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1 Portada del libro María de Madariaga y Alonso
Autor:
Francisco Glicerio Conde Mora. El
autor del libro es nacido en Cádiz el 17 de marzo de 1978, es profesor en la
Universidad CEU San Pablo. Licenciado en Historia por la Universidad de Cádiz,
pertenece al Instituto CEU de Humanidades Ángel Ayala. Es socio de la Real
Academia Matritense de Heráldica y Genealogía, de la Junta Directiva del Ateneo
Gaditano y de la Asociación Nuestra Señora Salus Infirmorum. Desde el año 2005
es profesor de Historia de España y de Historia de las Civilizaciones en la
Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad CEU San Pablo
y de Doctrina Social de la Iglesia en la Facultad de Derecho.
María Teresa Miralles
Sangro hace un resumen en Tribuna Sanitaria y nos cuenta
que en este libro la estructura es en dos partes, en la primera se presenta a
María de Madariaga y Alonso en forma de biografía breve, su personalidad e
inserción en el contexto social, cultural y político que le tocó vivir,
intentando reconstruir documentalmente su pensamiento y destacando entre sus
aspectos particulares la fundación y generosa dedicación, a Salus Infirmorum y
de la Escuela de Enfermeras (1).
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2 Portada y contraportada del libro María de Madariaga y Alonso
En
la segunda parte se evidencia la utilidad del método prosopográfico como punto
de partida para la historiografía. El autor reconstruye toda una red de
relaciones, reproduciendo las fuentes en el texto original, en las que
participa un muy variado grupo de singulares personajes, polarizándola en la
protagonista María de Madariaga (1).
En
mi parecer este libro aporta una nueva página a la escasa existencia de obras
escritas en España a partir de la vida de una enfermera, de biografías de
enfermeras españolas. Si hacemos un pequeño repaso por nuestra historia en
busca de la biografía de una insigne o destacada enfermera española,
encontraremos que la primera Escuela para Enfermeras que hubo en España fue la
Real Escuela de Enfermeras de Santa Isabel de Hungría en 1896, de la que se
conservan algunos datos sobre su estructura y funcionamiento, pero nada
especial, por su particularidad o individualidad, sobre ninguna de sus
enfermeras.
En
1915 es la primera vez que en España se contempla la Enfermería como una
ocupación profesional (R. O. de 5 de mayo) y se establecen las condiciones de
su estudio. Amparándose en este marco legal empiezan a surgir las primeras
escuelas de enfermeras. Escuela de Santa Madrona, de la Mancomunitat, Escuelas
Auxiliares de Medicina. Se destacan en este periodo a la enfermera Angels Mateu i Pla pero todavía no se
redactó, su biografía.
De
las enfermeras de la Cruz Roja Española, cuya formación comienzan en San
Sebastián, Madrid y Barcelona extendiéndose a las capitales de otras provincias
y aun siendo bastantes las personalidades femeninas de la Corte de España que
componen el cuerpo de Damas Enfermeras, tampoco se destacan sus biografías (1).
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3 María de Madariaga y Alonso
En
1929 con la fundación de la Escuela de Enfermeras de la Casa de Salud
Valdecilla, que ocupa un destacado papel en el desarrollo de la formación de
enfermeras en España. En la bibliografía se distingue a María Teresa Junquera como subdirectora, que llevó la escuela en la
línea más novedosa y revolucionaria de la Enfermería de su momento, pero
tampoco conocemos su biografía enfermera (1).
Casa
de Salud Valdecilla, 1929 Santander. Manuel Solórzano
Sánchez. Publicado el martes día 22 de enero de 2019
Es
precisamente en el periodo de la posguerra donde se inscribe la biografía de
María de Madariaga y Alonso. El libro que nos ocupa es, por tanto, la primera
biografía que se publica en España sobre la fundadora de una Escuela para
Enfermeras en 1942. Entendemos que su importancia proviene de la idea de que la
historia de una profesión debe ser al mismo tiempo una historia de sus actores
en armónica interrelación con la sociedad donde se produce.
En
la biografía de María de Madariaga y Alonso, destaca su interés por los más
débiles y desfavorecidos, por el cuidado hacia los enfermos, por la
insatisfacción ante la escasez y formación de la enfermería que conoce. De
grandes inquietudes trascendentes, con una fortaleza de espíritu que la hacía
ejemplar, consagró su vida al cumplimiento del deber para con los demás,
expresados a lo largo de su trayectoria por una fidelidad a la jerarquía de la
Iglesia Católica y una magnífica labor de apostolado en el campo de la
Enfermería.
En
plena posguerra, en el año 1942, resuelve fundar la “Escuela para Enfermeras Salus Infirmorum”, con el objetivo de
formar profesionales sanitarios desde una perspectiva integral del estudiante:
técnica, humana, social, espiritual y ética. Esta primera Escuela Salus Infirmorum estuvo vinculada al Hospital del Niño
Jesús de Madrid y tuvo como director al Dr. Gregorio Marañón (1).
A
partir de aquí, María de Madariaga supo adaptar su ideario de formación para
las enfermeras a la evolución histórica y social de nuestro país, llegando a la
actualidad como Facultad Universitaria de Enfermería Salus Infirmorum (1).
