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1 Portada Florence Nightingale en la obra de Federico Rubio
Autora: Elena Santainés
Borredá (Ontinyent, 1989) es Enfermera Doctora por la Universidad de
Valencia. Su línea de investigación se encauza en la Historia de la Enfermería
Contemporánea en España, con enfoques basados en la heurística y la
hermenéutica. Su interés en la evolución de los cuidados se fundamenta en la
necesidad de investigar desde la perspectiva de género. Por ello, ha decidido
divulgar la presente obra, resultado de su Tesis Doctoral, como una reflexión
de la mujer-enfermera.
FOTO 2 Elena Santainés-Borredá
Elena Santainés Borredá publica en pro-Tesis de la Fundación Index de
Enfermería, su investigación más rompedora, que obligará a revisar los libros
de Historia de la Enfermería.
Un nuevo título acaba de
incorporarse a Pro-Tesis, la colección de monografías publicadas por la Fundación Index destinada a difundir
investigaciones de calidad en el campo de los Cuidados de Salud.
Se trata de la obra titulada “Florence Nightingale en la obra de
Federico Rubio”, cuya autora es la doctora Elena Santainés-Borredá,
profesora en la Facultat d’Infermeria i Podologia, de la Universidad de
Valencia, quien se adentra en el campo de la profesionalización de la
enfermería en la España Contemporánea, revisando, lo acaecido desde la primera
escuela fundada en nuestro país, en 1896.
Resumen
El Dr. Federico Rubio y Galí erigió
la Escuela de Enfermeras de Santa Isabel de Hungría, en su Instituto de
Terapéutica Operatoria del madrileño Hospital de la Princesa, siguiendo el
modelo instaurado años antes en Londres por Florence Nihgtingale. Así de rotunda
se plantea la tesis defendida en esta monografía en torno al nacimiento de la
institución educativa a finales del siglo XIX, cuestionando la creencia de que
fuese una idea exclusiva de su fundador.
FOTO 3 Dr. Federico Rubio y Galí
Utilizando
un diseño histórico –documental tan creativo como riguroso, la autora descubre
numerosas semejanzas entre los discursos de Rubio y los de Nightingale,
mostrando que la primera Escuela de Enfermeras de España se erige bajo las
mismas influencias Nightinguelianas que el resto de Europa, tomando los mismos
préstamos ideológicos.
No
existe el ectopismo institucional que creíamos. España no fue tan diferente. La
investigación de Elena Santainés restablece lo que parecía una discontinuidad
en la Historia de la Enfermería en nuestro País.
La
autora se doctoró con esta investigación, a la que dedicó varios años
transitando por una experiencia intelectual que le ha marcado. El contenido lo
testifica, pues deja entrever la pasión de una investigadora comprometida con
la causa de la verdad histórica. Y lo hace con un estilo pulcro, con una
estructura que supera los encorsetamientos de los textos académicos, pensando
para ser comprendido sin dificultad.
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4 Monumento al Dr. Federico Rubio y Galí en el Parque del Oeste de Madrid.
Escultor Miguel Blay. Fotógrafo Carlos Viñas
La Obra
Este
libro consta de 250 páginas distribuidas de la siguiente manera:
Prólogo
por Manuel Amezcua, Introducción. 1º El ambiente científico europeo en el siglo
XIX y su influencia en España. 2º La Enfermería en la Europa del siglo XIX: la
reforma de Florence Nightingale. 3º La Enfermería en la España Contemporánea:
La Escuela de Enfermeras de Federico Rubio y Galí. 4º Filosofía Nightingale de
Rubio y Galí en el Instituto de Terapéutica Operatoria (ITO). 5º Los principios
enfermeros de Nightingale en la Enfermería Española. 6º Contextualización de la
ideología Nightingale en la Escuela de Santa Isabel de Hungría. 7º Fuentes y
bibliografía.
Prólogo
El
Dr. Federico Rubio y Galí erigió la primera Escuela de Enfermeras de Santa
Isabel de Hungría, en su Instituto de Terapéutica Operatoria del madrileño
Hospital de la Princesa, siguiendo el modelo instaurado años antes en Londres
por Florence Nightingale. Así de rotunda se plantea la tesis defendida en esta
monografía.
