Los
Barberos. Recordando a nuestros antepasados
Los
profesionales del arte del curar se erigen en cofradía según en que partes del
estado sobre 1496, bajo el patrocinio de San
Cosme y San Damián y se atribuyen el monopolio de las licencias para
ejercer su profesión. No es extraño ver las fricciones que resultaron entre las
cofradías y el Protomedicato, ya que algunas de sus funciones se solapaban.
(Pedro Gil-Sotres).
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001 San Cosme y San Damián
En
Europa, la primera norma legal conocida que reguló la práctica médica data de
1140, cuando Roger, rey de las Dos Sicilias, decretó que todo médico que
quisiera ejercer en su Reino debía solicitar la autorización preceptiva a los
oficiales Reales. A esta normativa se sumó otra sobre el currículum
profesional. Fue el emperador Federico II, quien en 1240 exigió al futuro
médico los estudios de tres años de filosofía y cinco años de enseñanza médica
teórica. A los que había que sumar un año de aprendizaje práctico bajo la
tutoría de otro médico aprobado. Este monarca también fue el primero en separar
la medicina de la farmacia, especificando las funciones y la forma de trabajar
de los boticarios (1).
En
cada uno de los reinos hispánicos, la regulación del ejercicio profesional de
médicos, boticarios y cirujanos siguió una pauta diferente según fueran los
poderes públicos, municipales o reales, o los gremiales.
Alfonso X fue el rey peninsular que
primero dictó normas reguladoras, a través del Fuero real de 1255, donde
establece que los médicos y cirujanos no pueden ejercer sin haber sido
aprobados previamente por los físicos establecidos donde van a trabajar o, en
su defecto, por los alcaldes de la villa. Esta norma especifica además, que no
se trate a ninguna mujer antes de obtener el consentimiento del marido o
familiar responsable directo. Esta última prohibición, de origen visigótico,
estaba contenida en el Fuero Juzgo del año 687 al 708.
FOTO 002 Alfonso X el Sabio. Miniatura de Las Cantigas de
Santa María (Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, Madrid). Alfonso XI el
Justiciero. Moneda
La
preocupación de Alfonso X por regular el ejercicio de la medicina en su reino,
no terminó con lo legislado en el Fuero Real. Las Partidas, redactadas entre 1256 a 1265, contienen
disposiciones sobre las condiciones que deben reunir, así como los castigos que
deben recibir en caso de mala práctica y las cualidades de los médicos y
cirujanos reales. Pero no tuvo fuerza legal hasta 1348, cuando Alfonso XI promulgó el Ordenamiento de
Alcalá. Hay que reconocer al Rey Sabio, ya que durante su reinado se potenció
la universidad castellana de Salamanca. En el Reino de Aragón fue Alfonso III
(1285 – 1291) quien estableció que los físicos y cirujanos no pudieran ejercer
sin haber pasado previamente un examen ante notables y expertos del lugar (1).
Los
barberos, aunque estaban citados ya en el Fuero Juzgo, seguían ejerciendo sin
que se les aplicase la legislación hasta bien entrado el reinado de los Reyes
Católicos. Con la unión de los Reyes Católicos, se crea el Tribunal del
Protomedicato.
La cofradía
Fue
fruto del espíritu espontáneo de asociación, basado en la sociabilidad humana.
No se movía por inercia, sino a impulsos siempre de un móvil, y ese móvil es el
religioso, unido al beneficio y también al profesional. De la configuración de
uno, dos o tres factores nacen la Cofradía religiosa, la religiosa-benéfica y
la gremial.
La
Cofradía surge por acuerdo mutuo entre los hombres, sin intervención de poderes
extraños, ni intromisiones de los mismos, y sí sólo con la aprobación y el
beneplácito de la Iglesia.
La
Cofradía concedía el auxilio más a título de gracia que de derecho y siempre
supeditado a la pobreza del cofrade. El auxilio de enfermedad varía la posición
de las distintas cofradías frente al riesgo de enfermedad. Algunas cofradías
prescribían, bien que los médicos y boticarios pertenecientes a las mismas,
visitasen gratis a los enfermos y los auxiliasen, bien que los mayordomos se
preocupasen de que no careciesen de uno y otro los enfermos.
En
Andalucía y Navarra, por ejemplo, era corriente que el cofrade enfermo fuese
alojado en el hospital propio y allí atendido por los médicos del mismo y
alimentado hasta su restablecimiento, a cuenta de la Hermandad. A finales del
siglo XVII se acercaban a 20.000 las cofradías organizadas en los Reinos de la
Península Ibérica.
