martes, 22 de enero de 2019

CASA DE SALUD VALDECILLA 1929 SANTANDER


Editado: Aldus, S. A., Santander


FOTO 1 Casa de Salud Valdecilla. 1929. Editado por Aldus, S.A., Santander

La “Casa de Salud Valdecilla” se inauguró el 24 de octubre de 1929. Gracias a la iniciativa del insigne filántropo Sr. Ramón Pelayo de la Torriente, Marqués de Valdecilla, que costeó por completo su construcción e instalación, fue posible crear el hospital más completo y moderno que existe actualmente en España.

Tratándose, sin duda, de un establecimiento de interés general, creemos oportuno dar una ligera idea de las características principales del mismo, como también algunos datos estadísticos de los primeros años de servicio, sin pretender redactar una descripción completa de todos los edificios e instalaciones.

El presente folleto tiene únicamente el fin de servir como orientación al visitante de la Casa Salud o al arquitecto, médico o ingeniero a quienes interesa conocer sus construcciones e instalaciones de un modo general.
Santander, diciembre de 1931

1.- DESCRIPCIÓN GENERAL

La idea de construir una casa de salud de 600 camas, según principios modernos, es decir, con habitaciones de una o un número limitado de camas, era en el año 1927, cuando se inició la construcción, algo nuevo, propio sólo de un escaso número de hospitales modernos en los Estados Unidos y de algunos pocos países de Europa. Idea nueva era también la admisión de pabellones de observación para enfermos mentales, cuyo estado de salud no requiere un tratamiento en el Manicomio. La construcción de este pabellón, con sus dependencias, fue solucionado según indicaciones del conocido psiquiatra Don Wenceslao López Albo.


FOTO 2 Marqués de Valdecilla. Enfermeras con la Reina María Cristina (foto en la entrada de la Facultad de Enfermería). Wenceslao López Albo. Arquitecto Don Gonzalo Bringas y Vega. Marqués de Valdecilla (foto de:

La investigación social moderna considera imprescindible para un hospital la existencia de una institución de esta naturaleza, para quitar en lo más posible al enfermo la idea de verse curado en un manicomio. A continuación y respondiendo a las exigencias crecientes de la ciencia médica, se deseaba construir de una vez un pabellón de Fisioterapia con instalaciones completas, incluso para aplicaciones de mecanoterapia. Por último, el programa de construcción aspiró a realizar una centralización máxima de todos los servicios, con el fin de reducir el coste del entretenimiento y de aumentar la rapidez de las comunicaciones entre las diversas dependencias.

La ejecución del programa fue encomendada al arquitecto Don Gonzalo Bringas y Vega, debiéndose a su iniciativa e incansable labor personal que, en el relativo corto plazo de veintiséis meses, se realizase la obra completa, edificándose según sus planos y bajo su dirección, un conjunto del llamado sistema “por pabellones”, de unos veintiséis edificios, en estilo “montañes”. La fecha del proyecto es de 1918.


FOTO 3 LA Casa de Salud Valdecilla vista desde un aeroplano. Parte frontal

En un terreno de 104.000 metros cuadrados se agrupan los diversos edificios indicados en el plano general, unidos entre sí por galerías subterráneas, con una longitud total de 1.260 metros. Estas galerías, construidas en su mayoría de 2,0 m. de ancho por 2,50 m. de altura, son de hormigón armado y sirven como guías de comunicación para el personal y para la conducción de toda clase de tuberías, cables eléctricos para fuerza motriz, luz, teléfono y timbres.

En la superficie del terreno la mayoría de los pabellones va comunicada entre sí por galerías cubiertas o carreteras asfaltadas de anchura normal. El resto del terreno se convirtió en jardines y plantaciones. En la avenida principal, entre pabellones de medicina y cirugía, la distancia entre los edificios mide 45 metros.

La superficie total edificada es de 17.960 metros cuadrados, o sea 70 metros cuadrados por cama. El coste de las edificaciones, sin instalación interior, ascendía a 9.431.222 pesetas, o sea 15.718 pesetas por cama, cantidad relativamente pequeña, si se tiene en cuenta el considerable movimiento de tierra que fue preciso.

El benemérito fundador no ha escaseado recursos para dotar al hospital de las mejores instalaciones, instrumentos, mobiliario, etc., que conoce la técnica y ciencia médica, lo que mejor refleja el elevado porcentaje del coste de estas partidas con relación al coste de la obra, no alcanzado por hospital alguno en Europa y superado solamente por algunos institutos de los Estados Unidos.


FOTO 4 Plano original Casa de Salud Valdecilla

El coste de las completas instalaciones sanitarias, salas de operaciones, cocina, lavadero, calefacción, esterilización, etc., ascendió a 3.651.560 pesetas. Para mobiliario, colección instrumental, ropa, vajilla se gastaron 2.045.800 pesetas.

El resumen siguiente dará una idea de la magnitud de la obra:


FOTO 5 Coste de la obra de la Casa de Salud Valdecilla

Servicio Oftalmológico


FOTO 6 Consulta del Doctor E. Díaz Caneja

Excluimos de este resumen el importe de la biblioteca, objeto de una donación de Doña María Luisa, Marquesa de Pelayo, y valorado en 1.000.000 de pesetas.

