El
cuidado es una actividad que existe desde que existe la humanidad, sobre la que
influyen las circunstancias socioculturales características de cada lugar y
momento de la historia. Dentro de ese contexto sociocultural, las creencias, y
dentro de ellas la religión, así como concepto dominante de enfermedad en cada
momento, van a ser determinantes para analizar la evolución del cuidado.
Desde
sus orígenes, los cuidados han estado directamente vinculados a la satisfacción
de las necesidades más básicas para el mantenimiento de los individuos, como
alimentación, búsqueda de seguridad, refugio, abrigo… y vinculadas a dos
periodos de la vida en la que la dependencia de otras personas es evidente: la
infancia y la vejez. Por tanto, los primeros antecedentes de cuidado están
relacionados con el inicio del ciclo vital, con la atención en el parto y de
cada una de las nuevas incorporaciones a la comunidad, centrado en la
satisfacción de las necesidades básicas. Si además, consideramos que las
primeras civilizaciones desarrollaban su actividad en un ambiente hostil, en el
que el número de enemigos naturales de la raza humana era considerable, las
diferencias físicas entre hombres y mujeres propiciaron una división sexual del
trabajo los hombres se dedican al trabajo externo que requiere una mayor
potencia física y las mujeres se ocupan del ámbito cercano, especialmente de
todo lo relacionado con los cuidados, circunstancia que ha marcado el devenir
de la historia.
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001 Iatreia, Asclepeia y Xenodoquio
Esta
vinculación de la mujer con el cuidado y el inicio del ciclo vital propicia la
aparición de mujeres que se dedican al cuidado más allá de su domicilio. Así se
conoce que en el imperio romano había mujeres que prestaban cuidados durante el
parto y al recién nacido, al igual que ocurría en la
Edad Media, en la que se reconocía a las
mujeres como cuidadoras, por sus peculiaridades relacionadas con la fecundidad,
ser portadora de cada nuevo miembro de la familia, responsables del alumbramiento,
y encargadas de proteger y alimentar al nuevo vástago.
También
desde sus orígenes, el concepto de enfermedad o defecto físico tenía un
componente mágico, derivado del sistema de mitos creencias y supersticiones que
el hombre antiguo inventa, a modo de control ideológico para reducir el temor,
para explicar los fenómenos de la naturaleza que no puede explicar. En ese
contexto, la enfermedad es interpretada como un mal producido por los espíritus
o un castigo de los dioses. Cada enfermedad iba unida a la superstición, el
enfermo era atendido por familiares y estos recurrían a la figura del brujo, curandero
o chamán.
Son
figuras, brujas, curanderos… combinan una serie de rituales con su capacidad
para observar los fenómenos naturales, recogiendo información de los casos
atendidos para aplicarla en los casos nuevos. De este modo, en la atención de
la enfermedad predomina el pensamiento mágico.
En
este contexto, la iglesia católica, aprovechando que el pensamiento cristiano
promueve el altruismo, la caridad y la atención a los enfermos y desvalidos
como camino a seguir para alcanzar la salvación eterna, comienza a monopolizar
los cuidados, adaptando y transformando los ritos y supersticiones vinculadas
mediante el pensamiento mágico a la enfermedad en cuestiones religiosas. Es
decir, se mantiene el pensamiento mágico, pero se transforma el enfoque, cambia
la forma, pero no el fondo.
Así,
en la Edad Media
los hospitales o instituciones cerradas surgen cerca o en uno de los laterales
de las iglesias y catedrales que se van construyendo con el ejercicio de los
nobles y ricos de esa caridad predicada por la iglesia como camino de
salvación. Estas instituciones, dedicadas a la atención de las personas más
desfavorecidas de la sociedad de la época, tuvieron un importante papel durante
las grandes epidemias que asolaron Europa. A las innumerables carencias que
acumulaban estos recintos se unía una dieta inadecuada que originaba la
aparición de enfermedades carenciales, desconocidas en la época, a las que se
sumaban las enfermedades de la piel agravadas por los parásitos.
