad, invalidez, muerte, prisión, etc.

FOTO 003 Cofradías medievales

Dentro de las Hermandades de Socorro existieron diferentes clases o agrupamientos. Hubo Hermandades de Socorro generales, profesionales, de labradores, de profesiones liberales, gremiales, de ciegos, etc. Y en cuanto a los seguros que practicaron se dividen fundamentalmente en dos: las Hermandades de Socorro de muerte y las Hermandades de Socorro de enfermedad. Las primera aseguraban al asociado contra los gastos de entierro y lutos con cantidades y prestaciones fijas y determinadas; mientras que las segundas aseguraban contra los riesgos de enfermedad, accidente, invalidez, muerte, maternidad, prisión y en casos excepcionales, los de vejez y supervivencia, en algunas existían también el seguro total y el auxilio contra el paro, aunque éste era rarísimo y embrionario, a manera de caridad, pues no era problema ni riesgo que acuciase extraordinariamente a los artesanos y obreros en estos siglos (2).

Las asociaciones sanitarias medievales
Durante la edad media se observa un incremento de estas asociaciones, asistiendo en Europa al nacimiento de múltiples gremios o cofradías.

Bajo esta denominación se agrupaban los practicantes de un oficio determinado que, encomendados a uno o varios santos, contraían una serie de compromisos. Las obligaciones adquiridas eran de tipo religioso, fundamentalmente de culto; de tipo social y de tipo profesional, estableciendo las condiciones para ejercer el oficio de que se tratase (1).

Hay constancia de las cofradías aragonesas detectan que la formación de dichas entidades corresponden en exclusiva a los que practican un oficio sanitario determinado. Así nos encontramos con el Colegio de Barberos y Cirujanos mallorquines, que queda constituido en 1441, pero sus primeros pasos datan de 1329 (Granjel, L.S. 1968). Aunque durante el siglo XIV, solo hemos localizado una Cofradía en la que se asocien las tres facultades sanitarias; la Cofradía de Médicos, Especieros y Barberos de Gerona de 1366, a la que se refiere Massons, J.M. (1981). Durante el siglo XV aparece la Cofradía de Barberos y Cirujanos de Barcelona (3)

La Cofradía de San Cosme y San Damián de Pamplona
En 1496 siendo Navarra reino independiente surge la primera Cofradía sanitaria. Estando Navarra en una guerra de banderías, los profesionales de la capital encabezados por el médico, el cirujano y el boticario de los Reyes, celebran una reunión el día 31 de enero, de donde salen las ordenanzas por las que se regirán en lo sucesivo los médicos, boticarios, cirujanos y barberos que pretendan ejercer en Pamplona (Núñez de Cepeda).

La Cofradía siguiendo con la costumbre eligen una iglesia como sede, no solo para cumplir con sus obligaciones religiosas sino además poderse juntar para sus reuniones. Eligieron la capilla del convento del Carmen donde se reunieron durante su existencia. De la lectura del acta se extrae el número de profesionales existentes en Pamplona en enero de 1496. Nueve barberos, cuatro boticarios, dos cirujanos y un físico. Llama la atención que para 5.000 habitantes que poblaban Pamplona solo estaba el médico de los Reyes, Juan de Elizondo. Se da a entender en los documentos encontrados que para ejercer las profesiones sanitarias no bastaba con superar un examen, sino que además era imprescindible pertenecer a la Cofradía. También les decían que el que quisiese abrir tienda de botica o de barbería deberá tener antecedentes morales intachables. Este requisito es probablemente, el primer precedente de lo que posteriormente se llamará “limpieza de sangre”. También se aclara que el aspirante a barbero debe ser avalado por un médico y los diputados, pero el examen de suficiencia lo realizarán colegiadamente los propios barberos (1).

