domingo, 13 de diciembre de 2020

SANATORIO DE ULÍA 1891

 

OTRA INSTITUCIÓN DONOSTIARRA

 

La subvención de Guerra y Marina

 

Una nueva riqueza para San Sebastián

 

Aspecto higiénico de la localidad

 

Parece que la naturaleza y la casualidad se han empeñado en agrupar en este rincón de Guipúzcoa todos los elementos con que la salud puede renovar las fuerzas de los que visitan el clima donostiarra.

 

Foto 1 Postal de San Sebastián, Ategorrieta y Monte Ulía

 

A la condición del agua potable, que tan pocos puertos de mar disfrutan aereada y finísima como la que en rápido declive llega hasta nosotros; a las del suelo y las de los vientos dominantes, que nos libertan de estragos epidémicos, aunque los busquemos con un alcantarillado absurdo y con hospitales intramuros (no hay muros, pero es igual); a la dulzura y relativa sequedad del ambiente ozonizado de esta costa y a la disposición de la playa, que parece ideada por un higienista y llevada a cabo por un ingeniero de la Naturaleza, para que el anémico y el escrufuloso reciban el moderado oleaje con excepcionales ventajas; a todo esto, que no es poco, únase el singular emplazamiento de la ciudad, la situación de las montañas que la defienden, el espíritu de adelanto que reina en las construcciones, y resultará que, salvo dos o tres detalles fácilmente remediables (y por cuyo remedio hemos clamado años há) San Sebastián es el tipo de ciudad higiénica del Norte, y verdadera estación de salud para los que necesitan un clima marítimo que oponer a lesiones nutritivas de su sangre.

 

Hay una excepción, sin embargo: los vientos aquí reinantes, y su encallejonamiento, por decirlo así, en vías cortas y rectas como el Boulevard, son un constante peligro para ciertos tuberculosos, únicos enfermos que con algunos asmáticos necesitados de la cura de altura, de la elevación alpina sobre el nivel del mar, no pueden ser aquí asistidos con verdadero provecho. A cada uno lo suyo, y a cada enfermedad su clima.

 

Base de la idea del Sanatorio de Ulía

 

Hoy vamos a tratar de un asunto acerca del cual puede hablar todo aquel que estudie atentamente la topografía de estos alrededores; de las condiciones sin rival de cierto paraje muy cercano a San Sebastián, para la fundación de un Hospital Marítimo; de un lugar que está pidiendo a voces un “Sanatorio”; de una vertiente del Ulía, en la cual se mezcla el aire cargado de emanaciones salinas al aire balsámico, si así vale hablar, de un gran bosque de pinos; sitio ideal, que parece apartado por la misma Providencia para que el hombre moderno levante allí un templo a la salud; lugar que, orientado hacia el Mediodía, protegido del Nordeste por el mismo terreno, próximo al magnífico pinar y colocado en una altura deliciosa, convida a terminar con una construcción bella y adecuada lo que ya está casi hecho: una Casa de Salud, un “Sanatorio”, verdadera estufa en donde la anemia, la tísis y la escrófula cambien sus palideces por el tinte de fuego de la vida.

 

En España apenas se conocen los hospitales marítimos, y lo “Sanatorios” parecen una palabra sin objeto. Las costas italianas, las francesas e inglesas abundan en ellos; el hospiciano escrofuloso, el convaleciente, el valetudinario acaudalado, encuentran en pabellones de distintas clases el refinamiento científico y el cuidado facultativo de que no pueden disfrutar en sus casas, por buenas que sean.

 

Aquí, en San Sebastián, podemos realizar un negocio local al mismo tiempo que una hermosa propaganda, con solo reunir en un “Sanatorio”; a los peligrosos enfermos que se diseminan entre los sanos y amenazan su salud, al tiempo que la alimentación, no adecuada, la altura de los pisos y la carencia de un plan serio les empeoran poco a poco.