El
profesor Manuel Amezcua, Catedrático
de Investigación en Cuidados de Salud, UCAM (Universidad Católica San Antonio,
Murcia), nos relataba en su prólogo que: en este libro la autora cuestiona una
afirmación especulativa muy extendida: que la primera escuela de enfermeras
fundada en España a finales del siglo XIX fue un acto espontáneo debido a la
voluntad de un prócer médico de la época: el cirujano gaditano Federico Rubio.
Los historiadores se dejaron llevar por la opinión de sus coetáneos y
biógrafos, que utilizaron el hecho para ensalzar aún más las virtudes del
fundador. De espaldas a las corrientes británicas, se prefirió rescatar algunos
de los principios de la tradición católica en la asistencia al enfermo como
acto de caridad, pero esta vez sin hábitos religiosos.
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5 Homenaje de las enfermeras de la Escuela de Santa Isabel de Hungría en el
monumento al Dr. Federico Rubio y Galí en el Parque del Oeste de Madrid. Foto cedida por la Fundación María Teresa
Miralles Sangro
Había
hechos objetivables bien conocidos que ponían en conexión a Rubio con
Nightingale que parecieron insuficientes como para suscitar preguntas. Que el
cirujano Rubio residiese en Londres en los años en que la enfermera británica
gozaba del mayor nivel de popularidad tras su gesta durante la Guerra de
Crimea, la misma que el propio médico había reconocido haberle influido tanto.
También mantuvo excelentes e intensas relaciones con sus homólogos del Hospital
St. Thomas, el mismo en el que Florence consolidaba su Escuela de Enfermeras.
La
Dra. Santainés investiga la creencia del no vínculo mediante un estudio
emblemático. No lo tenía fácil, pues partía de una ausencia de fuentes debido a
la destrucción del archivo de la Escuela de Enfermeras de Santa Isabel de
Hungría durante la Guerra Civil de 1936. Con enfoque de historia comparada
seleccionó textos básicos de Federico Rubio y de Florence Nightingale y con la
ayuda de un software específico de comparación de textos puso a relacionar
aquello que aparentemente está separado. Para superar el simplismo descriptivo,
introduce tres puntos de anclaje en su mochila intelectual: la teoría de
conexiones de Karinthi, el análisis histórico-crítico de las fuentes desde los
paralelismos discursivos y la interpretación del texto en su contexto,
siguiendo el giro de Gadamer. Como resultado, la investigación de Santainés
restablece lo que parecía una discontinuidad en la historia de la Enfermería en
nuestro país.
El
resultado no puede ser más plausible: un torrente de semejanzas en los
discursos de la dos personas estudiadas, muestran que la Primera Escuela de
Enfermeras en España se erige bajo las mismas influencias nightingalianas que
el resto de Europa, tomando los mismos préstamos ideológicos.
Siguiendo con las palabras de
Manuel Amezcua, la autora nos invita también en este libro a revisar con una
mirada diferente algunos de los hechos fundamentales que tanto influyeron de
forma determinante en el empuje de la enfermería profesional desde su encuentro
con la ciencia. Nos propone una nueva exploración desde el análisis profundo
del contexto en el que discurrieron. El caso de Nightingale y sus relaciones
con los padres de la asepsia o de la microbiología puede ser emblemático en
este sentido.
Introducción
En la Introducción de su libro,
Elena Santainés-Borredá expone de forma detallada la metodología empleada para
la investigación, siendo un pilar fundamental para la correcta ejecución y la
obtención de resultados. Describe cómo se procedió a realizar un análisis
conceptual enfermero de las fuentes primarias escogidas sobre Florence
Nightingale y Federico Rubio y Galí, apoyadas del análisis documental previo,
para volver a considerarlas desde una perspectiva crítica histórica de los
datos narrados en primera persona; siendo capaz de descubrir y explicitar el
contenido implícito de los distintos textos. Sobre todo, se intentaba captar lo
universal en lo particular, llegando al verdadero origen y esencia de las ideas
enfermeras de Rubio y Galí. Con este método, se pretendió que todos los
fragmentos del texto seleccionados ofrecieran ideas coherentes y completas y
que no fuesen extraídos de su contexto en la totalidad de la obra, a pesar de
considerarlos individualmente para el estudio.
Al
mismo tiempo, y con la finalidad de responder a todas las preguntas que se
plantean en la investigación, se requería reflexionar acerca de algunos de los
problemas coetáneos, como pudiesen ser la distinción de género y clase social.
