Introducción
En Cuba la atención a los niños en la época
colonial, no tenía relación alguna con las necesidades especiales que tenía
esta etapa tan importante de la vida, por lo tanto ni había ninguna preocupación
especial por su educación ni por su atención directa en algún centro
especializado para tratar las enfermedades que estos padecieran, pues estos
eran atendidos en el hogar tanto para su instrucción como cuando padecían
alguna dolencia; solo se conoce de lugares para la atención a los infantes en
los Hospicios o Casas de Beneficencia, posteriormente se abrirían Centros de Instrucción
pero casi todos bajo la orientación religiosa, casi siempre eran los sacerdotes
y posteriormente las monjas las que se encargaban de esta instrucción.
FOTO 001 Eduarda Ancheta y Manuel
Solórzano. Hotel Sevilla La Habana mayo 2012
Los orígenes en Cuba de la
Casa Cuna Habanera se remontan a cuando
estaba como Obispo de Cuba Diego Evelino Hurtado conocido por el “Padre Compostela” por ser oriundo de esa
provincia española, parece que tras conocer que una criatura recién nacida y
abandonada había sido devorada por los perros dentro de la misma ciudad, abrió
el primer Asilo a sus expensas en los últimos años del siglo XVII en una casa
muy próxima a la ermita de Belén o San Melchor y que después él, la daría como
monasterio a las Monjas Carmelitas. Al dar este local a las monjas antes
mencionadas los expósitos se quedan sin lugar donde atenderlos y permanecieron
en dicho convento hasta 1711.
La fundación debió de ser hacia 1687-1688, es
en esta época cuando se menciona la “Real
Casa Cuna” aunque no se menciona que tuviera nombre, este será el primer
establecimiento en la Villa
de San Cristóbal de la Habana
para atender a los niños abandonados por
sus madres y llevaría una existencia precaria hasta 1832 (1).
En 1704 cuando fallece el obispo Hurtado y su
sucesor será fray Gerónimo Valdés quien se encargara de fabricar a sus
expensas en 1711 una Casa en la calle de los Oficios esquina a la de Muralla,
la dotó de un pequeño capital 15.439 pesos fuertes, puso la dirección del
establecimiento en manos de un capellán – administrador. La circunstancia de
haber sido el Obispo Valdés el verdadero fundador de la primera casa destinada
a los expósitos, fue el origen de que desde entonces se apellidaran con su
nombre todos los que residieron en aquel entonces en este centro de
beneficencia (2).
Los avatares del tiempo hacen
que esta casa tuviera épocas de verdaderas penurias pues la mayor parte del
dinero con que se sostenía este centro era de limosnas y donaciones de personas
ricas caritativas, aunque algunos Gobernadores de la Isla como Dionisio
Martínez de la Vega
puso especial interés y consiguió del municipio algunas anualidades de los dineros
a invertir, esto sería hasta 1734, tanto el Obispo Lazo de la Vega como su sucesor Pedro
Morell de Santa Cruz, procuraron el pago al administrador que se le
adeudaban, pero ante el incumplimiento de la financiación de la
Casa Cuna por las autoridades civiles, será
la caridad pública del obispo y los vecinos quienes durante muchos años
cubrirían el déficit entre los ingresos y el gasto del centro (3).
Es el Obispo Morell de Santa Cruz quien
contrata 10 mujeres, destinadas unas al cuidado de los niños varones y otras a
la enseñanza de las niñas, se disponía también que los Betlemitas (Orden
de los Hermanos de Nuestra Señora de Bethlehem, fundada por Pedro de San José
Betancur, con el fin de servir a los pobres) se encargarían de la
asistencia de los párvulos que pasaran de 5 años hasta que tuvieran aptitud
para aprender algún oficio. Ya en 1780 llegaban a 200 los expósitos en una casa
capaz de albergar solo a 40 infantes, ni tenían condiciones materiales y los
ingresos fijos eran muy escasos hasta el punto que muchos niños murieron por
falta de alimento (4).
