sábado, 24 de octubre de 2015

LOUISA MAY ALCOTT



Louisa nace en Germantown, Pensilvania el 29 de noviembre de 1832, y fallece en Boston el 6 de marzo de 1888, fue una enfermera voluntaria y escritora estadounidense, reconocida por su famosa novela “Mujercitas” que la escribió en 1868.

FOTO 1 Louisa May Alcott. Hospital Sketches grabado de Leslies Weekly, Culver Pictures Nueva York

Su padre Amos Bronson Alcott era pastor protestante y su madre Abigail May. Creció y vivió en Nueva Inglaterra. Siendo muy joven empezó a trabajar esporádicamente como maestra, costurera, institutriz y escritora. Su primer libro se titulaba Flower Fables que escribió en 1885, cuentos originalmente escritos para Ellen Emerson, hija de Ralph Waldo Emerson. En sus últimos años Amos fue cuidada por su hija Louisa que le prestó los cuidados necesarios (1).

Su educación en sus primeros años incluyó lecciones del naturalista Henry David Thoreau (filósofo, fue uno de los padres fundadores de la literatura estadounidense). Estuvo rodeada de filósofos y personas que estaban en contra de la guerra y de la esclavitud, pero fundamentalmente la principal influencia de su vida estuvo en manos de su padre.

Durante su adolescencia y principios de la edad adulta, Alcott compartió la pobreza y los ideales trascendentalistas de su familia. Posteriormente esta fase de su vida fue descrita en el relato “Transcendental Wild Oats”, reimpreso en el volumen Silver Pitchers (1876), que narra las experiencias de su familia durante un experimento utopiano de “pleno vivir y elevado pensar” en “Fruitlands” en la ciudad de Harvard, Massachusetts en 1843. En 1860 comenzó a escribir para la revista Atlantic Monthly.

Tenía expectativas más amplias que las que podría proporcionarle el ser simplemente la hija de un pastor protestante de Nueva Inglaterra. Fue una destacada defensora de los derechos de la mujer, lo que a veces se interpuso en el camino de sus aspiraciones. A Miss Alcott se la conoce fundamentalmente por sus libros “Mujercitas y Hombrecitos” y sus poemas y relatos cortos, publicados en el Atlantic Monthly.

FOTO 2 Enfermeras San Francisco 1896. Ambulancias regresando de las trincheras con los heridos 1863. Portada del libro Mujercitas

En la guerra de secesión americana (1861 – 1865), ejerció como enfermera voluntaria en el Hospital de la Unión de Georgetown en Washington D.C., durante seis semanas entre 1862 y 1863. Esta novelista y escritora de cuentos para niños sirvió como enfermera voluntaria en el Union Hospital de Georgetown. Este hospital improvisado acomodaba a unos 300 pacientes con diversos grados de heridos y enfermedades (2).

Miss Alcott fue la encargada de una sala de cuarenta camas, donde desempeñó diversas funciones en su papel de enfermera. Realizaba curas, ponía inyecciones, vendaba heridas, leía novelas a los soldados, les escribía las cartas a las novias o a los padres, hacía rondas nocturnas y administraba la medicación (2).

Su trabajo diario era agotador, tal como se describe en su diario:
Me levanto a las seis, me visto a la luz de la lámpara de gas, atravieso la sala y abro las ventanas, aunque los hombres refunfuñan y tiritan. Pero el aire está lo suficientemente cargado y enrarecido como para generar una epidemia, y puesto que se hace caso omiso de nuestras constantes peticiones de mejor ventilación, he de hacer lo que pueda.

Nunca he visto una caja de pestilencias más perfecta que esta casa: fría, húmeda, sucia y llena de olores ofensivos por las heridas, las cocinas, las lavanderías y los establos.

Hasta el mediodía voy trotando, trotando, trotando, repartiendo raciones, cortando la comida de los “muchachos” impedidos, lavando las caras, enseñando a mis ayudantes cómo se hacen las camas o cómo se barren los suelos, vendando heridas, quitando el polvo de las mesas, cosiendo vendas, arreglando la bandeja, correteando de acá para allá con almohadas, ropa de cama, esponjas y órdenes…, hasta que parece que pagaría gustosamente todo lo que poseo por un descanso de quince minutos. A las doce llega la hora de la comida para los heridos y los pacientes, y después les toca escribir cartas o lectura en voz alta. La cena a las cinco hace correr a todo el que puede… Pasatiempos para la velada… y finalmente, para aquellos que las necesitan, las últimas dosis de la noche. (2).

