The Royal Masonic
Hospital Nurses home
En 1911,
los miembros de Malmesbury Lodge N° 3156 se interesaron en la posibilidad de
construir un Hospital Masónico o asilo de
ancianos y formaron un comité con un ingeniero civil, Percy Still (1).
FOTO 1 The Royal Masonic
Hospital and Nurses´ Home
En 1913
Gran Logia aprobó la idea y en 1916, la recaudación de fondos había comenzado.
El gran número de víctimas de la Gran Guerra hizo ver a los partidarios de
realizar un Hospital con la ayuda de las mujeres para poder abrirlo en Londres
bajo el nombre masón de Hospital de guerra. En el Hospital se atendieron más de
4.000 soldados hasta el final de la guerra (1).
Después
de terminar la Primera Guerra Mundial se abre el The Royal Masonic Hospital
Nurses home, en el local de Fulham Road y aceptan al
primer paciente en el año 1920.
A pesar de atender a muchos pacientes, ven que el local
es pequeño y aúnan sus esfuerzos para encontrar uno más grande. Una vez que
consiguieron el dinero compraron en Ravenscourt Park, al oeste de Londres.
En 1933,
el rey Jorge V y la reina María inauguraron el hospital y el rey concedió el permiso para que llevase el nombre como se
conoce hoy en día el Hospital Real Masónico (Royal Masonic Hospital). El dinero para el hospital se planteó que fuese a
través de las donaciones, los donantes darían su dinero para esta joya especial
conocida como la Permanent Steward’s Jewel (1).
FOTO 2 La
reina Isabel II y la enfermera del Royal Masonic Hospital. 2013
Durante
la Segunda Guerra Mundial el Hospital de nuevo se convirtió en un Hospital de
Guerra, tratando a más de 8.600 militares heridos, sin ningún coste para
el gobierno británico. Después de la guerra, la formación del Servicio Nacional de Salud tuvo que cerrar muchos hospitales privados, pero el Hospital Real Masónico se
mantuvo independiente.
FOTO 3 Hebilla del Uniforme de la
Escuela de Enfermeras del Royal Masonic Hospital
Nursing School The Royal Masonic
Hospital
Una Escuela de Enfermería se abrió en 1948 para formar a enfermeras profesionales y
rápidamente se ganó una reputación de promover enfermeras altamente
cualificadas, cuyo distintivo de plata la portaban en las hebillas del cinturón
de su uniforme, convirtiéndose en un codiciado honor entre la profesión
enfermera (1).
FOTO 4 El personal del Woodside
Hospital, Darlington, antes de cerrarse
MASONERÍA Y CRUZ ROJA
Henri Dunant dedicó su vida y su
fortuna a conseguir la adopción de medidas para mitigar la crueldad de la
guerra. A él se debe la Convención de Ginebra de la que salió el acuerdo de
fundar la Cruz Roja Internacional. Aunque no hay constancia documental de que
de Henri Dunant fuera masón, una
tradición mantenida fielmente hasta hoy día lo considera como tal (2).
Al igual que la obra cumbre de Henri Dunant, la Cruz Roja, otras
instituciones supranacionales, como los Boy-Scouts, los Juegos Olímpicos, la
Conferencia de Paz de La Haya, la Sociedad de Naciones, la Primera
Internacional, la ONU, etc. tradicionalmente se vienen vinculando a la masonería
en unos casos con más acierto y fidelidad histórica que en otros.
Así, por ejemplo, consta de la
activa participación de masones, y masones cualificados, en el apoyo a las
Conferencias de Paz de La Haya, a la Sociedad de Naciones y Primera Internacional,
siendo menos claro —al menos en su fundación— el caso de los Boy-Scouts, los
Juegos Olímpicos y la ONU, si bien en todos los casos el ideario que impregna
todas estas instituciones está basado en el mismo que desde sus orígenes
defiende la masonería universal, es decir, “en la fraternidad entre los pueblos
por encima de razas, naciones y creencias religiosas, el pacifismo a ultranza,
la universalidad y defensa de los derechos del hombre, del ciudadano y de los
pueblos; la igualdad social y defensa del oprimido, perseguido y encarcelado;
la libertad, base indispensable de la convivencia fraternal; la justicia sin
paliativos; la formación integral del hombre; y finalmente el antibelicismo que
permita llegar a través del desarme y el arbitraje internacional a esa Paz”.