Gran parte de las paredes de los dormitorios, salas de estar, etc., van revestidas de azulejos en diferentes tonos, en total unos 39,500 metros cuadrados, cuyo coste ascendió a 992.000 pesetas. En baldosado se invirtieron 515.000 pesetas. Se aplicaron en la obra las siguientes unidades de construcción:


FOTO 7 Coste del baldosado y otras obras. Sala de espera y cuartos de vestir en Policlínica

En las obras de construcción fueron encargados por partes iguales al ingeniero Don Julio Soler, de Santander y el constructor don José Cabarga, de Solares. Las principales instalaciones técnicas las proyectó el ingeniero especialista D. Adolfo Probst; la adquisición de aparatos e instrumentos se efectúo por concurso entre las casas más especializadas de ambos continentes que citaremos más adelante.

2.- LOS PABELLONES DE ENFERMERÍA Y CIRUGÍA

a) Policlínica.- Enfrente de la portería (edificio 1. del plano general), donde están instaladas la central telefónica y la comisaría y se determina la admisión y distribución de enfermos, a la vez que se ejerce vigilancia sobre toda persona que penetra en la Casa de Salud, se encuentra el Pabellón central de policlínica y dispensario.

La planta baja de este edificio está destinada a los servicios médicos, y la primera a laboratorios y servicios administrativos. El piso tercero se ha destinado a dormitorios para la servidumbre, con duchas, cuartos de baño y salas de estar. Pertenecen al servicio de este edificio dos pabellones extremos: Farmacia y un pabellón, de carácter receptivo, dedicado a observación, asepsia de enfermos y lazareto, con sus baños y dependencias de aislamiento.

La policlínica comprende los servicios para las especialidades siguientes. Odontología, huesos y articulaciones, ojos, oídos, nariz y garganta. Hay además en los consultorios dos servicios de radiodiagnóstico y una sala de medicina y cirugía con mesa de operaciones y cuarto de esterilización.


FOTO 8 Pabellones de Cirugía y baños. Pabellones de Cirugía, fachada sur

En la misma planta donde se hallan todos estos servicios existen cuatro salas de espera, servicios de revelado anexos a los de radiodiagnóstico, salas de reposo y cuartos para enfermos aislados, además de las salas de enfermos y médicos. Cada consultorio comunica con varios pequeños cuartos de vestir, que a su vez dan acceso a las correspondientes salas de espera, para facilitar la rapidez del despacho de consultas.

En la planta alta están a un lado todos los servicios de laboratorio de suerología, parasitología, anatomía patológica y hematología, microquímica y química general y una biblioteca especial para el laboratorio.

Un laboratorio bacteriológico, según planos del especialista Dr. Celada, completa la instalación. Al otro lado se encuentran todas las dependencias generales de dirección, administración y archivo general del historial clínico, que será el primero de su clase en España; biblioteca general, museo y despacho del señor arquitecto.


FOTO 9 Avenida entre Medicina y Cirugía. Laboratorio de suerología. Escupidera en las salas de espera. Model Schneider

b) Cirugía.‑ A 47 metros se encuentra una segunda alineación, con tres pabellones: uno central y dos laterales, de 100 metros de longitud cada uno de estos últimos, unidos por galerías superficiales y subterráneas.

Los dos pabellones laterales, iguales ambos y destinados a enfermería medico‑quirúrgica, se componen 1 de un cuerpo central, que a un lado y a otro tienen los dormitorios para enfermos, de ocho camas cada uno. En el centro, el cuarto de curas, con aparatos de esterilización, y en los extremos, los servicios de convalecientes.

Todos los dormitorios dan a unas amplias galerías en la fachada sur, con puertas de suficiente anchura para sacar camas, y comunican además con la parte norte con el pasillo general. En el ángulo formado por dos dormitorios con dicho pasillo, observamos unos nichos de observación, que permite al vigilante, durante la noche, el control desde el exterior.

La planta principal es idéntica a la descrita, con la ampliación de una pequeña sala de operaciones para intervenciones, hallándose la alta destinada a niños.

El pabellón del centro está dedicado a sala de operaciones y dispuesto de la siguiente manera: Una sala de esterilización, con una sala de operaciones a cada lado, aséptica la una y de asepsia dudosa la otra.

Muy cerca de los cuartos de preparación de enfermos se encuentran los servicios de aislados, material instrumental, fregadero, cocina auxiliar, etc., comunicando estas dependencias con el cuarto de esterilización central, instalado en el primer piso mediante un montacargas eléctrico.


FOTO 10 Pabellón de quirófanos. Fachada norte del quirófano. Pabellón nº 9

Hay además una sala aséptica, con los anexos de esterilización, preparación de enfermos, lavabos y sala con citoscopias, además de los servicios de rayos X, laboratorio y auditorio.

c) Grupo de medicina.‑ Otra alineación de seis pabellones, de tres pisos, comprende el grupo de medicina, situado a izquierda y derecha del edificio central para tratamientos de fisioterapia, comunicado con este último también por galerías superficiales y subterráneas.

Son estos los pabellones para militares (60 camas), medicina interna (60 camas), enfermos privados (35 camas), otro para enfermos privados (35 camas), neurología y psiquiatría (45 camas).

Cada dos pabellones tienen un intermedio con cuatro camas, con sus respectivos cuartos de baño, destinadas a enfermos que por cualquier causa convenga su aislamiento: delirantes, agonizantes o perturbadores.

El pabellón central de Fisioterapia, destinado también a clínica de cáncer, lleva un semisótano para mecanoterapia, gimnasia médica, baños de fango, duchas, cámaras calientes, baños de arena, salinos, azufre, medicinales y de ácido carbónico.

