miércoles, 5 de febrero de 2020

MARÍA DE MADARIAGA Y ALONSO FUNDADORA DE “SALUS INFIRMORUM”




FOTO 1 Portada del libro María de Madariaga y Alonso

Autor: Francisco Glicerio Conde Mora. El autor del libro es nacido en Cádiz el 17 de marzo de 1978, es profesor en la Universidad CEU San Pablo. Licenciado en Historia por la Universidad de Cádiz, pertenece al Instituto CEU de Humanidades Ángel Ayala. Es socio de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía, de la Junta Directiva del Ateneo Gaditano y de la Asociación Nuestra Señora Salus Infirmorum. Desde el año 2005 es profesor de Historia de España y de Historia de las Civilizaciones en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad CEU San Pablo y de Doctrina Social de la Iglesia en la Facultad de Derecho.

María Teresa Miralles Sangro hace un resumen en Tribuna Sanitaria y nos cuenta que en este libro la estructura es en dos partes, en la primera se presenta a María de Madariaga y Alonso en forma de biografía breve, su personalidad e inserción en el contexto social, cultural y político que le tocó vivir, intentando reconstruir documentalmente su pensamiento y destacando entre sus aspectos particulares la fundación y generosa dedicación, a Salus Infirmorum y de la Escuela de Enfermeras (1).


FOTO 2 Portada y contraportada del libro María de Madariaga y Alonso

En la segunda parte se evidencia la utilidad del método prosopográfico como punto de partida para la historiografía. El autor reconstruye toda una red de relaciones, reproduciendo las fuentes en el texto original, en las que participa un muy variado grupo de singulares personajes, polarizándola en la protagonista María de Madariaga (1).

En mi parecer este libro aporta una nueva página a la escasa existencia de obras escritas en España a partir de la vida de una enfermera, de biografías de enfermeras españolas. Si hacemos un pequeño repaso por nuestra historia en busca de la biografía de una insigne o destacada enfermera española, encontraremos que la primera Escuela para Enfermeras que hubo en España fue la Real Escuela de Enfermeras de Santa Isabel de Hungría en 1896, de la que se conservan algunos datos sobre su estructura y funcionamiento, pero nada especial, por su particularidad o individualidad, sobre ninguna de sus enfermeras.

En 1915 es la primera vez que en España se contempla la Enfermería como una ocupación profesional (R. O. de 5 de mayo) y se establecen las condiciones de su estudio. Amparándose en este marco legal empiezan a surgir las primeras escuelas de enfermeras. Escuela de Santa Madrona, de la Mancomunitat, Escuelas Auxiliares de Medicina. Se destacan en este periodo a la enfermera Angels Mateu i Pla pero todavía no se redactó, su biografía.

De las enfermeras de la Cruz Roja Española, cuya formación comienzan en San Sebastián, Madrid y Barcelona extendiéndose a las capitales de otras provincias y aun siendo bastantes las personalidades femeninas de la Corte de España que componen el cuerpo de Damas Enfermeras, tampoco se destacan sus biografías (1).


FOTO 3 María de Madariaga y Alonso

En 1929 con la fundación de la Escuela de Enfermeras de la Casa de Salud Valdecilla, que ocupa un destacado papel en el desarrollo de la formación de enfermeras en España. En la bibliografía se distingue a María Teresa Junquera como subdirectora, que llevó la escuela en la línea más novedosa y revolucionaria de la Enfermería de su momento, pero tampoco conocemos su biografía enfermera (1).

Casa de Salud Valdecilla, 1929 Santander. Manuel Solórzano Sánchez. Publicado el martes día 22 de enero de 2019

Es precisamente en el periodo de la posguerra donde se inscribe la biografía de María de Madariaga y Alonso. El libro que nos ocupa es, por tanto, la primera biografía que se publica en España sobre la fundadora de una Escuela para Enfermeras en 1942. Entendemos que su importancia proviene de la idea de que la historia de una profesión debe ser al mismo tiempo una historia de sus actores en armónica interrelación con la sociedad donde se produce.

En la biografía de María de Madariaga y Alonso, destaca su interés por los más débiles y desfavorecidos, por el cuidado hacia los enfermos, por la insatisfacción ante la escasez y formación de la enfermería que conoce. De grandes inquietudes trascendentes, con una fortaleza de espíritu que la hacía ejemplar, consagró su vida al cumplimiento del deber para con los demás, expresados a lo largo de su trayectoria por una fidelidad a la jerarquía de la Iglesia Católica y una magnífica labor de apostolado en el campo de la Enfermería.

En plena posguerra, en el año 1942, resuelve fundar la “Escuela para Enfermeras Salus Infirmorum”, con el objetivo de formar profesionales sanitarios desde una perspectiva integral del estudiante: técnica, humana, social, espiritual y ética. Esta primera Escuela Salus Infirmorum estuvo vinculada al Hospital del Niño Jesús de Madrid y tuvo como director al Dr. Gregorio Marañón (1).