Ordenanzas de la Cofradía de San Cosme y San Damián de Pamplona
Fechadas el 7 de junio de 1496
Empiezan así “In nomine domini amen. Manifiesto a cuantos las presentes verán y oirán. En el año de la natividad de nuestro señor mil cuatrocientos noventa y seis… Ordenanzas hechas por los médicos de los reyes nuestros señores, apotecarios, cirujanos y barberos de presente teniente botigas en la ciudad de Pamplona las cuales con autoridad de los dichos reyes se han de observar y guardar”.

Ordenanza 14
Al que ejerza sin licencia se le impondrá una multa de 15 florines, 5 para el delator y 10 para la Cofradía y diputados. Si reincide, “que le fagan correr la ciudat, comfíscando todo lo que obiere”.

Ordenanza 16
El barbero examinado y aprobado que desee poner barbería, una vez conocidos sus antecedentes, abonará a la Cofradía 10 florines si es extranjero y ha aprendido el oficio en otra parte, 8 florines si ha hecho el aprendizaje en Pamplona y 6 florines si es hijo de cofrade.

Ordenanza 17
El aspirante a barbero, deberá ser presentado “por el físico de dicha ciudad y los diputados”, realizando, seguidamente, un examen teórico y práctico ante “todos los Maestros de la dicha arte”.

Ordenanza 18
Si cumple satisfactoriamente todas las condiciones, pueda abrir tienda.

Ordenanza 19
Disposición transitoria por 10 años, para admitir a examen a los que hayan cumplido con provecho su aprendizaje, aunque no sepan leer. Se impone como condición no realizar curas peligrosas sin asistencia de otro maestro. En caso contrario, pagará una multa de 1 florín y lo que haya recibido por la cura.

Ordenanza 20
Ordenamos que ningun maestro, obrero, soldadero (asalariado) o aprendiz haga barbas en domingo, dias solemnes, dias de Corpus Christi, todo santos, viernes sanctos hasta ser acabado el oficio, ni dias de Niestra Señora a causa de la feria, ni en las fiestas de nuestros patronos San Cosme y San Damian”. Si fuera perjuro, pague a la Cofradía 1 florín, sin mercede alguna.

Ordenanza 21
Si un cofrade pide ayuda a otro para una cura peligrosa, debe pagarle de sus honorarios, so pena de 1 florín. Si el paciente es pobre, debe continuar la cura según mandato del arte y por caridad. Si un cofrade inicia una cura y el paciente acude a otro cofrade, este no debe verle, o verle solo una vez. Si el caso es grave, hasta que el primer cofrade no haya cobrados sus honorarios, o de permiso. La multa por no cumplir esta condición será de 2 florines más lo que haya cobrado por la cura.

Ordenanza 22
En el caso de un paciente sea atendido en primera instancia por dos o tres maestros y luego este paciente sólo quiere uno o dos, puede elegir a quien quiera, pero el escogido no debe verle hasta que haya pagado su trabajo a los otros. La tarifa de una llaga simple será de 10 blancas y la de una llaga compuesta, 5 groses. El que no cumpla estas reglas, será multado con 1 florín.

Ordenanza 23
Ningún aprendiz intente cambiarse de maestro, “so pena de dos florines, o mas segunt por los Diputados será adjudicado”, a no ser con conocimiento y permiso del primero. La condición para que esta norma sea válida es que el primero enseñe el oficio correctamente “a vista de los dichos Diputados”.

Ordenanza 24
Si aconteciera morir algún Maestro de las dichas artes”, se autoriza mantener la tienda abierta a las viudas “viviendo en su honesto y casto viudage”, poniendo al frente de ella a un aprendiz o a un hijo que domine el oficio. Como condición, en consultas de cirugía, deben estar acompañados “por alguno de los otros maestros del arte”. La multa por no cumplir esta regla será de 1 florín y el importe de la cura.

FOTO 004 Gremios y Cofradías

Ordenanza 25
Si muere la viuda, se cerrará la tienda.

Ordenanza 28
Nombran examinadores de médicos, cirujanos, barberos y boticarios a Juan de Elizondo, Pedro de Lizásoain, Miguel de Spinal y Martín de Artieda.

