Fueron
los colonizadores de origen francés quienes crearon los primeros hospitales en
América del Norte. En Canadá estos hechos ocurrieron en Québec y Montreal
“ambas pertenecientes a colonias francesas” aunque sin personal ni los recursos
materiales que permitieran atender satisfactoriamente a los enfermos y
enfrentarlas, por entonces, tan frecuentes situaciones de epidemia (1).
FOTO 1 Hôtel-Dieu de Québec
En
1534 Jacques Cartier, en nombre de Francisco I, navegó hasta el continente norteamericano.
Fue seguido hasta Canadá por exploradores, frailes franciscanos, jesuitas,
dominicos y otros colonos. Estos religiosos pronto pidieron a Francia que
enviara mujeres para enseñar a los niños y cuidar a los enfermos.
En Canadá, la primera mujer que
ejerció trabajos de enfermería fue Marie
Hubou, esposa de un cirujano – boticario Louis Hébart, al que Samuel
de Champlain, el famoso explorador, había llevado consigo en 1617. Más
tarde se fortaleció la práctica de enfermería con la llegada de los Jesuitas,
quienes dieron un notable impulso a la fundación de hospitales. Fundaron
escuelas para los niños indios, construyeron hospitales para los enfermos y
mejoraron las condiciones sociales y sanitarias en general. Los europeos contagiaron
el sarampión, la viruela y la tuberculosis a los nativos, que acusaron al
hombre blanco de la destrucción de su raza. Para los religiosos fue casi
imposible combatir esas enfermedades con las condiciones existentes en el
lugar. Sus intentos se verían frustrados por la suciedad, el frío, las
condiciones inadecuadas de las viviendas, los piojos y el carácter indómito de
los nativos (1).
En el siglo XIX,
Francisca Gifford, fue la primera
religiosa enfermera canadiense, hija del primer médico del hospital. Por ese
mismo tiempo Marguerite Marie D'Youville,
fundó la Congregación de las Monjas Grises para el cuidado de los enfermos,
ancianos y niños expósitos. Estas fueron realmente el antecedente histórico de
las actuales enfermeras de distrito de Canadá. Otra figura destacada de este
tiempo es Jeanne Mance, hija de una
familia francesa culta, radicada en Canadá, que se dedicó al cuidado de los
enfermos (4).
Las
publicaciones e informes de los jesuitas suscitaron un gran interés entre los
hombres y mujeres de Francia. La Duquesa
de Aiguillon, sobrina del cardenal Richelieu, se puso en acción. En 1637
firmó un contrato con las Hermanas Hospitalarias Agustinas de Dieppe por el que
prestarían sus servicios como hermanas de hospital y envió a trabajadores para
que pusieran los cimientos del primer hospital de Nueva Francia. El Hôtel Dieu
de Quebec fue inaugurado en 1639, y su personal estaba compuesto por tres Hermanas Agustinas de la Misericordia de
Jesús, éstas llegaron el 1 de agosto de 1639, fundando posteriormente doce
monasterios-hospitales en Québec (2).
FOTO
2 Hermanas del Hôtel Dieu cuidando a los indios en Montreal. J. McIsaac. 1747.
Cortesía del Hôtel Dieu, Archivos religiosos hospitalarios de Saint-Joseph,
Montreal, Canadá
Estas
monjas pertenecían a una orden de clausura y habían sido preparadas para cuidar
a los enfermos. Llevaban una túnica de algodón blanco con un cinturón de cuero
negro y un velo negro. Las tres pertenecían a familias francesas acomodadas. Marie Guenet de St. Ignace; Anne Lecointre
de St. Bernard y Marie Forestier de
St. Bonaventure de Jesús. Tuvieron que afrontar múltiples penalidades, y a los 8 meses
ya había fallecido una de ellas.
