jueves, 26 de marzo de 2020

GRIPE EN BILBAO y EIBAR en 1918


Instrucciones profilácticas aconsejadas por la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao para combatir la Epidemia Gripal. Bilbao 1918

FOTO 1 Instrucciones profilácticas aconsejadas por la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao para combatir la Epidemia Gripal. Documento Fundación Sancho el Sabio

En las grandes infecciones, la profilaxis colectiva iniciada briosamente por los organismos oficiales, debe ser secundada con energía y entusiasmo por la profilaxis individual; pues si no, resulta estéril e ineficaz la acción de la primera, y la enfermedad seguirá causando en su macabra peregrinación nuevas víctimas; víctimas inmoladas en el bochornoso pedestal de la incuria, del abandono y de la indolencia.

Por eso todas las personas deben auxiliar y contribuir, en la esfera de sus energías, franca y lealmente a la acción bienhechora de la campaña profiláctica emprendida por las Autoridades sanitarias.

Obrando así, redimiréis a la humanidad de una de sus terribles plagas: la epidemia gripal.

Precauciones que han de observarse para aminorar y hacer desaparecer en gran parte la epidemia gripal.

1ª.- En tiempo de epidemia debe inspirarse por la nariz y espirarse por la boca.

2ª.- La nariz, boca y fauces deben lavarse por lo menos dos veces durante el día con agua oxigenada a seis volúmenes, con una solución de clorato potásico al 10 por 1.000, o de biborato sódico también al 10 por 1.000 o con agua hervida.

FOTO 2 Instrucciones profilácticas aconsejadas por la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao para combatir la Epidemia Gripal. Documento Fundación Sancho el Sabio

3ª.- Las manos deben lavarse con frecuencia, sobre todo si existe algún caso de enfermedad sospechosa bajo el mismo techo que habitéis.

4ª.- Ha de hacerse una vida ordenada. Comer con moderación y no abusar de las bebidas alcohólicas. Constituye un grave error el creer que el uso de las bebidas alcohólicas previene contra la dolencia.

5ª.- Debe dormirse por lo menos nueve horas.

6ª.- Deben evitarse los descensos bruscos de la temperatura, como asimismo la permanencia en locales cerrados donde concurren muchas personas.

7ª.- Las habitaciones donde se duerme han de ventilarse constantemente, sobre todo en días de lluvia, pues la acción mecánica del agua, al caer, arrastra consigo multitud de gérmenes que son los que difunden la enfermedad y por lo tanto la atmósfera es más pura.

8ª.- Es una costumbre de mal gusto estornudar estrepitosamente, porque al hacerlo así, padecéis la gripe, podéis contagiarla a vuestros familiares.

9ª.- Las habitaciones, patios y escaleras deben blanquearse en épocas de epidemias, porque la lechada de cal es un beneficioso medio para desinfectar las paredes.

10ª.- Debe procurarse no toser; más si no se puede evitar, se hará poniéndose el pañuelo en las narices y al expectorar se hará en la escupidera que contenga un líquido desinfectante (sulfato de cobre al cinco por mil).

11ª.- La desinfección de las habitaciones pueden verificarla las personas que las habiten; para ello no se necesita grandes desembolsos. Se reduce la operación a proveerse de un infiernillo de alcohol, donde se pueda evaporar por ebullición una solución acuosa de formol al 5 por 100 de Zotal al 2 por 100. Una vez adquirido este material, se pone una cantidad de líquido desinfectante en recipiente de ancha boca (tartera, palangana, etc.); se coloca sobre el trípode del infiernillo y se enciende éste; entonces se cierra herméticamente la habitación y se deja que se evapore por ebullición el líquido puesto en el recipiente; sólo resta dejar cerrada la habitación durante tres horas, al cabo de las cuales se ventilará perfectamente, pues si no, la permanencia en ellas produce fuertes dolores de cabeza.

Para una habitación de tres metros de altura por tres de ancho y cinco de largo, basta con evaporar un litro de cualquiera de las soluciones anteriormente indicadas. Los retretes, cloacas, atargios, patios, se desinfectarán con cloruro de cal o sulfato de cobre en la proporción de 5 por 100 (solución acuosa).

