lunes, 2 de junio de 2014

HISTORIA DE LOS BARBEROS, CIRUJANOS Y PRACTICANTES DE LA ARMADA



AUTOR:
José Manuel Mateo Lozano. Comandante Enfermero del Cuerpo Militar de Sanidad. Graduado en Enfermería por la Universidad de León. Diplomado Universitario de Enfermería por la Universidad de Cádiz. Su correo: jmmateol11@gmail.com
1980-1982 Fragata “Baleares”
1982-2004 Unidad de Buceo de Cádiz.
2004-2010 Escuela de Suboficiales de la Armada.
Embarques en Buque Hidrográfico “Malaspina”, Buques de Salvamento Submarino “Poseidón” y “Neptuno”, Fragata “Navarra”, Transporte “Contramaestre Casado”, Patrullero de altura “Vigía”.
Buque Escuela “Juan Sebastián Elcano”
Misión MINUSTAH de la ONU en Haití
Misión ALTHEA de la UE en Bosnia-Herzegovina

FOTO 001 Conferencia impartida por José Manuel Mateo Lozano

TITULACIONES:
Especialista en Enfermería subacuática e hiperbárica. Centro de Buceo de la Armada. Cartagena. Experto Universitario en Urgencias y Emergencias. Universidad Complutense de Madrid. Experto Universitario en Emergencias, Catástrofes y Cirugía de control de daños. Universidad de Cádiz. Enfermero de vuelo. Centro de Instrucción de Medicina Aeroespacial, C.I.M.A. Ministerio de Defensa. Madrid. Instructor de soporte vital avanzado. SEMICYUC.

PUBLICACIONES:
Evacuación en Accidentes de Buceo” Salas E., Mateo J.M. Abstract XXVIII Congreso Internacional de Medicina y Farmacia Militares. Madrid 22-29 Abril 1990. Anhter Impresores, S.L.
Enfermería en el medio hiperbárico” J. M. Mateo Lozano, Revista de Sanidad Militar Med. Mil. (Esp) Vol. 59, Nº 4  2003:31-37.
Geografía Médica de Haití”. J.F. Plaza Torres, J.M. Mateo Lozano, R. Navarro Suay, J.L. Cano Gómez y L. Diz Rodríguez. Revista de Sanidad Militar, Med. Mil. (Esp.), Vol. 61 Nº 4, 2005:353-363.
Cuadro palúdico agudo en personal militar, desplegado en zona de operaciones de características tropicales: A propósito de un caso”. R. Navarro Suay, J.M. Mateo Lozano, J.F. Plaza Torres, F.J. Valencia Cózar y C. Arcos Sánchez. Revista de Medicina Militar Med. Mil. (Esp.) Vol 62 Nº 1, 2006: 60.
Enfermería en cámara hiperbárica”, Lechuga JA, Cuadrado S & Mateo JM. En “Manual de Medicina Hiperbarica” Salas, E., Garcia-Cubillana, JM & Samalea, F. Imprenta La Isla, 2007.
La Sanidad de la Armada durante la internación alemana en Fernando Poo en la Primera Guerra Mundial” Plaza, JF; Arceiz, JL & Mateo JM. Bicentenario del Hospital de “San Carlos” San Fernando, Cádiz 1809-2009. Ministerio de Defensa. Secretaria General Técnica, 2009.

ANTECEDENTES
Aunque hasta fechas recientes se pensaba lo contrario, al parecer, atenienses y espartanos disponían de medios sanitarios a bordo de sus naves, de hecho MIRRA (1961) y GOETHE (1984) sugieren que un barco denominado “Therapia” realizara esas funciones en las guerras del Peloponeso (1, 4).

FOTO 002 Triera. Barco de Teseo. Barco Espartano. Fresco de Pompeya, Siglo I, en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles, que representa a Lapyx extrayendo una punta de flecha de la pierna de Eneas

Los romanos parece ser que poseían un rudimentario servicio sanitario y que en la retaguardia de sus escuadras, llevaban naves destinadas a efectos logísticos y entre las que iban algunas para la recogida de heridos y enfermos, en lo que podría ser un primitivo esbozo de lo que mucho más tarde sería el buque hospital. Son sugestivos los nombres de naves como “Asclepius y “Aesculapius” (1, 5).