En el caso concreto del fundador
del Scoutismo, lord Robert Baden Powell estuvo muy próximo al mundo
masónico, ya a través de sus amistades e informaciones, ya en la asimilación de
algunos mensajes pedagógicos y culturales de derivación masónica.
FOTO 5 Comité Internacional,
Ginebra 1863
Con la Cruz Roja, lo que sí parece estar fuera de dudas es la ayuda
decisiva de la masonería a la Cruz Roja a través de los cinco amigos que
integraron el llamado Comité de los Cinco, que daría paso al primer Comité
Internacional de la Cruz Roja. Y en especial se suele señalar a su presidente Gustave Moynier, quien a la vez lo era
de la Sociedad Ginebrina de Utilidad Pública, una entidad entroncada con la
masonería de la época, y que fue, en realidad, quien dio el primer gran impulso
a las ideas de Henri Dunant, y por
lo tanto a la Cruz Roja.
Pero es a partir de 1921 cuando
la Cruz Roja adoptó lo que se han dado en llamar sus bases filosóficas, o
principios fundamentales; humanidad, imparcialidad, neutralidad
e independencia, que luego serían completados con otros tres; carácter
voluntario, unidad y universalidad, que finalmente serían
adoptados jurídicamente en la XX Conferencia Internacional de la Cruz Roja y
Media Luna Roja, celebrada en Viena el año 1965, y que son los que están hoy
día en vigor. Basta su lectura atenta para descubrir que en todos ellos late la
propia filosofía masónica, donde predominan las ideas de paz y amistad basadas
en un concepto de universalidad y humanismo fraternal que no admite en sus
logias ninguna controversia de orden político, racial, religioso o ideológico,
estando incluso prohibidos los temas político-religiosos (2).
Una acción filantrópica de la masonería; la Cruz Roja
La Cruz
Roja, una obra filantrópica de inspiración masónica, pretende sustituir la
caridad cristiana por un humanitarismo sentimental
En la historia
nada es del todo blanco o negro. Entre los temas más seductores y morbosos, más
rodeados de misterio, está la masonería, de cuya trayectoria general no nos ocuparemos
aquí.
Dicen que el
diablo es más fuerte cuanto menos se menciona. Algo así pasa con esta sociedad
secreta, o discreta si prefieren. De ella no se habla salvo para reparar, si se
está iniciado en la simbología, en su rico folklore particular, y ella misma
gusta de ocultarse con humildad. Así es posible pasar capítulos enteros de
libros de historia en la que no se la menciona, pese a proporcionar, por
ejemplo, la mitad justa del gobierno y el parlamento en la II República (3).
FOTO 6 Gustave Moynier, general Guillaume Henri
Dufour y Henri Dunant
Ocurre, a la
inversa, que se la ha demonizado de un modo un tanto infantil a veces, por
parte de sectores católicos y reaccionarios. En algún caso, la fuente principal
es un doble agente francés, Leo Taxil,
que después de ordeñar a ambos campos en liza se dedicó a escribir folletones
en los que las misas negras y la obscenidad garantizaban la comercialidad de su
descripción de las tenidas masónicas. Los excesos de tintas negras pueden a
veces resultar contraproducentes porque ridiculizan luego la crítica más
racionalizada.
Nada más lejos
de mi voluntad que defender a esa poderosa institución, ni a sus tentáculos
cuyos miembros a veces desconocen la identidad de la cabeza del pulpo. Pero sí
hay que hacer honor a la verdad, y eso nos obliga hoy a señalar algunas
realizaciones de la filantropía masónica, que quiso desplazar a los valores
cristianos, y no cabe duda que con algún éxito.
Cabría señalar
varios. Así por ejemplo en carácter el carácter filantrópico, “iniciático”,
ecumenista “avant la leerte”, imperial-británico del movimiento scout, -incluso
un original saludo con dos dedos en la frente-, con el que el coronel Baden Pawell obtuvo la bendición de la
corona inglesa para universalizar un experimento juvenil durante el sitio de
Lady Smith a cargo de los boer. Lo inofensivo y educativo de ese movimiento,
que ha tenido rama católica también, hizo que hasta el general Primo de Rivera apuntase a sus hijos
(3).
Organizaciones
tentaculares, como el “Club de los Leones” y el “Club Rotario”, que suelen
servir de caja de reclutas y en los cuales muchos miembros jamás se perciben
como masones, recaudan, con un porcentaje sobre sus cenas y otras actividades,
dinero, con el que, por ejemplo la vacuna de la polio ha de erradicar esa
enfermedad.