Termina diciendo: “Don Joan por la gracia de Dios Rey de navarra Duque de Nemox de Gandia de Montblanc de pennafiel, Conde de Fox, señor de Vearne, de Ribagorza, de pontiebre de peyregord, Vizconde de Limoges par de francia y señor de la Ciudad de Valaguer, y donna Cathelina por la misma gracia propietaria de dicho Reyno duquesa de los dichos ducados, condesa de los dichos condados y señorios. A quantos las presentes verán salud”. (…) “En testimonio de lo cual habemos mandado dar las presentes (ordenanzas) selladas del sello de la Chancillería. Dada en nuestra ciudad de pamplona a siete días del mes de junio año mil cuatrocientos y noventa y seis. Johan. Cathelina. Por el Rey y por la Reyna en su consejo Martin de Annox Secretario. Joan de Jassu doctor. (1) (El Protomedicato Navarro y las Cofradías de San Cosme y San Damián, página 315 a 317).

En la Propuesta del doctor Echandi sobre reforma del Protomedicato y creación de un Colegio de Medicina Cirugía y Farmacia en Pamplona (1780 – 1785), queremos destacar en el:
Título 32. De la supresión de Barberos
Artículo 1.- Se acusa a los barberos de practicar intrusismo, opinando que es un oficio superfluo.
Artículo 2.- Se expresa la conveniencia de no examinar ni conceder títulos de barbero durante 8 años.

Título 33. De las parteras
Artículo 1.- Se expresa la deficiente cualificación de las parteras y el intrusismo observado en este oficio.
Artículo 2 y artículo 3.- Describe las malas actuaciones que realizan.
Artículo 4.- Propone que en adelante sufran el examen que expone en el plan complementario.

Título 34. De las exenciones de los Cirujanos Latinos
Artículo 1.- Para fomentar la cirugía, las plazas de examinadores y de catedráticos de Cirugía, solo podrán ser ocupadas por cirujanos latinos.
Artículo 2.- Una vez haya suficiente número de cirujanos latinos, se prohibirá el ejercicio de cirujanos romancistas en poblaciones superiores a los 200 habitantes. El romancista que no obedeciera esta orden sería suspendido en su profesión por 6 meses.
Artículo 3.- Como los cirujanos latinos no podrían sobrevivir en Pamplona, y en otros lugares, sin hacer barbas, se les permite, siempre que las hagan sus mancebos.
Artículo 4.- A los cirujanos latinos que obtuvieran el título en el Colegio de Pamplona, se les dará el grado de Bachiller, al igual que los que estudian en los colegios de Barcelona y Cádiz. (1) (El Protomedicato Navarro y las Cofradías de San Cosme y San Damián, página 325).

En Valladolid, “el 18 de Setiembre de 1578, se erigió la Cofradía de los Santos Mártires San Cosme y San Damián, y se aprobó por el Abad en 26 del mismo mes y año. Los Cofrades son todos barberos: sus efectos consisten en un censo de 82 reales de réditos, y varias limosnas, que según el cargo último sube todo á I&200 los que se invierten en una función de Animas, sufragios y propinas entre los mismos” (4).

En Madrid en 1753, encontramos otra referencia de la Cofradía que dice así: “El Colegio de Madrid era promovido por T. Dischenay, primer cirujano del Rey, y otros destacados cirujanos de la corte y la familia real. Antes que un centro educativo se presentaba como un Colegio profesional que frente a la desacreditada Cofradía de San Cosme y San Damián, agrupase a la élite profesional con el objetivo de lograr un mayor prestigio social. Su peculiaridad residía en que la mera pertenencia al Colegio, según privilegio fundacional, facultaba para el ejercicio de la cirugía; para evitar la presencia masiva de miembros de la Cofradía, impusieron un durísimo examen de ingreso que, de hecho, muy pocos cirujanos españoles podían afrontar con éxito. Estas dos características le enfrentarán abiertamente con el Protomedicato, que deseaba recuperar el privilegio de otorgar licencias, y con la Cofradía de San Cosme y San Damián que perdía el monopolio de la organización profesional madrileña” (5).