La
Cofradía de los Molineros de agua de Palma de Mallorca, hacía extensivos los
socorros en los casos e enfermedad a la familia. La Cofradía abarcaba a todas
las clases sociales: labradores, profesiones liberales, artesanos, mercaderes,
etc. Fue tan magnífica la floración del espíritu de fraternidad entre los
trabajadores andaluces, que se puede afirmar que en la Sevilla del reinado de
los Reyes Católicos casi todos los trabajadores estaban asegurados contra los
riesgos de enfermedad y accidente. (2)
El gremio
Nace
como una consecuencia del estado social de la época en que la escasez de
habitantes y de numerario, el aislamiento de los centros de población, el
estado de indisciplina civil y la vida pobre y escasa en gustos, etc., trajeron
como lógica derivación una economía rudimentaria, en la que cada centro se
limitaba a producir tan sólo aquello que consumía y a consumir lo que producía.
El
sistema gremial tendía a convertir en soberano más bien al productor experto y
especializado que al consumidor. Esta fue una de las fuentes de la ideología
del profesionalismo que emergió en el siglo XIX. Es uno de los aspectos del
problema general de mantener la autonomía profesional dentro de la estructura
social. En algunos casos, como la medicina, el estado del conocimiento
profesional no proporcionaba mucha base para una especialización. Las técnicas
e instrucción médicas de un médico estaban limitadas principalmente al arte de
escribir complicadas recetas. Puede que tuviese una cultura en literatura y
cultura clásica, pero se basaba sobre todo en sus modales de caballero, su
comportamiento impresionante y la ignorancia de su cliente para desarrollar su
trabajo como médico (2).
Las Hermandades o Cofradías de Socorro
Si
hasta entonces la Cofradía practicó un seguro embrionario en beneficio de los
humildes y de los débiles, a partir de ahora la Hermandad amparará con un
derecho pleno, taxativo y determinado a cuantos a la misma se asocien. Por
ello, ya no cabe hablar de un socorro o de un auxilio, más o menos generoso, de
la Cofradía, a sus miembros, sino de un seguro con todas sus características
esenciales.
La
mutualidad nacía, espontáneamente por acuerdo expreso de los asociados, que
establecían entre ellos una regla que a todos obligaba por igual. Esta era la
ordenanza. En ella aparecían reguladas las admisiones y expulsiones, las cuotas
y las derramas, los cargos de gobierno y admisión, el manejo de caudales y
distribución de fondos, y, con mayor detalle, las prestaciones que cada socio
había de recibir en los distintos riesgos: enfermedad, invalidez, muerte,
prisión, etc.
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003 Cofradías medievales
Dentro
de las Hermandades de Socorro existieron diferentes clases o agrupamientos.
Hubo Hermandades de Socorro generales, profesionales, de labradores, de
profesiones liberales, gremiales, de ciegos, etc. Y en cuanto a los seguros que
practicaron se dividen fundamentalmente en dos: las Hermandades de Socorro de
muerte y las Hermandades de Socorro de enfermedad. Las primera aseguraban al
asociado contra los gastos de entierro y lutos con cantidades y prestaciones
fijas y determinadas; mientras que las segundas aseguraban contra los riesgos
de enfermedad, accidente, invalidez, muerte, maternidad, prisión y en casos
excepcionales, los de vejez y supervivencia, en algunas existían también el
seguro total y el auxilio contra el paro, aunque éste era rarísimo y
embrionario, a manera de caridad, pues no era problema ni riesgo que acuciase
extraordinariamente a los artesanos y obreros en estos siglos (2).
Las asociaciones sanitarias medievales
Durante
la edad media se observa un incremento de estas asociaciones, asistiendo en
Europa al nacimiento de múltiples gremios o cofradías.
Bajo
esta denominación se agrupaban los practicantes de un oficio determinado que,
encomendados a uno o varios santos, contraían una serie de compromisos. Las
obligaciones adquiridas eran de tipo religioso, fundamentalmente de culto; de
tipo social y de tipo profesional, estableciendo las condiciones para ejercer
el oficio de que se tratase (1).
