viernes, 31 de marzo de 2023

SAN TELMO HOSPITAL MILITAR, CONVENTO Y CUARTEL MILITAR

 

Los graves problemas a los que se va a tener que enfrentar el Convento o Monasterio de San Telmo de los padres Dominicos en el siglo XIX van a tener un precedente claro, consecuencia directa de la Guerra de la Convención que sufrió la ciudad a finales del siglo XVIII: el establecimiento en San Sebastián de un Hospital Militar para atención de los soldados y militares heridos, atendido por el cirujano Miguel Martín, cirujano de voluntarios de Cataluña, primer ayudante y colegial de Cádiz y el Practicante José Antonio de Olarreaga.

 

Foto 1 Plano del Hospital Militar. Archivo General de Simancas. Valladolid

 

El antiguo convento dominico de mediados del siglo XVI, construido gracias al mecenazgo de Alonso de Idiáquez, secretario de Estado del emperador Carlos V. Los Padres Dominicos decidieron consagrar el convento a San Telmo, patrón de los hombres de la mar.

 

Se intentó fijar el mismo en el Hospital público de la ciudad (Hospital Civil), pero no tenía “proporción para tomar a su cargo la curación de tantos soldados militares” y no era viable por “el crecido número de enfermos militares”, corta extensión del hospital de la ciudad y demás circunstancias que le impiden abrazar un asunto que en el día es demasiado grave (1).

 

Se pensó, entonces, en el Monasterio de San Telmo y se diseñó un plan para combinar ambas actividades. En él se desplazaba a los frailes del primer dormitorio a la parte baja y zona Norte, “enfrente de los enfermos, sin luz ni más bentilación que la que respiran los apestados”, quedando Hospital y Convento “con sola a la dibisión de un tabique”, perdiendo los frailes el acceso al aljibe, “donde teníamos agua excelente para todo el tiempo, sin comprarla como ahora”, sin las tres huertecillas “que nos daban hortalizas”, y sin la puerta de carros, “por donde deben entrar las probisiones de vino, agua, aceite y comestibles diarios de la plaza y otros menesteres”, debiendo introducirlos ahora, por personas de ambos sexos, por el claustro “dedicado para funciones sagradas”, teniendo que vivir los frailes con las ventanas cerradas “para no oír las canciones libres de los soldados y para no ver objetos de especie bien opuesta a su regular observancia”.

 

Foto 2 Planos de los tres pisos de San Telmo acondicionado como Hospital Militar, de Joseph Prieto de la Quintana. Archivo General de Simancas. Valladolid

 

Las objeciones puestas por la Comunidad, y los problemas que el asentamiento del Hospital Militar habrían de generar, movieron a los frailes a pedir el traslado del Hospital a otro lugar. Y el 22 de julio de 1796, a propuesta del Intendente de Aragón, se preguntó al Comandante General de Guipúzcoa si habría otro “edificio aparente” en la ciudad para el establecimiento del Hospital, “habiéndose de remover el Convento de Santo Domingo”, y, si en el caso de no haberlo, convendría que se estableciese en Fuenterrabía.

 

Aún se hicieron estudios más detallados en 1798 para establecimiento del Hospital Militar en el Monasterio, desplazando a los monjes de sus celdas. Este hecho va a marcar, en parte, los acontecimientos que vale la Comunidad dominica a lo largo la primera mitad del siglo XIX y que podemos conocer, en parte, por el “Libro de Consejos” del convento de 1816 a 1839 (1).

 

Los problemas se iniciaron cuando en 1808 pasaron pacíficamente, a la conquista de Portugal, las tropas francesas. Tras el levantamiento de Madrid, el 2 de mayo, partió para Francia la familia real. El General francés, que acampaba fuera de los muros, pidió que se le dejara entrar en la ciudad de San Sebastián, pero su Gobernador, el Duque de Mahón, se negó a hacerlo hasta que se lo ordenó el propio Manuel Godoy.