Las Hermanas Agustinas de la Misericordia de Jesús, apenas desembarcar,
ya se encontraron desbordadas por los pacientes. Al ser la sala del hospital
muy pequeña, fue necesario erigir cabañas, al estilo de las de los nativos, en
su jardín. Puesto que no había provisiones para tanta gente, tuvieron que
cortar en dos o en tres trozos algunas de las mantas y sábanas que habían
traído para estas pobres gentes enfermas. En una palabra, en lugar de tomarse
un pequeño descanso y refrescarse después de las grandes incomodidades que
habían sufrido en el mar, se encontraron tan sobrecargadas y ocupadas que temimos
perderlas a ellas y nuestro hospital desde su mismo nacimiento. Los enfermos
llegaban de todas partes… Su hedor era tan insoportable, el calor tan intenso,
los alimentos frescos tan escasos y malos… Resumiendo, desde el primero d
agosto hasta el mes de mayo del año siguiente, más de cien pacientes ingresaron
en el hospital y más de doscientos pobres nativos encontraron alivio allí (Kenton, 1925; páginas
169-170) (2).
FOTO
3 Claire Fauteux. Jeanne Mance. Cortesía del Hôtel Dieu, Archivos religiosos
hospitalarios de Saint-Joseph, Montreal, Canadá
En
este hospital organizaron unas consultas externas para el tratamiento de los
nativos cuyas enfermedades no requerían su ingreso hospitalario. Las Hermanas
enseñaron y formaron a las mujeres nativas que colaborarían con ellas en el
cuidado de los enfermos, aunque sus obligaciones eran fundamentalmente
domésticas, como cocinar, limpiar, hacer las camas y preparar las provisiones.
Entre 1640 y 1644 dichas Hermanas acudieron a Sillery, una misión jesuita próxima
a Quebec, para cuidar a los nativos, pero tuvieron que regresar por la actitud
belicosa de los iroqueses.
Las
Hermanas Ursulinas acompañaron a las
Hermanas Agustinas en el viaje desde Francia. Era una orden de monjas maestras
reclutadas por Madame de la Peltrie,
quien se había comprometido en la creación de una escuela misionera para los
nativos. Sin embargo, pronto fueron enseñadas y formadas para el cuidado de los
enfermos con el fin de que pudiesen ayudar a combatir durante las epidemias.
Hubo un brote de viruela en la escuela, y el hogar de las Hermanas se convirtió
en alojamiento improvisado para los contagiados. En este hospital murieron
muchos indios hasta que finalmente la enfermedad desapareció de forma
espontánea. Esta instrucción a corto plazo en el cuidado de los enfermos podría
considerarse como la primera formación y supervisión de enfermeras de América.
Tan pronto como fue posible, las Hermanas Ursulinas volvieron al trabajo para
el que habían sido preparadas inicialmente, el de maestras (1).
FOTO 4 Ventanal Jeanne
Mance. Vidriera emplomada. Basílica de Notre-Dame, Montreal, Canadá. Aparece en la parte
central rodeada de enfermos. En la parte izquierda, las primeras tres hermanas
de la orden de las Hospitalarias de San José y en la parte derecha se las ve
cuidando a los enfermos en Montreal
En
1643 se crea el Hospital en Montreal. En 1658 se construye el Hotel
Dieu de Quebec y en 1644 se había creado el Hospital de la Provincia de
Montreal. En la fundación de este último se destacó la figura de Juana Mance, una mujer de alto nivel
educativo que pronto se dirigió a Francia solicitando ayuda económica, ya que
las Hermanas religiosas debían encarar muy serias dificultades por falta de
recursos y personal idóneo. A Juana Mance se le considera una figura romántica
dentro de la enfermería canadiense. Francia respondió a las demandas
canadienses enviando solamente tres Hermanas
de la Orden de San José y a dos Hermanas
de la Caridad quienes, por su escaso número y preparación, pasaron a
trabajar con otras órdenes religiosas “las Hermanas
Cinzentas” y con organizaciones misioneras. Mance siguió desempeñándose en
el cuidado de los enfermos hasta 1659.
Las
Hermanas de la Caridad en Montreal
también llamadas Hermanas Grises,
fue fundada por Margarita María
d´Youville en 1739 (1 y 2).