Evidentemente, para ello, se trabajó con el desarrollo teórico del inicio de la
monografía, en donde se describieron las características externas de una época
histórica y de unos personajes concretos relacionados con la materia de la
investigación (los avances en higiene, infección, teoría de la etiología de la
enfermedad, Lister, Pasteur, Koch, etc.); los aspectos relevantes acordes a la
disciplina enfermera y descubrimientos científicos de la época en general,
temporalidades y logros profesionales y políticos. Obteniendo interesantes resultados
en términos de análisis contextual.
FOTO 6 Portada del libro y autora
del mismo Elena Santainés Borredá
La
creación de los Laboratorios Químicos
Municipales se enmarca en el desarrollo que sufre el concepto y la praxis
de la “Higiene Pública” a partir de los años centrales del siglo XIX, pasando a
convertirse en una disciplina experimental, basada en los métodos estadísticos
y en el desarrollo de la Bacteriología, nueva ciencia que arranca de la obra de
Pasteur y Koch; en definitiva, de la doctrina etiopatogénica de la enfermedad
que, junto a la mentalidad anatomoclínica y fisiopatológica, cambian por
completo el quehacer médico, alumbrando un nuevo estilo en el tratamiento de
las enfermedades, basado en criterios científicos.
Las contribuciones de
Pasteur, Lister y Koch en España, según la autora:
1867.-
Primeros análisis clínicos en el Ayuntamiento de Barcelona para indagar sobre
un fraude alimenticio, basándose en los postulados de Koch.
1872.-
Federico Rubio y Galí publica el primer trabajo relacionado con la Antisepsia,
pero con algunas modificaciones con respecto al método de Lister.
1873
– 1874.- Facultad de Medicina de Granada, el cirujano Juan Creus Manso implanta
el método Lister.
1878.-
Primer Laboratorio Municipal de Química en Madrid (Koch).
1878
– 1879.- En la Facultad de Medicina de Madrid se formaron cirujanos que
reflejaron en sus historias clínicas el empleo del método Lister.
Década
de los 70.- Federico Rubio y Galí publicó los descubrimientos de Pasteur en la
revista Siglo Médico.
1880.-
Cura antiséptica expuesta según el método Lister, en Sevilla. Primera obra de
Lister traducida por Emilio Reina Martín y Gonzalo Angula Laguna.
1880.-
Fundación del ITO por Federico Rubioyi Galí con la aplicación del método Lister
en las salas quirúrgicas.
1880.-
Guía práctica para la cura de heridas y aplicaciones del método antiséptico de
Salvador Cardenal (Lister).
1881.-
En Valencia se configuró el Primer Laboratorio Universitario de Química, en
manos de Monserrat i Riutort (Koch).
1882.-
Creación de un Cuerpo Municipal de Higiene y Salubridad, por Peset i Cervera
(Koch).
1882.-
Aguilar y Lara publicó Lister y Guérin. La nueva cirugía antiséptica.
1884.-
Amalio Gimeno tradujo la obra de Koch al español.
1885.-
Epidemia de Cólera en Valencia, inmunización mediante vacuna, por Jaime Ferrán
y Clúa, bacteriólogo catalán estudio de Pasteur.
1886.-
Primer Laboratorio Municipal de Microbiología en Barcelona, destinado a la
aplicación de la vacuna antirrábica (Koch).
1887.-
Laboratorio Químico Municipal de San Sebastián, ubicado en el Mercado de San
Martín.
1891.-
Enrique Ferrer Viñerta incluyó el método Lister dentro de los cursos de clínica
quirúrgica en la Facultad de Medicina de Valencia (Lister).
1892.-
Salvador Cardenal, colaboró con Ramón y Cajal en la primera aplicación práctica
del método Lister.
1911.-
Epidemia del cólera. Una de las primeras aplicaciones de la hipótesis
etiológica de Koch en España.
1918.-
Pandemia de la mal llamada gripe española. Una de las primeras aplicaciones de
la hipótesis etiológica de Koch en España.
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7 Enfermeras de la Escuela Nightingale del Hospital Santo Tomás de Londres. Museo Nightingale, 1860
El Higienismo en Europa
y España
La
corriente higienista, conocida mejor dicho como “Medicina o Salud Pública”,
tuvo sus inicios en Europa con el médico vienés Johan Peter Frank. Trabajó por
la regulación de temas como el saneamiento público, el suministro de agua, la
salud de las madres y niños, control de la prostitución, a través de una
conferencia titulada: “La miseria del pueblo, madre de enfermedades” y
presentada en la Escuela de Medicina de la Universidad de Pavía en 1790.