 

A la vista de estos acontecimientos, el prior del Monasterio dispersó por la Provincia los ornamentos y objetos de culto, dejándolos en manos de personas de absoluta confianza a la espera de poder después recuperarlos. Parte de los mismos fueron a parar a manos del sacerdote de Eibar don Antonio de Orbea. Pronto los temores del prior se confirmaron y, careciendo de objetos de culto, el “Gobierno intruso” los exclaustró, por primera vez en su historia, les llevó sus rentas y les confiscó sus vales reales por valor de 980 pesos.

 

Foto 3 Convento de San Telmo en San Sebastián. Historia del edificio (2)

 

Por su parte, las Cortes de Cádiz de 1810 ordenaron la confiscación de los bienes de algunas Órdenes. Temeroso de su alcance, el Convento de San Telmo realizó poco después un inventario de bienes que resultan ser más bien modestos.

 

El prior Fray José León Alcalde, profesor de latín del Padre Larroca, por el comisionado de la Diputación Extraordinaria de la Provincia, Don Ramón Zurbano, de los apuros económicos en que se hallaba la Provincia “por las delicadas y críticas circunstancias de aquella época”, le ofreció la plata de la Comunidad, con calidad de reintegro, para que armase a sus hombres y liberase la tierra.

 

La nueva orientación política que se dio en España en 1820 con el Trienio Liberal, demostró que su problema era muy hondo en la Comunidad. Por la ley de 25 de octubre de 1820 y la Real Orden de 11de abril de 1821 se mandó suprimir el Convento de San Telmo. Se produjeron por ello diversos tumultos y hubo gritos de “vivan los frailes, mueran sus enemigos”. El mismo Ayuntamiento de la Ciudad de San Sebastián tomó en 1821 algunos acuerdos referentes a la supresión del Convento. Agotada la resistencia, la Comunidad decidió arrendar parte del edificio.

 

Foto 4 Plano de San Sebastián, ciudad amurallada. Archivo General de Simancas. Valladolid

 

Cuartel Militar y exclaustración de la Comunidad

 

La presencia militar en el Monasterio no era novedosa. Su amplitud espacial, su ubicación y buena disposición, la hacían proclive a ello. Ya en las últimas guerras había acogido bajo su techo a numerosos soldados heridos o acuartelados, especialmente en la Guerra de la Convención de finales del siglo XVIII.

 

Tras finalizar la Guerra de la Independencia, con la vuelta del Rey Fernando VII de su exilio de Valençey, el 22 de marzo de 1814, el edificio de San Telmo siguió utilizándose como cuartel militar, sometiéndose en diciembre de 1814 a importantes obras, especialmente del retejo por el maestro Juan Bautista Elola. Para afrontar sus gastos, el Comandante de Artillería acantonado en él, Braulio Enríquez, escribía el día 23 al Ayuntamiento de la Ciudad de San Sebastián comunicándole que hacía unos seis meses que los efectos almacenados en el arsenal estaban expuestos al continuó paso de los artilleros que se hallaban de guardia, quienes por no tener una habitación capaz para descansar de sus fatigas, se veían durmiendo y habitando el descubierto, sufriendo las variaciones e intemperies de los tiempos, “cuio estado deplorable clama a fabor de la humanidad”.

 

A partir de entonces, veremos a San Telmo vinculado permanentemente con la milicia. Así, el 1 de octubre de 1816 la Junta de la Ciudad acordó destinar San Telmo a cuartel “pues la ciudad tenía obligación de dar local y camas para 500 plazas” y, de hecho, el 30 de agosto de 1818 se dio cuartel y 500 camas a la tropa en parte del convento.

