ENFERMERAS DE LOS POBRES
ADVENIAT REGNUM TUUM QUÉ VENGA
TU REINO
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1 Portada del librito Las Hermanitas de la Asunción. Enfermeras de los pobres a
domicilio. Imprenta Nerecan. Avenida de España nº 21. San Sebastián. 12 de
enero de 1929
Origen
La
Congregación de las Hermanitas de la
Asunción, cuya Casa Madre está en París, 57 rue Violet (15ª) tuvo por
fundador, en 1865, al Siervo de Dios, Padre
Esteban Pernet.
Nació
Esteban Pernet en 1824 en Vellexon
(Haute-Saône), en Francia y fue uno de los discípulos predilectos de entre los
primeros que tuvo el Padre Manuel d´Alzon,
fundador de los Agustinos de la Asunción y desempeñó en esta Congregación el
cargo de Asistente General.
Murió
en París, en 1889, en olor de santidad. El proceso apostólico para la
introducción de la causa de su beatificación se está tramitando en la Sagrada
Congregación de Ritos.
Para
la fundación de su Obra encontró al Siervo de Dios una eficaz colaboradora en
la persona de la señorita Antonia Fage
que fue luego la primera Superiora General de “Las Hermanitas de la Asunción, Enfermeras
de los pobres” con el nombre de Madre
María de Jesús.
Nacida
en París, pasó su vida toda en aquella capital y murió allí mismo en 1883
dejando fama tanto de verdadera y sólida santidad, como de un especial
atractivo que ejercía sobre las almas. “Últimamente se ha introducido también
el proceso para la causa de su beatificación”.
De
muy atrás venía la Providencia preparando con esmero a esas dos almas para la
delicada misión de Fundadores. Así es que el Padre Pernet, que se ordenó en
1857, aunque estaba dedicado a la educación de la juventud en el Colegio de Niños,
le sobraba tiempo para ocuparse de obras de caridad a favor de los obreros.
Luego, al venir a París, encontró ante sí más ancho campo para desplegar su
celo y se entregó de lleno a seguir los instintos de su corazón que le atraían
hacia los pobres y los desheredados de la vida.
Cada
día, al visitar los barrios obreros, pudo ver de cerca y palpar no tan solo la
miseria material del pueblo, sino también y sobre todo sus llagas morales y
religiosas y el abandono en que se encontraban en sus enfermedades.
Hondamente
conmovido a la vista de esos sufrimientos que tantas veces exacerban los
espíritus propensos a revolverse contra Dios y la sociedad, le vino al Siervo
de Dios la idea de fundar una obra para socorrer a las familias obreras pobres
de las grandes poblaciones.
La
hora de Dios para la creación de esta obra se avecinaba…
Un
día, celebrando el Siervo de Dios devotamente el Santo Sacrificio de la Misa,
en el momento de la consagración de la Hostia sintíose de repente penetrado por
el Espíritu divino iluminado con una luz muy clara sobre su misión: lograr que
entrara en casa del obrero pobre y enfermo una Hermanita que cuidando al
cuerpo irradiaría al propio tiempo en esos hogares desolados el sol bienhechor de
la caridad de Cristo y contribuiría así a la regeneración cristiana de la
familia obrera.
El
lema de la nueva Congregación sería el de la Asunción su propia familia
religiosa: Adveniat regnum tuum, vocación de “Enfermera de los pobres”, fundada en 1865.
Entonces
dispuso la Divina Providencia que conociera a una señorita muy piadosa que se
ocupaba también hacía años de varias obras de caridad especialmente de un
orfelinato y se llamaba Antonia Fage.
Un
detalle de interés que prueba la intervención divina en esta fundación es que Antonia Fage no sintió de pronto ningún
atractivo para la vocación de Enfermera de los pobres, inspirándole, al
contrario, una indecible repugnancia.
Sin
embargo respondió a las propuestas del Siervo de Dios, cuando ya fue su
confesor, poniéndose totalmente a su disposición y Dios Nuestro Señor, nunca
remiso en premiar, no tardó en pagar su heroica docilidad librándola de toda
duda sobre su vocación y dándole además el don de atraer a un sin número de
almas y caldearlas de entusiasmo por aquella misión toda de amor y caridad: Ser
la Enfermera de los pobres.