A partir de aquí, María de Madariaga supo adaptar su ideario de formación para las enfermeras a la evolución histórica y social de nuestro país, llegando a la actualidad como Facultad Universitaria de Enfermería Salus Infirmorum (1).

EL LIBRO

El libro consta de 114 páginas distribuidas en índice, el prólogo que está firmado por S.A.R. la Infanta Doña Margarita de Borbón y Borbón, que fue alumna de puericultura en esta Institución. En él destaca lo que significó aquella experiencia tanto a nivel profesional como personal, dadas las circunstancias del momento político del país, en el que regresaban del exilio y la cercana muerte de su hermano Alfonso (2).

La introducción del libro está a cargo de Isabel Resille Bernal, antigua presidenta de la Asociación Nuestra Señora Salus Infirmorum en Cádiz, donde detalla la personalidad de la protagonista basada en su propia experiencia, vivida desde que cursaba los estudios de Enfermería.

El autor sigue con agradecimientos, índice de siglas y abreviaturas, archivos consultados, bibliografía consultada, metodología y objetivos de este estudio biográfico. Infancia y adolescencia de María de Madariaga, su espiritualidad, años de acción católica, poesía, teatro y ensayos. Análisis de su obra literaria, génesis y desarrollo de su gran obra: “Salus Infirmorum”, conclusiones y apéndice documental (2).

MARÍA DE MADARIAGA Y ALONSO

Nacida en Madrid el 14 de diciembre de 1905, en el seno de una familia profundamente cristiana, María fue uno de los frutos del matrimonio formado por José María de Madariaga y Arnaiz, y María Alonso y Orduña, los dos naturales de Madrid (2).

Fue bautizada en la histórica parroquia de Santa Bárbara de Madrid, antigua iglesia convento de las Salesas Reales el 18 de diciembre de 1905, cuatro días después de su nacimiento.

Su infancia fue semejante a la de otras familias de comienzos del siglo XX. María creció en compañía de sus hermanos Ramón y Juan José, en el Madrid de Alfonso XIII (1886 – 1931), en el número dos de la calle Almagro de Madrid (2).


FOTO 4 Fotos familiares de María de Madariaga y Alonso

A los siete años, el 8 de mayo de 1912, recibió la Primera Comunión junto a su hermano Ramón en la Capilla de las Religiosas Esclavas del Corazón de Jesús. De los 8 a los 14 años cursó sus primeros estudios en el Colegio de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús en Madrid, en la calle General Martínez Campos.

Terminados sus estudios primarios, comenzada su adolescencia recibió una esmeradísima educación en su domicilio, con prestigiosos profesores particulares.

Dotada desde su infancia de una gran inteligencia, y guiada por las sendas del saber y la virtud, la pequeña María moldeaba su corazón mediante una sólida formación cristiana, un intenso amor a Jesucristo y una tierna devoción a la Virgen María (2).

SU ESPIRITUALIDAD: LA CONTEMPLACIÓN EN LA ACCIÓN

De grandes inquietudes transcendentes, con una fortaleza de espíritu que la hacía un ejemplo a seguir por los que la conocían, siempre luchó por llevar a Cristo a los enfermos y sanos, evangelizando en su trabajo, en su ambiente, a todos los de su entorno.

Sus otras referencias fueron Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz en cuanto a espiritualidad y contemplación. El fundador de la orden seráfica, San Francisco de Asís, le hizo percibir la presencia de Dios en la naturaleza que plasmó en su primer libro “Buscando tus huellas”, y en su segundo libro “Siguiendo tus huellas”, obra póstuma publicada en diciembre de 2006, por la Asociación Salus Infirmorum de Cádiz, canto pleno a todo lo que nos rodea (2).


FOTO 5 Enfermeras con María de Madariaga y Alonso

Igualmente sabemos de la influencia de Teilhard de Chardin, a través de su visión científica de la materia del cosmos y del átomo reflejada en muchos de sus versos.

La fuerza de su espíritu le posibilitó una vida consagrada al cumplimiento del deber para con los demás, expresado a lo largo de su vida por una fidelidad a la jerarquía de la Iglesia Católica, y a una magnífica labor de apostolado realizada en el campo de la enfermería.

María de Madariaga fue un alma eucarística por excelencia, que halló en Jesús Sacramentado los valores espirituales que dieron calor y sentido a su vida. En su actividad apostólica, supo compaginar muy bien la contemplación y la acción.

Exhortada a sus hermanas a una preparación académica eficiente pero «sin que se apague el espíritu de la santa oración y devoción». «Cuanto más intensa y visible es la actividad externa, más profunda y fervorosa debe ser la vida interior».

AÑOS DE ACCIÓN CATÓLICA 1926 – 1940

Llevada por ese amor a Jesús, a los 18 años comenzará a trabajar en el seno de la Acción Católica. La encontramos convertida en una mujer de gran fortaleza interior, piadosa y obediente a la jerarquía de la Iglesia (2).


