Las nodrizas también llamadas
amas de crianza o amas de leche.
La denominación en el Diccionario
Espasa Calpe, dice así: Mujer que
amamanta o cría niños que no son suyos.
Real Academia de la Lengua, Diccionario de la Lengua Española, vigésima segunda
edición, dice así: Ama, mujer que cría a
una criatura ajena.
FOTO 001 Biblioteca Nacional de Madrid. Manuela
Cobo de San Roque de Riomiera, posó para Bernardo López em um hermoso medallón
que hoy cuelga en los Reales Alcázares sevillanos. Aquí la vemos sedente
en la intimidad de los reyes, sosteniendo galana a la infanta Paz en 1863. Ama
sentada, de cuerpo entero, con el crío sobre las rodillas; se trata de una
pasiega robusta, muy pomposa de faldamenta como el resto. Con este paño
cuadriculado, llamado tartán, cortaron los sastres los pantalones por media
caña que llevaron nuestros bisabuelos, y las nodrizas fueron incorporándolo
hasta convertirse en emblemático de su oficio.
Antecedentes
La nodriza es una mujer que
amamanta a un lactante que no es su hijo, hoy en desuso en la mayor parte de
Occidente, el empleo de amas de cría se remonta a la Prehistoria y fue
común hasta el siglo XIX para alimentar a niños cuyas madres no podían o no
deseaban hacerlo.
El recurso a
contratar a una nodriza podía estar motivado por razones físicas, cómo en el
caso de una producción insuficiente de leche; en partos múltiples en los que
una sola persona no puede satisfacer los requisitos de lactancia, o sociales;
la profesionalización de la lactancia permitía a la madre dedicarse a otras
ocupaciones, por ejemplo, de las élites romanas, abreviar el período entre
embarazos, puesto que el sistema endocrino inhibe normalmente la concepción
mientras la madre está amamantando, o simplemente librarse de una tarea
percibida como socialmente inadecuada para las clases superiores.
En otras
sociedades, la tarea no estaba restringida a los profesionales, sino que era
parte del cuidado de los infantes compartido entre todas las madres del grupo.
La profesionalización de la crianza, sociológicamente hablando, fue uno de los
medios que permitió a las mujeres pudientes liberarse del vínculo constante al
cuidado doméstico que caracteriza al papel femenino en las sociedades
patriarcales.
El desarrollo de
fórmulas más completas para la leche en polvo, adaptada en muchos casos al
sistema digestivo del niño, ha llevado a la paulatina extinción de la
institución de la nodriza en los países desarrollados.
En la antigüedad nos encontramos
con Amaltea, la nodriza de Zeus. Era una ninfa cabra descendiente
del Sol y que vivía en una cueva del monte Ida de Creta. Según otras teorías
era la nodriza, hija de Meliseo, que alimentó a Zeus con la leche de una cabra.
Con la piel de la cabra Amaltea se hizo después Zeus, cuando ya la cabra había
muerto, su égida. Cuando Zeus era pequeño y lo cuidaba Amaltea, en un ataque de
ira, el dios-niño sujetó con fuerza el cuerno de la cabra, tiró de él y se lo
arrancó, produciéndole un inmenso dolor a su cuidadora. Al hacerse mayor y
acordarse del accidente, Zeus concedió al cuerno arrancado el don de la
abundancia; a partir de entonces el cuerno está siempre lleno de los alimentos
y bienes que su dueño pueda desear. Este cuerno es llamado “la cornucopia” o “el
cuerno de la abundancia”. Cuando Amaltea murió fue llevada a los cielos y
convertida en la constelación de Capricornio.