 

De las casas de Beneficencia del interior vienen aquí algunos pobres asilados, en condiciones tales, que es digno de compasión el huésped que con ellos viva en casas estrechas, en tanto que el bañista la merece por esa promiscuidad que daña a los demás sin favorecerle a él.

 

Sigamos adelante.

El enfermo necesita, si es pobre, el hospital, y si no lo es, la Casa de Salud. El forastero que solo a su comodidad atiende, es el reverso de la medalla de esa otra clientela donostiarra que no va a las fiestas, que apenas sale a respirar en la playa, que reclama cuidados constantes y pide el baño de mar, o de aire de mar, en condiciones que no puede satisfacer el cuarto de la patrona, sino el cuarto del Sanatorio Marítimo.

 

A los enfermos apenas se les ve en el bullicio de las corridas de toros y de los conciertos del verano. Solo el observador repara en el tormento de la agitación que les agobia y echa de menos la quietud del hotel sanitario, bien distinto del ruidoso hotel de los sanos.

 

¡Cuántos van a los establecimientos de aguas minerales del extranjero, en busca de ese régimen, que aquí podrían seguir en mejor situación!

 

Foto 2 San Sebastián desde el Monte Ulía. Barrio de Gros y los Puentes

 

Tenemos todo lo que necesita el que se divierte; pero muy poco de lo que ha menester el que sufre y quiere aislamiento y reposo. Así se nos escapa a Francia un contingente de enfermos crónicos, más necesitados de higiene y asistencia especial que de agua carbonatada o de manantiales ferruginosos.

 

Piensen en esto los que se interesan por la prosperidad local, y vayamos pensando, que aún hay tela cortada.

 

El Proyecto

 

El Sanatorio Marítimo de Ulía debe ser la casa de salud habitual de los enfermos crónicos que a San Sebastián llegan; debe ser una atracción más para esta capital, y debe ser una institución benéfica del Estado.

 

El ministro de la Guerra y el de Marina podrían (a poco que se influyera) enviar al Sanatorio Marítimo de Ulía, a los anémicos y a los tísicos que en malos hospitales (‘y cuidado que los hay malos por ahí!) rinden tributo a la falta de higiene práctica.

 

El Sanatorio Marítimo de Ulía sería el refugio nacional de estos enfermos, a poco que se estudiara el medio de armonizar los intereses del Estado con los del Municipio, para compartir los gastos del transporte.

 

Foto 3 San Sebastián, Barrio de Gros y al fondo el Monte Ulía

 

El Estado tiene sus laboratorios y sus hospitales en diferentes regiones: el Sanatorio Marítimo de San Sebastián puede ser, si se quiere, un Instituto higiénico de la nación, como lo es el de Ferrán para suministrar vacuna, en Barcelona. El Estado ahorraría con ello muchas vidas; las estancias de hospitalidad serían menores; los asilados a quienes se pensionara para el Sanatorio Marítimo (así como se les pensiona para ir a Panticosa, etc.) serían la prueba viviente de los resultados al volver a su país, y San Sebastián obtendría pingües ingresos al especular con la vida, como especula generosamente quien da uno, para recoger ciento.

 

¡Cuánto enfermo de alta clase, cuánto recién llegado de las guerras de Filipinas y de Cuba, cuánto anémico, cuanto palúdico, anda por ahí, rodando de fonda en fonda, sin lograr la segunda alimentación, sin acertar con el clima adecuado, sin conocimiento especial de sus indicaciones!

 

¿Qué obra más noble y más positiva que la de ofrecer a todos esos infelices que lucharon por su patria un asilo monumental, una serie de pabellones o chalets independientes colocados en la serre natural que Ulía esconde, allí donde el pinar aroma el ambiente con ráfagas excitantes y donde los vendavales respetan aquel lugar privilegiado? ¡Y todo esto podría hacerse, dotando a San Sebastián de un atractivo más, de otro paseo inédito, el del bosque de pinos, donde las nuevas construcciones formarían el faubourg climatológico, el barrio selecto y apartado de los enfermos!