A
la obra nueva, como sucede con toda obra de Dios, no le faltaron las pruebas,
ni los obstáculos de todo género; nada le faltó: ni las calumnias de los
enemigos, ni las críticas injustas, y que llegan más al alma, de los amigos…
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2 Contraportada del librito de Las Hermanitas de la Asunción. Enfermeras de los
pobres a domicilio. Imprenta Nerecan. Avenida de España nº 21. San Sebastián.
12 de enero de 1929
Pero
ambos Fundadores habían puesto en Dios solo toda su confianza y abrasados de
celos por la gloria divina y la salvación de las almas fueron adelante,
pusieron los cimientos de la nueva congregación a la cual, con delicada
humildad y amor filial hacia la Madre de Dios, llamaron a la Congregación de las Hermanitas de la
Asunción.
Decidieron
que la Hermanita cuidaría sólo a los enfermos pobres “de balde, siempre de
balde”, contando con la Providencia para proveer a su sustento.
Desde
un principio dio la obra maravillosos resultados, prueba de que responde de
lleno a una necesidad urgente en esta época de grandes aglomeraciones obreras
sobre todo en nuestras populosas ciudades.
Otra
prueba fehaciente de que Dios bendecía la Obra fue su rápido desarrollo, no
solamente en París y sus suburbios, sino en toda Francia, en varios países de
Europa y hasta allende los mares.
Tiene
en efecto casas en Bélgica, Inglaterra, Irlanda, Italia, España, África, los
Estados Unidos y en la América del Sur.
En
Francia, además de la Casa Madre, tiene la Obra 37 casas: en Lyon, Marsella,
Saint-Etienne, Lille, Amiens, Brest, Reims, Nevers, Clermont, Bourges, etc., y
11 casas en París y sus arrabales.
El Espíritu: “Alma
de Carmelita y corazón de Misionera”
La
de las Hermanitas de la Asunción es
una Congregación de votos simples de derecho pontificio. Las instituciones de
derecho pontificio dependen de un modo inmediato y exclusivo de la Sede
Apostólica en cuanto al régimen interno y a la disciplina. Se contraponen a las
de derecho diocesano.
En
1901 aprobó el Papa León XIII
definitivamente sus constituciones. Y sus sucesores en el solio pontificio,
especialmente el Papa Pío X, de
santa memoria, no han escatimado sus elogios ni han dejado de animar a las
Hermanitas en el desempeño de su magnífico apostolado enfermero.
La
Congregación tiene una Superiora General que la gobierna asesorada por seis
asistentes.
Da
una sólida formación a sus miembros: el postulado dura de 6 a 9 meses y el
noviciado dos años.
Para
una misión tan delicada como lo es la de Hermanita
de la Asunción hacen falta almas de temple fraguadas en el amor de Dios y
la práctica de las virtudes sobre todo de la divina caridad, esa caridad que
según palabras del Apóstol se hace toda para todos… mezcla de humildad, de
paciencia, de dulzura, de condescendencia, de fuerza, de valor, de santa osadía
gracias a la cual la Hermanita desempeña
con la sonrisa en los labios y el corazón alegre los, a veces repugnantes pero
siempre meritorios y santificantes, quehaceres de enfermeras de los pobres miserables.
Con
razón decía el Santo Fundador que sus religiosas habían de tener “alma de Carmelita y corazón de Misionera”,
queriendo dar a entender que las Hermanitas
de la Asunción debían de reunir una vida extremadamente activa con una vida
interior intensa y no sobrepujada por las Contemplativas.
En
junio de 1864 en la calle Vaneau se reúnen el Padre Pernet con Antonia Fage y
las tres primeras Enfermeras profesionales de los pobres. Al año siguiente el
17 de julio se vuelve a reunir Antonia Fage con las primeras tres enfermeras en
la calle St. Dominique, formando a las novicias Hermanitas en los cuidados a los enfermos. El tres de mayo de 1871
ante los acontecimientos que se viven en París, durante la guerra y la comuna,
las Hermanitas de la Asunción,
Enfermeras de los pobres se tienen que ocupar de algunos dispensarios de
París.
Del
18 al 25 de agosto de 1876 se realizó la peregrinación nacional de Francia a
Lourdes y las Hermanitas de la Asunción,
Enfermeras de los pobres son las responsables de la acogida y del cuidado a
los enfermos.