Las nodrizas de Júpiter. Un cierto Oleno, hijo de
Vulcano, tuvo dos hijas: las ninfas Aex
y Helice, que fueron nodrizas de
Júpiter. Otros han dicho que determinadas ciudades fueron llamadas a partir de
sus nombres (Oleno en Aulis, Helice en el Peloponeso y Aex en Hemonia), sobre
lo cual Homero escribe en el segundo libro de la Ilíada. Pero
Parmenisco dice que un tal Meliseo fue rey en Creta y que Júpiter fue traído a
sus hijas para criarse. Ya que ellas no tenían leche, le proporcionaron una
cabra llamada Amaltea, la cual se dice que le crió. Ella a menudo paría
cabritos gemelos y, al mismo tiempo que Júpiter le fue traído para criar, había
dado a luz un par. Y así, por la bondad de la madre, los hijos también fueron
incluidos entre las constelaciones. Se dice que Cleostrato de Tenedos fue el
primero que señaló a estos cabritos entre las estrellas. Pero Museo dice que
Júpiter fue criado por Themis y la ninfa Amaltea, a quienes fue dado por Ops,
su madre. Entonces Amaltea tenía como mascota a cierta cabra que se dice que
fue la que crió a Júpiter. Algunos han llamado a Aex la hija del Sol, la cual
sobrepasaba en belleza de cuerpo a muchas, pero como contraste a esta belleza,
tenía la más horrible cara. Aterrorizados por esto, los Titanes rogaron a la Tierra que ocultase el
cuerpo de ella, y se dice que la
Tierra la escondió en una cueva en la isla de Creta. Más
tarde se convirtió en nodriza de Júpiter.
Las pruebas de amor de Ulises. La nodriza de Ulises
Ulises
y Penélope tuvieron que pasar todas las pruebas de amor
imaginables: dos décadas de separación, la guerra, el tardío regreso a su casa
y el acecho de miles de candidatos a Penélope. Pero al final
de La Odisea,
cuando ya casi habían pasado la hechicera, el cíclope y las sirenas, ya en
Itaca deben pasar una de las pruebas más difíciles: Ulises (Odiseo)
tiene que demostrarle a su mujer que él es su marido. Si bien su hijo
(Telémaco) y su anciana nodriza lo habían reconocido anteriormente Penélope
no había llegado a hacerlo. Luego de varias pruebas para demostrar quien era,
Odiseo ya empieza a cabrearse y entonces tiene lugar este dialogo:
“Querida mía los
que tienen mansiones en el Olimpo te han puesto un corazón más inflexible que a
las demás mujeres (…). Vamos, nodriza, prepárame el lecho para que yo también
me acueste, pues ésta tiene un corazón de hierro dentro del pecho”.
A lo que Penélope
le responde:
“Querido mío, no me
tengo ni en mucho ni en poco, ni me admiro en exceso, pero sé muy bien cómo
eras cuando marchaste de Itaca en la nave de largo remos. Vamos, Euriclea,
prepara el labrado lecho fuera del sólido tálamo, el labrado lecho que
construyó él mismo. Y una vez que lo hayáis puesto fuera, disponed la cama, pieles,
mantas y cochas resplandecientes”. Así dijo poniendo a prueba a su fiel
esposo.
“Mujer, esta
palabra que has dicho es dolorosa para mi corazón. ¿Quién me ha puesto la cama
en otro sitio? Sería difícil incluso para uno muy hábil si no viniera un dios
en persona y lo pusiera fácilmente en otro lugar; pues de los hombres ningún
mortal viviente, ni aun en la flor de la edad, lo cambiaría fácilmente, pues
hay una señal en el techo labrado y lo construí yo y nadie más. Había crecido
dentro del patio un tronco de olivo de extensas hojas, robusto y floreciente,
ancho como una columna. Edifique el dormitorio en torno a él, hasta acabarlo,
con piedras espesas, y lo cubrí bien con un techo y le añadí puertas bien
ajustadas. Entonces corté el follaje del olivo de hojas anchas, empecé a podar
el tronco desde la raíz, lo pulí bien y habilidosamente con el bronce y lo
igualé con la plomada, convirtiéndolo en pie de la cama, y luego lo taladré
todo con el berbiquí. Comenzando por aquí lo pulimenté hasta acabarlo, lo
adorné con oro, plata y marfil y tensé dentro unas correas de piel de buey que
brillaban de púrpura. Esta es la señal que te manifiesto, aunque no sé si mi
lecho está todavía intacto, mujer, o si ya lo apuesto algún hombre en otro
sitio, cortando la base del olivo”.
