Instrucciones
profilácticas aconsejadas por la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao para
combatir la Epidemia Gripal. Bilbao 1918
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1 Instrucciones profilácticas aconsejadas por la Academia de Ciencias Médicas
de Bilbao para combatir la Epidemia Gripal. Documento Fundación Sancho el Sabio
En
las grandes infecciones, la profilaxis colectiva iniciada briosamente por los
organismos oficiales, debe ser secundada con energía y entusiasmo por la
profilaxis individual; pues si no, resulta estéril e ineficaz la acción de la
primera, y la enfermedad seguirá causando en su macabra peregrinación nuevas
víctimas; víctimas inmoladas en el bochornoso pedestal de la incuria, del
abandono y de la indolencia.
Por
eso todas las personas deben auxiliar y contribuir, en la esfera de sus
energías, franca y lealmente a la acción bienhechora de la campaña profiláctica
emprendida por las Autoridades sanitarias.
Obrando
así, redimiréis a la humanidad de una de sus terribles plagas: la epidemia
gripal.
Precauciones que han de
observarse para aminorar y hacer desaparecer en gran parte la epidemia gripal.
1ª.-
En tiempo de epidemia debe inspirarse por la nariz y espirarse por la boca.
2ª.-
La nariz, boca y fauces deben lavarse por lo menos dos veces durante el día con
agua oxigenada a seis volúmenes, con una solución de clorato potásico al 10 por
1.000, o de biborato sódico también al 10 por 1.000 o con agua hervida.
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2 Instrucciones profilácticas aconsejadas por la Academia de Ciencias Médicas
de Bilbao para combatir la Epidemia Gripal. Documento Fundación Sancho el Sabio
3ª.-
Las manos deben lavarse con frecuencia, sobre todo si existe algún caso de
enfermedad sospechosa bajo el mismo techo que habitéis.
4ª.-
Ha de hacerse una vida ordenada. Comer con moderación y no abusar de las
bebidas alcohólicas. Constituye un grave error el creer que el uso de las
bebidas alcohólicas previene contra la dolencia.
5ª.-
Debe dormirse por lo menos nueve horas.
6ª.-
Deben evitarse los descensos bruscos de la temperatura, como asimismo la
permanencia en locales cerrados donde concurren muchas personas.
7ª.-
Las habitaciones donde se duerme han de ventilarse constantemente, sobre todo
en días de lluvia, pues la acción mecánica del agua, al caer, arrastra consigo
multitud de gérmenes que son los que difunden la enfermedad y por lo tanto la
atmósfera es más pura.
8ª.-
Es una costumbre de mal gusto estornudar estrepitosamente,
porque al hacerlo así, padecéis la gripe, podéis contagiarla a vuestros familiares.
9ª.-
Las habitaciones, patios y escaleras deben blanquearse en épocas de epidemias,
porque la lechada de cal es un beneficioso medio para desinfectar las paredes.
10ª.-
Debe procurarse no toser; más si no se puede evitar, se hará poniéndose el
pañuelo en las narices y al expectorar se hará en la escupidera que contenga un
líquido desinfectante (sulfato de cobre al cinco por mil).
11ª.-
La desinfección de las habitaciones pueden verificarla las personas que las
habiten; para ello no se necesita grandes desembolsos. Se reduce la operación a
proveerse de un infiernillo de alcohol, donde se pueda evaporar por ebullición
una solución acuosa de formol al 5 por 100 de Zotal al 2 por 100. Una vez
adquirido este material, se pone una cantidad de líquido desinfectante en
recipiente de ancha boca (tartera, palangana, etc.); se coloca sobre el trípode
del infiernillo y se enciende éste; entonces se cierra herméticamente la
habitación y se deja que se evapore por ebullición el líquido puesto en el
recipiente; sólo resta dejar cerrada la habitación durante tres horas, al cabo
de las cuales se ventilará perfectamente, pues si no, la permanencia en ellas
produce fuertes dolores de cabeza.
Para
una habitación de tres metros de altura por tres de ancho y cinco de largo,
basta con evaporar un litro de cualquiera de las soluciones anteriormente
indicadas. Los retretes, cloacas, atargios, patios, se desinfectarán con
cloruro de cal o sulfato de cobre en la proporción de 5 por 100 (solución
acuosa).
