domingo, 17 de noviembre de 2013

HISTORIA DE LA ENFERMERÍA PEDIÁTRICA EN CUBA



Introducción
En Cuba la atención a los niños en la época colonial, no tenía relación alguna con las necesidades especiales que tenía esta etapa tan importante de la vida, por lo tanto ni había ninguna preocupación especial por su educación ni por su atención directa en algún centro especializado para tratar las enfermedades que estos padecieran, pues estos eran atendidos en el hogar tanto para su instrucción como cuando padecían alguna dolencia; solo se conoce de lugares para la atención a los infantes en los Hospicios o Casas de Beneficencia, posteriormente se abrirían Centros de Instrucción pero casi todos bajo la orientación religiosa, casi siempre eran los sacerdotes y posteriormente las monjas las que se encargaban de esta instrucción.

FOTO 001 Eduarda Ancheta y Manuel Solórzano. Hotel Sevilla La Habana mayo 2012

Los orígenes en Cuba de la Casa Cuna Habanera se remontan a cuando estaba como Obispo de Cuba Diego Evelino Hurtado conocido por el “Padre Compostela” por ser oriundo de esa provincia española, parece que tras conocer que una criatura recién nacida y abandonada había sido devorada por los perros dentro de la misma ciudad, abrió el primer Asilo a sus expensas en los últimos años del siglo XVII en una casa muy próxima a la ermita de Belén o San Melchor y que después él, la daría como monasterio a las Monjas Carmelitas. Al dar este local a las monjas antes mencionadas los expósitos se quedan sin lugar donde atenderlos y permanecieron en dicho convento hasta 1711.

La fundación debió de ser hacia 1687-1688, es en esta época cuando se menciona la “Real Casa Cuna” aunque no se menciona que tuviera nombre, este será el primer establecimiento en la Villa de San Cristóbal de la Habana para atender a los niños abandonados por  sus madres y llevaría una existencia precaria hasta 1832 (1).

En 1704 cuando fallece el obispo Hurtado y su sucesor será fray Gerónimo Valdés quien se encargara de fabricar a sus expensas en 1711 una Casa en la calle de los Oficios esquina a la de Muralla, la dotó de un pequeño capital 15.439 pesos fuertes, puso la dirección del establecimiento en manos de un capellán – administrador. La circunstancia de haber sido el Obispo Valdés el verdadero fundador de la primera casa destinada a los expósitos, fue el origen de que desde entonces se apellidaran con su nombre todos los que residieron en aquel entonces en este centro de beneficencia (2).

Los avatares del tiempo hacen que esta casa tuviera épocas de verdaderas penurias pues la mayor parte del dinero con que se sostenía este centro era de limosnas y donaciones de personas ricas caritativas, aunque algunos Gobernadores de la Isla como Dionisio Martínez de la Vega puso especial interés y consiguió del municipio algunas anualidades de los dineros a invertir, esto sería hasta 1734, tanto el Obispo Lazo de la Vega como su sucesor Pedro Morell de Santa Cruz, procuraron el pago al administrador que se le adeudaban, pero ante el incumplimiento de la financiación de la Casa Cuna por las autoridades civiles, será la caridad pública del obispo y los vecinos quienes durante muchos años cubrirían el déficit entre los ingresos y el gasto del centro (3).

Es el Obispo Morell de Santa Cruz quien contrata 10 mujeres, destinadas unas al cuidado de los niños varones y otras a la enseñanza de las niñas, se disponía también que los Betlemitas (Orden de los Hermanos de Nuestra Señora de Bethlehem, fundada por Pedro de San José Betancur, con el fin de servir a los pobres) se encargarían de la asistencia de los párvulos que pasaran de 5 años hasta que tuvieran aptitud para aprender algún oficio. Ya en 1780 llegaban a 200 los expósitos en una casa capaz de albergar solo a 40 infantes, ni tenían condiciones materiales y los ingresos fijos eran muy escasos hasta el punto que muchos niños murieron por falta de alimento (4).