12ª.- Constituye una prueba de civismo, auxiliar con energía a las Autoridades Sanitarias en su gestión; así que toda persona que sepa o averigüe dónde existen focos de infección (materias orgánicas en descomposición, cloacas que no se desinfectan, enfermos que por temor injustificado que demuestra una ignorancia supina no avisen al Médico, patios cuya limpieza esté descuidada, etc.), deben denunciar tales abandonos higiénicos al señor Inspector de Sanidad, pues al hacerlo así contribuyen eficazmente a que el mal desaparezca.

13ª.- El papel de víctima resulta siempre simpático; debido a ello, la mayor parte de las personas que padezcan alguna dolencia o rodean al enfermo que las padece, exageran inconscientemente y hasta de buena fe los sufrimientos y penalidades, que corren de boca en boca y que la fantasía popular se encarga de exagerarlos en grado superlativo. Esto constituye un grave mal; pues muchas personas al oír tales comentarios se vuelven medrosas y timoratas, originándoles esto una pérdida de energías vitales que se les pone en condiciones favorables de adquirir la enfermedad.

Lo sensato y racional es tomar las medidas preventivas aconsejadas por la Ciencia (desinfección, vida morigerada, etc.), tener fe en ellas y no abultar las noticias que se relacionen con la enfermedad.

FOTO 3 Instrucciones profilácticas aconsejadas por la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao para combatir la Epidemia Gripal. Documento Fundación Sancho el Sabio

14ª.- Según opiniones autorizadas y que están comprobadas por la experiencia, una vez padecida la infección gripal, y sobre todo si ha sido en un plazo de tiempo no lejano, confiere inmunidad para no volver a padecer la infección, así que las personas que la hayan padecido pueden tranquilizarse, pues seguramente no serán atacadas por la dolencia.

15ª.- La enfermedad reinante es gripe y solamente gripe, como lo ha demostrado la clínica, la evolución de la enfermedad, su forma de transmitirse, el laboratorio, etc., etc., de modo que son infundadas todas las noticias propaladas en el sentido de que se trata de otras infecciones más graves.

16ª.- En la presente estación la precaución de abrigarse se estima necesaria, así como la de no mojarse, ya que el estado catarral que ambas cosas pueden proporcionar, son puerta abierta a la enfermedad.

17ª.- Los medicamentos no deberán utilizarse sin previa consulta médica, porque pudieran producir en muchas ocasiones más daños que provechos.

18ª.- Si el Médico de la casa no pudiera asistir con la prontitud debida, debe solicitarse el servicio médico a la guardia permanente en las Casas de Socorro.

19ª.- La convalecencia deberá ser lenta, ya que la recaída es fácil.

20ª.- El visitar a un enfermo es una molestia para él y un peligro para el que lo hace. El agua no es factor determinante de contagio en esta epidemia, pero las circunstancias actuales aconsejan utilizarlas hervidas y aireadas o filtradas (1).

Consejos prácticos para la desinfección de las Iglesias en 1918

De los suelos.- Barrido y riego de los suelos y la calle con una solución de Zotal al 2 %; o bien de creolina al 5 %.

De sillas, bancos, confesionarios, &.- Se lavan con una solución de sublimado al 2 %.

De pilas de agua bendita.- Renovación frecuente del agua, sin dejar que se estanque, lavando siempre la pila con solución de sublimado al 2 %.

De objetos o imágenes que besan o tocan los fieles.- Se deben lavar con la misma solución que las pilas de agua bendita.

Desinfección personal.- Gargarizar y lavarse la dentadura con agua hervida a la que se añade una cuarta parte de su volumen, de agua oxigenada.
Embadurnar las fosas nasales con vaselina mentolada al 3 %.
El lavado de manos importantísimo & con jabón desinfectante (de Zotal, sublimado u otro así), o bien con jabón ordinario y agua sublimada al 1 %.

De ropas.- Lo más práctico, eficaz y cómodo es hacerlas desinfectar en el laboratorio oficial; donde no lo haya, se fumigarán con vapores de formol.