Planta baja, que se divide en dos partes: anterior, con servicios completos de salas de operaciones, aséptica una y séptica la otra; una sala de conferencias y habitación para aislados. Parte posterior: servicio de duchas de toda clase, piscina, sala de masaje, baños de vapor y de aire caliente, baño hidroeléctrico y lechos de agua.


FOTO 11 Terrazas de cirugía

Baño permanente con regulación automática de temperatura, sistema “Schneider”, en Fisioterapia y Psiquiatría.

La planta principal, en su parte anterior, contiene los servicios de radioterapia superficial y profunda, radiodiagnóstico, diatermia, electrodiagnóstico, cronaxia, electroterapia, radiumterapia y baños de luz. En la misma planta van instaladas cuatro habitaciones, de cinco camas cada una, destinadas a la clínica de cáncer.

Cada uno de los seis pabellones de medicina tiene comedor y cocina de gas en cada piso, salas de enfermos de cuatro y ocho camas, galerías y terraza. (Los pabellones para enfermos privados contienen cuartos de una cama, con servicio de cuarto de baño.)

Merece destacarse el pabellón Psiquiátrico, construido según indicaciones del Dr. D. Wenceslao López Albo, dedicado a enfermos mentales agudos y curables, siendo a la vez lugar de exploración y tránsito de enfermos mentales crónicos o difícilmente curables, para su traslado al manicomio.


FOTO 12 Baño particular para enfermos privados. Baño permanente con regulación automática de temperatura, sistema “Schneider”, en Fisioterapia y Psiquiatría. W.C. mural con fluxómetro para enfermos

En cada piso hay cuatro salas de enfermos: para psiconeurósicos, una otra para mentales tranquilos, otra para semiagitados y otra para agitados. Estas dos últimas con sus baños y servicios correspondientes para que no tengan que abandonar la habitación un solo instante, pues están encamados.

Hay también un cuarto aislados y otro de pensionistas, con los servicios correspondientes. Las salas de agitados y semiagitados cuentan con servicios de higiene y baños manejables desde el exterior de la habitación. Cada planta del pabellón tiene un baño permanente, sistema «Schneider».

d) Grupo para tuberculosos e infecciosos.- Las construcciones que lo forman comprenden: el primero, un pabellón de 60 camas para tuberculosos, distribuido en habitaciones para dos y cuatro enfermos cada una, y entre cada dos salas una de reposo para los días en que no sea posible salir a las terrazas y galerías, que están orientadas convenientemente.

La ventilación en estos cuartos es indirecta, con calefacción en invierno para evitar las corrientes de aire. Hay también una sala de operaciones, otra para neumotórax y de curas y anexo; figura un dispensario, que consta de consultorio, salas de espera, sala de acción social y archivo e instalaciones de radiodiagnóstico y laboratorios.


FOTO 13 Laboratorio bacterológico. Servicio de higiene para convalecientes. Lavabos para personal sanitario. Fregadero de cocina en los pabellones

El pabellón de infecto‑contagiosos consta de 40 camas. Está destinado a las afecciones febriles, infeccioso‑contagiosas. Se compone de habitaciones personales y bipersonales para los que sufren la misma infección, como también una sección de vacunoterapia. (Este pabellón aún no está construido).

3.- LOS SERVICIOS AUXILIARES

Son estos la Central de calderas, Central eléctrica, lavadero, cocina, calefacción, producción de agua caliente, desinfección y cremación, esterilización, abastecimiento de aguas y servicio de incendios, gas, instalación de teléfono y relojes eléctricos.

a) Central de calderas.‑ La producción del calor para todos los servicios está centralizada en el edificio número 24. Tres calderas, con total 339 m2 de superficie de caldeo, producen vapor de 12 atmósferas de presión, recalentado a 250º. El vapor está conducido primeramente por unos distribuidores instalados en la Casa de máquinas, donde se encuentran los aparatos de control de presión y de temperatura. El vapor destinado para lavadero, desinfección y esterilización pasa por separados conductos a los correspondientes pabellones, después de ser reducida a una presión de cuatro atmósferas. El vapor para la cocina (edificio 7), dada la gran distancia (470 metros), entra sin reducción de presión en un conducto separado, colocado en las galerías subterráneas. Hubiera sido ventajoso, desde el punto de vista técnico, unir todos los servicios auxiliares en un solo grupo de edificios, pero para facilitar el abastecimiento por parte de los proveedores fue más cómodo situar las cocinas cerca de la carretera.


FOTO 14 Instalación “Albo” en Psiquiatría

La Central de calderas se encuentra al lado de la línea del ferrocarril Cantábrico, lo que permite traer el carbón por una corta vía muerta a pie del edificio. Un elevador eléctrico sirve para descargar rápidamente varios vagones de carbón, llevando el combustible, después de haber pasado la báscula, a un almacén de 400 T. M. de capacidad, situado al lado de las calderas. El cargamento de las calderas se hace a mano.

La conducción de los gases de combustión requirió un estudio especial, dado el emplazamiento bajo de las calderas con relación a los pabellones de enfermos, para evitar cualquier molestia de humos por los vientos dominantes del Sur. Se resolvió el problema colocando la chimenea en un extremo de la finca, en una distancia de unos 135 metros de las calderas. El tiro queda asegurado por un ventilador especial, acoplado directamente a un motor eléctrico de lenta marcha. La chimenea, de hormigón armado, lleva 1,50 m. en la boca y una altura de 45 metros, dominando en dos metros el pabellón más alto del hospital.

