viernes, 6 de marzo de 2020

FLORENCE NIGHTINGALE EN LA OBRA DE FEDERICO RUBIO


 
FOTO 1 Portada Florence Nightingale en la obra de Federico Rubio

Autora: Elena Santainés Borredá (Ontinyent, 1989) es Enfermera Doctora por la Universidad de Valencia. Su línea de investigación se encauza en la Historia de la Enfermería Contemporánea en España, con enfoques basados en la heurística y la hermenéutica. Su interés en la evolución de los cuidados se fundamenta en la necesidad de investigar desde la perspectiva de género. Por ello, ha decidido divulgar la presente obra, resultado de su Tesis Doctoral, como una reflexión de la mujer-enfermera.

FOTO 2 Elena Santainés-Borredá

Elena Santainés Borredá publica en pro-Tesis de la Fundación Index de Enfermería, su investigación más rompedora, que obligará a revisar los libros de Historia de la Enfermería.

Un nuevo título acaba de incorporarse a Pro-Tesis, la colección de monografías publicadas por la Fundación Index destinada a difundir investigaciones de calidad en el campo de los Cuidados de Salud.

Se trata de la obra titulada “Florence Nightingale en la obra de Federico Rubio”, cuya autora es la doctora Elena Santainés-Borredá, profesora en la Facultat d’Infermeria i Podologia, de la Universidad de Valencia, quien se adentra en el campo de la profesionalización de la enfermería en la España Contemporánea, revisando, lo acaecido desde la primera escuela fundada en nuestro país, en 1896.

Resumen
El Dr. Federico Rubio y Galí erigió la Escuela de Enfermeras de Santa Isabel de Hungría, en su Instituto de Terapéutica Operatoria del madrileño Hospital de la Princesa, siguiendo el modelo instaurado años antes en Londres por Florence Nihgtingale. Así de rotunda se plantea la tesis defendida en esta monografía en torno al nacimiento de la institución educativa a finales del siglo XIX, cuestionando la creencia de que fuese una idea exclusiva de su fundador.

FOTO 3 Dr. Federico Rubio y Galí

Utilizando un diseño histórico –documental tan creativo como riguroso, la autora descubre numerosas semejanzas entre los discursos de Rubio y los de Nightingale, mostrando que la primera Escuela de Enfermeras de España se erige bajo las mismas influencias Nightinguelianas que el resto de Europa, tomando los mismos préstamos ideológicos.

No existe el ectopismo institucional que creíamos. España no fue tan diferente. La investigación de Elena Santainés restablece lo que parecía una discontinuidad en la Historia de la Enfermería en nuestro País.

La autora se doctoró con esta investigación, a la que dedicó varios años transitando por una experiencia intelectual que le ha marcado. El contenido lo testifica, pues deja entrever la pasión de una investigadora comprometida con la causa de la verdad histórica. Y lo hace con un estilo pulcro, con una estructura que supera los encorsetamientos de los textos académicos, pensando para ser comprendido sin dificultad.

FOTO 4 Monumento al Dr. Federico Rubio y Galí en el Parque del Oeste de Madrid. Escultor Miguel Blay. Fotógrafo Carlos Viñas

La Obra

Este libro consta de 250 páginas distribuidas de la siguiente manera:

Prólogo por Manuel Amezcua, Introducción. 1º El ambiente científico europeo en el siglo XIX y su influencia en España. 2º La Enfermería en la Europa del siglo XIX: la reforma de Florence Nightingale. 3º La Enfermería en la España Contemporánea: La Escuela de Enfermeras de Federico Rubio y Galí. 4º Filosofía Nightingale de Rubio y Galí en el Instituto de Terapéutica Operatoria (ITO). 5º Los principios enfermeros de Nightingale en la Enfermería Española. 6º Contextualización de la ideología Nightingale en la Escuela de Santa Isabel de Hungría. 7º Fuentes y bibliografía.

Prólogo
El Dr. Federico Rubio y Galí erigió la primera Escuela de Enfermeras de Santa Isabel de Hungría, en su Instituto de Terapéutica Operatoria del madrileño Hospital de la Princesa, siguiendo el modelo instaurado años antes en Londres por Florence Nightingale. Así de rotunda se plantea la tesis defendida en esta monografía.

