AUTOR:
José Manuel Mateo Lozano. Comandante
Enfermero del Cuerpo Militar de Sanidad. Graduado en Enfermería por la
Universidad de León. Diplomado Universitario de Enfermería por la Universidad
de Cádiz. Su correo: jmmateol11@gmail.com
1980-1982
Fragata “Baleares”
1982-2004
Unidad de Buceo de Cádiz.
2004-2010
Escuela de Suboficiales de la Armada.
Embarques
en Buque Hidrográfico “Malaspina”, Buques de Salvamento Submarino “Poseidón” y
“Neptuno”, Fragata “Navarra”, Transporte “Contramaestre Casado”, Patrullero de
altura “Vigía”.
Buque
Escuela “Juan Sebastián Elcano”
Misión
MINUSTAH de la ONU en Haití
Misión
ALTHEA de la UE en Bosnia-Herzegovina
FOTO 001 Conferencia impartida por
José Manuel Mateo Lozano
TITULACIONES:
Especialista
en Enfermería subacuática e hiperbárica. Centro de Buceo de la Armada.
Cartagena. Experto Universitario en Urgencias y Emergencias. Universidad
Complutense de Madrid. Experto Universitario en Emergencias, Catástrofes y
Cirugía de control de daños. Universidad de Cádiz. Enfermero de vuelo. Centro
de Instrucción de Medicina Aeroespacial, C.I.M.A. Ministerio de Defensa.
Madrid. Instructor de soporte vital avanzado. SEMICYUC.
PUBLICACIONES:
“Evacuación
en Accidentes de Buceo” Salas E., Mateo J.M. Abstract XXVIII Congreso
Internacional de Medicina y Farmacia Militares. Madrid 22-29 Abril 1990. Anhter
Impresores, S.L.
“Enfermería
en el medio hiperbárico” J. M. Mateo Lozano, Revista de Sanidad Militar
Med. Mil. (Esp) Vol. 59, Nº 4
2003:31-37.
“Geografía
Médica de Haití”. J.F. Plaza Torres, J.M. Mateo Lozano, R. Navarro
Suay, J.L. Cano Gómez y L. Diz Rodríguez. Revista de Sanidad Militar, Med. Mil.
(Esp.), Vol. 61 Nº 4, 2005:353-363.
“Cuadro
palúdico agudo en personal militar, desplegado en zona de operaciones de
características tropicales: A propósito de un caso”. R. Navarro Suay,
J.M. Mateo Lozano, J.F. Plaza Torres, F.J. Valencia Cózar y C. Arcos Sánchez.
Revista de Medicina Militar Med. Mil. (Esp.) Vol 62 Nº 1, 2006: 60.
“Enfermería
en cámara hiperbárica”, Lechuga JA, Cuadrado S & Mateo JM. En “Manual
de Medicina Hiperbarica” Salas, E., Garcia-Cubillana, JM & Samalea,
F. Imprenta La Isla, 2007.
“La
Sanidad de la Armada durante la internación alemana en Fernando Poo en la
Primera Guerra Mundial” Plaza, JF; Arceiz, JL & Mateo JM.
Bicentenario del Hospital de “San Carlos” San Fernando, Cádiz 1809-2009.
Ministerio de Defensa. Secretaria General Técnica, 2009.
ANTECEDENTES
Aunque
hasta fechas recientes se pensaba lo contrario, al parecer, atenienses y
espartanos disponían de medios sanitarios a bordo de sus naves, de hecho MIRRA
(1961) y GOETHE (1984) sugieren que un barco denominado “Therapia” realizara esas
funciones en las guerras del Peloponeso (1, 4).
FOTO 002 Triera. Barco de Teseo.
Barco Espartano. Fresco
de Pompeya, Siglo I, en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles, que
representa a Lapyx extrayendo una punta de flecha de la pierna de Eneas
Los
romanos parece ser que poseían un rudimentario servicio sanitario y que en la
retaguardia de sus escuadras, llevaban naves destinadas a efectos logísticos y
entre las que iban algunas para la recogida de heridos y enfermos, en lo que
podría ser un primitivo esbozo de lo que mucho más tarde sería el buque
hospital. Son sugestivos los nombres de naves como “Asclepius” y “Aesculapius” (1, 5).
