UNA VISIÓN
HISTORIOGRÁFICA
AUTORAS:
Catalina
Fajardo Flores
y Ana Belén Gabarre Asín, matronas
del Hospital San Pedro de Logroño – La Rioja. Este trabajo lo presentaron como
comunicación en el I Congreso Internacional Virtual de Matronas del 1 al 15 de
junio de 2011, organizado por Matronas en Red.
Catalina
Fajardo Flores.
Diplomada Universitaria en Enfermería. Escuela
Universitaria de Enfermería Antonio Coello Cuadrado, Logroño, La Rioja. Universidad de La Rioja. Especialista en
Enfermería Obstétrico Ginecológica (Matrona). Matrona de la Unidad de
Partos del Complejo Hospitalario San Millán- San Pedro, de Logroño. Su correo
es: catidue@hotmail.com
Ana Belén
Gabarre Asín.
Diplomada Universitaria en Enfermería en la Universidad de La Rioja. Especialista
en Enfermería Obstétrica y Ginecológica. En la Unidad Docente del Complejo
Universitario de Albacete. Matrona de la Unidad de Partos del Complejo
Hospitalario San Millán- San Pedro, de Logroño. Su correo es: belengaba@hotmail.com
FOTO AUTORAS
INTRODUCCIÓN
El oficio y la profesión
de Matrona, al igual que la administración de cuidados materno- infantiles, se
remonta al principio de los tiempos, tal y como consta en testimonios escritos,
iconográficos, restos materiales, etc.
Los
documentos y obras historiográficas en las que nos podemos basar para
reconstruir la historia de las Matronas, tienen contenidos variados desde la
aparición de la escritura: religioso (Antiguo Testamento, Evangelios Apócrifos,
…), docente (tratados y manuales docentes ideados para la formación de la
matrona), legislativos (leyes y decretos que intentan regular el trabajo de la
matrona a lo largo de los siglos), administrativos (contratos de trabajo, que
especifican las tareas a desarrollar por la partera) 1- 2- 3- 11- 12
La
figura de la partera siempre ha
existido, (desde los pueblos más antiguos, egipcios, griegos, romanos, hebreos,
hasta nuestros días), pero con diferentes nombres. Esas parteras de la
antigüedad eran mujeres autodidactas, que no tenían ninguna preparación,
entrenamiento, o educación especial. Ejercían el arte de la obstetricia
siguiendo las normas empíricas recibidas por la tradición oral a través de las
parteras más antiguas y experimentadas, y de su propia experiencia.1- 2-
3- 4- 11- 12
OBJETIVO
Conocer
las referencias historiográficas de la figura de la matrona en diversos Textos
Sagrados.
MÉTODO
En este artículo se va a hacer una revisión
historiográfica del Antiguo Testamento, en el que se hace referencia a la
Partera en los libros del Génesis y del Éxodo, además del Protoevangelio de
Santiago y del Protoevangelio Pseudo Mateo, en los que se recogen reseñas sobre
la Matrona en el nacimiento tanto de la Virgen María como de Jesús.
DESARROLLO
Exposición de las citas
en las que se hace referencia a la figura de la Matrona en los Textos Sagrados
revisados.
ANTIGUO
TESTAMENTO
Dentro
del Antiguo Testamento, en el libro del Génesis, se recoge el nombre de la
primera matrona conocida de la historia, a la que se sitúa en Palestina: “Débora, la nodriza de Rebeca, murió y fue sepultada en las inmediaciones de
Betel, debajo de una encina” (Génesis 35, 8). Débora fue nodriza de
Rebeca, la mujer de Isaac y madre de Jacob y Esaú, a la que ayudó en sus partos
y a lo largo de toda su vida.8- 11.