 

Foto 4 San Sebastián. Playa de Gros y detrás el Monte Ulía

 

Lo que será el Sanatorio de Ulía

 

Veo realizado el plan: un doble camino, el que parte de la carretera de Pasajes, y el que da vuelta al Ulía por el lado del mar, formando una deliciosa Corniche en miniatura; por ambos caminos se llega al bosque, entre el cual alzan sus torrecillas de madera los pabellones del Sanatorio; cómodos carruajes transportan a los bañistas y a los que visitan este Paraíso en los caminos del pinar, en bancos entoldados, descansan los pensionistas, que aspiran el ambiente al par resinoso y salino, por decirlo así; dentro de cada hotelillo encuéntranse habitaciones claras, silenciosas, con ese confort médico que en Alemania tiene estos edificios, y todos los días, en la estación del ferrocarril vése al enfermo adinerado que se va triunfante, o al pobre anémico de los hospicios y hospitales, que marcha contento a su tierra, dando fe de que en San Sebastián hay un lugar en donde la ciencia explota el manantial del aire, así como el del agua lo tiene en su incomparable playa de La Concha.

 

¡Paz y adelanto, escasos medicamentos, régimen severo, higiene moderna, en fin… todo esto, además de buen gusto en los detalles hállase reunido en el Sanatorio Marítimo de Ulía!

 

El proyecto es un hecho. Los inteligentes piensen en él, los desconfiados duden, los apáticos duerman, los tontos rían. Solo las personas de buena voluntad, de patriotismo y de firme espíritu asentirán a una idea que se reduce a traer a San Sebastián una parte de ese progreso que hoy eleva sanatorios en todos los climas aunque en pocos, como en este, vuelvo a decirlo, existan las condiciones maravillosas con que la naturaleza está gritando para que le oigan.

 

¿Tendrá oídos la sensata opinión donostiarra?

 

¡Puede que sí!

 

La Temporada del Sanatorio Marítimo de Ulía

 

Debe comenzar el 1 de abril y terminar el 1 de noviembre.

 

La primera fundación de un solo chalet con sus anejos y jardines, pondrá de relieve lo viable del plan.

Ese será el prospecto.

En España se olvida que los enfermos solo huyen de los hospitales que lo parecen; el último sanatorio que hemos estudiado y visto construir en la Qvetara (Canarias) viene a ser en la apariencia, un Gran Casino más que una Casa de Salud.

En San Sebastián hemos levantado al juego un templo, que por ahora carece de santos. ¡Cuánto más seguro y más humano es el templo a la ciencia, cuyos clientes no pueden faltar!

 

Desde el 1º de abril en que las corrientes de aereación de la primavera comienzan a aprovecharse hasta el 1º de noviembre día final de la temporada de cura atmiátrica (si me permiten la aplicación inexacta del vocablo), el Sanatorio Marítimo se verá favorecido por una incesante concurrencia.

 

Es tan curiosa y tan nueva la fundación, y es el sitio tan a propósito para la publicidad, que, como suele decirse, el asunto irá solo.

 

Piénselo el municipio y piénselo el donostiarra de iniciativas serias.

 

San Sebastián debe ser un Niza español; en Niza nieva perfectamente, y la ciencia y la moda han creado a aquel clima, aunque suave, doble reputación de la merecida. De abril a noviembre, la estación donostiarra es médicamente utilizable, por lo templado del otoño y lo insensible de los cambios de temperatura en la primavera.

 

Tenemos aquí un filón intacto. ¿Lo dejaremos? ¿Lo menospreciaremos? Si supiéramos que los mejores medicamentos de ciertas dolencias son los que la naturaleza misma brinda en sus recursos, quizás este artículo permitiera hacer más modestamente en San Sebastián lo que hizo Brehoner en Gobersdorf y Saburin últimamente en Francia: descubrir una mina de adelantos para los sanos y de salud para los enfermos, los verdaderos bañistas.