El olimpismo es
en sí mismo un ideal repaganizante masónico. De hecho las olimpiadas griegas
originales se prolongaron durante el Imperio Romano, hasta que Teodosio
oficializó el cristianismo. No se asusten pero la filantropía masónica del marqués de Coubertín dio para mucho.
Naturalmente no se obtiene una tregua total entre todas las polis cada año
olímpico, pero el culto al cuerpo, y el fuego sagrado, no es la única vez que
la referencia helénica se usa para contender con la cristiana, pretendían esos
valores de universalismo de sustitución. El saludo solar, o romano o como
queramos llamarlo, no era usado por fascista, si no con la referencia
pagano-clásica, en el cartel de la Olimpiada de París, justo vísperas de la
toma del poder italiano por el Duce. Hoy en día las instituciones mundiales
deportivas más poderosas siguen dirigidas por “hijos de la Luz”.
Otro rico
filántropo que nos interesa hoy más es Henry
Dunant. Su pertenencia a una logia no está probada, aunque el Boletín
Oficial del Supremo Consejo del Grado 33 lo incluya entre los masones que
tuvieron el premio Nobel, casi todos de la Paz. Es uso en medios masónicos
autoasignarse a personalidades del pasado prestigiosas, a veces con excesiva
generosidad.
La cuestión es
que la Cruz Roja, nacida cuando este
suizo vio la hecatombe de la batalla de Solferino, e ideó la Convención de
Ginebra, a la que aquella está asociada, formó su primer gobierno con el “Comité
de los Cinco”, cuyos otros cuatro miembros, Gustave Moyier, el general Guillaume
Henri Dufour, y los médicos Appia
y Maunoir, sí que lo eran con toda
certeza.
Pertenecían a la
“Sociedad
Ginebrina de Utilidad Pública”, de la masonería suiza. La bandera de la
Cruz Roja no procede de la Cruz
cristiana, como torpemente han interpretado musulmanes y judíos para constituir
en el siglo XX la “Media Luna Roja”
y la “Estrella de David Roja”, ni
tampoco de la Cruz de Malta, generosamente sanitaria y hospitalaria también,.
Si no de la inversión de los colores de la bandera suiza. No creo provenga
tampoco de la “rosacruz”. La patria de Dunant era además, un estado
tradicionalmente neutral desde hacía siglos.
FOTO 7 Las Damas de la Cruz Roja
repartiendo donativos a los soldados regulares que regresaron de Melilla.
Bartolomé Ros y José Calatayud. Octubre de 1921
Moyiner era un socialista utópico, de
raíz roussoniana. No es casualidad el papel de la Ginebra de Rousseau, y antes
de Calvino; el mal no está en el hombre, si no en la sociedad. Éste es el
organizador nato, complemento adecuado al idealismo estricto de Dunant. El
primer presidente del Comité fue el general
Dufour, Dunant sería el secretario.
El jesuita y
director del “Centro de Estudios Históricos de la Masonería Española”, Ferrer Benimelli, considerado filomasón
por su oponente Ricardo de la Cierva, señala que las instituciones fundadas por
masones: Cruz Roja, Olimpiadas, Scout, Conferencia de la Haya, ONU, Unicef etc.
tienen por ideario “el mismo en el que
está basado la masonería universal, es decir, la fraternidad de los pueblos por
encima de las razas, naciones y creencias religiosas, el pacifismo...los
Derechos del Hombre...y el arbitraje internacional...”.
A partir de
1921, la Cruz Roja y la Media Luna Roja sistematizan sus bases filosóficas; que
se conocen como “Principios Fundamentales”. Los 7 principios coinciden punto
por punto con los enunciados masónicos tradicionales, como ha estudiado Carles Clement (3).
En España, el
aspecto filantrópico, tradicional campo de interés de las damas, sirvió de
trampolín para que la masonería, tradicionalmente machista, se abriese a
mujeres, como Rosario Acuña y Concepción Arenal.
Ésta dirigió la
primera revista de la Cruz Roja; “La Voz de la Caridad”, cuya cabecera
adolece una resonancia católica. Además de interesarse en la reforma
penitenciaria, se ocupó también de la emancipación de la mujer. A la vez, 1872,
escribía en “Las Hijas del Sol”, la
revista masónica femenina.