Ante esta penosa situación que atravesaron
los niños expósitos, es gracias al presbítero Mariano Arango, impulsado
por el Obispo Juan José Díaz de Espada y Fernández de Landa quien hizo cesar este estado de abandono. Una
benefactora de la Casa Cuna
fue Antonia Maria Menocal que es quien deja como herencia una suma
considerable de dinero para sufragar los gastos de esta Casa Cuna y seria el
presbítero Arango quien en esta fecha usa esos bienes para construir una Casa
de Maternidad donde se refundiría la antigua Casa Cuna años mas tarde, ésta estaría compuesta por tres
departamentos: uno para refugio de las parturientas, otro para la lactancia de
los niños hasta el destete y otro para la conservación y educación de los niños
hasta los 6 años y la vigilancia de los mayores hasta su emancipación. Esta
estaría terminada en 1830 aunque su inauguración fue el 14 de octubre de 1832
con el nombre de Casa de Maternidad de
María Santísima y del Señor San José.
Antes de la unión a la Casa Maternidad, la
Casa Cuna por su estado ruinoso, es trasladada a la calle Cuarteles numero 2,
pero este nuevo asentamiento carece de agua, esta lejos de la ciudad y la falta
de condiciones hizo que no fuera el lugar mas apropiado para sus fines, por la
que se le dio un carácter provisional hasta su traslado en 1832 al edificio del
Hospicio o Colegio de San Isidro.
Del funcionamiento de esta Casa Cuna al ser
trasladada a la Calle
de Cuarteles, puede darnos idea el dato siguiente de 1832- 1834, fueron
recibidos 158 expósitos de ellos solo sobrevivieron 9. En los dos primeros años
del funcionamiento de la obra de Arango tenemos que fueron expuestos 197 expósitos
y sobrevivieron 105 a
pesar que entre ellos se cuentan los que fallecieron del Cólera Morbo en 1833 (4).
Nos cuenta el Dr. Gregorio Delgado García que el Dr. Tomas Romay
antes de pasar por el Hospital de Paula donde trabajaba, iba a la Casa de Beneficencia y
atendía a los niños que estuvieran enfermos dejando indicaciones para su
tratamiento (5). Por un decreto del 29 de febrero de 1852 fue incorporada la Casa de Maternidad obra del
presbítero Arango a la Casa
de Beneficencia de La Habana, las dos Casas estarían regidas por una misma
administración y un mismo reglamento. La que con el tiempo se denominaría “Real Casa de Beneficencia y Maternidad de la Habana” o mas comúnmente “Casa de Beneficencia”, se encontraba situada el la Caleta de San Lázaro, junto
al Torreón del mismo nombre.
A partir de 1847 atenderán esta Casa Las
Hermanas de la Caridad
de San Vicente de Paul, en funciones de maestras y como enfermeras de las
salas para ingresos de los niños enfermos, aunque también había profesores
laicos (6). En las postrimerías de la dictadura de Fulgencio Batista el
edificio fue vendido al gobierno, este edificio que estaba céntrico lo
destinaron al Banco Nacional. Al triunfo revolucionario los niños y jóvenes
pasan a una institución totalmente renovada con las más recientes normas
psicológicas y pedagógicas para su atención y cuidado en Ceiba del Agua. La
edificación se pensaba destinar para el Banco Nacional fue remodelada, para
empezar a funcionar como el Hospital Hermanos Ameijeiras (7).
FOTO 002 Casa de Beneficencia y Maternidad de
La Habana. Cuba
Desarrollo.