El profesor Manuel Amezcua, Catedrático de Investigación en Cuidados de Salud, UCAM (Universidad Católica San Antonio, Murcia), nos relataba en su prólogo que: en este libro la autora cuestiona una afirmación especulativa muy extendida: que la primera escuela de enfermeras fundada en España a finales del siglo XIX fue un acto espontáneo debido a la voluntad de un prócer médico de la época: el cirujano gaditano Federico Rubio. Los historiadores se dejaron llevar por la opinión de sus coetáneos y biógrafos, que utilizaron el hecho para ensalzar aún más las virtudes del fundador. De espaldas a las corrientes británicas, se prefirió rescatar algunos de los principios de la tradición católica en la asistencia al enfermo como acto de caridad, pero esta vez sin hábitos religiosos.

FOTO 5 Homenaje de las enfermeras de la Escuela de Santa Isabel de Hungría en el monumento al Dr. Federico Rubio y Galí en el Parque del Oeste de Madrid. Foto cedida por la Fundación María Teresa Miralles Sangro

Había hechos objetivables bien conocidos que ponían en conexión a Rubio con Nightingale que parecieron insuficientes como para suscitar preguntas. Que el cirujano Rubio residiese en Londres en los años en que la enfermera británica gozaba del mayor nivel de popularidad tras su gesta durante la Guerra de Crimea, la misma que el propio médico había reconocido haberle influido tanto. También mantuvo excelentes e intensas relaciones con sus homólogos del Hospital St. Thomas, el mismo en el que Florence consolidaba su Escuela de Enfermeras.

La Dra. Santainés investiga la creencia del no vínculo mediante un estudio emblemático. No lo tenía fácil, pues partía de una ausencia de fuentes debido a la destrucción del archivo de la Escuela de Enfermeras de Santa Isabel de Hungría durante la Guerra Civil de 1936. Con enfoque de historia comparada seleccionó textos básicos de Federico Rubio y de Florence Nightingale y con la ayuda de un software específico de comparación de textos puso a relacionar aquello que aparentemente está separado. Para superar el simplismo descriptivo, introduce tres puntos de anclaje en su mochila intelectual: la teoría de conexiones de Karinthi, el análisis histórico-crítico de las fuentes desde los paralelismos discursivos y la interpretación del texto en su contexto, siguiendo el giro de Gadamer. Como resultado, la investigación de Santainés restablece lo que parecía una discontinuidad en la historia de la Enfermería en nuestro país.

El resultado no puede ser más plausible: un torrente de semejanzas en los discursos de la dos personas estudiadas, muestran que la Primera Escuela de Enfermeras en España se erige bajo las mismas influencias nightingalianas que el resto de Europa, tomando los mismos préstamos ideológicos.

Siguiendo con las palabras de Manuel Amezcua, la autora nos invita también en este libro a revisar con una mirada diferente algunos de los hechos fundamentales que tanto influyeron de forma determinante en el empuje de la enfermería profesional desde su encuentro con la ciencia. Nos propone una nueva exploración desde el análisis profundo del contexto en el que discurrieron. El caso de Nightingale y sus relaciones con los padres de la asepsia o de la microbiología puede ser emblemático en este sentido.

Introducción
En la Introducción de su libro, Elena Santainés-Borredá expone de forma detallada la metodología empleada para la investigación, siendo un pilar fundamental para la correcta ejecución y la obtención de resultados. Describe cómo se procedió a realizar un análisis conceptual enfermero de las fuentes primarias escogidas sobre Florence Nightingale y Federico Rubio y Galí, apoyadas del análisis documental previo, para volver a considerarlas desde una perspectiva crítica histórica de los datos narrados en primera persona; siendo capaz de descubrir y explicitar el contenido implícito de los distintos textos. Sobre todo, se intentaba captar lo universal en lo particular, llegando al verdadero origen y esencia de las ideas enfermeras de Rubio y Galí. Con este método, se pretendió que todos los fragmentos del texto seleccionados ofrecieran ideas coherentes y completas y que no fuesen extraídos de su contexto en la totalidad de la obra, a pesar de considerarlos individualmente para el estudio.

