COCHINCHINA 1858 - 1863
Se trata de una guerra extraña, sin objetivos, sin una provocación
previa, donde no se defendía la seguridad de la Patria, pues ésta no estuvo
nunca en peligro. Todo comienza en 1857 cuando el gobierno confusionista de
Annam decide erradicar el proselitismo cristiano, que se había propagado en su
población, por lo cual masacran un elevado número de misioneros franceses y
españoles y otros son apresados. El cónsul español en China organiza una
legación diplomática hispano-francesa para interceder por su liberación. La
operación no logra el objetivo, se pasa al plano militar.
Traslado de fuerzas militares
acantonadas en las Filipinas, con un importante contingente de Sanidad Militar.
Solicitud mediante carta de Napoleón III a la reina española Isabel II,
pidiendo apoyo para una intervención militar que el ejército francés iba a
realizar allí, accediendo la reina a ello.
FOTO 1 Cartel de la
Conferencia. Comandante Carlos Palanca (1)
Mediante Real Orden de 23 de diciembre de 1858, se ordena al capitán
general de Filipinas la creación de un grupo expedicionario (un Regimiento,
sacado entre los destacados allí) para acudir a la península de Indochina,
abandonando el Ejército español la colonia y aplazando las operaciones contra
los insurgentes tagalos. Bajo el mando del Coronel Bernando Ruiz de
Lanzarote se organiza la expedición; más tarde sería sustituido por el
segundo jefe el Comandante Carlos Palanca.
La expedición tardo en salir por el retraso de los barcos franceses, que
transportaron a los 1.645 hombres que participaron en la contienda. La Jefatura de Sanidad de la
expedición la ostenta el Primer Ayudante Médico Rufino Pascual y Torrejón.
Las fuerzas de Sanidad integraban un total de 100 profesionales: médicos,
practicantes, enfermeros, camilleros, administrativos.
FOTO 2 Organización sanitaria,
camilleros, practicantes, médicos
Hasta ese momento el único Cuerpo
sanitario regulado era el Cuerpo de Sanidad Militar, que integraba a médicos,
cirujanos y farmacéuticos, si bien cita en varios artículos a los practicantes
pero no como cuerpo unificado, ni con identidad propia, pues esta denominación
se les daba a los estudiantes de medicina principalmente o, también, aquellos
sanitarios más cualificados que estuvieran en el Ejército de Tierra.
La Reglamentación Sanitaria
existente decía:
Cuerpo de Sanidad Militar, Real Decreto de 7 septiembre 1846.
“Artículo 1º.-
El cuerpo de Sanidad militar se compondrá en adelante de doctores y
licenciados en medicina y cirugía, y de una sección de farmacia,
cuyos individuos deberán tener iguales grados en su facultad. Se denominarán
respectivamente médicos y farmacéuticos del ejército; gozarán cada cual
en su clase de iguales consideraciones, y formarán dos escalas diversas de
antigüedad”.
Resto personal enfermero
El Práctico en el arte de curar (1843). Real Decreto de 10 octubre de 1843.
Ministrante (1846). Gaceta
de Madrid, 17 de septiembre de 1845.
Practicante (1860),
en virtud de la Ley de Instrucción Pública de 1857 (Ley Moyano).
Médicos y practicantes
militares expedicionarios:
Pedro Largo Yela
Eduardo Pérez de la Fanosa
Ramón Niubo Miret
Enrique Suender Rodríguez
Augusto Lacallo
Gregorio Ibarrola
C. Dueñas
Galiano Doncel (Practicante médico)
Ambulancia de apoyo sanitario a las columnas de operaciones.
Treinta camillas de lona con barras de madera de patas largas, con
dos soportes con un extremo en horquilla para descansar la camilla y que el
herido no toque el suelo. Los camilleros tagalos convertían las barras
de las camillas en lanzas o chuzos que utilizaban en defensa propia o de los
heridos que portaban, a pesar de llevar pistola y machete.
