Os adjunto un artículo de una de las coordinadoras madrileñas, del ya comentado programa GALIA, de prevenvención del VIH/SIDA, que ha sido publicado en El confidencial, donde varias de las coordinadoras, tienen una sección semanal, sobre los temas de sexología.
Sin duda es un tema importante y serio cualquier día del año, pero cuando se acerca el día mundial de la lucha contra el VIH-SIDA aumenta la reflexión pública sobre el tema. Es muy grande el interés por atajarlo desde diversos ámbitos, por encontrar claves que ayuden a prevenir nuevos contagios (además de atender los ya existentes), pero lo cierto es que las cifras siguen siendo elevadas.
Desde el ámbito de la educación sexual, es también mucho el trabajo que se realiza, por parte de los profesionales (sexólogos-as, educadores-as…) no solo para aportar granitos de arena, sino también para intentar entender qué hay detrás de muchas de las conductas o prácticas de riesgo de contagio del VIH-SIDA. Entender algunos de estos motivos puede ayudarnos a poner en marcha medidas educativas más eficaces, siempre teniendo en cuenta que los efectos de la educación no suceden de un día para otro, sino de forma lenta y progresiva. Pero no es motivo para no intentarlo, porque los cambios en buena dirección son importantes aunque sucedan despacio.
Quisiera compartir algunas reflexiones sobre algunos de los motivos, que se encuentran detrás de muchas de las prácticas que conllevan riesgo de contagio del VIH, y también de otras enfermedades de transmisión genital.
Para empezar, evidentemente no todas las relaciones llamadas de riesgo suponen contagio (hablamos de riesgos, no de certezas), pero las consecuencias pueden ser tan importantes que seguro, merecerá la pena encontrar recursos eróticos para pasarlo lo mejor posible sin necesidad de correr dichos riesgos…
No podemos confundir información con educación
En muchas ocasiones se ha confundido una cosa con la otra. Y de hecho, es algo que suele sorprender a muchos y muchas ("¿Pero acaso no hay información de sobra sobre como prevenir el VIH-SIDA? ¿es que no está claro que “hacerlo” sin condón es arriesgado? ¿Cómo puede pasar esto si hay tanta información, folletos, reparto masivo de condones…?"). Y por supuesto que saber todas estas cosas es importante, y mucho, porque el “no saber” puede ser uno de los motivos por el que se produzcan contagios, pero tal vez no sea esta, al menos en la actualidad en nuestro país, la razón más frecuente que los explique.
Tal vez podríamos enfocar la pregunta de otro modo: "¿Por qué, a pesar de la información, muchas personas (y no solamente adolescentes) siguen arriesgando en sus relaciones sexuales?"
Además de la escasa percepción de riesgo por parte de gran parte de la población (“a mi no me puede pasar, es algo muy improbable, conozco a mi pareja perfectamente, no tiene aspecto de tener nada…”) algunas actitudes ante las relaciones eróticas y el placer suelen jugar un papel importante de cara a cuidarse de los riesgos de contagio.
Sin condón se “siente más”, se disfruta más…
La idea de que el condón disminuye placer durante las relaciones coitales, es uno de los motivos (frecuentes) para su falta de uso en determinadas situaciones. En realidad, pese a ser muy conocidos, los condones se suelen percibir como elementos incómodos y engorrosos dentro de las relaciones coitales porque se considera que, o bien restan placer, cortan el rollo, o son incompatibles con el romanticismo de la situación.
Como dato curioso, hace algunos años, en un estudio publicado en Journal of Royal Society Medicine, se analizó cómo de entre las 200 películas más taquilleras en los últimos 20 años de entonces, solamente en una de ellas (Pretty Woman) se hace referencia explícita a la utilización de preservativos en las relaciones coitales (llama la atención además que justamente se trate de una relación con una prostituta). Sin embargo, en estas películas no suelen mostrarse las posibles consecuencias de estas prácticas coitales no protegidas.
La importancia del cine y de los medios no es banal en la adquisición de ciertas ideas o actitudes sobre sexualidad (aunque evidentemente influyen muchos otros factores). Sin ir mas lejos, a finales de los años 80, y debido a que en un principio el colectivo gay fue el mas afectado por el contagio del VIH-SIDA, en el cine porno gay el uso de preservativos en las prácticas genitales acabó siendo algo generalizado. Aunque no fue esta la única medida adoptada, es probable que tuviera su influencia en la bajada de las tasas de contagios entre población homosexual a partir de entonces.
Cómo se lo digo…
Para otras muchas personas que en sus relaciones coitales desean protegerse usando condón, la dificultad reside en cómo proponer su uso. En algunos casos por temor a que el otro considere esta proposición como una señal de desconfianza; en otros muchos (sobre todo en las mujeres), por miedo a gustar menos a sus parejas o a ser abandonadas por este motivo. Así, otro factor importante a tener en cuenta para entender muchas relaciones de riesgo tiene que ver con dificultades para negociar el uso del preservativos, sobre todo por parte de muchas mujeres que sí desean usarlos (ya que en la mayoría de los casos en que no se usa suele ser el hombre quien propone prescindir de él).
Ni que decir tiene que las relaciones eróticas no son en si el problema, ya que sólo unas pocas relaciones suponen contagio si se realizan de manera no protegida.
*Ana Belén Carmona Rubio es sexóloga y psicóloga
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