EL
LIBRO
El
libro consta de 114 páginas distribuidas en índice, el prólogo que está firmado
por S.A.R. la Infanta Doña Margarita de Borbón y Borbón, que fue alumna de
puericultura en esta Institución. En él destaca lo que significó aquella
experiencia tanto a nivel profesional como personal, dadas las circunstancias
del momento político del país, en el que regresaban del exilio y la cercana
muerte de su hermano Alfonso (2).
La
introducción del libro está a cargo de Isabel
Resille Bernal, antigua presidenta de la Asociación Nuestra Señora Salus
Infirmorum en Cádiz, donde detalla la personalidad de la protagonista basada en
su propia experiencia, vivida desde que cursaba los estudios de Enfermería.
El
autor sigue con agradecimientos, índice de siglas y abreviaturas, archivos
consultados, bibliografía consultada, metodología y objetivos de este estudio
biográfico. Infancia y adolescencia de María de Madariaga, su espiritualidad,
años de acción católica, poesía, teatro y ensayos. Análisis de su obra
literaria, génesis y desarrollo de su gran obra: “Salus Infirmorum”,
conclusiones y apéndice documental (2).
MARÍA DE MADARIAGA Y ALONSO
Nacida
en Madrid el 14 de diciembre de 1905, en el seno de una familia profundamente
cristiana, María fue uno de los frutos del matrimonio formado por José María de
Madariaga y Arnaiz, y María Alonso y Orduña, los dos naturales de Madrid (2).
Fue
bautizada en la histórica parroquia de Santa Bárbara de Madrid, antigua iglesia
convento de las Salesas Reales el 18 de diciembre de 1905, cuatro días después
de su nacimiento.
Su
infancia fue semejante a la de otras familias de comienzos del siglo XX. María
creció en compañía de sus hermanos Ramón y Juan José, en el Madrid de Alfonso
XIII (1886 – 1931), en el número dos de la calle Almagro de Madrid (2).
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4 Fotos familiares de María de Madariaga y Alonso
A
los siete años, el 8 de mayo de 1912, recibió la Primera Comunión junto a su
hermano Ramón en la Capilla de las Religiosas Esclavas del Corazón de Jesús. De
los 8 a los 14 años cursó sus primeros estudios en el Colegio de las Esclavas
del Sagrado Corazón de Jesús en Madrid, en la calle General Martínez Campos.
Terminados
sus estudios primarios, comenzada su adolescencia recibió una esmeradísima
educación en su domicilio, con prestigiosos profesores particulares.
Dotada
desde su infancia de una gran inteligencia, y guiada por las sendas del saber y
la virtud, la pequeña María moldeaba su corazón mediante una sólida formación
cristiana, un intenso amor a Jesucristo y una tierna devoción a la Virgen María
(2).
SU ESPIRITUALIDAD: LA
CONTEMPLACIÓN EN LA ACCIÓN
De
grandes inquietudes transcendentes, con una fortaleza de espíritu que la hacía
un ejemplo a seguir por los que la conocían, siempre luchó por llevar a Cristo
a los enfermos y sanos, evangelizando en su trabajo, en su ambiente, a todos
los de su entorno.
Sus
otras referencias fueron Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz en cuanto
a espiritualidad y contemplación. El fundador de la orden seráfica, San
Francisco de Asís, le hizo percibir la presencia de Dios en la naturaleza que
plasmó en su primer libro “Buscando tus huellas”, y en su segundo libro
“Siguiendo tus huellas”, obra póstuma publicada en diciembre de 2006, por la
Asociación Salus Infirmorum de Cádiz, canto pleno a todo lo que nos rodea (2).
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5 Enfermeras con María de Madariaga y Alonso
Igualmente
sabemos de la influencia de Teilhard de Chardin, a través de su visión
científica de la materia del cosmos y del átomo reflejada en muchos de sus
versos.
La
fuerza de su espíritu le posibilitó una vida consagrada al cumplimiento del
deber para con los demás, expresado a lo largo de su vida por una fidelidad a
la jerarquía de la Iglesia Católica, y a una magnífica labor de apostolado
realizada en el campo de la enfermería.
María
de Madariaga fue un alma eucarística por excelencia, que halló en Jesús
Sacramentado los valores espirituales que dieron calor y sentido a su vida. En
su actividad apostólica, supo compaginar muy bien la contemplación y la acción.
Exhortada
a sus hermanas a una preparación académica eficiente pero «sin que se apague el espíritu de la santa oración y
devoción». «Cuanto más intensa y visible es la actividad externa, más profunda y
fervorosa debe ser la vida interior».
AÑOS DE ACCIÓN CATÓLICA
1926 – 1940
Llevada
por ese amor a Jesús, a los 18 años comenzará a trabajar en el seno de la
Acción Católica. La encontramos convertida en una mujer de gran fortaleza
interior, piadosa y obediente a la jerarquía de la Iglesia (2).
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6 Enfermeras de Salus Infirmorum
Su
gran capacidad organizadora la hará ser nombrada en 1926 vicepresidenta
nacional de la Juventud Femenina de esta organización, siendo elegida
presidenta de 1931 a 1940, coincidiendo con la difícil época de la II República
y la Guerra Civil Española.