Se constituyo “un hospital móvil de campaña con nueve barracones de
madera con doble techo”, teniendo una capacidad inicial de 200 camas. Las
fuerzas de sanidad “totalizaban cien hombres entre médicos, practicantes,
enfermeros, camilleros, administrativos y servicios”. El hospital se bautizó
con el nombre de Hospital del Pilar.
FOTO 3 Conchinchina
Luego, se instaló otro segundo hospital en la fragata “Preciosa”,
que atendía las bajas del primer hospital cuando éste se desbordaba, así como
para aquellos casos de convalecientes por haber sufrido fiebre amarilla,
paludismo o procesos diarreicos crónicos, mientras se preparaba la evacuación a
las Filipinas o de reincorporación al frente de guerra.
Los ingresos hospitalarios fueron unos
42.000, con una estancia media de 13 días (cada expedicionario ingresó de media
unas tres veces durante la campaña). Las bajas producidas por las enfermedades
del lugar fueron por: paludismo, síndromes diarreicos, úlceras tórpidas
en miembros inferiores, cólera, hemeralopias y oftalmias.
La profilaxis antipalúdica se realizaba según el tiempo que hiciera:
humedad, lluvias, calor…, incorporando 0,5 gramos de sulfato de
quinina disuelto en una copita de vino de Jerez o en un cuartillo de vino tinto.
FOTO 4 Captura de Saigón. Cuadro
de León Morel-Fatio
Informe sobre la expedición “Touranne”, entre
septiembre de 1858 y marzo de 1860
Total de estancias hospitalarias 42.177, que significa un promedio de
13,17 días de convalecencia.
Total Contingente, 1.645 efectivos
Ingresos hospitalarios: Fiebres intermitentes, 2.160 casos. Disentería, 244
y Úlceras fagedémicas en piernas, 540.
Mortalidad total fue del 8 % por acciones de guerra y del 3,7 % por
enfermedades.
Resultados de la Misión
Pérdidas para España y beneficios para Francia.
A modo de conclusión, a parte del deber cumplido; casi todo el personal
de Sanidad padecieron paludismo, síndromes diarreicos, cólera y otras
patologías en más de una ocasión, teniéndose que evacuar a algunos miembros de la Misión a Manila, por
persistencia de la enfermedad o complicaciones de ésta.
Todos los médicos y practicantes de las unidades del Ejército
de Tierra español fueron condecorados con las medallas de la “Legión de Honor”
y la “Cruz de San Fernando”, además de la anotación en la hoja de servicios de declaración
de elegible de 1ª clase (preferencia para el ascenso).
FOTO 5 Medallas
España no obtuvo ningún beneficio, dejando allí a 22 muertos (once en
combate). Francia, sin embargo, sacó tajada y perpetuó su presencia en la zona
hasta después de la II
Guerra Mundial, cuando se retira tras la derrota de Dien
Bien Phu.
Destacar que en la batalla de Dien Bien Phu (13 de marzo de 1953),
en las filas de la
Legión Extranjera, lucharon con heroísmo más de mil españoles
republicanos, resultando algunos muertos en combate, otros hechos prisioneros
y, los menos, sencillamente, desertaron y se pasaron al enemigo.
A la memoria de los
combatientes franceses y españoles en un cementerio vietnamita.
Placa conmemorativa en un cementerio desconocido vietnamita:
“En memoria de los combatientes franceses y
españoles de la expedición Rigault de Genouilly muertos en 1858-59-60 el
enterrado en estos lugares R.I.P.”
FOTO 6 Cementerio, placa y
fotografía de la Infantería de Marina en Saigón (1)
VIETNAM DEL SUR
Antecedentes
En 1896, el imperio asiático
francés compuesto por Tonkin, Annam, Laos, Cochinchina y Camboya, aparecía como
un conjunto colonial coherente y perfectamente trazado, adoptando el nombre de
Unión Indochina y sometido a la autoridad de un gobierno general.