Dada la gran sección de la chimenea y del conducto horizontal de humos, se establece un tiro natural, a pesar de la gran distancia, sirviendo el tiro artificial solamente para la puesta en marcha. El tejado de encima de las calderas es de uralita ligera, y las paredes de este edificio y del almacén de carbón llevan bocas de ventilación continuamente abiertas. Las instalaciones de la casa de calderas fueron ejecutadas por la casa Jacobo Schneider, de Madrid, y la chimenea por J. Soler, de Santander.


FOTO 15 Lavabos de cuatro aguas en quirófano

b) Central eléctrica.‑ La producción de la corriente eléctrica se efectúa en una central propia, situada al lado de la casa de las calderas. La luz, la cocina eléctrica los diversos motores (unos 32) requieren normalmente unos 120 kilovatios en término medio. La corriente es alterna trifásica de 220 voltios. Una turbina de vapor, acoplada a un alternador, recibe vapor vivo de 12 atmósferas y puede trabajar bien sea con escape o con condensación.

El vapor de salida se aprovecha para producir el agua caliente de los baños y para la calefacción. Cinco aparatos condensadores de contracorriente, situados en el sótano, calientan el agua de la calefacción, pudiendo ser colocados en serie o paralelos, según las necesidades del servicio.

El manejo de todas las válvulas de cierre de estos aparatos y de las bombas de circulación está centralizado en un cuadro de maniobra colocado al lado de la turbina.

En el mismo local se encuentran cuatro grupos motor‑bomba, accionados en parte por turbinas de vapor o por motores eléctricos, con el fin de poder trabajar independientemente unos de los otros.

En un cuarto adosado a la Central eléctrica se encuentran los transformadores de alta tensión, instalados por la A. E. G., de Bilbao, que permiten combinar la corriente eléctrica con la de la red urbana. Las instalaciones de esta Central fueron ejecutadas por Schneider, Madrid.


FOTO 16 Servicio de desinfección en los pabellones de tuberculosos y de cáncer

c) Lavadero mecánico.‑ Consiste en el local para el sorteo de la ropa sucia, el local de lavar y el local de planchar, situados todos en la planta baja y comunicados con la galería sub­terránea. En el primer piso tiene este edificio amplios departamentos para costura y depósito de ropa, con divisiones para los diferentes usos y pabellones.

Este servicio, que fue ejecutado por Schneider, de Madrid, tiene dos máquinas de lavar de gran tamaño, centrífuga, secadero, máquina para planchar y cubos de vapor para desinfectar la ropa.

La ropa más sucia pasa primeramente por una máquina especial donde, sin aplicación de jabón, se prepara para ser recibida a continuación por las máquinas de lavar. De gran utilidad ha demostrado ser el secadero por la rapidez con que se puede secar la ropa centrifugada.

El planchado se hace mayormente con una calandria con absorción interior, dejando el aire del local libre de vahos de vapor. Los tubos van todos ocultos, pero son accesibles en un canal subterráneo para quitarlos de la humedad y oxidación. Desgraciadamente y debido a la disposición del suelo no fue posible ocultar también la transmisión de las máquinas.

El lavadero lleva seis metros de altura libre y está previsto con ventanas con dispositivo de ventilación.


FOTO 17 Cuadro de maniobra para los distribuidores de vapor, calefacción y aguas

Según una estadística llevada durante varios meses el lavadero responde semanalmente a la limpieza de unos 2.700 kilogramos de ropa para enfermos, 400 kilogramos para servicios de cirugía y 440 kilogramos para personal. En el mismo periodo hubo 450 camas ocupadas al día, y damos a continuación un resumen del servicio de esta dependencia (Foto 18):

d) La cocina.- (Instalada por J. Schneider, de Madrid).- Este edificio consiste en planta baja y piso alto. La nave central, con una altura de ocho metros contiene las marmitas de vapor, hornos de asar, eléctricos y por gas; cocina eléctrica y cocina de gas. Las marmitas son de níquel macizo; mesas y armarios calentados por vapor, varios vertederos, una batería de marmitas rápidas y una máquina para preparar café completan la instalación. Alrededor de esta nave se agrupan varios locales destinados a la preparación de alimentos y dependencias, una para carne, una para verduras, una para leche, otra para pescado, la panadería y un fregadero. La panadería, con su servicio de lavabo y ducha, tiene además una entrada independiente, dadas las horas distintas del servicio.

En la planta baja se encuentran también amplias dependencias para el personal con vestuarios, lavabos, etc. La panadería mecánica suministra unos 300 kilogramos de pan corriente y toda clase de pan de dieta, a base de avena, etc., y significa una economía diaria no despreciable para la administración del hospital. En un anexo está instalada la cámara frigorífica, con un rendimiento de 12.000 frigorías y una producción de hielo de 120 kilogramos al día.


FOTO 18 En el mismo periodo hubo 450 camas ocupadas al día, y damos a continuación un resumen del servicio de esta dependencia. Sala de operaciones. Esterilización central del Pabellón de quirófano. Pabellón nº 9. Galería de estar, con serpentines de calefacción, en los pabellones de medicina

En el primer piso hay una cocina dietética con horno de gas y los comedores para los médicos, el personal y servidumbre, separados por sexos, con sus vestuarios y lavabos. Los comedores comunican con la cocina por montaplatos. Todas las tuberías van ocultas en un sótano de 1,50 m. de altura. El calor de la cocina es producido por vapor, gas o electricidad, omitiéndose cualquier combustible, a excepción del horno de pan, que consume unos 64 kilogramos de carbón al día. Por el momento se elaboran en la panadería diariamente unos 240 kilogramos de pan corriente y 360 panecillos para 450 enfermos de cama y 140 personas de personal.