 

Foto 5 San Sebastián. Granja Modelo de Fraisoro, vaquería para la cura de leche de vaca

 

Un establecimiento alegre, risueño, en que los dolientes olviden que aquel kiosco de cristales no es otra cosa que una estufa humana; una agrupación de pabellones orientados con particular estudio, para la cura de sol y de aire; azoteas de recreo, reglamentación de las distracciones, régimen de la alimentación, limpieza y desinfección exquisitas, accesorios esmerados como los hidroterápicos y el caserío para la cura de leche de vacas; reglamento para todo: para el vestido, para recoger y esterilizar los esputos, para la ventilación continua, para el calzado a propósito, hasta para las horas de acostarse y levantarse, la hora de la siesta, etc… He aquí lo que a la higiene moderna basta con dos o tres fórmulas especiales, para que los enfermos se encuentren en estos edificios encantados, sin acordarse para nada de la sombría perspectiva de una clínica.

 

El Sanatorio Marítimo, el Sanatorio de Ulía debe ser un hecho, y pronto. San Sebastián está interesado en ello, y el porvenir hará lo demás. ¡A no dormirse! ¡A tomar la delantera!

 

Ya es hora de que imitemos a las naciones más prácticas, y de que añadamos este nuevo timbre de civilización a los que San Sebastián posee. El Ulía, ese monte inculto, nos ofrece en su pinar y en su situación lo más difícil: el solar de la casa.

 

¿Dejaremos de hacerla por cuestión de ochavos?

 

¡No quiero creerlo!

 

Doctor García Díaz. Médico de la Armada.

 

Foto 6 Grabado de San Sebastián de 1837 impreso en Francia

 

Nota final: En este momento recibo una carta. Es de un caballero muy particular que me pregunta si habrá en el Sanatorio, además de los pabellones para niños, para señoras, para ancianos y para familias independientes; otro pabellón para… los que en toda innovación benéfica encuentran sólo arranques de la juventud.

 

Tranquilícese el varón prudente; para los escépticos, para la minoría de los que el egoísmo sacrifican el bien de sus conciudadanos, el Sanatorio de Ulía, no sirve.

 

En vez del Sanatorio de Ulía, tendrán el Manicomio de Igueldo.

 

Para honra de San Sebastián no habrá que levantarlo. De creer a la rutina, aquí no se habrían echado abajo todavía las murallas de nuestra ciudad… porque aquello era un proyecto también.

 

En la primera piedra del Sanatorio debe grabarse esta palabra que el escudo donostiarra acreditó siempre:

 

¡Aurrera!,, Y el que adelante no mira, atrás se queda. ¿Estamos?

 

NUNCA se llegó a realizar el magnífico Sanatorio Marítimo de Ulía

 

Bibliografía

El Guipuzcoano. Diario Liberal Reformista. Órgano del partido en las Provincias Vascongadas. Año IX. Número 1.076. San Sebastián, viernes 4 de diciembre de 1891. Páginas 1 y 2

 

Agradecimiento

Esteban Durán León

 

Manuel Solórzano Sánchez

Graduado en Enfermería. Osakidetza, Hospital Universitario Donostia, Gipuzkoa

Insignia de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF

Miembro de Enfermería Avanza

Miembro de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos

Miembro de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería

Miembro de la Red Cubana de Historia de la Enfermería

Miembro Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN, A.C.

Miembro no numerario de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. (RSBAP)

Académico de número de la Academia de Ciencias de Enfermería de Bizkaia – Bizkaiko Erizaintza Zientzien Akademia. ACEB – BEZA

Insignia de Oro del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa 2019

Sello de Correos de Ficción. 21 de julio de 2020

masolorzano@telefonica.net

 

 

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