El origen del régimen vietnamita,
sin embargo, se remonta a los años subsiguientes de la I Guerra Mundial, cuando
la doctrina comunista irrumpió en Extremo Oriente, especialmente en China. Una
de las figuras más destacadas del nuevo credo fue Ho Chi Minh, de verdadero
nombre Nguyen Ai Kwok, que había emigrado a Europa, adhiriéndose al comunismo durante
su estancia en Francia. En 1919 intentó solicitar en la conferencia de
Versalles igualdad de derechos para la colonia de Indochina. Miembro fundador
del PCF, se trasladó a Moscú, siendo enviado más tarde por el Komintern a Hong
Kong, donde fundó el Partido Comunista de Indochina tras las revueltas de 1930
en Vietnam.
Volvió a su país, formando el
Viet Minh (Viet Nam Da Lap Dong Minh Hoi, Liga para la Independencia de
Vietnam) al que se adhirieron grupos nacionalistas.
El la II Guerra Mundial, al estallar
el conflicto entre el Japón y las potencias occidentales y ocupar aquél, por
razones de estrategia, la Indochina Francesa, el movimiento independentista
cobró nuevo impulso.
Los alzamientos de los annamitas,
opuestos tanto a la dominación del Japón como a la de Francia, fueron
aplastados sin piedad por los franceses, que actuaban de consuno con los
japoneses. Los guerrilleros se hicieron con armamento arrebatado a los puestos
avanzados franceses y japoneses, aunque en la etapa final de la contienda recibían
ya armas y asesoramiento de los norteamericanos. Al derrumbarse el Gobierno de
Vichy los japoneses destituyeron al gobernador general y establecieron
regímenes annamitas en Hanoi y Saigón. Con la rendición del Japón en agosto de
1945, la Liga de Independencia annamita (Viet Minh) fortalecido con la
inclusión de los restantes elementos nacionalistas, se hizo cargo del gobierno
y proclamó el 2 de septiembre de 1945 la independencia de la República
Democrática del Vietnam (Vietnam del Norte), bajo la presidencia de Ho Chi
Minh, constituida por Tonkin, Cochinchina y Annam.
FOTO 7 Una misión sanitaria
Española actuará en Vietnam del Sur
1966 a 1971
La intervención española en la guerra de
Vietnam a instancias de Estados Unidos, y como finalmente se encontró
una solución de compromiso consistente en el envío de una misión sanitaria a la
zona.
En 1965, Lyndon B. Johnson
solicita al Gobierno español ayuda.
Para Franco, Ho Chi Minh era “un patriota, por su historia y su
empeño en expulsar a los japoneses, a los chinos y a los franceses, y sin dejar
de lado lo duro del adversario, podría ser el hombre que Vietnam necesita”.
“Hay que conferirle un crédito de patriota al que no deja indiferente el
aniquilamiento de su pais”.
“He querido haceros estas confidencias, querido Presidente, con el
propósito de contribuir a la paz del mundo y de los pueblos asiáticos”.
Tras la solicitud del presidente
americano, Franco es reticente al envío de tropas al conflicto asiático. Al
final accede y envía un contingente de sanitarios militares. Participaron tres
equipos un total de 50 sanitarios, todos ellos del Ejército de Tierra. Franco
satisfizo la petición de ayuda demandada por Lindón B. Johnson enviando un
contingente de médicos militares españoles, para que echaran una mano a aquella
guerra que de antemano daba como perdida.
FOTO
8 Mapa de la zona en guerra. Certificado de buena conducta. Presidente
americano. La Pintura y la Guerra. Sursumkorda in memoriam
El 16 de diciembre de 1965 el
Secretario de Estado, Dean Rusk, apremiaba a Franco para que con urgencia
enviase médicos españoles a la provincia de Go Cong, en pleno delta del Mekong,
a 45 kilómetros
al sur de Saigón y a unos siete kilómetros de las playas del mar de la China.
La respuesta a la urgente
petición americana de ayuda se inscribió oficialmente en el marco de los
acuerdos entre España y Estados Unidos a través de la Oficina de Asistencia
Militar del Mundo Libre (FWMAO, en inglés) y el servicio quedó bautizado como “Misión
Sanitaria de Ayuda al Vietnam del Sur”. En total participaron tres
equipos. El primero partió en 1966 y regresó a finales de 1967. Luego fueron
relevados por otro, y éste por un tercero. En total participaron 50 militares,
y la presencia española en Vietnam se prolongó durante dos años, puesto que el
segundo y el tercer destacamento sólo permanecieron en el país asiático seis
meses.
