sábado, 9 de mayo de 2009

UNA ENFERMERA EXCEPCIONAL: ANDREE DE JONGH

Este relato resume la vida de una enfermera excepcional y poco conocida, que merecería ocupar una página de honor en la historia de la enfermería. Florence Nigthingale, la dama de la lámpara en la guerra de Crimea es la figura por excelencia que podemos encontrar en cualquier texto de historia de la enfermería. Junto a ella suelen aparecer algunos otros nombres, generalmente ligados al desarrollo de diferentes modelos teóricos.
Sin embargo la aportación de Andrée De Jongh es muy diferente, aunque no por ello menos importante. Andrée De Jongh, “Dedée”, junto a la palabra “enfermera”, es una de las mujeres sobre la que pueden encontrarse referencias en los libros de historia, en museos de Francia y Bélgica, y que figura entre los libros de honor de Estados Unidos, de la que se han escrito numerosos artículos y libros; sin embargo, es una desconocida para la enfermería.

Andrée “Dedée” De Jongh nació en Schaerbeek, Bélgica, en 1916 enfermera diplomada, trabaja como dibujante publicitaria en Malmédy, desplazándose por cuestiones laborales en diversas ocasiones al País Vasco Francés.

Se alista en 1940 en la Cruz Roja Belga, siendo destinada al hospital militar de Brujas y como miles de enfermeras atendió a los heridos de la Segunda Guerra Mundial. Dedée había formado parte, como enfermera de los voluntarios de la Cruz Roja belga, que atendieron a los soldados británicos y belgas heridos en Brujas después del desastre de Dunkerque, cuando los alemanes rebasaron las defensas belgas en 1940.

Hasta aquí nada excepcional. Dedée podría haber elegido una vida más fácil, trabajando anónimamente como enfermera en un hospital de Bruselas. Pero con 24 años, junto con otros amigos, enfermeras y médicos entre ellos, comienza a atender en la clandestinidad a los pilotos aliados abatidos en Bélgica. Es entonces cuando decide organizar una red para repatriar a los pilotos una vez repuestos de sus heridas, que partiendo desde Bélgica, atravesaban Francia para llegar a España, y desde allí hasta Inglaterra.

No había ninguna forma establecida de escape y Dedée al principio organizó la escapada en corto a través del Canal de la Mancha en barca.

Pero en 1942 los alemanes consolidaron su control en territorio ocupado y la joven belga vio que era muy peligroso. Por eso “Dedée” fundó, organizó y dirigió la “Red Comète”, también llamada “La Línea de la Libertad” que desde junio de 1940 hasta 1944, permitió el retorno de unos 800 pilotos. “Dedée” había cruzado los Pirineos 24 veces, conduciendo personalmente a lugar seguro a un mínimo de 118 aviadores, sin perder ninguno.
En agosto de 1941 se presentó en el Consulado británico de Bilbao. Junto a ella estaban Bobby Conville y Allan Cowan, los dos primeros soldados rasos del Ejército británico a los que había salvado a través de los Pirineos.

De Jongh les hizo partícipes de su deseo de crear un sistema de evasión. Necesitaban dinero para pagar a los guías y alimentar y alojar a los fugitivos. El vicecónsul, Arthur Dean, no le creyó en un principio y le dijo que volviera en dos semanas, y así lo hizo.
Sólo con los datos expuestos puede apreciarse la importancia de su labor, pero hay que añadir que se trataba de una “mujer”, “enfermera”, una de las 3 únicas mujeres que tuvieron bajo su mando y responsabilidad grupos de la resistencia aliada, es decir una mujer excepcional en un mundo, el de la guerra, dominado por los hombres.

Su trabajo fue muy importante y ella y sus colaboradores fueron perseguidos por la Gestapo. Su padre, Frederich De Jongh fue detenido en junio de 1943 por la Gestapo en la Gar du Nord de Paris y posteriormente fusilado. Durante la existencia de la Red Cométe fueron capturados y ejecutados otros 23 miembros más de la red.