Hay
constancia de las cofradías aragonesas detectan que la formación de dichas
entidades corresponden en exclusiva a los que practican un oficio sanitario
determinado. Así nos encontramos con el Colegio de Barberos y Cirujanos
mallorquines, que queda constituido en 1441, pero sus primeros pasos datan de
1329 (Granjel, L.S. 1968). Aunque durante el siglo XIV, solo hemos localizado
una Cofradía en la que se asocien las tres facultades sanitarias; la Cofradía
de Médicos, Especieros y Barberos de Gerona de 1366, a la que se refiere
Massons, J.M. (1981). Durante el siglo XV aparece la Cofradía de Barberos y
Cirujanos de Barcelona (3)
La Cofradía de San Cosme y San Damián de Pamplona
En
1496 siendo Navarra reino independiente surge la primera Cofradía sanitaria.
Estando Navarra en una guerra de banderías, los profesionales de la capital
encabezados por el médico, el cirujano y el boticario de los Reyes, celebran
una reunión el día 31 de enero, de donde salen las ordenanzas por las que se
regirán en lo sucesivo los médicos, boticarios, cirujanos y barberos que
pretendan ejercer en Pamplona (Núñez de Cepeda).
La
Cofradía siguiendo con la costumbre eligen una iglesia como sede, no solo para
cumplir con sus obligaciones religiosas sino además poderse juntar para sus
reuniones. Eligieron la capilla del convento del Carmen donde se reunieron
durante su existencia. De la lectura del acta se extrae el número de
profesionales existentes en Pamplona en enero de 1496. Nueve barberos, cuatro boticarios, dos
cirujanos y un físico. Llama la atención que para 5.000 habitantes que poblaban
Pamplona solo estaba el médico de los Reyes, Juan de Elizondo. Se da a entender
en los documentos encontrados que para ejercer las profesiones sanitarias no
bastaba con superar un examen, sino que además era imprescindible pertenecer a
la Cofradía. También les decían que el que quisiese abrir tienda de botica o de
barbería deberá tener antecedentes morales intachables. Este requisito es
probablemente, el primer precedente de lo que posteriormente se llamará
“limpieza de sangre”. También se aclara que el aspirante a barbero debe ser
avalado por un médico y los diputados, pero el examen de suficiencia lo realizarán
colegiadamente los propios barberos (1).
Ordenanzas de la Cofradía de San Cosme y
San Damián de Pamplona
Fechadas
el 7 de junio de 1496
Empiezan
así “In nomine domini amen. Manifiesto a
cuantos las presentes verán y oirán. En el año de la natividad de nuestro señor
mil cuatrocientos noventa y seis… Ordenanzas hechas por los médicos de los
reyes nuestros señores, apotecarios, cirujanos y barberos de presente teniente
botigas en la ciudad de Pamplona las cuales con autoridad de los dichos reyes
se han de observar y guardar”.
Ordenanza
14
Al
que ejerza sin licencia se le impondrá una multa de 15 florines, 5 para el
delator y 10 para la Cofradía y diputados. Si reincide, “que le fagan correr la ciudat, comfíscando todo lo que obiere”.
Ordenanza
16
El
barbero examinado y aprobado que desee poner barbería, una vez conocidos sus
antecedentes, abonará a la Cofradía 10 florines si es extranjero y ha aprendido
el oficio en otra parte, 8 florines si ha hecho el aprendizaje en Pamplona y 6
florines si es hijo de cofrade.
Ordenanza
17
El
aspirante a barbero, deberá ser presentado “por
el físico de dicha ciudad y los diputados”, realizando, seguidamente, un
examen teórico y práctico ante “todos los
Maestros de la dicha arte”.
Ordenanza
18
Si
cumple satisfactoriamente todas las condiciones, pueda abrir tienda.
Ordenanza
19
Disposición
transitoria por 10 años, para admitir a examen a los que hayan cumplido con
provecho su aprendizaje, aunque no sepan leer. Se impone como condición no
realizar curas peligrosas sin asistencia de otro maestro. En caso contrario,
pagará una multa de 1 florín y lo que haya recibido por la cura.
Ordenanza
20
“Ordenamos que ningun maestro, obrero,
soldadero (asalariado) o aprendiz
haga barbas en domingo, dias solemnes, dias de Corpus Christi, todo santos,
viernes sanctos hasta ser acabado el oficio, ni dias de Niestra Señora a causa
de la feria, ni en las fiestas de nuestros patronos San Cosme y San Damian”.
Si fuera perjuro, pague a la Cofradía 1 florín, sin mercede alguna.