Al mismo tiempo, y con la finalidad de responder a todas las preguntas que se plantean en la investigación, se requería reflexionar acerca de algunos de los problemas coetáneos, como pudiesen ser la distinción de género y clase social. Evidentemente, para ello, se trabajó con el desarrollo teórico del inicio de la monografía, en donde se describieron las características externas de una época histórica y de unos personajes concretos relacionados con la materia de la investigación (los avances en higiene, infección, teoría de la etiología de la enfermedad, Lister, Pasteur, Koch, etc.); los aspectos relevantes acordes a la disciplina enfermera y descubrimientos científicos de la época en general, temporalidades y logros profesionales y políticos. Obteniendo interesantes resultados en términos de análisis contextual.

FOTO 6 Portada del libro y autora del mismo Elena Santainés Borredá

La creación de los Laboratorios Químicos Municipales se enmarca en el desarrollo que sufre el concepto y la praxis de la “Higiene Pública” a partir de los años centrales del siglo XIX, pasando a convertirse en una disciplina experimental, basada en los métodos estadísticos y en el desarrollo de la Bacteriología, nueva ciencia que arranca de la obra de Pasteur y Koch; en definitiva, de la doctrina etiopatogénica de la enfermedad que, junto a la mentalidad anatomoclínica y fisiopatológica, cambian por completo el quehacer médico, alumbrando un nuevo estilo en el tratamiento de las enfermedades, basado en criterios científicos.

Las contribuciones de Pasteur, Lister y Koch en España, según la autora:

1867.- Primeros análisis clínicos en el Ayuntamiento de Barcelona para indagar sobre un fraude alimenticio, basándose en los postulados de Koch.

1872.- Federico Rubio y Galí publica el primer trabajo relacionado con la Antisepsia, pero con algunas modificaciones con respecto al método de Lister.

1873 – 1874.- Facultad de Medicina de Granada, el cirujano Juan Creus Manso implanta el método Lister.

1878.- Primer Laboratorio Municipal de Química en Madrid (Koch).

1878 – 1879.- En la Facultad de Medicina de Madrid se formaron cirujanos que reflejaron en sus historias clínicas el empleo del método Lister.

Década de los 70.- Federico Rubio y Galí publicó los descubrimientos de Pasteur en la revista Siglo Médico.

1880.- Cura antiséptica expuesta según el método Lister, en Sevilla. Primera obra de Lister traducida por Emilio Reina Martín y Gonzalo Angula Laguna.

1880.- Fundación del ITO por Federico Rubioyi Galí con la aplicación del método Lister en las salas quirúrgicas.

1880.- Guía práctica para la cura de heridas y aplicaciones del método antiséptico de Salvador Cardenal (Lister).

1881.- En Valencia se configuró el Primer Laboratorio Universitario de Química, en manos de Monserrat i Riutort (Koch).

1882.- Creación de un Cuerpo Municipal de Higiene y Salubridad, por Peset i Cervera (Koch).

1882.- Aguilar y Lara publicó Lister y Guérin. La nueva cirugía antiséptica.

1884.- Amalio Gimeno tradujo la obra de Koch al español.

1885.- Epidemia de Cólera en Valencia, inmunización mediante vacuna, por Jaime Ferrán y Clúa, bacteriólogo catalán estudio de Pasteur.

1886.- Primer Laboratorio Municipal de Microbiología en Barcelona, destinado a la aplicación de la vacuna antirrábica (Koch).

1887.- Laboratorio Químico Municipal de San Sebastián, ubicado en el Mercado de San Martín.

1891.- Enrique Ferrer Viñerta incluyó el método Lister dentro de los cursos de clínica quirúrgica en la Facultad de Medicina de Valencia (Lister).

1892.- Salvador Cardenal, colaboró con Ramón y Cajal en la primera aplicación práctica del método Lister.

1911.- Epidemia del cólera. Una de las primeras aplicaciones de la hipótesis etiológica de Koch en España.

1918.- Pandemia de la mal llamada gripe española. Una de las primeras aplicaciones de la hipótesis etiológica de Koch en España.

FOTO 7 Enfermeras de la Escuela Nightingale del Hospital Santo Tomás de Londres. Museo Nightingale, 1860

El Higienismo en Europa y España
La corriente higienista, conocida mejor dicho como “Medicina o Salud Pública”, tuvo sus inicios en Europa con el médico vienés Johan Peter Frank. Trabajó por la regulación de temas como el saneamiento público, el suministro de agua, la salud de las madres y niños, control de la prostitución, a través de una conferencia titulada: “La miseria del pueblo, madre de enfermedades” y presentada en la Escuela de Medicina de la Universidad de Pavía en 1790.