Entre
junio y noviembre de 1880 fueron expulsados de Francia todos los religiosos y
religiosas; entre ellos los Padres Asuncionistas y las religiosas
Asuncionistas. En la primera guerra mundial, las Hermanitas de la Asunción, Enfermeras de los pobres organizaron y
atendieron las ambulancias en muchas ciudades de Francia.
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3 Refectorio de Port-Royal des Champs. Grabado publicado por Port-Royal en el
siglo XVII. Biblioteca Nacional de Francia
Para
alimentar y reavivar continuamente esa vida de honda fe y continuo sacrificio,
quiso que tuvieran 8 horas del día dedicados a ejercicios espirituales: Santa
Misa, rezo en el coro del Oficio parvo, meditación por la mañana y por la
tarde, dos ratos de lectura espiritual, rosario, examen particular y general y
que cada noche antes de ir a descansar se reunieran las Hermanitas en la capilla para cantar la Salve en obsequio a María
Socorro de Cristianos y refugio de pecadores.
Convencidas
además de la impresión saludable que ejercen sobre las almas las hermosas
ceremonias litúrgicas, procuran las Hermanitas
dar el mayor realce a la liturgia romana y celebran con todo el fausto que les
es posible las fiestas de la Iglesia.
Apostolado Especial: “La
Regeneración cristiana de la familia obrera”
Provista
de una sólida formación tanto religiosa como técnica para la Asistencia
y el Cuidado de los enfermos, pertrechada contra los peligros y
escándalos de un mundo corruptor e incrédulo, sostenida por la gracia de Dios,
abrasada de celo para extender por todas partes el Reino de su amor, la Hermanita de la Asunción se lanza a la
conquista de las almas que es el blanco y fin de su santa vocación.
Cada
vez que la obediencia la envía, va apresuradamente, pero modesta y recogida,
arrimando al corazón su gran crucifijo, pasando las cuentas del rosario…, sube
a las buhardillas destartaladas, baja a los sótanos húmedos y lóbregos y en
todos lados parece el Ángel consolador que envía la Divina Providencia.
Aún
allí donde ningún sacerdote se atrevería a presentarse, entra resuelta, la
sonrisa en los labios, se acerca a los enfermos de cuerpo y alma, los
desviados, los rebeldes, los mal acondicionados, a los desgraciados, a todos
aquellos cuyo odio exacerbado por el dolor y la miseria se lo achacan a Dios y
a nuestra sociedad egoísta y ávida de goces.
La
acogida no es siempre muy amable. Qué más da. La Hermanita no se fija en ello. Sin más preliminares que la señal de
la cruz y una breve pero fervorosa oración pone manos a la obra; primero los
más urgentes cuidados para el propio enfermo, luego se ocupa de los
niños y de la casa.
Ella
barre, friega, limpia, arregla, reparte los donativos que otras almas
caritativas le han entregado para sus pobres, prepara la comida; en resumidas
cuentas hace las veces de la madre ausente o enferma.
Mientras
desempeña estas humildes tareas la Hermanita
responde, si hay lugar, suavemente pero con firmeza y santa osadía a las
objeciones suscitadas contra la Religión, disipa los prejuicios, ilumina los
entendimientos, anima a todos haciéndoles caer en la cuenta de que aun en medio
de la pruebas de la vida hay siempre en el cielo un Padre que vela sobre
nosotros, puesto que precisamente por ese Padre y sin más recompensa humana que
la de hacer el bien está ella allí, prodigando sin medida su escondida y ardua
labor.
No
se puede resistir a la caridad: esa experiencia milenaria de la Iglesia se
verifica cada día ante la Hermanita:
su dulzura, su paciencia acaban siempre por dominar la ira y el odio obstinado…
y ¡qué victorias!... Se cuentan por millares en los Anales de la Congregación;
conversiones extraordinarias de pecadores encallecidos en el vicio, bautizos de
adultos, matrimonios, Primeras Comuniones tardías, etc., verdadera Leyenda Aurea cuyos relatos llenan de
gozo purísimo a las almas generosas enamoradas del apostolado.