FOTO 6 Enfermeras de Salus Infirmorum

Su gran capacidad organizadora la hará ser nombrada en 1926 vicepresidenta nacional de la Juventud Femenina de esta organización, siendo elegida presidenta de 1931 a 1940, coincidiendo con la difícil época de la II República y la Guerra Civil Española.

Ciertamente el dinamismo de la que ya empezaba a ser conocida como Hermana Mayor posibilitó el crecimiento de la sección femenina de Acción Católica.

Durante 10 años recorrió todo el país, en viajes de propaganda católica, acudiendo a mítines, impartiendo conferencias y discursos apostólicos a lo largo y ancho de la geografía peninsular.

En una de sus conferencias con motivo de la Gran velada de la Juventud católica femenina en el Teatro Beatriz, animaba a las jóvenes en fomentar la educación católica frente a las Academias Mixtas (2).

En 1933 acudió al Cursillo de la Acción Católica (AC) en Bruselas. A través de las Academias de Obreras vio una eficaz labor para el apostolado. Así lo afirmaba en una circular que dirigía a todas las presidentas diocesanas de la Juventud femenina, con fecha de 28 de septiembre de 1934.


FOTO 7 María de Madariaga y Alonso con bebés

Gracias a María de Madariaga y su celo proselitista, entre 1928, y 1936 el número de militantes femeninas de Acción Católica pasó de 9.000 a 70.000 afiliadas. Entre 1933 y 1940 organizó más de 800 actos públicos en defensa de la religión y las familias católicas.

Integró la Junta Femenina de Acción Popular defendiendo sus valores humanos y cristianos. Su profunda fe en Cristo la acompañó durante todos sus días. Esta inquebrantable fe es puesta de relieve a lo largo de toda su vida en su vocación de servicio a los demás a través de la enfermería.

Sabemos que ya durante los años de Acción Católica organizará dentro de las Juventudes Femeninas el movimiento de enfermeras con el objetivo de asistir y cuidar a ancianos, niños y enfermos.

En 1931 cursó los estudios de enfermera en la Universidad Central de Madrid. Y en 1936 continuará su formación de enfermera en el Hospital del Niño Jesús de Madrid.

Durante la Guerra Civil Española en los años 1936 a 1939, la incansable María de Madariaga y sus enfermeras seguirán trabajando al servicio de los demás, organizando actos de todo tipo, buscando la forma de ayudar a la enfermería tanto intelectual como espiritualmente.


FOTO 8 Alumna de enfermería de Salus Infirmorum con un bebé en el orinal

Por todo esto, María será perseguida de muerte, teniendo que esconderse durante este conflictivo periodo de la Historia de España. La que ya entonces, era conocida como “Hermana Mayor”, debe abandonar su domicilio y refugiarse primero en casa de sus amigas, Concha y María Luisa Cano, y posteriormente en las embajadas de México y en la de Francia.

Tras ser detenida en su domicilio de la calle Almagro número 2, en 1936 por la Checa, en 1937 conseguirá ponerse a salvo en Francia sorteando a sus enemigos con un pasaporte falso gestionado por su hermano Ramón, el mismo que sería fusilado en Madrid por el bando republicano en el Cuartel de la Montaña, el 13 de agosto de 1936. Era concejal del Ayuntamiento de Madrid bajo el reinado de Alfonso XIII, doctor en derecho y miembro de la Asociación Católica de Propagandistas.

La persecución no sólo afectó a su hermano, sino que también afectó a su tío materno y padrino José Alonso Orduña, que sufrió persecución por los Tribunales Populares por delito de desafección al régimen, siendo detenido el 10 de julio de 1937 por su pertenencia a Acción Católica (2).


FOTO 9 Alumnas de enfermería de Salus Infirmorum, transportando una incubadora

Aún a pesar de estas adversidades, María de Madariaga siempre demostrará su carácter infatigable y su alegría interior.

Como ella afirmaba en uno de sus poemas:

Hace falta tener la sonrisa en los labios,
Olvidar las ofensas, perdonar los agravios,
Gozar, sin arrebatos de fiebre y pasión,
Cantar como los pájaros, si nos daña una pena
Tener la frente limpia, la mirada serena
Y llevar el mundo entero, dentro del corazón.

En plena Guerra Civil (1936 – 1939), fue una de las organizadoras de la peregrinación a Santiago de Compostela.

En 1939, en una Peregrinación al Pilar de Zaragoza con 6.000 jóvenes, el Arzobispo de Zaragoza bendijo la bandera que había permanecido escondida en una guardilla bajo el suelo del domicilio de María en Madrid, sin ningún deterioro.

Ese mismo año, el 15 de abril de 1939, fue recibida en Roma por el Papa Pío XII (1939 – 1958), en una audiencia de las delegaciones de la Unión Internacional de Organizaciones Femeninas Católicas. En esta audiencia, María portaba la imagen de Nuestra Señora del Pilar que el Papa Pío XII colocó sobre el trono pontificio, la besó con toda unción, haciendo lo mismo con la bandera de España que envolvía la imagen.