Los
cuidados en esos centros los prestaban religiosos o religiosas de diferentes
órdenes, sin olvidar que la mujer continuaba siendo la principal proveedora de
cuidados en el ámbito doméstico. Es este modo, en el siglo III de nuestra era,
obispo de Cesárea, San Basilio crea una orden dedicada a la creación de
hospitales para la atención de personas enfermas y desvalidas. La Regla de San Benito, en el
siglo VI será la que marcará definitivamente el desarrollo de las órdenes
religiosas en Europa.
Los
hospitales medievales abarcaron cuatro tipos de instituciones, las leproserías;
los asilos y hospicios para pobres; los albergues y las instituciones dedicadas
al cuidado de los enfermos indigentes. Todos ellos se situaban cerca de las
catedrales y de los ríos. Más tarde también los gremios construyeron hospitales
y los mantuvieron. El peso del cuidado siempre caía sobre las hermanas de las
distintas órdenes al servicio de los hospitales y sobre el personal de servicio
empleado en la institución.
En la
Baja Edad Media, época donde las miserias y
las hambrunas por falta de alimento estaba al orden del día, la población
quedaba a merced de las grandes epidemias que asolaron Europa. Surgen los
caminos de peregrinación hacia Jerusalén, Tierra Santa, y Santiago de
Compostela, en los que miles de peregrinos murieron. Se requerían más
hospitales y enfermeros para atender a los caminantes. La iglesia fomentó la
construcción de hospitales sostenidos por las recaudaciones que oportunamente
se llevaban a cabo. Aparecen entonces las órdenes militares vinculadas a la
enfermería, a la atención y protección de los peregrinos enfermos. Éstas
últimas fueron una consecuencia de las cruzadas a Tierra Santa. No existe mucha
información sobre los cuidados que proporcionaban estos guerreros enfermeros,
pero si constancia de que construyeron y equiparon grandes hospitales y que
ellos mismos, los caballeros, cuidaban a los enfermos.
Surgen
así las primeras órdenes militares como Los Caballeros Hospitalarios de San
Juan de Jerusalén; los Caballeros Teutónicos; la Orden de Malta, los
Caballeros de San Lázaro y los Caballeros del Santo Sepulcro, los famosos
templarios. El auge de las ordenes militares religiosas también llega a España y
aparece la Orden
de Calatrava, la de Montesa o los Caballeros de Santiago.
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002 Hotel Dieu
Los
primeros hospitales que se conocen son: el Hotel
Dieu de Lyon (Francia, año 542; Hotel
Dieu de Paris (Francia, año 650); y el Hotel
del Santo Espirito de Roma (Italia, año 717). En España el primero que se
conoce es el Hospital de Mérida,
fundado por el Obispo de la
Ciudad.
En
Hispania con la
Monarquía Goda, reinando los visigodos, entre el siglo V y el
VIII, aparece el “Fuero Juzgo o Libro de
los Jueces”, en este libro ya aparece el nombre de nuestros antepasados los
“sangradores”. En el siglo XIII en
el Reino de Castilla y según el Código de “Las
siete partidas” del Rey Alfonso X el Sabio, figuran con el nombre de alfajemes, también llamados vulgarmente
barberos; debían de afeitar y
sangrar en lugares apartados y no en las plazas y calles.
Ya
nuestros antepasados empiezan a formar gremios y cofradías con un importante
crecimiento de profesionales liberales como la nuestra.
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003 Fuero Juzgo o Libro de los Jueces
Está
escrito que en el siglo XIV se fundan las primeras Cofradías de Barberos y Cirujanos bajo la advocación de los Santos
Patronos San Cosme y San Damián. Estas cofradías eran instituciones de carácter
religioso - benéfico aunque en sus estatutos se dictaron normas sobre el
ejercicio profesional, ya que para poder ejercer de cirujanos-barberos debían
de ser examinados por dos cirujanos de la cofradía.