Ciertamente
el dinamismo de la que ya empezaba a ser conocida como Hermana Mayor posibilitó
el crecimiento de la sección femenina de Acción Católica.
Durante
10 años recorrió todo el país, en viajes de propaganda católica, acudiendo a
mítines, impartiendo conferencias y discursos apostólicos a lo largo y ancho de
la geografía peninsular.
En
una de sus conferencias con motivo de la Gran velada de la Juventud católica
femenina en el Teatro Beatriz, animaba a las jóvenes en fomentar la educación
católica frente a las Academias Mixtas (2).
En
1933 acudió al Cursillo de la Acción Católica (AC) en Bruselas. A través de las
Academias de Obreras vio una eficaz labor para el apostolado. Así lo afirmaba
en una circular que dirigía a todas las presidentas diocesanas de la Juventud
femenina, con fecha de 28 de septiembre de 1934.
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7 María de Madariaga y Alonso con bebés
Gracias
a María de Madariaga y su celo proselitista, entre 1928, y 1936 el número de
militantes femeninas de Acción Católica pasó de 9.000 a 70.000 afiliadas. Entre
1933 y 1940 organizó más de 800 actos públicos en defensa de la religión y las
familias católicas.
Integró
la Junta Femenina de Acción Popular defendiendo sus valores humanos y
cristianos. Su profunda fe en Cristo la acompañó durante todos sus días. Esta
inquebrantable fe es puesta de relieve a lo largo de toda su vida en su
vocación de servicio a los demás a través de la enfermería.
Sabemos
que ya durante los años de Acción Católica organizará dentro de las Juventudes
Femeninas el movimiento de enfermeras con el objetivo de asistir y cuidar a
ancianos, niños y enfermos.
En 1931 cursó
los estudios de enfermera en la Universidad Central de Madrid. Y en 1936 continuará
su formación de enfermera en el Hospital del Niño Jesús de Madrid.
Durante
la Guerra Civil Española en los años 1936 a 1939, la incansable María de
Madariaga y sus enfermeras seguirán trabajando al servicio de los demás,
organizando actos de todo tipo, buscando la forma de ayudar a la enfermería
tanto intelectual como espiritualmente.
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8 Alumna de enfermería de Salus Infirmorum con un bebé en el orinal
Por
todo esto, María será perseguida de muerte, teniendo que esconderse durante
este conflictivo periodo de la Historia de España. La que ya entonces, era
conocida como “Hermana Mayor”, debe abandonar su domicilio y refugiarse primero
en casa de sus amigas, Concha y María Luisa Cano, y posteriormente en las
embajadas de México y en la de Francia.
Tras
ser detenida en su domicilio de la calle Almagro número 2, en 1936 por la
Checa, en 1937 conseguirá ponerse a salvo en Francia sorteando a sus enemigos
con un pasaporte falso gestionado por su hermano Ramón, el mismo que sería
fusilado en Madrid por el bando republicano en el Cuartel de la Montaña, el 13
de agosto de 1936. Era concejal del Ayuntamiento de Madrid bajo el reinado de
Alfonso XIII, doctor en derecho y miembro de la Asociación Católica de
Propagandistas.
La
persecución no sólo afectó a su hermano, sino que también afectó a su tío
materno y padrino José Alonso Orduña, que sufrió persecución por los Tribunales
Populares por delito de desafección al régimen, siendo detenido el 10 de julio
de 1937 por su pertenencia a Acción Católica (2).
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9 Alumnas de enfermería de Salus Infirmorum, transportando una incubadora
Aún
a pesar de estas adversidades, María de Madariaga siempre demostrará su
carácter infatigable y su alegría interior.
Como
ella afirmaba en uno de sus poemas:
Hace falta tener la sonrisa en los labios,
Olvidar las ofensas, perdonar los agravios,
Gozar, sin arrebatos de fiebre y pasión,
Cantar como los pájaros, si nos daña una pena
Tener la frente limpia, la mirada serena
Y llevar el mundo entero, dentro del corazón.
En
plena Guerra Civil (1936 – 1939), fue una de las organizadoras de la
peregrinación a Santiago de Compostela.
En
1939, en una Peregrinación al Pilar de Zaragoza con 6.000 jóvenes, el Arzobispo
de Zaragoza bendijo la bandera que había permanecido escondida en una guardilla
bajo el suelo del domicilio de María en Madrid, sin ningún deterioro.
Ese
mismo año, el 15 de abril de 1939, fue recibida en Roma por el Papa Pío XII
(1939 – 1958), en una audiencia de las delegaciones
de la Unión Internacional de Organizaciones Femeninas Católicas. En esta
audiencia, María portaba la imagen de Nuestra
Señora del Pilar que el Papa Pío XII colocó sobre el trono pontificio, la
besó con toda unción, haciendo lo mismo con la bandera de España que envolvía
la imagen.