El antecedente más remoto de los enfermeros navales es el barbero, con exigua formación sanitaria y escasa consideración social (6, 7). Hay constancia de la presencia de sanitarios en los barcos. En 1229, Jucef Abentreví, fue en la expedición de Jaime I en la conquista de Mallorca. En 1242, se conocen los primeros estatutos de los barberos (Montpellier).

Se conoce su existencia documentada en buques de guerra en España desde 1270, en el Libro del Consulado del mar de Jaime I, en su capítulo XXVIII se hace mención a la labor sanitaria de los barberos: “Los barberos deben percibir como timoneles y sentineros conforme se puedan ajustar” (7, 9). Las Siete Partidas de Alfonso X el Sabio (1256-1265), son el primer esbozo de higiene naval, así en la Partida II, título XIV, se trata de Como deben ser guisados los navíos et homes et armas et viandas (6, 7). Durante el siglo XIV se tiene noticias de su presencia en las galeras aragonesas, uno de ellos fue Bernat Balius, barbero de Barcelona que formó parte de la dotación de la galera “San Gabriel” en 1372 (6, 10).

FOTO 003 Las Siete Partidas de Alfonso X el Sabio (1256-1265)

SIGLO XV
En las galeras, los barberos cirujanos se encargaban del cuidado de los heridos, se les exigía un periodo de prácticas y algunos conocimientos, para lo que tenían que superar un examen ante el protomédico de las galeras.

FOTO 004 Ordenanzas de su majestad 1748

A raíz del descubrimiento de América comienzan las navegaciones transoceánicas, causantes de patologías nuevas, que diferían de las producidas en las navegaciones ribereñas o de cabotaje que se hacían en el Mediterráneo. Por esta razón era usual que se intentara llevar a bordo personal sanitario, se conoce que Cristóbal Colón recibió de la Reina Isabel la potestad de nombrar facultativos para sus expediciones en 1492, es conocido que en su primer viaje iba el cirujano-sangrador maestre Juan, a bordo de la Pinta (6) y en su segundo viaje embarcaron un médico, un barbero y tres boticarios (11).

SIGLO XVI
A comienzos de este siglo, el buque de combate por excelencia continua siendo la galera, era también frecuente la presencia de cirujanos, además de los barberos y solía haber un espacio destinado a enfermería, con otro más pequeño para la botica, donde se atendía a marineros y soldados, ya que los galeotes recibían los cuidados en el propio banco, unidos a sus cadenas (3, 6).

FOTO 005 Carabela LA PINTA

A lo largo del siglo XVI, la monarquía española se vio envuelta en gran número de conflictos que exigían la constitución de grandes armadas, en las que se disponían formaciones de apoyo sanitario, que podían llegar a contar con más de 100 integrantes entre médicos, cirujanos, barberos y otros profesionales sanitarios. Estas formaciones estaban concebidas para ser desplegadas en la zona de operaciones, tras el desembarco de la Infantería y eran transportadas en varios buques (6, 7, 12, 13).

En puerto, la atención sanitaria estaba orientada al cuidado de los forzados, pues el resto de la dotación era atendida en los hospitales y en caso de epidemia, se solía acondicionar una galera como hospital y en ella se concentraba a todos los afectados para limitar su propagación (3, 6).

FOTO 006 Origen de la Sanidad Militar. Exposición Sanidad Militar

En la mar, toda la atención sanitaria estaba supeditada a las necesidades del combate. El cirujano se instalaba en la enfermería, con el capellán y “dos hombres de los que menos importaren para la pelea”, provisto de “su brasero de fuego y sus herramientas, estopa, huevos, trementina y paños de lienzo”, las normas establecían que “cuando las galeras se embistan, el cirujano y su ayudante deberán hallarse bajo cubierta para auxilio de los heridos, con la estopa, vendas y herramientas para arrancar viratones” (3, 6).

El profesional sanitario más frecuente en las galeras de éste siglo es sin duda el barbero-cirujano, y en la Marina de Carlos V (1506), aparece como cirujano plebeyo o “cirujano de las heridas” (8) y se encargaba también de la asistencia a los heridos “en tanto que sea también cirujano” (6). Entre el armamento necesario para alistar para el combate las galeras de 1529, debían ir cajas de barberos y medicinas para las heridas” (7), así en las Capitulaciones de Don Bernardino Mendoza en 1532, que regían en las galeras de España, se dispone que “Hubiera botica y barbero en cada galera” (6, 7). Estos profesionales también se encuentran en la primera vuelta al mundo, y en 1518 se autoriza a Magallanes a armar una escuadrilla y nombrar a un cirujano y cinco barberos (7, 9).