Así dijo, y a ella
se le aflojaron las rodillas y el corazón al reconocer las señales que le había
manifestado Odiseo. Corrió llorando hacia él y echó sus brazos
alrededor del cuello de Odiseo, besó su cabeza y dijo: “No te
enojes conmigo, Odiseo…”. (Aparece en La Odisea, Canto XXIII, 165 –
209).
LAS NODRIZAS
La imposibilidad
de criar al recién nacido, o el deseo de conservar la figura, cediendo a las
veleidades de la moda, impulsó a muchas madres de antaño a buscar quien a sus
pechos sacase adelante la progenie. Surge entonces, por necesidad o por
capricho, la figura de la nodriza, que ha sido estudiada sobre todo en su papel
de ama de cámara cuando estuvo al pie de las cunas reales.
La importancia
que tuvieron estas mujeres muchas de ellas campesinas entre la nobleza y la
alta burguesía de nuestras ciudades, especialmente en el período que delimitan
la época isabelina y el desastre civil que terminó en 1939, momento que
coincide con la popularización de la fotografía o si queremos llamarle al
período comprendido desde los últimos hijos de Felipe II hasta los tres
vástagos de Alfonso XII.
En estos años se tuvo a la
nodriza más por un llamativo exponente de la bonanza económica que ostentaba la
familia, que por un auténtico dispensario de beneficios para la salud de los retoños.
Por ello se la vistió, se la alhajó, se la mostró en público y, sobre todo, se
la consintió hasta extremos que hoy parecen inverosímiles entre clases sociales
entonces tan distantes.
FOTO 002 E. Beauchy. Rioja, 22.
Sevilla. Se conservan los clichés. Si algo nos sorprende en la imagen de esta
sonriente nodriza sevillana no es su blanco atavío ni el pequeño aderezo de
filigrana que la engalana; su principal adorno está en el par de trenzas que le
cuelgan a la espalda y que rematan dos lazos descomunales en los que su
coquetería debió de poner todo el empeño. Otero, Madrid. A punto ya del destete
posa este niño con su nodriza.
Ha comienzos del siglo XX la alta
burguesía barcelonesa exhibía el adorno de sus amas de cría en los palcos del
Liceo. En muchos trabajos y escritos aparecen las palabras “ama” o “Pas”; y es
que durante años se tuvo a cualquier nodriza por pasiega, y pensase que todas
las pasiegas andaban desparramadas por España criando a sus pechos los rorros
de los señores.
La
Real Casa buscó en el valle cántabro por
primera vez una nodriza antes del nacimiento de la nena que luego se
convertiría en la reina Isabel II. Desde finales del siglo XVI hasta 1830, las
amas reales se habían ido buscando entre las señoras nobles primero y, muy poco
a poco, en los alrededores de Madrid, en La Mancha y, ya por los médicos de cámara,
especialmente en las aldeas burgalesas. En julio de 1830, Fernando VII de su
puño y letra escribía este volante: Hoy 3, Blasco, quiero que el día 10 salga
de esta Corte para Santander y su provincia el médico Sebastián de Aso y José
Fernández Merino, el de la
Veeduría, para escoger un ama para lo que dé a luz mi muy
amada esposa. F.
De aquellas pesquisas fue elegida
Francisca Ramón de Peñacastillo, en
los Cuatro Lugares, de veintiún años, y en un segundo viaje, destinado a buscar
ama
de retén, se eligió a Josefa
Falcones, de diecinueve años, natural de Torrelavega.
Estas jóvenes madres, que por
supuesto debían venir avaladas por un completo informe médico y otro moral, no
menos exhaustivo, que redactaba el cura de su aldea, llegaban a la Corte y allí quedaban
depositadas en la llamada Casa de Amas,
que desde el reinado de Felipe V estuvo situada en un ala del Real Palacio
(anteriormente se depositaban en casa de aposentadores o personas de fiar).