Ya
vemos que cada Grupo, Gremio, Asociación, etc. Se van dando cuenta que no
solamente es “cuidar”, sino que empiezan a mirar que hay que saber cuidar, y
por eso se organizan en grupos y como decíamos antes para pertenecer a una
cofradía tenía que pasar un examen y ser examinados. Se dan cuenta que hay que
estudiar y que no sólo vale saber.
Por
ejemplo en 1310 en Valencia la
Cofradía de Barberos y Cirujanos tenían en su
examen para todos los candidatos una parte teórica y otra práctica. También
está recogida en Barcelona en 1408, sus exámenes eran igual que los de Valencia
en la Cofradía Profesional de San Cosme y San Damián de Cirujanos y
Barberos.
En
Madrid en el año 1385 se unifican 11 hospitales en 1, “el Hospital General”, dividido en dos casas: una para contagiosos y
otra para enfermos no contagiosos. En 1524, Carlos V establece “hospitales reales” donde se especifican
las funciones y tareas del personal, entre ellos del enfermero mayor y los
enfermeros asistenciales. La asistencia sanitaria se cubría además en
cofradías, gremios y hermandades.
La
capacidad para ejercer la profesión quedaba recogida por los reyes D. Fernando
y Doña Isabel, el 9 de Abril de 1500, en una Real Pragmática dictada en Segovia
donde se decía que:
“Mandamos, que los Barberos y Examinadores
mayores, de aquí adelante, no consientan ni den lugar que ningún barbero, ni
otra persona alguna, pueda poner tienda para sajar ni sangrar, ni echar
sanguijuelas, ni ventosas, ni sacar dientes ni muelas, sin ser examinado
primeramente por los dichos maestros Barberos mayores personalmente, sopena que
cualquiera que usase de las cosas susodichas o de cualquiera de ellas sin ser
examinado, como dicho es, sea inhábil perpetuamente para usar dicho oficio, y
más pague dos mil maravedís de pena para la nuestra Cámara, etc….”
Sabemos
lo que estudiaban nuestros antepasados, así en 1541 tenían como libro de
estudio el “Libro del arte de las comadres y del regimiento de las preñadas y paridas
y de los niños”; en 1583 “Tratado de la utilidad de la venae festionisin”; en
el mismo año el “Tratado de la utilidad de la sangría”; en 1604 “Prematica por
la que se da la orden en el examen de los Cirujanos Romancistas”; en 1617
“Instruccion de enfermeros y consuelo a los afligidos enfermos. Y verdadera
practica de como se han de aplicar los remedios que ordenan los médicos. Muy
necesario para que los enfermos sean bien curados y prouechosa a los
practicantes de Medicina”; etc…
Por
Real Cédula de Felipe V, el 29 de enero de 1711, se creó la Clase de Sangradores que
supuso un primer paso para la coordinación de los distintos oficios y
profesionales que formaban un todo en las distintas ramas de la ciencia
dedicadas a la curación de enfermos.
En
1843 fueron aprobados los “auxiliares de medicina y cirugía prácticos en el
arte de curar” y en 1846 lo fueron los “ministrantes”.
FOTO 004 Libro del arte de las
comadres y del regimiento de las preñadas y paridas y de los niños 1541.
Tratado de la utilidad de la venae festionisin
Dichas
leyes fueron sustituidas por la
Real Orden de 9 de septiembre de 1857, la llamada “Ley
Moyano” (por el ministro de Fomento don Claudio Moyano), que al amparo de la Ley Orgánica de
Sanidad de 1855 reguló las profesiones auxiliares sanitarias, reconociendo a
practicantes y matronas como practicantes de un oficio.
1896.
El Dr. Federico Rubio y Gali, abre la 1ª Escuela Seglar de Enfermería de Santa
Isabel de Hungría.
En el
País Vasco
Hablar de barberos de pueblo,
sangradores, ministrantes o de damas enfermeras nos
lleva a otras épocas de la profesión sanitaria de Enfermería. Desde los
barberos del siglo XIV hasta los actuales profesionales de enfermería muchos
han sido los cambios que se han producido.