La corriente higienista en España estuvo representada por médicos promotores de esta tendencia durante la primera mitad del siglo XIX. Destacar a Mateo Seoane Sobral, investigador y estudioso de la epidemia del cólera en Europa y sabedor de los ambientes higienistas de la segunda y tercera década del siglo XIX. También Pedro Felipe Monlau y Roca que publicó sobre temas como la higiene matrimonial, la higiene pública, las condiciones de vida de las clases desfavorecidas, etc.

En las décadas posteriores sobresale Juan Giné Partagás que trabajó sobre la higiene industrial, rural y urbana: viviendas, cárceles, escuelas, mataderos, etc.; higiene militar y naval, así como los aspectos relacionados con la prostitución y el contagio por las enfermedades venéreas.

Florence Nightingale debió de tener un mínimo conocimiento de todo lo relacionado con la salubridad de las casas y hospitales, puesto que consideraba prioritaria la docencia relacionada con la “Salud urbana”. Recordar que, aprovechando su condición social, viajó de joven a muchos países europeos, teniendo la oportunidad de observar las condiciones de las viviendas, espacios públicos y hospitales, así como los estilos de vida de distintas clases sociales, además de la forma de cuidar a los enfermos.

Entre tantos viajes y destinos, pudiese coincidir con los partidarios de la corriente higienista y conocer sus principios. Es por ello que el Higienismo y la Enfermería de Florence Nightingale no resultan etapas aisladas, sino dependientes una de la otra e incluso fusionadas para la obtención de un mismo fin: “la salud del ciudadano”.

La reforma de Florence Nightingale
Los grandes cambios en la concepción de la enfermería empezaron a acontecer en el siglo XIX, partiendo de diferentes directrices entre los cuidadores: civiles, religiosas, clases aristocráticas, etc.

Entre el ideario de Elisabeth Fry, mencionar una propuesta: el que las mujeres bondadosas pueden ser buenas enfermeras sin necesidad de afiliarse o pertenecer a ninguna orden religiosa, y que eran merecedoras de una remuneración.

FOTO 8 La reformadora de la prisión Elizabeth Fry, mejoró enormemente las condiciones para las mujeres detenidas en la famosa prisión de Newgate en Inglaterra

Elisabeth Fry funda una sociedad de enfermería domiciliaria, la “Sociedad de Hermanas Protestantes de la Caridad” o también llamadas “Instituto de las Hermanas Enfermeras Bishopgate” en 1840, con la ayuda de su hermano y de su hija. El objetivo de su enseñanza, tanto teórica como práctica, fue formar a mujeres en los cuidados y atención de las necesidades mediante estancias formativas en el Guy´s Hospital de Londres. La mayor parte de las alumnas se especializaron en la atención domiciliaria, sin dejar de lado su dedicación a visitar a las presas en las cárceles.

El cambio trascendental llegó con la propuesta del pastor de la iglesia luterana Theodor Fliedner, pionero en crear una Asociación de Enfermeras Visitadoras en la primera mitad del siglo XIX. Su labor dentro del ámbito social comenzó con la fundación de la Asociación de Prisiones Alemanas, cuyo nombre original fue Rheinisch Westfalischer Gefangnisverein en 1826.

Durante un largo tiempo estuvo analizando diversas instituciones públicas, escuelas, hospitales, casas de la caridad y cárceles.

Con todo ello, plantea una reforma en las cárceles de Alemania, así como la preparación de diaconisas que se dedicasen a resolver los déficits en educación, que asistiesen a los pobres y prestasen atención y cuidados a los más necesitados.

Crea junto a su esposa Friederike Münster un pequeño refugio para presos liberados en 1833. Este fue el comienzo y uno de los elementos que formaron el Instituto creado años después por el matrimonio Fliedner.

En 1836 se inaugura el “Instituto de Diaconisas de Kaiserswerth” a través de la apertura de un nuevo hospital que incluye una “Escuela de Formación para Enfermeras Diaconisas”. En ella se preparaba a las enfermeras, siendo siete el número de enfermeras que se presentaron en el primer curso.