El paso de la frontera entre Francia y España era el más peligroso. Ir desde el caserío “Bidegain – Berri” en Urrugne, a 5 km de la frontera hasta el Caserío Sarobe en el barrio de Ergoien en Oiartzun (Gipuzkoa).

Era una travesía de 8 horas, por caminos de montaña…
De Noche y en Silencio
Los aviadores, “los niños” para las personas de la Red Cométe. Cuando desfallecían, aunque ella físicamente parecía mucho más débil que ellos, siempre estaba allí, dándoles ánimos para que hicieran un último esfuerzo, porque además era consciente de que si les detenían pondrían en peligro a todos los miembros de la Red.

A los riesgos de las patrullas alemanas y españolas había que unir los de la naturaleza, en especial el cruce del río Bidasoa.

Cruzar el río Bidasoa, frontera natural entre Francia y España, era uno de los puntos más peligrosos, porque al riesgo de ser detenidos se unía el propio riesgo del agua. Aquí murió ahogado Antoine d’Ursel “Jacques Cartier” la noche del 22 de diciembre de 1943.

Una vez atravesado el río Bidasoa llegaban hasta el “Caserío Sarobe” de la familia Iriarte, en el barrio de Ergoien (Oyarzun).

Dicho caserío desempeña un papel fundamental en el sistema de seguridad organizado por la Red Comète: constituye la primera etapa de los fugitivos al pasar el Bidasoa, un refugio y la base de operaciones.
Del caserío Sarobe bajan al barrio de Alcibar donde la familia Arbide-Garayar (que será detenida en 1944) les apoya en el camino hacia Rentería (Errenteria) y finalmente San Sebastián. Allí son recogidos por coches de los servicios consulares británicos y trasladados a través de la red consular en España hasta Gibraltar, desde donde regresaban en avión a Gran Bretaña.
Andrée de Jongh realizó en 32 ocasiones esta peligrosa travesía (8 horas de noche) y participó directamente en la liberación de 118 pilotos.

La propia Andrée fue detenida 15 de enero de 1943, tras una delación, por los alemanes en el caserío “Bidegain-Berri” en Urrugne (Francia) a tan solo 5 kilométros de la frontera de Irún (Gipuzkoa). Junto a ella fueron arrestados un grupo de pilotos aliados la casera Frantxia Usandizaga y Juan Larburu, refugiado de la guerra civil natural de Hernani.

En primera instancia, su padre Frédéric De Jongh se hace cargo de la dirección de la “Red Cométe”. Le sustituye en la dirección de la Red Jean François Nothomb “Franco”.

Fue torturada y duramente interrogada, internada en diferentes prisiones, entre ellas la de Fresnes en Paris, y la prisión de San Gilles en Bruselas, para posteriormente ir al campo de concentración Ravensbrück, en Alemania, 90 kilómetros al norte de Berlín, hasta que fue liberada por los aliados en abril de 1945.
Según el razonamiento de los nazis, Dedé, al ser una mujer, no podía dirigir Cometa. Era demasiado joven para haber creado una organización tan compleja, que se extendía desde Bélgica hasta España.

Si lo hubieran creído, le habrían fusilado o guillotinado.
Pasas esas enormes puertas. Sólo puedo decir que es como si se pasara la puerta del infierno. Es duro de contar”.

Pero no consiguieron dominar mi espíritu. Estoy orgullosa de decir que no me he arrastrado a los pies de los guardias de las SS por un plato suplementario de sopa, aunque estaba verdaderamente hambrienta”.

Fue liberada el 15 de Febrero de 1945 en el Campo de Concentración de Matthausen, desnutrida y muy enferma. Habían pasado 2 años y un mes en la cárcel de los Campos de Concentración Nazis.

Su padre, Frédéric, fue detenido y fusilado en París el 28 de marzo de 1944. Su hermana fue deportada a campos de concentración.
160 miembros de la Red Cométe murieron fusilados o en los campos de concentración. Frantxia Usandizaga, arrestada junto a Dedée, murió en Ravensbruück. Juan Larburu, también arrestado junto a Andrée, fue fusilado.