Ante esta penosa situación que atravesaron los niños expósitos, es gracias al presbítero Mariano Arango, impulsado por el Obispo Juan José Díaz de Espada y Fernández de Landa quien  hizo cesar este estado de abandono. Una benefactora de la Casa Cuna fue Antonia Maria Menocal que es quien deja como herencia una suma considerable de dinero para sufragar los gastos de esta Casa Cuna y seria el presbítero Arango quien en esta fecha usa esos bienes para construir una Casa de Maternidad donde se refundiría la antigua Casa Cuna años mas tarde, ésta estaría compuesta por tres departamentos: uno para refugio de las parturientas, otro para la lactancia de los niños hasta el destete y otro para la conservación y educación de los niños hasta los 6 años y la vigilancia de los mayores hasta su emancipación. Esta estaría terminada en 1830 aunque su inauguración fue el 14 de octubre de 1832 con el nombre de Casa de Maternidad de María Santísima y del Señor San José.

Antes de la unión a la Casa Maternidad, la Casa Cuna por su estado ruinoso, es trasladada a la calle Cuarteles numero 2, pero este nuevo asentamiento carece de agua, esta lejos de la ciudad y la falta de condiciones hizo que no fuera el lugar mas apropiado para sus fines, por la que se le dio un carácter provisional hasta su traslado en 1832 al edificio del Hospicio o Colegio de San Isidro.

Del funcionamiento de esta Casa Cuna al ser trasladada a la Calle de Cuarteles, puede darnos idea el dato siguiente de 1832- 1834, fueron recibidos 158 expósitos de ellos solo sobrevivieron 9. En los dos primeros años del funcionamiento de la obra de Arango tenemos que fueron expuestos 197 expósitos y sobrevivieron 105 a pesar que entre ellos se cuentan los que fallecieron del Cólera Morbo en 1833 (4). Nos cuenta el Dr. Gregorio Delgado García que el Dr. Tomas Romay antes de pasar por el Hospital de Paula donde trabajaba, iba a la Casa de Beneficencia y atendía a los niños que estuvieran enfermos dejando indicaciones para su tratamiento (5). Por un decreto del 29 de febrero de 1852 fue incorporada la Casa de Maternidad obra del presbítero Arango a la Casa de Beneficencia de La Habana, las dos Casas estarían regidas por una misma administración y un mismo reglamento. La que con el tiempo se denominaría “Real Casa de Beneficencia y Maternidad de la Habana  o mas comúnmente “Casa de Beneficencia”, se encontraba situada el la Caleta de San Lázaro, junto al Torreón del mismo nombre.

A partir de 1847 atenderán esta Casa Las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paul, en funciones de maestras y como enfermeras de las salas para ingresos de los niños enfermos, aunque también había profesores laicos (6). En las postrimerías de la dictadura de Fulgencio Batista el edificio fue vendido al gobierno, este edificio que estaba céntrico lo destinaron al Banco Nacional. Al triunfo revolucionario los niños y jóvenes pasan a una institución totalmente renovada con las más recientes normas psicológicas y pedagógicas para su atención y cuidado en Ceiba del Agua. La edificación se pensaba destinar para el Banco Nacional fue remodelada, para empezar a funcionar como el Hospital Hermanos Ameijeiras (7).

FOTO 002 Casa de Beneficencia y Maternidad de La Habana. Cuba

Desarrollo. La atención a los niños en la época Republicano burguesa
En el período de la intervención norteamericana, por su propio carácter de intervención se agudiza la crisis de la educación preescolar, los niños se encontraban casi desamparados, se propuso que se pagara $10 mensuales per cápita a los que se encontraban en centros internos, como pensionistas, con esta medida injusta, trataron de "remediar" la situación del hacinamiento de los asilados. En "apuntes sobre la Fundación de la Escuela Cubana" Carlos Génova y Zayas señala que en 1899 se abrieran "escuelas para párvulos" con educadoras cubanas seleccionadas por un tribunal, debido a la carencia de locales, estas aulas iniciaron sus actividades en las propias casas de las educadoras: en Santiago de Cuba se abrieron 34 aulas y se creó el Primer Kindergarten atendido por una joven norteamericana. Esta institución constituye el primer intento de enseñanza preescolar en Cuba, pero solo con beneficios para una pequeñísima parte de la población infantil, con planes e intereses vinculados a los Estados Unidos.