La figura de las comadronas es de cardinal
importancia en la asistencia, acompañamiento y soporte de las mujeres en el
trance del parto, ya que el origen del dolor durante el parto, según los Textos
Sagrados, proviene del castigo impuesto a Eva por su desobediencia a Dios: “Multiplicaré los sufrimientos de tus
embarazos; darás a luz a tus hijos con dolor”. (Génesis 3, 16).8
También
en el Génesis se describe el parto complicado de Raquel, mujer de
Jacob, que falleció en el parto, y el nacimiento de Benjamín. “Partieron de Betel, y cuando aún
faltaba un trecho hasta Éfrata, Raquel tuvo un mal parto. Sucedió que, en medio
de los apuros del parto, le dijo la comadrona: «¡Animo, que también este es
hijo!» Entonces ella, al exhalar el alma, cuando moría, le llamó Ben Oní; pero
su padre le llamó Benjamín”. (Génesis 35, 16- 18). En este fragmento se
hace referencia a la primera muerte materna durante el parto de la historia,
además de describirse como la comadrona, con un tacto vaginal, descubre el sexo
del bebé ya que se trataba de una presentación de nalgas.2- 4-
8- 11- 12
En
otra cita del Génesis, se recoge el nacimiento de los gemelos de Tamar, nuera
de Judá, y se describen las maniobras que la partera hace en este parto. “Y ocurrió que, durante el parto, uno de ellos sacó la mano, y la partera le
agarró y le ató una cinta escarlata a la mano, diciendo: «Este ha salido
primero.» Pero entonces retiró él la mano, y fue su hermano el que salió. Ella
dijo: «¡Cómo te has abierto brecha!» Y le llamó Peres. Detrás salió su hermano,
que llevaba en la mano la cinta escarlata, y le llamó Zéraj” (Génesis 38, 28-30). De esta cita se concluye
que la comadrona estaba presente y activa en el parto y era consciente del
embarazo gemelar, además de ser capaz de enfrentarse a una presentación
complicada. Ella dio fe del nacimiento de ambos gemelos, dejando claro quién
era el primogénito. La supervivencia de los dos recién nacidos indica la
competencia de la comadrona, que se abstuvo de tirar o amputar el brazo
prolapsado.2- 4- 8- 11- 12
En
el libro del Éxodo, se recoge la forma de parir de las hebreas sobre dos
piedras, y que las comadronas eran mujeres en edad reproductiva. Incluso se
cita el nombre de dos parteras: Sifrá
y Púa, “El rey de Egipto dio también orden a las parteras de las hebreas, una de
las cuales se llamaba Sifrá, y la otra Puá, diciéndoles: «Cuando asistáis a las
hebreas, observad bien las dos piedras: si es niño, hacedle morir; si es niña
dejadla con vida.» Pero las parteras temían a Dios, y no hicieron lo que les
había mandado el rey de Egipto, sino que dejaban con vida a los niños. Llamó el
rey de Egipto a las parteras y les dijo: «¿Por qué habéis hecho esto y dejáis
con vida a los niños?» Respondieron las parteras al Faraón: «Es que las hebreas
no son como las egipcias. Son más robustas, y antes que llegue la partera, ya
han dado a luz.» Y Dios favoreció a las parteras. El pueblo se multiplicó y se
hizo muy poderoso. Y por haber temido las parteras a Dios, les concedió
numerosa prole. “(Éxodo 1, 15- 21).2-
4- 8- 11- 12
En otra cita del Libro
del Éxodo
también se alude a las comadronas diciendo que “ellas asistirán a la parturienta y remontarán su moral”. (Éxodo
18).8
EVANGELIOS
APÓCRIFOS
El término “apócrifo” fue
adoptado por la Iglesia para designar los libros cuyo autor era desconocido, en
los cuales desarrollaban temas ambiguos, que aun presentándose con carácter
sagrado, no tenían solidez en su doctrina e incluían elementos contradictorios
a la verdad revelada. Esto hizo que estos libros fueran considerados como “sospechosos”
y en general poco recomendables.
El “Protoevangelio de
Santiago” (Siglo II) es el escrito apócrifo ortodoxo más antiguo que se conserva
íntegro y que más ha influido en las narraciones sobre la vida de María y de la
infancia de Cristo. Este escrito realizado por un desconocido, se atribuyó a
Santiago el Menor, con el fin de que alcanzara popularidad y prestigio.
En el Protoevangelio de
Santiago se recoge el nacimiento de María: “Los meses de Ana se fueron
cumpliendo, hasta llegar al noveno mes y dio a luz, cual fue la alegría de Ana,
cuando sintió el primer llanto, y sin preocuparse del normal instante de dolor
físico del parto, preguntó a la partera: ¿Qué he parido? La partera contestó:
Una niña, la tomo en sus brazos, la acarició tiernamente, entonces Ana expresó:
“Mi alma se ha glorificado en este día”. Y reclinó
a la niña en la cuna. Habiéndose transcurrido el tiempo marcado por la ley, Ana
se purificó, dio el pecho a la niña y le puso por nombre Miriam (María)” (Protoevangelio de Santiago, XI, 5, 2).9
FOTO 002 Imagen 1: Nacimiento de la Virgen María. Giotto. Capilla Scrovegni. Padua. (Italia).Siglo XIV.5
Respecto al nacimiento de Jesús en el Protoevangelio de Santiago está escrito:
“Y he aquí
que una mujer descendió de la montaña, y me preguntó: ¿Dónde vas? Y yo repuse:
En busca de una partera judía. Y ella me interrogó: ¿Eres de la raza de Israel?
Y yo le contesté: Sí. Y ella replicó: ¿Quién es la mujer que pare en la gruta?