La
corriente higienista en España estuvo representada por médicos promotores de
esta tendencia durante la primera mitad del siglo XIX. Destacar a Mateo Seoane
Sobral, investigador y estudioso de la epidemia del cólera en Europa y sabedor
de los ambientes higienistas de la segunda y tercera década del siglo XIX.
También Pedro Felipe Monlau y Roca que publicó sobre temas como la higiene
matrimonial, la higiene pública, las condiciones de vida de las clases
desfavorecidas, etc.
En
las décadas posteriores sobresale Juan Giné Partagás que trabajó sobre la
higiene industrial, rural y urbana: viviendas, cárceles, escuelas, mataderos,
etc.; higiene militar y naval, así como los aspectos relacionados con la
prostitución y el contagio por las enfermedades venéreas.
Florence Nightingale
debió de tener un mínimo conocimiento de todo lo relacionado con la salubridad
de las casas y hospitales, puesto que consideraba prioritaria la docencia
relacionada con la “Salud urbana”. Recordar que, aprovechando su condición
social, viajó de joven a muchos países europeos, teniendo la oportunidad de
observar las condiciones de las viviendas, espacios públicos y hospitales, así
como los estilos de vida de distintas clases sociales, además de la forma de
cuidar a los enfermos.
Entre
tantos viajes y destinos, pudiese coincidir con los partidarios de la corriente
higienista y conocer sus principios. Es por ello que el Higienismo y la
Enfermería de Florence Nightingale no resultan etapas aisladas, sino
dependientes una de la otra e incluso fusionadas para la obtención de un mismo
fin: “la salud del ciudadano”.
La reforma de Florence
Nightingale
Los
grandes cambios en la concepción de la enfermería empezaron a acontecer en el
siglo XIX, partiendo de diferentes directrices entre los cuidadores: civiles,
religiosas, clases aristocráticas, etc.
Entre
el ideario de Elisabeth Fry,
mencionar una propuesta: el que las mujeres bondadosas pueden ser buenas
enfermeras sin necesidad de afiliarse o pertenecer a ninguna orden religiosa, y
que eran merecedoras de una remuneración.
FOTO 8 La reformadora de la prisión
Elizabeth Fry, mejoró enormemente las condiciones para las mujeres detenidas en
la famosa prisión de Newgate en Inglaterra
Elisabeth
Fry funda una sociedad de enfermería
domiciliaria, la “Sociedad de Hermanas
Protestantes de la Caridad” o también llamadas “Instituto de las Hermanas Enfermeras Bishopgate” en 1840, con la
ayuda de su hermano y de su hija. El objetivo de su enseñanza, tanto teórica
como práctica, fue formar a mujeres en los cuidados y atención de las
necesidades mediante estancias formativas en el Guy´s Hospital de Londres. La
mayor parte de las alumnas se especializaron en la atención domiciliaria, sin
dejar de lado su dedicación a visitar a las presas en las cárceles.
El
cambio trascendental llegó con la propuesta del pastor de la iglesia luterana
Theodor Fliedner, pionero en crear una Asociación de Enfermeras Visitadoras en
la primera mitad del siglo XIX. Su labor dentro del ámbito social comenzó con
la fundación de la Asociación de Prisiones Alemanas, cuyo nombre original fue
Rheinisch Westfalischer Gefangnisverein en 1826.
Durante
un largo tiempo estuvo analizando diversas instituciones públicas, escuelas,
hospitales, casas de la caridad y cárceles.
Con
todo ello, plantea una reforma en las cárceles de Alemania, así como la
preparación de diaconisas que se dedicasen a resolver los déficits en
educación, que asistiesen a los pobres y prestasen atención y cuidados a los
más necesitados.
Crea
junto a su esposa Friederike Münster un pequeño refugio para presos liberados
en 1833. Este fue el comienzo y uno de los elementos que formaron el Instituto
creado años después por el matrimonio Fliedner.
En
1836 se inaugura el “Instituto de
Diaconisas de Kaiserswerth” a través de la apertura de un nuevo hospital
que incluye una “Escuela de Formación
para Enfermeras Diaconisas”. En ella se preparaba a las enfermeras, siendo
siete el número de enfermeras que se presentaron en el primer curso.