El Protomedicato, aunque admitía que los aprobados por el Colegio poseían amplios conocimientos acreditados, reclamaba el cumplimiento de la formalidad del examen ante el Tribunal. Por su parte, el Colegio alegaba que esta prueba era absolutamente inútil ya que los examinadores de oficio, en su mayoría médicos latinistas, no sabían nada de cirugía. Oídos todos los informes, el Consejo de Castilla resolvía a favor de la institución central castellana, manifestando su voluntad de racionalizar la iniciativa estatal en materia de control sanitario.

FOTO 005 Barbero sacamuelas

Los miembros de la Cofradía, en su mayoría barberos y cirujanos romancistas, al ser rechazados en su aspiración a ingresar en el Colegio, ven seriamente minado su prestigio como cirujanos, ya que, en la práctica, la nueva institución se presentaba como una alternativa con aspiraciones a controlar la asistencia quirúrgica en Madrid. Desde su aparición, los enfermos de la corte disponían de un criterio claro de demarcación entre <> y <> profesionales. La acción del Protomedicato en este conflicto se limitó a exigir del Colegio una significativa reducción de los rigores del mencionado examen de ingreso. Sin embargo, cualquier iniciativa que directa o indirectamente mermase el poder gremial, era bien recibida tanto por el Protomedicato, como por la Administración central. Así, el Colegio de San Fernando comienza a impartir docencia en 1753, mientras la Cofradía, un año más tarde, pierde el privilegio de conceder licencias para el ejercicio profesional. En esta misma línea, quedará reducida en 1767 a una mera organización fraternal que promueve actos sociales y religiosos (5).

En Gipuzkoa, el número de hospitales llegó a ser tan crecido en la Provincia que en una visita de inspección, girada en 1586, se encontraron edificios de este género en casi todos los pueblos de alguna consideración, como: Alegría, Anzuola, Deba, Hernani, Segura, Fuenterrabía, Lezo, Orio, San Sebastián, Tolosa, Usurbil, Vergara y Villafranca, aunque la mayoría de ellos no tenían comodidades para el destino que se les daba, ni contaban con rentas bastantes para sostenerse.

Sobre 1530 había pocos médicos y barberos. Isasi dice: que los naturales de esta Provincia no tenían afición a esta facultad, y que nadie seguía esta carrera «sino era por maravilla», debido, sin duda, añadimos nosotros, a la escasa retribución que en el país se obtenía con estas profesiones (6).

Además de Médicos, había también Cirujanos. La carrera de éstos era más abreviada, y todavía en el siglo XVIII no se les exigían más estudios que la asistencia a un curso de Anatomía práctica y dos años de audición de los tratados quirúrgicos, con más tres años de práctica en los hospitales. Estos tales eran conocidos generalmente en el país con el nombre de Barberos, porque además de la obligación de la asistencia facultativa a los enfermos, tenían la de rasurar semanalmente a los igualados, conforme se ve en las escrituras de ajuste que otorgaban en los pueblos. Por un celemín o dos de trigo al año, asistían a todos los individuos de la familia en sus dolencias y quitaban la barba a los varones cada semana (6).

Los saludadores se dedicaban a curar las mordeduras de los perros, de las culebras y de otros bichos malignos por medio de la succión y emplastos. Era creencia general, que cuando un matrimonio tenía siete hijos varones seguidos, el séptimo hijo tenía una cruz en la lengua y en ella virtud curativa especial, y aunque éstos eran considerados los más aptos para dedicarse a este oficio, otros, sin reunir aquella condición, se dedicaban también a explotar la ignorancia de las gentes. La Provincia prohibió el ejercicio de este oficio por acuerdo de 1743, que fue confirmado en 1757 (6).

