Casa de Socorro del Antiguo
A pesar de contar con dos centros asistenciales de socorro la ciudad de San Sebastián, en creciente auge demográfico a comienzos del siglo, exigía una ampliación de los servicios.
La Federación de Sociedades Obreras y la agrupación socialista de San Sebastián solicitaron, el 16 de agosto de 1904, la creación de un Cuarto de Socorro, en el barrio del Antiguo. Esta solicitud fue desestimada por el pleno, al considerar que los establecimientos ya existentes, con sus nuevas instalaciones y con el servicio de camilleros, eran suficientes.
Foto 1 Vista de la calle Matía desde Lugaritz. Colección: Rafael Munoa. San Sebastián, 1888
La petición fue reiterada el 19 de agosto de 1908 y la Comisión de Gobierno, presidido por el alcalde Joaquín Luis Berminghan, aceptó el planteamiento de la nueva cuestión. El 3 de diciembre se acordó otorgar al médico titular del barrio del Antiguo, Ciriaco Muñagorri Altuna, la cantidad de 500 pesetas en concepto de gratificaciones por servicios en el futuro puesto de socorro. El nuevo centro, que ocupaba el edificio número 52 de la calle Matía, propiedad de los “Hermanos Estenagay”, situado frente a la plaza de Alfonso XIII, abriría sus puertas de ocho de la mañana a ocho de la tarde, las vísperas y festivos hasta las diez de la noche en época invernal y hasta las once y durante el verano.
A diferencia del resto de los locales centrales, éste era de alquiler. Con la intervención del médico Manuel Celaya Cendoya se estipuló que en aquellas situaciones en que no se contara con asistencia del médico municipal, se desplazaría hasta la barriada el médico de guardia de la Casa de Socorro de San Marcial.
En noviembre de 1910, tras casi dos años de funcionamiento, se volvió a plantear la cuestión de la asistencia durante las veinticuatro horas del día, dado que el local de la Parte Vieja permanecía cerrando, sus puertas durante la noche. El Consistorio no consideró necesario establecer una nueva y costosa dotación, máxime cuando la infraestructura sanitaria de la ciudad, en lo que a los médicos de distrito se refiere, se había ampliado recientemente.
Foto 2 Casa de Socorro de la Plazuela de las Escuelas, se encontraba abajo a la izquierda. Revista Novedades 1912
Se hacía patente de nuevo la discordancia de abrir un nuevo centro asistencial y luego no dotarlo del personal suficiente. Frente a los claros beneficios de contar con la asistencia completa se oponía de evidente aumento de plantilla necesario, con su consiguiente carga presupuestaria.
El concejal Cándido Marcellán, defensor de la ampliación, propuso la dotación de dos plazas de Practicantes con un gasto de 2.555 pesetas anuales y con un plus de desplazamiento, utilizando el recién inaugurado tranvía, de 73 pesetas.
La propuesta llevó al pleno a realizar un estudio sobre la demanda real en el Antiguo durante las horas nocturnas, evidenciándose que durante un año de 1909 sólo se habían atendido a seis pacientes por la noche, lo cual originaba la sorprendente revelación de que cada herido costaba al Ayuntamiento 500 pesetas.
Años más tarde, Cándido Marcellán solicitaría de nuevo la deseada ampliación. Una vez más, el pleno se mostró reticente, más aún cuando se estaba construyendo una nueva red de tranvías e incluso llegó a cuestionarse la continuidad del local.
El clamor popular de la barriada obligó a un nuevo replanteamiento, alcanzándose el acuerdo de dotar al pequeño centro con una plaza de Practicante, ofertada entre los titulados de la Beneficencia. De esta manera el local del Antiguo estuvo funcionando a satisfacción de los vecinos, pero el futuro reordenamiento de la Casa de Socorro de la calle San Marcial que estudiaba el Ayuntamiento, ponía en tela de juicio la continuidad de la institución.
Foto 3 Hospital María Cristina de la Cruz Roja
Si la situación era problemática, vino a sumarse un escollo más, la petición del dueño del local de aumentar el precio del alquiler. Así, el Ayuntamiento de San Sebastián, en 1917, se plantea el cierre del Cuarto de Socorro del Antiguo, tal y como había hecho con el de la Parte Vieja.
De forma temporal el pleno decidió, en sesión del 19 de diciembre de 1917 mantenerlo en funcionamiento.
Con la creación del Hospital María Cristina de la Cruz Roja, volvió a suscitarse la conveniencia de mantener el Cuarto de Socorro del Antiguo. Tras dieciséis años en funcionamiento el Ayuntamiento acordó su definitivo cierre en 1925. A las dudas sobre su necesidad se venían añadiendo las continuas quejas por parte de algunos vecinos, sobre todo los dueños del local, convencidos que el destino de local para otros menesteres les daría mayores beneficios.