 

Foto 5 Plano de San Sebastián, ciudad amurallada con la playa y el barrio del Antiguo. Archivo General de Simancas. Valladolid

 

Hospital Militar 1821

 

El 15 de junio de 1821 el Capitán General de las Provincias Vascongadas pidió a la Provincia la entrega del Convento para destinarlo a cuartel y Hospital Militar. El Conde de Villafuertes ordenó, por ello, a la ciudad que, en tanto la Junta Nacional dispusiese del crédito público preciso para su acondicionamiento, si el caso fuese urgente y no se pudiese aguardar su resolución, se entregase a tal fin el Convento “luego que se recojan los efectos inventariados en él”.

 

Así se hizo, y por Real Orden del 29 de junio de 1821 se destinó parte del edificio a Cuartel de Artillería, por 60 reales de vellón diarios. La Comunidad, sus novicios y recogidos debieron trasladarse al Convento de las dominicas del Antiguo, donde los hallaremos en 1824, dejando sus pertenencias, especialmente su campana, al cuidado de José Ignacio de Vidaurre.

 

La entrada de los Cien Mil Hijos de San Luis, del ejército francés del Duque de Angulema, el 7 de abril de 1823 acabó con el Trienio Liberal y volvieron las cosas a su estado anterior a 1820, volviendo los frailes al Convento. No obstante, siguió arrendándose parte del mismo y, como tal cuartel militar, acogió las Compañías de zapadores y artilleros franceses que llegaron a la plaza los últimos meses de 1824. Esas mismas compañías se acuartelaron posteriormente de nuevo en noviembre de 1828; y el 31 de mayo de 1828 desocupó el cuartel de San Telmo el Regimiento Provincial de Monterrey, a fin de asearlo y colocar en él 900 camas para la tropa de la Guardia Real de Infantería que venía a ocuparlo. Al esperarse de inmediato la presencia de dos Batallones “que llegan mañana” y no poder acuartelar a todos en San Telmo, se ordenó a la ciudad que preparase, además, el cuartel de San Felipe.

 

Foto 6 Atendiendo a un soldado herido

 

Con todo ello, a partir de 1823 el bienestar material de la Comunidad pareció asegurado. Poco después irá recibiendo los donativos de particulares, tales como del caserío vasco Gaztañedo de Rentería, donado en 1824; los 600 reales de Doña Josefa Soroa para la celebración de una función solemne el día de San Vicente Ferrer; o los donativos de un Sáenz de Navarrete de Vitoria, o un Colmenares de Pamplona.

 

Pero la guerra civil, Primera Guerra Carlista, que se inició en España, y afectó especialmente a las Provincias Vascas y Navarra, pronto cambiarían las cosas para el Convento al disponerse el alojo en su recinto de 600 soldados heridos que, en parte, pesarán sobre la Comunidad de Dominicos y sobre el espacio que se había reservado para vivienda de los religiosos.

 

Poco después, en Junta celebrada 15 de julio de 1834 por los Jefes, tanto civiles como militares, de la plaza de San Sebastián, con asistencia del Diputado General de la Provincia, se acordó ocupar todo el local del Convento, “por exigirlo así la necesidad de mayor extensión de los talleres”, la mayor seguridad en la elaboración de cartuchos, y la mejor conservación de los efectos pertenecientes al cuerpo de Artilleros”, y dispuso, al efecto, que la Comunidad de religiosos dominicos se trasladase por ser de la misma orden, al convento de Azpeitia.

 

En 1843 al salir la Comunidad, quedó el Monasterio, en parte, abandonado y sus cuadros y esculturas se dispersaron. El donostiarra Padre Larroca, que hacía sólo seis años había ingresado en la Orden, puso a salvo el bien más preciado del Convento: su Virgen Negra o del Rosario.