12ª.-
Constituye una prueba de civismo, auxiliar con energía a las Autoridades
Sanitarias en su gestión; así que toda persona que sepa o averigüe dónde
existen focos de infección (materias orgánicas en descomposición, cloacas que
no se desinfectan, enfermos que por temor injustificado que demuestra una
ignorancia supina no avisen al Médico, patios cuya limpieza esté descuidada,
etc.), deben denunciar tales abandonos higiénicos al señor Inspector de
Sanidad, pues al hacerlo así contribuyen eficazmente a que el mal desaparezca.
13ª.-
El papel de víctima resulta siempre simpático; debido a ello, la mayor parte de
las personas que padezcan alguna dolencia o rodean al enfermo que las padece,
exageran inconscientemente y hasta de buena fe los sufrimientos y penalidades,
que corren de boca en boca y que la fantasía popular se encarga de exagerarlos
en grado superlativo. Esto constituye un grave mal; pues muchas personas al oír
tales comentarios se vuelven medrosas y timoratas, originándoles esto una
pérdida de energías vitales que se les pone en condiciones favorables de
adquirir la enfermedad.
Lo
sensato y racional es tomar las medidas preventivas aconsejadas por la Ciencia
(desinfección, vida morigerada, etc.), tener fe en ellas y no abultar las
noticias que se relacionen con la enfermedad.
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3 Instrucciones profilácticas aconsejadas por la Academia de Ciencias Médicas
de Bilbao para combatir la Epidemia Gripal. Documento Fundación Sancho el Sabio
14ª.-
Según opiniones autorizadas y que están comprobadas por la experiencia, una vez
padecida la infección gripal, y sobre todo si ha sido en un plazo de tiempo no
lejano, confiere inmunidad para no volver a padecer la infección, así que las
personas que la hayan padecido pueden tranquilizarse, pues seguramente no serán
atacadas por la dolencia.
15ª.-
La enfermedad reinante es gripe y solamente gripe, como lo ha demostrado la
clínica, la evolución de la enfermedad, su forma de transmitirse, el
laboratorio, etc., etc., de modo que son infundadas todas las noticias
propaladas en el sentido de que se trata de otras infecciones más graves.
16ª.-
En la presente estación la precaución de abrigarse se estima necesaria, así
como la de no mojarse, ya que el estado catarral que ambas cosas pueden
proporcionar, son puerta abierta a la enfermedad.
17ª.-
Los medicamentos no deberán utilizarse sin previa consulta médica, porque
pudieran producir en muchas ocasiones más daños que provechos.
18ª.-
Si el Médico de la casa no pudiera asistir con la prontitud debida, debe
solicitarse el servicio médico a la guardia permanente en las Casas de Socorro.
19ª.-
La convalecencia deberá ser lenta, ya que la recaída es fácil.
20ª.-
El visitar a un enfermo es una molestia para él y un peligro para el que lo
hace. El agua no es factor determinante de contagio en esta epidemia, pero las
circunstancias actuales aconsejan utilizarlas hervidas y aireadas o filtradas
(1).
Consejos prácticos para la desinfección de las Iglesias en 1918
De los suelos.-
Barrido y riego de los suelos y la calle con una solución de Zotal al 2 %; o
bien de creolina al 5 %.
De sillas, bancos,
confesionarios, &.- Se lavan con una solución de
sublimado al 2 %.
De pilas de agua
bendita.- Renovación frecuente del agua, sin dejar que se
estanque, lavando siempre la pila con solución de sublimado al 2 %.
De objetos o imágenes
que besan o tocan los fieles.- Se deben lavar con
la misma solución que las pilas de agua bendita.
Desinfección personal.-
Gargarizar y lavarse la dentadura con agua hervida a la que se añade una cuarta
parte de su volumen, de agua oxigenada.
Embadurnar
las fosas nasales con vaselina mentolada al 3 %.
El
lavado de manos importantísimo & con jabón
desinfectante (de Zotal, sublimado u otro así), o bien con jabón ordinario y
agua sublimada al 1 %.
De ropas.-
Lo más práctico, eficaz y cómodo es hacerlas desinfectar en el laboratorio
oficial; donde no lo haya, se fumigarán con vapores de formol.
Es
muy práctico también el siguiente medio para fumigar con vapores de cloro.