Los
habitantes de esta colonia vivieron en paz durante un año aproximadamente,
después del cual vinieron las inundaciones y las luchas con los iroqueses. Más
de la mitad de los colonos murieron a manos de los indios. En una diminuta
cabaña-hospital dentro del fuerte, Juana
(Jeanne) Mance atendía a los heridos por las flechas. Preparaba sus propias
medicinas, trataba los sabañones y la congelación, practicaba la sangría y
cuidaba a los indios iroqueses igual que a los colonos. En octubre de 1644 se
hizo el hospital más grande, se dividió en dos salas, habitaciones para el
servicio, una cocina y una habitación para Juana. El hospital estaba rodeado
por una empalizada y protegido por un foso debido a los siempre amenazantes iroqueses.
Durante casi 15 años Juana Mance
llevó a cabo todo el trabajo de enfermería con la colaboración de unas pocas
ayudantes. Se ganó la reputación de ser la “primera enfermera seglar de
Canadá” y también de Norteamérica (2).
FOTO
5 Juana Mance a la edad de 34 años. Hôtel Dieu Montreal. En
octubre de 1659, las hermanas Judith Moreau Brésoles, Catherine Macé y Marie
Maillet llegaron a Ville-Marie. Allí fundaron la comunidad religiosa de las
primeras mujeres de Montreal. Jeanne Mance y Marguerite Bourgeoys, Museo
histórico canadiense
Durante
el siglo XVII Canadá pasa a ser colonia británica y, en ese contexto, aparecen
hospitales municipales con enfermeras sin formación.
El
principal asentamiento de los ingleses fue en Ontario y, si bien en 1864 se proyectó
crear una Escuela de Enfermería, la idea no prosperó.
En
1875 el Hospital General de Montreal solicita a Inglaterra la colaboración de
Florence Nightingale para crear su Escuela de Formación de Enfermeras (1).
Canadá
tuvo una de las primeras Escuelas que siguieron el modelo Nightingale, ubicada
en el St. Catharine´s General and Marine
Hospital (1874). Los reglamentos para las enfermeras se establecieron en
las regulaciones de la Escuela de formación (que más tarde se llamó Mack
Training School) y estaban influidos por los principios de Miss Nightingale. El
primero de estos estatutos estipulaba:
FOTO 6 Fotografía de la primera Escuela de
formación de Canadá para las enfermeras en el Hospital General y Marina en St.
Catharines
Las enfermeras, durante
el cumplimiento diario de sus deberes, deben observar la más estricta reserva y
evitar cautelosamente el “chismorreo”: su conducta debe ser amable y respetuosa
en todo momento, y cuando estén de servicio en casas particulares, se espera de
ellas que, además de encargarse completamente de los pacientes, eviten causar
molestias innecesarias, cuiden de sí mismas y presten la mayor atención a la
preparación de la comida para los enfermos; asimismo, ayudarán con alegría en
otras cuestiones, aunque no estén directamente relacionadas con su deber,
cumplirán fielmente las instrucciones del médico y, en situación de emergencia,
informarán de cualquier caso en que la ejecución de sus órdenes haya sido
excedida u omitida. No demostrarán preferencias por ningún médico. Atenderán
escrupulosamente a los deberes especiales para con el paciente con la
delicadeza y la exactitud que les han enseñado sus superiores, y nunca
obstaculizarán o criticarán el tratamiento. Gibbon y Mathewson, 1947; páginas 144 y
145 (2).
Unos
extractos del “Primer Informe Anual del
St. Catharine´s Training School and Nurses´Home”, de fecha 1 de julio de
1875, pueden resultar particularmente esclarecedores:
FOTO
7 Las Hermanas Agustinas en el Hospital de Dieu de Quebec. St. Catharine´s General and Marine Hospital Nurses Home
Se aprovecha cualquier
oportunidad para impartir instrucción de naturaleza práctica en el arte de la
enfermería, al tiempo que se dan enseñanzas sobre química, ciencia sanitaria,
fisiología y anatomía popular, higiene y todas aquellas ramas del arte de la
curación con las que debe estar familiarizada una enfermera… La vocación de la
enfermería va hombro con hombro con la del médico y la del cirujano, y son
absolutamente indispensables las unas para las otras… De acuerdo con los
principios conocidos de higiene, colaborará inteligentemente con él, y colocará
al que sufre una enfermedad en la mejor relación con respeto al suelo sobre el
que está, al calor que hace, la luz, el aire, los alimentos con los que se
sustenta y los líquidos que bebe. Asimismo, adoptando las precauciones
apropiadas de higiene, evitará los males de los contagios o infecciones y la
propagación de la enfermedad por exhalaciones nocivas… Finalmente, inspirará
confianza, apaciguará el miedo, calmará la inquietud y a menudo tranquilizará
el estado mental mientras cuida de lo físico; además, impedirá la interferencia
nociva de algún espectador entrometido. Gibbon y Mathewson, 1947; página 145.