Un sinfín de cartas de protesta comenzaron a amontonarse en la Casa Consistorial, no olvidemos que en el Antiguo vivían cerca de 10.000 vecinos. Un estudio estadístico, solicitado por el Alcalde y el dictamen desfavorable de la mayor parte del colectivo médico municipal, daría por zanjada la cuestión, desapareciendo definitivamente la parte correspondiente de los presupuestos.
Foto 4 Public School of San Sebastian. Plazuela de las Escuelas. Casa de Socorro de la Parte Vieja, 1833
En mayo de 1920 se ofertaría otra plaza entre los médicos del Cuerpo de la Beneficencia aceptándolo el facultativo del Antiguo José Gabaraín Arana, que tomaría posesión en noviembre del mismo año, con un salario de 2.000 pesetas y una gratificación anual de cien pesetas (1).
La nueva situación sanitaria, con la Casa de Socorro de la calle Garibay, la asistencia de ambulancias, la creciente actividad del Hospital de María Cristina de la Cruz Roja y la frecuente ausencia del médico de guardia, fueron las razones que motivaron su clausura. El 24 de marzo de 1925 se devolverían las llaves del local a sus propietarios (1).
Casas de Socorro Municipales de San Sebastián
Estos centros contaron desde sus orígenes con figuras sanitarias médicas importantes, así mismo los Practicantes que trabajaron en las Casas de Socorro fueron muy notables profesionales (2).
Tras la Guerra Civil de 1936, fueron médicos jefes de las Casas de Socorro, los doctores Gil Clemente Múgica, Luis Vasallo Maculet, Gerardo Cormenzana Alberdi, José Mari Durán Troncoso, Enrique Cormenzana Alberdi, que se jubiló a finales de 1984 y Jesús Alaba Loinaz, último Jefe del Centro de San Sebastián, con quien desaparece toda una época de las Casas de Socorro, que se inició a finales del siglo XIX.
Creándose la primera Casa de Socorro de San Sebastián en 1881. Cuando se creó sólo contaba con el Practicante Blas Benegas. Los primeros médicos titulares fueron en el año 1886, comenzando por Julián Usandizaga Carril, y le siguieron los médicos José Manuel Oa Amilibia, José Mayora Aramburu y Galo Aristizabal Saralegui.
Foto 5 En el antiguo edificio de Tabakalera, el 3 de febrero de 1924, a mediodía, se celebró la inauguración oficial del nuevo local, Casa de Socorro en la calle Garibay. Practicantes Casa de Socorro: Andrés Aguirre Gómez, Miguel López Elzo, Antonio Santolaya Barrio y Francisco Losada Alonso.
El 10 de enero de 1904 se ubica en el nuevo local de la calle San Marcial, antiguo Asilo de San José. El 3 de febrero de 1924 se inaugura otro local en la calle Garibay, en el antiguo edificio de la Fábrica de Tabacos. En 1922 se puso en funcionamiento, por primera vez, un “servicio de ambulancias”; estas dependencias estuvieron hasta 1934.
Foto 6 Ambulancia de San Sebastián, 1910
La Casa de Socorro se trasladó al edificio Easo, erigido en 1933 para albergar dependencias y servicios municipales. Estuvo allí ubicada la Casa de Socorro hasta el año 1986, que pasó dicha Casa a la calle Pedro Egaña número 8. El 20 de octubre de 1997, desapareció dicho local de la calle Pedro Egaña y también el Cuarto de Socorro Municipal tradicional.
Con una fórmula y planteamientos distintos, se inauguró un centro de urgencias de Osakidetza y del Ayuntamiento en la calle Bengoetxea número 4 de San Sebastián (2).
Servicio médico municipal. Asistencia domiciliaria. Casas de socorro
EI servicio médico municipal está desempeñado en San Sebastián por cuatro médicos municipales afectos a los cuatro distritos en que se divide el padrón especial de pobres en el casco de la población, los dos médicos de los barrios Antiguo e Igueldo, los cuatro médicos de las casas de socorro y los seis practicantes a ellas agregados (3).
Estos diez médicos atienden a dos servicios: el domiciliario y el de las casas de socorro. Los encargados del primero asisten gratuitamente a las familias comprendidas en el padrón de pobres. Los del segundo prestan sus servicios en las cuatro casas de socorro que hay en el núcleo de la población, y los médicos del Antiguo e Igueldo tienen a su cargo los. dos servicios. Los practicantes, que son seis, sirven de auxiliares a los médicos en las casas de socorro (3).
A finales del siglo pasado, la Beneficencia de San Sebastián comenzó a sufragar los gastos de los llamados “Cuartos o Casas de Socorro”. Eran como pequeños ambulatorios en los que se atendían las urgencias de la población, con una mayoría de enfermos pobres y accidentados en el trabajo. Fueron los tres médicos titulares que había en la ciudad los que propusieron la idea la Ayuntamiento, quién acogió favorablemente la iniciativa. En 1881 se abrió la primera Casa de Socorro en la Plazuela de las Escuelas en la Parte Vieja con un Practicante Blas Benegas. Dicha Casa de Socorro tenía ciertas deficiencias que terminaron aconsejando su transformación y cambio de edificio.