La atención a los niños en la época Republicano burguesa
En el
período de la intervención norteamericana, por su propio carácter de
intervención se agudiza la crisis de la educación preescolar, los niños se
encontraban casi desamparados, se propuso que se pagara $10 mensuales per
cápita a los que se encontraban en centros internos, como pensionistas, con
esta medida injusta, trataron de "remediar" la situación del
hacinamiento de los asilados. En "apuntes
sobre la Fundación
de la Escuela Cubana"
Carlos Génova y Zayas señala que en
1899 se abrieran "escuelas para
párvulos" con educadoras cubanas seleccionadas por un tribunal, debido
a la carencia de locales, estas aulas iniciaron sus actividades en las propias
casas de las educadoras: en Santiago de Cuba se abrieron 34 aulas y se creó el Primer Kindergarten atendido por una
joven norteamericana. Esta institución constituye el primer intento de
enseñanza preescolar en Cuba, pero solo con beneficios para una pequeñísima
parte de la población infantil, con planes e intereses vinculados a los Estados
Unidos.
El
advenimiento de la República
no puso fin a los graves y difíciles problemas de la institución. Entre 1901 y
1902 surgió la Escuela Normal de Kindergarten en Matanzas, por
iniciativas norteamericanas con maestros y planes de estudio propio de aquella
nación. Una sociedad de huérfanos cubanos dirigida, también por
norteamericanos, organizó, al final de la intervención, algunas aulas de
Kindergarten en Santiago de Cuba, Matanzas y Sagua la Grande y ya en 1925 se
contaba con 22. A
la par de la creación de las aulas, se llevaron a cabo modificaciones de
carácter organizativo, como la reorganización de las juntas de Educación, la
creación de los Inspectores de Distrito y se fijó la estabilidad de los
maestros. La labor que debían realizar los niños en el Kindergarten consistían
en la realización de diferentes actividades tales como: doblar y entrelazar
papeles, jugar, cantar, dibujar, pintar, modelar, coser, tejer etc. Estos
trabajos estaban encaminados a relacionar a los niños con el mundo de los objetos
que les rodeaba, desarrollar habilidades y destrezas a través de los ejes
temáticos, todo esto estaba dado por la influencia froebeliana. Los métodos
utilizados estaban encaminados a ayudar al niño a obtener dominio de si,
desarrollar sus cualidades físicas, intelectuales, morales y de independencia.
El
Kindergarten lo atendía un personal integrado por una maestra, una auxiliar y
una conserje, estaba concebido para niños de 4 a 5 años. El ambiente de
estas aulas se preparaba en concordancia con las vivencias infantiles, e
intereses presentes y futuros de los niños. La estética era discreta, logrando
despertar en los niños el deseo de permanecer en el lugar. Las condiciones
higiénicas eran perseguidas al máximo: amplitud, mobiliario adecuado, orden,
limpieza, aire, luz y materiales al alcance de los niños para trabajar. Donde
las condiciones les permitían debía mantenerse un pequeño jardín, huerto,
implementos para trabajar allí, lugar apropiado para realizar actividades con
arena; rincón de la naturaleza, así como diferentes áreas para el juego. En
cada aula había un lugar preferente para la bandera, escudo nacional y retrato
de patriotas cubanos. Esta realidad, no fue posible lograrla en todos los
casos, debido al poco apoyo y abandono en que se encontraba nuestro sistema
educacional. El esfuerzo la responsabilidad, las gestiones y contribución
personal de cada maestra permitió mantener estas aulas con cierto decoro.
Honrado modo de actuar de las educadoras cubanas en la etapa republicana.
Hacia la
década de los 40 se crearon con fines de enseñanza y educación para los niños
de edad preescolar las aulas del grado
pre-primario dentro de la enseñanza oficial. Esta poseía objetivos
similares al Kindergarten, estaba destinado para los niños que no asistían al
Kindergarten pudiesen adaptarse al nuevo medio escolar. El grueso de estas
aulas funcionó en La Habana
y algunas capitales de provincia. Estas aulas no resolvieron la situación
existente en la educación preescolar, los niños campesinos sufrían completo
desamparo y aún cuando comenzó la enseñanza en las escuelas rurales esta era
inadecuada y en sus planes no incluía a los niños menores de 7 años.