Y yo le dije: Es mi desposada. Y ella me dijo: ¿No es tu esposa? Y yo le dije:
Es María, educada en el templo del Señor, y que se me dio por mujer, pero sin
serlo, pues ha concebido del Espíritu Santo. Y la partera le dijo: ¿Es verdad
lo que me cuentas? Y José le dijo: Ven a verlo. Y la partera le siguió.
Y llegaron al lugar en que estaba la
gruta, y he aquí que una nube luminosa la cubría. Y la partera exclamó: Mi alma
ha sido exaltada en este día, porque mis ojos han visto prodigios anunciadores
de que un Salvador le ha nacido a Israel. Y la nube se retiró en seguida de la
gruta, y apareció en ella una luz tan grande, que nuestros ojos no podían
soportarla. Y esta luz disminuyó poco a poco, hasta que el niño apareció, y
tomó el pecho de su madre María. Y la partera exclamó: Gran día es hoy para mí,
porque he visto un espectáculo nuevo.
Y la partera salió de la gruta, y
encontró a Salomé, y le dijo: Salomé, Salomé, voy a contarte la maravilla
extraordinaria, presenciada por mí, de una virgen que ha parido de un modo
contrario a la naturaleza. Y Salomé repuso: Por la vida del Señor mi Dios, que,
si no pongo mi dedo en su vientre, y lo escruto, no creeré que una virgen haya
parido.
Y la comadrona entró, y dijo a María:
Disponte a dejar que ésta haga algo contigo, porque no es un debate
insignificante el que ambas hemos entablado a cuenta tuya. Y Salomé, firme en
verificar su comprobación, puso su dedo en el vientre de María, después de lo
cual lanzó un alarido, exclamando: Castigada es mi incredulidad impía, porque
he tentado al Dios viviente, y he aquí que mi mano es consumida por el fuego, y
de mí se separa.
Y se arrodilló ante el Señor, diciendo:
¡Oh Dios de mis padres, acuérdate de que pertenezco a la raza de Abraham, de
Isaac y de Jacob! No me des en espectáculo a los hijos de Israel, y devuélveme
a mis pobres, porque bien sabes, Señor, que en tu nombre les prestaba mis
cuidados, y que mi salario lo recibía de ti.
Y he aquí que un ángel del Señor se le
apareció, diciendo: Salomé, Salomé, el Señor ha atendido tu súplica. Aproxímate
al niño, tómalo en tus brazos, y él será para ti salud y alegría.
Y Salomé se acercó al recién nacido, y
lo incorporó, diciendo: Quiero posternarme ante él, porque un gran rey ha
nacido para Israel. E inmediatamente fue curada, y salió justificada de la
gruta. Y se dejó oír una voz, que decía: Salomé, Salomé, no publiques los
prodigios que has visto, antes de que el niño haya entrado en Jerusalén”. (Protoevangelio
de Santiago, Cap. 17- 22).9
FOTO 003 Imagen 2. Capitel románico de la galería porticada de
la Iglesia de la Asunción de Duratón, Segovia. (España). 1203 (Siglo XIII).
Escena neotestamentaria de influencia apócrifa. En el capitel se representa a
la Virgen asistida por dos comadronas en el momento del parto (Salomé y Zelomí)
y se muestra al Niño junto a las cabezas del buey y la mula.6
FOTO
004 Imagen
3: La partera Salomé muestra su brazo
paralizado Friso de la Cátedra del Obispo Maximiliano de Ravena (Italia).
Siglo VI.7
Esta escena con las
comadronas solo se halla en los escritos apócrifos como el Pseudo Mateo y el Protoevangelio de Santiago. Se cuenta
en esos apócrifos que la partera Salomé no creyendo que María seguía siendo
virgen después del parto, decide comprobarlo por ella misma, palpando a María.
Por su incredulidad su mano queda paralizada al instante, siendo después curada
por el niño Jesús. La partera, maravillada por el milagro, decide ser la
partera de Jesús de por vida.
Sobre este mismo hecho,
en el Protoevangelio Pseudo Mateo se recoge:
“Te he traído dos
comadronas, Zelomí y Salomé, mas no osan entrar en la gruta a causa de esta luz
demasiado viva. Y María, oyéndola, sonrió. Pero José le dijo: No sonrías, antes
sé prudente, por si tienes necesidad de algún remedio. Entonces hizo entrar a
una de ellas. Y Zelomí, habiendo entrado, dijo a María: Permíteme que te toque.
Y, habiéndolo permitido María, la comadrona dio un gran grito y dijo: Señor,
Señor, ten piedad de mí. He aquí lo que yo nunca he oído, ni supuesto, pues sus
pechos están llenos de leche, y ha parido un niño, y continúa virgen. El
nacimiento no ha sido maculado por ninguna efusión de sangre, y el parto se ha
producido sin dolor. Virgen ha concebido, virgen ha parido, y virgen permanece.