 

Foto 7 Convento de San Telmo en San Sebastián. Historia del edificio (2)

 

Agradecimientos

Esteban Durán León

María Rosa Ayerbe Iribar

Familia Ayestarán

Museo de San Telmo

 

Bibliografía

1.- El Monasterio Dominico de San Pedro González. San Telmo. San Sebastián. María Rosa Ayerbe Iribar. Páginas: 268 – 272. ISBN: 978-84-7173-570-6. D. L. SS 1028-2012

 

2.- Historia del Edificio del Museo San Telmo de San Sebastián

https://www.santelmomuseoa.eus/index.php?option=com_flexicontent&view=items&id=5&cid=0&Itemid=23&lang=es

 

Enciclopedia Wikipedia

Manuel Solórzano Sánchez. Grado en Enfermería

Manuel Solórzano Sánchez - Wikipedia, la enciclopedia libre

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Jueves, día 20 de octubre de 2022

 

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Jueves, día 27 de octubre de 2022

 

Manuel Solórzano Sánchez

Graduado en Enfermería. Enfermero Jubilado

Insignia de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF

Premio a la Difusión y Comunicación Enfermera del Colegio de Enfermería de Gipuzkoa 2010

Miembro de Enfermería Avanza

Miembro de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos

Miembro de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería

Miembro de la Red Cubana de Historia de la Enfermería

Miembro Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN, A.C.

Miembro no numerario de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. (RSBAP)

Académico de número de la Academia de Ciencias de Enfermería de Bizkaia – Bizkaiko Erizaintza Zientzien Akademia. ACEB – BEZA

Insignia de Oro del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa. Años 2019 y 2022

Sello de Correos de Ficción. 21 de julio de 2020

Sello de Correos. 31 de diciembre de 2022

masolorzano@telefonica.net

 

 

martes, 21 de marzo de 2023

ENFERMERAS DE LA CONFEDERACIÓN

 

Las mujeres de la Confederación también prestaron un servicio heroico durante la “Guerra de Secesión Americana 1861 a 1865” Las órdenes religiosas y muchas mujeres laicas se ofrecieron como voluntarias para actuar como enfermeras y cuidar a los enfermos y soldados heridos en campaña (1).

 

Foto 1 Las enfermeras y la guerra. Cuidados. Grabado en madera. Harper Weekly, 21 de enero de 1871. National Library of Medicine. Bethesda, Maryland

 

Abrieron sus hogares para habilitarlos como hospitales y centros de convalecencia. Algunas como en el norte, siguieron a sus maridos a la guerra y al campo de batalla, donde ayudaban en lo que podían.

 

Recordaremos a Kate Cumming, Ella King Newsom, Annie Johns y Betsy Sullivan, entre otras tantas enfermeras voluntarias.

 

Sin embargo, una persona sobresale de forma muy particular entre todas. El ejército confederado no nombró a una directora de Enfermeras, pero el Presidente Jefferson Davis otorgó el rango de capitán a Miss Sally Louisa Tompkins (1833 – 1916). Fue la única mujer que ostentó un cargo en el Ejército de la Confederación (1).

 

Sally Louisa Tompkins, era hija de un rico hacendado de Virginia y había participado activamente en las tareas caritativas de su iglesia. Estableció un hospital privado en Richmond y asumió completamente todos sus gastos. Necesitaba obtener un rango importante para poder pedir los suministros necesarios, pero renunció a la remuneración por su trabajo.

 

Foto 2 Capitán Miss Sally Louisa Tompkins 1833 – 1916

 

Los casos más graves y críticos eran llevados a esta institución independiente debido a su gran reputación. A pesar de ello, la mortalidad fue baja, sólo 73 fallecimientos entre los 1.333 soldados heridos atendidos (1).

 

Sally Louisa Tompkins (9 de noviembre de 1833 - 25 de julio de 1916) fue una mujer humanitaria, enfermera y filántropa. Muchos creen que también fue la única mujer comisionada oficialmente en el Ejército Confederado. Es recordada por patrocinar de forma privada y con sus pertenencias el hospital que organizó en Richmond, Virginia, para cuidar a los soldados heridos en la Guerra Civil Estadounidense. Bajo su supervisión, tuvo la tasa de mortalidad más baja de cualquier hospital de la Unión o Confederado durante la Guerra Civil. Ha sido recordada como el “Ángel de la Confederación” (1).