Acabada la contienda se reincorporó a su actividad como enfermera trabajando durante 28 años en hospitales para leprosos en el Congo Belga y en Etiopía.

La Red Cométe y todos sus miembros recibieron numerosos reconocimientos de todos los gobiernos aliados por su valor.

Tras el fin de la guerra recibió diferentes reconocimientos. Fue nombrada “Condesa” por el Rey Balduino de Bélgica, recibió la “Cruz de San Jorge” de Gran Bretaña y la “American Medal of Freedom”. Que le otorgó el Gobierno de los Estados Unidos. Es una de las escasas mujeres que han recibido tan alta distinción.

También muchos de esos pilotos a los que ayudó a escapar fueron a expresarle su gratitud, y ella siempre respondía: « Ne me remerciez pas, car moi j’ai eu la chance de faire la guerre san jamais tuer personne… ». No tienen que agradecerme nada, he tenido la fortuna de participar en la guerra sin matar nunca a ninguna persona.

Cuando realizamos el trabajo vivía en Bélgica, y había participado en las reuniones que organizaban los supervivientes de “Su línea de la libertad”, de la Red Comète, hasta el año 2002; viviendo totalmente retirada en una residencia con sus 89 años. El día 13 de Octubre de 2007 fallecía en Bruselas a punto de cumplir sus 91 años.
Henrike Knörr es director de investigación de Euskaltzaindia y catedrático de Filología Vasca (UPV – EHU). En su necrológica sobre esta fabulosa enfermera con fecha 7 de diciembre de 2007, decía en su titular:

Andrée de Jongh, una mujer extraordinaria

«Andrée de Jongh murió el pasado 13 de octubre en Bruselas, a punto de cumplir 91 años. Descanse en paz la mujer valiente y generosa, que contó con vascos nobles y bravos en la lucha contra el totalitarismo»

Agosto de 1941, una joven belga de 24 años, pequeña y atractiva, se presentó en el consulado británico de Bilbao. Aquella mujer era Andrée de Jongh, pero todos la llamaban Dédée. Hasta entonces había trabajado como agente de arte y como enfermera, pero una idea muy distinta le bullía en la cabeza. En la conversación trató de persuadir al vicecónsul de su idea de organizar una red para rescatar a pilotos aliados y llevarlos a través de Francia y España, de modo que volvieran a Londres vía Lisboa o Gibraltar. Ante el escepticismo del vicecónsul, temeroso de una trampa de los alemanes, Andrée de Jongh le presentó a los tres hombres que la acompañaban: dos belgas y un escocés, traídos desde Bélgica y deseosos de combatir contra el nazismo. Aquello parecía serio, y el vicecónsul pidió a la joven unos días para consultar con sus superiores.
Pasado el tiempo convenido, y tras una segunda entrevista, empezaba a funcionar laRed Comète, llamada así por la velocidad que Dédée quiso imprimir al viaje de los refugiados. Quizá de entonces es también el lema latino de la red: «Pugna quin percutas» («Lucha pero no mates»). La financiación correría a cargo de los británicos (aunque la caja se estrenó con la venta de las joyas de Dédée), pero la dirección estaría en manos de los belgas. El plan consistía en establecer diversos puntos de acogida hasta el País Vasco francés. Desde allí, experimentados mugalaris (expertos en los pasos fronterizos) conducirían a los aviadores a tierras más seguras, contando con la neutralidad oficial de España en la Segunda Guerra Mundial y la vigilancia de las embajadas aliadas en España. La entrega de combatientes aliados a los nazis desde España, una vez que habían logrado pasar la frontera, no era conveniente para los franquistas, que podían sufrir las represalias consiguientes, sobre todo en el ámbito económico. No fue lo más difícil organizar el paso de la frontera. Personas como la saratarra Kattalin Agirre, el hernaniarra Florentino Goikoetxea o el vitoriano Ambrosio San Vicente, junto a otros muchos, vascos o no vascos (como Jean François Nothomb, tío-abuelo de la novelista Amélie Nothomb), lo hicieron posible. Para la cuestión de los carnés de identidad o permisos de desplazamiento, se contó con personas que trabajaban o estaban introducidas en ayuntamientos y otras instituciones. Una vez pasada la muga, la acogida estaba asimismo garantizada por muchos, entre ellos Tomás Arakama, que tenía un garage en Donostia.