El
antecedente más remoto de los enfermeros navales es el barbero, con exigua
formación sanitaria y escasa consideración social (6, 7). Hay constancia de la
presencia de sanitarios en los barcos. En 1229, Jucef Abentreví, fue en la expedición de Jaime I en la conquista de
Mallorca. En 1242, se conocen los primeros estatutos de los barberos
(Montpellier).
Se
conoce su existencia documentada en buques de guerra en España desde 1270, en
el Libro del Consulado del mar de Jaime I, en su capítulo XXVIII se hace
mención a la labor sanitaria de los barberos: “Los barberos deben percibir como timoneles y sentineros conforme se
puedan ajustar” (7, 9). Las Siete Partidas de Alfonso X el Sabio
(1256-1265), son el primer esbozo de higiene naval, así en la Partida II,
título XIV, se trata de “Como deben
ser guisados los navíos et homes et armas et viandas” (6, 7). Durante
el siglo XIV se tiene noticias de su presencia en las galeras aragonesas, uno
de ellos fue Bernat Balius, barbero
de Barcelona que formó parte de la dotación de la galera “San Gabriel” en 1372
(6, 10).
FOTO
003 Las Siete Partidas de Alfonso X el Sabio (1256-1265)
SIGLO XV
En
las galeras, los barberos cirujanos se encargaban del cuidado de los heridos,
se les exigía un periodo de prácticas y algunos conocimientos, para lo que
tenían que superar un examen ante el protomédico de las galeras.
FOTO
004 Ordenanzas de su majestad 1748
A
raíz del descubrimiento de América comienzan las navegaciones transoceánicas,
causantes de patologías nuevas, que diferían de las producidas en las
navegaciones ribereñas o de cabotaje que se hacían en el Mediterráneo. Por esta
razón era usual que se intentara llevar a bordo personal sanitario, se conoce
que Cristóbal Colón recibió de la Reina Isabel la potestad de nombrar
facultativos para sus expediciones en 1492, es conocido que en su primer viaje
iba el cirujano-sangrador maestre Juan,
a bordo de la Pinta (6) y en su segundo viaje embarcaron un médico, un barbero
y tres boticarios (11).
SIGLO XVI
A
comienzos de este siglo, el buque de combate por excelencia continua siendo la
galera, era también frecuente la presencia de cirujanos, además de los barberos
y solía haber un espacio destinado a enfermería, con otro más pequeño para la
botica, donde se atendía a marineros y soldados, ya que los galeotes recibían
los cuidados en el propio banco, unidos a sus cadenas (3, 6).
FOTO
005 Carabela LA PINTA
A lo
largo del siglo XVI, la monarquía española se vio envuelta en gran número de
conflictos que exigían la constitución de grandes armadas, en las que se
disponían formaciones de apoyo sanitario, que podían llegar a contar con más de
100 integrantes entre médicos, cirujanos, barberos y otros profesionales
sanitarios. Estas formaciones estaban concebidas para ser desplegadas en la
zona de operaciones, tras el desembarco de la Infantería y eran transportadas
en varios buques (6, 7, 12, 13).
En
puerto, la atención sanitaria estaba orientada al cuidado de los forzados, pues
el resto de la dotación era atendida en los hospitales y en caso de epidemia,
se solía acondicionar una galera como hospital y en ella se concentraba a todos
los afectados para limitar su propagación (3, 6).
FOTO 006 Origen de la Sanidad Militar.
Exposición Sanidad Militar
En
la mar, toda la atención sanitaria estaba supeditada a las necesidades del
combate. El cirujano se instalaba en la enfermería, con el capellán y “dos hombres de los que menos importaren para
la pelea”, provisto de “su brasero de
fuego y sus herramientas, estopa, huevos, trementina y paños de lienzo”,
las normas establecían que “cuando las galeras se embistan, el cirujano y su
ayudante deberán hallarse bajo cubierta para auxilio de los heridos, con la
estopa, vendas y herramientas para arrancar viratones” (3, 6).
El
profesional sanitario más frecuente en las galeras de éste siglo es sin duda el
barbero-cirujano, y en la Marina de
Carlos V (1506), aparece como cirujano plebeyo o “cirujano de las heridas”
(8) y se encargaba también de la asistencia a los heridos “en tanto que sea
también cirujano” (6). Entre el armamento necesario para alistar para el
combate las galeras de 1529, debían “ir
cajas de barberos y medicinas para las heridas” (7), así en las
Capitulaciones de Don Bernardino Mendoza en 1532, que regían en las galeras de
España, se dispone que “Hubiera botica y barbero en cada galera” (6, 7).