Ordenanza
21
Si
un cofrade pide ayuda a otro para una cura peligrosa, debe pagarle de sus
honorarios, so pena de 1 florín. Si el paciente es pobre, debe continuar la
cura según mandato del arte y por caridad. Si un cofrade inicia una cura y el
paciente acude a otro cofrade, este no debe verle, o verle solo una vez. Si el
caso es grave, hasta que el primer cofrade no haya cobrados sus honorarios, o
de permiso. La multa por no cumplir esta condición será de 2 florines más lo
que haya cobrado por la cura.
Ordenanza
22
En el
caso de un paciente sea atendido en primera instancia por dos o tres maestros y
luego este paciente sólo quiere uno o dos, puede elegir a quien quiera, pero el
escogido no debe verle hasta que haya pagado su trabajo a los otros. La tarifa
de una llaga simple será de 10 blancas y la de una llaga compuesta, 5 groses.
El que no cumpla estas reglas, será multado con 1 florín.
Ordenanza
23
Ningún
aprendiz intente cambiarse de maestro, “so
pena de dos florines, o mas segunt por los Diputados será adjudicado”, a no
ser con conocimiento y permiso del primero. La condición para que esta norma
sea válida es que el primero enseñe el oficio correctamente “a vista de los dichos Diputados”.
Ordenanza
24
“Si aconteciera morir algún Maestro de las
dichas artes”, se autoriza mantener la tienda abierta a las viudas “viviendo en su honesto y casto viudage”,
poniendo al frente de ella a un aprendiz o a un hijo que domine el oficio. Como
condición, en consultas de cirugía, deben estar acompañados “por alguno de los otros maestros del arte”.
La multa por no cumplir esta regla será de 1 florín y el importe de la cura.
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004 Gremios y Cofradías
Ordenanza
25
Si
muere la viuda, se cerrará la tienda.
Ordenanza
28
Nombran
examinadores de médicos, cirujanos, barberos y boticarios a Juan de Elizondo,
Pedro de Lizásoain, Miguel de Spinal y Martín de Artieda.
Termina
diciendo: “Don Joan por la gracia de Dios
Rey de navarra Duque de Nemox de Gandia de Montblanc de pennafiel, Conde de
Fox, señor de Vearne, de Ribagorza, de pontiebre de peyregord, Vizconde de
Limoges par de francia y señor de la Ciudad de Valaguer, y donna Cathelina por
la misma gracia propietaria de dicho Reyno duquesa de los dichos ducados,
condesa de los dichos condados y señorios. A quantos las presentes verán salud”.
(…) “En testimonio de lo cual habemos
mandado dar las presentes (ordenanzas)
selladas del sello de la Chancillería. Dada en nuestra ciudad de pamplona a
siete días del mes de junio año mil cuatrocientos y noventa y seis. Johan.
Cathelina. Por el Rey y por la Reyna en su consejo Martin de Annox Secretario.
Joan de Jassu doctor. (1) (El Protomedicato Navarro y las Cofradías de San
Cosme y San Damián, página 315
a 317).
En
la Propuesta del doctor Echandi sobre reforma del Protomedicato y creación de
un Colegio de Medicina Cirugía y Farmacia en Pamplona (1780 – 1785), queremos
destacar en el:
Título
32. De la supresión de Barberos
Artículo
1.- Se acusa a los barberos de practicar intrusismo, opinando que es un oficio
superfluo.
Artículo
2.- Se expresa la conveniencia de no examinar ni conceder títulos de barbero
durante 8 años.
Título
33. De las parteras
Artículo
1.- Se expresa la deficiente cualificación de las parteras y el intrusismo
observado en este oficio.
Artículo
2 y artículo 3.- Describe las malas actuaciones que realizan.
Artículo
4.- Propone que en adelante sufran el examen que expone en el plan
complementario.
Título
34. De las exenciones de los Cirujanos
Latinos
Artículo
1.- Para fomentar la cirugía, las plazas de examinadores y de catedráticos de
Cirugía, solo podrán ser ocupadas por cirujanos latinos.
Artículo
2.- Una vez haya suficiente número de cirujanos latinos, se prohibirá el
ejercicio de cirujanos romancistas en poblaciones superiores a los 200
habitantes. El romancista que no obedeciera esta orden sería suspendido en su
profesión por 6 meses.
Artículo
3.- Como los cirujanos latinos no podrían sobrevivir en Pamplona, y en otros
lugares, sin hacer barbas, se les permite, siempre que las hagan sus mancebos.