Otras
instituciones creadas fueron las Creches,
tomando auge en el período de la seudo-república, tenían el objetivo similar a
las otras instituciones; el cuidado y la enseñanza de niños pobres. En ellas un
pequeño grupo de madres trabajadoras podían dejar a sus hijos (entre las 6 de
la mañana y las 9). Esta forma organizativa albergaba de 30 a 60 niños en locales
inapropiados generalmente, muchos eran pequeños y faltos de higiene, el
personal que lo atendía no tenía ninguna preparación, contaba con una
manejadora por cada 25 niños, una encargada, una cocinera, una criada y una
ayudanta. El régimen de vida era casi carcelario, carecían en su gran mayoría
de actividades infantiles, apenas poseían juguetes; si contaban con un
parquecito infantil donde los niños jugaban sin dirección pedagógica, no se les
daba orientación a los padres. El ingreso a estas creches estaba determinado
por los interese políticos de los gobernantes de turno; por lo que estas
instituciones fueron una variedad de asilos. En 1958 funcionaban en nuestro
país 38 instituciones de este tipo que atendían a 1.600 niños aproximadamente
de edades entre 1 y 6 años; entre los Kindergarten y pre primarias la cifra
excedía de 300 centros. Al triunfo de la Revolución Cubana
el Primero de Enero del 59, es en este momento que se revelan los aspectos
dolorosos ante la clase que asume el poder, de la miserable atención que se
brindaba a la infancia cubana (8).
Por primera vez en Cuba en 1900, se destinan
camas en los Hospitales para la atención a los niños enfermos estos serían el Hospital
“General Calixto García la sala “Albertini” y en el Hospital “Nuestra Señora de
las Mercedes” las salas “San Vicente”, “Manuel de la Cruz” y “Lourdes”. Se
realizan modificaciones en el plan de estudios de la carrera de Medicina,
trasladando la enseñanza de la asignatura de Pediatría para el último año de la
carrera de medicina. En esta época la atención
especializada del niño no sobrepasaba el 10 % de la población infantil, la
mortalidad infantil se calculaba alrededor del 70 por cada 1.000 nacidos vivos
(9). En 1921, por iniciativa del Club
femenino de Cuba, se creó la Federación Nacional de Asociaciones Femeninas de
Cuba (FNAF) que estaba compuesta por cinco asociaciones: Club Femenino de Cuba,
Congreso Nacional de Madres, Asociación de Católicas Cubanas, Asociación Nacional de Enfermeras y
Comité de la Creche
Habana Nueva.
A través de esta Asociación, y en particular de la Asociación Nacional
de Enfermeras de Cuba las enfermeras
podían emprender acciones orientadoras al tratamiento especial que necesitaban
los niños que redundarían en una atención especializada. Algunas de las
acciones que se desarrollaron por parte del Club Femenino de Cuba fueron más
allá que las realizadas por otras organizaciones de mujeres cubanas anteriores,
ya que el Club Femenino de Cuba: […] fundó escuelas nocturnas para obreras y otras
para la enseñanza del comercio; creó la primera institución formadora de
niñeras que funcionó en el país: La Escuela de Niñeras en 1923 (10). El 1927 se ofrecían en el Instituto Finlay
algunos cursos posbásicos de especialidades como Dietética y Alimenticios,
Higiene infantil y escolar, pero ninguno relacionado con el niño hospitalizado
(11).
Es bueno señalar que el contexto político social y económico de la
época republicana burgués fue un factor fundamental para que las enfermeras no
pudieran tener mejor calificación científica a través de cursos posbásicos y
claro está, que no era prioridad del Ministerio de Sanidad y Beneficencia
Social ofertar cursos que capacitaran a las enfermeras en alguna especialidad
infantil, pues tenían que aumentar el sueldo a pagar, que ya resultaban
irrisorios pues eran entre 30 y 50 pesos, por lo que cuando alguna clínica
particular fundamentalmente, necesitaba una especialización de su personal en
el cuidado de los niños, llamaba a especialistas casi siempre enfermeras norteamericanas,
para impartir estos cursos, pero sus participantes tenían que pagar la
matricula a estos y casi siempre no pasaban de 20 las cursillistas, pues no
podían pagar la matricula con los sueldos tan bajos que ganaban (12).