Entre las naves de aquellas jornadas de Inglaterra iban dos urcas (naves de transporte) con un hospital de campaña a bordo, las “naves del hospital” (12), aunque se trataba de hospitales de campaña que se instalaban en tierra y no de asistencia embarcada (5). Se le denominó “Hospital Real del Ejército y la Armada”, con una capacidad entre 100 - 500 camas y una plantilla de 30 - 50 personas (3, 12, 13).

SIGLO XVII
Ante el poco interés de los cirujanos latinos y de los médicos por embarcar, el que abunda y se hace universal, según palabras de Salvador Clavijo es el cirujano romancista, en especial durante el reinado de Carlos II (1665-1700) y son los barberos quienes tomaban el nombre de estos cirujanos (7).

En las Ordenanzas para el gobierno de la Armada Real del mar Océano de 1633, se expresa en su capítulo 223: “el veedor general tendrá particular cuidado en no admitir ni asentar plaza de cirujanos ni de barberos de la Armada a personas que no tengan la suficiencia a partes que convienen para gozar de sus plazas, lo cual ha de constar por las cartas de examen y aprobación del protomédico de la Armada” (8, 14). Estas ordenanzas regulaban las obligaciones del personal adscrito y las medicinas y dietas precisas para el cuidado de los enfermos.

SIGLO XVIII
A principios del siglo XVIII los barberos continuaban siendo el grupo profesional mayoritario en los barcos y ejercían todas las labores sanitarias. En 1703 se decidió sustituirlos por cirujanos romancistas examinados, debido a la poca práctica y experiencia de aquellos. La Ordenanza de Patiño, el restablecimiento de la matrícula de mar por el Marques de la Ensenada, los reglamentos del servicio de las armadas y principalmente, la reorganización del Cuerpo de Sanidad de la Armada en 1728 y la creación del Colegio de Cirujanos de la Armada en 1748, hicieron mejorar las condiciones de salud de las navegaciones y dieron impulso al progreso de la Higiene Naval (6, 7, 15).

En 1717, José Patiño, intendente general de la Armada crea las bases de la nueva estructura sanitaria de la Marina con las Ordenanzas Navales de 16 de junio, en ellas se describen las obligaciones de los sanitarios en los navíos y se regulan los sueldos de estos profesionales (7, 15).

El 18 de febrero de 1738 se establece la matrícula de Cirujanos Sangradores y se les concede a dieciocho de ellos el fuero de Marina, Siendo defendidos y auxiliados por el Intendente, a fin de que no se les privase ni perturbase su ejercicio el tiempo que permaneciesen domiciliados en Cádiz con tiendas abiertas”, (Privilegio concedido por el Infante Almirante General a los Barberos sangradores de Marina) (15), este hecho se considera como el comienzo del futuro Cuerpo de Practicantes de la Armada (7).

FOTO 007 Ordenancas del Buen Gobierno de la Armada del mar Oceano 1678

También se les concede la facultad de ejercer en tierra, en tanto estuvieran domiciliados en Cádiz, lo que provocó no pocas controversias con sus colegas civiles, tanto es así que el subdelegado del Protocirujanato intentó derogar esos privilegios ante el rey quien, no solo los confirmó, sino que aumentó el número de los que podían ejercer a cincuenta (15).

La plantilla habitual de cada barco en el siglo XVIII estaba integrada por uno o dos cirujanos y uno o dos barberos-sangradores, estos últimos eran seleccionados por los propios cirujanos entre los que estaban matriculados en la Armada, tras haber sido examinados por el cirujano mayor, y durante su estancia a bordo se les reconocía la condición de “Oficiales de mar” (7, 15).

El centro de referencia de la sanidad naval durante este siglo fue el Hospital Real de Cádiz, construido entre 1668 y 1675; hay constancia de la existencia de practicantes y enfermeros en este hospital desde 1728, tal como demuestran las actas de la Inspección realizada por la Diputación de Sanidad de Cádiz el 13 de abril (16).