Es muy práctico también el siguiente medio para fumigar con vapores de cloro.
Se mezcla:
Sal de cocina, 4 partes
Bióxido de manganeso, 1 parte
Ácido sulfúrico, 2 partes.
Se agita la mezcla y se calienta. La operación ha de practicarse en platos de porcelana o de tierra vidriada resistentes al calor (Eclesiástico, página 549) (2).

FOTO 4 Maternidad de Vizcaya. Fotografía: Libro La Mortalidad y Morbilidad en Bilbao entre los Siglos XIX y XX. Antonio Villanueva Edo y·Juan Gondra Rezola

Una pandemia se llevó la vida de trece eibarreses hace más de cien años

Se registraron medio millar de contagios frente a los 300.000 en España y los cuarenta millones de muertos en todo el mundo

La 'gripe española' mató entre 1918 y 1920 a más de 40 millones de personas en todo el mundo. En Eibar (Gipuzkoa), en octubre de 1918, se habían registrado más de 506 contagios y trece muertos. Se desconoce la cifra exacta de víctimas de la pandemia, que se considerada la más devastadora de la historia. Un siglo después aún no se sabe cuál fue su origen.

Un documento que ha elaborado el Archivo Municipal de Eibar da a conocer estas vicisitudes, justo cuando toda Europa atraviesa la crisis más importante tras aquella 'gripe española'.

Aunque algunos investigadores afirman que empezó en Francia en 1916 o en China en 1917, muchos estudios sitúan los primeros casos en la base militar de Fort Riley en Estados Unidos, en marzo de 1918.

Tras registrarse los primeros casos en Europa la gripe entró en España probablemente a través de los temporeros que fueron a trabajar a Francia.

En aquellos momentos, España era un país neutral en la Primera Guerra Mundial y no censuró la publicación de los informes sobre la enfermedad y sus consecuencias, a diferencia de los otros países centrados en el conflicto bélico.

Ser el único país que se hizo eco del problema provocó que la epidemia se conociese como la 'gripe española'. Y a pesar de no ser el epicentro, España fue uno de los países más afectados con 8 millones de personas infectadas y 300.000 personas fallecidas. En el verano de 1920 el virus desapareció tal y como había llegado.

FOTO 5 El Ayuntamiento dictó recomendaciones para hacer frente a la pandemia. Archivo Municipal de Eibar (Gipuzkoa)

Pandemia y estragos
Toribio Echevarría rememora en el libro 'Viaje por el país de los recuerdos' de lo ocurrido en nuestra localidad. «En Eibar, si no recuerdo mal, fue entre el otoño de 1918 y la primavera de 1919 cuando una pandemia causó estragos», decía el escritor eibarrés.

Según su relato, «apenas había casa de donde no hubiesen salido varios entierros, ni familia que no llevase luto por alguno de sus miembros, cuando no por varios (...) La ciencia confesaba su impotencia y ni la fe bastaba, porque, como he dicho, no había señal de Dios que la apartase de la casa por mucho que se recurriera a toda suerte de devociones. (...) Recuerdo que tuve tres enfermos a la vez en mi propia casa, siendo yo el único en pie que los pudiera atender. Y perdí un hermano mayor en lo mejor de su vida».

También decía que «esta (Primera Guerra Mundial), en los cincuenta y un meses que duraron las hostilidades, ocasionó diez millones de muertos según las estadísticas oficiales; pero la peste que le siguió para castigo de tan enorme crimen, el cuarto jinete del Apocalipsis, mató a mucha más gente en la vuelta triunfal que se dio por toda la redondez de la Tierra», según cuenta el que fuera director de Alfa y Campsa (3).

LAVARSE LAS MANOS UN SIGLO DESPUÉS

Normas. Las 'instrucciones profilácticas' de la Academia Médica de Bilbao ante la 'epidemia gripal' de 1918 eran muy similares a las de ahora

FOTO 6 Hospital en Kansas en 1918 con víctimas de la gripe

«Es una costumbre de mal gusto estornudar estrepitosamente, porque si padecéis la gripe podéis contagiarla a vuestros familiares». La historia se repite. Las 'instrucciones profilácticas' publicadas por la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao en 1918 para «combatir la epidemia gripal» recuerdan a los consejos contra el coronavirus que hoy nos hacen llegar los médicos (4).