Se
mezcla:
Sal
de cocina, 4 partes
Bióxido
de manganeso, 1 parte
Ácido
sulfúrico, 2 partes.
Se
agita la mezcla y se calienta. La operación ha de practicarse en platos de
porcelana o de tierra vidriada resistentes al calor (Eclesiástico, página 549)
(2).
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4 Maternidad de Vizcaya. Fotografía: Libro La Mortalidad y Morbilidad en Bilbao
entre los Siglos XIX y XX. Antonio Villanueva Edo y·Juan Gondra Rezola
Una
pandemia se llevó la vida de trece eibarreses hace más de cien años
Se
registraron medio millar de contagios frente a los 300.000 en España y los
cuarenta millones de muertos en todo el mundo
La 'gripe
española' mató entre 1918 y 1920 a más de 40 millones de personas en todo el
mundo. En Eibar (Gipuzkoa), en octubre de 1918, se habían registrado más de 506
contagios y trece muertos. Se desconoce la cifra exacta de víctimas de la
pandemia, que se considerada la más devastadora de la historia. Un siglo
después aún no se sabe cuál fue su origen.
Un documento
que ha elaborado el Archivo Municipal de Eibar da a conocer estas vicisitudes, justo
cuando toda Europa atraviesa la crisis más importante tras aquella 'gripe
española'.
Aunque
algunos investigadores afirman que empezó en Francia en 1916 o en China en
1917, muchos estudios sitúan los primeros casos en la base militar de Fort
Riley en Estados Unidos, en marzo de 1918.
Tras
registrarse los primeros casos en Europa la gripe entró en España probablemente
a través de los temporeros que fueron a trabajar a Francia.
En aquellos
momentos, España era un país neutral en la Primera Guerra Mundial y no censuró
la publicación de los informes sobre la enfermedad y sus consecuencias, a
diferencia de los otros países centrados en el conflicto bélico.
Ser el único
país que se hizo eco del problema provocó que la epidemia se conociese como la
'gripe española'. Y a pesar de no ser el epicentro, España fue uno de los
países más afectados con 8 millones de personas infectadas y 300.000 personas
fallecidas. En el verano de 1920 el virus desapareció tal y como había llegado.
FOTO 5 El
Ayuntamiento dictó recomendaciones para hacer frente a la pandemia. Archivo
Municipal de Eibar (Gipuzkoa)
Pandemia y estragos
Toribio Echevarría rememora en el libro 'Viaje
por el país de los recuerdos' de lo ocurrido en nuestra localidad. «En
Eibar, si no recuerdo mal, fue entre el otoño de 1918 y la primavera de 1919
cuando una pandemia causó estragos», decía el escritor eibarrés.
Según su
relato, «apenas había casa de donde no
hubiesen salido varios entierros, ni familia que no llevase luto por alguno de
sus miembros, cuando no por varios (...) La ciencia confesaba su impotencia y
ni la fe bastaba, porque, como he dicho, no había señal de Dios que la apartase
de la casa por mucho que se recurriera a toda suerte de devociones. (...)
Recuerdo que tuve tres enfermos a la vez en mi propia casa, siendo yo el único
en pie que los pudiera atender. Y perdí un hermano mayor en lo mejor de su vida».
También
decía que «esta (Primera Guerra Mundial), en los cincuenta y un meses que
duraron las hostilidades, ocasionó diez millones de muertos según las
estadísticas oficiales; pero la peste que le siguió para castigo de tan enorme
crimen, el cuarto jinete del Apocalipsis, mató a mucha más gente en la vuelta
triunfal que se dio por toda la redondez de la Tierra», según cuenta el que
fuera director de Alfa y Campsa (3).
LAVARSE
LAS MANOS UN SIGLO DESPUÉS
Normas. Las 'instrucciones profilácticas' de la Academia
Médica de Bilbao ante la 'epidemia gripal' de 1918 eran muy similares a las de
ahora
FOTO 6 Hospital
en Kansas en 1918 con víctimas de la gripe
«Es
una costumbre de mal gusto estornudar estrepitosamente, porque si padecéis la
gripe podéis contagiarla a vuestros familiares». La historia se
repite. Las 'instrucciones profilácticas' publicadas por la Academia de
Ciencias Médicas de Bilbao en 1918 para «combatir la epidemia gripal» recuerdan
a los consejos contra el coronavirus que hoy nos hacen llegar los médicos (4).