FOTO 3 Alojamiento de los soldados en Hospital de la Unión de Georgetown en Washington D.C. Enfermeras voluntarias atendiendo a los enfermos y heridos. 6 de julio de 1861. Grabado de Leslies Weekly, Culver Pictures Nueva York

Miss Alcott describió el trabajo realizado por las enfermeras voluntarias en los hospitales durante la Guerra de Secesión en una serie de cartas que se recopilaron en el libro “Hospital Sketches”, considerado como su primer trabajo famoso. Fueron revisadas y publicadas en Commonwealth, y recopiladas como “Hospital Sketches” (escenas de la vida de un hospital, publicadas en 1863 y republicadas con adiciones en 1869), demostraron un agudo poder de observación y crónica, además de una sana dosis de humor retrospectivo, ganándose su primer reconocimiento crítico. Su novela Moods (Estados de ánimo) publicada en 1864 también fue considerada prometedora.

Una parte menos conocida de su obra son las apasionadas y fogosas novelas y cuentos que escribió, usualmente bajo el seudónimo de A. M. Barnard. Trabajos tales como A Long Fatal Love Chase y Pauline's Passion and Punishment son el tipo de novelas al que se refiere en Mujercitas como «peligrosas para pequeñas mentes» y fueron conocidas en la era Victoriana como “relatos melodramáticos” o “potboilers”.

Sus protagonistas son obstinados e implacables en la búsqueda de sus objetivos, que a menudo involucran venganza en aquellos que los han humillado o frustrado. Estos trabajos de excelente escritura con un punto de vista poco común alcanzaron inmediatamente el éxito comercial y aún hoy en día son de frecuente lectura (3).

FOTO 4 Traslado de los heridos en carreta tirada por caballos 1861 - 1865

También produjo saludables y morales historias para niños, y con las excepciones del cuento semiautobiográfico Work (Trabajo) publicado en 1873 y la novela corta anónima A Modern Mephistopheles (un Mefistófeles moderno) publicadoe en 1877, el cual produjo la sospecha de haber sido escrito por Julian Hawthorne. No retornó nunca a crear trabajos para adultos.

Su abrumador éxito data de la aparición de la primera parte de Little Women: or Meg, Jo, Beth and Amy. Mujercitas publicado en el año 1868, relato semiautobiográfico de su niñez junto a sus hermanas en Concord, Massachusetts, lleno de un humor perenne, frescura, realismo, pero sobre todo de un bello romanticismo ligado a la naturaleza y a los valores tradicionales y del hogar. La segunda parte “Good Wives”. Aquellas Mujercitas, publicado en 1869, llevaría a sus protagonistas a la vida adulta y sus respectivos matrimonios (3).

Más adelante, aparece Little Men. Hombrecitos publicada en el año 1871 que trata de manera similar el carácter y la forma de ser de sus sobrinos que vivían en Orchard House en Concord, Massachusetts. Jo's Boys, Los muchachos de Jo publicado en 1886 completó la “saga de la familia March”. La mayoría de sus volúmenes posteriores, An Old-Fashioned Girl (Una chica anticuada) publicada en 1870, Aunt Jo's Scrap Bag (La bolsa de retazos de la tía Jo) (6 vols., 1871-1879), Rose in Bloom (Rosa floreciendo) (1876), y otros, siguieron la línea de Mujercitas, de la cual el numeroso y leal público de la autora nunca se cansó, si bien sus obras posteriores tienen un carácter más moralizante (3).

FOTO 5 Héroes y heroínas de la guerra. Aparecen representadas las actividades de la Comisión Sanitaria de los Estados Unidos. Grabado Chicago Historical Society, Illinois

Su labor natural de amor, su amplia generosidad, su veloz percepción y su cariño para compartir con sus lectores el alegre humor que radiaba de su personalidad y sus libros la llevó a continuar con sus historias a pesar de que su salud empeoraba. Al final sucumbió a las secuelas del envenenamiento por mercurio contraído durante su servicio en la Guerra Civil. Murió en Boston el 6 de marzo de 1888, el mismo día que su padre era enterrado.

La Enfermería en la Guerra Secesión Americana 1861 – 1865
Al estallar la Guerra de Secesión la Unión no contaba con un cuerpo de enfermería militar, servicio de ambulancias, servicio hospitalario de campo ni cuerpo médico organizado. Todavía no había ningún grupo estructurado de enfermeras, pero tras las primeras batallas se hizo imperativa su necesidad.

Muchas “Órdenes Religiosas” se prestaron voluntarias y ofrecieron sus servicios, proporcionando cuidados de enfermería en sus propios hospitales, en los hospitales militares y en el campo de batalla. Unas 600 Hermanas de doce órdenes distintas tuvieron un papel muy activo durante este período tan crítico de la historia. El presidente Abraham Lincoln les concedió autorización para adquirir todas las provisiones que necesitaran para su trabajo. Lincoln sabía que la mayor parte de “la buena enfermería” la estaban llevando a cabo estas órdenes religiosas de mujeres, que ya habían prestado su ayuda durante las epidemias y estaban organizadas y acostumbradas a la disciplina y la obediencia a la autoridad (4).