Artículo
4.- A los cirujanos latinos que obtuvieran el título en el Colegio de Pamplona,
se les dará el grado de Bachiller, al igual que los que estudian en los
colegios de Barcelona y Cádiz. (1) (El Protomedicato Navarro y las Cofradías de
San Cosme y San Damián, página 325).
En Valladolid, “el 18 de Setiembre de 1578, se erigió la Cofradía de los Santos
Mártires San Cosme y San Damián, y se aprobó por el Abad en 26 del mismo mes y
año. Los Cofrades son todos barberos:
sus efectos consisten en un censo de 82 reales de réditos, y varias limosnas,
que según el cargo último sube todo á I&200 los que se invierten en una
función de Animas, sufragios y propinas entre los mismos” (4).
En
Madrid en 1753, encontramos otra referencia de la Cofradía que dice así: “El Colegio de Madrid era promovido por T.
Dischenay, primer cirujano del Rey, y otros destacados cirujanos de la corte y
la familia real. Antes que un centro educativo se presentaba como un Colegio
profesional que frente a la desacreditada Cofradía de San Cosme y San Damián,
agrupase a la élite profesional con el objetivo de lograr un mayor prestigio
social. Su peculiaridad residía en que la mera pertenencia al Colegio, según
privilegio fundacional, facultaba para el ejercicio de la cirugía; para evitar
la presencia masiva de miembros de la Cofradía, impusieron un durísimo examen
de ingreso que, de hecho, muy pocos cirujanos españoles podían afrontar con
éxito. Estas dos características le enfrentarán abiertamente con el
Protomedicato, que deseaba recuperar el privilegio de otorgar licencias, y con
la Cofradía de San Cosme y San Damián que perdía el monopolio de la
organización profesional madrileña” (5).
El
Protomedicato, aunque admitía que los aprobados por el Colegio poseían amplios
conocimientos acreditados, reclamaba el cumplimiento de la formalidad del
examen ante el Tribunal. Por su parte, el Colegio alegaba que esta prueba era
absolutamente inútil ya que los examinadores de oficio, en su mayoría médicos
latinistas, no sabían nada de cirugía. Oídos todos los informes, el Consejo de Castilla
resolvía a favor de la institución central castellana, manifestando su voluntad
de racionalizar la iniciativa estatal en materia de control sanitario.
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005 Barbero sacamuelas
Los
miembros de la Cofradía, en su mayoría barberos y cirujanos romancistas, al ser
rechazados en su aspiración a ingresar en el Colegio, ven seriamente minado su
prestigio como cirujanos, ya que, en la práctica, la nueva institución se
presentaba como una alternativa con aspiraciones a controlar la asistencia
quirúrgica en Madrid. Desde su aparición, los enfermos de la corte disponían de
un criterio claro de demarcación entre <> y
<> profesionales. La acción del Protomedicato en este
conflicto se limitó a exigir del Colegio una significativa reducción de los
rigores del mencionado examen de ingreso. Sin embargo, cualquier iniciativa que
directa o indirectamente mermase el poder gremial, era bien recibida tanto por
el Protomedicato, como por la Administración central. Así, el Colegio de San
Fernando comienza a impartir docencia en 1753, mientras la Cofradía, un año más
tarde, pierde el privilegio de conceder licencias para el ejercicio
profesional. En esta misma línea, quedará reducida en 1767 a una mera organización
fraternal que promueve actos sociales y religiosos (5).
En Gipuzkoa, el número de hospitales llegó
a ser tan crecido en la Provincia que en una visita de inspección, girada en
1586, se encontraron edificios de este género en casi todos los pueblos de
alguna consideración, como: Alegría, Anzuola, Deba, Hernani, Segura,
Fuenterrabía, Lezo, Orio, San Sebastián, Tolosa, Usurbil, Vergara y
Villafranca, aunque la mayoría de ellos no tenían comodidades para el destino
que se les daba, ni contaban con rentas bastantes para sostenerse.
Sobre
1530 había pocos médicos y barberos. Isasi dice: que los naturales de esta
Provincia no tenían afición a esta facultad, y que nadie seguía esta carrera
«sino era por maravilla», debido, sin duda, añadimos nosotros, a la escasa
retribución que en el país se obtenía con estas profesiones (6).