El Corregidor le encarga en 1590 al doctor Arzallus que, además de las boticas, extendiera la visita de inspección a los Cirujanos, Barberos y Algebristas de los pueblos de Gipuzkoa.

Hay pueblos que carecen de médico y en estos son asistidos por Practicantes, cuyos conocimientos en la actualidad consisten en cuatro semestres de estudios - teóricos y dos cursos de prácticas.

Antiguamente existió en San Sebastián una Cofradía de San Cosme y San Damián, formada por los Médicos, Cirujanos, Barberos y Boticarios que residían en esta población. No hace muchos años todavía, debieron conmemorar este día en San Sebastián, con una solemne función religiosa, muchos señores pertenecientes a las clases citadas, que acudieron de diferentes pueblos de Guipúzcoa, pero no existe la Cofradía ó Hermandad que en lo antiguo tenían (6).

En la revista “antzina” encontramos: “Curar es”, según el diccionario de autoridades de 1729: “Aplicar al enfermo las medicinas convenientes, según la enfermedad que padece: lo que es oficio propio de los médicos y cirujanos”. Pero no solo ellos, hay muchos oficios ligados al arte de curar. Algunos han desaparecido o han evolucionado, como los sangradores, algebristas (el que “concierta huesos dislocados”), hernistas (“el cirujano que entiende con particularidad de hernias”), curadores de la tiña, curanderos, nodrizas, parteras, barberos que sacan muelas. Otros se han mantenido hasta nuestros días: es el caso de las profesiones sanitarias, la medicina (medicina y cirugía se unificaron en 1829), la enfermería y la farmacia (7).

FOTO 006 Grabado de la época. En él se ve la Bacía de Barbero en el lado izquierdo

Una anécdota que cuenta Carmen de Burgos del médico de Corella (Navarra), Mariano Larra que decía: “Los doctores de la salud pública que hacen mejores curas son: El doctor Tiempo, el doctor Paciencia y el doctor Dieta Rigurosa” (7).

Según Santiago Cruz que dice: Los barberos de Mallorca habían constituido una cofradía-gremio con examinadores a finales del siglo XIV. En la Edad Media todos los que atendían a los enfermos de cada comunidad formaron una cofradía. Los barberos no sólo atendían las barbas y rasuras, también los problemas dentarios; los flebotomianos, quienes realizaban preferentemente las sangrías; los algebristas quienes componían los huesos; los cirujanos que tenían a su cargo toda enfermedad externa y se internaban en el cuerpo humano para extraer tumores y cálculos o para realizar las disecciones con fines docentes. Los médicos, quienes si bien no compartían con los anteriores el mismo status profesional y social, seguramente se unieron a la cofradía con la intención de salvaguardar su labor frente a la intrusión de extraños (8).

La referencia más antigua nos viene de León donde antes de finalizar el siglo XIV, se constituyó una cofradía de cirujanos (descrito por Agustín Albarraicín en el Médico interactivo), esta cofradía fue confirmada por Juan I de Trastámara en 1392. También nos dice el mismo Agustín que ya antes existía la Cofradía de barberos y cirujanos mallorquines, que habían ya constituido un Colegio con examinadores. Todas estas Cofradías recibieron el nombre de San Cosme y San Damián, aunque existen algunas con diferentes nombres como la de San Lucas. También aparece en 1408 en Barcelona la existencia de una Cofradía de cirujanos y barberos, la cual fue elevada a categoría de Colegio en 1485 por Alfonso V de Trastámara, llamado “El Magnánimo”. En el mismo Reino de Aragón, en la ciudad de Valencia encontramos otra cofradía en 1443. En Huesca la Cofradía de San Lucas y los Santos médicos Cosme y Damián agrupa a “físicos, cirujanos y especieros o meges, apotecarios e cirúgicos”. Sus estatutos fueron aprobados en junio de 1480 y en ellos se nombran como cuidar a los enfermos: tratar a los enfermos, comportamiento en los hospitales, la jerarquía entre los diferentes facultativos: médicos, cirujanos y boticarios; las obligaciones religiosas y las penas por no obedecer las regulaciones. Tempranamente se convirtió en Colegio y confirmó sus ordenanzas el rey Fernando el Católico en 1508 (8).