El advenimiento de la República no puso fin a los graves y difíciles problemas de la institución. Entre 1901 y 1902 surgió la Escuela Normal de Kindergarten en Matanzas, por iniciativas norteamericanas con maestros y planes de estudio propio de aquella nación. Una sociedad de huérfanos cubanos dirigida, también por norteamericanos, organizó, al final de la intervención, algunas aulas de Kindergarten en Santiago de Cuba, Matanzas y Sagua la Grande y ya en 1925 se contaba con 22. A la par de la creación de las aulas, se llevaron a cabo modificaciones de carácter organizativo, como la reorganización de las juntas de Educación, la creación de los Inspectores de Distrito y se fijó la estabilidad de los maestros. La labor que debían realizar los niños en el Kindergarten consistían en la realización de diferentes actividades tales como: doblar y entrelazar papeles, jugar, cantar, dibujar, pintar, modelar, coser, tejer etc. Estos trabajos estaban encaminados a relacionar a los niños con el mundo de los objetos que les rodeaba, desarrollar habilidades y destrezas a través de los ejes temáticos, todo esto estaba dado por la influencia froebeliana. Los métodos utilizados estaban encaminados a ayudar al niño a obtener dominio de si, desarrollar sus cualidades físicas, intelectuales, morales y de independencia.

El Kindergarten lo atendía un personal integrado por una maestra, una auxiliar y una conserje, estaba concebido para niños de 4 a 5 años. El ambiente de estas aulas se preparaba en concordancia con las vivencias infantiles, e intereses presentes y futuros de los niños. La estética era discreta, logrando despertar en los niños el deseo de permanecer en el lugar. Las condiciones higiénicas eran perseguidas al máximo: amplitud, mobiliario adecuado, orden, limpieza, aire, luz y materiales al alcance de los niños para trabajar. Donde las condiciones les permitían debía mantenerse un pequeño jardín, huerto, implementos para trabajar allí, lugar apropiado para realizar actividades con arena; rincón de la naturaleza, así como diferentes áreas para el juego. En cada aula había un lugar preferente para la bandera, escudo nacional y retrato de patriotas cubanos. Esta realidad, no fue posible lograrla en todos los casos, debido al poco apoyo y abandono en que se encontraba nuestro sistema educacional. El esfuerzo la responsabilidad, las gestiones y contribución personal de cada maestra permitió mantener estas aulas con cierto decoro. Honrado modo de actuar de las educadoras cubanas en la etapa republicana.

Hacia la década de los 40 se crearon con fines de enseñanza y educación para los niños de edad preescolar las aulas del grado pre-primario dentro de la enseñanza oficial. Esta poseía objetivos similares al Kindergarten, estaba destinado para los niños que no asistían al Kindergarten pudiesen adaptarse al nuevo medio escolar. El grueso de estas aulas funcionó en La Habana y algunas capitales de provincia. Estas aulas no resolvieron la situación existente en la educación preescolar, los niños campesinos sufrían completo desamparo y aún cuando comenzó la enseñanza en las escuelas rurales esta era inadecuada y en sus planes no incluía a los niños menores de 7 años.

Otras instituciones creadas fueron las Creches, tomando auge en el período de la seudo-república, tenían el objetivo similar a las otras instituciones; el cuidado y la enseñanza de niños pobres. En ellas un pequeño grupo de madres trabajadoras podían dejar a sus hijos (entre las 6 de la mañana y las 9). Esta forma organizativa albergaba de 30 a 60 niños en locales inapropiados generalmente, muchos eran pequeños y faltos de higiene, el personal que lo atendía no tenía ninguna preparación, contaba con una manejadora por cada 25 niños, una encargada, una cocinera, una criada y una ayudanta. El régimen de vida era casi carcelario, carecían en su gran mayoría de actividades infantiles, apenas poseían juguetes; si contaban con un parquecito infantil donde los niños jugaban sin dirección pedagógica, no se les daba orientación a los padres. El ingreso a estas creches estaba determinado por los interese políticos de los gobernantes de turno; por lo que estas instituciones fueron una variedad de asilos. En 1958 funcionaban en nuestro país 38 instituciones de este tipo que atendían a 1.600 niños aproximadamente de edades entre 1 y 6 años; entre los Kindergarten y pre primarias la cifra excedía de 300 centros. Al triunfo de la Revolución Cubana el Primero de Enero del 59, es en este momento que se revelan los aspectos dolorosos ante la clase que asume el poder, de la miserable atención que se brindaba a la infancia cubana (8).