En 1929, la
señorita Caridad Coello asistió al V
Congreso Panamericano del Niño donde leyó y discutió el trabajo “Fundación
de las Escuelas de Niñeras y su reglamento” (13). No es hasta 1931 en
que se construye en la Habana
el primer Hospital especializado en la atención a la población infantil, este
será el Hospital Municipal de Infancia, (el pueblo lo llamaba el Hospital
Infantil) situado en la
Avenida de los Presidentes entre las calles F y 29. En
este hospital eran atendidos alrededor de 1.000 niños diariamente en Consultas externas
y tenía capacidad para 290 niños (14). En el trabajaron Enfermeras Generales, pues en esta época no existía una preparación
especializada para ellas.
Otro hospital que atenderá a infantes será el Hospital Infantil
Antituberculoso que lleva el nombre de Ángel
Arturo Aballi erigido en 1944 situado en la carretera de Arroyo Naranjo,
frente al antiguo Hospital Antituberculoso “La Esperanza” donde hoy
esta situada la Facultad
de Ciencias Médicas Julio Trigo (15).
FOTO 003 (Fig.
1) Enfermeras asistentes a un curso de especialización infantil entre ellas se
encuentra Alba Aviles Moreno y Luzdemia Ancheta Niebla, ambas Profesoras de
Enfermería posteriormente
Graduación
de las Primeras Enfermeras Profesionales Cubanas
La fecha
exacta de la graduación de las primeras estudiantes de enfermería no consta en
ningún documento; al revisar el Boletín de la Junta encontré que el 22 de septiembre de 1902 a las 4 de la tarde se
realizó el examen teórico y estuvieron presentes en el tribunal el doctor Juan Guiteras, como presidente; los
doctores Emilio Martínez como
secretario y Enrique Núñez como
vocal. El día 23 a
las 4 de la tarde se realizó el examen práctico. Si eran siete las alumnas que
se tenían que examinar no pudieron graduarse el mismo día al salir del examen
ya que el tribunal tenía que deliberar las notas y también seleccionar a la
alumna ganadora de la medalla de oro. El 26 de octubre de 1902 se seleccionó la
alumna ganadora de la medalla de oro con la presencia de los doctores Carlos E. Finlay, Emilio Martínez, Enrique
Núñez y miss Mary O´Donnell; no
hay datos que justifiquen que se graduaron el 25 de septiembre. En el Boletín
del mes de noviembre se encuentra la reseña de la graduación sin que se
mencione la fecha exacta en que se produjo, sin embargo, aparece el discurso
pronunciado por el doctor Carlos E. Finlay.
Así que en
1902 se graduaron las primeras enfermeras cubanas, en este acto solemne estuvo
presente el Presidente de la
República Tomás
Estrada Palma, con la asistencia del doctor Emiliano Núñez de Villavicencio, director del Hospital, el claustro
de profesores, así como personalidades científicas y de la sociedad; el doctor Carlos E. Finlay pronunció el discurso
de graduación. En este acto se les entregó el Diploma de Graduadas por la Universidad de la Habana. Con este hecho Cuba
se convertía en el primer país en
otorgar título universitario a sus enfermeras. Esto se estableció hasta 1961. A partir de esta
fecha será la Dirección
de Docencia y Perfeccionamiento la encargada de expedir estos títulos. Las
siete enfermeras que se graduaron fueron: Trinidad
Cantero Cantero que resultó ganadora de la medalla de oro y pronunció el
discurso en nombre de sus compañeras. Las otras fueron Rosa Gallardo y García, Martina
Guevara y Molina, Adelaida Rendós Alarcia,
Rosa Seiglie y Comesañas, Antonia Tejedor y Herrera y Bienvenida Cantón Pérez (Fig.3) (16).