e) Calefacción central.‑ Los pabellones están calentados por tres sistemas de calefacción: calefacción por agua caliente, calefacción por vapor de baja presión y calefacción auxiliar mediante el agua caliente que sirve para los baños. Esta última suministra el calor a aquellas habitaciones que precisan una temperatura moderada durante el mayor tiempo del año, como cuartos de baño, salas de operaciones, salas de cura, etc. En los cuartos de quirófanos van instalados los tres sistemas, a fin de alimentar la seguridad del servicio. Todos los radiadores van colgados en los muros, a una distancia de 25 cm. del suelo, para facilitar la pieza del mismo. Gran número de caloríferos se colocó en forma de serpentín de tubo liso, para repartir el calor de una manera uniforme debajo de las ventanas, Las galerías subterráneas, que sirven para la conducción de los tubos de calefacción desde la central hasta los pabellones, tienen un recorrido de 1.280 metros. El rendimiento de las tres calefacciones es en total 2,4 millones de calorías por hora. Esta instalación fue encargada a la casa J. Schneider, de Madrid.


FOTO 19 Lavadero mecánico

f) La producción de agua caliente.‑ El consumo de agua caliente para baños, lavadero mecánico, cocina y toda clase de lavabos, oscila entre 260 y 290 litros por día y cama ocupada. En el cuarto de máquinas está instalado un depósito de reserva de 90.000 litros de cabida, construido de hormigón, con revestimiento de chapa galvanizada y aislado debidamente.

Dicho depósito conserva el agua caliente durante varios días, sufriendo una pérdida de pocos grados. Para el recalentamiento sirve en primer lugar el vapor de escape de las turbinas de vapor.

Al limpiar el depósito o cuando la turbina está parada se calienta el agua con vapor directo. Dos bombas centrifugas, una acoplada con un motor eléctrico y la otra con una turbina de vapor llevan el agua a los diversos puntos de toma.

Las tuberías, como las de la calefacción, van revestidas contra pérdidas de calor con una capa de trenza de seda y cubiertas con venda de algodón. La instalación fue ejecutada por J. Scheneider, de Madrid.

g) Desinfección y cremación.‑ Un anexo del lavadero contiene los servicios de desinfección para colchones y ropas de toda clase. Solamente el lado limpio de este departamento da acceso al lavadero. La desinfección de colchones, cueros, mantas de lana y prendas de vestir se efectúa en seco, en una temperatura de 103º. Comunica este cuarto con otro para cremación de vendas y material quirúrgico. El horno, del sistema Kori, de Berlín, tiene su puerta de encendido en el cuarto de las calderas, y fue instalado, junto con los demás aparatos, por J. Schneider, de Madrid.


FOTO 20 Planchado de ropa. Lavandería y ropero

h) Esterilización e instalaciones sanitarias.‑ La casa Lantenschlaeger, de Berlín, suministró los aparatos de esterilización, hervidores, autoclaves y esterilización central. Esta última se encuentra en el piso primero del pabellón de Quirófanos. Todos los aparatos tienen dos fuentes de calor: una de vapor, de 1,50 atmósferas, y la otra de gas, como reserva.

Los aparatos sanitarios, baños, W. C., lavabos, etc., fueron importados de los Estados Unidos por la casa J. Schneider, que se encargó también de la instalación de las tuberías y desagües. Dado el desgaste que estos aparatos suelen sufrir en el servicio de un hospital, se dio preferencia a construcciones muy sólidas, con griferías macizas, habiéndose optado por una porcelana de gres blanco, clase Maddock. Una particularidad, son los W. C., que no llevan pedestal, sino que van fijados contra los muros y llevan fluxómetros en vez de los sistemas de descarga.

i) Abastecimiento de aguas, servicio de incendio y riego.- La cuestión de agua para un hospital es siempre de cierta trascendencia para las demás instalaciones por la considerable cantidad que se precisa y la irregularidad de la presión que suele haber en las redes urbanas, debido a la escasez o abundancia temporal.

El agua procede de la red urbana, no habiéndonos sido posible encontrar una fuente dentro de los terrenos del hospital.

El consumo de agua queda hasta ahora dentro de límites normales, habiéndose verificado una comprobación durante tres meses (del 30‑09‑30 al 31‑12‑30). En este período marcó el contador un consumo de 24.274.480 litros.

En este lapso de tiempo de noventa y dos días hubo 41.253 días de enfermos (450 camas ocupadas en término medio por día).


FOTO 21 Cocina central, Hija de la Caridad y personal de cocina

Resulta, pues, un consumo de agua por día y cama de 590 litros; e incluyendo el personal, que es de 192 personas, entre médicos, enfermeros, practicantes y personal de servicio de toda clase, resulta un consumo de 412 litros por día y cama.

Las tuberías generales de agua son de hierro fundido y fueron colocadas por la Compañía de Aguas de Santander. En los jardines van instaladas bocas de hierro de 50 m/m. de luz, en distancias reglamentarias, que sirven también para casos de incendio.

k) Gas.‑ Todos los pabellones y dependencias llevan instalación de gas en todas las plantas. En la portería se halla, al lado del contador de agua, la toma general del gas, con su contador de 300 m/m de paso.

El gas sirve, principalmente, para las cocinas domésticas de las cuales hay unas 28, instaladas en casi todas las plantas de los diversos edificios, para los aparatos de esterilización, y la cocina central. Las instalaciones las hizo J. Schneider, de Madrid, y las cocinas domésticas provienen de S. A. Solothurn (Suiza).