«Las manos
deben lavarse con frecuencia», insistían las normas de entonces y repiten las
de ahora. «Ha de
hacerse una vida ordenada, comer con moderación y no abusar de las bebidas
alcohólicas. Constituye un grave error creer que el uso de las bebidas
alcohólicas proviene contra la dolencia», advertían los médicos de hace un
siglo. ¿Quizás deberían recordarlo los de hoy a quienes se aburren en tiempos
de confinamiento?
Es un
boletín que se publicó en «la imprenta de Excelentísima Diputación de Bizkaya»
en 1918, guardado en la Fundación Sancho el Sabio y repetido estos días en
grupos de WhatsApp vinculados con la medicina (1 y 4).
Aquella
epidemia, llamada «gripe española» o «gripe francesa», según desde dónde se
viera, mató a cerca de 200.000 personas en España. Al principio fue recibida también
con cierta guasa e incredulidad, pero su avance rápido y mortal pronto disipó
las bromas. ¿Les suena? (4)
El mensaje
de los médicos vascos de entonces apuntaba que «en las grandes infecciones la
profilaxis colectiva debe ser secundada por lo individual». Como hoy,
se apelaba a cada uno como corresponsable «para redimir a la humanidad de una de sus
terribles plagas».
FOTO 7 El
antiguo Hospital de los Santos Juanes en Atxuri era a principios del siglo XX
la principal institución sanitaria de la villa. Fotografía:
Libro La Mortalidad y Morbilidad en Bilbao entre los Siglos XIX y XX. Antonio
Villanueva Edo y·Juan Gondra Rezola
Más normas
de 1918: «La nariz, boca y fauces deben lavarse por lo menos dos veces
durante al día con agua oxigenada»; «debe
dormirse por lo menos nueve horas»; «las
habitaciones donde se duerme han de ventilarse constantemente, sobre todo en
días de lluvia, pues el agua arrastra la enfermedad»; «debe procurarse no toser, más si no se puede evitar, se hará poniendo
el pañuelo en las narices, y al expectorar se hará en una escupidera que
contenga un líquido desinfectante».
Las
escupideras han desaparecido de la vida pública, pero el mundo no ha cambiado
tanto. Consejos
como «la convalecencia debe ser lenta» y «visitar a un enfermo es molestia
para él y peligro para el que lo hace» siguen vigentes. Lo de 1918
sirve en 2020. Ojalá sea historia en 2120 (4).
Agradecimientos:
Diego Leonet Mayo,
que me ha pasado el documento
Fundación Sancho el
Sabio Fundazioa
Academia de Ciencias
Médicas de Bilbao
Archivo Municipal de Eibar (Gipuzkoa)
Mitxel Ezquiaga. Periodista
del Diario Vasco
Antonio Villanueva Edo
Juan Gondra Rezola
Fotografías
4 y 7
La
Mortalidad y Morbilidad en Bilbao entre los Siglos XIX y XX. Antonio Villanueva
Edo y·Juan Gondra Rezola
FOTO
8 Cartel de prevención de la Gripe Española. To Prevent Influenza, Illustrated Current News,
October 18, 1918. National Library of Medicine
Bibliografía
1.-
Instrucciones profilácticas aconsejadas por la Academia de Ciencias Médicas de
Bilbao para combatir la Epidemia Gripal. Imprenta de la Excelentísima
Diputación de Bizkaya. Bilbao 1918
2.-
Eclesiástico, página 549
3.-
Diario Vasco, 18 de marzo de 2020. A. E. Eibar (Gipuzkoa)
4.-
Mitxel
Ezquiaga. Periodista del Diario Vasco. Martes, 24 de marzo de 2020
Manuel Solórzano Sánchez
Graduado en
Enfermería. Osakidetza, Hospital Universitario Donostia, Gipuzkoa
Insignia
de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro de
Enfermería Avanza
Miembro de Eusko
Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la
Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la
Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro
Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en
México AHFICEN, A.C.
Miembro no
numerario de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. (RSBAP)
Académico
de número de la Academia de Ciencias de Enfermería de Bizkaia –
Bizkaiko Erizaintza Zientzien Akademia. ACEB – BEZA
Insignia
de Oro del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa 2019