Gipuzkoa
no fue ajena a cuanto ocurría en otros lugares más o menos cercanos, siendo la
historia de los cuidados similar a la del mundo al que pertenecía. De la
enfermería intuitiva se pasó a la recibida oralmente por los mayores de cada
familia o comunidad, siendo entre los siglos X y XV cuando comienzan a
identificarse a las personas que, primero por nobleza, caridad y cariño y, más
tarde, por un salario, se dedicarán a atender las necesidades básicas de los
afectados por la enfermedad.
No
será hasta el XVI cuando se encuentren escritos destinados a formar y organizar
a las personas que cuidan de los enfermos, dedicando especial atención a todo
cuanto pueda estar relacionado con el parto y, tal vez por ello, relacionando
la actividad con el mundo femenino. Corresponde a esta época la primera mención
a las enfermeras como complemento a la labor que desde el siglo IX venían
desarrollando las órdenes religiosas, como hemos visto en el capítulo anterior.
Esta íntima relación entre las enfermeras y la religión daba a su trabajo un
sentido espiritual, en el que predominaban los sentimientos como reflejo de una
vocación. La necesidad de preparar adecuadamente al personal dedicado a estos
menesteres fue el resultado de su casi completa sumisión a la administración
religiosa, que era la encargada de administrar los cuidados por ser la
conocedora de los remedios más eficaces. La enfermera, subsidiaría de los
religiosos, no tenía opción a incrementar sus conocimientos y por ello su
trabajo era considerado como doméstico, sin valoración social.
En
los siglos XVII y XVIII se mantuvieron vigentes las reglas que las distintas
órdenes religiosas tenían dispuestas para el cuidado de las personas enfermas,
y el cambio de actitud de las enfermeras no se produciría hasta el XIX cuando a
su buen carácter comenzaron a sumarse los conocimientos adquiridos.
En
Bizkaia desde que Don Diego López de Haro fundase la Villa y le otorgó la Carta Puebla, el 15 de junio
del año 1300, existía como hospital medieval el de la Magdalena o el de San
Lázaro, creándose el Hospital de los Santos Juanes hacia finales del siglo XV.
Está escrito en el Regimiento General
del 6 de diciembre de 1645, donde se establece que estas instituciones
funcionaban únicamente como “refugios de naturales y vecinos de Bilbao, faltos
de hacienda, viejos y miserables”.
En
Álava aunque hay datos de hospitales de eremitas desde 1167, El caso más
conocido es el de de los hospitaleros del Hospital Santiago Apóstol de Vitoria
que lo regían como “hospital de curación”, son conocidos desde 1466 aunque
probablemente estuvieron presentes desde la fundación del hospital en 1419
También en 1514 se encuentran referencias sobre el Hospital de San José.
En
Gipuzkoa, desde 1485 hasta 1900, el número de centros hospitalarios o de
socorro era muy escaso, tan sólo ocho centros. Hay datos de 1485 del Hospital
de San Lázaro en el barrio de San Martín extramuros en San Sebastián. De 1535 hasta
1719 se conoce la existencia del Hospital de San Antonio Abad en el arrabal de
Santa. Catalina. Posteriormente, en 1787, dicho hospital pasó a la calle 31 de
Agosto y en 1888 se traslada a la avenida de Navarra en Manteo. El Hospital de
Tolosa se inaugura en 1860.
Como
consecuencia de las ya citadas leyes de los años 1855 y 1857, comenzaron a
crearse las primeras asociaciones profesionales de la historia de la enfermería
en el País Vasco y cuando los practicantes salieron a la luz se integraron en
los Colegios de Sangradores, diferenciándose de ellos tan solo en la
titulación, hasta que en 1867 se prohibió ejercer la actividad si no se
disponía del visto bueno otorgado por las facultades de medicina tras dos años
de estudios y prácticas hospitalarias.
Durante
la segunda guerra carlista en todos los batallones había un cirujano sangrador
que, normalmente, era el practicante que en cada pueblo estaba contratado por
el Ayuntamiento. El largo periodo de las distintas guerras carlistas
hace que sea en el Ministerio de la
Guerra donde más documentación exista sobre el particular,
dado que se encargaba de nombrar a los cirujanos sangradores de cada batallón.