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10 Medalla Cruz Pro Ecclesia e Pontifice y Reglamento de Auxiliares Visitadoras
y Enfermeras Visitadoras de Suburbios, Madrid
Tras
esta etapa de apostolado juvenil, María dejó las Juventudes el 2 de noviembre
de 1940, a sus treinta y cinco años de edad. Al año siguiente, y en recompensa
por su gran labor al frente de la juventud femenina de Acción Católica, la
Santa Sede le concedió la Cruz Pro
Ecclesia e Pontifice en 1941, y la de Ouissam Alaouite por el rey Hassan II
de Marruecos.
En
estos momentos ya estaba fraguando su gran obra, estaba a punto de comenzar su
gran proyecto: “Salus Infirmorum”.
POESÍA, TEATRO Y
ENSAYOS: ANÁLISIS DE SU OBRA LITERARIA
María
de Madariaga fue una mujer de espíritu elevado como queda de manifiesto en sus
escritos. Sorprende descubrir que además de su incansable labor apostólica,
tenía tiempo para plasmar sus pensamientos y creencias más profundas en obras
literarias que han llegado hasta nosotros. Ciertamente tenía talento.
La
revista Razón y Fe, hablaba de su
capacidad poética cuando tenía tan sólo 20 años, en 1926. De su poesía escribía
Miguel Herrero en la Revista de
Bibliografía Nacional que “El Alma de María de Madariaga está en sus
versos”.
Entre
sus primeras obras debemos destacar “Alas de Paloma”, libro de poemas
dedicado a sus padres, obra que escribió en 1927, cuando contaba 22 años.
Su
amor por la naturaleza puesto de relieve en sus poemas, la compararon con la de
Ramón Llull. Por esta adoración a la naturaleza el crítico calificaba sus
versos de “Estrofas Franciscanas”. Ciertamente su canto a la naturaleza y a la
creación como obra donde puede contemplarse la grandeza de Dios, la sitúa en la
escuela del Santo de Asís.
Esta
omnipresencia de Dios la podemos ver en algunas estrofas de sus poemas:
Cada vez que titilan ante mí las estrellas,
O el sol del mediodía me abrasa en su calor,
Cada vez que la luna se columpia en el agua
Y el agua se hace plata copiando su color,
Creyendo que es Dios mismo el que así me recrea.
Desfallezco de amor.
En
sus versos, ciertamente parte de su espíritu, encontramos también la influencia
de Pierre Teilhard de Chardin, jesuita francés que combinaba una visión
científica del cosmos con el restablecimiento del vínculo entre el mundo de la
ciencia y el cristianismo, aunque siempre afirmando la centralidad de Cristo en
esta armónica creación universal.
Recordemos
los versos de su segundo libro “Siguiendo tus huellas”, obra en la
que se puede apreciar esta influencia:
¡Átomo¡¡¡
¿Qué eres?...
¡Con ser tan pequeño!
De la Ciencia entera, tú te has hecho dueño.
Químicos y Físicos logrado su empeño.
Pasan en triunfo tu descubrimiento.
¡Átomo! ¡Mi hermano! ¡Es el gran momento!
De que hagas al Cosmos salir de su sueño¡¡…
Otro
de sus referentes está en la mística de Santa Teresa de Jesús, la Santa de
Ávila por la que sintió verdadera admiración. Afirmaba de sus poemas que no era
posible plasmar sus pensamientos y meditaciones sin andar en el laberinto del
amor divino y haberse adentrado en la noche oscura del alma (2).
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11 Edificio de la Calle Bárbara de Braganza número 2 de Madrid, donde la
Hermana Mayor María comenzó a gestar Salus Infirmorum
Uno
de los poemas de “Siguiendo tus huellas” está dedicada a la fundadora de la rama
femenina de la Orden del Carmen:
Es santidad de tal suerte
Que me invade y me atraviesa
Y quiero como Teresa
Gozar en vida de mi muerte
No
sólo escribió poesía. Sabemos que también publicó una obra de teatro, un
retablo escénico titulado “Maternidad”. Esta obra de la Hermana
Mayor que fue dirigida por Huberto Pérez de la Ossa, siendo estrenada el 9 de
marzo de 1942.
En
esta obra dedicada a su madre pone de relieve la importancia de la maternidad y
la mujer. En ella alentaba a las madres de Acción Católica a perseverar en su
constante apostolado consagrando a Cristo su maternidad:
¡Adelante! Bien cerca de Cristo y de su Iglesia
Apóstoles y madres dos cosas a la vez
Tierra de las reservas morales y divinas
No debemos cansarnos jamás de hacer el bien.
Frente a personajes como el Lujo, el
Materialismo y el Paganismo que atentan contra el sentimiento maternal de las
mujeres, María de Madariaga recrea otros valores y virtudes que encarnan a
otros personajes que la defiendan y triunfan como son además de la propia Maternidad, el Desvelo, el Gozo, el Amor,
la Prudencia, la Abnegación, el Sacrificio,
la Fortaleza, el Dolor, la Solicitud y
la Vigilancia.
En la Biblioteca Nacional hemos
podido consultar igualmente varios escritos suyos. Al comenzar la II República,
y como mujer profundamente católica, criticó el matrimonio civil implantado en
un trabajo titulado ¿Quires casarte por
lo civil?, que publicó en 1931 y se conserva en la Biblioteca Nacional de
Madrid.