A partir de esa fecha solo se graduaran tanto hombres como mujeres
con este título para ejercer la atención
de enfermería dirigida a adultos, embarazadas y niños, sin hacer especificidad alguna para la atención a estos grupos
especiales de la población. Comprendiendo posteriormente que para el
cuidado de niños se necesitaba alguna preparación especial para la atención de
Enfermería a este grupo poblacional:
Se Organiza la Especialidad de Higiene Infantil. El doctor Enrique Núñez organizó la especialidad de Higiene Infantil en 1914,
cuya responsabilidad entregó a Martina
Guevara y Molina (hasta 1921); ella también fue comisionada por la Secretaría de Sanidad y
Beneficencia para que organizara dicho servicio en algunas ciudades del
interior del país como Matanzas, Cárdenas, Cienfuegos y Santa Clara. En 1915,
se organizó el consultorio central de Higiene Infantil; su jefa fue la señorita
Zoila Borrero y como enfermeras Noemí Pons, Nieves Montes, Juana Flaque,
Dolores González y la señora Antonia Prieto de Calvo.
En 1929, se encontraban al frente del departamento de Higiene
Infantil en la Secretaría
de Sanidad y Beneficencia, Lucía Olmedo,
(Fig.4) que se había graduado en el Hospital “Nuestra Señora de las Mercedes”
en 1918 y había realizado un curso posbásico en 1921 de Asistencia de
Enfermería, junto a ella estaba Verena
Juver que se había graduado en el primer grupo de alumnas de la escuela de
enfermeras del Hospital “Número Uno” en 1903 (17). Verdaderamente la preparación especializada en materia de enfermería infantil solo se logra al
triunfo revolucionario de 1959.
FOTO 004 (Fig. 3) Miss Mary O Donnell con las graduadas 1902
Comienzo de la Enfermería Pediátrica
En 1960
cuando comenzaron los Círculos Infantiles se analizó la situación de quienes
iban a atender a estos niños y se organizó un curso que se llamaba
“Orientadoras de Círculos infantiles” la coordinadora y profesora de esos
cursos fue la enfermera especializada Alba
Aviles Moreno (18). Al hacer un análisis general de lo importante que sería
para el cuidado de los niños que se prepararan enfermeras con los conocimientos
necesarios para brindar este cuidado con la calidad requerida, primero se formarían
a las Auxiliares de Enfermería Pediátrica, luego estas podrían superarse a
través de los Cursos de Complementación como enfermeras técnicas, en la
especialidad de Pediatría.
Inicio de los cursos para auxiliares de enfermería
El 23 de
agosto de 1961, el Ministerio de Salud Pública, por medio de la Dirección de Docencia y
Perfeccionamiento, inició un curso para auxiliares de enfermería, del que se
graduaron las primeras 466 alumnas el 27 de marzo de 1962. Por decreto
ministerial # 4 del 13 de septiembre de 1961, se establecieron las normas para
el funcionamiento del trabajo de las auxiliares de enfermería. Los primeros
cursos de auxiliares eran de seis meses, posteriormente de nueve meses y más tarde de un año. En estos cursos se
impartían asignaturas teórico prácticas que les permitían a los alumnos
adquirir conocimientos, habilidades y hábitos fundamentales para una vez
graduados poder brindar atención a las necesidades básicas del paciente y estar
bajo el control y supervisión de la enfermera graduada. Al primer curso
asistieron alumnos de todo el país, tuvo un carácter nacional, pero los
siguientes se impartieron en cada provincia y/ o municipio que tuviera algún
hospital con los requerimientos necesarios para este tipo de enseñanza. Después
se implementarían cursos de Auxiliares de Enfermería Pediátrica y Obstetricia (19).