Y
¿quién contará los tesoros de méritos acumulados por esas heroicas trabajadoras
de Dios Nuestro Señor, ni la indecible alegría que sienten cuando, al volver de
sus correrías apostólicas cual abejas diligentes cargadas de su dulce botín, se
presentan ante el Divino Samaritano, cuya obra de misericordia continúan en el
mundo, y depositan a sus pies las almas vueltas al sendero del bien,
conquistadas para su amor…?
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4 Contraportada del librito de Las Hermanitas de la Asunción. Enfermeras de los
pobres a domicilio. Ella barre, friega,
limpia, arregla, reparte los donativos que otras almas caritativas le han
entregado para sus pobres, prepara la comida; en resumidas cuentas hace las
veces de la madre ausente o enferma. Imprenta Nerecan. Avenida de España nº
21. San Sebastián. 12 de enero de 1929
No
echarán en olvido ni las Hermanitas de
la Asunción, ni sus asociados: Damas Sirvientas del Pobre, Fraternidades,
Hijas de Santa Mónica, el elogio que hizo de su labor, el Papa Pío X, de santa
memoria, al pronunciar las siguientes palabras:
“Haréis
una obra hermosa, una obra santa, una obra que quiere Nuestro Señor. Tened
valor, alegraos, pues trabajáis, no por los hombres, sino por Dios. Grande será
vuestra recompensa en el cielo”.
Roma,
fiesta de la Sagrada Familia, 12 de enero de 1929
Monseñor
Gastón Vanneufville
Canónigo
de Letrán, Protonotario Apostólico (1)
UNA
GRAN FAMILIA: “ASUNCIONISTAS”
La
familia de la Asunción está formada por 5 Congregaciones religiosas católicas,
entre las que nos encontramos con 1 masculina y 4 femeninas, nacidas todas
ellas en Francia en el siglo XIX, sus fundadores han mantenido una relación de
amistad entre ellos.
De
espiritualidad agustiniana, todas comparten un “espíritu de familia” y la misma
devisa:
“Adveniat
Regnum Tuum” – “Qué venga tu Reina”.
Las
Religiosas de la Asunción se fundan
en 1839. Su Madre fundadora fue, Madre
María Eugenia Milleret, que intuye que una Congregación Religiosa puede
contribuir a un cambio radical en la sociedad a través de la educación
impregnada por los valores y la visión del Reino de Dios. En esta época María
Eugenia Milleret conoce al Padre Manuel
d´Alzon, comenzando así una amistad admirable (2).
Agustinos de la
Asunción, fundado en Nimes (Francia), en 1845 por el Padre Manuel d´Alzon. Trabajan en la
extensión del Reino de Jesucristo, centrados especialmente en el campo de la
educación de la fe, de los medios de comunicación, de la formación de seglares
responsables. Dedican sus fuerzas también en las vocaciones cristianas,
especialmente religiosas y sacerdotales, a través de actividades de carácter
social y ecuménico (2).
Oblatas de la Asunción,
ante la necesidad de una llamada a trabajar en los países balcánicos, el Padre Manuel d´Alzon, funda en 1865 a
las Hermanas Oblatas de la Asunción. Enviadas primero a Oriente para trabajar
por la unión de los cristianos, pronto de dedicarán a las misiones en el mundo
entero. Desde 1883 se asocian estrechamente con Bayard Press. Sus tres líneas
principales de acción son: evangelización, trabajo por la unidad de los
cristianos y servicio a los más pobres. Al principio, dos religiosas de la
Asunción, se dedicaron a la formación de novicias de las Oblatas, mientras que
la futura superiora general, Madre Emmanuel
María Correnson, se iniciaba en la vida religiosa cerca de la Madre María
Eugenia (2).
La
Congregación de las Hermanitas de la
Asunción, Enfermeras de los pobres, se funda en 1865 y el Padre Esteban Pernet fue su fundador;
Asuncionista, que había conocido al Padre Manuel d´Alzon 20 años antes, por
mediación de la Madre María Eugenia, funda con Antonia Fage, que posteriormente fue la primera Madre Superiora
General de las Hermanitas de la Asunción, con el nombre de Madre María de Jesús, funda las Hermanitas de la Asunción,
Enfermeras de los pobres. Al descubrir la miseria de la clase obrera de su
época, intuyó una forma de respuesta evangélica: mediante una presencia atenta,
a través de gestos sencillos de servicio, ser testigos del amor del Padre entre
los pobres con la Asistencia y el Cuidado de los enfermos pobres, los obreros y sus familias. Viviendo en comunidad, tienen
la misión de anunciar a Jesucristo entre las familias de la clase obrera (2).