Según el relato que nos describe:
El reclutamiento
se llevó a cabo en el mayor de los secretismos, y más de 50 médicos y
sanitarios militares se desplegaron en el conflicto entre 1966 y 1971 distribuidos
en varios reemplazos. Todos fueron reclutados aquí y allá con el máximo sigilo
y diligencia, hasta el punto de que varios militares que estaban destinados en
el Sáhara unas horas después se encontraban caminando por la selva.
FOTO 9 Dr.
Bac-Si Dinh-Bahao reconociendo a un paciente. Trampas mortales
El destino de los médicos
españoles fue la localidad de Gò-Công, en pleno delta del
Mekong, a 45
kilómetros al sur de Saigón y a siete kilómetros del mar
de la China. El
uniforme que llevaban era norteamericano pero con las insignias españolas, y en
el patio del hospital ondeaba la bandera española.
La zona era extraordinariamente
peligrosa, estaba cerca de la ruta Ho-Chi-Minh, por
donde cruzaban los vietcongs, y el delta del Mekong era uno de los
lugares donde se combatía más ferozmente. Durante la noche, el
Vietcong minaba la carretera y por la mañana los americanos la limpiaban.
Cuando los españoles viajaban a visitar enfermos, lo hacían en jeep y a toda
velocidad, “por si disparaban desde entre los arrozales”.
El primer equipo despega de
Madrid el día 6 de septiembre y tras una escala en Roma, donde pernoctan,
llegan a Saigón el día 8 al mediodía. Allí son recibidos por las autoridades
sanitarias vietnamitas. Al día siguiente parten para donde sería su destino, la
ciudad de Go Cong, en el Delta del Mekong.
Integrantes de la Primera Expedición
Pertenecían al Cuerpo de
Sanidad Militar y al Cuerpo Auxiliar de Practicantes de Sanidad
Militar, ambos del Ejército de Tierra:
Comandante médico Argimiro García Granados, radiólogo y director
adjunto del Hospital.
Capitán médico José Linares Fernández, sala de Cirugía y
quirófano.
Capitán médico Luciano Rodríguez González, sala de hombres,
consultorio de niños y orfanato.
Capitán médico Francisco Faúndez Rodríguez, consultorio.
Capitán Intendencia Manuel Vázquez Labourdette, interprete,
pagador y oficial de enlace.
Teniente practicante Manuel García Matías, Laboratorio.
Subteniente practicante José Bravo López-Baños, ayudante de
Cirugía y sala de hombres.
Subteniente practicante Francisco Pérez Pérez, anestesista.
Subteniente practicante Ramón Gutiérrez de Terán y Suárez Guanes,
en quirófano como ayudante de Cirugía.
Brigada practicante Juan Pérez Goméz, quirófano y consultas
externas.
Brigada practicante Juan Outón Barahona, curas quirúrgicas y sala
de mujeres.
Brigada practicante Joaquín Baz Sánchez, curas postoperatorias y
reanimación de niños.
El hospital era
pequeño, insuficiente para la población de referencia (60.000 civiles),
semiviejo, con una capacidad para 200 camas y la media de ingresados de 400
personas, donde se ubicaban los enfermos y sus familias al residir en lugares
lejanos y atendían a más de 100 pacientes cada día. Lo más frecuente era que varios
pacientes compartieran cama y que debajo se acomodaran los
acompañantes. Los medicamentos y el plasma eran muy escasos.
El hospital estaba dirigido por
el Dr. Bac-Si Dinh-Bahao, que era
ginecólogo pero que también hacia funciones de cirujano general, a quien le
ayudaban los sanitarios españoles en muchas ocasiones. El horario era de 8 de
la mañana a seis de la tarde, con dos horas para la comida y una pequeña siesta.
Guardias localizadas y el domingo descanso.