Entre las condiciones exigidas para acceder a la Escuela Fliedner se debía tener una edad mínima de 18 años, presentar una carta de buena moral escrita por un ministro de la Iglesia, otra de buena salud certificada por un médico y una limitación de dinero para gastos personales. No era necesario realizar votos religiosos, solamente prometer trabajar por Cristo y seguirle, atendiendo a los más pobres y enfermos y a todo el que reclamase su ayuda. No recibían ninguna clase de sueldo, pero eran cuidadas de por vida. Debían de tener un nivel de formación elevado.

El programa de formación de esta Escuela de Enfermeras Diaconisas se configuraba en la enseñanza de una Enfermería dedicada al cuidado o al magisterio/docencia, con una duración de tres años y un periodo de prueba de entre tres meses y un año de duración.

La formación de las enfermeras se fundaba en tres áreas básicas: Enfermería hospitalaria con prácticas clínicas rotativas por diferentes áreas del hospital como salas de hombres, salas de mujeres, niños, salas dedicadas a los enfermos contagiosos, convalecientes, dementes y diaconisas enfermas; Enfermería domiciliaria con enseñanza teórico-práctica sobre el cuidado de los enfermos, especialmente la higiene del cuerpo y de su ambiente, incluyendo conferencias, consejos y conocimientos en farmacología, además también se distribuían las tareas domésticas. Y Enfermería de educación; en cuanto al programa de formación de las enfermeras destinadas a la educación, estudiaban nociones de ética y moral, doctrina religiosa, aritmética elemental, gramática básica y nociones sobre urbanidad.

FOTO 9 Theodore Fliedner y Friederike Münster (Diaconisa)

Desde sus comienzos esta organización del Instituto fue llevada por Friederike Münster de forma sistemática; se dividieron las salas de hombres, de mujeres y de niños, con una diaconisa en cada una de ellas. En el caso de los hombres había una ordenanza que los atendía bajo la propia dirección de Münster.

La limpieza de la casa y las tareas domésticas como la cocina, lavado y cuidado de la ropa, se llevaban a cabo por las diaconisas distribuyéndolas por turnos. También tenían que cuidar los jardines alrededor del Instituto y Escuela.

Su uniforme consistía en una sencilla bata de algodón azul oscuro con un cuello y cofia de muselina, que cambiaba a negra los domingos, se acompañaba con un delantal blanco y un gran cuello de velo. En la cabeza llevaban una cofia de muselina blanca con un volante alrededor del rostro, atado por debajo de la barbilla con un lazo blanco. Para salir al exterior se colocaban largos mantos y tocas negras atadas con cordones blancos por encima de la cofia.

FOTO 10 Cartel a la memoria de Florence Nightingale, 1856

La unión de Florence y Federico en sus Escuelas
La filosofía e ideología relacionada con la administración y organización sanitaria de Nightingale tuvo una considerable trascendencia tanto en Inglaterra como en otros países. Y también llegó a España por la mediación de Federico Rubio y Galí. Este médico conoce la necesidad de crear una Escuela de Enfermeras donde puedan recibir instrucción teórica y práctica adecuada cuantas jóvenes lo deseen, con internado suficiente hospitalario, para la práctica simultánea hasta el dominio de la técnica; esta es la creación de la Escuela de Enfermeras de Santa Isabel de Hungría, aneja al Instituto de Terapéutica Operatoria. Sus fundamentos pueden encontrase en Inglaterra, pero el inicio de este progreso sanitario en España se lo debemos al doctor Federico Rubio.

También se le puede atribuir a dicha figura como el creador o el precursor en España del cuerpo de enfermeras de la Cruz Roja: “No así el otro; el admirable de la Escuela de Enfermeras de Santa Isabel de Hungría. Mucho han contribuido, no cabe duda, al desarrollo e incremento que hoy ha tomado la Corporación de Señoras Enfermeras de la Cruz Roja, las necesidades de la guerra mundial última, y el alto espíritu organizador del Comité Internacional de aquélla; pero, yo creo, que sobre todo en España, ha influido grandemente en dicho desarrollo el modelo de tan fecundos resultados prácticos, creación del doctor Federico Rubio”.