FOTO 10 Medalla Cruz Pro Ecclesia e Pontifice y Reglamento de Auxiliares Visitadoras y Enfermeras Visitadoras de Suburbios, Madrid

Tras esta etapa de apostolado juvenil, María dejó las Juventudes el 2 de noviembre de 1940, a sus treinta y cinco años de edad. Al año siguiente, y en recompensa por su gran labor al frente de la juventud femenina de Acción Católica, la Santa Sede le concedió la Cruz Pro Ecclesia e Pontifice en 1941, y la de Ouissam Alaouite por el rey Hassan II de Marruecos.

En estos momentos ya estaba fraguando su gran obra, estaba a punto de comenzar su gran proyecto: “Salus Infirmorum”.

POESÍA, TEATRO Y ENSAYOS: ANÁLISIS DE SU OBRA LITERARIA

María de Madariaga fue una mujer de espíritu elevado como queda de manifiesto en sus escritos. Sorprende descubrir que además de su incansable labor apostólica, tenía tiempo para plasmar sus pensamientos y creencias más profundas en obras literarias que han llegado hasta nosotros. Ciertamente tenía talento.

La revista Razón y Fe, hablaba de su capacidad poética cuando tenía tan sólo 20 años, en 1926. De su poesía escribía Miguel Herrero en la Revista de Bibliografía Nacional que “El Alma de María de Madariaga está en sus versos”.

Entre sus primeras obras debemos destacar “Alas de Paloma”, libro de poemas dedicado a sus padres, obra que escribió en 1927, cuando contaba 22 años.

Su amor por la naturaleza puesto de relieve en sus poemas, la compararon con la de Ramón Llull. Por esta adoración a la naturaleza el crítico calificaba sus versos de “Estrofas Franciscanas”. Ciertamente su canto a la naturaleza y a la creación como obra donde puede contemplarse la grandeza de Dios, la sitúa en la escuela del Santo de Asís.

Esta omnipresencia de Dios la podemos ver en algunas estrofas de sus poemas:

Cada vez que titilan ante mí las estrellas,
O el sol del mediodía me abrasa en su calor,
Cada vez que la luna se columpia en el agua
Y el agua se hace plata copiando su color,
Creyendo que es Dios mismo el que así me recrea.
Desfallezco de amor.

En sus versos, ciertamente parte de su espíritu, encontramos también la influencia de Pierre Teilhard de Chardin, jesuita francés que combinaba una visión científica del cosmos con el restablecimiento del vínculo entre el mundo de la ciencia y el cristianismo, aunque siempre afirmando la centralidad de Cristo en esta armónica creación universal.

Recordemos los versos de su segundo libro “Siguiendo tus huellas”, obra en la que se puede apreciar esta influencia:


¡Átomo¡¡¡ ¿Qué eres?...
¡Con ser tan pequeño!
De la Ciencia entera, tú te has hecho dueño.
Químicos y Físicos logrado su empeño.
Pasan en triunfo tu descubrimiento.
¡Átomo! ¡Mi hermano! ¡Es el gran momento!
De que hagas al Cosmos salir de su sueño¡¡…

Otro de sus referentes está en la mística de Santa Teresa de Jesús, la Santa de Ávila por la que sintió verdadera admiración. Afirmaba de sus poemas que no era posible plasmar sus pensamientos y meditaciones sin andar en el laberinto del amor divino y haberse adentrado en la noche oscura del alma (2).


FOTO 11 Edificio de la Calle Bárbara de Braganza número 2 de Madrid, donde la Hermana Mayor María comenzó a gestar Salus Infirmorum

Uno de los poemas de “Siguiendo tus huellas” está dedicada a la fundadora de la rama femenina de la Orden del Carmen:

Es santidad de tal suerte
Que me invade y me atraviesa
Y quiero como Teresa
Gozar en vida de mi muerte

No sólo escribió poesía. Sabemos que también publicó una obra de teatro, un retablo escénico titulado “Maternidad”. Esta obra de la Hermana Mayor que fue dirigida por Huberto Pérez de la Ossa, siendo estrenada el 9 de marzo de 1942.

En esta obra dedicada a su madre pone de relieve la importancia de la maternidad y la mujer. En ella alentaba a las madres de Acción Católica a perseverar en su constante apostolado consagrando a Cristo su maternidad:

¡Adelante! Bien cerca de Cristo y de su Iglesia
Apóstoles y madres dos cosas a la vez
Tierra de las reservas morales y divinas
No debemos cansarnos jamás de hacer el bien.

Frente a personajes como el Lujo, el Materialismo y el Paganismo que atentan contra el sentimiento maternal de las mujeres, María de Madariaga recrea otros valores y virtudes que encarnan a otros personajes que la defiendan y triunfan como son además de la propia Maternidad, el Desvelo, el Gozo, el Amor, la Prudencia, la Abnegación, el Sacrificio, la Fortaleza, el Dolor, la Solicitud y la Vigilancia.

En la Biblioteca Nacional hemos podido consultar igualmente varios escritos suyos. Al comenzar la II República, y como mujer profundamente católica, criticó el matrimonio civil implantado en un trabajo titulado ¿Quires casarte por lo civil?, que publicó en 1931 y se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid.