Igualmente hemos encontrado otro
trabajo suyo titulado “Homenaje a la
Bandera Nacional de la Juventud Femenina de Acción Católica Española” en el
que se pone de relieve su sentimiento patriótico y su amor a España.
GÉNESIS Y DESARROLLO DE SU GRAN OBRA: “SALUS INFIRMORUM”
Antes de la Guerra Civil, su santidad
el Papa Pío XI (1922 – 1939), en 1934, había llamado a las Enfermeras Católicas
del Mundo a unirse. Esta llamada hizo reflexionar a la Hermana Mayor sobre la
necesaria unión de los profesionales sanitarios (2).
FOTO 12 María
de Madariaga y Alonso con las alumnas y enfermeras de Salus Infirmorum
Así, junto con otras compañeras
enfermeras de Acción Católica, María de Madariaga creará en 1935 un centro
especializado en un bajo, el el número dos de la madrileña calle de Bárbara de
Braganza.
Su fama en el campo de la sanidad
hizo que durante la Guerra Civil (1936 – 1939), en 1937, fuera nombrada
inspectora de hospitales. Su labor persiguió no sólo la capacitación
profesional de las futuras profesionales de la sanidad, sino que buscaba
unculcarles una formación moral y religiosa.
Sin embargo, la gran labor de María
de Madariaga y Alonso se iniciará finalizada la contienda. Sabemos que
concluida la Guerra Civil, en 1940, ante las condiciones de la posguerra
española y la carencia de asistencia sanitaria en los suburbios, Monseñor Leopoldo
Eijo y garay, Arzobispo de Madrid-Alcalá y Patriarca de las Indias
Occidentales, pensó en una Acción Católica especializada por profesiones,
eligiendo para ello a María de Madariaga, mujer en la que vió a la persona más
capacitada para paliar esta tristísima situación (2).
FOTO 13 María
de Madariaga y Alonso con enfermeras de Salus Infirmorum
“Salus Infirmorum” su gran obra surge
de este contexto. Cosntituida en 1942, María de Madariaga será el “alma mater”
de esta hermandad, ayudada por otras almas caritativas como las de Ana María
Ucelay; la Duquesa de San Lorenzo; Joaquina de Porras Isla-Fernández; Carmen
García Victoria y Pilar Rey entre otras.
La primera Junta de Gobierno de la
Hermandad estaba integrada por enfermeras provenientes de instituciones como la
Cruz Roja Española, RENFE, Sanidad Militar, “!8 de julio” y otras. Estaba
compuesta entre otras por las siguientes damas además de María de Madariaga:
Araceli Loriga (Jefa de enfermeras de RENFE); María Rosa San Lorenzo (Sanidad
Militar) y Encarnación Soler (Sanidad Civil).
Los objetivos de la Hermana Mayor
fueron plsmados en su obra. Estos supusieron una formación integral de las
futuras enfermeras, estructurando y reorganizando a nivel estatal los estudios para
obtener el “Título de Enfermera”.
Formar a profesionales de la sanidad que llevarán a Cristo a los enfermos y a
los santos, dando un testimonio apostólico en su trabajo, en su familia, en su
comunidad…
FOTO 14 Alumnas de enfermera
estudiando en la Escuela Salus Infirmorum
La “Escuela de Enfermeras Salus Infirmorum” fundada en ese año de 1942,
estuvo vinculada al Hospital del Niño Jesús de Madrid, y tuvo el honor de
contar como director al ilustre médico y profesor Gregorio Marañon y Posadillo.
Fueron muchos los dolores de cabeza
que costó el esfuerzo de levantar esta gran obra. Debido a estos esfuerzos
María de Madariaga se quejaba en marzo de 1946, de los dolores intercostales y
jaquecas que padecía pudiendo provenir dichos solores, como ella misma decía
“de los malos ratos sufridos en estos dos últimos meses”.
Aún a pesar de estos sufrimientos,
María organizará a través de los más de treinta dispensarios parroquiales esta
ayuda asistencial demandada por Monseñor Eijo y Garay, Arzobispo de
Madrid-Alcalá. Dicho Arzobispo había encargado a María que realizase su labor
de apostolado a través de la enfermería en los ambientes más pobres y
marginales de Madrid extendiéndose posteriormente al resto de la geografía
nacional.
Cuando se trataba de cubrir una
necesidad, o de sembrar la semilla de la Buena Nueva, no existían para ella
fronteras ni obstáculo alguno.
El carisma de esta asistencia se vio
marcado por la necesidad de formar a enfermeras profesionales, para esta
atención sanitaria en los suburbios madrileños, formación que se basaba en ls
siguientes vertientes: Técnica, humana, espiritual, ética y social.
Son los años de las post-guerra, de
la España del racionamiento. La Hermana Mayor coordinó todos los esfuerzos de
las enfermeras de la naciente Escuela de Salus Infirmorum en la atención de las
zonas más deprimidas de la sociedad española (2).