El 11 de noviembre de 1748 se crea el Real Colegio de Cirugía de Cádiz, de que Virgili es su primer director y donde estos profesionales se formaban (7), estaba facultado para expedir los títulos de sangradores, cirujanos romancistas y matronas (curiosamente) (15), diez años más tarde se le autorizó a expedir el de Cirujano latino (7).

Los sangradores, tal como se ha señalado, también se formaban en el colegio, se tienen datos que en 1764 fue maestro de sangradores Pedro Grado, estos profesionales también contribuían a sufragar los gastos de libros y material científico (7).

En 1760, el cirujano mayor de la Armada, redacta una Instrucción formada por el Cirujano mayor de la Armada D. Francisco Nueve Iglesias, de lo que deben observar los Cirujanos Primeros y Segundos, y sangradores, assi embarcados como en tierra, en las que se determinan sus obligaciones profesionales. Estos Sangradores de Marina, por su formación, tenían una cierta reputación y estaban autorizados a colocar en sus tiendas el rótulo de “Dependientes de Marina”, que les daba prestigio frente a sus colegas civiles (15).

En todas las unidades navales construidas durante este siglo había un espacio dedicado a enfermería, en el que se realizaban las actividades sanitarias, la visita a los enfermos se realizaba dos veces al día, y todas sus incidencias se registraban en los “Libros de Enfermería” (6), en vigor todavía en buques y dependencias de la Armada. En las citadas Ordenanzas Generales de 1793, se regulaba la obligación de que el instrumental quirúrgico fuera a cuenta de los propios profesionales y únicamente eran resarcidos económicamente en caso de pérdida por “incendio, naufragio u otro fracaso, o a resultas de combate o temporal” (6, 7), también se crean los “Estados de Medicinas”, que son relaciones de medicamentos que debía embarcar cada buque en función de su porte (3).

SIGLO XIX
El reglamento de 16 de junio de 1827, firmado por Fernando VII, regula nuevamente las condiciones de ingreso y de examen de los cirujanos sangradores, la edad mínima de ingreso eran los quince años y debían cursar tres años en el Real Colegio y otros tres años de prácticas antes de poder realizar el examen (17). Este reglamento creaba esta clase de facultativos de carrera corta, que no podían recetar medicación interna, salvo en circunstancias de mucha urgencia, dada la imposibilidad de que en los pueblos pequeños pudieran pagar a un médico-cirujano (17).

FOTO 008 Ordenanzas de S. M. Colegio de Medicina y Cirugía Ciudad de Cádiz 1791

Con fecha 3 de noviembre de 1834, una Real Orden establece que en lugar de sangradores, en la Armada servirán, a partir de ese momento Practicantes como en el Ejército (6, 7, 18). Posteriormente, el Reglamento del Cuerpo de médicos-cirujanos de la Armada Nacional de 1840, en su capítulo XIII hace referencia a los practicantes de Cirugía para el servicio de buques, y en su artículo 147 pasa la responsabilidad de material y medicamentos del médico al practicante (7), responsabilidad que continua ejerciéndose en la actualidad.

El uniforme de los practicantes navales se reguló por Real Orden de 21 de julio de 1862, dos años más tarde, por Real Orden de 2 de noviembre, se les concede la consideración de practicantes de primera clase a aquellos titulados en cirugía menor o ministrantes y de segunda clase a los antiguos barberos, con más de 12 años de servicio. En estos profesionales descansaba una gran responsabilidad ya que, en muchas ocasiones, eran los únicos representantes de la sanidad a bordo y en los batallones de Infantería de Marina (7). También se les demandaba un mayor conocimiento y en el Reglamento del Cuerpo de Sanidad de la Armada de 1869, se exigía para ingresar el tener al menos dos años de prácticas en hospitales y demostrar en un examen tener conocimientos de cirugía menor o ministrante.

FOTO 009 Buque Juan Sebastián Elcano

La última obra de Manuel Chesio (1878), primer Director de Sanidad de la Armada, fue la reforma del Cuerpo de Practicantes, reglamentando los empleos, derechos, deberes y consideraciones, en él se regulaban las graduaciones de los practicantes navales, que tenían consideración de oficial. Estos practicantes navales estaban obligados a prestar servicios en Ultramar, ya fuera embarcados en los barcos desplegados, o en los hospitales navales y enfermerías de los arsenales y apostaderos repartidos por las posesiones españolas (6, 7).