 

Foto 3 Héroes y heroínas de la guerra, siglo XIX. Grabado. Chicago Historical Society, Illinois. Aparecen representadas muchas de las actividades que llevaba a cabo la Comisión Sanitaria de los Estados Unidos, que proporcionó enfermeras tanto en el campo de batalla como fuera de él, y ayudo a reunir dinero y provisiones para asegurar los cuidados de salud. Thomas Nast

 

Las Mujeres y Enfermeras de color

 

Las Mujeres y Enfermeras de color también hicieron contribuciones muy importantes a la Enfermería durante la Guerra de Secesión Americana. Algunas eran voluntarias; otras fueron contratadas de acuerdo con las órdenes generales del Departamento de Guerra con un salario de diez dólares al mes. Sin embargo, hay pocos trabajos publicados sobre las aportaciones específicas y generales de la gente de color en la enfermería americana, lo cual dificulta la apreciación justa y exhaustiva de su labor en el campo de batalla (1).

 

Hay referencias de varias mujeres enfermeras voluntarias que cuidaron de forma muy competente a los soldados heridos en combate de la Unión.

 

Foto 4 Harriet Tubman. 1877. Joan Maynard. Defense Audiovisual Agency, Washington DC.

 

Harriet Tubman (1820 – 1913) (2), fue llamada la “Moisés de su pueblo” y se le atribuyen diecinueve viajes al sur para auxiliar a más de 300 esclavos en su lucha por la libertad (1 y 2).

 

Era una abolicionista que participó activamente en el movimiento “Undergrounsd Railroad” después de su propia huida al norte. Al comienzo de la “Guerra de Secesión”, Harriet Tubman volcó toda su energía en el cuidado de aquellos que necesitaban sus cuidados. Fue una persona muy respetada, valiente, animosa que sirvió a los soldados heridos y enfermos y desvalidos de su propia raza. Miss Tubman ostentó el cargo de “Enfermera y/o matrona” en el Colored Hospital de Fort Monroe en Virginia (1).

 

Foto 5 Susie King Taylor, enfermera voluntaria 1848 – 1912

 

SOJOURNER TRUTH PRIMERA FEMINISTA

 

Otra excelente mujer que nació en esclavitud fue Sojourner Truth, se la podría considerar como una de las primeras feministas. Fue una ardiente defensora del movimiento de la mujer y luchó activamente por dicha causa y contra la esclavitud. También colaboró eficazmente en el cuidado de los soldados heridos en campaña de la Unión (1).

 

Susie King Taylor (1848 – 1912), esposa del sargento Edward King, de la XXXIII W. S. Colored Infantry, trabajó como enfermera voluntaria en la “Guerra de Secesión” durante más de cuatro años y es conocida por ser la primera enfermera negra durante la Guerra Civil Americana. Miss King era aceptada y respetada tanto por los médicos como por los soldados, y a menudo acompañaba a Clara Barton (3) en sus rondas sanitarias. Sus cuidados iban más allá de los meramente físicos: leía libros y las cartas a los soldados, ofrecía consuelo de todas formas posibles e incluso enseñó a leer y escribir a algunos soldados heridos.

 


Foto 6 Pintura de Sojourner Truth

 

Muchísimos hombre y mujeres sirvieron como enfermeros en diversos grados durante la “Guerra de Secesión Americana”. Eran voluntarios, soldados, personas adscritas a órdenes religiosas de enfermería, miembros de sociedades altruistas o personas totalmente independientes que se impusieron a sí mismas la obligación de colaborar en los cuidados de los enfermos y de los soldados heridos en combate.

 

Estos enfermeros y enfermeras eran representativos de todos los escalafones de la sociedad americana y constituían una mezcla de inteligencia, diplomacia, osadía y experiencia. Pero por encima de todo ponían en el centro a la persona que necesitaba sus cuidados y demostraron un gran espíritu valeroso (1).