Esta Casa de Amas se trasladó en octubre de 1851 y estuvo hasta La Gloriosa de 1868, a uno de los
pabellones reservados a la familia real en el Sitio del Buen Retiro,
concretamente en La Pajarera. La
frecuencia con la que parían las reales hembras hizo que en algunas épocas
conviviesen juntas varias de estas mujeres, bajo el imperio de la que llamaban rectora
de amas. Con sus niñitos pasarían allí los meses esperando ser llamadas
a palacio, y más tarde volverían a su pueblo pensionada y preñada la memoria de
multicolores recuerdos. Las llamadas a Palacio recibirían jubilación más alta y
sus niños, que solían criarse en el terruño a pechos de ama más módica,
hermanos de leche de reyes, príncipes e infantes, se vieron muchas veces beneficiados
con prebendas, pensiones y oficios. Ya de vuelta, llevarían con ellas el baúl
claveteado con su ropa blanca y los tres trajes de ama que eran de rigor: el de
gala, el de media gala y el de diario.
En la aristocracia y las clases
burguesas la necesidad de buscar nodriza fue muchas veces sugerencia, casi
imposición, del esposo, pues pensaba el hombre que el retorno a la vida íntima
tras el puerperio provocaba la menstruación y ésta la corrupción de la leche
materna.
En 1916, el doctor Recasens, autor del tratado de
obstetricia para uso común en las facultades de medicina, respondía a tan
delicado asunto: (…) pero ante la
imposibilidad en que se halla la mujer de rehusar los deberes conyugales de un
modo absoluto, creemos que pueden permitirse, siempre que entre el coito y dar
la teta al niño se pase un lapso de tiempo suficiente para que el reposo de la
mujer sea completo (página 344).
Las nodrizas se buscaron
generalmente en el ámbito rural. La
Casa de Austria y después la de Borbón, eligió mujeres ya de
la misma Corte, ya de sus alrededores; y así como se expanden las ondas de un
estanque herido por la piedra,llegaron en su quehacer los reales médicos hasta
las Provincias Vascongadas, Asturias, Galicia… y Cantabria. Diríase que las
montañas eran para aquellos galenos un certificado de salubridad.
Poco a poco se fue estableciendo
una valoración de las amas según su procedencia; a la cabeza, las pasiegas, y
en general, las santanderinas, después las vascas, asturianas, gallegas, etc.,
hasta el punto de que muchas aldeanas intentaron hacerse pasar por originarias
de aquel valle para elevar así su status dentro del oficio.
Respecto a las condiciones que la
madre de leche debía reunir, tenemos un antiguo documento que regula las
características de una nodriza real en época del Rey Sabio:
(…) fazer debe el rey guardar sus fijos e los primeramente deben fazer
esta guardia ha de ser el rey e la reina. Deben haber buenas amas que hayan
leche asaz (abundante) e sean bien acostumbradas e sanas e hermosas e de buen
linaje e de buenas costumbres e señaladamente que non sean muy sañudas. Ca si
hobieren abundancia de leche o fueren ben complidas e sanas crían los niños
sanos e recios, e si fueren hermosas e apuestas amarlas han más los criados que
habrán mayor plazer cuando las vieren, e si non fueren sañudas criarlos han más
amorosamente e con mansedumbre que es cosa que han mucho menester los niños
para crezer aína (deprisa).
Tan importantes como las
condiciones físicas se juzgaban las morales a la hora de seleccionar un ama. Y
para contradecir la idea de convivencia pacífica entre las tres grandes culturas
y religiones del Medioevo, idea ésta más romántica que verídica, traeremos a
colación una ordenanza del concilio de Letrán (1215) que prohibía expresamente
a los hogares cristianos: (…) en adelante emplear criados, criadas, amas o
nodrizas judíos. Se recomendaba también a los fieles prescindir de los
servicios de médicos judíos. Teníase por artículo de fe el que con la leche
tomaba el niño las virtudes y defectos de la que lo alimentaba. Dícese que lo
que en la leche se mama, en la mortaja se derrama; y ya de muy antiguo
tenemos citas que atestiguan este cuidado.