FOTO 22 Marmita de vapor para cocinar. Detalle de la cocina. Aclaradora para ropa de enfermos

i) Teléfonos, relojes y termómetros a distancia.‑ Una central de teléfonos, instalada en la portería, comunica a 40 aparatos entre sí y con la red urbana.

En cuanto a los relojes eléctricos se optó por el sistema de la casa A.E.G. de Bilbao, la cual colocó unos 60 relojes en las diversas salas, oficinas, cocina, central y pasillos.

Una instalación de 24 termómetros eléctricos de la casa J. Schneider, de Madrid, permite controlar en cada momento, desde el edificio de máquinas, la temperatura en las principales salas de enfermos, baños, de vapor, sala de operaciones y tuberías de calefacción (1).

REVISTA NOVEDADES 1929

INAUGURACIÓN DEL CONSULTORIO DE LA CASA DE SALUD VALDECILLA, EN SANTANDER


FOTO 23 Vista panorámica de la Casa de Salud Valdecilla, cuyo Consultorio fue inaugurado recientemente con gran solemnidad. El vicepresidente del Gobierno, general Martinez Anido, a su llegada a Santander para inaugurar el Consultorio de la Casa de Salud Valdecilla, saludando a las autoridades y al director de la Institución, Sr. López Albo. La marquesa de Pelayo al llegar a la Casa de Salud Valdecilla, para inaugurar el Consultorio, acompañada por las autoridades, el director de la Institución y otras ilustres personas.

El general Martínez Anido, con la marquesa de Pelayo, las autoridades, miembros del Patronato de la Casa de Salud Valdecilla y médicos de la Institución, después del banquete con que fueron obsequiados por el marqués de Valdecilla (Fotos Limortí).


FOTO 24 Vista parcial de la Casa de Salud Valdecilla, tomada desde una galería. Último retrato del ilustre Marqués de Valdecilla. Dr. Pío del Río Ortega, Director honorario del laboratorio de Anatomía, patología y Cancerología. Don Gonzalo Bringas, arquitecto, autor del proyecto de la nueva Casa de Salud Valdecilla. Dr. Manuel Usandizaga, del Servicio de Ginecología y Obstetricia. Dr. Abiloio G. Baron, del Servicio del aparato digestivo. Dr. José Alonso Celada, del Servicio de enfermedades infecciosas y del laboratorio de Bacteriología

UNA MAGNÍFICA INSTITUCIÓN MÉDICA

Con una gran solemnidad se han inaugurado ya en Santander los consultorios de la magnífica Casa de Salud Valdecilla. En esta información publicamos los retratos de las eminentes personalidades médicas que tienen a su cargo esos servicios, junto a los retratos de otras figuras salientes de la citada institución.

El director de la Casa de Salud Valdecilla, D. Wenceslao López Albo, nació en Santander el año 1889. Se doctoró en la Universidad de Madrid el año 1914. Anteriormente, durante los años 1912 y 1913, estudió Neurología y Psiquiatría con el doctor Achúcarro en el Hospital General de Madrid, y con el doctor Gayarre en el Manicomio de Ciempozuelos, asistiendo en los mismos años al Laboratorio de Histología e Histopatología del sistema nervioso del doctor Achúcarro, de la Junta de Ampliación de Estudio.

El año 1914 cursó en Berlín, como alumno oficial. Neurología y Psiquiatría, con los profesores Bouhoeffer y Lewandowski, y asistió a los servicios de los doctores Krausse y Oppenheim.

En 1915 se estableció en Bilbao, dedicándose a la práctica privada de las enfermedades nerviosas y mentales. Asistió en París a las clínicas de los profesores Pierre Marie y Guillain, y en Breslau a la del profesor Forster.

En 1925,1a Diputación de Vizcaya le ofreció la dirección del nuevo Manicomio de mujeres de Zaldívar, cargo que desempeñó hasta que renunció a él por ofrecerle el marqués de Valdecilla, el año 1928, la dirección de la «Casa de Salud».

Ha sido presidente de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao, de la cual es socio honorario, y vicepresidente del Colegio de Médicos de Vizcaya. Presentó trabajos y desarrolló ponencias en diversos Congresos nacionales y extranjeros. Últimamente, en el mes de mayo, en el Congreso de la Asociación de Neurología y Psiquiatría franceses, redactó, con el doctor Hamniel de Mareville, la ponencia de Psiquiatría. Recientemente, y como representante oficial de España, asistió y tomó parte en las discusiones del Congreso Internacional de Hospitales celebrado en Atlantic-City (Estados Unidos).

Hombre de extraordinaria lucidez científica, de acrisolada solvencia y probidad profesional, puso desde el primer momento en el desempeño del cometido que el marqués le había confiado, con su entusiasmo, la fuerza de su tecnicismo bien demostrado y las energías de su inteligencia y de su vocación.

Obra complementaria de la Casa de Salud Valdecilla ha sido la biblioteca médica creada merced a la generosidad de Doña María Luisa Pelayo, sobrina del aristócrata. Acerca de ello, ha escrito recientemente el doctor López Albo:

«El rasgo prócer del marqués de Valdecilla al donar a su provincia la magna obra de su «Casa de Salud», ha recibido su mejor complemento con la ejemplar generosidad de su ilustre sobrina, la marquesa de Pelayo, destinando 560.000 pesetas para, con sus rentas, sostener una biblioteca de ciencias médicas y publicar los anales de la Institución.