En
1896 el Padre Francisco Picard,
Superior general de los Asuncionistas, junto a la Madre Isabelle de Clermont – Tonnerre fundan la quinta familia: las
Orantes de la Asunción. Desde los
orígenes hay una fraternal ayuda mutua entre las distintas familias, aun cuando
cada una conserva su autonomía.
Un
mismo espíritu, asumido y transmitido, hace que se reconozcan miembros de una
misma familia. Su trabajo apostólico se centra en la contemplación; adhesión a
la Iglesia; amor a la Virgen contemplada en su misterio de la Asunción (2).
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5 Antonia Fage fundadora y primera Madre
Superiora General de las Hermanitas de la Asunción, Enfermeras de los pobres,
con el nombre de Madre María de Jesús
Padre fundador Esteban Pernet, Asuncionista. Librito de Las Hermanitas de la
Asunción. Enfermeras de los pobres a domicilio, año 1929
Padre Esteban Pernet y
Antonia Fage (Madre María de Jesús)
Las
Hermanitas de la Asunción llegaron a San Sebastián el dos de mayo de 1882. Las
Hermanas vinieron buscando asilo al ser expulsadas por Francia y San Sebastián
les ofrecía un refugio seguro. Estuvieron conviviendo con las Hermanas de la
Asunción que habían fundado el Colegio.
La
Superiora sor Margarita, sor Catalina, sor Teresa y sor Epifanía, inaugurando el
colegio el día 6 de octubre de 1882, con seis alumnas, cinco mediopensionistas
y una interna. El Colegio estaba ubicado junto al camino real a Francia (3).
En
1883 la Madre Fundadora vino a San Sebastián para elegir el lugar más apropiado
para la nueva construcción, que sobre planos había redactado el arquitecto
francés Monsieur Sanson y lo edificarían los arquitectos donostiarras Manuel Echave
y Ramón Cortázar. En sus comienzos fue un internado de élite para chicas.
En
1887 se organiza el gran pensionado para alumnas de pago y escuela gratuita
para alumnas de barrios obreros.
Durante
la IIª República y la guerra civil, el colegio estuvo abierto
intermitentemente, hasta que se reabrió definitivamente en Junio de 1937 (3).
Padre Esteban Pernet
Francia
conoce, en el siglo XIX, el principio de la industrialización. El desarrollo
industrial y económico se realiza en detrimento de la vida humana. La población
obrera aumenta en la ciudad. Esta concentración engendra pobreza y miseria.
En esta
época nacen varias congregaciones religiosas para ayudar a los pobres. Se
forman patronatos enfocados a las obras de caridad y a la educación religiosa
de los jóvenes trabajadores.
En esta
ciudad, en plena evolución, es donde tiene lugar un encuentro determinante para
la fundación de una congregación religiosa con una misión particular “cerca de
los pobres y de sus familias”, el encuentro en 1864 de dos personas seducidas
por la preocupación de los pobres: Padre
Esteban Pernet y Antonia Fage
(4).
Esteban Pernet nació el 23 de julio de 1824 en
Vellexon, un pequeño pueblo de Franche Comté (al este de Francia), en una
familia cristiana, rural y muy modesta. Su padre era obrero agrícola y trabajaba
como minero en los altos hornos de las minas de hierro. Su madre Magdeleine
Cordelet era partera en el pueblo.
Esteban era el segundo de siete hijos de los cuales solo cuatro sobrevivirán
(5).
Desde niño,
deseaba ser sacerdote. Su padre muere cuando sólo él tiene 14 años. Su
personalidad fue modelada por su madre, una mujer sencilla muy querida en su
pueblo. A pesar de la situación económica precaria en que vivían, su madre no
puso obstáculo a su vocación y Esteban entra al seminario. Tiene una inteligencia
viva y un temperamento simple. Después de su primer año de teología, deja el
seminario para un tiempo de reflexión; tiene 20 años. Durante 4 años trabaja
como preceptor en una escuela (5).
En 1848,
como tantos otros jóvenes del medio rural, se ve obligado a emigrar a París
para buscar trabajo. Vive las mismas dificultades de todos los que llegan a la
gran ciudad, sin experiencia, sin amigos, con la nostalgia de su región.