FOTO 005 1929
Enfermeras condecoradas por la Cruz Roja Cubana
Cursos de Auxiliares de
Enfermería Pediátrica y Enfermeras Pediátricas
Al hacer un
análisis general de lo importante que sería para el cuidado de los niños que se
prepararan Enfermeras con los
conocimientos necesarios para brindar este cuidado con la calidad requerida,
primero se formarían a las Auxiliares de Enfermería Pediátrica para que luego
realizasen los Cursos de Complementación y más tarde quedarían como enfermeras
técnicas, ambas en la especialidad de Pediatría y es así que en 1963 comienzan
los cursos de Auxiliares de Enfermería Pediátrica impartiéndose primero en los Hospitales
William Soler y Pedro Borras y Ángel Arturo Aballi posteriormente se abrirían aulas
en los Hospitales Aneiro Subirat, Sagrado Corazón, Clínica Marfan, Hospital
Pediátrico del Cerro y Hospital Carlos J Finlay (20).
Estos cursos
tenían una duración de dos años, el título que se les expedía era exactamente
igual que a las enfermeras graduadas de los cursos de tres años. Alrededor de
1978 la enfermería técnica con su plan de estudios de tres años se diversifica
y se empiezan a formar en las especialidades de Adulto y Pediatría. Esto sería
hasta 1983 en que nuevamente se vuelve a Enfermeras/os Generales.
Primer Curso Posbásico de Docencia después de 1959
En 1959 se impartió el primer curso posbásico de docencia de
enfermería, del que se graduaron: Roselia
Bonet Armas, Georgina Nardo, María T. Monzón, Margarita
Paret, María L. Díaz, Argelia Díaz, Andrea Izaguirre, Camila
Rodríguez, Julia Ferrera, Dora Rubal, Ildeliza Leza, Filomena
García, María J. Pérez, Mercedes Rivero, Rosa Castillo Martínez, Natividad
Rojas Vega, Hilda Águila Alarcón,
Ángela García Pedrosa, Caridad García Alfonso, Eloísa Olivera, Dalia Pérez Alsina, e Hilda
Sosa (21). De este grupo
recordamos a Roselia Bonet Armas
como profesora de Enfermería Pediátrica de la Escuela de Enfermeras Pelegrina
Sarda.
Cursos Posbásicos y Otros
A partir de la década de 1970 comienzan los cursos Posbásicos en
la especialidad de Neonatología aparejado a estos cursos comenzaran diseñarse
los diplomados que se relacionaran
con la especialidad de Enfermería
Pediátrica, el primero fue alrededor de 1996 y fue en Neonatología, después
sería uno en Puericultura y otro en Perinatología En el 2000 se diseño una
Maestría de Amplio Acceso que será fundamentalmente para las enfermeras/os y
médicos colaborantes en los distintos países que Cuba prestaba este tipo de
ayuda, después esta Maestría sería también de acceso a los cubanos aquí en la
patria (22). A finales de la década de 1980 se suspende la formación de
enfermería a través de los cursos de auxiliares de enfermería en todas sus
especialidades, así como los cursos de Complementación. Tenemos una Enfermera
Pediátrica que ya realizó el doctorado en Ciencias de la Salud, la Licenciada Marisela
Torres Esperon.
Consideraciones Finales
El lema del Ministerio de Salud al hacer referencia a los infantes
es “Nada
hay más importante que un Niño” y es con ese fin que la Enfermería
Pediátrica trabaja. Muestra de ello lo tenemos en el esquema de vacunación que
inmuniza a los Pequeños reyezuelos contra 14 enfermedades transmisibles, sin contar con los Hospitales especializados
done se atiende toda la grey infantil cubana
La enfermería Pediátrica es vanguardia en atención infantil en
todos los niveles de salud bien Primario,
Secundario o Terciario, llevando las cifras de mortalidad infantil a los
niveles mas bajo si tenemos en cuenta que Cuba esta dentro de los países del
Tercer Mundo, aun así la atención a la salud de la población esta dentro de los
niveles de países Desarrollados.