Además
de Médicos, había también Cirujanos. La carrera de éstos era más abreviada, y
todavía en el siglo XVIII no se les exigían más estudios que la asistencia a un
curso de Anatomía práctica y dos años de audición de los tratados quirúrgicos,
con más tres años de práctica en los hospitales. Estos tales eran conocidos
generalmente en el país con el nombre de Barberos,
porque además de la obligación de la asistencia facultativa a los enfermos,
tenían la de rasurar semanalmente a los igualados, conforme se ve en las
escrituras de ajuste que otorgaban en los pueblos. Por un celemín o dos de
trigo al año, asistían a todos los individuos de la familia en sus dolencias y
quitaban la barba a los varones cada semana (6).
Los saludadores se dedicaban a curar
las mordeduras de los perros, de las culebras y de otros bichos malignos por
medio de la succión y emplastos. Era creencia general, que cuando un matrimonio
tenía siete hijos varones seguidos, el séptimo hijo tenía una cruz en la lengua
y en ella virtud curativa especial, y aunque éstos eran considerados los más
aptos para dedicarse a este oficio, otros, sin reunir aquella condición, se
dedicaban también a explotar la ignorancia de las gentes. La Provincia prohibió
el ejercicio de este oficio por acuerdo de 1743, que fue confirmado en 1757
(6).
El
Corregidor le encarga en 1590 al doctor Arzallus que, además de las boticas,
extendiera la visita de inspección a los Cirujanos, Barberos y Algebristas de
los pueblos de Gipuzkoa.
Hay
pueblos que carecen de médico y en estos son asistidos por Practicantes, cuyos
conocimientos en la actualidad consisten en cuatro semestres de estudios -
teóricos y dos cursos de prácticas.
Antiguamente existió en San Sebastián una Cofradía de San Cosme y San Damián, formada por los Médicos,
Cirujanos, Barberos y Boticarios que residían en esta población. No hace muchos
años todavía, debieron conmemorar este día en San Sebastián, con una solemne
función religiosa, muchos señores pertenecientes a las clases citadas, que
acudieron de diferentes pueblos de Guipúzcoa, pero no existe la Cofradía ó
Hermandad que en lo antiguo tenían (6).
En
la revista “antzina” encontramos:
“Curar es”, según el diccionario de autoridades de 1729: “Aplicar al enfermo las medicinas convenientes, según la enfermedad que
padece: lo que es oficio propio de los médicos y cirujanos”. Pero no solo
ellos, hay muchos oficios ligados al arte de curar. Algunos han desaparecido o
han evolucionado, como los sangradores,
algebristas (el que “concierta huesos
dislocados”), hernistas (“el
cirujano que entiende con particularidad de hernias”), curadores de la tiña, curanderos,
nodrizas, parteras, barberos que sacan
muelas. Otros se han mantenido hasta nuestros días: es el caso de las
profesiones sanitarias, la medicina (medicina y cirugía se unificaron en 1829),
la enfermería y la farmacia (7).
FOTO
006 Grabado de la época. En él se ve la Bacía de Barbero en el lado izquierdo
Una
anécdota que cuenta Carmen de Burgos
del médico de Corella (Navarra), Mariano
Larra que decía: “Los doctores de la
salud pública que hacen mejores curas son: El doctor Tiempo, el doctor
Paciencia y el doctor Dieta Rigurosa” (7).
Según
Santiago Cruz que dice: Los barberos de Mallorca habían constituido
una cofradía-gremio con examinadores a finales del siglo XIV. En la Edad Media
todos los que atendían a los enfermos de cada comunidad formaron una cofradía.
Los barberos no sólo atendían las
barbas y rasuras, también los problemas dentarios; los flebotomianos, quienes realizaban preferentemente las sangrías; los
algebristas quienes componían los
huesos; los cirujanos que tenían a
su cargo toda enfermedad externa y se internaban en el cuerpo humano para
extraer tumores y cálculos o para realizar las disecciones con fines docentes.
Los médicos, quienes si bien no
compartían con los anteriores el mismo status profesional y social, seguramente
se unieron a la cofradía con la intención de salvaguardar su labor frente a la
intrusión de extraños (8).
