El sueño procesaría sólo la información bien aprendida que se adquiere durante el periodo de vigilia
Redacción, Madrid (5/2/2008).-
Las siestas cortas diurnas podrían mejorar la memoria, según sugiere un estudio de la Escuela de Medicina de Harvard en Estados Unidos que se publica en la revista Sleep.
Los investigadores descubrieron que un corto periodo de sueño no-Rem de unos 45 minutos durante una siesta diurna beneficiaba el funcionamiento de la memoria declarativa, aquella que almacena datos, acontecimientos generales de la vida o información sobre el entorno. El estudio se centró en 33 participantes, 11 hombres y 22 mujeres, que tenían una media de edad de 23 años. Los sujetos llegaron al laboratorio del sueño a media mañana, fueron entrenados en las dos tareas de memoria declarativa que tenían que realizar y sobre la una de la tarde 16 de ellos tomaron una siesta mientras que los 17 restantes se mantenían despiertos en el laboratorio. Después de la siesta, todos los participantes se quedaron en el laboratorio hasta que llegó el momento de hacer una nueva prueba sobre las cuatro de la tarde. Los investigadores descubrieron que en las tres pruebas diferentes de memoria declarativa, la siesta benefició su realización en comparación con los periodos de vigilia, pero sólo en aquellos sujetos que adquirieron más destreza en las tareas durante la sesión de entrenamiento.
Según explica Matthew A. Tucker, director del estudio, la importancia de este descubrimiento es que el sueño podría no procesar indiscriminadamente toda la información que se adquiere durante la vigilia, sino sólo la información bien aprendida". Según Señala Tucker, "los resultados sugieren que existe un nivel de adquisición que se ha tenido que obtener para que el sueño procese de forma óptima la memoria".
Los investigadores descubrieron que un corto periodo de sueño no-Rem de unos 45 minutos durante una siesta diurna beneficiaba el funcionamiento de la memoria declarativa, aquella que almacena datos, acontecimientos generales de la vida o información sobre el entorno. El estudio se centró en 33 participantes, 11 hombres y 22 mujeres, que tenían una media de edad de 23 años. Los sujetos llegaron al laboratorio del sueño a media mañana, fueron entrenados en las dos tareas de memoria declarativa que tenían que realizar y sobre la una de la tarde 16 de ellos tomaron una siesta mientras que los 17 restantes se mantenían despiertos en el laboratorio. Después de la siesta, todos los participantes se quedaron en el laboratorio hasta que llegó el momento de hacer una nueva prueba sobre las cuatro de la tarde. Los investigadores descubrieron que en las tres pruebas diferentes de memoria declarativa, la siesta benefició su realización en comparación con los periodos de vigilia, pero sólo en aquellos sujetos que adquirieron más destreza en las tareas durante la sesión de entrenamiento.
Según explica Matthew A. Tucker, director del estudio, la importancia de este descubrimiento es que el sueño podría no procesar indiscriminadamente toda la información que se adquiere durante la vigilia, sino sólo la información bien aprendida". Según Señala Tucker, "los resultados sugieren que existe un nivel de adquisición que se ha tenido que obtener para que el sueño procese de forma óptima la memoria".
Fuente: El Medico Interactivo nº 1983 - 5 febrero 2008.
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