SIGLO XX
En 1918 se publica el Reglamento para el gobierno y régimen de las secciones de contramaestres, condestables y practicantes (6, 7). En julio de 1931, durante la II República, pasan a denominarse “Cuerpos auxiliares” y en el caso de los practicantes Cuerpo auxiliar de Sanidad (6).


FOTO 010 Manual del Practicante de la Armada 1881

El Decreto de 31 de julio de 1940 vuelve a reorganizar la Marinería y el Cuerpo de Suboficiales y también las especialidades y graduaciones del personal sanitario naval (6).

FOTO 011 Reglamento del Cuerpo de Médicos Cirujanos de la Armada nacional 1840

Estos Practicantes se formaban en la Escuela de Suboficiales de la Armada, en San Fernando, adscritos a la Escuela de Practicantes de la Facultad de Medicina de Cádiz y las prácticas se realizaban en el Hospital de Marina de San Carlos, adyacente al centro militar. El 7 de mayo de 1949, se promulga el Reglamento del Cuerpo de Suboficiales de la Armada, que regulaba el ingreso en el Cuerpo Patentado de Sanidad a los que eran oficiales (Escala Activa de la Sección de Sanidad) (6).

Una Orden de 4 de agosto de 1953, regula el reconocimiento, funcionamiento y normas de estudios de las Escuelas de Ayudantes Técnicos Sanitarios (A.T.S.). Durante este período, coexistieron los títulos de Practicantes anteriores a 1953, con los de Enfermeras y A.T.S., lo que obligó al ejecutivo a tener que regular en algunos sectores las funciones de ambos. Así, en la Armada española, se aclaran las funciones de los Practicantes y de los Ayudantes Técnicos Sanitarios con la Ley de 27 de diciembre de 1956, por la que se establece la Especialidad de A.T.S en la Armada (6) y se sustituye a los Practicantes (Sanitarios) por estos profesionales a los que se escalafona separadamente.

Más recientemente, la Ley 17/1989 reguladora del Régimen de Personal Militar Profesional, para adecuarse al Real Decreto 21288/77 de 23 de julio, que regulaba la homologación de los títulos de A.T.S, a efectos nominativos, corporativos y profesionales a los de Diplomados Universitarios en Enfermería, establecía que éstos nuevos titulados y los A.T.S., formarían parte de la nueva Escala Media del recién creado Cuerpo Militar de Sanidad, en el que se encuadrarían todos los componentes de los cuerpos de sanidad de los tres ejércitos, y cuyas graduaciones serían:
Alférez DUE; Teniente DUE, Capitán DUE; Comandante DUE y Teniente Coronel DUE.

SIGLO XXI
Por último, la Ley 39/07 crea la actual Escala de Oficiales Enfermeros del Cuerpo Militar de Sanidad, con las mismas graduaciones que la ley anterior, excepto la de Alférez. Durante ese mismo año, el Real Decreto 1393/2007, de 29 de octubre, establece la ordenación de las enseñanzas universitarias oficiales (modificado por el Real Decreto 861/2010, de 2 de julio), creando el Título de Grado en Enfermería.

El último reto de ésta profesión es la integración y equiparación con los restantes títulos de grado que forman el Cuerpo Militar de Sanidad en la actualidad (Medicina, Farmacia, Veterinaria, Odontología, Psicología).

AGRADECIMIENTOS:
José Manuel Mateo Lozano
Manuel Cano Leal

FOTOGRAFÍAS:
FOTO 001 Carátula de la Conferencia impartida por José Manuel Mateo Lozano
FOTO 002 Triera. Barco de Teseo.
Barco Espartano.
La medicina en la antigua roma. Fresco de Pompeya, Siglo I, en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles, que representa a Lapyx extrayendo una punta de flecha de la pierna de Eneas.
FOTO 003 Las Siete Partidas de Alfonso X el Sabio (1256-1265)
FOTO 004 Ordenanzas de su majestad 1748
FOTO 005 Carabela LA PINTA
FOTO 006 Origen de la Sanidad Militar. Exposición Sanidad Militar
FOTO 007 Ordenancas del Buen Gobierno de la Armada del mar Oceano 1678
FOTO 008 Ordenanzas de S. M. Colegio de Medicina y Cirugía Ciudad de Cádiz 1791
FOTO 009 Buque Juan Sebastián Elcano
FOTO 010 Manual del Practicante de la Armada 1881
FOTO 011 Reglamento del Cuerpo de Médicos Cirujanos de la Armada nacional 1840