La
referencia más antigua nos viene de León donde antes de finalizar el siglo XIV,
se constituyó una cofradía de cirujanos (descrito por Agustín Albarraicín en el
Médico interactivo), esta cofradía fue confirmada por Juan I de Trastámara en 1392. También nos dice el mismo Agustín que
ya antes existía la Cofradía de barberos y cirujanos mallorquines, que habían
ya constituido un Colegio con examinadores. Todas estas Cofradías recibieron el
nombre de San Cosme y San Damián, aunque existen algunas con diferentes nombres
como la de San Lucas. También aparece en 1408 en Barcelona la existencia de una
Cofradía de cirujanos y barberos, la cual fue elevada a categoría de Colegio en
1485 por Alfonso V de Trastámara,
llamado “El Magnánimo”. En el mismo Reino de Aragón, en la ciudad de Valencia
encontramos otra cofradía en 1443. En Huesca la Cofradía de San Lucas y los
Santos médicos Cosme y Damián agrupa a “físicos, cirujanos y especieros o
meges, apotecarios e cirúgicos”. Sus estatutos fueron aprobados en junio de
1480 y en ellos se nombran como cuidar a los enfermos: tratar a los enfermos,
comportamiento en los hospitales, la jerarquía entre los diferentes
facultativos: médicos, cirujanos y boticarios; las obligaciones religiosas y
las penas por no obedecer las regulaciones. Tempranamente se convirtió en Colegio
y confirmó sus ordenanzas el rey Fernando el Católico en 1508 (8).
Los
ciudadanos de Zaragoza hacen lo mismo en 1495 y bajo la misma advocación. Sus
constituciones son explícitas: “Ningún
físico ni cirujano del Colegio de San Cosme y San Damián concurra, ni pueda
concurrir dentro de la ciudad de Zaragoza en la práctica tanto de medicina como
de cirugía, con otro médico o cirujano, aunque fuese graduado, sin que sea
cofrade y tenga juradas las ordenaciones, bajo la pena de 20 sueldos” (8).
FOTO 007 San Cosme y San Damián.
Torredonjimeno. Foto José M.
Los Santos Médicos Cosme y Damián
fueron los patrones de los médicos, cirujanos, boticarios y barberos. Se les
invocaba contra la peste, pero sobre todo, se les invocaba contra el muermo, la
inflamación de las glándulas, la tiña, las afecciones renales, los cálculos,
las inflamaciones de vientre y la incontinencia urinaria infantil. También se
convirtieron en patrones de los hospitales y se crearon cofradías en nombre de
San Cosme y San Damián (9).
Cosme y Damián nacieron en Arabia en el siglo III D.C. Eran hermanos
gemelos y tanto ellos como sus otros tres hermanos perdieron a su padre cuando
eran pequeños. Su madre, una mujer de grandes virtudes cristianas, los educó en
la fe cristiana. Nos cuenta la leyenda que ambos aprendieron medicina en Siria
y que ejercieron esta noble profesión en Egea, Cilicia. Allí aplicaron sus conocimientos
médicos tanto a personas como a animales y con gran pericia curaban cualquier
tipo de enfermedad (9).
Aun así, cuando todo les fallaba su fe ciega en Dios les favorecía para
poder obrar milagros. Éste don atrajo a muchas personas deseosas de curarse,
fuesen éstas cristianas o no. De hecho, muchos de sus pacientes no creyentes se
convirtieron a la fe cristiana después de su curación. Cosme y Damián ejercían
su profesión más por devoción que por las ganancias que podían obtener ya que
se negaban a cobrar por sus servicios. Los hermanos vivieron en tiempos del
emperador Diocleciano (284 - 305), uno de los perseguidores más acérrimos que
ha conocido la historia del cristianismo. En ésta época, Lisias, el gobernador
de Egea, estaba bajo órdenes estrictas de Diocleciano
de neutralizar a los cristianos. La fama y la reputación que rodeaba a los
médicos milagrosos no podían pasar desapercibidas para el gobernador quien les
hizo llamar junto con sus otros tres hermanos, Antimo, Leoncio y Euprepio.
Siguiendo el Edicto en Contra de los Cristianos decretado por Diocleciano, Lisias les dio la opción de apostatar o
morir. Sin embargo, con la pretensión de que renegaran de su fe, los hermanos
fueron sometidos a toda clase de torturas, físicas y morales. Pero ni los
intentos de ahogar a los hermanos ni de quemarlos ni descoyuntarlos ni de crucificarlos
y lapidarlos obraron efecto ya que un ángel siempre les salvaba. Tan sólo la
decapitación pudo con ellos. Después de muertos también obraron milagros,
contándose entre los más famosos la presencia de un camello en su entierro para
explicar a los allí reunidos cómo enterrarlos y el trasplante de una pierna que
realizaron los hermanos (9).