Igualmente hemos encontrado otro trabajo suyo titulado “Homenaje a la Bandera Nacional de la Juventud Femenina de Acción Católica Española” en el que se pone de relieve su sentimiento patriótico y su amor a España.

GÉNESIS Y DESARROLLO DE SU GRAN OBRA: “SALUS INFIRMORUM”

Antes de la Guerra Civil, su santidad el Papa Pío XI (1922 – 1939), en 1934, había llamado a las Enfermeras Católicas del Mundo a unirse. Esta llamada hizo reflexionar a la Hermana Mayor sobre la necesaria unión de los profesionales sanitarios (2).


FOTO 12 María de Madariaga y Alonso con las alumnas y enfermeras de Salus Infirmorum

Así, junto con otras compañeras enfermeras de Acción Católica, María de Madariaga creará en 1935 un centro especializado en un bajo, el el número dos de la madrileña calle de Bárbara de Braganza.

Su fama en el campo de la sanidad hizo que durante la Guerra Civil (1936 – 1939), en 1937, fuera nombrada inspectora de hospitales. Su labor persiguió no sólo la capacitación profesional de las futuras profesionales de la sanidad, sino que buscaba unculcarles una formación moral y religiosa.

Sin embargo, la gran labor de María de Madariaga y Alonso se iniciará finalizada la contienda. Sabemos que concluida la Guerra Civil, en 1940, ante las condiciones de la posguerra española y la carencia de asistencia sanitaria en los suburbios, Monseñor Leopoldo Eijo y garay, Arzobispo de Madrid-Alcalá y Patriarca de las Indias Occidentales, pensó en una Acción Católica especializada por profesiones, eligiendo para ello a María de Madariaga, mujer en la que vió a la persona más capacitada para paliar esta tristísima situación (2).


FOTO 13 María de Madariaga y Alonso con enfermeras de Salus Infirmorum

“Salus Infirmorum” su gran obra surge de este contexto. Cosntituida en 1942, María de Madariaga será el “alma mater” de esta hermandad, ayudada por otras almas caritativas como las de Ana María Ucelay; la Duquesa de San Lorenzo; Joaquina de Porras Isla-Fernández; Carmen García Victoria y Pilar Rey entre otras.

La primera Junta de Gobierno de la Hermandad estaba integrada por enfermeras provenientes de instituciones como la Cruz Roja Española, RENFE, Sanidad Militar, “!8 de julio” y otras. Estaba compuesta entre otras por las siguientes damas además de María de Madariaga: Araceli Loriga (Jefa de enfermeras de RENFE); María Rosa San Lorenzo (Sanidad Militar) y Encarnación Soler (Sanidad Civil).

Los objetivos de la Hermana Mayor fueron plsmados en su obra. Estos supusieron una formación integral de las futuras enfermeras, estructurando y reorganizando a nivel estatal los estudios para obtener el “Título de Enfermera”. Formar a profesionales de la sanidad que llevarán a Cristo a los enfermos y a los santos, dando un testimonio apostólico en su trabajo, en su familia, en su comunidad…


FOTO 14 Alumnas de enfermera estudiando en la Escuela Salus Infirmorum

La “Escuela de Enfermeras Salus Infirmorum” fundada en ese año de 1942, estuvo vinculada al Hospital del Niño Jesús de Madrid, y tuvo el honor de contar como director al ilustre médico y profesor Gregorio Marañon y Posadillo.

Fueron muchos los dolores de cabeza que costó el esfuerzo de levantar esta gran obra. Debido a estos esfuerzos María de Madariaga se quejaba en marzo de 1946, de los dolores intercostales y jaquecas que padecía pudiendo provenir dichos solores, como ella misma decía “de los malos ratos sufridos en estos dos últimos meses”.

Aún a pesar de estos sufrimientos, María organizará a través de los más de treinta dispensarios parroquiales esta ayuda asistencial demandada por Monseñor Eijo y Garay, Arzobispo de Madrid-Alcalá. Dicho Arzobispo había encargado a María que realizase su labor de apostolado a través de la enfermería en los ambientes más pobres y marginales de Madrid extendiéndose posteriormente al resto de la geografía nacional.

Cuando se trataba de cubrir una necesidad, o de sembrar la semilla de la Buena Nueva, no existían para ella fronteras ni obstáculo alguno.

El carisma de esta asistencia se vio marcado por la necesidad de formar a enfermeras profesionales, para esta atención sanitaria en los suburbios madrileños, formación que se basaba en ls siguientes vertientes: Técnica, humana, espiritual, ética y social.

Son los años de las post-guerra, de la España del racionamiento. La Hermana Mayor coordinó todos los esfuerzos de las enfermeras de la naciente Escuela de Salus Infirmorum en la atención de las zonas más deprimidas de la sociedad española (2).