FOTO 005 Hospital del País Vasco
En
1904 se reguló las carreras de practicantes y enfermeras y, dos años después,
la venida a España de la reina Victoria Eugenia fue de gran importancia puesto
que trajo con ella la filosofía de Nightingale y pronto la Sección de Hombres de la Cruz Roja se
complementó con la Sección
de Señoras, fundada por la reina. Constitución
del Colegio de Practicantes de Guipúzcoa.
En 1915
se publica el “Boletín de Practicantes” y reconocimiento legal de las
enfermeras religiosas del Dr. Rubio.
En 1917
nace la Federación
de Colegios de Practicantes Vasco-Navarra. Celebrada la reunión el 24 de
septiembre de 1918, bajo la presidencia del señor Iglesias, y con el presidente
del Colegio anfitrión, señor Martínez de Pinillos, como Vicepresidente, a ella
acudieron representantes de los seis colegios norteños (Álava, Gipuzkoa,
Logroño, Navarra, Santander y Vizcaya) además del Sr. Monfledo, Inspector
Provincial de Sanidad de Logroño, acordando por aclamación los siguientes
acuerdos:
Laborar
por la dignificación de la profesión
Crear
“La Unión de
Practicantes del Norte de España”
Exigir
la colegiación obligatoria
Exigir
que se ocupen todos los puestos de trabajo que ordenaba la Ley
Perseguir
el intrusismo
Pedir
que se suprimieran las restricciones sobre asistencias a partos
Proponer
a todos los Colegios de España la creación de “El Cuerpo de Practicantes
Españoles”.
En 1918
nace la Unión
de Practicantes del Norte de España (Álava, Gipuzkoa, Logroño, Navarra,
Santander y Vizcaya). Y en 1921 se crea la Federación Nacional
de Practicantes.
El
año 1927 se creó “La enfermera oficial” y dos años más tarde, en 1929, se estableció
la colegiación obligatoria cambiando de forma notable la configuración del
panorama sanitario en general y de la enfermería en particular. En 1928 las
matronas se integraron en el Colegio de Practicantes.
Los
acontecimientos de 1936 encontraron al país carente de una estructura
médico-sanitaria capaz de hacer frente a las muchas necesidades que a diario se
presentaban. Fue necesario improvisar hospitales y dotar a los existentes de un
mínimo de personal dispuesto a atender a enfermos y heridos. Algunos conventos
fueron convertidos en hospitales militares, siendo numerosas las órdenes
religiosas que se prestaron a tal fin: Hijas de la Caridad de San Vicente de
Paúl, Hijas de la Caridad
de Santa Ana, Hermanas de San José, Carmelitas de la Caridad, Madres de la Enseñanza, Hermanas
Mercedarias, Hermanas de la
Consolación, Madres del Sagrado Corazón, Madres Irlandesas,
Siervas de María, Siervas de Jesús, Madres Clarisas, Hermanitas de la Cruz, Hermanitas de los
Pobres…
Ante
la gran cantidad de mujeres que prestaron servicios en los hospitales, con
demasiada frecuencia sin más conocimientos que su buena voluntad, se
organizaron cursillos llegándose a formar 5.506 Damas auxiliares de Sanidad
Militar mediante la realización de 116 cursillos, y el Estado Mayor, en Mayo de
1938, creó el documento de identidad para Damas auxiliares, alcanzándose, al
terminar la guerra civil, 12.307 titulaciones entre enfermeras y auxiliares.
Se
crea en 1937 La Cruz Roja
del País Vasco de conformidad con lo preceptuado en el Decreto del Gobierno
Provisional del País Vasco. En ella se denomina como Asociación para el socorro
de heridos en campaña, calamidades y siniestros públicos.