BIBLIOGRAFÍA
1.- MIRRA, G., Medicina navale, ed. Piccin. 1961, Padova.
2.- GOETHE, W.G.H., WATSON, E.N., JONES, D.T. Manual de Medicina Náutica 1992, Barcelona: Springer Verlag Ibérica, S.A. 526.
3.- GRACIA RIVAS, M. La Sanidad naval española. De Lepanto a Trafalgar. Cuadernos de Historia Moderna. Anejos, 2006. V: p. 167-185.
4.- GRACIA RIVAS, M. La asistencia sanitaria a bordo de los buques. De la antigüedad clásica al siglo XVI, in GUERRA, EXPLORACIONES Y NAVEGACIÓN: DEL MUNDO ANTIGUO A LA EDAD MODERNA, V.C. ALONSO TRONCOSO, editor 1995, Universidade A Coruña: A Coruña.
5.- CAMPOS DÍEZ, M.S. Sanidad Militar en la Edad Moderna. Revista Aequitas 2012
6.- GRACIA RIVAS, M. La Sanidad Naval Española. Historia y evolución. 1995, Madrid: E.N. Bazán CM SA.
7.- CLAVIJO Y CLAVIJO, S. Historia del Cuerpo de Sanidad de la Armada. 1925, San Fernando, Cádiz. Tipografía de Fernando Espín.
8.- GARCÍA PIÑERO, S. Historia de la Enfermería en la Armada. Enfermería Hospitalaria, 2000 (12): p: 36-42.
9.- MARTÍN CARRANZA, B. La Sanidad de nuestra Marina de Guerra desde los tiempos más remotos hasta fines del siglo XVIII. Dons Juan Lacomba. D. Pedro Virgili y el Departamento Marítimo de Cádiz. Medicina e Historia, 1970 (LXX).
10.- MASSONS ESPLUGAS, J.M. Vol. I. 1994, Barcelona: Ediciones Pomares-Corredor, S.A.
11.- LEON GUERRERO, M. Pasajeros del segundo viaje de Cristobal Colón.
12.- GRACIA RIVAS, M. La sanidad en la Jornada de Inglaterra (1587-1588). 1990, Madrid: Editorial Naval.
13.- GRACIA RIVAS, M. El personal sanitario que participó en la Jornada de Inglaterra. Nuevas aportaciones. Cuadernos de Historia Naval, 1983 (nº 2): p: 63-90).
14.- PAREDES SALIDO, F. La Sanidad Naval hospitalaria en la Isla de León. (Hospital de Marina de San Carlos 1809-1987). Medicina Militar, 1989. 45 (1): p: 89-99.
15.- ASTRAIN GALLART, A. Barberos, cirujanos y gente de mar. La Sanidad Naval y la profesión quirúrgica en la España ilustrada. 1996, Madrid: Ministerio de Defensa.
16.- CLAVIJO Y CLAVIJO, S. La trayectoria hospitalaria de la Armada española. 1944, Madrid. Editorial Naval.
17.- HERRERA RODRÍGUEZ, F. Un capítulo de la Enfermería. La “Cirugía menor” en la España del siglo XIX. Cultura de los Cuidados, 2000 (nº 7-8, año IV, 1º y 2º semestre): p: 18-26.
18.- GARCÍA-CUBILLANA DE LA CRUZ, JM. El antiguo hospital de San Carlos (1809-1981) y la ciudad de San Fernando, 2007, Cádiz. Publicaciones del Sur editores.

Manuel Solórzano Sánchez
Enfermero. Hospital Universitario Donostia de San Sebastián. Osakidetza /SVS
Colegiado 1.372. Ilustre Colegio de Enfermería de Gipuzkoa
Miembro de Enfermería Avanza
Miembro de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN, A.C.
Miembro no numerario de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País. (RSBAP)

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