La
fundación de los hospitales en estos años permite brindar una mejor atención a
los pacientes, aunque la concepción inicial era que estas instalaciones
atendieran a los militares y soldados, fundamentalmente; pero también servían
como hospicios a las personas sin protección, por lo que estos lugares se
consideraban como “casas santas” de la civilización y de la doctrina religiosa,
no sólo como instituciones de salud (4).
En Estados
Unidos se destaca la figura de Elizabeth
Ann Bayley Seton, más conocida por Mother Seton, que en el siglo XIX
favoreció la incorporación a la Congregación de las Hijas de la Caridad de San
Vicente de Paúl, que atendieron de forma destacada hospitales y escuelas de
niños pobres y ricos, así como asilos. Posteriormente las Hermanas de la
Misericordia, otra Congregación religiosa, al frente de la cual se encontraba Catherine Mc Auley, logra ejercer una
gran influencia en el resto de los países del continente americano.
FOTO
8 I Consejo General Hermanas Agustinas de la Misericordia de Jesús. Escuela de
Enfermeras de Canadá. St. Joseph's Escuela de Enfermeras, Victoria. Enfermeras
del St. Michael´s Hospital, Toronto
El
segundo Hospital canadiense que se planteó la idea de una Escuela de formación para Enfermeras fue el Montreal General Hospital
(1821). En 1875 la junta del hospital solicitó la ayuda de Florence Nightingale para la creación de una Escuela. Fueron
enviadas cinco enfermeras del St. Thomas´s Hospital, pero quedaron horrorizadas
por el entorno y acabaron por renunciar; una de ellas falleció por fiebre
tifoideas. Las condiciones del Montreal General Hospital eran muy similares a
las del Bellevue. El aspecto más sobresaliente era la suciedad, con ejércitos
de ratas correteando por las salas y en ocasiones atacando a los pacientes. Se
hicieron otros intentos de poner en marcha la escuela, pero también éstos
resultaron infructuosos. Finalmente, Nora
Gertrude Livingstones, una graduada del New York Hospital, llevó a la
práctica al proyecto en 1890. Bajo su dirección, la Escuela de Enfermería
comenzó a funcionar realmente.
Las Hermanas Agustinas de
la Misericordia de Jesús en Québec
A
través de los siglos marcados por una devoción total, las Hermanas Agustinas de
la Misericordia de Jesús, han fundado doce monasterios-hospitales en Québec y
misiones en el extranjero. Asimismo, a continuación de la creación de la
Federación de monasterios en 1957, las Agustinas han hecho construir una casa
de formación en Sillery.
En
Canadá, la presencia de las Hermanas Agustinas de la Misericordia de Jesús se
ha expandido. Empezaron en el Hôtel-Dieu du Précieux-Sang establecido en Québec
en 1639, se agregan al Hospital General en 1693, el Hôtel-Dieu du Sacré-Cœur de
Jesús en 1873, Chicoutimi en 1884, Lévis en 1892, Roberval en 1918, Gaspé en
1926, Saint-Georges en 1949, Montmagny en 1951, Alma en 1954, Jonquière y
Dolbeau en 1955.
La
semilla de mostaza de 1639 se ha transformado en un gran árbol. La Iglesia, que
protege maternalmente a las comunidades religiosas, se ha ocupado, desde el
comienzo del siglo XX de remediar el problema del aislamiento de los Monasterios
sugiriendo formas de unión, tales como una Federación de monasterios autónomos
o de un Generalato.
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9 Toronto General Hospital Escuela de Enfermeras. Mary Agnes Snively
Ya,
en 1922, con ocasión de la revisión de las Constituciones según el Derecho
canónico de 1918, las Agustinas canadienses sintieron la necesidad de realizar
la unión para concluir un acuerdo sobre todos los puntos de las Constituciones.