FOTO 15 Alumnas de enfermería haciendo una cama en la Escuela Salus Infirmorum

Las aspirantes a entrar a las órdenes de María de Madariaga debían superar unos rigurosos requisitos. Para su admisión debían exponer sus motivos y su vocación a la Delegada Diocesana de Enfermeras. Como garantía de una formación religiosa y moral previa debían presentar un certificado de su párroco y los diplomas obtenidos en los cursos de Moral Profesional.

Igualmente las aspirantes a servir bajo sus órdenes, debían presentar copia del título expedido por la Facultad de Medicina, o por la Cruz Roja, o por la Escuela de la Casa de Salud de Valdecilla o por el Instituto Rubio.

También se recomendaba que las nuevas enfermeras no fueran ni demasiado jóvenes, ni demasiado mayores, siendo la edad ideal entre los 30 y 50 años, debiendo gozar de una buena salud.

María cuidaba de este “ejército asistencial” hasta en los mínimos detalles. Una vez admitidas, las nuevas futuras enfermeras debían ir perfectamente uniformadas.

En un reglamento de los primeros que se hicieron encntramos la descripción del uniforme de enfermera: “De mahón azul marino, por ser sufrido, práctico y adecuado para la labor que se ha de realizar, delantal blanco; cinturón y cuello blanco duro. Toca azul marino según mogrises. El uniforme será largo, amplio, modesto”.


FOTO 16 Enfermera y alumna aprendiendo en la Escuela Salus Infirmorum

También estaba reglamentado el material que cada enfermera debía poseer. Este incluía: Pinzas, tijeras, serretas o sierras, lapicero o pluma, termómetro y reloj. Cada una debía portar en su maletín quirúrgico toallas, vendas, material de curas, hervidores, jeringuillas, todo seco y limpio (2).

En los informes exigía a las enfermeras que escribiesen con letra clara de fácil lectura, anotando las observaciones y los conceptos de forma concisa para un más fácil diagnóstico del médico.

Con este capital humano, con este excelente cuadro de enfermeras selectas, sabemos que durante los años cuarenta y cincuenta, no sólo hubo de luchar contra la enfermedad y la falta de higiene, sino también contra el analfabetismo, el paro y el hambre. Estos dispensarios funcionaron hasta finales de los años sesenta en que la Seguridad Social del estado alcanzó un mayor desarrollo, y pudo hacerse cargo de la asistencia de los barrios más deprimidos de todo el Estado.


FOTO 17 Alumnas limpiando el instrumental del quirófano en la Escuela Salus Infirmorum

Su entusiasmo, su devoción y su perseverancia no cederían ante ningún rechazo o dificultad. Firme e infatigablemente se ocupaba de su trabajo con tal criterio, con autosacrificio, con valor, con ternura, todo ello con una actitud tranquila y sin ostentación que se ganaba los corazones de todos aquellos que tenían la ocasión de ver la nobleza de su trabajo y de su carácter.

Durante su actuación en los dispensarios, recolectó datos y organizó un sistema para llevar un registro; esta información fue usada después como herramienta para una mejor formación de las enfermeras (2).

El prestigio de esta Hermandad destinada a la formación de profesionales en las ramas sanitarias se pone de relieve en 1947 con la incorporación de Salus Infirmorum al CICIAMS (Comité Internacional Nacional Católico de Asistencia Médico Social).

En el Congreso de Roma de 1950, la fama de María de Madariaga la hizo ser elegida vicepresidenta de esta prestigiosa institución internacional.

Sabemos que realizó diversas estancias en centros sanitarios del Reino Unido entre ellos Manchester, Birmingham y Londres. Igualmente fue pionera en España en la enseñanza de invidentes. Su preocupación para hacer extensible a los ciegos los estudios de enfermería le llevó a cursar la especialidad de “ciegos”, realizando prácticas en la “Perkins Institution for the Blind” en Boston en Estados Unidos (2).


FOTO 18 Alumnas en el quirófano y en un despacho médico en la Escuela Salus Infirmorum

Salus Infirmorum, su gran obra, será un centro pionero en la España de la post-guerra. Sabemos que contará con una Escuela de Enfermeras, otra de Fisioterapia, un Centro de Prematuros y una Escuela de Puericultura en la capital de España.

Entre las primeras promociones que pudieron conocer a la Hermana Mayor y seguir su vocación destacamos a las enfermeras como las hermanas Sonsoles e Isabel Álvarez de Toledo; Mercedes de Porras Isla-Fernández (posteriormente puesta por maría al frente de la Escuela de Madrid, siendo una de las hermanas vinculada a la obra de Salus Infirmorum que le valió la confianza de la Hermana Mayor siendo nombrada responsable de todas las Escuelas de Salus Infirmorum de España).


FOTO 19 María de Madariaga y Alonso y Su Alteza Real la Infanta Doña Margarita de Borbón y Borbón, enfermera de Salus Infirmorum

En el Centro Infantil, Regina Angelorum de Salus Infirmorum de Madrid, conocido como la “Casa del Niño” donde realizó sus estudios de Puericultura Su Alteza Real la Infanta Doña Margarita de Borbón y Borbón, Duquesa de Soria y Hernani, hermana de S. M. el rey Juan Carlos I.