Foto 7 Cartel de la Casa de Socorro
El 10 de enero de 1904, fue inaugurado una nueva Casa de Socorro en la calle San Marcial, en el antiguo Asilo de San José, ya con mejores medios sanitarios. El 3de febrero de 1924 se inaugura otro local en la calle Garibay, en el antiguo edificio de la Fábrica de Tabacos hasta 1934, que pasó a la calle Easo.
Además, en 1908 y en 1912 se instalaron otros dos Cuartos de Socorro a petición del médico del barrio del Antiguo Ciriaco Muñagorri Altuna, preocupado por los numerosos accidentes de tráfico en el barrio del Antiguo y por los numerosos accidentes que había entre los trabajadores de las canteras en la zona de Igueldo. En el barrio del Antiguo funcionó el Cuarto de Socorro hasta 1925, que se cerró al inaugurarse el Hospital María Cristina de la Cruz Roja, pues se consideró que ya no era necesario.
En 1920 se abrió un Cuarto Socorro pequeño en el barrio de Eguía, a petición de los vecinos. En 1922 comenzó un servicio de ambulancias dependiente de la Casa de Socorro, y que atendía los servicios propios de la misma y se alquilaba a particulares.
Según el Reglamento, estos establecimientos tenían como objetivo: “la inmediata prestación de los primeros auxilios a cualesquiera persona acometida de accidente o enfermedad que se presente en dichos establecimientos”; realizar “la primera cura de las heridas o lesiones que ocurran accidentalmente o a mano airada”; la asistencia en la enfermería del establecimiento de aquellos lesionados que por su gravedad no puedan ser trasladados al Hospital o a su domicilio, una vez socorridos, sin compromiso de sus vidas”.
Foto 8 Sala de Curas del Cuarto de Socorro. Foto Gueréquiz
Los servicios prestados eran gratuitos, y los enfermos y heridos asistidos podían permanecer en las instalaciones todo el tiempo que determinara el médico. Dentro de los presupuestos benéficos, las cantidades dedicadas a este fin fueron modestas. Aunque en 1935 alcanzaron una cifra que gravaba demasiado las cuentas y que incluso llevó a algunos concejales a proponer que se cobraran las asistencias a los accidentados en el trabajo, por considerar que tenían que ser atendidos por los patronos, o las Mutuas y no por el Ayuntamiento (3).
La Casa de Socorro del Antiguo
Una Instancia
Una Comisión de vecinos del barrio del Antiguo de San Sebastián, presididos por los exconcejales de dicho distrito señores Nicolás Goitia e Ignacio Iturria, visitaron esta mañana al alcalde para hacerle entrega de un escrito, en el que se protesta, enérgica, pero respetuosamente, contra el anunciado propósito de suprimir la Casa de Socorro del Antiguo (4).
“Excelentísimo Señor:
Los que suscriben, vecinos del barrio del Antiguo de esta ciudad y en representación de todos los vecinos del mismo y con el respeto debido, tienen el honor de exponer a vuecencia lo que a continuación se indica:
Foto 9 Grupo de personas frente a la casa Xexena, actual calle Matía 35 - 37 en el barrio del Antiguo. Fotógrafo: Martín Ricardo, 1917
Que habiendo tenido conocimiento por la Prensa Local que ese Ayuntamiento de su digna presidencia, en los presupuestos aprobados para el ejercicio del año 1925, ha tomado el acuerdo de suprimir el Cuarto de Socorro del Antiguo, con el fin de centralizarlo en la ciudad, los recurrentes se dirigen a vuecencia alarmados ante tal acuerdo, por creer que con él se lesionan grandemente sus intereses, y ruegan encarecidamente a vuecencia que con el espíritu de justicia que siempre le ha distinguido, revoque tal acuerdo, y acuerde que siga funcionando dicho centro como hasta ahora, y para fundamentar esto se basan en las consideraciones siguientes:
El Cuarto de Socorro del barrio del Antiguo se fundó hace más de diez y ocho años (sobre el año 1908), cuando el barrio contaba tan solamente con poco más de 4.000 almas, y hoy que por su natural prosperidad ha llegado a tener cerca de 10.000 habitantes, creen que si entonces era eficaz su funcionamiento debe serlo ahora con mucho más motivo porque en la mente de todos está la situación de dicho barrio, que es un barrio que se encuentra completamente distanciado de la ciudad, y que su demarcación es muy extensa.
Foto 10 Postal de Benta Berri, se ve la calle Matía y al fondo a la izquierda la cárcel de Ondarreta. Foto cedida por Anna Arregui Barahona
Además la arteria principal, y por decirlo así, la única calle del barrio es la calle Matía, a la vez carretera general de París a Madrid, harto estrecha y, por desgracia, congestionada a más no poder por el sin número de vehículos que por ella circulan diariamente, y especialmente en época de verano, y fruto de este gran congestionamiento es el gran número de desgracias que ocurren a diario, y sin ir más allá, queremos hacer patente la desgracia acaecida hace dos días, que ocasionó la muerte de un niño de siete años, víctima de un atropello automovilista. De estos casos ocurren muy a menudo, y para su comprobación no hay más que hojear la estadística de heridos curados en dicha Casa de Socorro durante lo que llevamos de año, que asciende a más de 500, arrojando esta cifra un coeficiente de uno y medio cada día.
Aparte de estas consideraciones capitales, hay que tener en cuenta que el barrio es completamente fabril y, por consiguiente, sus vecinos están más expuestos a desgraciarse que los demás vecinos de la ciudad.
Con todas estas consideraciones recurrimos a vuecencia, en súplica se digne revocar el acuerdo en cuestión, para de esta forma satisfacer las legítimas aspiraciones de todos los vecinos del barrio del Antiguo (4).
Es gracia que no dudan en alcanzar de la reconocida rectitud de vuecencia, cuya vida Dios guarde muchos años.
San Sebastián a 15 de diciembre de 1924
Foto 11 Playa Ondarreta Foto: Gregorio González Galarza, 1923
LA CASA DE SOCORRO DEL ANTIGUO
Los vecinos de aquella barriada presentan un escrito pidiendo que no se llegue a su supresión
Se ha acercado a nuestra redacción una numerosa comisión de vecinos del barrio del Antiguo, que venían a entregar al señor Alcalde don Juan José Prado Ruiz de Gámiz, un escrito en protesta contra el propósito de suprimir en aquella populosa barriada la Casa de Socorro (5).
El escrito entregado al alcalde dice así:
Excelentísimo señor:
Los que suscriben, vecinos del barrio del Antiguo, de esta ciudad de San Sebastián, y en representación de todos los vecinos del mismo y con el respeto debido, tienen el honor de exponer a vuecencia lo que a continuación se indica:
Que habiendo tenido conocimiento por la Prensa local que ese Ayuntamiento de su digna presidencia en presupuestos aprobados para el ejercicio del año 1925, ha tomado el acuerdo de suprimir el Cuarto de Socorro del barrio del Antiguo, con el fin de centralizarlo en la ciudad, los recurrentes se dirigen a vuecencia alarmados ante tal acuerdo, por creer que con él se lesionan grandemente sus intereses, y ruegan encarecidamente a vuecencia que con el espíritu de justicia que siempre le ha distinguido revoque tal acuerdo y acuerde que siga funcionando dicho centro como hasta ahora, y para fundamentar esto se basan en las consideraciones siguientes:
El Cuarto de Socorro del Antiguo se fundó hace más de diez y ocho años (1908), cuando el barrio contaba tan solamente con poco más de 4.000 almas, y hoy que por su naturalidad ha llegado a tener cerca de 10.000 almas, creen que si entonces era eficaz su funcionamiento debe serlo ahora con mucho más motivo, porque en la mente de todos está la situación de dicho barrio, que se encuentra completamente distanciado de la ciudad y que su demarcación es muy extensa.
Además la arteria principal, y, por decirlo así, la única calle del barrio es la calle Matía, a la vez carretera general de París a Madrid, harto estrecha, y, por desgracia, congestionada a más no poder por el sin número de vehículos que por ella circulan diariamente, y especialmente en época de verano, y fruto de este gran congestionamiento es el gran número de desgracias que ocurren a diario, y, sin ir más allá, queremos hacer patente la desgracia acaecida hace dos días, que ocasionó la muerte de un niño de siete años, víctima de un atropello automovilista.
De estos casos ocurren muy a menudo, y para su comprobación no hay más que ojear la estadística de heridos curados en dicho Centro durante lo que llevamos de año, que asciende a más de 500, arrojando esta cifra un coeficiente de uno y medio por día.
Con todas estas consideraciones recurrimos a vuecencia, en súplica de que se digne revocar el acuerdo en cuestión, para de esta forma satisfacer las legítimas aspiraciones de todos los vecinos del barrio del Antiguo (5).
Es gracia que no dudan alcanzar de la reconocida rectitud de vuecencia, cuya vida Dios guarde muchos años.
San Sebastián, 15 de diciembre de 1924
Los Practicantes en las Casas de Socorro de San Sebastián
Desde la fundación de las Casas de Socorro a finales del siglo XIX, la figura del Practicante ha constituido la base indispensable sobre la que se ha sustentado la atención sanitaria en la Casa de Socorro de San Sebastian y la del Barrio del Antiguo. Tal es así, que en determinados periodos y circunstancias el peso del quehacer diario recayó sobre el Practicante, a veces de una forma casi absoluta (1 y 2).
A lo largo del ochocientos y más concretamente en sus últimos decenios, la titulación de los Practicantes (1857), se fue definiendo en España. La lejana imagen del Barbero Sangrador del setecientos, como titulado menor, progresivamente se transformó en la actual del Practicante, a la vez que sus quehaceres se ampliaban en el campo clínico.
Las sucesivas figuras de cirujanos de pasantía, cirujanos sangradores, cirujanos de tercera y cuarta clases, ministrantes, etc., fueron desapareciendo con las consiguientes reformas educacionales. Es obligado remontarnos a la época de la revolución de 1868, fecha en que se restablece “la titulación de Practicante” por la Ley Moyano de 1857.
Foto 12 Médicos y Practicantes de la Casa de Socorro, que asistieron con igual solicitud y abnegación a los heridos, siendo su conducta objeto de unánimes elogios. Foto Tort y Espiga. Revista Novedades 1912
La ausencia de normativas claras en su homologación impulsó a este colectivo a clarificar sus posiciones, pues era habitual encontrarlos trabajando en los establecimientos de Beneficencia sin aportar claras sus titulaciones. Otra vez, el intrusismo obligó a los corporativos a defenderse de otros profesionales, llegando incluso a solicitar, a través de la prensa profesional, la abolición de tal profesión.
Una Real Orden de 20 de octubre de 1894 declararía taxativamente la necesidad del título de Practicante para el ejercicio en las Casas de Socorro. La auténtica reforma se iniciaría con la Real Orden de 24 de mayo de 1895, alcanzando su plenitud por Real Decreto de 26 de abril de 1901, exigiendo un examen de ingreso y dos años de estudios homologados.
Finalmente, un Real Decreto de 31 de enero de 1902 establecería la “nueva titulación de Practicante autorizado para la asistencia a partos normales”, a la vez que autorizaba su ejercicio en poblaciones menores de diez mil habitantes, previo consentimiento por parte del médico titular. Esta nueva normativa, muy clarificadora, entrañaría un duro golpe para las Matronas.
Desde la apertura extraoficial del viejo Cuarto de Socorro en la Plazuela de las Escuelas de la Parte Vieja, la asistencia sanitaria estuvo desempeñada al principio por un Practicante, Blas Benegas, que durante años había trabajado en el Hospital Civil de San Antonio Abad en Manteo en San Sebastián. Vecino de la ciudad, había cursado los estudios de cirugía menor y durante años ejerció como ayudante de los médicos forenses, así como en las campañas municipales de vacunación.
No sería hasta diciembre de 1886 cuando se le otorga la plaza de Practicante Municipal, con la categoría de ayudante del centro, a la vez que se le gratificaba con un aumento de sueldo. Durante más de cuatro años sostuvo el peso de la actividad diaria, siendo encargado de velar por el estado de conservación del local, incluyendo su limpieza. Vivía cerca de la plaza, en la contigua calle el de Elcano, y acudía raudo para prestar los primeros auxilios necesarios.
Hay noticias sobre su continuidad en el Hospital Civil de San Antonio Abad o de Manteo, durante aquellos heroicos años. Su callada y eficaz labor fue uno de los motivos que proporcionaron cierto renombre a la nueva institución. Permanecería trabajando en el viejo Cuarto Socorro de la Parte Vieja hasta 1909, fecha en que presentó su renuncia, dado lo avanzado de su edad.
En 1904 en la creciente labor asistencial obligó a la contratación de un grupo de Practicantes, con la intención de mantener sus prestaciones más continuadas, subrayando la situación de no contar con una persona adscrita al Cuarto de Socorro durante todo el día, lo que en muchas ocasiones derivaba en situaciones comprometidas, únicamente con la presencia de algún benevolente vecino. Además de Blas Benegas, fueron propuestos tres nuevos titulados como Practicantes: Tiburcio Beáin, Eugenio Albizu Uribe y José Cruz Balanzategui y Gayarbide. Un año más tarde en 1905 se hace pública la primera convocatoria oficial para la concesión de plazas de Practicantes de la Casa de Socorro de San Sebastián. Los requisitos exigidos en aquellas circunstancias, aparte de los correspondientes a la pertinente titulación, consistían en la posesión de la nacionalidad española y la mayoría de edad. Fueron valorados positivamente la experiencia previa demostrada y el conocimiento del euskera. Este primer concurso público atrajo a cuatro aspirantes: Félix Arenillas y Blasco de San Sebastián; Demetrio Cabezón Pérez de la villa de Ezcaray; el donostiarra Andrés Zabalza y el navarro de Vera Luciano Muniain y Velasco. Tras el estudio de sus expedientes, la comisión otorgó la plaza a Demetrio Cabezón Pérez, Practicante de cirugía de 26 años de edad.
Por aquellos años contaba la Casa de Socorro con cinco practicantes. Uno de ellos, Demetrio Cabezón, llegó a vivir en el mismo local, pagando su estancia con el encargo de la limpieza, situación que se prolongaría hasta 1909, debido a las obras de rehabilitación que se iban a iniciar. El practicante José Cruz Balanzategui y Gayarbide sufrió en 1905 un expediente tras recibir el ayuntamiento una denuncia, siendo suspendido de sueldo durante quince días.
Foto 13 Los médicos José Larburu, Julio Maeso y Vicente Aristegui, y los Practicantes Andrés Aguirre Gómez, Miguel López Elzo, Antonio Santolaya Barrio y Francisco Losada Alonso, que componen el personal facultativo de la nueva Casa de Socorro. Foto Gueréquiz. La Voz de Guipúzcoa, 4 de febrero de 1925
Pocos años después, Tiburcio Beáin, solicitó la renuncia, al parecer gravemente enfermo y meses antes ya había dimitido Blas Benegas. El 30 de junio de 1909 se decidió la contratación de Antonio Santolaya Barrio (6). La precaria situación que atravesaba el Cuerpo de Practicantes y el aumento experimentado en la labor asistencial persuadieron a consistorio, oído el informe que al respecto había dirigido Manuel Celaya, a la publicación de un nuevo concurso.
El 9 de enero de 1909 se da la noticia en la prensa de tal evento, refiriéndose varias solicitudes: Juan Antonio Aldasoro Ormazabal de Zaragoza; Juan Antonio Santolaya Barrio de Logroño; Juan Mendiola y Mendiola de San Sebastián; Florencio Campos Ortuzar de Ormáiztegi; Miguel López Elzo de San Sebastián y Andrés Zabalza, recusado finalmente por su joven edad. Por primera vez en la corta historia de la Casa de Socorro se estableció un concurso oposición. El tribunal estaba constituido por los médicos José Manuel Oa Amilibia, José Mayora Aramburu y Rafael Alfredo Camio López y examinó sobre un cuestionario de cuarenta y cinco temas. La oposición constaba de dos ejercicios, el primero escrito, de un tema extraído al azar y el segundo de carácter oral. Tras la revisión de los ejercicios, el 11 de marzo de 1909, se resolvió la plaza favor de Miguel López Elzo, donostiarra de 22 años y Practicante de Cirugía.
Pocos meses más tarde en septiembre, se formaría un nuevo tribunal para decidir la suplencia de Blas Benegas, ocupada temporalmente por Florencio Campos Ortuzar. Fueron los examinadores los médicos Rafael Alfredo Camio, José Manuel Pérez Icazategui y Manuel Celaya Cendoya. Las condiciones interesaron a cinco aspirantes: Andrés Aguirre Gómez de Tolosa; José María Irizar y Ezcurdia de Ormáiztegi; Vidal López Andueza de Santander; Cándido Sáez y Juan Mendiola de San Sebastián. El trece de diciembre se nombraría titular a Andrés Aguirre Gómez y por vez primera, en consideración al excelente ejercicio, se concedía una plaza de sustituto a Juan Mendiola. Este novedoso modelo de adscripción será repetido a partir de la fecha, apareciendo un escalafón de sustitutos. Por tanto, a finales de 1909, contaba la Casa de Socorro, con cinco Practicantes titulares: Florencio Campos Ortuzar; Juan Antonio Santolaya Barrio; Eugenio Albizu Uribe; Miguel López Elzo y Demetrio Cabezón Pérez; y un sustituto Juan Mendiola y Mendiola.
Las vacaciones reglamentarias y las bajas por enfermedad eran cubiertas, a propuesta del afectado, entre los propios compañeros o mediante la colaboración de otros Practicantes, como fue el caso de Florencio Campos al proponer en 1909 a José María Irizar. Esta práctica, que desagradaba al Ayuntamiento e incluso a los mismos médicos, se vio resuelta gracias a la adscripción de la nueva plaza de practicante sustituto.
En 1912 acontece un nuevo incidente en las actividades del centro. Consecuencia de una visita cursada al local por el médico Manuel Celaya, se percató de la ausencia, no justificada del sustituto de Florencio Campos, Andrés Aguirre Gómez. Varios equívocos originaron un enfrentamiento entre los Practicantes, que finalmente archivaría el alcalde.
Pocos meses después la noticia del fallecimiento de Florencio Campos aclararía el asunto, decidiendo el Ayuntamiento la concesión de una gratificación a su viuda de dos meses de sueldo, cargados a cuenta del Montepío. Florencio Campos había compartido sus labores en la Casa de Socorro con el cargo de “Practicante de los bomberos” de San Sebastián. Debido a que ya existía un suplente, Juan Mendiola, éste recibió directamente el nuevo empleo el 18 de enero de 1913 por causa de aquel fallecimiento.
Conocida la triste noticia del Cuerpo de Practicantes se encontraba mermado, convocándose un nuevo concurso para las plazas de facultativo de los bomberos y otra para la Casa de Socorro. La primera se concedió a Juan Mendiola y para la segunda, de practicante suplente, se aprobó la realización de una oposición. No obstante, persuadido el municipio de la exigüedad de la plantilla, decidió crear dos plazas de suplentes en junio de 1913. Entre los requisitos exigidos estaban: posesión de la nacionalidad española, una edad comprendida entre los 21 años y los 40, un expediente de buena conducta y la correspondiente titulación. Participaron cuatro aspirantes para las dos plazas: Manuel Sardona Martínez de Zaragoza; Rufino Beáin y Mendizábal de Elduayen; José Ochoa Zabalegui de Gernika y Tomás Amelburu y Ciola de Ochandiano. El día 28 se resolvería la convocatoria a favor de José Ochoa de 37 años y que al parecer había cursado algunos años de la carrera de Medicina en las Universidades de Cádiz y Zaragoza y la segunda vacante fue para Tomás Amelburu de 23 años.
Demetrio Cabezón venía arrastrando una bronquitis crónica con enfisema y después de varias bajas, falleció el 9 de octubre 1915. Su vacante sería otorgada a José Ochoa, que además trabajaba el Cuerpo de Bomberos y Zapadores de la ciudad de San Sebastián. El puesto de primer sustituto fue concedido a Tomás Amelburu.
Foto 14 Instituto de Higiene, Parque de Bomberos y Casa de Socorro. Edificio Municipal de la Calle Easo en San Sebastián. 1933 a 1986
Aunque las atribuciones de los Practicantes consistían en la práctica en la Casa de Socorro, en octubre de 1918 se aprobó una resolución para incluir entre sus obligaciones el auxilio a los médicos municipales de la asistencia domiciliaria para practicar inyecciones, parches, curas y ventosas, concediéndose un aumento de sueldo de 250 pesetas anuales. Con tantos cambios, la plantilla carecía entonces de suplentes, volviéndose a las antiguas prácticas de sustituciones entre compañeros o con otros titulados no ligados al establecimiento. Durante los años 1919 1920 participarían en dichas tareas Laureano Ramón y Allorre y Jesús Nieva, gratificados con 150 pesetas.
La creciente demanda existente en la Casa de Socorro del barrio del antiguo obligó al municipio a convocar una plaza de Practicante en el 1922. El cargo recién creado, de asistencia nocturna, contemplaba una dotación de 2.475,50 pesetas anuales. Entre los requisitos valorados se incluyeron algunos de carácter preferente tales como haber sido empleado municipal, conocimiento del euskera, ser natural de San Sebastián, ser asilado o ex asilado de la Beneficencia municipal, ser vasco, etcétera.
El tribunal se constituyó con Alfredo Camio en calidad de concejal médico, Manuel Bago como Decano de la Beneficencia y el facultativo Agustín Uzcanga. Tras la publicación de la oferta de empleo se recibieron seis expedientes: Domingo Martín Puivecino de Zaragoza, Francisco Losada Alonso de Madrid; Esteban Heredia de Amoniz; Rafael García y Alkiza de San Sebastián; Emilio Nuñez Arranz de Palencia y Vidal Onientana Barojuan. La resolución, hecha pública el 29 de enero de 1923 fue a favor de Francisco Losada Alonso, como Practicante de la Casa de Socorro del Antiguo; pero a diferencia del concurso anterior, no se concedió derecho de suplencia al segundo opositor.
Foto 15 Enrique Cormenzana Alberdi, médico de la Casa de Socorro en la calle Easo
En 1929 se produjo otro acontecimiento decisivo en el quehacer del centro. El concejal delegado José María Maquivar denunció al practicante de Eugenio Albizu por realizar un reconocimiento a un paciente sin avisar al médico de guardia. En el Ayuntamiento se inició el correspondiente expediente: No hubo falta grave, pero si algo de negligencia, pero se vuelve a plantear el problema de los reconocimientos y las atribuciones de los Practicantes. La comisión, a raíz de este suceso, cursó orden expresa al Decano de la Casa de Socorro para que aquellos individuos que fueran conducidos por las autoridades públicas al establecimiento debían de ser reconocidos siempre por el médico de guardia.
El mayo de 1929 se planteó una nueva obligación para los Practicantes, la práctica domiciliaria en los diferentes distritos de la ciudad. Las quejas por incompatibilidad rápidamente se hicieron patentes, e incluso Antonio Mariel Pozo, Presidente del Colegio de Practicantes de Guipúzcoa, se hizo eco de las mismas. No obstante, el Ayuntamiento le recordó que similares obligaciones venían prestando los médicos desde hacía años, zanjándose la cuestión.
Pasaban años sin que la Casa de Socorro contará con Practicantes suplentes, lo que creaba auténticos problemas e incluso fuertes tensiones entre compañeros. En 1930 existían médicos súper numerarios y suplentes y hasta dos sustitutas entre las limpiadoras.
El Decano de la casa, Manuel Bago, encabezó la protesta, notificándola al Ayuntamiento. La Comisión de Sanidad y Beneficencia aprobó la creación de otra plaza, incluyendo entre las obligaciones del nuevo suplente, la asistencia en la recién estrenada ambulancia. La publicación del concurso apareció el 14 de enero de 1931. Se formó un tribunal compuesto por Victoriano Solano como concejal de la Beneficencia, Manuel Bago como decano, Miguel López como Practicante y de vocal suplente el médico Antonio López Alen. Observamos el interesante cambio en el tribunal con la presencia de un Practicante, práctica totalmente novedosa.
Foto 16 Joaquín Zufiaurre Esnal, primer Practicante que puso la primera inyección intramuscular de penicilina en San Sebastián
Los requisitos no variaron de otras convocatorias, si exceptuamos la ampliación de la edad de los aspirantes hasta 45 años. La oposición, más compleja que en otras ocasiones, constaba de tres ejercicios, uno escrito, otro oral y uno final de tipo práctico entresacado de un programa público de 58 temas. Llegaron al Ayuntamiento diez expedientes: Jesús Goñi Argarate de San Sebastián; Tomás Beguiristain y Munduate de Lezo; Rigoberto Serrano Quiza; Jesús Sánchez Villanueva de Pamplona; Juan Fernández Muro de Logroño; Joaquín Zufiaurre Esnal de San Sebastián; Pedro Múgica; Emilio Nuñez de Palencia; Antonio Zubimendi Martiarena de San Sebastián y Feliciano Galparsoro.
La oposición desarrollada entre los días 12 y13 de mayo, se resolvió a favor de Feliciano Galparsoro, obteniendo la segunda vacante Rigoberto Serrano Quiza. Fuertemente impresionados por la excelencia de los ejercicios de Joaquín Zufiaurre Esnal y Antonio Zubimendi Martiarena, el tribunal propuso su reconocimiento, sin embargo, el Consistorio optó por no concederles ningún tipo de derecho sobre futuros concursos.
Durante el verano de 1932 el municipio acordó encargar a los “Practicantes de la Casa de Socorro” la asistencia del “botiquín de la playa de La Concha”, al parecer durante dos horas diarias y recibiendo por tal cometido una gratificación de 250 pesetas por temporada. En la nueva tarea se daría participación muy activa a los practicantes suplentes.
El viejo esquema de la Casa de Socorro se vería trastocado por los acontecimientos bélicos de la Guerra Civil de 1936 (1 y 2).
Foto 17 Presidente de Honor Emiliano Angulo García, con sus compañeros Practicantes en el Colegio de Practicantes de Guipúzcoa el 28 de Agosto de 1947
Agradecimientos
Esteban Durán León
Anna Arregui Barahona
Bibliografía
01.- El Cuarto de Socorro de San Sebastián. Origen y desarrollo. 1881 – 1936. Carlos Placer Galan y José María Urkia Etxabe. Páginas 43 a 48. Donostia – San Sebastián 1993
02.- Casas de Socorro Municipales de San Sebastián. Libro Cien Años de Medicina en Guipúzcoa 1899 – 1999. José María Urkia Etxabe. Depósito Legal: SS-473/1999. Página 140 a 142
03.- Gipuzkoa en la Vanguardia del reformismo social. Beneficencia, ahorro y previsión. 1876 a 1936. María Ascensión Martínez Martín. Fundación Kutxa, página 129, 1996
04.- El Pueblo Vasco. Diario Independiente. Año XXII. Número 7.615. Página 6 del martes 16 de diciembre de 1924.
05.- Diario Vasco 16 de diciembre de 1924. Página 4
06.- Antonio Santolaya Barrio In Memoriam. 50 Años pinchando. Una vida consagrada a una profesión. Publicado el jueves día 9 de marzo de 2017
http://enfeps.blogspot.com.es/2017/03/antonio-santolaya-barrio-in-memoriam.html
Enciclopedia Wikipedia
Manuel Solórzano Sánchez. Grado en Enfermería
https://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Sol%C3%B3rzano_S%C3%A1nchez
Día 20 de octubre de 2022, jueves
La Voz de Enfermería en la Enciclopedia Auñamendi
Primera parte: http://www.euskomedia.org/aunamendi/39190
Segunda parte: http://www.euskomedia.org/aunamendi/39190/132780
El legado del enfermero Manuel Solórzano. Antton Iparraguirre. Artículo del Diario Vasco de San Sebastián. Lunes, 7 de agosto de 2023
Manuel Solórzano Su Legado Enfermero. Publicado el lunes día 4 de septiembre de 2023
https://enfeps.blogspot.com/2023/09/manuel-solorzano-su-legado-enfermero.html
Foto 18 Practicantes del Colegio de Practicantes de Guipúzcoa, 1947
Manuel Solórzano Sánchez
Graduado en Enfermería. Enfermero Jubilado
Insignia de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Premio a la Difusión y Comunicación Enfermera del Colegio de Enfermería de Gipuzkoa 2010
Miembro de Enfermería Avanza
Miembro de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN, A.C.
Miembro Supernumerario de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. (RSBAP)
Académico de número de la Academia de Ciencias de Enfermería de Bizkaia – Bizkaiko Erizaintza Zientzien Akademia. ACEB – BEZA
Comisión de Historia de la Enfermería del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa / Gipuzkoako Erizaintza Elkargo Ofiziala
Insignia de Oro del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa. Años 2019 y 2022
Sello de Correos de Ficción. 21 de julio de 2020 y 31 de diciembre de 2022
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