Estos profesionales también se encuentran en la primera vuelta al mundo, y en
1518 se autoriza a Magallanes a armar una escuadrilla y nombrar a un cirujano y
cinco barberos (7, 9).
Entre
las naves de aquellas jornadas de Inglaterra iban dos urcas (naves de
transporte) con un hospital de campaña a bordo, las “naves del hospital” (12),
aunque se trataba de hospitales de campaña que se instalaban en tierra y no de
asistencia embarcada (5). Se le denominó “Hospital Real del Ejército y la Armada”,
con una capacidad entre 100 - 500 camas y una plantilla de 30 - 50 personas (3,
12, 13).
SIGLO XVII
Ante
el poco interés de los cirujanos latinos y de los médicos por embarcar, el que
abunda y se hace universal, según palabras de Salvador Clavijo es el cirujano
romancista, en especial durante el reinado de Carlos II (1665-1700) y son los
barberos quienes tomaban el nombre de estos cirujanos (7).
En
las Ordenanzas para el gobierno de la Armada Real del mar Océano de 1633, se expresa en su
capítulo 223: “el veedor general tendrá particular cuidado en no admitir ni
asentar plaza de cirujanos ni de barberos de la Armada a personas que no tengan
la suficiencia a partes que convienen para gozar de sus plazas, lo cual ha de
constar por las cartas de examen y aprobación del protomédico de la Armada”
(8, 14). Estas ordenanzas regulaban las obligaciones del personal adscrito y
las medicinas y dietas precisas para el cuidado de los enfermos.
SIGLO XVIII
A
principios del siglo XVIII los barberos
continuaban siendo el grupo profesional mayoritario en los barcos y ejercían
todas las labores sanitarias. En 1703 se decidió sustituirlos por cirujanos romancistas examinados,
debido a la poca práctica y experiencia de aquellos. La Ordenanza de Patiño, el
restablecimiento de la matrícula de mar por el Marques de la Ensenada, los reglamentos del servicio de las armadas
y principalmente, la reorganización del Cuerpo de Sanidad de la Armada en 1728
y la creación del Colegio de Cirujanos de la Armada en 1748, hicieron mejorar
las condiciones de salud de las navegaciones y dieron impulso al progreso de la
Higiene Naval (6, 7, 15).
En
1717, José Patiño, intendente general de la Armada crea las bases de la nueva
estructura sanitaria de la Marina con las Ordenanzas Navales de 16 de junio, en
ellas se describen las obligaciones de los sanitarios en los navíos y se
regulan los sueldos de estos profesionales (7, 15).
El
18 de febrero de 1738 se establece la matrícula de Cirujanos Sangradores y se les concede a dieciocho de ellos el
fuero de Marina, “Siendo defendidos
y auxiliados por el Intendente, a fin de que no se les privase ni perturbase su
ejercicio el tiempo que permaneciesen domiciliados en Cádiz con tiendas
abiertas”, (Privilegio
concedido por el Infante Almirante General a los Barberos sangradores de
Marina) (15), este hecho se considera como el comienzo del futuro Cuerpo de Practicantes de la Armada
(7).
FOTO
007 Ordenancas del Buen Gobierno de la Armada del mar Oceano 1678
También
se les concede la facultad de ejercer en tierra, en tanto estuvieran
domiciliados en Cádiz, lo que provocó no pocas controversias con sus colegas
civiles, tanto es así que el subdelegado del Protocirujanato intentó derogar
esos privilegios ante el rey quien, no solo los confirmó, sino que aumentó el
número de los que podían ejercer a cincuenta (15).
La
plantilla habitual de cada barco en el siglo XVIII estaba integrada por uno o
dos cirujanos y uno o dos barberos-sangradores, estos últimos eran
seleccionados por los propios cirujanos entre los que estaban matriculados en
la Armada, tras haber sido examinados por el cirujano mayor, y durante su estancia
a bordo se les reconocía la condición de “Oficiales de mar” (7, 15).
El
centro de referencia de la sanidad naval durante este siglo fue el Hospital Real de Cádiz, construido
entre 1668 y 1675; hay constancia de la existencia de practicantes y enfermeros
en este hospital desde 1728, tal como demuestran las actas de la Inspección
realizada por la Diputación de Sanidad de Cádiz el 13 de abril (16).