FOTO 006 Cruz Roja San Sebastián 1947
En 1940
las empresas “Michelín” y “Cementos Rezola” fueron las primeras en Guipúzcoa en
contar con un practicante en su plantilla. En 1942 se crea el Seguro
Obligatorio de Enfermedad. Y en 1944 se crean los Colegios Oficiales de
Auxiliares Sanitarios con Secciones independientes para Practicantes,
Enfermeras y Matronas. Sede Pedro Egaña.
En el
año 1953 se unificaron los títulos profesionales de Matrona, Practicante y
Enfermera en el Título de Ayudante Técnico Sanitario (ATS). En 1954 y por Orden
del 20 de marzo del Ministerio de la Gobernación. Se aprueba el Reglamento del Consejo
Nacional de Auxiliares Sanitarios. En ese mismo año y por Orden de 30 de Julio.
Se aprueban los Estatutos de los Colegios Provisionales de Auxiliares
Sanitarios que se dividen en tres secciones: Practicantes, Matronas y
Enfermeras. En 1955 se constituye el Colegio de Matronas de Gipuzkoa.
En 1958
y por Orden de 13 de enero. Se dispone a los Ayudantes Técnicos Sanitarios la
colegiación obligatoria, debiendo colegiarse en la Sección de Practicantes
los ATS masculinos; en la
Sección de Enfermeras, los ATS femeninos y en la Sección de Matronas, los
ATS femeninos especializados en asistencia obstétrica. En 1977 el 1 de abril se
unifican los Colegios de Practicantes, Enfermeras y Matronas. En 1978 el 10 de
octubre, se publican los Estatutos de la Organización Colegial
de Ayudantes Técnicos Sanitarios, por el Real Decreto 1856/1978 de 29 de junio.
Ya en
1978 se celebran las primeras elecciones democráticas con el Colegio unificado,
y en1983 se publica el Mapa Sanitario de la Comunidad Autónoma
del País Vasco, y ordenación sanitaria territorial del País Vasco.
En
1979 y por Real Decreto, por el que se aprueba la conversión de la Escuela de Ayudantes
Técnicos Sanitarios (A.T.S.), en Escuela Universitaria de Enfermería.
1997.
21 de noviembre. La unidad docente de enfermería de Donostia se transforma en
la actual Escuela de Diplomados de Enfermería de San Sebastián- Euskal Herriko
Unibertsitatea -Universidad del País Vasco.
Existieron también practicantes
de farmacia, ministrantes, enfermeros, barberos, practicante de cirugía menor,
enfermero del pabellón de contagiosos, etc.
FOTO 007 Sala de Hospital
¿Qué es la enfermería?
Declaración de posición del CIE
adoptada en 1998 y revisada en 2004.
“El ámbito de la práctica de
Enfermería no se limita a determinadas tareas, funciones o responsabilidades,
sino que incluye la prestación de cuidados directos y la evaluación de sus
resultados, la defensa de los pacientes y de la salud, la supervisión y la
delegación en otros, la dirección, la gestión, la enseñanza, la realización de
investigaciones y la elaboración de una política de salud para los sistemas de
atención de la salud. Además, como el ámbito de la práctica es dinámico y
responde a las necesidades de salud, al desarrollo del conocimiento y a los avances
tecnológicos, es preciso un examen periódico para cerciorarse de que sigue
siendo coherente con las necesidades de salud actuales y favorece unos mejores resultados de salud”.
TRABAJO ORIGINAL
La Voz de Enfermería en la
Enciclopedia Auñamendi.
Primera parte
Segunda parte
AUTORES:
Jesús Rubio Pilarte
Enfermero
y sociólogo.
Profesor
de la E. U. de
Enfermería de Donostia. EHU/UPV
Manuel Solórzano Sánchez
Enfermero.
Hospital Universitario Donostia de San Sebastián. Osakidetza /SVS
Colegiado
1.372. Ilustre Colegio de Enfermería de Gipuzkoa
Miembro
de Enfermería Avanza
Miembro
de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro
de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro
de la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro
Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en
México AHFICEN, A.C.
Miembro
no numerario de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País. (RSBAP)
1 comentario:
Excelente informacion.
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