Por primera vez en Cuba en 1900, se destinan camas en los Hospitales para la atención a los niños enfermos estos serían el Hospital “General Calixto García la sala “Albertini” y en el Hospital “Nuestra Señora de las Mercedes” las salas “San Vicente”, “Manuel de la Cruz” y “Lourdes”. Se realizan modificaciones en el plan de estudios de la carrera de Medicina, trasladando la enseñanza de la asignatura de Pediatría para el último año de la carrera de medicina. En esta época la atención especializada del niño no sobrepasaba el 10 % de la población infantil, la mortalidad infantil se calculaba alrededor del 70 por cada 1.000 nacidos vivos (9). En 1921, por iniciativa del Club femenino de Cuba, se creó la Federación Nacional de Asociaciones Femeninas de Cuba (FNAF) que estaba compuesta por cinco asociaciones: Club Femenino de Cuba, Congreso Nacional de Madres, Asociación de Católicas Cubanas, Asociación Nacional de Enfermeras y Comité de la Creche Habana Nueva.

A través de esta Asociación, y en particular de la Asociación Nacional de Enfermeras de Cuba las enfermeras podían emprender acciones orientadoras al tratamiento especial que necesitaban los niños que redundarían en una atención especializada. Algunas de las acciones que se desarrollaron por parte del Club Femenino de Cuba fueron más allá que las realizadas por otras organizaciones de mujeres cubanas anteriores, ya que el Club Femenino de Cuba: […] fundó escuelas nocturnas para obreras y otras para la enseñanza del comercio; creó la primera institución formadora de niñeras que funcionó en el país: La Escuela de Niñeras en 1923 (10). El 1927 se ofrecían en el Instituto Finlay algunos cursos posbásicos de especialidades como Dietética y Alimenticios, Higiene infantil y escolar, pero ninguno relacionado con el niño hospitalizado (11).

Es bueno señalar que el contexto político social y económico de la época republicana burgués fue un factor fundamental para que las enfermeras no pudieran tener mejor calificación científica a través de cursos posbásicos y claro está, que no era prioridad del Ministerio de Sanidad y Beneficencia Social ofertar cursos que capacitaran a las enfermeras en alguna especialidad infantil, pues tenían que aumentar el sueldo a pagar, que ya resultaban irrisorios pues eran entre 30 y 50 pesos, por lo que cuando alguna clínica particular fundamentalmente, necesitaba una especialización de su personal en el cuidado de los niños, llamaba a especialistas casi siempre enfermeras norteamericanas, para impartir estos cursos, pero sus participantes tenían que pagar la matricula a estos y casi siempre no pasaban de 20 las cursillistas, pues no podían pagar la matricula con los sueldos tan bajos que ganaban (12).

En 1929, la señorita Caridad Coello asistió al V Congreso Panamericano del Niño donde leyó y discutió el trabajo “Fundación de las Escuelas de Niñeras y su reglamento(13). No es hasta 1931 en que se construye en la Habana el primer Hospital especializado en la atención a la población infantil, este será el Hospital Municipal de Infancia, (el pueblo lo llamaba el Hospital Infantil) situado en la Avenida de los Presidentes entre las calles F y 29. En este hospital eran atendidos alrededor de 1.000 niños diariamente en Consultas externas y tenía capacidad para 290 niños (14). En el trabajaron Enfermeras Generales, pues en esta época no existía una preparación especializada para ellas.

Otro hospital que atenderá a infantes será el Hospital Infantil Antituberculoso que lleva el nombre de Ángel Arturo Aballi erigido en 1944 situado en la carretera de Arroyo Naranjo, frente al antiguo Hospital Antituberculoso “La Esperanza” donde hoy esta situada la Facultad de Ciencias Médicas Julio Trigo (15).

FOTO 003 (Fig. 1) Enfermeras asistentes a un curso de especialización infantil entre ellas se encuentra Alba Aviles Moreno y Luzdemia Ancheta Niebla, ambas Profesoras de Enfermería posteriormente

Graduación de las Primeras Enfermeras Profesionales Cubanas
La fecha exacta de la graduación de las primeras estudiantes de enfermería no consta en ningún documento; al revisar el Boletín de la Junta encontré que el 22 de septiembre de 1902 a las 4 de la tarde se realizó el examen teórico y estuvieron presentes en el tribunal el doctor Juan Guiteras, como presidente; los doctores Emilio Martínez como secretario y Enrique Núñez como vocal. El día 23 a las 4 de la tarde se realizó el examen práctico. Si eran siete las alumnas que se tenían que examinar no pudieron graduarse el mismo día al salir del examen ya que el tribunal tenía que deliberar las notas y también seleccionar a la alumna ganadora de la medalla de oro. El 26 de octubre de 1902 se seleccionó la alumna ganadora de la medalla de oro con la presencia de los doctores Carlos E. Finlay, Emilio Martínez, Enrique Núñez y miss Mary O´Donnell; no hay datos que justifiquen que se graduaron el 25 de septiembre. En el Boletín del mes de noviembre se encuentra la reseña de la graduación sin que se mencione la fecha exacta en que se produjo, sin embargo, aparece el discurso pronunciado por el doctor Carlos E. Finlay.