El
11 de noviembre de 1748 se crea el Real
Colegio de Cirugía de Cádiz, de que Virgili
es su primer director y donde estos profesionales se formaban (7), estaba
facultado para expedir los títulos de sangradores, cirujanos romancistas y
matronas (curiosamente) (15), diez años más tarde se le autorizó a expedir el
de Cirujano latino (7).
Los
sangradores, tal como se ha señalado, también se formaban en el colegio, se
tienen datos que en 1764 fue maestro de sangradores Pedro Grado, estos profesionales también contribuían a sufragar los
gastos de libros y material científico (7).
En
1760, el cirujano mayor de la Armada, redacta una “Instrucción formada por el Cirujano mayor de la Armada D. Francisco Nueve Iglesias, de lo que
deben observar los Cirujanos Primeros y Segundos, y sangradores, assi
embarcados como en tierra”, en las que se determinan sus
obligaciones profesionales. Estos Sangradores
de Marina, por su formación, tenían una cierta reputación y estaban
autorizados a colocar en sus tiendas el rótulo de “Dependientes de Marina”, que les daba prestigio frente a sus
colegas civiles (15).
En
todas las unidades navales construidas durante este siglo había un espacio
dedicado a enfermería, en el que se realizaban las actividades sanitarias, la
visita a los enfermos se realizaba dos veces al día, y todas sus incidencias se
registraban en los “Libros de Enfermería”
(6), en vigor todavía en buques y dependencias de la Armada. En las citadas
Ordenanzas Generales de 1793, se regulaba la obligación de que el instrumental
quirúrgico fuera a cuenta de los propios profesionales y únicamente eran
resarcidos económicamente en caso de pérdida por “incendio, naufragio u otro fracaso, o a resultas de combate o temporal”
(6, 7), también se crean los “Estados de Medicinas”, que son relaciones de
medicamentos que debía embarcar cada buque en función de su porte (3).
SIGLO XIX
El
reglamento de 16 de junio de 1827, firmado por Fernando VII, regula nuevamente las condiciones de ingreso y de
examen de los cirujanos sangradores,
la edad mínima de ingreso eran los quince años y debían cursar tres años en el
Real Colegio y otros tres años de prácticas antes de poder realizar el examen
(17). Este reglamento creaba esta clase de facultativos de carrera corta, que
no podían recetar medicación interna, salvo en circunstancias de mucha
urgencia, dada la imposibilidad de que en los pueblos pequeños pudieran pagar a
un médico-cirujano (17).
FOTO
008 Ordenanzas de S. M. Colegio de Medicina y Cirugía Ciudad de Cádiz 1791
Con
fecha 3 de noviembre de 1834, una Real Orden establece que en lugar de
sangradores, en la Armada servirán, a partir de ese momento Practicantes como en el Ejército (6, 7,
18). Posteriormente, el Reglamento del Cuerpo de médicos-cirujanos de la Armada
Nacional de 1840, en su capítulo XIII hace referencia a los practicantes de Cirugía para el
servicio de buques, y en su artículo 147 pasa la responsabilidad de material y
medicamentos del médico al practicante (7), responsabilidad que continua
ejerciéndose en la actualidad.
El
uniforme de los practicantes navales se reguló por Real Orden de 21 de julio de
1862, dos años más tarde, por Real Orden de 2 de noviembre, se les concede la
consideración de practicantes de primera clase a aquellos titulados en cirugía
menor o ministrantes y de segunda clase a los antiguos barberos, con más de 12
años de servicio. En estos profesionales descansaba una gran responsabilidad ya
que, en muchas ocasiones, eran los únicos representantes de la sanidad a bordo
y en los batallones de Infantería de Marina (7). También se les demandaba un
mayor conocimiento y en el Reglamento del Cuerpo de Sanidad de la Armada de
1869, se exigía para ingresar el tener al menos dos años de prácticas en
hospitales y demostrar en un examen tener conocimientos de cirugía menor o
ministrante.
FOTO
009 Buque Juan Sebastián Elcano
La
última obra de Manuel Chesio (1878),
primer Director de Sanidad de la Armada, fue la reforma del Cuerpo de
Practicantes, reglamentando los empleos, derechos, deberes y consideraciones,
en él se regulaban las graduaciones de los practicantes navales, que tenían
consideración de oficial. Estos practicantes navales estaban obligados a
prestar servicios en Ultramar, ya fuera embarcados en los barcos desplegados, o
en los hospitales navales y enfermerías de los arsenales y apostaderos
repartidos por las posesiones españolas (6, 7).