FOTO 8 Damas
Enfermeras de la Cruz Roja, con su jerarquía militar
En España, la Cruz
Roja original se confunde, en 1864, con la Orden Hospitalaria de San Juan de
Jerusalén. Los caballeros de Malta son de indiscutible raigambre católica, pero
un sector disidente, importante en esos años, mantuvo conexiones con los “Caballeros
Teutónicos” de Alemania y, luego con la masonería. Las vanidades del
aristocratismo pueden a veces contaminar el ideal de la caballería.
Hoy el Comité
Internacional de la Cruz Roja está gobernado por 25 miembros, sólo suizos,
muchas veces vinculados a la eficaz banca suiza, y elegidos por cooptación, una
estructura tan discreta como no del todo democrática. Los miembros cesantes
pasan a otras organizaciones afines. Así en 1988, el comunicado 1571 del CICR
indicaba que el cesante Jacques Moreillon pasaba a Secretario general del Movimiento
Scout.
Vaya todo lo
anterior, que en nada empaña la abnegada entrega durante siglo y medio de
voluntarios, cooperantes, sanitarios, soldados camilleros, como Gandhi en
Sudáfrica, etc., a enriquecer la perspectiva con que a veces se percibe, esta
poderosa sociedad, nunca del todo bien conocida, que es la masonería (3).
CAMILO DE LELLIS
Fue un
enfermero, sacerdote y religioso fundador de la Orden de los Camilos, Orden
Hospitalaria dedicada a los enfermos y precursor de la Cruz Roja (4).
Tras una larga
andadura como enfermero atendiendo a los enfermos, lo que le llevó a fundar la
Congregación de “Hermanos Ministros de los Enfermos y Mártires de la Caridad”
más conocida como la “Orden de los Camilos” destinada al
cuidado de los enfermos abandonados. Esta Orden fue aprobada pronto y fue de
gran ayuda con la epidemia de tifus que sufrió y asoló Roma. En 1586 fue
aprobada la Orden por Sixto V y fue Gregorio XIV el que la elevaría a la
categoría de Orden Religiosa. Fue beatificado en 1746 por el Papa Benedicto XIV
(4).
FOTO 9 Camilo de
Lellis
“Por voluntad del Papa Clemente VIII,
alrededor del 1600, Camilo de Lellis,
con los suyos, se aventura hasta los tremendos campos de batalla para recoger a
los heridos y moribundos. En el siglo pasado un filántropo suizo, Henri Dunant,
tuvo la idea de fundar la Cruz Roja precisamente después de haber visto en los
campos de batalla de Solferino, Pastrengo y Custoza, aquellos soldados de
Cristo identificados con una gran cruz roja, entre los lamentos y los llantos
de los moribundos.
Donde nace la filantropía moderna, celebrada
y exaltada, la caridad ya estaba presente desde hacía siglos. Camilo no fue un
filántropo. En su testamento explica que un amor tan grande no puede nacer de
una elección filosófica; es posible sólo para un hombre que ha sido muy amado,
que ha tenido una gran gracia, al que mucho le ha sido perdonado” (5).
Bibliografía
1.- The Royal Masonic Hospital Nurses home.
Fotografías
2.- Extractado de: J. A. Ferrer
Benimeli, La masonería, Madrid, 2001, pp. 139-141.
3.- Cruz Roja
Española. Carles Clement.
4.- Camilo de Lelis. Biografía
5.- Francisco D.
de Otazu. Antonio Socci, 30 Giorni Nº 7, julio de 1990, pág. 75
Fotografías
Fotos enfermeras
Los camilleros de landa
FOTO 10 Diploma 1914 - 1919
Manuel Solórzano Sánchez
Diplomado en Enfermería. Servicio
de Traumatología. Hospital Universitario Donostia de San Sebastián. OSI
Donostialdea. Osakidetza- Servicio Vasco de Salud
Insignia de Oro de la Sociedad
Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro de Enfermería Avanza
Miembro de Eusko Ikaskuntza /
Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la Red Iberoamericana
de Historia de la Enfermería
Miembro de la Red Cubana de
Historia de la Enfermería
Miembro Consultivo de la
Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN,
A.C.
Miembro no numerario de la Real
Sociedad Vascongada de Amigos del País. (RSBAP)
2 comentarios:
Me pareció un excelente trabajo, felicidades y un abrazo fraterno!
Hola un interesante artículo que muestra a los masones, como personas muy comprometidas con las necesidades de la población. Otra visión de su accionar, que puede ser "propaganda".
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