La residencia de los
españoles sufría constantes ataques por su proximidad al
cuartel general del Estado Mayor Sudvietnamita. Eran bombardeados y
ametrallados, llegando al culmen en febrero de 1968, en el que el
Vietcong celebró el Tet, el año nuevo vietnamita, atacando la zona donde
estaban los españoles con fuego de mortero, ametralladoras y fusiles
para liberar de la cárcel próxima a 200 presos. Al día siguiente, seis granadas más mataron
a ocho miembros del personal vietnamita de la casa e hirieron a dos militares
españoles.
Pero el tradicional comportamiento
humanitario de los militares españoles fue ampliamente reconocido
en última instancia por los propios norvietnamitas. Como curiosidad, en el
informe sobre el incidente del Tet, consta que tras estos hechos, soldados del
Vietcong detuvieron los vehículos en los que se viajaban por la región los
médicos de la misión española y les
pidieron perdón por los daños, porque la guerra no iba contra ellos. Había
razones para la disculpa: el 70 por ciento de la población atendida en la misión española eran vietcongs,
por lo que se habían ganado el respeto y la consideración de todos los bandos.
FOTO 10 Personal
sanitario español con personal vietnamita
Además de los heridos de guerra: heridas
de metralla, balas, minas y Napalm, principalmente, se atendían diariamente
muchos enfermos, sobre todo niños muy graves. Cuando llegaron, lo primero que
preguntó el director fue quién era el cirujano, a lo que le contestaron que no
había ido ninguno. Menos mal que el capitán
Médico José Linares tenía “conocimientos” quirúrgicos y se pudo hacer cargo
del quirófano.
Patologías más frecuentes:
TBC (Tuberculosis)
Paludismo
Lepra
Diarreas, cólera incluído
Parasitosis intestinales
Micosis
Hepatitis
Recursos humanos
Cirujanos. Ninguno
Médicos. 5. El
director/Tocoginecólogo y 4 españoles
Dentistas. Ninguno
Practicantes. 7. 6 españoles
Asistente Partera. 1
Técnicos Laboratorio. 2. 1
practicante
Rayos X. 1
Farmacéuticos. Ninguno
Asistente Farmacéutico. 1
Enfermeras nacionales. 6
Estudiantes de enfermeras. 5
Ayudantes de enfermeras. 3
Administradores. 3. 1 español, Capitán
de Intendencia
Escribientes. 1
Conductores. 1
Obreros de limpieza. 11
FOTO 11 Las aldeas: Hoa-Binh, Bin-Thang,
Hoa-Lao y Hoa-Dong.
Las aldeas
También, tenían que atender
periódicamente cuatro aldeas alejadas del hospital: Hoa-Binh, Bin-Thang,
Hoa-Lao y Hoa-Dong.
La carretera estaba rodeada de
arrozales y vegetación alta y espesa, bastante peligrosa por lo que la amenaza
de los francotiradores se añadía la velocidad. Al llegar al destino, se
anunciaba la llegada de los médicos por un intérprete con megafonía.
Durante las visitas se realizaban
campañas de vacunación entre la población infantil. En algunas ocasiones había
que suspender las visitas a estos poblados ante los rumores de posibles
ataques. Con respecto a las visitas, el capitán Médico Faúndez señala que “no teníamos miedo porque no valorábamos
el peligro real que corríamos. A 40 grados, con una humedad del 90% los objetos
no se perciben igual, las situaciones no se parecen las mismas…”.
Retornando al hospital, cuenta el
teniente Médico Antonio Velásquez,
como más moderno le tocó la asistencia pediátrica, y señala: “…yo llegaba a la
consulta y elegía los más graves de los 60 chiquillos que podían estar
esperando y de los que todos los días se me morían dos o tres. La mayor
frecuencia de muertes en niños se debía al paludismo cerebral (Plasmodium falciparum) que les dejaba en
coma del que no se les podía sacar.