SIGLO XX
En
1918 se publica el Reglamento para el gobierno y régimen de las secciones de
contramaestres, condestables y practicantes (6, 7). En julio de 1931, durante
la II República, pasan a denominarse “Cuerpos auxiliares” y en el caso de los
practicantes Cuerpo auxiliar de Sanidad (6).
FOTO
010 Manual del Practicante de la Armada 1881
El
Decreto de 31 de julio de 1940 vuelve a reorganizar la Marinería y el Cuerpo de
Suboficiales y también las especialidades y graduaciones del personal sanitario
naval (6).
FOTO
011 Reglamento del Cuerpo de Médicos Cirujanos de la Armada nacional 1840
Estos
Practicantes se formaban en la Escuela de Suboficiales de la Armada, en San
Fernando, adscritos a la Escuela de Practicantes de la Facultad de Medicina de
Cádiz y las prácticas se realizaban en el Hospital de Marina de San Carlos,
adyacente al centro militar. El 7 de mayo de 1949, se promulga el Reglamento
del Cuerpo de Suboficiales de la Armada, que regulaba el ingreso en el Cuerpo
Patentado de Sanidad a los que eran oficiales (Escala Activa de la Sección de
Sanidad) (6).
Una
Orden de 4 de agosto de 1953, regula el reconocimiento, funcionamiento y normas
de estudios de las Escuelas de Ayudantes Técnicos Sanitarios (A.T.S.). Durante
este período, coexistieron los títulos de Practicantes anteriores a 1953, con
los de Enfermeras y A.T.S., lo que obligó al ejecutivo a tener que regular en
algunos sectores las funciones de ambos. Así, en la Armada española, se aclaran
las funciones de los Practicantes y de los Ayudantes Técnicos Sanitarios con la
Ley de 27 de diciembre de 1956, por la que se establece la Especialidad de
A.T.S en la Armada (6) y se sustituye a los Practicantes (Sanitarios) por estos
profesionales a los que se escalafona separadamente.
Más
recientemente, la Ley 17/1989 reguladora del Régimen de Personal Militar
Profesional, para adecuarse al Real Decreto 21288/77 de 23 de julio, que
regulaba la homologación de los títulos de A.T.S, a efectos nominativos,
corporativos y profesionales a los de Diplomados Universitarios en Enfermería,
establecía que éstos nuevos titulados y los A.T.S., formarían parte de la nueva
Escala Media del recién creado Cuerpo
Militar de Sanidad, en el que se encuadrarían todos los componentes de los
cuerpos de sanidad de los tres ejércitos, y cuyas graduaciones serían:
Alférez DUE; Teniente DUE, Capitán DUE; Comandante
DUE y Teniente Coronel DUE.
SIGLO XXI
Por
último, la Ley 39/07 crea la actual Escala
de Oficiales Enfermeros del Cuerpo Militar de Sanidad, con las mismas
graduaciones que la ley anterior, excepto la de Alférez. Durante ese mismo año,
el Real Decreto 1393/2007, de 29 de octubre, establece la ordenación de las
enseñanzas universitarias oficiales (modificado por el Real Decreto 861/2010,
de 2 de julio), creando el Título de
Grado en Enfermería.
El
último reto de ésta profesión es la integración y equiparación con los
restantes títulos de grado que forman el Cuerpo Militar de Sanidad en la
actualidad (Medicina, Farmacia, Veterinaria, Odontología, Psicología).
AGRADECIMIENTOS:
José Manuel Mateo Lozano
Manuel Cano Leal
FOTOGRAFÍAS:
FOTO
001 Carátula de la Conferencia impartida por José Manuel Mateo Lozano
FOTO
002 Triera. Barco de Teseo.
Barco
Espartano.
La
medicina en la antigua roma. Fresco de Pompeya, Siglo I, en el Museo Arqueológico Nacional de
Nápoles, que representa a Lapyx extrayendo una punta de flecha de la pierna de
Eneas.
FOTO
003 Las Siete Partidas de Alfonso X el Sabio (1256-1265)
FOTO
004 Ordenanzas de su majestad 1748
FOTO
005 Carabela LA PINTA
FOTO 006 Origen de la Sanidad Militar.