FOTO 6 Sala del vapor Hospital Red Rover. Dibujo de Harper´s Weekly 1863. Naval Audiovisual Center, Washington D.C.

El problema se presentó y se agravó al comprobar que no había suficientes Hermanas para cuidar a la ingente cantidad de enfermos y heridos. Cientos de mujeres y hombres laicos se presentaron espontáneamente en los campamentos para ofrecer sus servicios. Gente con y sin experiencia ayudaba en lo posible en los cuidados de enfermería. En su mayoría eran voluntarios, aunque algunos recibían algún tipo de compensación. Se estima que fueron más de 10.000 las mujeres que participaron en tareas de enfermería y administración de los hospitales durante la Guerra de Secesión, tanto religiosas como laicas.

Nombres famosos son: Dorothea Lynde Dix, Clara Barton, Louisa May Alcott, Mary Ann “Madre Bickerdyke” y Walt Whitman.

Durante la Guerra de Secesión norteamericana perdieron la vida por heridas de batalla o por enfermedad 618.000 hombres. 360.000 eran soldados de la Unión y 258.000 confederados. Muchos de ellos murieron en el mismo campo de batalla. Los que sufrieron heridas menos graves tuvieron que enfrentarse con unas condiciones sanitarias inadecuadas y un cuerpo médico en general disperso y desorganizado.

Las enfermedades infecciosas, la septicemia, la erisipela, la gangrena y el tétanos eran complicaciones comunes entre los heridos. Muchos de ellos murieron por las infecciones producidas por las heridas de bala y de sable.

Casi cualquier edificio se convertía en hospital militar; los hospitales base se instalaban en hoteles, iglesias, almacenes, escuelas, granjas y demás edificios públicos. Asimismo, se erigían estructuras a toda prisa o se plantaban tiendas. Incluso llegó a usarse el Capitolio, donde fueron atendidos 400 soldados en el edificio del Senado y la Cámara y 300 en la Rotonda. En muchos hospitales los encargados de sala y los ordenanzas debían asumir las máximas tareas de enfermería posibles. Las enfermeras administraban medicamentos, se ocupaban en la alimentación y vendaban las heridas.

FOTO 7 Interior de un vapor sanitario. Grabado de Harper´s Weekly, 1862. Naval Audiovisual Center, Washington D. C. Vapor Red Rover

Al principio, los enfermos y heridos eran retirados del campo de batalla en camillas de mano. Más tarde se organizó un servicio de transporte médico utilizando como ambulancias carretas cubiertas y tiradas por caballos. Estas carecían de muelles de amortiguación, a menudo inflingían gran dolor a los heridos, que eran zarandeados durante horas por carreteras de tierra en muy malas condiciones.

Los ferrocarriles dispusieron trenes hospital. Las embarcaciones a lo largo de la costa atlántica y la ruta fluvial del Mississippi se utilizaron como “hospitales flotantes” y para evacuar a los heridos. Se puso en servicio el primer buque hospital de la Marina, el vapor Red Rover. Al ser capturado por la Confederación, este vapor se convirtió en hospital flotante y más tarde se sumó a la flota federal. Las Hermanas Católicas de la Misericordia se ofrecieron voluntarias para servir como enfermeras a bordo, y así se las considera como las primeras enfermeras de la Marina.

FOTO 8 Las Hermanas Católicas de la Misericordia

En una carta al Oficial General de la Marina A. H. Foote, se hace una descripción del vapor Red Rover:

Desearía que pudiera ver nuestro buque hospital, el Red Rover, con todas las comodidades para los marinos enfermos e incapacitados. Se ha afirmado que este barco es el más completo de su clase que jamás haya flotado, y es en todos los aspectos un éxito rotundo. La Western Sanitary Commission nos ha dado la suma de 3.500 dólares para suministros. La cámara frigorífica del vapor tiene una capacidad para 300 toneladas.

Posee cuartos de baño, lavandería, ascensor para los enfermos desde la cubierta más baja hasta la más alta, quirófano, nueve retretes diferentes, cortinas de gasa en las ventanas para que la ceniza y el humo no molesten a los enfermos, dos cocinas independientes para los enfermos y los marineros sanos, un cuerpo regular de enfermeras y dos retretes en cada cubierta (5).

CONCLUSIONES
Louisa May Alcott es famosa principalmente como autora y escritora de libros para niños, especialmente el libro titulado “Mujercitas”.

Menos conocido es su trabajo y servicio como enfermera voluntaria durante la Guerra de Secesión Americana.

Fue una destacada defensora de los derechos de la mujer.