Los ciudadanos de Zaragoza hacen lo mismo en 1495 y bajo la misma advocación. Sus constituciones son explícitas: “Ningún físico ni cirujano del Colegio de San Cosme y San Damián concurra, ni pueda concurrir dentro de la ciudad de Zaragoza en la práctica tanto de medicina como de cirugía, con otro médico o cirujano, aunque fuese graduado, sin que sea cofrade y tenga juradas las ordenaciones, bajo la pena de 20 sueldos” (8).

FOTO 007 San Cosme y San Damián. Torredonjimeno. Foto José M.

Los Santos Médicos Cosme y Damián fueron los patrones de los médicos, cirujanos, boticarios y barberos. Se les invocaba contra la peste, pero sobre todo, se les invocaba contra el muermo, la inflamación de las glándulas, la tiña, las afecciones renales, los cálculos, las inflamaciones de vientre y la incontinencia urinaria infantil. También se convirtieron en patrones de los hospitales y se crearon cofradías en nombre de San Cosme y San Damián (9).

Cosme y Damián nacieron en Arabia en el siglo III D.C. Eran hermanos gemelos y tanto ellos como sus otros tres hermanos perdieron a su padre cuando eran pequeños. Su madre, una mujer de grandes virtudes cristianas, los educó en la fe cristiana. Nos cuenta la leyenda que ambos aprendieron medicina en Siria y que ejercieron esta noble profesión en Egea, Cilicia. Allí aplicaron sus conocimientos médicos tanto a personas como a animales y con gran pericia curaban cualquier tipo de enfermedad (9).

Aun así, cuando todo les fallaba su fe ciega en Dios les favorecía para poder obrar milagros. Éste don atrajo a muchas personas deseosas de curarse, fuesen éstas cristianas o no. De hecho, muchos de sus pacientes no creyentes se convirtieron a la fe cristiana después de su curación. Cosme y Damián ejercían su profesión más por devoción que por las ganancias que podían obtener ya que se negaban a cobrar por sus servicios. Los hermanos vivieron en tiempos del emperador Diocleciano (284 - 305), uno de los perseguidores más acérrimos que ha conocido la historia del cristianismo. En ésta época, Lisias, el gobernador de Egea, estaba bajo órdenes estrictas de Diocleciano de neutralizar a los cristianos. La fama y la reputación que rodeaba a los médicos milagrosos no podían pasar desapercibidas para el gobernador quien les hizo llamar junto con sus otros tres hermanos, Antimo, Leoncio y Euprepio.

Siguiendo el Edicto en Contra de los Cristianos decretado por Diocleciano, Lisias les dio la opción de apostatar o morir. Sin embargo, con la pretensión de que renegaran de su fe, los hermanos fueron sometidos a toda clase de torturas, físicas y morales. Pero ni los intentos de ahogar a los hermanos ni de quemarlos ni descoyuntarlos ni de crucificarlos y lapidarlos obraron efecto ya que un ángel siempre les salvaba. Tan sólo la decapitación pudo con ellos. Después de muertos también obraron milagros, contándose entre los más famosos la presencia de un camello en su entierro para explicar a los allí reunidos cómo enterrarlos y el trasplante de una pierna que realizaron los hermanos (9).

FOTOS
Foto 001

Foto 002 Alfonso X el sabio
Alfonso X el Sabio. Miniatura de Las Cantigas de Santa María (Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, Madrid)
Alfonso XI el Justiciero. moneda

Foto 003 Cofradías medievales

Foto 004 Gremios y Cofradías

Foto 005 Barbero sacamuelas

Foto 006 Barbero. Grabado, imagen escaneada del libro: El Protomedicato Navarro y las Cofradías de San Cosme y San Damián. El control social de las profesiones sanitarias en Navarra (1496 – 1829). Julio Sánchez Álvarez. Temas de Historia de la Medicina (número 9). Gobierno de Navarra. 2010

Foto 007 San Cosme y San Damián. Patronos de Torredonjimeno. 9-9-2012. Foto de José M.