FOTO 15 Alumnas de enfermería haciendo
una cama en la Escuela Salus Infirmorum
Las aspirantes a entrar a las órdenes
de María de Madariaga debían superar unos rigurosos requisitos. Para su
admisión debían exponer sus motivos y su vocación a la Delegada Diocesana de
Enfermeras. Como garantía de una formación religiosa y moral previa debían
presentar un certificado de su párroco y los diplomas obtenidos en los cursos
de Moral Profesional.
Igualmente las aspirantes a servir
bajo sus órdenes, debían presentar copia del título expedido por la Facultad de
Medicina, o por la Cruz Roja, o por la Escuela de la Casa de Salud de
Valdecilla o por el Instituto Rubio.
También se recomendaba que las nuevas
enfermeras no fueran ni demasiado jóvenes, ni demasiado mayores, siendo la edad
ideal entre los 30 y 50 años, debiendo gozar de una buena salud.
María cuidaba de este “ejército
asistencial” hasta en los mínimos detalles. Una vez admitidas, las nuevas
futuras enfermeras debían ir perfectamente uniformadas.
En un reglamento de los primeros que
se hicieron encntramos la descripción del uniforme de enfermera: “De
mahón azul marino, por ser sufrido, práctico y adecuado para la labor que se ha
de realizar, delantal blanco; cinturón y cuello blanco duro. Toca azul marino
según mogrises. El uniforme será largo, amplio, modesto”.
FOTO 16 Enfermera y alumna
aprendiendo en la Escuela Salus Infirmorum
También
estaba reglamentado el material que cada enfermera debía poseer. Este incluía:
Pinzas, tijeras, serretas o sierras, lapicero o pluma, termómetro y reloj. Cada
una debía portar en su maletín quirúrgico toallas, vendas, material de curas,
hervidores, jeringuillas, todo seco y limpio (2).
En
los informes exigía a las enfermeras que escribiesen con letra clara de fácil
lectura, anotando las observaciones y los conceptos de forma concisa para un
más fácil diagnóstico del médico.
Con
este capital humano, con este excelente cuadro de enfermeras selectas, sabemos
que durante los años cuarenta y cincuenta, no sólo hubo de luchar contra la
enfermedad y la falta de higiene, sino también contra el analfabetismo, el paro
y el hambre. Estos dispensarios funcionaron hasta finales de los años sesenta
en que la Seguridad Social del estado alcanzó un mayor desarrollo, y pudo
hacerse cargo de la asistencia de los barrios más deprimidos de todo el Estado.
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17 Alumnas limpiando el instrumental del quirófano en la Escuela Salus Infirmorum
Su
entusiasmo, su devoción y su perseverancia no cederían ante ningún rechazo o
dificultad. Firme e infatigablemente se ocupaba de su trabajo con tal criterio,
con autosacrificio, con valor, con ternura, todo ello con una actitud tranquila
y sin ostentación que se ganaba los corazones de todos aquellos que tenían la
ocasión de ver la nobleza de su trabajo y de su carácter.
Durante
su actuación en los dispensarios, recolectó datos y organizó un sistema para
llevar un registro; esta información fue usada después como herramienta para
una mejor formación de las enfermeras (2).
El
prestigio de esta Hermandad destinada a la formación de profesionales en las
ramas sanitarias se pone de relieve en 1947 con la incorporación de Salus
Infirmorum al CICIAMS (Comité Internacional Nacional Católico de Asistencia
Médico Social).
En
el Congreso de Roma de 1950, la fama de María de Madariaga la hizo ser elegida
vicepresidenta de esta prestigiosa institución internacional.
Sabemos
que realizó diversas estancias en centros sanitarios del Reino Unido entre
ellos Manchester, Birmingham y Londres. Igualmente fue pionera en España en la
enseñanza de invidentes. Su preocupación para hacer extensible a los ciegos los
estudios de enfermería le llevó a cursar la especialidad de “ciegos”, realizando
prácticas en la “Perkins Institution for the Blind” en Boston en Estados Unidos
(2).
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18 Alumnas en el quirófano y en un despacho médico en la Escuela Salus Infirmorum
Salus
Infirmorum, su gran obra, será un centro pionero en la España de la post-guerra.
Sabemos que contará con una Escuela de Enfermeras, otra de Fisioterapia, un
Centro de Prematuros y una Escuela de Puericultura en la capital de España.
Entre
las primeras promociones que pudieron conocer a la Hermana Mayor y seguir su
vocación destacamos a las enfermeras como las hermanas Sonsoles e Isabel
Álvarez de Toledo; Mercedes de Porras Isla-Fernández (posteriormente puesta por
maría al frente de la Escuela de Madrid, siendo una de las hermanas vinculada a
la obra de Salus Infirmorum que le valió la confianza de la Hermana Mayor
siendo nombrada responsable de todas las Escuelas de Salus Infirmorum de
España).
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19 María de Madariaga y Alonso y Su Alteza Real la Infanta Doña Margarita de
Borbón y Borbón, enfermera de Salus Infirmorum
En
el Centro Infantil, Regina Angelorum de Salus Infirmorum de Madrid, conocido
como la “Casa del Niño” donde realizó sus estudios de Puericultura Su Alteza
Real la Infanta Doña Margarita de Borbón y Borbón, Duquesa de Soria y Hernani,
hermana de S. M. el rey Juan Carlos I.