Es recordada por la intención moralizante de sus obras, la paz y el sereno humor que emana de ellas, su vivacidad y su romanticismo

Nacida en Germantouwn, Pennsylvania, en 1832, fue recordada en la serie de sellos de americanos famosos emitida por los Estados Unidos de América en 1940. Cortesía de Howard B. Hurley.

FOTO 9 La Hermana y la sala de convalecencia a bordo del buque hospital Red Rover. Grabado de Harper´s Weekly en madera, 9 de mayo de 1863. National Library of Medicine, Bethesda, Maryland. Sello de correos de los Estados Unidos de América en 1940. Diferentes portadas de su libro Hospital Sketches

BIBLIOGRAFÍA
1.- Biografía de Louisa May Alcott. 1957
2.- Cheney, 1889; páginas 143 – 144
3.- Alcott, Louisa May 1865. Enero 2014. Un cuento de enfermera. Grandes Clásicos
4.- Historia de la Enfermería. M. Patricia Donahue. Versión española de la obra original “Nursing. The Finest Art. An Illustrated History”, publicada por The C. V. Mosby Company. B-24.474-99
5.- Roddis, 1935; página 92

FOTO 10 Portadas de sus libros: Hospital Sketches y Mujercitas

Manuel Solórzano Sánchez
Diplomado en Enfermería. Servicio de Traumatología. Hospital Universitario Donostia de San Sebastián. OSI- Donostialdea. Osakidetza- Servicio Vasco de Salud
Insignia de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro de Enfermería Avanza
Miembro de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN, A.C.
Miembro no numerario de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País. (RSBAP)

domingo, 18 de octubre de 2015

LA ENFERMERA QUE NO NACIÓ LIBRE



HARRIET TUBMAN o ARAMINTA ROSS

FOTO 1 Araminta Ross o Harriet Tubman

Conocida como la “Moisés” de su pueblo por su trabajo en el Ferrocarril Subterráneo “Underground Rail” durante la guerra civil americana.

En 1861, cuando comenzó la Guerra Civil americana, ejerció como enfermera. Cuidó de los enfermos y de los que sufrían de su propia raza. Posteriormente realizó trabajos como espía; participó además en varias incursiones y condujo en julio de 1863 la expedición del río Combahee.

Nació en 1820 en Dorchester, Maryland (Estados Unidos) y falleció el 9 de marzo de 1913 en Auburn (Estados Unidos).

Harriet Tubman nacida como Araminta Ross fue una luchadora por la libertad de los afroamericanos durante la Guerra Civil estadounidense. Tras escapar de la esclavitud, realizó trece misiones de rescate en las que liberó a cerca de setenta esclavos, utilizando la red antiesclavista conocida como ferrocarril subterráneo.

Posteriormente ayudó a John Brown tras su toma del arsenal de Harpers Ferry, y tras la guerra luchó por conseguir el sufragio para las mujeres. Nació en esclavitud en el Condado de Dorchester en Maryland.

Durante su niñez fue apaleada y golpeada con el látigo por varios de sus propietarios. Siendo adolescente, sufrió una fuerte herida en la cabeza cuando uno de sus propietarios la alcanzó accidentalmente con un objeto pesado que había lanzado contra otro esclavo. Como consecuencia de la herida, sufrió ataques cerebrovasculares, dolores de cabeza, visiones y episodios de hipersomnia a lo largo de toda su vida. Devota cristiana, atribuía sus visiones y sueños a premoniciones divinas.

En 1849, Tubman se escapó a Filadelfia. Tras ello, regresó inmediatamente a Maryland para rescatar a su familia. Poco a poco, fue sacando del estado a sus diversos parientes, en ocasiones guiando personalmente a docenas de esclavos hacia la libertad. Viajando de noche y en extremo secreto, Tubman (o «Moses», como era llamada) “nunca perdió un esclavo”.

A lo largo de los años se ofrecieron diversas recompensas para la captura de los esclavos huidos, pero nunca se supo que Harriet era quien estaba ayudándolos. Cuando se aprobó en 1850 la Ley contra los esclavos fugitivos, estos pudieron huir a Canadá.

FOTO 2 Seres Humanos Esclavizados – como este hombre, fotografiado en 1863 – eran brutalmente flagelados

Su madre Harriet Green, también llamada Rit, luchó para mantener a su familia unida pero la esclavitud se lo impidió. Su padre Benjamin Ross, ambos esclavos. Tuvieron 11 hijos. Edgard Brodess vendió a tres de sus hermanas: Linah, Mariah Ritty, y Sophie, separándolas de su familia para siempre.