BIBLIOGRAFÍA
1.- El Protomedicato Navarro y las Cofradías de San Cosme y San Damián. El control social de las profesiones sanitarias en Navarra (1496 – 1829). Julio Sánchez Álvarez. Temas de Historia de la Medicina (número 9). Gobierno de Navarra. 2010

2.- Historia de la Enfermería Española. Francisco Ventosa Esquinaldo

3.- García Ballester, L.

4.- Parroquia de Santiago, folio 117, número 56. Memorias Políticas y Económicas. Tomo XXIII de la Ciudad de Valladolid. Por D. Eugenio Larrua. Año MDCCXCII

5.- El proceso de renovación de la cirugía en la Corte, así como las actuaciones del Protomedicato, el Consejo de Castilla, los médicos de Cámara de la Academia Médico-Matritense, ha sido excelentemente estudiado por M. E. Burke, The Royal College of San Carlos. Surgery and Spanish Medical Reform in the Late Eighteenth Century (Durham, N. C., 1977). Esta obra, sin duda, constituye uno de los estudios más serios y completes sobre la ciencia española de la Ilustración. Libro Temas de Nuestro Tiempo. Ciencia y Sociedad en España. José Manuel Sánchez Ron. Universidad Autónoma de Madrid.

6.- Noticia de las cosas memorables de Gipuzkoa, por Gorosabel. Y Compendio historial de Gipuzkoa). Libro: La editorial catalana Alberto Martín publicó entre los años 1915 y  1921 una obra titulada Geografía General del País Vasco-Navarro, realizada bajo la dirección de Francesc Carreras i Candi. Consta de seis volúmenes. Provincia de Navarra, volúmenes 1 y 2, escritos por Julio Atadil. Provincia de Vizcaya, volumen 3, obra de Carmelo Etxegaray. Provincia de Álava, volumen 4, redactado por Vicente Vera. Y por último la Provincia de Guipúzcoa, volumen 5, encargado a Serapio Múgica y para terminar el Volumen 6, País Vasco-Navarro.

7.- El Oficio de Curar. Conchi Ainciburu. Antzina. Junio 2006. http://www.antzinako.org

8.- Libro o trabajo: La Cofradía-Gremio durante la Baja Edad Media y Siglos XVI y XVII, el caso de la Cofradía de Cirujanos, Barberos, Flebotomianos y Médicos en España y la Nueva España. María Luisa Rodríguez-Sala Gómezgil. Universidad Autónoma de México. Barataria. Revista Castellano-Manchega de Ciencias Sociales número 10, páginas 149-163, 2009. ISSN: 1575-0825, e-ISSN: 2172-3184.

9.- Los Santos Médicos Cosme y Damián. Mónica Ann Walker Vadillo. University of Waterloo. Department of French Studies. Revista Digital de Iconografía Medieval, vol. III, número 5. 2011. Páginas 51 – 60.

AGRADECIMIENTO
Biblioteca Koldo Mitxelena de San Sebastián

AUTORES:
Raúl Expósito González
Enfermero. Servicio de Anestesia y Reanimación. Hospital “Santa Bárbara” de Puertollano. Ciudad Real. Experto en Barberos, Ministrantes y Sangradores

Jesús Rubio Pilarte
Enfermero y sociólogo. Profesor de la E. U. de Enfermería de Donostia. EHU/UPV
Miembro no numerario de La RSBAP

Manuel Solórzano Sánchez
Enfermero. Hospital Universitario Donostia de San Sebastián. Osakidetza /SVS
Colegiado 1.372. Ilustre Colegio de Enfermería de Gipuzkoa
Miembro de Enfermería Avanza
Miembro de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN, A.C.
Miembro no numerario de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País. (RSBAP)