Exposición Sanidad Militar
FOTO
007 Ordenancas del Buen Gobierno de la Armada del mar Oceano 1678
FOTO
008 Ordenanzas de S. M. Colegio de Medicina y Cirugía Ciudad de Cádiz 1791
FOTO
009 Buque Juan Sebastián Elcano
FOTO
010 Manual del Practicante de la Armada 1881
FOTO
011 Reglamento del Cuerpo de Médicos Cirujanos de la Armada nacional 1840
BIBLIOGRAFÍA
1.- MIRRA, G., Medicina navale, ed. Piccin. 1961, Padova.
2.-
GOETHE, W.G.H., WATSON, E.N., JONES, D.T. Manual
de Medicina Náutica 1992, Barcelona: Springer Verlag Ibérica, S.A. 526.
3.-
GRACIA RIVAS, M. La Sanidad naval
española. De Lepanto a Trafalgar. Cuadernos de Historia Moderna. Anejos,
2006. V: p. 167-185.
4.-
GRACIA RIVAS, M. La asistencia sanitaria
a bordo de los buques. De la antigüedad clásica al siglo XVI, in GUERRA,
EXPLORACIONES Y NAVEGACIÓN: DEL MUNDO ANTIGUO A LA EDAD MODERNA, V.C. ALONSO
TRONCOSO, editor 1995, Universidade A Coruña: A Coruña.
5.- CAMPOS
DÍEZ, M.S. Sanidad Militar en la Edad
Moderna. Revista Aequitas 2012
6.-
GRACIA RIVAS, M. La Sanidad Naval Española. Historia y evolución. 1995, Madrid:
E.N. Bazán CM SA.
7.-
CLAVIJO Y CLAVIJO, S. Historia del Cuerpo
de Sanidad de la Armada. 1925, San Fernando, Cádiz. Tipografía de Fernando
Espín.
8.-
GARCÍA PIÑERO, S. Historia de la
Enfermería en la Armada. Enfermería Hospitalaria, 2000 (12): p: 36-42.
9.-
MARTÍN CARRANZA, B. La Sanidad de nuestra Marina de Guerra desde los tiempos
más remotos hasta fines del siglo XVIII. Dons Juan Lacomba. D. Pedro Virgili y
el Departamento Marítimo de Cádiz. Medicina e Historia, 1970 (LXX).
10.-
MASSONS ESPLUGAS, J.M. Vol. I. 1994, Barcelona: Ediciones Pomares-Corredor,
S.A.
11.-
LEON GUERRERO, M. Pasajeros del segundo
viaje de Cristobal Colón.
12.-
GRACIA RIVAS, M. La sanidad en la Jornada
de Inglaterra (1587-1588). 1990, Madrid: Editorial Naval.
13.-
GRACIA RIVAS, M. El personal sanitario
que participó en la Jornada de Inglaterra. Nuevas aportaciones. Cuadernos
de Historia Naval, 1983 (nº 2): p: 63-90).
14.-
PAREDES SALIDO, F. La Sanidad Naval
hospitalaria en la Isla de León. (Hospital de Marina de San Carlos 1809-1987).
Medicina Militar, 1989. 45 (1): p: 89-99.
15.-
ASTRAIN GALLART, A. Barberos, cirujanos y
gente de mar. La Sanidad Naval y la profesión quirúrgica en la España ilustrada.
1996, Madrid: Ministerio de Defensa.
16.-
CLAVIJO Y CLAVIJO, S. La trayectoria
hospitalaria de la Armada española. 1944, Madrid. Editorial Naval.
17.-
HERRERA RODRÍGUEZ, F. Un capítulo de la
Enfermería. La “Cirugía menor” en la España del siglo XIX. Cultura de los
Cuidados, 2000 (nº 7-8, año IV, 1º y 2º semestre): p: 18-26.
18.-
GARCÍA-CUBILLANA DE LA CRUZ, JM. El antiguo hospital de San Carlos (1809-1981)
y la ciudad de San Fernando, 2007, Cádiz. Publicaciones del Sur editores.
Manuel Solórzano Sánchez
Enfermero.
Hospital Universitario Donostia de San Sebastián. Osakidetza /SVS
Colegiado
1.372. Ilustre Colegio de Enfermería de Gipuzkoa
Miembro
de Enfermería Avanza
Miembro de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la Red Iberoamericana de Historia de la
Enfermería
Miembro de la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del
Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN, A.C.
Miembro no numerario de la Real Sociedad Vascongada de
Amigos del País. (RSBAP)
No hay comentarios:
Publicar un comentario