En aquella España ya pasada hay que destacar la figura de Concepción Arenal, mujer ilustrada del siglo XIX. Fue escritora y activista social, destacando su libro “La enfermera de los pobres”. Fue contemporánea de Nightingale y Rubio.

Recordamos las palabras de Nightingale que ella definía que la “Enfermera” requiere de tres acciones: observación, reflexión y formación.

En una publicación en 1904 del Heraldo de Madrid, se podía leer lo siguiente: “Estas enfermeras son dignas del aprecio de todos, por su misión humanitaria; no tienen sueldo ni esperan nada; hacen el bien por el bien mismo. Sólo, al final, reciben un título, que utilizan para sus trabajos particulares, que es lo menos que el Instituto y su Escuela las puede dar. Recluidas en el establecimiento durante tres largos años, sin cabello, que se cortan al ingresar, con humildes alpargatas abiertas y las piernas desnudas, bajo su traje de rayadillo, limpias como nadie, para el mejor éxito de las operaciones, con estudios científicos que durante los cursos tienen la obligación y el deber de darles los profesores, realizan por sí solas curas admirables, que con el complemento de los difíciles trabajos operatorios llevados a efecto por el cultísimo profesorado del Instituto” (Compañero de caza de Don Federico, 1904, pp. 7).

La más estrecha regla conventual no se impone con mayor dureza a las enclaustradas que el reglamento a las enfermeras del Instituto. Han de obedecer sin réplica las órdenes que corresponden a los deberes de su penoso cargo. No han de entablar conversaciones, limitándose a contestas sí o no cuando sean interrogadas. Han de guardar el decoro propio y tratar con el mayor respeto a los enfermos, a sus compañeras y a sus superiores. Han de abstenerse de visitas, salidas del Hospital, relaciones exteriores, correspondencias, noviazgos y tocar moneda. Las he visto entregadas al cumplimiento de su misión con fervores de penitentes y amor filial para los hospitalizados” (Saint-Aubin, 1915).

FOTO 11 Retrato de Florence Nightingale 1840

Conclusiones
La autora defiende esa lucha por “historiar” la realidad, fuera de la “empresa del conocimiento mitificado”. Ella misma afirma que el primer gran paso en todo este entramado de gran complejidad, es la toma de conciencia y voluntad. Pero no de cualquier manera, sino mediante fundamentos que puedan ser demostrados y razonados de forma lógica, crítica y reflexiva. Este será el comienzo asegurado a los raíles del ferrocarril en que queramos subirnos: o bien rumbo a la historia ya escrita y asimilada por muchos, o bien rumbo a la historia de una Enfermería supeditada al anclaje social.

Un anclaje que ha servido de barrera para conocer la verdad de aquellas personas luchadoras, que actualmente con sus escritos están demostrando cuán lejos puede llegar su capacidad de adaptación, en cualquier momento, clase y circunstancia. Siendo Florence Nightingale solo un ejemplo de tantos que quedan por investigar en la Historia de la Enfermeria; no sólo en la edad contemporánea, sino en todo el trayecto de su larga evolución.

Naturalmente hablo de la mujer – enfermera.

FOTO 12 Enfermeras de la Escuela Nightingale del Hospital Santo Tomás de Londres. Museo Nightingale, 1880

Los suscriptores a la fundación podrán acceder a ella a través del siguiente enlace: http://ciberindex.com/c/proT/pt20091

También se puede adquirir el ejemplar impreso a través de la siguiente dirección: http://fundacionindex.com/?product=florence-nightingale-en-la-obra-de-federico-rubio

Bibliografía
Elena Santainés Borredá. Florence Nightingale en la obra de Federico Rubio. INDEX PRO-TESIS 1. Fundación Index, 2019. ISBN: 978-84-09-17372-3. Depósito legal: GR 11-2020

Manuel Solórzano Sánchez
Graduado en Enfermería. Osakidetza, Hospital Universitario Donostia, Gipuzkoa
Insignia de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro de Enfermería Avanza
Miembro de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN, A.C.
Miembro no numerario de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. (RSBAP)
Académico de número de la Academia de Ciencias de Enfermería de Bizkaia – Bizkaiko Erizaintza Zientzien Akademia. ACEB – BEZA
Insignia de Oro del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa 2019


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