 

La odisea de la Guerra de Secesión hizo madurar a Norteamérica; para entonces, el país había realizado numerosas aportaciones de primer orden a la medicina y a la cirugía, pero ni usa sola a la enfermería…

 

Desde el Boston Tea Party en 1773 hasta la inauguración de la Primera Escuela de Enfermeras de inspiración Nightingale en Norteamérica en 1873, había transcurrido un siglo, y muchos pensaron que, de los dos experimentos, el segundo era el más audaz.

Robinson, 1946

 

Foto 7 Portada del libro Narrativa de Sojourner Truth y sello postal americano

 

Sojourner Truth. La activista negra que luchó contra la esclavitud

 

Feminista, abolicionista y defensora de los derechos de los afroamericanos, Sojourner Truth usó los derechos de su propia imagen para financiar sus distintas luchas. Adelantada a su tiempo, esta activista del siglo XIX pasó treinta años siendo esclava y, tras huir de su dueño, dedicó su vida a intentar cambiar un sistema con el que no estaba de acuerdo (4).

 

Nace en 1797 en Swartekill, Nueva York y fallece a la edad de 86 años el 26 de noviembre 1883 en Battle Creek, Michigan, Estados Unidos.

 

Foto 8 “Vendo la sombra para proteger la sustancia” era la inscripción de las tarjetas de Sojourner Truth

 

Nacida en 1797 como esclava, Sojourner Truth –nombre que adoptó en 1843– pasó gran parte de su vida luchando contra la esclavitud y fue una gran defensora de los derechos de la mujer y de la igualdad entre blancos y negros. Vendida un total de tres veces, escapó un año antes de que su último dueño se viera obligado a liberarla a causa de las nuevas regulaciones del Estado de Nueva York, que avanzaba lentamente hacia la abolición total del esclavismo (4).

 

Con su hija pequeña en brazos, abandonó la granja en la que había trabajado los últimos 16 años, dejando atrás a su marido y a otros tres hijos que, ni siquiera con las nuevas leyes, podían obtener aún el derecho a ser libres. “No salí corriendo, pensando que hacía mal, salí andando, creyendo que todo estaba bien”.

 

Desde entonces, su vida se convirtió en una batalla permanente contra lo establecido en la que utilizó todas las herramientas a su alcance para hacer oír su voz. Dotada de una gran espiritualidad, que experimentó a través de su pertenencia a distintas congregaciones, Sojourner Truth fue una de las primeras afroamericanas que ganó un juicio contra un blanco cuando, acudió a los juzgados para conseguir la custodia de su hijo Peter, que había sido vendido a un esclavista de otro estado de forma ilegal. Le dieron la razón. Y no sería la última vez (4).

 

En 1832 presentó una demanda por calumnias cuando su nombre se vio envuelto en un escándalo relacionado con el Reino de Matthias –un grupo religioso al que estuvo vinculada durante un tiempo– y obtuvo 125 dólares, lo que equivaldría a unos 2.600 euros en la actualidad. Años más tarde, en 1865, presentó cargos contra un conductor de un tranvía que la había intentado tirar del vehículo por ser negra y que, debido a su denuncia, fue apartado de su puesto de trabajo.

 

Sin embargo, puede que uno de los puntos más peculiares de la historia de esta luchadora pionera sea el uso que hizo de su propia imagen, que ha permitido que distintas fotografías en las que aparece hayan llegado hasta nuestros días. En ellas, Sojourner Truth, una mujer alta y ya en sus sesenta, mira al espectador con una pose digna, ataviada con la vestimenta cuáquera que adoptó en las últimas décadas de su vida. Con un precio de 25 centavos –lo que en la actualidad equivaldría a unos 6 dólares o a unos 5 euros–, aquellos que las adquirían contribuían a la labor de predicación de Sojourner Truth, que recorrió el este y el medio-oeste de Estados Unidos defendiendo sus ideas.