FOTOS
Foto 001
Foto 002 Alfonso X el sabio
Alfonso X el Sabio. Miniatura de Las Cantigas de Santa María
(Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, Madrid)
Alfonso XI el Justiciero. moneda
Foto 003
Cofradías medievales
Foto 004 Gremios
y Cofradías
Foto 005 Barbero
sacamuelas
Foto 006 Barbero. Grabado, imagen escaneada del libro: El
Protomedicato Navarro y las Cofradías de San Cosme y San Damián. El control
social de las profesiones sanitarias en Navarra (1496 – 1829). Julio Sánchez
Álvarez. Temas de Historia de la Medicina (número 9). Gobierno de Navarra. 2010
Foto 007 San Cosme y San Damián. Patronos de Torredonjimeno.
9-9-2012. Foto de José M.
BIBLIOGRAFÍA
1.-
El Protomedicato Navarro y las Cofradías de San Cosme y San Damián. El control
social de las profesiones sanitarias en Navarra (1496 – 1829). Julio Sánchez Álvarez. Temas de
Historia de la Medicina (número 9). Gobierno de Navarra. 2010
2.-
Historia de la Enfermería Española. Francisco
Ventosa Esquinaldo
3.-
García Ballester, L.
4.- Parroquia de Santiago, folio
117, número 56. Memorias Políticas y Económicas. Tomo XXIII de la Ciudad
de Valladolid. Por D. Eugenio Larrua.
Año MDCCXCII
5.-
El proceso de renovación de la cirugía en la Corte, así como las actuaciones
del Protomedicato, el Consejo de Castilla, los médicos de Cámara de la Academia
Médico-Matritense, ha sido excelentemente estudiado por M. E. Burke, The Royal College of San Carlos. Surgery and Spanish Medical Reform in the Late
Eighteenth Century (Durham, N. C., 1977). Esta obra, sin duda,
constituye uno de los estudios más serios y completes sobre la ciencia española
de la Ilustración. Libro Temas de Nuestro Tiempo. Ciencia y Sociedad en España.
José Manuel Sánchez Ron. Universidad
Autónoma de Madrid.
6.-
Noticia de las cosas memorables de Gipuzkoa, por Gorosabel. Y Compendio
historial de Gipuzkoa). Libro: La editorial catalana Alberto Martín publicó
entre los años 1915 y 1921 una obra
titulada Geografía General del País Vasco-Navarro, realizada bajo la dirección
de Francesc Carreras i Candi. Consta
de seis volúmenes. Provincia de Navarra, volúmenes 1 y 2, escritos por Julio Atadil. Provincia de Vizcaya,
volumen 3, obra de Carmelo Etxegaray.
Provincia de Álava, volumen 4, redactado por Vicente Vera. Y por último la Provincia de Guipúzcoa, volumen 5,
encargado a Serapio Múgica y para
terminar el Volumen 6, País Vasco-Navarro.
7.-
El Oficio de Curar. Conchi Ainciburu.
Antzina. Junio 2006. http://www.antzinako.org
8.-
Libro o trabajo: La Cofradía-Gremio durante la Baja Edad Media y Siglos XVI y
XVII, el caso de la Cofradía de Cirujanos, Barberos, Flebotomianos y Médicos en
España y la Nueva España. María Luisa
Rodríguez-Sala Gómezgil. Universidad Autónoma de México. Barataria. Revista Castellano-Manchega de
Ciencias Sociales número 10, páginas 149-163, 2009. ISSN: 1575-0825, e-ISSN:
2172-3184.
9.-
Los Santos Médicos Cosme y Damián. Mónica Ann Walker Vadillo. University of Waterloo.
Department of French Studies. Revista Digital de Iconografía Medieval,
vol. III, número 5. 2011. Páginas 51 – 60.
AGRADECIMIENTO
Biblioteca Koldo Mitxelena de San
Sebastián
AUTORES:
Raúl Expósito González
Enfermero.
Servicio de Anestesia y Reanimación. Hospital “Santa Bárbara” de Puertollano.
Ciudad Real. Experto en Barberos, Ministrantes y Sangradores
Jesús Rubio Pilarte
Enfermero
y sociólogo. Profesor de la E.
U. de Enfermería de Donostia. EHU/UPV
Miembro no numerario de La RSBAP
Manuel Solórzano Sánchez
Enfermero.
Hospital Universitario Donostia de San Sebastián. Osakidetza /SVS
Colegiado
1.372. Ilustre Colegio de Enfermería de Gipuzkoa
Miembro
de Enfermería Avanza
Miembro
de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro
de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro
de la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro
Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en
México AHFICEN, A.C.
Miembro
no numerario de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País. (RSBAP)
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