Oyendo estas palabras,
la otra comadrona, llamada Salomé, dijo: Yo no puedo creer eso que oigo, a no
asegurarme por mí misma. Y Salomé, entrando, dijo a María: Permíteme tocarte, y
asegurarme de que lo que ha dicho Zelomí es verdad. Y, como María le diese
permiso, Salomé adelantó la mano. Y al tocarla, súbitamente su mano se secó, y
de dolor se puso a llorar amargamente, y a desesperarse, y a gritar: Señor, tú
sabes que siempre te he temido, que he atendido a los pobres sin pedir nada en
cambio, que nada he admitido de la viuda o del huérfano, y que nunca he
despachado a un menesteroso con las manos vacías. Y he aquí que hoy me veo
desgraciada por mi incredulidad, y por dudar de vuestra virgen.
Y, hablando ella así, un
joven de gran belleza apareció a su lado, y le dijo: Aproxímate al niño,
adóralo, tócalo con tu mano, y él te curará, porque es el Salvador del mundo y
de cuantos esperan en él. Y tan pronto como ella se acercó al niño, y lo adoró,
y tocó los lienzos en que estaba envuelto, su mano fue curada”
(Peudo Mateo, Caps. 3-5).10
FOTO
005 Textos sagrados
CONCLUSIÓN
Como conclusión sólo
decir que estas citas vienen a confirmar que la profesión de matrona ha
existido desde el inicio de los tiempos, pues siempre la mujer ha solicitado
ayuda de otras mujeres con mayor experiencia para llevar a buen fin su
maternidad.
Además, en el caso de
las parteras hebreas, gracias a los textos sagrados podemos reconstruir su
historia y constatar que tenían un elevado reconocimiento social, gracias a su arte (ya
que se requerían habilidad, paciencia y condiciones naturales para ser
parteras), y a su ciencia (ya que precisaban conocimientos contrastados y
derivados de la experiencia), pilares ambos del oficio de partera en esa época.
BIBLIOGRAFÍA
1.- Cabré, M. y Ortiz,
T. Sanadoras, matronas y medicas en
Europa .Siglos XII-XX. Ed. Icaria. Barcelona, 2001.
2.- Cruz y Hermida, J., Las Matronas en la historia desde la
mitología a nuestros días, Plaza Ed., Madrid, 2007.
3.- De la Fuente, P., Imágenes con Historia: Gestación, parto y
lactancia, Ed. Lab. FERRING, Madrid, 2007.
4.- García, M. y García,
A. C. Las funciones de la matrona en el
mundo antiguo y medieval. Una mirada desde la historia. Revista Matronas Profesión. 2005. 6 (1): 11- 18.
5.- Imagen 1: Nacimiento de la Virgen María. Giotto.
Capilla Scrovegni. Padua. (Italia). Siglo XIV.
6.- Imagen 2. Capitel románico de la galería porticada de
la Iglesia de la Asunción de Duratón, Segovia. (España). Año 1203 (Siglo
XIII). Escena neotestamentaria de influencia apócrifa, en la que se representa
a la Virgen asistida por dos comadronas en el momento del parto (Salomé y
Zelomí).
7.- Imagen 3: La partera Salomé muestra su brazo
paralizado. Friso de la Cátedra del Obispo Maximiliano de Rávena (Italia).
Siglo VI.
8.- La Santa Biblia; Antiguo Testamento (Génesis y Éxodo).
9.- Protoevangelio de Santiago.
10.- Protoevangelio Pseudo Mateo.
11.- Rodríguez Rozalén,
M. A., Manual práctico para Matronas,
Aran Ed., Madrid, 1999.
12.- Towler, J.,
Bramall, J., Comadronas en la historia y
en la sociedad, Ed. Masson, Barcelona, 1997.
AGRADECIMIENTOS
Colegio
Oficial de Enfermería de La Rioja
Pedro
Vidal Hernández
AYER Y HOY
DE LA ENFERMERÍA EN LA RIOJA.2012
Catalina
Fajardo Flores
Ana Belén
Gabarre
Matronas
de la Unidad de Partos del Complejo Hospitalario San Millán - San Pedro, de
Logroño
COLABORADORES:
Raúl
Expósito González
Enfermero. Servicio de
Salud de Castilla – La Mancha. Ciudad Real. Experto en Barberos, Ministrantes y Sangradores
Jesús
Rubio Pilarte
Enfermero y sociólogo.
Profesor de la E. U. de Enfermería de Donostia. EHU/UPV
Miembro
no numerario de La RSBAP
Manuel
Solórzano Sánchez
Enfermero Hospital
Universitario Donostia de San Sebastián. Osakidetza /SVS
M. Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro
no numerario de La RSBAP