 

La Sombra para proteger la sustancia

 

La tarjeta de visita o ‘carte de visite’ fue un formato fotográfico para retratos de estudio que nació en Francia y se convirtió rápidamente en un fenómeno social, expandiéndose por toda Europa y Estados Unidos. Los álbumes para coleccionar y mostrar estas tarjetas de pequeñas dimensiones se volvieron habituales y las personas intercambiaban sus retratos y adquirían otros nuevos, siendo especialmente relevantes los de personajes prominentes de la época.

 

Sojourner Truth encontró en estas ‘carte de visite’ un modo de financiación y, a la vez, una forma de reivindicación peculiar. La abolicionista decidió que la propietaria de las imágenes en las que aparecía era ella, y no el fotógrafo que las realizaba. Por ello, ponía en los retratos que el ‘copyright’ le pertenecía.

 

Tal y como explica el libro ‘Enduring Truths. Sojourner’s Shadows and Substance’, poco después de que la activista empezara a reclamar los derechos sobre su imagen, Estados Unidos introdujo una enmienda que clarificaba que el ‘copyright’ sería para “los autores que habían realizado las fotografías y los negativos de las mismas eran los poseedores de la propiedad intelectual”.

 

Foto 9 Cartas de visita de Sojourner Truth que usó el ‘copyright’ de sus imágenes en las que aparecía ella para financiar su lucha contra la esclavitud

 

A pesar de que los fotógrafos no se dieron demasiada prisa en ejercer sus derechos legales, las imágenes que incluyen ‘copyright’ mencionan habitualmente a su creador. Por ejemplo, Mathew Brady –el fotógrafo– es el que aparece como poseedor de los derechos en su retrato de Abraham Lincoln, a pesar de la importancia del presidente. No era así en el caso de Sojourner Truth, que consiguió obtener la propiedad de las imágenes que protagonizaba. De hecho, solo dos de sus cartas de visita, de las primeras realizadas en los años sesenta del siglo XIX, mencionan al fotógrafo. Y aun así también incluyen su nombre.

 

“En sus cartas de visita, Sojourner Truth exigía que se imprimiera su nombre tanto en la parte delantera como en la parte trasera de la foto. Esto es muy inusual, pocas cartas de visita incluyen el nombre de la persona que aparece en ella y, ninguna tiene los derechos de imagen asociados a la persona fotografiada, lo que sí sucede en el caso de Sojourner Truth”, explica en el libro Darcy Grimaldo Grigsby (4).

 

Foto 10 En la pintura de Sojourner Truth y Abraham Lincoln, están examinando una Biblia, que fue entregada a Lincoln el 7 de septiembre de 1874, poco antes de la visita de Sojourner Truth y descrita en el periódico The Daily Morning Chronicle of Washington

 

El nombre de la activista no es lo único que se grababa en esas fotos: “Vendo la sombra para mantener la sustancia”, solía aparecer escrito acompañando a la imagen de Sojourner Truth. Este lema era su forma de explicar, y reclamar, que después de haber sido vendida en numerosas ocasiones, era ella ahora su única propietaria y la que decidía comercializar una parte de sí misma (4).

 

A pesar de que los fotógrafos que realizaban sus retratos podrían haber reclamado el ‘copyright’, la mayoría de los autores de sus cartas de visita estuvieron de acuerdo en cederle su derecho sobre las imágenes y ni siquiera aparecen mencionados. En contra de la ley, la convención y la práctica general, Sojourner Truth poseía incluso la sombra de su imagen (4).

 

Foto 11 Cartas de visita de Sojourner Truth que usó el ‘copyright’ de sus imágenes en las que aparecía ella para financiar su lucha contra la esclavitud

 

¿Acaso no soy una mujer?