Entre
las condiciones exigidas para acceder a la Escuela Fliedner se debía tener una
edad mínima de 18 años, presentar una carta de buena moral escrita por un
ministro de la Iglesia, otra de buena salud certificada por un médico y una
limitación de dinero para gastos personales. No era necesario realizar votos
religiosos, solamente prometer trabajar por Cristo y seguirle, atendiendo a los
más pobres y enfermos y a todo el que reclamase su ayuda. No recibían ninguna
clase de sueldo, pero eran cuidadas de por vida. Debían de tener un nivel de
formación elevado.
El
programa de formación de esta Escuela de Enfermeras Diaconisas se configuraba
en la enseñanza de una Enfermería dedicada al cuidado o al magisterio/docencia,
con una duración de tres años y un periodo de prueba de entre tres meses y un
año de duración.
La
formación de las enfermeras se fundaba en tres áreas básicas: Enfermería
hospitalaria con prácticas clínicas rotativas por diferentes áreas del
hospital como salas de hombres, salas de mujeres, niños, salas dedicadas a los
enfermos contagiosos, convalecientes, dementes y diaconisas enfermas; Enfermería
domiciliaria con enseñanza teórico-práctica sobre el cuidado de los
enfermos, especialmente la higiene del cuerpo y de su ambiente, incluyendo
conferencias, consejos y conocimientos en farmacología, además también se
distribuían las tareas domésticas. Y Enfermería de educación; en cuanto
al programa de formación de las enfermeras destinadas a la educación,
estudiaban nociones de ética y moral, doctrina religiosa, aritmética elemental,
gramática básica y nociones sobre urbanidad.
FOTO 9 Theodore
Fliedner y Friederike Münster (Diaconisa)
Desde
sus comienzos esta organización del Instituto fue llevada por Friederike
Münster de forma sistemática; se dividieron las salas de hombres, de mujeres y
de niños, con una diaconisa en cada una de ellas. En el caso de los hombres
había una ordenanza que los atendía bajo la propia dirección de Münster.
La
limpieza de la casa y las tareas domésticas como la cocina, lavado y cuidado de
la ropa, se llevaban a cabo por las diaconisas distribuyéndolas por turnos.
También tenían que cuidar los jardines alrededor del Instituto y Escuela.
Su
uniforme consistía en una sencilla bata de algodón azul oscuro con un cuello y
cofia de muselina, que cambiaba a negra los domingos, se acompañaba con un
delantal blanco y un gran cuello de velo. En la cabeza llevaban una cofia de
muselina blanca con un volante alrededor del rostro, atado por debajo de la
barbilla con un lazo blanco. Para salir al exterior se colocaban largos mantos
y tocas negras atadas con cordones blancos por encima de la cofia.
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10 Cartel a la memoria de Florence Nightingale, 1856
La unión de Florence y
Federico en sus Escuelas
La
filosofía e ideología relacionada con la administración y organización
sanitaria de Nightingale tuvo una considerable trascendencia tanto en
Inglaterra como en otros países. Y también llegó a España por la mediación de
Federico Rubio y Galí. Este médico conoce la necesidad de crear una Escuela de
Enfermeras donde puedan recibir instrucción teórica y práctica adecuada cuantas
jóvenes lo deseen, con internado suficiente hospitalario, para la práctica
simultánea hasta el dominio de la técnica; esta es la creación de la Escuela de
Enfermeras de Santa Isabel de Hungría, aneja al Instituto de Terapéutica
Operatoria. Sus fundamentos pueden encontrase en Inglaterra, pero el inicio de
este progreso sanitario en España se lo debemos al doctor Federico Rubio.
También
se le puede atribuir a dicha figura como el creador o el precursor en España
del cuerpo de enfermeras de la Cruz Roja: “No
así el otro; el admirable de la Escuela de Enfermeras de Santa Isabel de
Hungría. Mucho han contribuido, no cabe duda, al desarrollo e incremento que
hoy ha tomado la Corporación de Señoras Enfermeras de la Cruz Roja, las
necesidades de la guerra mundial última, y el alto espíritu organizador del
Comité Internacional de aquélla; pero, yo creo, que sobre todo en España, ha
influido grandemente en dicho desarrollo el modelo de tan fecundos resultados
prácticos, creación del doctor Federico Rubio”.