Así que en 1902 se graduaron las primeras enfermeras cubanas, en este acto solemne estuvo presente el Presidente de la República Tomás Estrada Palma, con la asistencia del doctor Emiliano Núñez de Villavicencio, director del Hospital, el claustro de profesores, así como personalidades científicas y de la sociedad; el doctor Carlos E. Finlay pronunció el discurso de graduación. En este acto se les entregó el Diploma de Graduadas por la Universidad de la Habana. Con este hecho Cuba se convertía en el primer país en otorgar título universitario a sus enfermeras. Esto se estableció hasta 1961. A partir de esta fecha será la Dirección de Docencia y Perfeccionamiento la encargada de expedir estos títulos. Las siete enfermeras que se graduaron fueron: Trinidad Cantero Cantero que resultó ganadora de la medalla de oro y pronunció el discurso en nombre de sus compañeras. Las otras fueron Rosa Gallardo y García, Martina Guevara y Molina, Adelaida Rendós Alarcia, Rosa Seiglie y Comesañas, Antonia Tejedor y Herrera y Bienvenida Cantón Pérez (Fig.3) (16).

A partir de esa fecha solo se graduaran tanto hombres como mujeres con este título  para ejercer la atención de enfermería dirigida a adultos, embarazadas y niños, sin hacer especificidad alguna para la atención a estos grupos especiales de la población. Comprendiendo posteriormente que para el cuidado de niños se necesitaba alguna preparación especial para la atención de Enfermería a este grupo poblacional:
Se Organiza la Especialidad de Higiene Infantil. El doctor Enrique Núñez organizó la especialidad de Higiene Infantil en 1914, cuya responsabilidad entregó a Martina Guevara y Molina (hasta 1921); ella también fue comisionada por la Secretaría de Sanidad y Beneficencia para que organizara dicho servicio en algunas ciudades del interior del país como Matanzas, Cárdenas, Cienfuegos y Santa Clara. En 1915, se organizó el consultorio central de Higiene Infantil; su jefa fue la señorita Zoila Borrero y como enfermeras Noemí Pons, Nieves Montes, Juana Flaque, Dolores González y la señora Antonia Prieto de Calvo.

En 1929, se encontraban al frente del departamento de Higiene Infantil en la Secretaría de Sanidad y Beneficencia, Lucía Olmedo, (Fig.4) que se había graduado en el Hospital “Nuestra Señora de las Mercedes” en 1918 y había realizado un curso posbásico en 1921 de Asistencia de Enfermería, junto a ella estaba Verena Juver que se había graduado en el primer grupo de alumnas de la escuela de enfermeras del Hospital “Número Uno” en 1903 (17). Verdaderamente la preparación especializada en materia de enfermería infantil solo se logra al triunfo revolucionario de 1959.

FOTO 004 (Fig. 3) Miss Mary O Donnell con las graduadas 1902

Comienzo de la Enfermería Pediátrica
En 1960 cuando comenzaron los Círculos Infantiles se analizó la situación de quienes iban a atender a estos niños y se organizó un curso que se llamaba “Orientadoras de Círculos infantiles” la coordinadora y profesora de esos cursos fue la enfermera especializada Alba Aviles Moreno (18). Al hacer un análisis general de lo importante que sería para el cuidado de los niños que se prepararan enfermeras con los conocimientos necesarios para brindar este cuidado con la calidad requerida, primero se formarían a las Auxiliares de Enfermería Pediátrica, luego estas podrían superarse a través de los Cursos de Complementación como enfermeras técnicas, en la especialidad de Pediatría.