Cuando un comerciante de Georgia propuso a los Brodess la compra del menor de los hijos de Rit, Moses, ésta le escondió durante un mes ayudada por otros esclavos y negros libres de la comunidad, e incluso llegó a enfrentarse directamente con su propietario por la venta. Finalmente, cuando Brodess y el comerciante de Georgia fueron a los alojamientos de los esclavos para llevarse al niño, Rit les amenazó directamente con «abrirles la cabeza». Brodess se retractó de su idea y abandonó la venta.

Los biógrafos de Tubman coinciden en la idea de que este episodio influyó directamente en ella haciéndola creer en sus posibilidades de rebelarse frente a la esclavitud.

Tuvo una infancia difícil ya que nació en la esclavitud. Su madre fue asignada como criada a la casa del patrón, y desde niña Harriet tuvo que cuidar de un hermano menor y de un bebé. A la edad de seis años, la empleó como niñera una mujer de nombre «Miss Susan». A Tubman se le encomendó la misión de vigilar a un bebé mientras este dormía. Si el niño se despertaba llorando, Tubman era azotada con el látigo. Ella contó que una vez fue flagelada hasta cinco veces antes del desayuno. Las cicatrices ocasionadas la dejarían marcada su espalda y sus nalgas para toda su vida.

FOTO 3 Harriet cuidando al bebé con 5 años. Sello de correos

En una ocasión, fue amenazada tras robar un terrón de azúcar, Tubman se escondió en una pocilga cercana durante cinco días. Allí se alimentó de la comida que echaban a los animales. Tras ser descubierta regresó a la casa de Miss Susan donde recibió una dura paliza. Los esclavos eran duramente flagelados. Para protegerse de los latigazos, en muchas ocasiones se vestía con varias capas de ropa. En otra ocasión, mordió en la rodilla a un hombre blanco que la estaba golpeando, tras ello el hombre no volvió a acercársele.

Tubman trabajó también en la casa de un hacendado de nombre James Cook, donde se la encomendó vigilar las trampas para ratas de un pantano cercano. Como la obligaban a trabajar en aguas muy frías, enfermó seriamente y fue devuelta a su casa, donde su madre cuidó de ella hasta su restablecimiento. Después fue asignada a trabajar en varias granjas. A medida que crecía se le asignaron trabajos de campo cada vez más penosos y duros como arar o transportar troncos.

Un día, siendo adolescente, Tubman tenía 12 años, fue a un almacén de telas para recoger suministros. Allí encontró a un esclavo, propiedad de otra familia, que había abandonado sus tierras sin permiso. Su capataz, furioso, ordenó a Tubman que le ayudara a capturar al joven pero ella se negó. El esclavo salió corriendo y el capataz, para evitar su huida, le lanzó una pesa de un kilogramo desde el almacén. Sin embargo, falló el lanzamiento y golpeó accidentalmente a Tubman. Esta siempre creyó que su pelo (recogido como si fuera una cesta) le había salvado la vida. Sangrando y semiinconsciente, regresó a la casa de su dueño y se sentó en el telar, permaneciendo allí durante dos días sin recibir asistencia médica. Inmediatamente fue enviada de nuevo a trabajar la tierra. Su jefe dijo que no valía nada y se la devolvió a Brodess, quien intentó venderla sin éxito. Fue en esa época cuando comenzó a sufrir mareos y, en ocasiones, a desmayarse, episodios que fueron alarmando a su familia. Larson sugiere que ella sufría epilepsia del lóbulo temporal como resultado de las heridas (1).

FOTO 4 Frederick Douglass. John Brown

Tubman recibió la herida en la cabeza en un momento de su vida en el que se estaba convirtiendo en una persona profundamente religiosa. Como era analfabeta, su conocimiento de la Biblia lo había adquirido gracias a las historias que su madre le había contado desde niña. Ella rechazaba las interpretaciones de las escrituras realizadas por los blancos, relativas a la obediencia de los esclavos, y encontró su guía en las enseñanzas del Antiguo Testamento. Tras su traumatismo craneal, Tubman comenzó a experimentar visiones y sueños, que consideraba signos de la presencia de Dios. Esta perspectiva religiosa influyó profundamente en toda su vida.

Los capataces solían vigilar a los esclavos a caballo en las plantaciones, controlaban a todos los esclavos, algunos podían ser amables pero la mayoría eran crueles con los esclavos del señor.

En 1840, el padre de Tubman, Ben, fue liberado de la esclavitud a la edad de 44 años, como estipulaba el testamento de su antiguo dueño. Él continuó trabajando como capataz para la familia Thompson, quienes habían sido sus propietarios. Años después, Tubman contrató a un abogado blanco al que pagó cinco dólares para investigar sobre el estatus legal de su madre. El abogado descubrió que su propietario había dado instrucciones para que Rit, al igual que su marido, fuera liberada a la edad de 45 años. Esto significaba que una resolución similar se aplicaría a los hijos de Rit y, por tanto, a todos sus descendientes nacidos después de que ella cumpliera 45 años serían legalmente libres. Sin embargo, las familias Pattison y Brodess habían ignorado esta cláusula cuando heredaron los esclavos.