AUTORA: Licenciada Eduarda
Ancheta Niebla
Eduarda Ancheta, a sus 78 años es una veterana enfermera que sigue ejerciendo su
profesión y dedicada a la Historia de la Enfermería. Sigue realizando trabajos
y dando espléndidas conferencias. Es un ejemplo a seguir. Ha sido nombrada
Coordinadora de la nueva Red de Historia de la Enfermería Cubana. Profesor
Auxiliar, Master en Enfermería. Miembro Titular de la SOCUENF. Miembro de la Sociedad Historia
de la Medicina. Miembro de la Asociación Médica Caribeña. Miembro de la sección
de historiadores de la SOCUENF. Miembro del Consejo Editor de la “Revista
Temperamentum. Granada, España”. Miembro del Comité Científico Internacional de
la “Revista Uruguaya de Enfermería”. Miembro del Comité Científico
Internacional de la “Revista El ser enfermero” Buenos Aires Argentina.
Profesora Principal de Historia de la Enfermería Universidad
de Ciencias Médicas de la Habana. Profesora de Historia de la Enfermería Facultad
“Enrique Cabrera”. Candidata a Dra. en Ciencias de enfermería. Universidad de
Ciencias Medicas de La Habana. Facultad Dr. Enrique Cabrera Cosio.
FOTO 006
Enfermeras Escuela del Hospital Nuestra Señora de las Mercedes 1929
Referencias Bibliográficas
1.- Torre
Rodríguez F. El Padre Olallo. Un Testigo de la Misericordia. Barcelona 1994: 85
2.- Ob cit en 1: 86
3.- Ob cit en 2: 89- 94
4.- Ancheta
Niebla Eduarda. Historia de la
Enfermería en Cuba. Editorial de Ciencias Médicas la Habana.
2006: 24
5.-
Entrevista al Dr. Gregorio Delgado García. La habana 1999
6.- Roig de
Leuchsering E. La Habana. Apuntes históricos. Editorial del Consejo Nacional de
Cultura. 1964: 149
7.- Ob cit
en 6: 150
8.- Cuellar
Cartaya E. La educación pre- escolar en Cuba. Revista Conrado Benítez.
ISSN1990-8644
9.- Dueñas
Gómez E., Mesa Riquelme L. Momentos de la pediatría Cubana. II parte La
república mediatizada, trabajo presentado en el 1er Congreso Nacional de
Historia de la Medicina,
Cienfuegos 1988
10.- Memoria del Primer Congreso
Nacional de Mujeres organizado por la Federación Nacional
de Asociaciones Femeninas. La Habana: Imprenta La
Universal. 1924
11.- Ancheta
Niebla Eduarda. Historia de la
Enfermería en Cuba Editorial de Ciencias Médicas. La Habana .2006:109
12.-
Entrevista a Luzdemia Ancheta Niebla. La Habana 1963
13.- Ob Cit en 11: 97
14.- Ob Cit en 6: 152
15.- Ob Cit en 6: 155
16.- Ob Cit en 11: 70
17.- Ob Cit en 11: 91
18.-Entrevista
a Alba Aviles Moreno. La Habana. 1963
19.- Ob Cit
en 11: 121
20.- Entrevista a Lic. Maria Verdaguer Varona. La
Habana. 2011
21.- Ob Cit
en 11: 117
22.-
Zubizarreta Estévez M. Entrevista. La
Habana 2011
Manuel Solórzano Sánchez
Enfermero. Hospital Universitario Donostia de San Sebastián.
Osakidetza /SVS
Colegiado 1.372. Ilustre Colegio de Enfermería de Gipuzkoa
Miembro de Enfermería Avanza
Miembro de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del
Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN, A.C.
Miembro no numerario de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del
País. (RSBAP)
1 comentario:
Mi amiga Eduarda Ancheta, una de las historiadoras de la enfermería latinoamericana, más consagradas y más activas.
Nos conocimos en Rïo en el 2005, luego nos vimos en Granada, luego en Cuba y bueno, espero que sigamos compartiendo.
Ana Luisa Velandia Mora
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