Inicio de los cursos para auxiliares de enfermería
El 23 de agosto de 1961, el Ministerio de Salud Pública, por medio de la Dirección de Docencia y Perfeccionamiento, inició un curso para auxiliares de enfermería, del que se graduaron las primeras 466 alumnas el 27 de marzo de 1962. Por decreto ministerial # 4 del 13 de septiembre de 1961, se establecieron las normas para el funcionamiento del trabajo de las auxiliares de enfermería. Los primeros cursos de auxiliares eran de seis meses, posteriormente de nueve meses  y más tarde de un año. En estos cursos se impartían asignaturas teórico prácticas que les permitían a los alumnos adquirir conocimientos, habilidades y hábitos fundamentales para una vez graduados poder brindar atención a las necesidades básicas del paciente y estar bajo el control y supervisión de la enfermera graduada. Al primer curso asistieron alumnos de todo el país, tuvo un carácter nacional, pero los siguientes se impartieron en cada provincia y/ o municipio que tuviera algún hospital con los requerimientos necesarios para este tipo de enseñanza. Después se implementarían cursos de Auxiliares de Enfermería Pediátrica y Obstetricia (19).

FOTO 005 1929 Enfermeras condecoradas por la Cruz Roja Cubana

Cursos de Auxiliares de Enfermería Pediátrica y Enfermeras Pediátricas
Al hacer un análisis general de lo importante que sería para el cuidado de los niños que se prepararan Enfermeras con los conocimientos necesarios para brindar este cuidado con la calidad requerida, primero se formarían a las Auxiliares de Enfermería Pediátrica para que luego realizasen los Cursos de Complementación y más tarde quedarían como enfermeras técnicas, ambas en la especialidad de Pediatría y es así que en 1963 comienzan los cursos de Auxiliares de Enfermería Pediátrica impartiéndose primero en los Hospitales William Soler y Pedro Borras y Ángel Arturo Aballi posteriormente se abrirían aulas en los Hospitales Aneiro Subirat, Sagrado Corazón, Clínica Marfan, Hospital Pediátrico del Cerro y Hospital Carlos J Finlay (20).

Estos cursos tenían una duración de dos años, el título que se les expedía era exactamente igual que a las enfermeras graduadas de los cursos de tres años. Alrededor de 1978 la enfermería técnica con su plan de estudios de tres años se diversifica y se empiezan a formar en las especialidades de Adulto y Pediatría. Esto sería hasta 1983 en que nuevamente se vuelve a Enfermeras/os Generales.

Primer Curso Posbásico de Docencia después de 1959
En 1959 se impartió el primer curso posbásico de docencia de enfermería, del que se graduaron: Roselia Bonet Armas, Georgina Nardo, María T. Monzón, Margarita Paret, María L. Díaz, Argelia Díaz, Andrea Izaguirre, Camila Rodríguez, Julia Ferrera, Dora Rubal, Ildeliza Leza, Filomena García, María J. Pérez, Mercedes Rivero, Rosa Castillo Martínez, Natividad Rojas Vega, Hilda Águila Alarcón, Ángela García Pedrosa, Caridad García Alfonso, Eloísa Olivera, Dalia Pérez Alsina, e Hilda Sosa (21). De este grupo recordamos a Roselia Bonet Armas como profesora de Enfermería Pediátrica de la Escuela de Enfermeras Pelegrina Sarda.

Cursos Posbásicos y Otros
A partir de la década de 1970 comienzan los cursos Posbásicos en la especialidad de Neonatología aparejado a estos cursos comenzaran diseñarse los diplomados que se relacionaran con la especialidad de Enfermería Pediátrica, el primero fue alrededor de 1996 y fue en Neonatología, después sería uno en Puericultura y otro en Perinatología En el 2000 se diseño una Maestría de Amplio Acceso que será fundamentalmente para las enfermeras/os y médicos colaborantes en los distintos países que Cuba prestaba este tipo de ayuda, después esta Maestría sería también de acceso a los cubanos aquí en la patria (22). A finales de la década de 1980 se suspende la formación de enfermería a través de los cursos de auxiliares de enfermería en todas sus especialidades, así como los cursos de Complementación. Tenemos una Enfermera Pediátrica que ya realizó el doctorado en Ciencias de la Salud, la Licenciada Marisela Torres Esperon.

Consideraciones Finales
El lema del Ministerio de Salud al hacer referencia a los infantes es “Nada hay más importante que un Niño” y es con ese fin que la Enfermería Pediátrica trabaja.  Muestra de ello  lo tenemos en el esquema de vacunación que inmuniza a los Pequeños reyezuelos contra 14 enfermedades transmisibles,  sin contar con los Hospitales especializados done se atiende toda la grey infantil cubana
La enfermería Pediátrica es vanguardia en atención infantil en todos los niveles de salud bien Primario,  Secundario o Terciario, llevando las cifras de mortalidad infantil a los niveles mas bajo si tenemos en cuenta que Cuba esta dentro de los países del Tercer Mundo, aun así la atención a la salud de la población esta dentro de los niveles de países Desarrollados.