En 1844, Harriet se casó con un hombre negro libre llamado John Tubman. Aunque no se sabe mucho de él o de su vida en pareja, la unión fue complicada debido al estatus de esclava de ella. Esto implicaba que cualquier hijo nacido del matrimonio pasaría a ser esclavo. Los matrimonios entre personas esclavas y libres eran comunes en el Eastern Shore de Maryland, donde la mitad de la población negra era libre. Larson indica que la pareja podría haberse planteado la compra de la libertad de Tubman (1).

Tubman cambió su nombre de Araminta por Harriet tan pronto se casó, aunque la fecha exacta se desconoce. Larson (1) sugiere la posibilidad de que el cambio se realizara inmediatamente después de la boda, y Clinton (2) coincide en que Tubman planeaba escapar de la esclavitud. Adoptó el nombre de su madre como parte de su conversión religiosa o en honor a una hermana desaparecida.

En 1849, Tubman volvió a enfermar, por lo que su valor como esclava volvió a disminuir. Edward Brodess intentó venderla por este motivo pero no encontró ningún comprador. Enfadada por la decisión de Brodess, Tubman comenzó a rezar, rogando a Dios que le hiciera cambiar de opinión. «Recé todas las noches a mi señor», diría después, «hasta principios de marzo estuvo trayendo a gente e intentando venderme». Cuando parecía que la venta podía concretarse, cambió de táctica. «Cambié mis oraciones» dijo. «A principios de marzo empecé a rezar, Oh Señor, si no puedes cambiar el corazón de ese hombre, mátale».

Una semana después, Brodess murió, y Tubman se arrepintió de sus sentimientos. Irónicamente, la muerte de Brodess aumentó las posibilidades de vender a Tubman y de que por lo tanto su familia fuera separada. Su viuda Eliza comenzó a gestionar la venta de los esclavos de la familia. Tubman se negó a esperar que la familia Brodess la vendiese y decidió huir, a pesar de los esfuerzos que hizo su marido para disuadirla. «Podía hacer dos cosas», explicaría, «libertad o muerte; si no podía tener una, tendría la otra» (3).

FOTO 5 En el mapa los estados de color naranja eran los que permitían la esclavitud y los de color azul donde no se permitía

Tubman escapó junto a sus hermanos Ben y Henry el 17 de septiembre de 1849. Había sido vendida al Dr. Anthony Thompson, quien poseía una extensa plantación llamada Poplar Neck en las cercanías del condado de Carolina, donde también trabajaban sus hermanos. Como los esclavos estaban ya vendidos a otro propietario, Eliza Brodess probablemente no detectó la ausencia durante unos días. Sin embargo dos semanas después publicó un anuncio en el Democrat, ofreciendo cien dólares por cada esclavo devuelto.

A pesar de haber conseguido escapar, los hermanos de Tubman lo pensaron mejor, Ben había sido padre recientemente, y decidieron regresar forzando a Tubman a regresar con ellos.

Los propietarios de las plantaciones pagaban a los cazadores de esclavos, para que buscaran a los que se habían fugado. Llegaron a ofrecer hasta 40.000 $ por la captura de Harriet Tubman (4).

Poco después, Tubman escapó por segunda vez, en esta ocasión sin sus hermanos. La noche anterior a su fuga, Tubman intentó despedirse de su madre. Localizó a Mary, una compañera de confianza, y le cantó una canción con una despedida codificada en ella: «te encontraré en la mañana», entonó, «me dirigiré a la tierra prometida».

La ruta utilizada por Tubman para su huida no se conoce con exactitud, de lo que si se tiene constancia es de que Tubman utilizó la red conocida como “ferrocarril subterráneo”.

FOTO 6 Anuncio publicado en el Cambridge Democrat, ofreciendo trescientos dólares de recompensa por Araminta (Minty) y sus hermanos Harry y Ben. El general unionista David Hunter que trabajó con Harriet Tubman en contra de la esclavitud

Este sistema informal pero bien organizado estaba formado por negros libres, blancos abolicionistas y activistas cristianos. Muchos de sus miembros pertenecían a la “Sociedad Religiosa de los Amigos”, a menudo también llamados “cuáqueros”. La zona de Preston cercana a Poplar Neck en el Condado de Caroline, Maryland contaba con una importante comunidad cuáquera, y fue probablemente el primer lugar donde Harriet paró durante su huida. Desde allí es probable que tomara una ruta bastante común en las huidas de esclavos: hacia el noroeste atravesando Choptank River y Delaware y luego hacia el norte para entrar en Pensilvania. Un viaje de casi noventa millas (145 kilómetros) que, realizado a pie, podía durar entre cinco días y tres semanas. El peligroso viaje obligó a Tubman a viajar de noche, guiada por la Estrella Polar, para evitar a los cazadores de esclavos.