Además
de en el Hospital del Niño Jesús, las futuras enfermeras realizaban prácticas
en el Hospital Provincial (entonces en la calle de Atocha), en el de la
Princesa y en el Sanatorio de la Consolación.
Desde
1955 hasta 1965, la Escuela de los entonces conocidos A.T.S. (Ayudanntes
Técnicos Sanitarios), estuvo vinculada al Clínico de San Carlos, siendo
supervisados sus estudios por el insigne director Doctor Gregorio Marañón.
Entre
los centros fundadores en España destacamos uno que sigue con renovado vigor el
ideario de formación cristiana a nuevas promociones en las ramas
bio-sanitarias: Cádiz. En la correspondencia de la Hermana Mayor podemos ver la
evolución y el crecimiento del centro gaditano fundado en 1952, con la
colaboración con Carmen Varela, hermana del General Varela, cuando la Hermana
Mayor tenía cuarenta y seis años de edad (2).
Carmen
Varela será la primera Hermana Mayor de Cádiz nombrada por el entonces obispo
de Cádiz y Ceuta Tomás Gutiérrez (1943 – 1964). En esa época, la gran labor de
María de Madariaga será reconocida mundialmente tanto en Europa, África e
Iberoamérica.
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20 Casa del Niño, Madrid
EN
1995, María vio nacer las Escuelas de A. T. S. Las Escuelas de Enfermeras
existentes se transformarán en escuelas de A. T. S. Así, a la de Madrid, se
unieron las de Salamanca, La Coruña, Cádiz, Cuenca, Valladolid, Palma de
Mallorca y en Tánger, en él entonces Marruecos Español, hasta 1956.
Sabemos
que en 1996, fueron formadas varias puericultoras que posteriormente formarían
a otras promociones en territorio marroquí. Puericultoras formadas en la Casa
del Niño fueron destinadas al cuidado de Su Alteza Real la princesa Lalla
Meryem y el actual rey de Marruecos, Mohamed VI, hijos del entonces rey Hassan
II, quién tras nacer su heredero dijo con orgullo, que uno de los lazos de
amistad que une más estrechamente a España y Marruecos, es su gran obra “Salus
Infirmorum”.
En
el VI Congreso Mundial del CICIAMS, celebrado en julio de 1958 en Bruselas,
Bélgica, María fue electa Responsable de la Comisión Permanente de Moral
Profesional.
En
septiembre de 1962, asistió al VII Congreso del CICIAMS, celebrado en Buenos
Aires, Argentina. Durante este congreso la Hermana Mayor tomará parte activa en
las discusiones de los grupos de trabajo de las distintas comisiones, junto a
otras compañeras suyas como Margarita Mena, Carmen Cavestany y Mercedes de
Porras Isla-Fernández.
María
de Madariaga presidió los trabajos de al III Comisión que bajo el nombre de “La
enfermera y las técnicas a usar en los servicios de cuidados a domicilio”.
En esta comisión, expuso a los asistentes una ponencia sobre los servicios
domiciliarios que efectuados en España desde Salus Infirmorum, y los resultados
de un cuestionario que daba cuenta de la calidad de los servicios domiciliarios
en el extranjero (2).
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21 Enfermeras y Hermana Mayor con la familia Real de Marruecos y enfermeras de
Salus Infirmorum con los más desfavorecidos
Igualmente,
como responsable de la Comisión Permanente de Moral Profesional presentó un
programa de moral profesional en la enfermería, en la que incluyó una síntesis
de la opinión de diversos teólogos españoles sobre los principales textos
existentes en España y en el resto del mundo.
Ya
en los años sesenta y setenta del siglo XX, María de Madariaga continuará la
expansión de la Asociación por todo el territorio nacional, siendo reclamada
para dirigir diversos centros sanitarios tanto oficiales como privados, y la
creación de nuevas escuelas.
En
la década de los años sesenta, María organizó cuatro peregrinaciones al
Santuario de Lourdes y una peregrinación a Fátima en 1968. Ya en los años
setenta, la Hermana Mayor aún a pesar de tener más de sesenta años, organizó la
Peregrinación de Enfermos al “Cerro de los Ángeles”.
Tres
años más tarde, en 1973, y como recompensa a una vida de servicio, por Orden
Ministerial le fue concedida la “Orden Civil de Beneficencia con distintivo
de Cruz de 1ª Clase”.
En
1976, Su Majestad la reina Doña Sofía fue nombrada Miembro de Honor por la
Hermana Mayor, recibiendo la insignia de Salus Infirmorum (2).
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22 La Reina Sofía, la Infanta Margarita y María Madariaga y Alonso
Sus
últimos años deberá luchar contra una larga enfermedad, aunque seguirá
trabajando incansablemente hasta el final. Desde su despacho en la calle de
santa Engracia número 18 de Madrid, seguirá dirigiendo su obra Salus
Infirmorum.
La
Hermana Mayor María de Madariaga y Alonso, tras su larga enfermedad entregó su
alma a Dios en Madrid, el 2 de enero de 2001, a los 95 años de edad. Sus restos
mortales reposan a día de hoy en la Cripta de la Catedral de Nuestra Señora de
la Almudena de Madrid (2).