Las obras eran diversas, las necesidades variaban también; fueron necesarios
muchos encuentros y mucha prudencia para llegar al consenso requerido y
satisfacer los intereses generales y particulares de las Casas.
La
evolución que se acentúa en la Iglesia, en las Comunidades, en la sociedad, en
los hospitales, exige un estudio profundo de los problemas que se acumulan.
Después de múltiples gestiones entre los monasterios y los representantes de la
Iglesia, la Federación de las Agustinas de la Misericordia de Jesús nace el 5
de marzo de 1957.
La
Madre Marie de l’Eucharistie (Yvonne
Deslauriers, 1889-1983) es la primera Superiora general. El Monasterio del
Hôtel-Dieu de Québec es elegido como Sede social. Y lo será hasta 1962, fecha
de su transferencia a Sillery cerca de Québec.
El
cierre sucesivo de monasterios y la disminución del relevo han conducido a la
venta de la Casa de la Federación situada en Sillery en 2008. Actualmente seis
monasterios autónomos y una comunidad dependiente, la misión de Paraguay,
constituyen la Federación de los Monasterios de las Agustinas.
Los
miembros de la administración general de la Federación de los Monasterios de
las Agustinas tienen su lugar de residencia en la Casa Generalicia de las
Hermanas de la Caridad situada en el 2.655 de la calle Guillaume-le Pelletier,
Québec (3).
FOTO
10 Escuela de Enfermeras Children´s Hospital de Toronto. Enfermeras. Miss Janet
Clark, enfermeras Archivo Toronto 1914. Insignias de las Escuelas de Enfermería
Otras Escuelas
En
1881 se crea la Escuela de Enfermería de Toronto, en la Provincia de Ontario,
al frente de la cual se designa a una diplomada de la Escuela de Bellevue
(Nueva York).
En
el progreso de las Escuelas de Enfermería Canadienses debe subrayarse la
participación tanto de enfermeras laicas como religiosas (las Hermanas Cinzentas y las de San José, que dirigieron institutos
de formación en Ottawa y Montreal, respectivamente). Enfermeras representantes
de Canadá fueron miembros fundadoras del actual Consejo Internacional de
Enfermeras en 1899.
La
historia del Toronto General Hospital fue similar a la de su homónimo de Montreal.
A partir de 1877 se hicieron intentos de crear una Escuela de formación, pero
no fue hasta 1884 cuando comenzó su brillante trayectoria. En ese momento, Mary Agnes Snively, una graduada del
Bellevue hospital asumió el cargo de supervisora. Reorganizó la escuela y
desarrolló un plan moderno de trabajo y estudio. Durante su mandato la Escuela
se hizo famosa por poseer los ideales más elevados de enfermería. Miss Snively
permaneció en el cargo hasta 1910 y elevó enormemente los niveles de enseñanza
y servicio de la Escuela de Toronto.
FOTO
11 Hermanas Grises, Hermanas de la Providencia y Hermanas del Hôtel Dieu
cuidando a los inmigrantes irlandeses. Theophile Hamel. Capilla
de Notre-Dame de Bonsecours, Montreal, Canadá. Con permiso de Claude Labrecque, capellán
de Notre-Dame de Bonsecours. Esta pintura está dedicada a las monjas que
murieron mientras cuidaban a los inmigrantes irlandeses que llegaban a
Montreal, con la epidemia de peste de 1847. Jeanne Mance enseñando a los
nativos
Pronto
siguieron otras Escuelas en Canadá: el Children´s Hospital de Toronto, en 1886;
el Winnipeg General Hospital (1887), al que se atribuye haber sido el primer
hospital del oeste de Canadá que puso en marcha una Escuela de formación para
Enfermeras; el St. Boniface General Hospital de Winnipeg (1890); el Royal
Jubilee Hospital de Victoria (1890); el Victoria General Hospital de Halifax
(1892), y el Royal Victoria Hospital de Montreal (1894). Según Miss Snively, en
junio de 1909 había 70 Escuelas para Enfermeras; de ellas, diez ofrecían un
curso de 2 años, tres contaban con un programa de 2 años y medio y 57 exigían
una carrera de 3 años (Gibbon y Mathewson, 1947).