FOTO 25 Excelentísima señora Marquesa de Pelayo. Donante de 500.000 pesetas para la Casa de Salud Valdecilla. Una galería del pabellón de cirugía de la Casa de Salud Valdecilla. Dr. Wenceslao López Albo, Director de la nueva Casa de Salud Valdecilla. Dr. Gregorio Marañón, Presidente honorario del Patronato y asesor técnico de los servicios del nuevo hospital. Dr. José Puyal Gil, Profesor de los Laboratorios de Química. Dr. González Aguilar, Jefe del Consultorio de osteología. Dr. Severiano Bustamante, del servicio de Odontología

Hoy no es posible concebir un Hospital moderno sin buena y continuamente renovada biblioteca y una publicación que recoja la obra científica de su cuerpo médico. La producción médica mundial es ya tan extensa, que no podemos los profesionales adquirir sino una cantidad reducidísima y siempre insuficiente de libros y revistas, aunque invirtiéramos en ellos varios miles de pesetas anuales, cantidad que sólo un exiguo número de médicos está en condiciones económicas de dispendiar.

Comentando hace tres años esta deficiencia en material impreso, el doctor Madinaveitia proponía, desde Archivos de Medicina, Cirugía y Especialidades, la creación en Madrid, por suscripción entre médicos y consignaciones de entidades profesionales y científicas, de una biblioteca médica, para cuyo sostenimiento calculaba eran suficientes 24.000 pesetas.

Nosotros, desde la Revista de Ciencias Médicas de Bilbao, apoyamos la idea del estimado colega y ofrecimos nuestra adhesión y contribución a tan hermosa iniciativa. Pero... nada más se habló de ello...

Han pasado los años…, la suerte nos depara a los médicos montañeses el placer de contar con la biblioteca que para los madrileños soñara el doctor Madinaveitia, ya que disponemos, y a perpetuidad, de la cantidad aproximada que juzgaba precisa este colega.

Nunca agradeceremos lo suficiente a la marquesa de Pelayo el valor que para nosotros representa este servicio cultural de que estábamos tan necesitados.

Cuando en nuestra primera época de postgraduado frecuentábamos las bibliotecas hospitalarias y universitarias de Berlín y París, nos percatamos de una de las causas del deficiente nivel cultural que durante nuestra vida académica habíamos observado en los centros docentes y de la escasa producción médica nacional. En nuestra época de doctorado, en el año 1913, solamente conocíamos tres bibliotecas de algún valor, y dos de ellas, las de nuestros maestros los doctores Cajal y Simarro (éste la legó a la Universidad de Madrid), eran especializadas. La otra, era aquella que los socios médicos íbamos contribuyendo a formar con nuestros pedidos en aquel foco culto que era el Ateneo madrileño.

Ello había de remediarse. Era ya imperiosa la necesidad de buenas y modernas bibliotecas médicas en España. Pero, a pesar de los laudables deseos de las diferentes asociaciones profesionales y científicas, los colegios médicos y las academias carecen de bibliotecas utilizables.

Las Facultades de Medicina no pueden dedicar sino cantidades irrisorias de sus presupuestos para tender a modernizar sus anticuadas e insuficientes bibliotecas.

Aspiramos a organizar la biblioteca de modo que, como quiere el ilustre donante, rinda la mayor utilidad a todos los médicos de la provincia, especialmente a los colegas diseminados por pueblos y aldeas; esos beneméritos de nuestra profesión, nunca lo suficientemente atendidos.


FOTO 26 Sala de operaciones de urgencia de la Casa de Salud Valdecillla. Dr. Lorente del No, del Servicio de oídos, nariz y garganta. Dr. Julio Picatoste, del Servicio de Urología. Dr. Emilio Díaz Caneja, Profesor del Servicio de Oftalmología. Dr. Taller Plasencia, del Servicio de Fisioterapia. Dr. José Lamelas, del Servicio de Endocrinología, Nutrición y Corazón. Dr. Guillermo Arce, del Servicio de Puericultura. Dr. Navarro Martín, del Servicio de Enfermedades de la Piel. Dr. Julio Sánchez Lucas, del Servicio de Hematología y Anatomía Patológica. Doña María Teresa Junquera, Subdirectora de la Escuela de Enfermeras. Don Miguel Caballero, Jefe administrativo de la Institución. Maqueta de la Casa de Salud Valdecilla, que ha sido enviada a las Exposiciones de Sevilla y Barcelona. (Fotos Limortí, Padró, Calvache y “los Italianos”)

Ellos hallarán siempre a disposición de su clientela modesta el concurso desinteresado de sus colegas de la “Casa de Salud Valdecilla” y todas las instalaciones y servicios de la Institución, pues a los pobres dedica don Ramón Pelayo esta obra que era una necesidad social.

El ideal es una disposición en forma de biblioteca circulante. Ello requiere contar con varios ejemplares de las obras y revistas más corrientemente consultadas, a fin de servirlas con rapidez cuando en casos determinados interesaran a la vez a dos o más lectores.


FOTO 27 Enfermeras, Hijas de la Caridad, alumnas de la Escuela de Enfermeras y personal sanitario de la Casa de Salud Valdecilla (Fotos del libro de la Institución)

Al pensar la marquesa de Pelayo que el mejor aditamento para integrar la obra de su ilustre tío era la biblioteca, no olvidó que sólo el cultivo de las ciencias hace grandes a los pueblos, y quien colabora a que la patria sea culta, la honra más y la hace más invulnerable que el que aumenta su territorio y su riqueza; pues el contribuir a crear cultura es una de las excelsas virtudes cívicas, y el favorecerla constituye el más delicado exponente de alcurnia espiritual.