Desamparado, se enferma. Cada día va a “Nuestra Señora de las Victorias” para
pedir la luz sobre su vocación. Sigue interrogándose sobre lo que Dios espera
de él, hasta piensa en irse a países lejanos en misión (5).
Esteban
Pernet era profesor en Nimes con niños de origen burgués y, a la vez se ocupaba
de un patronato que agrupaba a 200 jóvenes del mundo obrero. Visita las
familias y en ellas descubre “las miserias que el apenas conocía de nombre”. A
partir de ese momento es cuando se plantea el camino a seguir, vuelve a la comunidad
de los Asuncionistas, recorre los barrios más pobres y visita a los enfermos. Allí
encuentra su camino que le conduce a encontrarse con Antonia Fage (4).
Antonia Fage, cambia
de nombre Madre María de Jesús
Antonia Fage nace en París en 1824. Creció en
pleno ambiente obrero parisino. Su madre era lencera. Huérfana a la edad de 13
años, fueron los vecinos quienes cuidaron de ella. Antonia trabajo en un taller
de confección, no recibió educación cristiana; pero escucho la Palabra de Dios
en la Iglesia. Dios “le habla a su corazón” (4 y 5).
Hacia los 18
años descubre la fuerza de la fe viva. Forma parte de las obras de caridad con
la preocupación constante de la miseria que le rodea. En 1861, Antonia tiene 37
años y acepta dirigir un orfelinato de chicas, entrando en la Orden Tercera
dominicana; pese a su débil apariencia es alegre y entusiasta (4).
“La
pobreza no me da miedo, no temo que la Providencia nos abandone”.
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6 En África. Última página del librito Las Hermanitas de la Asunción.
Enfermeras de los pobres a domicilio. Imprenta Nerecan. Avenida de España nº 21.
San Sebastián. 12 de enero de 1929
En 1864 se
cruzan los caminos de Antonia Fage y
Esteban Pernet. Se siente atraído
por “su simplicidad, su franqueza, su
generosidad en lo tocante a la gloria de Dios y al apostolado”.
Ha
encontrado lo que buscaba: “una mujer y
una mujer religiosa”.
Le pide que
se ponga a la cabeza de un grupo de tres enfermeras. Ellas cuidarían
gratuitamente a los enfermos y de esta manera trabajarían por la extensión del
Reino de Dios entre los pobres.
En 1865 la
intuición del Padre Esteban se consolida y empiezan a trabajar en los proyectos
que les llevarían a la fundación de “Las
Hermanitas de la Asunción, Enfermeras de los pobres”. Antonia, acepta este
nuevo trabajo encantada: “Me siento con
valor, con la gracia de Dios, para luchar y sufrir, aun si debo morir”.
Después de
un tiempo de formación a la vida religiosa, se instala con sus nuevas compañeras
en la calle San Dominico en París, en un barrio obrero elegido “por el número incalculable de pobres que en
él viven” (4 y 5).
Bibliografía
1.-
Las Hermanitas de la Asunción. Enfermeras de los pobres a domicilio. Imprenta
Nerecan. Avenida de España nº 21 (Hoy en día, Avenida de la Libertad). San
Sebastián. 12 de enero de 1929
2.-
Asuncionistas: Una gran familia
3.-
Historia de las Hermanas de la Asunción en San Sebastián
4.-
Un encuentro y una misión
5.-
Esteban Pernet, su vocación
AUTOR:
Manuel Solórzano Sánchez
Graduado en
Enfermería. Servicio de Traumatología. Hospital Universitario Donostia de San
Sebastián. OSI- Donostialdea. Osakidetza- Servicio Vasco de Salud
Insignia de Oro
de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro de
Enfermería Avanza
Miembro de Eusko
Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la
Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la
Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro Consultivo
de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en México
AHFICEN, A.C.
Miembro no
numerario de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. (RSBAP)
Académico de
número de la Academia de Ciencias de Enfermería de Bizkaia – Bizkaiko
Erizaintza Zientzien Akademia. ACEB - BEZA
1 comentario:
Estimados: Desearia encontrar una foto de la Madre Teresita, maestra de novicias en Muñiz Argentina cargo que la ocupaba a mediados de los años cincuenta del siglo pasado.
Adveniat Regnum Tuum
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