Los guías del ferrocarril subterráneo utilizaban diversas instalaciones para esconder a los fugados, como las conocidas “Casas Seguras”, que pertenecían a blancos abolicionistas.

En una de sus primeras paradas, la señora de la casa ordenó a Tubman que barriera la hierba de forma que pareciera que trabajaba para la familia. Cuando cayó la noche, la familia la escondió en un carro y la llevó hasta la siguiente casa. Dada la familiaridad de Tubman con los bosques y pantanos de la región, es posible que se escondiera en estas zonas durante el día. Tubman no habló de la ruta que había utilizado para escapar hasta los últimos años de su vida, con objeto de que otros esclavos pudieran utilizarlas.

FOTO 7 Mapa de huida de los esclavos hacia Filadelfia, terminando en Canadá

Cuando llegó a Pensilvania sintió una mezcla de alivio y emoción. Años después, al recordar la experiencia, dijo: «Cuando supe que había atravesado la frontera, miré mis manos para comprobar si seguía siendo la misma persona. El sol con sus rayos dorados atravesaba los árboles y caía sobre los campos y yo sentí que estaba en el cielo».

“Moisés” “Moses”
Nada más llegar a la ciudad de Filadelfia, Tubman empezó a añorar a su familia. «Era una extraña en una tierra extraña “diría”. Mis padres y hermanos estaban en Maryland. Pero yo era libre y quería que ellos también lo fueran». Comenzó a trabajar y a ahorrar dinero. Al mismo tiempo el Congreso de los Estados Unidos aprobó la «Ley de Esclavos Fugitivos», la cual obligaba a los organismos oficiales (incluidos los de aquellos estados en los que no existía esclavitud) a ayudar en la captura de los esclavos que habían huido, e imponía fuertes castigos a quienes escaparan. La ley aumentó los riesgos para los esclavos que se habían escapado, por lo que muchos se marcharon a Canadá. Mientras, la tensión racial aumentaba en la ciudad de Filadelfia.

En diciembre de 1850, Tubman fue informada de que su sobrina Kessiah iba ser vendida (junto a sus dos hijos, James Alfred de seis años y la recién nacida Araminta) en Cambridge, Maryland. Horrorizada por la posibilidad de que su familia quedara rota, Tubman hizo algo que pocos esclavos solían hacer: voluntariamente regresó a la tierra de su esclavitud. Fue a Baltimore donde su cuñado Tom Tubman, la escondió hasta el momento de la venta. El marido de Kessiah un hombre negro libre llamado John Bowley, realizó una puja por su mujer. Posteriormente cuando él preparaba el pago, Kessiah y sus niños se escondieron en una “Casa segura” cercana. Cuando llegó la noche, Bowley embarcó a su familia en una canoa y navegaron sesenta millas hasta Baltimore, desde donde Tubman llevó a la familia hasta Filadelfia (5).

La siguiente primavera regresó a Maryland para guiar hacia la libertad a otros miembros de su familia. En este segundo viaje ayudó a escapar a su hermano Moses y a dos hombres no identificados. En ese tiempo Tubman trabajaba con el abolicionista Thomas Garrett en Wilminton, Delaware; y comenzó a ser conocida como Moses (Moisés), en alusión al profeta que guió a los hebreos hacia la libertad (5, 6).

Durante una entrevista con el autor Wilbur Siebert en 1897, Tubman reveló algunos de los nombres de los colaboradores y lugares utilizados por el ferrocarril subterráneo. Se alojaba en la casa de Sam Green, un pastor negro y libre de New Market en Maryland; además se escondía en las cercanías del hogar de sus padres en Poplar Neck en el condado de Carolina. Desde allí viajaba hacia el noroeste a Sandtown y a Willow Grove, Delaware, y a la zona de Camden donde William y Nat Brinkley, y Abraham Gibbs la guiaban hacia el norte hasta llegar a Dover, Smyrna, y Blackbird, donde otros guías la ayudaban a cruzar el canal Chesapeake-Delaware hacia New Castle y Wilmington. En Wilmington, Thomas Garrett se encargaba del transporte hasta la oficina de William Still o hacia las casas de otros miembros del ferrocarril subterráneo en la zona de Filadelfia. Still, un famoso colaborador negro, era el responsable de ayudar a los huidos en su camino hacia otras zonas más seguras, como Nueva York, Nueva Inglaterra y Canadá (4, 5,6).