Además de en el Hospital del Niño Jesús, las futuras enfermeras realizaban prácticas en el Hospital Provincial (entonces en la calle de Atocha), en el de la Princesa y en el Sanatorio de la Consolación.

Desde 1955 hasta 1965, la Escuela de los entonces conocidos A.T.S. (Ayudanntes Técnicos Sanitarios), estuvo vinculada al Clínico de San Carlos, siendo supervisados sus estudios por el insigne director Doctor Gregorio Marañón.

Entre los centros fundadores en España destacamos uno que sigue con renovado vigor el ideario de formación cristiana a nuevas promociones en las ramas bio-sanitarias: Cádiz. En la correspondencia de la Hermana Mayor podemos ver la evolución y el crecimiento del centro gaditano fundado en 1952, con la colaboración con Carmen Varela, hermana del General Varela, cuando la Hermana Mayor tenía cuarenta y seis años de edad (2).

Carmen Varela será la primera Hermana Mayor de Cádiz nombrada por el entonces obispo de Cádiz y Ceuta Tomás Gutiérrez (1943 – 1964). En esa época, la gran labor de María de Madariaga será reconocida mundialmente tanto en Europa, África e Iberoamérica.


FOTO 20 Casa del Niño, Madrid

EN 1995, María vio nacer las Escuelas de A. T. S. Las Escuelas de Enfermeras existentes se transformarán en escuelas de A. T. S. Así, a la de Madrid, se unieron las de Salamanca, La Coruña, Cádiz, Cuenca, Valladolid, Palma de Mallorca y en Tánger, en él entonces Marruecos Español, hasta 1956.

Sabemos que en 1996, fueron formadas varias puericultoras que posteriormente formarían a otras promociones en territorio marroquí. Puericultoras formadas en la Casa del Niño fueron destinadas al cuidado de Su Alteza Real la princesa Lalla Meryem y el actual rey de Marruecos, Mohamed VI, hijos del entonces rey Hassan II, quién tras nacer su heredero dijo con orgullo, que uno de los lazos de amistad que une más estrechamente a España y Marruecos, es su gran obra “Salus Infirmorum”.

En el VI Congreso Mundial del CICIAMS, celebrado en julio de 1958 en Bruselas, Bélgica, María fue electa Responsable de la Comisión Permanente de Moral Profesional.

En septiembre de 1962, asistió al VII Congreso del CICIAMS, celebrado en Buenos Aires, Argentina. Durante este congreso la Hermana Mayor tomará parte activa en las discusiones de los grupos de trabajo de las distintas comisiones, junto a otras compañeras suyas como Margarita Mena, Carmen Cavestany y Mercedes de Porras Isla-Fernández.

María de Madariaga presidió los trabajos de al III Comisión que bajo el nombre de “La enfermera y las técnicas a usar en los servicios de cuidados a domicilio”. En esta comisión, expuso a los asistentes una ponencia sobre los servicios domiciliarios que efectuados en España desde Salus Infirmorum, y los resultados de un cuestionario que daba cuenta de la calidad de los servicios domiciliarios en el extranjero (2).


FOTO 21 Enfermeras y Hermana Mayor con la familia Real de Marruecos y enfermeras de Salus Infirmorum con los más desfavorecidos

Igualmente, como responsable de la Comisión Permanente de Moral Profesional presentó un programa de moral profesional en la enfermería, en la que incluyó una síntesis de la opinión de diversos teólogos españoles sobre los principales textos existentes en España y en el resto del mundo.

Ya en los años sesenta y setenta del siglo XX, María de Madariaga continuará la expansión de la Asociación por todo el territorio nacional, siendo reclamada para dirigir diversos centros sanitarios tanto oficiales como privados, y la creación de nuevas escuelas.

En la década de los años sesenta, María organizó cuatro peregrinaciones al Santuario de Lourdes y una peregrinación a Fátima en 1968. Ya en los años setenta, la Hermana Mayor aún a pesar de tener más de sesenta años, organizó la Peregrinación de Enfermos al “Cerro de los Ángeles”.

Tres años más tarde, en 1973, y como recompensa a una vida de servicio, por Orden Ministerial le fue concedida la “Orden Civil de Beneficencia con distintivo de Cruz de 1ª Clase”.

En 1976, Su Majestad la reina Doña Sofía fue nombrada Miembro de Honor por la Hermana Mayor, recibiendo la insignia de Salus Infirmorum (2).


FOTO 22 La Reina Sofía, la Infanta Margarita y María Madariaga y Alonso

Sus últimos años deberá luchar contra una larga enfermedad, aunque seguirá trabajando incansablemente hasta el final. Desde su despacho en la calle de santa Engracia número 18 de Madrid, seguirá dirigiendo su obra Salus Infirmorum.

La Hermana Mayor María de Madariaga y Alonso, tras su larga enfermedad entregó su alma a Dios en Madrid, el 2 de enero de 2001, a los 95 años de edad. Sus restos mortales reposan a día de hoy en la Cripta de la Catedral de Nuestra Señora de la Almudena de Madrid (2).