CONCLUSIONES A MODO DE
EPÍLOGO
Concluye
este estudio biográfico sobre la Hermana Mayor, María de Madariaga y Alonso,
una vida de entrega y de servicio, una vida consagrada a un apostolado que no
conoció fronteras y dejó huella en los cinco continentes a los que viajó, en
los que pronunció conferencias y participó en los más diversos foros, dejando
siempre patente el dogma, la moral y la ética católica.
Como
puede leerse en su lápida sepulcral, María fue Apóstol, y lo fue a través de
sus mítines en la Juventud Femenina de Acción Católica, como escritora con sus
versos y poemas, potenciando una formación integral de la enfermería, buscando
la Salud de los Enfermos.
Su
espíritu perdura hoy en día entre nosotros a través de la obra que fundó y
aprobó el Arzobispo Leopoldo Eijo Garay: “SALUS INFIRMORUM” (2).
LAUS
DEO
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23 Enfermera de Salus Infirmorum con los más desfavorecidos, los niños
Revista Firmes. Revista de las Sanitarias Españolas
Revista
¡Firmes!, Revista de las Sanitarias Españolas, publicada por la
Asociación Salus Infirmorum, en un periodo comprendido entre 1953, fecha de su
primera publicación, hasta 1965, último ejemplar disponible (3).
En
1953, la
Asociación Salus Infirmorum, publica una revista de carácter
propagandístico y profesional llamada “¡Firmes!” en sus orígenes, y
posteriormente “Revista de las Sanitarias Españolas”, herencia de una revista
previa llamada “Salus Infirmorum”, dirigida a todos los sanitarios católicos
especialmente a enfermeras, practicantes, matronas y diplomadas de niños (3).
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24 ¡Firmes!, Revista de las Sanitarias
Españolas. Número 1, 1953
El
objetivo del presente trabajo consiste en
analizar los contenidos en las diferentes secciones de esta publicación,
así como la evolución institucional y profesional en un periodo comprendido
entre 1953, fecha de su primera publicación, hasta el último ejemplar
disponible en 1965, como contribución al análisis histórico de la profesión
enfermera (3).
Conclusión
La
revista “¡Firmes!” fue un medio de divulgación y propagandístico de ámbito
católico de la década de los 50 y 60, que se hizo eco de la preocupaciones que
vivían las enfermeras españolas tanto a nivel profesional, laboral y formativo.
No
se ha podido todavía contrastar, pero esta revista pudo ser…”la única revista
de este género que se publica hoy en España…” (Nº 33, 1962). Así lo cita la
entrevistadora de la Marquesa de Varela de San Fernando, Presidenta Nacional de
Hospitales y Enfermeras de la Cruz Roja (3).
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25 Portadas de ¡Firmes!, Revista de
las Sanitarias Españolas
La
revista no sólo fue un medio de difusión sino que, en cierta manera, recoge
testimonios y crónicas de algunos cambios importantes en la historia de la
profesión como son los planes de estudio de la enfermería, la elaboración del
Manual Internacional de Moral Profesional…
La
Asociación llegó a estar formada por 3.000 profesionales sanitarias, venidas de
distintas agrupaciones enfermeras y asociaciones diocesanas, siendo esta
Institución una muestra del asociacionismo en esa época que suplía las
carencias de los colegios profesionales que se estaban reorganizando (3).
La
Asociación supo dar respuesta a las necesidades sanitarias y sociales
presentes, tanto a nivel nacional como internacional, en algunos casos
anticipándose con iniciativas que posteriormente reguló el Estado (3).
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26 Francisco Glicerio Conde Mora y Manuel Solórzano Sánchez
Fotografías
Escaneadas
del mismo libro de Francisco Glicerio
Conde Mora
Archivo Salus
Infirmorum
Bibliografía
1.-
María de Madariaga y Alonso. Fundadora de “Salus Infirmorum”. María Teresa
Miralles Sangro. Tribuna Sanitaria número 224. 31 de marzo de 2009
2.-
María de Madariaga y Alonso (1905 – 2001). Fundadora de Salus Infirmorum.
Francisco Glicerio Conde Mora. ISNB 978-84-612-8115-2. Depósito legal:
CA-797/08
3.-
¡Firmes! Revista de las Sanitarias Españolas de Salus Infirmorum. Autores: Profesores:
Yolanda Díez García; Beatriz Losa García; Raquel López Sánchez y Elena Chamorro
Rebollo Vicedecana de la Facultad de Enfermería y Fisioterapia Salus Infirmorum
integrada en la Universidad Pontificia de Salamanca, España
Manuel Solórzano Sánchez
Graduado en
Enfermería. Osakidetza, Hospital Universitario Donostia, Gipuzkoa
Insignia
de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro de
Enfermería Avanza
Miembro de Eusko
Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la
Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la
Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro
Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en
México AHFICEN, A.C.
Miembro no
numerario de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. (RSBAP)
Académico
de número de la Academia de Ciencias de Enfermería de Bizkaia –
Bizkaiko Erizaintza Zientzien Akademia. ACEB – BEZA
Insignia
de Oro del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa 2019
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