FOTO 8 Dibujos y pinturas de Harriet Tubman

A finales de 1851, Tubman regresó al Condado de Dorchester por primera vez desde su huida; con intención de encontrar a su marido John. Había ahorrado dinero, con el que compró una chaqueta para él y viajó al sur. Mientras, John se había casado con otra mujer llamada Caroline. Tubman intentó convencerle para que se uniera a ella, pero él insistió en que se encontraba feliz en aquel lugar. Conteniendo su enfado, ayudó a escapar a otros esclavos y los guió hacia Filadelfia. John y Caroline crearon una familia juntos hasta que él fue asesinado, dieciséis años después, en una discusión con un hombre blanco llamado Robert Vincent.

Debido a la legislación existente, el norte de Estados Unidos se había convertido en una zona cada vez más peligrosa para los esclavos huidos, por ello muchos comenzaron a emigrar hacia Canadá. En diciembre de 1851, Tubman guió hacia Canadá, a un grupo de once fugitivos, entre los que posiblemente se incluía la familia Bowleys. Existen evidencias para afirmar que en su viaje el grupo se alojó en la casa del abolicionista Frederick Douglass.

Durante 10 años Harriet realizó 19 viajes al sur para ayudar a salvar a más de 300 esclavos que consiguieron la libertad gracias a ella. Tubman sabía que había que llegar hasta Canadá para ser totalmente libres. No perdió a ningún compañero de viaje (1, 5, 6).

En la Guerra Civil Americana, Harriet Tubman sirvió como enfermera en Port Royal, preparando remedios con plantas locales para evitar que los soldados sufrieran de disentería. El que atendiera a hombres enfermos de viruela y nunca contrajera la enfermedad, generó comentarios relativos a que se encontraba bendecida por Dios (2).

FOTO 9 Grabado representando a Harriet Tubman durante la Guerra Civil Americana

En 1869, Harriet se casó con Nelson Davis y vivieron en Auburn, Nueva York. Allí fundó una Escuela para niños afro-americanos. También dio discursos para acerca de dar a las mujeres y a los afro-americanos el derecho de votar (4).

En su biografía Douglass escribe: “En una ocasión tuve once fugitivos al mismo tiempo bajo mi techo, los cuales permanecieron conmigo hasta que reuní el suficiente dinero como para enviarles a Canadá. Fue el grupo más numeroso que cobijé y tuve dificultades para proporcionarles comida y alojamiento…”. Por el número de personas y la fecha es posible que se tratara del grupo de Tubman. Douglass y Tubman sentían gran admiración mutua y lucharon juntos contra la esclavitud. Cuando se escribió la primera biografía de Tubman en 1868, Douglass redactó una carta en su honor.

Cuando tenía cerca de 80 años, Tubman empezó a construir una casa especial para los ancianos llamada “Harriet Tubman Home” en Auburn, Nueva York. En 1911 enfermó y se mudó a la casa de ancianos.

FOTO 10 Como se le recuerda con un rail de tren. Harriet sentada fuera de su casa de ancianos en 1911

Falleció en Auburn, Nueva York el 10 de marzo de 1913, y el ejército le rindió honores en un entierro de carácter militar. Al año siguiente, la ciudad de Auburn le dedicó un monumento en el jardín del Palacio de Justicia del Condado. Otro monumento se encuentra en Boston. Tenía más de 90 años.

FOTOGRAFÍAS
Escaneadas de sus libros.
Las demás encontradas en internet

FOTO 11 En la casa de Harriet Tubman en Auburn, Nueva York sobre 1887


BIBLIOGRAFÍA
1.- Larson, Kate Clifford (2004). Bound For the Promised Land: Harriet Tubman, Portrait of an American Hero. New York: Ballantine Books

2.- Clinton, Catherine (2004) Harriet Tubman: The Road to Freedom. New York: Little, Brown and Company

3.- Anderson, E. M. (2005). Home, Miss Moses: A novel in the time of Harriet Tubman. Higganum, CT: Higganum Hill Books

4.- Rausch, Monica L.. Grandes Personajes: Harriet Tubman.New York

5.- Bradford, Sarah (1961). Harriet Tubman: The Moses of Her People. New York: Corinth Books

6.- Bradford, Sarah (1971). Scenes in the Life of Harriet Tubman. Freeport: Books for Libraries Press

7.- Historia de la Enfermería. M. Patricia Donahue. Versión española de la obra original “Nursing. The Finest Art. An Illustrated History”, publicada por The C. V. Mosby Company. B-24.474-99

Manuel Solórzano Sánchez
Diplomado en Enfermería. Servicio de Traumatología. Hospital Universitario Donostia de San Sebastián. OSI- Donostialdea. Osakidetza- Servicio Vasco de Salud
Insignia de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro de Enfermería Avanza
Miembro de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN, A.C.
Miembro no numerario de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País. (RSBAP)