Este juego con el ‘copyright’ le permitió pasar las últimas décadas de su vida luchando por la abolición total de la esclavitud, por el voto de los afroamericanos y de las mujeres –acudió en varias ocasiones a las urnas, pero nunca la dejaron votar–, por el derecho a la educación y a la propiedad de los terrenos de los esclavos emancipados, por la desegregación en los tranvías y por la eliminación de la pena capital (4).

 

Adelantada a su tiempo y defensora de las nuevas tecnologías –como dejó patente en cartas que remitió a distintas publicaciones–, Sojourner Truth no pasó a la historia por su reivindicación original y tan particular de los derechos de imagen, sino por su aclamado discurso “¿Acaso no soy una mujer?” que pronunció en la Convención de Mujeres de Akron en Ohio en 1851, en el contexto previo a la Guerra de Secesión. Durante su mensaje, según la transcripción que otros realizaron de sus palabras, Sojourner Truth reivindicó y estableció un paralelismo entre la lucha por los derechos de las mujeres y los de los afroamericanos (4).

 

Foto 12 Sojourner Truth pasó 30 años como esclava

 

“Los caballeros dicen que las mujeres necesitan ayuda para subir a las carretas y para pasar sobre los huecos en la calle y que deben tener el mejor puesto en todas partes. Pero a mí nadie nunca me ha ayudado a subir a las carretas o a saltar charcos de lodo o me han dado el mejor puesto. ¿Y acaso no soy una mujer? ¡Mírenme! ¡Miren mis brazos! ¡He arado y sembrado, y trabajado en los establos y ningún hombre lo hizo nunca mejor que yo! ¿Y acaso no soy una mujer? ¡Puedo trabajar y comer tanto como un hombre, si es que consigo alimento, y puedo aguantar el latigazo también!”

 

Foto 13 Dos Hijas de la Caridad y una enfermera de la Cruz Roja, atienden a los soldados heridos en la Guerra Franco – Prusiana. Grabado en madera en 1870. National Library of Medicine, Bethesda, Maryland

 

Sojourner Truth, trabajó como enfermera voluntaria en la “Guerra de Secesión Americana” y cuando ésta terminó en 1865, trabajaba en el Hospital de Freedman en Washington, también se le conoce por montarse en los tranvías que sólo eran para las personas blancas y no podían subir las personas de color y así ayudar en la fuerza de su lucha contra la segregación.

 

Foto 14 Pintura de Sojourner Truth

 

Bibliografía

1.- Historia de la Enfermería. M. Patricia Donahue. Ediciones Mosby. Páginas 304 - 307

2.- La Enfermera que no Nació Libre. Harriet Tubman o Araminta Ross. Manuel Solórzano Sánchez. Publicado el domingo día 18 de octubre de 2015

http://enfeps.blogspot.com.es/2015/10/la-enfermera-que-no-nacio-libre.html

3.- Clara Barton, Enfermera Americana. Manuel Solórzano Sánchez; Jesús Rubio Pilarte y Raúl Expósito González. Publicado el sábado día 25 de julio de 2009

http://enfeps.blogspot.com/2009/07/clara-barton-enfermera-americana.html

4.- Sojourner Truth. La activista negra que luchó contra la esclavitud. Marta Sofía Ruiz. Revista Historia para todos. 8 de agosto de 2016

https://revistahistoriaparatodos.wordpress.com/2016/08/08/la-activista-negra-que-forzo-los-derechos-de-autor-para-luchar-contra-la-esclavitud/

 

Enciclopedia Wikipedia

Manuel Solórzano Sánchez. Grado en Enfermería

Manuel Solórzano Sánchez - Wikipedia, la enciclopedia libre

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Jueves, día 20 de octubre de 2022

 

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Jueves, día 27 de octubre de 2022

 

Manuel Solórzano Sánchez

Graduado en Enfermería. Enfermero Jubilado

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Sello de Correos de Ficción. 21 de julio de 2020

Sello de Correos. 31 de diciembre de 2022

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