Por una lesión, Velásquez ingresa en un hospital
americano donde tuvo la ocasión de conocer
una nueva patología que sufrían los soldados americanos: “la fatiga de
combate”, descubierta en abril de 1968 por el Teniente Coronel Peters y el Capitán Jonson, denominada “neurosis de combate”,
que presentaban un elevado número de combatientes americanos, pues se estaban
enfrentando a un ser “indefinido y desconocido”.
FOTO 12 Subteniente A.T.S.
Gutiérrez Terán. Teniente médico Antonio Velázquez y Juan Outon, ejerciendo de
nodriza. Hoy es día es Teniente Coronel Enfermero en la reserva
Otra dificultad, según cuenta el
Subteniente A.T.S. Gutiérrez Terán
es que los curanderos (Médicis chinois) evitaban que los niños afectados de
parásitos intestinales o pulmonías fueran tratados en el hospital, haciéndolo
ellos y cuando acudían al centro sólo se podía certificar su defunción.
Este sanitario Gutiérrez Terán,
junto al Brigada Juan Outón Barahona,
fueron protagonistas de un hecho relevante. Un capitán americano había sufrido
un disparo en la cabeza de un francotirador, ante la gravedad de las heridas un
helicóptero de combate evacuó al militar hasta Saigón. La camilla iba
atravesada en el aparato y los sanitarios con medio cuerpo fuera y sujetos por
los soldados que servían las ametralladoras, tratando de mantener con vida al
capitán mediante respiración boca a boca y masajes cardíacos. A pesar de ello,
el militar ingresó cadáver. El general estadounidense Creighton W. Abrams los condecoró personalmente.
La ciudad de Go-Cong era un lugar
inseguro, pues se producían ataques terroristas, así como fuego de morteros y
ametralladoras, y por un mal entendido con los americanos los militares
españoles se encontraban sin armas para poder defenderse en caso de un ataque.
Gracias a la mediación del Mayor Paul
Wirth, consejero del gobernador de Go-Cong y casado con una cubana, por lo
que hablaba perfectamente español, recogió el malestar de los militares
españoles, así como su estado anímico bajo (carencia de uniformidad, armas y
equipote campaña), lo que trasladó inmediatamente al General Westmoreland, Jefe de las Fuerzas
norteamericanas en Vietnam. Cuatro días después de recibir el escrito, el
propio general se traslada a Go Cong para interesarse por la misión y da las
órdenes oportunas para que con la máxima urgencia se dotaran a los españoles de
uniformes y armas (pistolas, fusil M-16 y granadas).
FOTO 13 Juan Outón, con la
guitarra, anima la fiesta en las primeras navidades que los militares españoles
pasan en Vietnam. Puente del España en Tay Ban Hua. El General Westmoreland. La
prensa vietnamita rápidamente se hizo eco de la labor humanitaria de los
sanitarios militares españoles
La guerrilla conocedora de la
labor realizada por los sanitarios españoles entre la población civil respetó
sus vidas, pero como siempre hay algún despistadillo con mala puntería o algún
recién incorporado que no conocía los asuntos locales, sucedía que con cierta
frecuencia atinaba a caer un morterazo en el hospital o en la residencia o
cerca de éstos, como ocurrió cuando la fiesta-ofensiva
del Tet (año nuevo vietnamita) el año 1968, que hirieron a un español y
mataron a unos cuantos soldados sudvietnamitas que estaban de escoltas. Como
anécdota, al poco tiempo de este episodio, guerrilleros del vietcong pararon a los vehículos
españoles que se desplazaban a los poblados para pedirles disculpas.
Tras la ofensiva del Tet, a
petición de la embajada vietnamita se enviaron desde España un lote elevado de
vacunas contra el cólera, las fiebres tifoideas y la peste bubónica, pues hubo
un recrudecimiento de estas enfermedades que produjo elevada mortalidad.
Artistas y periodos de descanso.
Cada cierto tiempo los sanitarios gozaban de unas cortas vacaciones (7 días, normalmente), que si bien
servían para cargar las pilas y relajarse, eran de muy poco tiempo para venir a
España, por tanto se desplazaban a Hong-Kong, Japón, Malasia, Tailandia o
Filipinas.