AUTORA: Licenciada Eduarda Ancheta Niebla

Eduarda Ancheta, a sus 78 años es una veterana enfermera que sigue ejerciendo su profesión y dedicada a la Historia de la Enfermería. Sigue realizando trabajos y dando espléndidas conferencias. Es un ejemplo a seguir. Ha sido nombrada Coordinadora de la nueva Red de Historia de la Enfermería Cubana. Profesor Auxiliar, Master en Enfermería. Miembro Titular de la SOCUENF. Miembro de la Sociedad Historia de la Medicina. Miembro de la Asociación Médica Caribeña. Miembro de la sección de historiadores de la SOCUENF. Miembro del Consejo Editor de la “Revista Temperamentum. Granada, España”. Miembro del Comité Científico Internacional de la “Revista Uruguaya de Enfermería”. Miembro del Comité Científico Internacional de la “Revista El ser enfermero” Buenos Aires Argentina. Profesora Principal de Historia de la Enfermería Universidad de Ciencias Médicas de la Habana. Profesora de Historia de la Enfermería Facultad “Enrique Cabrera”. Candidata a Dra. en Ciencias de enfermería. Universidad de Ciencias Medicas de La Habana. Facultad Dr. Enrique Cabrera Cosio.

FOTO 006 Enfermeras Escuela del Hospital Nuestra Señora de las Mercedes 1929

Referencias Bibliográficas
1.- Torre Rodríguez F. El Padre Olallo. Un Testigo de la Misericordia. Barcelona 1994: 85
2.- Ob cit en 1: 86
3.- Ob cit en 2: 89- 94
4.- Ancheta Niebla Eduarda. Historia de la Enfermería en Cuba. Editorial de Ciencias Médicas la Habana. 2006: 24
5.- Entrevista al Dr. Gregorio Delgado García. La habana 1999
6.- Roig de Leuchsering E. La Habana. Apuntes históricos. Editorial del Consejo Nacional de Cultura. 1964: 149
7.- Ob cit en 6: 150
8.- Cuellar Cartaya E. La educación pre- escolar en Cuba. Revista Conrado Benítez. ISSN1990-8644
9.- Dueñas Gómez E., Mesa Riquelme L. Momentos de la pediatría Cubana. II parte La república mediatizada, trabajo presentado en el 1er Congreso Nacional de Historia de la Medicina, Cienfuegos 1988
10.- Memoria del Primer Congreso Nacional de Mujeres organizado por la Federación Nacional de Asociaciones Femeninas. La Habana: Imprenta La Universal. 1924
11.- Ancheta Niebla Eduarda. Historia de la Enfermería en Cuba Editorial de Ciencias Médicas. La Habana .2006:109
12.- Entrevista a Luzdemia Ancheta Niebla. La Habana 1963
13.- Ob Cit en 11: 97
14.- Ob Cit en 6: 152
15.- Ob Cit en 6: 155
16.- Ob Cit en 11: 70
17.- Ob Cit en 11: 91
18.-Entrevista a Alba Aviles Moreno. La Habana. 1963
19.- Ob Cit en 11: 121
20.- Entrevista a Lic. Maria Verdaguer Varona. La Habana. 2011
21.- Ob Cit en 11: 117
22.- Zubizarreta Estévez M. Entrevista. La Habana 2011

Manuel Solórzano Sánchez
Enfermero. Hospital Universitario Donostia de San Sebastián. Osakidetza /SVS
Colegiado 1.372. Ilustre Colegio de Enfermería de Gipuzkoa
Miembro de Enfermería Avanza
Miembro de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN, A.C.
Miembro no numerario de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País. (RSBAP)

1 comentario:

Ana Luisa Velandia-Mora dijo...


Mi amiga Eduarda Ancheta, una de las historiadoras de la enfermería latinoamericana, más consagradas y más activas.
Nos conocimos en Rïo en el 2005, luego nos vimos en Granada, luego en Cuba y bueno, espero que sigamos compartiendo.

Ana Luisa Velandia Mora