En
aquella España ya pasada hay que destacar la figura de Concepción Arenal, mujer ilustrada del siglo XIX. Fue escritora y
activista social, destacando su libro “La
enfermera de los pobres”. Fue contemporánea de Nightingale y Rubio.
Recordamos
las palabras de Nightingale que ella definía que la “Enfermera” requiere de
tres acciones: observación, reflexión y formación.
En
una publicación en 1904 del Heraldo de Madrid, se podía leer lo
siguiente: “Estas enfermeras son dignas
del aprecio de todos, por su misión humanitaria; no tienen sueldo ni esperan
nada; hacen el bien por el bien mismo. Sólo, al final, reciben un título, que
utilizan para sus trabajos particulares, que es lo menos que el Instituto y su
Escuela las puede dar. Recluidas en el establecimiento durante tres largos
años, sin cabello, que se cortan al ingresar, con humildes alpargatas abiertas
y las piernas desnudas, bajo su traje de rayadillo, limpias como nadie, para el
mejor éxito de las operaciones, con estudios científicos que durante los cursos
tienen la obligación y el deber de darles los profesores, realizan por sí solas
curas admirables, que con el complemento de los difíciles trabajos operatorios
llevados a efecto por el cultísimo profesorado del Instituto” (Compañero de
caza de Don Federico, 1904, pp. 7).
“La más estrecha regla conventual no se
impone con mayor dureza a las enclaustradas que el reglamento a las enfermeras
del Instituto. Han de obedecer sin réplica las órdenes que corresponden a los
deberes de su penoso cargo. No han de entablar conversaciones, limitándose a
contestas sí o no cuando sean interrogadas. Han de guardar el decoro propio y
tratar con el mayor respeto a los enfermos, a sus compañeras y a sus
superiores. Han de abstenerse de visitas, salidas del Hospital, relaciones
exteriores, correspondencias, noviazgos y tocar moneda. Las he visto entregadas
al cumplimiento de su misión con fervores de penitentes y amor filial para los
hospitalizados” (Saint-Aubin, 1915).
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11 Retrato de Florence Nightingale 1840
Conclusiones
La
autora defiende esa lucha por “historiar” la realidad, fuera de la “empresa del
conocimiento mitificado”. Ella misma afirma que el primer gran paso en todo
este entramado de gran complejidad, es la toma de conciencia y voluntad. Pero
no de cualquier manera, sino mediante fundamentos que puedan ser demostrados y
razonados de forma lógica, crítica y reflexiva. Este será el comienzo asegurado
a los raíles del ferrocarril en que queramos subirnos: o bien rumbo a la
historia ya escrita y asimilada por muchos, o bien rumbo a la historia de una
Enfermería supeditada al anclaje social.
Un
anclaje que ha servido de barrera para conocer la verdad de aquellas personas
luchadoras, que actualmente con sus escritos están demostrando cuán lejos puede
llegar su capacidad de adaptación, en cualquier momento, clase y circunstancia.
Siendo Florence Nightingale solo un ejemplo de tantos que quedan por investigar
en la Historia de la Enfermeria; no sólo en la edad contemporánea, sino en todo
el trayecto de su larga evolución.
Naturalmente hablo de la mujer
– enfermera.
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12 Enfermeras de la Escuela Nightingale del Hospital Santo Tomás de Londres. Museo Nightingale, 1880
Los suscriptores a la fundación
podrán acceder a ella a través del siguiente enlace: http://ciberindex.com/c/proT/pt20091
También se puede adquirir el
ejemplar impreso a través de la siguiente dirección: http://fundacionindex.com/?product=florence-nightingale-en-la-obra-de-federico-rubio
Bibliografía
Elena Santainés Borredá. Florence Nightingale
en la obra de Federico Rubio. INDEX PRO-TESIS 1. Fundación Index, 2019. ISBN:
978-84-09-17372-3. Depósito legal: GR 11-2020
Manuel Solórzano Sánchez
Graduado en
Enfermería. Osakidetza, Hospital Universitario Donostia, Gipuzkoa
Insignia
de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro de
Enfermería Avanza
Miembro de Eusko
Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la
Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la
Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro
Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en
México AHFICEN, A.C.
Miembro no
numerario de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. (RSBAP)
Académico
de número de la Academia de Ciencias de Enfermería de Bizkaia –
Bizkaiko Erizaintza Zientzien Akademia. ACEB – BEZA
Insignia
de Oro del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa 2019
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