CONCLUSIONES A MODO DE EPÍLOGO

Concluye este estudio biográfico sobre la Hermana Mayor, María de Madariaga y Alonso, una vida de entrega y de servicio, una vida consagrada a un apostolado que no conoció fronteras y dejó huella en los cinco continentes a los que viajó, en los que pronunció conferencias y participó en los más diversos foros, dejando siempre patente el dogma, la moral y la ética católica.

Como puede leerse en su lápida sepulcral, María fue Apóstol, y lo fue a través de sus mítines en la Juventud Femenina de Acción Católica, como escritora con sus versos y poemas, potenciando una formación integral de la enfermería, buscando la Salud de los Enfermos.

Su espíritu perdura hoy en día entre nosotros a través de la obra que fundó y aprobó el Arzobispo Leopoldo Eijo Garay: “SALUS INFIRMORUM” (2).

LAUS DEO


FOTO 23 Enfermera de Salus Infirmorum con los más desfavorecidos, los niños

Revista Firmes. Revista de las Sanitarias Españolas

Revista ¡Firmes!, Revista de las Sanitarias Españolas, publicada por la Asociación Salus Infirmorum, en un periodo comprendido entre 1953, fecha de su primera publicación, hasta 1965, último ejemplar disponible (3).

En 1953, la Asociación Salus Infirmorum, publica una revista de carácter propagandístico y profesional llamada “¡Firmes!” en sus orígenes, y posteriormente “Revista de las Sanitarias Españolas”, herencia de una revista previa llamada “Salus Infirmorum”, dirigida a todos los sanitarios católicos especialmente a enfermeras, practicantes, matronas y diplomadas de niños (3).


FOTO 24 ¡Firmes!, Revista de las Sanitarias Españolas. Número 1, 1953

El objetivo del presente trabajo consiste en  analizar los contenidos en las diferentes secciones de esta publicación, así como la evolución institucional y profesional en un periodo comprendido entre 1953, fecha de su primera publicación, hasta el último ejemplar disponible en 1965, como contribución al análisis histórico de la profesión enfermera (3).

Conclusión
La revista “¡Firmes!” fue un medio de divulgación y propagandístico de ámbito católico de la década de los 50 y 60, que se hizo eco de la preocupaciones que vivían las enfermeras españolas tanto a nivel profesional, laboral y formativo.

No se ha podido todavía contrastar, pero esta revista pudo ser…”la única revista de este género que se publica hoy en España…” (Nº 33, 1962). Así lo cita la entrevistadora de la Marquesa de Varela de San Fernando, Presidenta Nacional de Hospitales y Enfermeras de la Cruz Roja (3).


FOTO 25 Portadas de ¡Firmes!, Revista de las Sanitarias Españolas

La revista no sólo fue un medio de difusión sino que, en cierta manera, recoge testimonios y crónicas de algunos cambios importantes en la historia de la profesión como son los planes de estudio de la enfermería, la elaboración del Manual Internacional de Moral Profesional…

La Asociación llegó a estar formada por 3.000 profesionales sanitarias, venidas de distintas agrupaciones enfermeras y asociaciones diocesanas, siendo esta Institución una muestra del asociacionismo en esa época que suplía las carencias de los colegios profesionales que se estaban reorganizando (3).

La Asociación supo dar respuesta a las necesidades sanitarias y sociales presentes, tanto a nivel nacional como internacional, en algunos casos anticipándose con iniciativas que posteriormente reguló el Estado (3).


FOTO 26 Francisco Glicerio Conde Mora y Manuel Solórzano Sánchez

Fotografías
Escaneadas del mismo libro de Francisco Glicerio Conde Mora
Archivo Salus Infirmorum

Bibliografía
1.- María de Madariaga y Alonso. Fundadora de “Salus Infirmorum”. María Teresa Miralles Sangro. Tribuna Sanitaria número 224. 31 de marzo de 2009

2.- María de Madariaga y Alonso (1905 – 2001). Fundadora de Salus Infirmorum. Francisco Glicerio Conde Mora. ISNB 978-84-612-8115-2. Depósito legal: CA-797/08

3.- ¡Firmes! Revista de las Sanitarias Españolas de Salus Infirmorum. Autores: Profesores: Yolanda Díez García; Beatriz Losa García; Raquel López Sánchez y Elena Chamorro Rebollo Vicedecana de la Facultad de Enfermería y Fisioterapia Salus Infirmorum integrada en la Universidad Pontificia de Salamanca, España


Manuel Solórzano Sánchez
Graduado en Enfermería. Osakidetza, Hospital Universitario Donostia, Gipuzkoa
Insignia de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro de Enfermería Avanza
Miembro de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN, A.C.
Miembro no numerario de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. (RSBAP)
Académico de número de la Academia de Ciencias de Enfermería de Bizkaia – Bizkaiko Erizaintza Zientzien Akademia. ACEB – BEZA
Insignia de Oro del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa 2019

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