FOTO 14 Sueldos y
gratificaciones. Miembros de la misión sanitaria
Era muy peligroso desplazarse a Vung Tau, una zona con unas playas
paradisíacas, pero castigada por el charlie.
Gutiérrez Terán consiguió llegar hasta allí y conoció estrellas americanas como
Jane Mansfield, Henry Fonda y Charlton
Heston, que se habían desplazado para levantar la moral de los soldados
estadounidense.
Las condiciones de vida tampoco
debieron ser excesivamente malas, teniendo en cuenta la naturaleza de la misión
y donde se desarrollaba. Lo peor la comunicación con la familia, que era por
carta y tardaban una semana. El alojamiento era en una antigua mansión colonial
francesa a unos dos kilómetros del hospital y justo detrás del edificio del EM del Ejército del
Vietnam del Sur.
Sueldos y gratificaciones, Condecoraciones,
un “Puente del España”, como reconocimiento a la labor de los sanitarios
militares españoles.
A pesar de ser condecorados, a su
regreso a España, solamente les esperaban sus familiares, seguro que para ellos
fue suficiente.
Medallas:
Vietnamitas: Medalla de Honor de Primera Clase de las FAS del Viet Nam
del Sur.
Americanos: Medalla de Campaña de Viet Nam del Sur.
España: Cruz del Mérito Militar con distintivo rojo.
En esa época no sentían vergüenza las autoridades políticas españolas en
condecorar con recompensas de guerra a sus militares destacados en la guerra,
aunque España no estuviera directamente implicada.
FOTO 15 Su regreso a España y condecoraciones
La guerra del Vietnam finalizó en
enero de 1973, cuando se firman los Acuerdos de Paz de París, que supusieron un
alto el fuego y la retirada de las tropas
estadounidenses, lo que ocasionó que el régimen de Vietnam del Sur se
derrumbara inmediatamente. La ofensiva final tuvo lugar en la primavera de 1975
y los comunistas tomaron Saigón. La guerra había terminado.
España, sin embargo, desde 1971
había finalizado la ayuda aquel país.
AUTOR:
Jerónimo González Yanes (Tenerife, 1953), es Abogado,
Doctor en Historia, Licenciado en Periodismo y Diplomado en Enfermería. En el
ámbito castrense es Teniente (RV) del Cuerpo Militar de Sanidad – Enfermería,
siendo su último destino en la UME (UIEN – Los Rodeos).
Tiene siete libros, habiendo
publicado tres más relacionados con la Enfermería: Historia de la Enfermería Militar Española y Historia de la Enfermería en la Defensa: Ejército de tierra.
Regulación normativa y marco jurídico de funciones profesionales; así como
numerosos artículos, entrevistas y reportajes en revistas especializadas del
sector. E Historia en la Policía Armada, Nacional y del Cuerpo Nacional de
Policía. Creación de la especialidad
sanitaria y funciones profesionales.
FOTO 16 Jerónimo González Yanes. Emblema Centenario del Practicante 1857 –
1957. Emblema de la Policía Armada: Practicante
Ponencia impartida por Jerónimo González Yanes, en el Palacio de la
Isla, Cáceres el día 29 de enero de 2015
FOTOGRAFÍAS:
Las fotografías son de la Ponencia impartida por Jerónimo González
Yanes, en el Palacio de la Isla, Cáceres el día 29 de enero de 2015
BIBLIOGRAFÍA
FOTO 17 Bibliografía. Libros utilizados
Manuel Solórzano Sánchez
Diplomado en Enfermería. Servicio
de Traumatología. Hospital Universitario Donostia de San Sebastián. OSI- Donostialdea.
Osakidetza- Servicio Vasco de Salud
Insignia de Oro de la Sociedad
Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro de Enfermería Avanza
Miembro de Eusko Ikaskuntza /
Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la Red Iberoamericana
de Historia de la Enfermería
Miembro de la Red Cubana de
Historia de la Enfermería
Miembro Consultivo de la
Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN,
A.C.
Miembro no numerario de la Real
Sociedad Vascongada de Amigos del País. (RSBAP)
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