«Las manos deben lavarse con frecuencia», insistían las normas de entonces y repiten las de ahora. «Ha de hacerse una vida ordenada, comer con moderación y no abusar de las bebidas alcohólicas. Constituye un grave error creer que el uso de las bebidas alcohólicas proviene contra la dolencia», advertían los médicos de hace un siglo. ¿Quizás deberían recordarlo los de hoy a quienes se aburren en tiempos de confinamiento?

Es un boletín que se publicó en «la imprenta de Excelentísima Diputación de Bizkaya» en 1918, guardado en la Fundación Sancho el Sabio y repetido estos días en grupos de WhatsApp vinculados con la medicina (1 y 4).

Aquella epidemia, llamada «gripe española» o «gripe francesa», según desde dónde se viera, mató a cerca de 200.000 personas en España. Al principio fue recibida también con cierta guasa e incredulidad, pero su avance rápido y mortal pronto disipó las bromas. ¿Les suena? (4)

El mensaje de los médicos vascos de entonces apuntaba que «en las grandes infecciones la profilaxis colectiva debe ser secundada por lo individual». Como hoy, se apelaba a cada uno como corresponsable «para redimir a la humanidad de una de sus terribles plagas».

FOTO 7 El antiguo Hospital de los Santos Juanes en Atxuri era a principios del siglo XX la principal institución sanitaria de la villa. Fotografía: Libro La Mortalidad y Morbilidad en Bilbao entre los Siglos XIX y XX. Antonio Villanueva Edo y·Juan Gondra Rezola

Más normas de 1918: «La nariz, boca y fauces deben lavarse por lo menos dos veces durante al día con agua oxigenada»; «debe dormirse por lo menos nueve horas»; «las habitaciones donde se duerme han de ventilarse constantemente, sobre todo en días de lluvia, pues el agua arrastra la enfermedad»; «debe procurarse no toser, más si no se puede evitar, se hará poniendo el pañuelo en las narices, y al expectorar se hará en una escupidera que contenga un líquido desinfectante».

Las escupideras han desaparecido de la vida pública, pero el mundo no ha cambiado tanto. Consejos como «la convalecencia debe ser lenta» y «visitar a un enfermo es molestia para él y peligro para el que lo hace» siguen vigentes. Lo de 1918 sirve en 2020. Ojalá sea historia en 2120 (4).

Agradecimientos:
Diego Leonet Mayo, que me ha pasado el documento
Fundación Sancho el Sabio Fundazioa
Academia de Ciencias Médicas de Bilbao
Archivo Municipal de Eibar (Gipuzkoa)
Mitxel Ezquiaga. Periodista del Diario Vasco
Antonio Villanueva Edo
Juan Gondra Rezola

Fotografías 4 y 7
La Mortalidad y Morbilidad en Bilbao entre los Siglos XIX y XX. Antonio Villanueva Edo y·Juan Gondra Rezola

FOTO 8 Cartel de prevención de la Gripe Española. To Prevent Influenza, Illustrated Current News, October 18, 1918. National Library of Medicine

Bibliografía
1.- Instrucciones profilácticas aconsejadas por la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao para combatir la Epidemia Gripal. Imprenta de la Excelentísima Diputación de Bizkaya. Bilbao 1918

2.- Eclesiástico, página 549

3.- Diario Vasco, 18 de marzo de 2020. A. E. Eibar (Gipuzkoa)

4.- Mitxel Ezquiaga. Periodista del Diario Vasco. Martes, 24 de marzo de 2020

Manuel Solórzano Sánchez
Graduado en Enfermería. Osakidetza, Hospital Universitario Donostia, Gipuzkoa
Insignia de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro de Enfermería Avanza
Miembro de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN, A.C.
Miembro no numerario de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. (RSBAP)
Académico de número de la Academia de Ciencias de Enfermería de Bizkaia – Bizkaiko Erizaintza Zientzien Akademia. ACEB – BEZA
Insignia de Oro del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa 2019

No hay comentarios: