Foto 1 Reina Elena de Montenegro. Enfermera. El Ángel de la Caridad. 1914 - 1918
Elena de Montenegro fue reina consorte de Italia como esposa de Víctor Manuel III. La reina Elena de Montenegro, como era llamada por sus súbditos italianos, fue la más influyente mujer montenegrina.
Nace en Cetinje, Montenegro el 8 de enero de 1873 y fallece en Montpellier, Francia el 28 de noviembre de 1952. La princesa Elena Petrović-Njegoš de Montenegro era la quinta hija del rey Nicolás I de Montenegro (1841 - 1921) y de su esposa Milena Vukotić (1847 - 1923). Casada con Víctor Manuel III de Italia (1896 – 1947). Sus hijos fueron Yolanda de Saboya, Mafalda de Saboya, Humberto II de Italia, María de Saboya y Juana de Saboya. Sus nietos Víctor Manuel de Saboya y María Pía Elena de Saboya.
La Reina Elena no se conformó con ser sólo consorte, sino que se entregó a todo tipo de causas solidarias. Así, en 1908, cuando la ciudad siciliana de Messina fue víctima de un severísimo terremoto, la Soberana no dudó un instante en trasladarse al lugar de la tragedia, ayudando a los heridos en el terreno, como una enfermera más. La admiración de su pueblo fue desde ese momento máxima.
Durante la Primera Guerra Mundial, la Reina Elena se involucró en el auxilio de las víctimas del conflicto bélico, dedicándose como enfermera a tiempo completo y con la ayuda de su madre transformó llegando a convertir el Palacio del Quirinal como la Villa Margherita, en un gran hospital, aportando el dinero para su funcionamiento de su propio patrimonio – la Reina, mujer poco interesada en la opulencia, llegó a plantear oficialmente vender la colección de joyas de la Casa Real italiana y utilizar ese dinero en ayudar a los más desfavorecidos -. Para recaudar fondos, inventó la “fotografía autografiada” que se vendía en los bancos de caridad. Durante más de una década la Reina sería la cabeza visible de la Cruz Roja italiana, siendo la primera inspectora del Cuerpo de Damas Enfermeras.
En el periodo de entreguerras, la Soberana italiana siguió implicada en la lucha contra un gran número de enfermedades y apoyó diversos proyectos que tenían como objeto mejorar las condiciones socio-sanitarias de los italianos. De hecho, la Reina llegó a estudiar medicina.
Financió obras benéficas para enfermos de encefalitis, madres pobres, tuberculosis, excombatientes, etc. El sumo pontífice Pío XI le otorgó la Rosa de Oro del Cristianismo el 15 de abril de 1937, el honor más importante que la Iglesia Católica otorgaba a una mujer.
Su compromiso con la enfermedad fue un deber que sentía profundamente, de hecho, a lo largo de los años, llevó a cabo iniciativas para la formación y actualización profesional de los médicos y profesionales de la salud, y para la investigación contra la poliomielitis, la enfermedad de Parkinson y especialmente contra el cáncer.
Asimismo, se desvivió para que los veteranos de guerra y sus familias tuvieran una vida digna. Todos estos esfuerzos se verían recompensados en 1937, cuando el Papa Pío XII (1876 - 1958) le concedió la Rosa de Oro, condecoración máxima de la iglesia católica y cuyos orígenes se remontan al año 1049.
Los últimos años de la vida de la Reina discurrieron con estrecheces económicas y con el dolor constante del exilio. Elena de Italia moriría en la localidad francesa de Montpellier el 28 de noviembre de 1952 contando con 79 años de edad. Sus restos mortales aún descansan hoy en día en territorio francés.
Foto 2 Los soberanos de Italia en Montenegro, la reina Elena visita a los enfermos en el Hospital Cettigne. La Domenica del Corriere. Año XII. Número 36. 4 – 11 de septiembre de 1910
El Papa Pío XII, en un mensaje de condolencia que envió a su hijo Humberto II por la muerte de Elena, la llamó “Signora della carità benefica” “Señora de la caridad y la beneficencia”.
Después de su muerte fue reconocida por su cercanía con los enfermos y su gran humanidad, con motivo del 50 aniversario de su muerte, el Ministerio de Comunicaciones emitió un sello conmemorativo, asociando su figura con la lucha contra el cáncer. En 1960, en memoria de su ayuda a las personas afectadas por el terremoto, se planteó en Messina, con suscripción pública, un gran monumento de mármol blanco de Carrara, obra del escultor Antonio Berti.
Rindiendo homenaje a los fallecidos en la Gran Guerra
Acordándonos con este homenaje a los caídos en la Gran Guerra y recogido en el Memorial de la República que se encuentra integrada en el grandioso monumento a Vittorio Emanuele II, o “Altare della Patria”, en la Piazza Venezia, acompañada de una llama eterna y custodiada permanentemente por miembros del ejército italiano (2).
Junto a las cien mil y más tumbas de soldados italianos, hombres y mujeres de todas las edades y orígenes, destacaremos el cuerpo de una mujer que descansa y es la tumba de Margherita Kaiser Parodi Orlando, enfermera de la Cruz Roja de una familia de clase media, que se había ido a la guerra cuando tenía solo 18 años. Murió tres años después, de la gripe mal llamada española, después de asistir, curar y cuidar a cientos de soldados heridos y enfermos. Al lado de la suya existe otro nombre, el de María Plozner Mentil, de origen humilde, que recibió la “Medalla de Oro al Valor Militar”, era madre de cuatro hijos, y fue asesinada por un francotirador en 1916. Ella era una de las muchas chicas “portadoras de carne”, mujeres que, libre y valientemente, alcanzaron las líneas del frente, para llevar a los soldados italianos comida, ropa, suministros y munición.
Otra gran mujer en la Gran Guerra fue Elena de Montenegro, Reina consorte de Italia, que durante la Gran Guerra trabajó como enfermera sin descanso, hospedando en el Palacio del Quirinal convertido en un gran hospital de campaña, que sirvió para hospitalizar y tratar a los soldados heridos y mutilados.
Con motivo de las celebraciones por el centenario de la victoria en la Primera Guerra Mundial del 4 de noviembre de 2018, fue mencionada, en su discurso oficial en Trieste, por el presidente de la República Italiana Sergio Mattarella, en reconocimiento de su importante compromiso con la medicina y la enfermería. En su discurso resaltó el importante papel que realizó la mujer en la Gran Guerra y reconoció por primera vez, las grandes cualidades que tuvo la Reina Elena y el recuerdo que quedó de ella en la mente de este país; su obra y su vida. Recordada por muchos italianos como la “Reina Enfermera” (2).
Elena de Montenegro, Soberana de Italia durante cuarenta y seis años, fue una Reina sensible a los sufrimientos de las clases más pobres y estuvo siempre presente donde pudiera llevar consuelo.
Foto 3 Conciliación. Víctor Manuel III y Pío XI el 5 de diciembre en el Vaticano realizaron el histórico encuentro y consagraron la conciliación entre Italia y la Iglesia, ya sancionada por el Tratado de Letrán. La reina Elena también asistió al histórico encuentro. La Domenica del Corriere. Año XXXI. Número 50. 15 de diciembre de 1929
Elena de Montenegro ya había demostró su eficacia como enfermera ayudando y asistiendo al pueblo de Sicilia y Calabreses durante el terremoto que afectó a las ciudades del Estrecho en 1908. La Reina, junto con el Rey Víctor Manuel III, fueron al día siguiente del terremoto a las zonas afectadas por la tragedia a bordo de un buque militar.
Jelena, que así se llamaba la soberana cuando era joven, transformó los barcos de la Regia Marina italiana en hospitales, ayudó a las víctimas del terremoto tratando, curando y vendando las heridas, reduciendo las fracturas y llevando consuelo a los necesitados (2).
Un funcionario de la Armada rusa, que acudió en ayuda de las víctimas del terremoto, dijo al 'Corriere della Sera': “Desde hace dos días, la Reina Elena hace de “Hermana de la Caridad”, la he visto en todas partes, en los lugares donde mayor era el peligro, en los lugares donde nadie lo había hecho antes que ella, se había atrevido a aventurarse en los lugares más recónditos. Otras crónicas de la época hablan de una reina dedicada a la búsqueda de supervivientes, en medio de los escombros, sin importarle los derrumbes, a pesar de que el Rey, su esposo, estaba preocupado por su seguridad. El 'Giornale d'Italia', a raíz de la emoción general, llamó a la Reina Elena una “Hermana de la Caridad de dulce consuelo”, un ejemplo de humildad compartiendo la desgracia de los afectados por el desastroso y terrible terremoto que asoló Reggio de Calabria y Messina (2).
Foto 4 Enfermeras de la Cruz Roja italiana ayudan a un paciente en el hospital, 1916
El 23 de mayo de 1915 comienza la Gran Guerra para Italia. El país entró en la Primera Guerra Mundial junto a Francia, Inglaterra y Rusia, contra Austria y más tarde contra Alemania. La Reina Elena, como ya lo había hecho frente a la costa de Mesina, trasforma el Palazzo del Quirinale e instala en muchas de las suntuosas salas un nuevo hospital con 275 camas. Las habitaciones, por orden de los Soberanos, estaban destinadas a los soldados alistados. Los soldados heridos y mutilados fueron alojados en cómodas camas, higiénicas y modernas. En el suelo de los salones del Palacio del Quirinal, incluyendo los salones de baile y los de los coraceros, los cubrieron de linóleo y en sus paredes colocaron papel blanco brillante.
La Reina Elena, que era una apasionada de la medicina y enfermería, había tomado clases en urgencias en un internado de San Petersburgo y también le daba mucha importancia a la psicología de los soldados heridos y mutilados. Por lo tanto, también había organizado la asistencia moral a los soldados heridos y mutilados.
Dotó al Palacio del Quirinal de una biblioteca con 750 volúmenes, periódicos y revistas de la época. Al final de su trabajo, en el hospital y en un solo día se habían atendido 2.648 soldados heridos, entre ellos 1.831 gravemente discapacitados. A lo largo de los años, muchos soldados heridos decían que la Soberana estuvo siempre al lado de la cama de los heridos. La Reina se entretenía con ellos, hablaba, se sentaba en la cama, les cogía de las manos a los más graves, e informaba al director del hospital del posible empeoramiento de cualquiera de los hospitalizados que estaban a su cargo (2).
Foto 5 Escuela profesional de Enfermeras Reina Jolanda, 1915
En las crónicas de la época también nos hablan de otro episodio. La Gran Guerra acababa de empezar, y en aquellos días había mucha confusión; las tropas pasaban cruzando el río Isonzo, con destellos de la luz de la luna en la noche y los lúgubres estruendos de la guerra llegaban apagados, pero tenían que continuar. En una aldea cerca del río, un niño llamado “Marianin”, vio algo que brillaba en el suelo, y lo recogió para jugar, pero lo que brillaba le explotó frente a su cara. Llamaron rápidamente a una ambulancia y una enfermera se encargó de él, pero los ojos del niño se cerraron para siempre. Esa enfermera se llamaba Elena, y ella era la Reina de Italia.
La Soberana atendió al niño durante un mes, lo cuidó y lo ayudó a superar tal desgracia que lo había dejado ciego. Al terminar la Gran Guerra Marianin, fue ingresado en un internado para discapacitados, allí aprendido a valerse por él sólo y se apasionó por la música, convirtiéndose en un buen pianista y compositor. Veinte años después, se casó y pensó en escribir a su Reina para contarle su historia, adjuntando a la carta también una breve composición musical suya, preguntándose si la Soberana todavía recordaba a aquel niño ciego. Al cabo de quince días llegó la respuesta: claro que sí lo recordaba, también recordaba su nombre, Marianin. La Reina Elena le envió a su viejo amiguito felicitaciones acompañadas de un cheque con dinero.
Foto 6 La Reina Elena atendiendo como enfermera a los heridos en el terremoto en la ciudad de Messina en 1908
No se sabe cuánta verdad hay en esta historia, o solamente es una leyenda. Cierta información de este acontecimiento, donde no se sabe ni el lugar ni la fecha exacta, podría ser una leyenda, pero las leyendas y los mitos siempre nacen de realidades contadas por el boca a boca, pudiendo ser verdaderas realidades.
En 1910 Elena de Saboya funda, en el Policlínico de Roma, la Escuela de la Reina Elena para las enfermeras. De 1911 a 1921 fue la primera Inspectora Nacional de Enfermeras Voluntarias de la Cruz Roja Italiana.
En el verano de 1960, la ciudad italiana de Messina, en su plaza, acogió con inmensa alegría la instalación de la estatua de la Reina Elena. El pueblo de Messina quería tener el honor de recordarla al “Hada Gentil”, al “Ángel de la Caridad”, que cincuenta y dos años antes, en los días del terremoto que asoló la ciudad, ella como enfermera y con sus propias manos había rescatado y cuidado de muchos sicilianos afectados por la terrible tragedia (2).
Foto 7 Cuerpo de Enfermeras Voluntarias de la Cruz Roja Italiana. Durante la Gran Guerra algunas Enfermeras Voluntarias donaron colgajos de su piel para los soldados heridos y desfigurados y mutilados. Un gesto de generosidad y humanidad sin precedentes
Bibliografía
1.- Elena de Montenegro
https://es.wikipedia.org/wiki/Elena_de_Montenegro
2.- Elena la Reina Enfermera por Giorgio Moscatelli
Enciclopedia Wikipedia
Manuel Solórzano Sánchez. Grado en Enfermería
https://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Sol%C3%B3rzano_S%C3%A1nchez
Día 20 de octubre de 2022, jueves
Manuel Solórzano Sánchez. Entziklopedia en Euskera
https://eu.wikipedia.org/wiki/Manuel_Sol%C3%B3rzano_S%C3%A1nchez#Ibilbidea
Día 27 de octubre de 2022, jueves
El legado del enfermero Manuel Solórzano. Antton Iparraguirre. Artículo del Diario Vasco de San Sebastián. Lunes, 7 de agosto de 2023
Manuel Solórzano Su Legado Enfermero. Publicado el lunes día 4 de septiembre de 2023
https://enfeps.blogspot.com/2023/09/manuel-solorzano-su-legado-enfermero.html
Foto 8 Hospital Principal “Ángeles Custodios” Sala número 23. Enfermeras de la Cruz Roja Italiana atendiendo a los soldados heridos. Gran Guerra 1915 a 1918
Manuel Solórzano Sánchez
Graduado en Enfermería. Enfermero Jubilado
Insignia de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Premio a la Difusión y Comunicación Enfermera del Colegio de Enfermería de Gipuzkoa 2010
Miembro de Enfermería Avanza
Miembro de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN, A.C.
Miembro no numerario de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. (RSBAP)
Académico de número de la Academia de Ciencias de Enfermería de Bizkaia – Bizkaiko Erizaintza Zientzien Akademia. ACEB – BEZA
Comisión de Historia de la Enfermería del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa / Gipuzkoako Erizaintza Elkargo Ofiziala
Insignia de Oro del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa. Años 2019 y 2022
Sello de Correos de Ficción. 21 de julio de 2020
Sello de Correos. 31 de diciembre de 2022
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