La
introducción de Escuelas de formación para Enfermeras se convirtió en algo casi
automático en los hospitales canadienses después de 1890. Las enfermeras
graduadas empezaron a surgir en Canadá casi al mismo tiempo que en los Estados
Unidos.
En
1914 surgen leyes a fin de regular la certificación de la formación de
enfermeras, hecho que consideramos de gran importancia. Desde 1924, y hasta
nuestros días, editan la revista “Canadian Nurse” órgano oficial de la
enfermería canadiense, de muy valioso contenido, y que ha sido incorporado en
las bibliotecas de enfermería de diversos países, entre ellos Uruguay, desde la
iniciación de la enfermería universitaria.
FOTO
12 Enfermeras canadienses en la I y II Guerra Mundial
Las
Escuelas de Enfermería de ese país van creciendo cuantitativa y
cualitativamente. Ya en 1901 los programas incluyen salud pública, realizando
actividades domiciliarias. En 1909 tenían 70 Escuelas con cursos de dos y tres
años de duración. Dichas Escuelas pasan
tempranamente a ser universitarias, convirtiéndose muchas de ellas en
facultades de enfermería.
Antes
de pasar a la reseña de las causas de este fenómeno queremos anotar que en 1929
se crea la Asociación Canadiense de Enfermeras (Canadian Nurses Association)
(2).
Subrayaremos
que las Facultades de Enfermería Canadienses también fueron centros de
formación para enfermeras de América del Sur y que las egresadas canadienses
fueron asesoras, directoras y organizadoras de algunas escuelas estadounidenses
y de las primeras sudamericanas durante la primera mitad del siglo XX.
Aún
en nuestros días enfermeras canadienses actúan como consultoras en países
iberoamericanos. Es el caso, por ejemplo, de Helen K. Mussallem, doctora en Enfermería, doctora Honoris Causa,
miembro de la Orden de Canadá y miembro del Colegio Real de Enfermería del
Reino Unido. Mussalem estuvo en Montevideo en 1973 asesorando a la Escuela
Universitaria de Enfermería para la elaboración de un “Proyecto de evaluación
del Plan de Estudios” (1).
Pocos
años después del “Estudio de la Enseñanza de la Enfermería en Canadá” se
implementan cursos a nivel de maestrías y, posteriormente, de doctorado. Esto
último ocurre después de que consiguieron contar con enfermeras doctoradas en
áreas afines a la disciplina propia o a su quehacer, tales como educación,
filosofía y ciencias (1).
FOTO
13 Enfermeras canadienses
BIBLIOGRAFÍA
1.-
Historia de la Enfermería. Aspectos relevantes desde sus orígenes hasta el
siglo XX. María Rosa Parentini. Ediciones Trilce. Uruguay 2002
2.-
Historia de la Enfermería. M. Patricia Donahue.
Versión española de la obra original “Nursing. The Finest Art. An Illustrated History”,
publicada por The C. V. Mosby Company. B-24.474-99
3.-
Hermanas Agustinas de la Misericordia de Jesús.
4.-
Historia de la Enfermería Americana
FOTOGRAFÍAS
Escaneadas
del libro Historia de la Enfermería. M. Patricia
Donahue. Versión española de la obra original “Nursing. The Finest Art. An Illustrated
History”, publicada por The C. V. Mosby Company. B-24.474-99
Cortesía
del Hôtel Dieu, Archivos religiosos hospitalarios de Saint-Joseph, Montreal,
Canadá
Manuel Solórzano Sánchez
Diplomado
en Enfermería. Servicio de Traumatología. Hospital
Universitario Donostia de San Sebastián. OSI- Donostialdea. Osakidetza- Servicio
Vasco de Salud
Insignia
de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro
de Enfermería Avanza
Miembro
de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro
de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro
de la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro
Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en
México AHFICEN, A.C.
Miembro
no numerario de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País. (RSBAP)
1 comentario:
Muchísimas gracias, esta información ha sido demasiado útil para mí.
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