Nos ha donado una biblioteca que nunca alabaremos bastante los que comprendemos su alcance y significación cultural. Amante de su tierra, ha sabido expresar con este rasgo, a la vez simpático y culto, que los pueblos favorecidos con el cultivo de las ciencias dejan de ser esclavizados por su propia ausencia de saber y no continúan siéndolo por los demás, y no quiere que los médicos de su Montaña sean sojuzgados por la ignorancia; ni el marqués de Valdecilla, que los pobres enfermos no reciban los cuidados médicos y quirúrgicos con la máxima eficacia.

Por eso no ha reparado en adquirir para ellos las más costosas instalaciones, en muchas de las cuales estaremos a mayor altura que en la totalidad de los hospitales españoles y centros de enseñanza, y en algunas, que en la mayoría de los europeos.

Otra prueba de la eficiencia de la obra de los marqueses de Valdecilla y Pelayo, es la contribución que prestan con ella a dispersar por el país, como sucede en gran parte de las naciones europeas y americanas, los centros médicos, en contra de la tendencia centralizadora de la capital. Han dado la pauta para que se vayan creando nuevos núcleos culturales por la periferia y se descongestione el centro. Y la medicina española les deberá ésta sana orientación hospitalaria que funde lo benéfico con lo docente y de investigación.


FOTO 28 Conferencia de Manuel Solórzano Sánchez, bajo el título de “La importancia de Documentar el pasado enfermero para afianzar el rol profesional” dentro de la programación de las Prácticas de Aula de la Asignatura de Bases Históricas y Teóricas de la Enfermería impartida a los alumnos del 1º Curso de Grado en Enfermería, con su magnífica Profesora Mª Luz Fernández Fernández, Responsable de la Asignatura “Bases Históricas y Teóricas de la Enfermería Facultad de Enfermería de la Universidad de Cantabria. 11 de enero de 2019

Instituciones de esta clase se hallan capacitadas para engendrar un poder de difusión considerable entre los medios intelectuales médicos, sobre todo si aciertan a no dejarse asesorar, ni menos dirigir, por el profesionalismo, y se mantiene su cuerpo facultativo con una integridad inmaculada en la conducta profesional. Ellas contribuirán a seleccionar cada vez con mayor pulcritud las aristocracias de la cultura, y a evitar que lleguen a las clases directoras y puestos profesionales elevados aquellos que carecen de aptitudes ideológicas para la función. De este modo se irá estableciendo la debida gradación de valores en el sedimento cultural y de ética profesional.

Esta obra inquieta, prometedora y, por lo tanto, exigente, dará el ejemplo a las viejas organizaciones hospitalarias, sin espíritu de trabajo, con rutina a veces medieval, que se creían invulnerables y han sido superadas por los imperativos del progreso.

Hacía falta nuevo órgano para una nueva función a tono con las posibilidades de la ciencia médica contemporánea, y las responsabilidades de las nuevas generaciones médicas, rebosantes de la conciencia de su deber. Obras de esta potencialidad cultural ayudan a impedir que la ciencia médica se deje asfixiar por el profesionalismo.


FOTO 29 Conferencia bajo el título de “La importancia de Documentar el pasado enfermero para afianzar el rol profesional”. Facultad de Enfermería de la Universidad de Cantabria. 11 de enero de 2019

El médico no debe olvidar jamás que su carrera, antes que un medio de vida, es un sacerdocio, que le dicta como norma de conducta el consagrarse con actividad y celo a la elevada misión de velar por la salud de sus semejantes. Para ello es indispensable dar a estas instituciones una ética apoyada en los conocimientos biológicos y la investigación, librándolas de las condiciones ambientales interesadas, y, sobre todo, rodeándolas de una práctica austera, a fin de que el hospital sea un foco de atracción, y no de repulsión, de enfermos.

Obras de esta naturaleza contribuyen a apresurar el avance de España por las rutas de la capacitación cultural, y a formar personalidades fuertes y ecuánimes, tan necesarias para defender valientemente sus convicciones; pues sabido es que los débiles no pueden ser sinceros, y a menudo son víctimas de la sinrazón, que juzgan fuerte. Y ello es, sobre todo, preciso ahora que un morbo profesional, continua enlodando la medicina patria, y, para desdoro nuestro, se anuncia la llegada de sus salpicaduras a Hispanoamérica.

¡Que todas las provincias españolas tuvieran la suerte de que les hicieran un hospital con esta orientación, y la medicina patria se renovaría en pocos lustros!

Las certeras palabras del ilustre director de la Casa de Salud Valdecilla, reflejan exactamente lo que significa la nueva institución (2 y 3).

Bibliografía
1.- Librito de la Casa de Salud Valdecilla. Santander 1929. Editado: Aldus, S. A., Santander. (Comprado en el Mercado del Anticuario de Bayona “Francia”)
2.- Revista Mundo Gráfico del 30 de octubre de 1929, página 24
3.- Revista Mundo Gráfico del 6 de noviembre de 1929, páginas 24, 25 y 26

Manuel Solórzano Sánchez
Graduado en Enfermería. Servicio de Traumatología. Hospital Universitario Donostia de San Sebastián. OSI- Donostialdea. Osakidetza- Servicio Vasco de Salud
Insignia de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro de Enfermería Avanza
Miembro de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN, A.C.
Miembro no numerario de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País. (RSBAP)