Todos los años, en los primeros días de septiembre, la asociación de amigos de la red Comète y el club de montaña Urdaburu de Errenteria organizan tres días de conmemoraciones en Donibane, Anglet y Ziburu. Aquí, en el bellísimo cementerio delante del ancho mar, se depositan flores en las tumbas de Kattalin Agirre y Florentino Goikoetxea (ambos miembros de la Legión de Honor y con otras condecoraciones). Es el punto de partida de una caminata repartida en dos etapas, hasta Oiartzun, pasando por Urruña y atravesando el Bidasoa a pie (a veces con dificultades), como lo hacían aquellos evadidos, y con una última parada, en el caserío Sarobe, de la familia Iriarte, en el barrio Ergoien de Oiartzun. En el caserío, entre amigos, los aviadores se sentían al fin seguros. Ahora, en la conmemoración, en un ambiente muy amable propiciado por los dueños de la casa, es un momento para departir con supervivientes de aquellos años oscuros o con sus familiares, y con decenas de personas de todas las edades.

Entre ellas está el historiador Juan Carlos Jiménez de Aberásturi, autor de varios trabajos sobre la red Comète, y especialmente de dos libros excelentes: «En passant la Bidassoa. Le réseau Comète» con su traducción castellana: «Vascos en la 2ª Guerra Mundial. La red Comète en el PaísVasco» (1995 y 1996, respectivamente) y «Askatasunaren bidea: Florentino Goikoetxea eta beste hernaniar batzuk nazismoaren aurkako borrokan bigarren Mundu Gerran», en su versión castellana «El camino de la libertad: Florentino Goikoetxea y otros hernaniarras en la lucha contra el nazismo durante la II Guerra Mundial» (2006). Los dos libros son piezas muy importantes dentro de una extensa bibliografía sobre la red creada por Dédée. Andrée de Jongh murió el pasado 13 de octubre en Bruselas, a punto de cumplir 91 años. Descanse en paz la mujer valiente y generosa, que contó con vascos nobles y bravos en la lucha contra el totalitarismo.
Andrée “Dedée” De Jongh merece nuestro homenaje y agradecimiento, ya que es un modelo para toda la profesión de enfermería, y especialmente para las futuras generaciones de enfermeras y enfermeros, por su compromiso con la enfermería, con la sociedad, con la libertad y con los derechos humanos.
AGRADECIMIENTOS
Juan Carlos Jiménez de Aberásturi
Claudio Albisu
Henrike Knörr
Francisco Etxeberria
Familia Iriarte del Caserío Sarobe de Oiartzun
Asociación de amigos de “Comète”


Nota: Algunas fotos son de la colección particular de Andrée de Jongh; del libro de Juan Carlos Jiménez Aberasturi; fotos de la Familia Iriarte, y mis fotos.

Muchas gracias, espero que os haya gustado leerlo. Un abrazo para todos

*Manuel Solórzano Sánchez y**Jesús Rubio Pilarte
* Enfermero Hospital Donostia. Osakidetza /SVS
** Enfermero y sociólogo. Profesor de la E. U. de Enfermería de Donostia. EHU/UPV
masolorzano@telefonica.net / jrubiop20@enfermundi.com

1 comentario:

EP (Enfermagem Pediátrica) dijo...

Esperamos que no se importe de hablarmos de la conección al artigo muy bueno que hizó aqui.
Saludos .Muchas Grácias.
Equipa del Enferm@gem Pedi@tric@.