FOTO 003 Paseo por el parque
Oeste de Madrid 1911. Son muy pocas las instantáneas en las que sorprendemos a
nuestra protagonista rodeada por su “familia adosptiva” en pleno ejercicio de
sus tareas.
El Hospicio de Sigüenza
La gran mayoría de los niños
abandonados eran recién nacidos o de muy corta edad, por lo que precisaban ser
alimentados a base de leche y el método mas fácil de proporcionársela era
amamantándolos. Lo anterior puede parecer una perogrullada, pero en los siglos
en los que transcurren los hechos que aquí exponemos había pocas alternativas.
Por aquel entonces la
puericultura estaba poco desarrollada y los biberones con tetina constituían
una rareza. Por supuesto que no existían los preparados lácteos y todavía no se
había descubierto como esterilizar la leche de origen animal para hacer su
consumo seguro para los lactantes. Sin embargo, en el hospicio se usaba leche
de cabra para suplir la falta temporal de leche humana:
Se le
resciben en cuenta 612 mrs que pago por una cabra con leche para ayudar a criar
los niños (año 1564).
Por éstas y
otras muchas razones las mujeres de clases acomodadas evitaban las molestias
asociadas a la crianza de sus hijos, por lo que encomendaban dicha labor a
trabajadoras especializadas, las amas de cría. Estas eran mujeres que se
dedicaban a dar de mamar a los lactantes a su cargo, amén de realizar otras tareas
que tuviesen contratadas, bien a tiempo parcial o con dedicación completa.
FOTO 004
Nodrizas amamantando a los niños. Cuadro de Matthijs Naiveu, Visita a la
habitación de los niños (c. 1700). Cuadro de Stedelijk Museum De Lakenhal, Leiden Pieter de Grebber, Madre
e hijo (c. 1630). Frans Halsmuseum, Haarlem. Libro le lait des
autres y un consultorio de la Gota
de leche
En el caso de
los expósitos, su madre no estaba disponible, por lo que únicamente quedaba la
posibilidad de acudir a que alguna de éstas mujeres lo amamantase. Para ello
había unas pocas amas de cría que desarrollaban su labor en el hospicio, bien
residiendo en él o trabajando en el mismo por horas; había por decirlo así una
bolsa de trabajo para mujeres que pudiesen dar el pecho a una criatura y que
quisieran hacerlo a cambio de una remuneración.
En los libros se
las denomina amas de leche o mamantaderas.
Ytem 5.983
mrs que paresció haber gastado en amas de leche que han criado niños dentro del
hospital, fuera de la sala, arriba, y el salario de un ama que ha tenido a
cargo de los niños grandes que están en las casas y en una cabra que hoy está
en el hospital (año 1568).
A veces esta
bolsa de trabajo no bastaba y las amas de cría existentes no eran suficientes,
por lo que los administradores del hospicio tenían que recorrer los pueblos
vecinos en busca de voluntarias. Estas mujeres acogían a los bebés para darlos
de mamar a cambio de una remuneración, muchas veces denotando ser un modo de
vida, pues la misma ama pasa a hacerse cargo de distintos niños, en el
transcurso de pocos meses.
También se daba
el caso de alguna familia que acogiese al niño, en principio a cambio de
dinero, aunque luego se encariñasen de ellos y decidiesen adoptarlos.
Ytem 4.372
mrs que pareció haber gastado en dar leche a niños fuera de casa hasta hallar
amas y en curar y abrir niños quebrados y en buscar amas por las aldeas; fueron
4 niños los que se abrieron (año 1571).
Los salarios
percibidos por las amas de cría eran muy bajos, de modo que no sorprende el
poco interés que mostrasen las mujeres en el desempeño de su profesión, aunque
esto las crease fama de peseteras y desapegadas con los niños. Para
comprobarlo, podemos consultar la siguiente tabla, donde los precios de algunos
alimentos se han extraído igualmente de los Libros de Contabilidad del Hospicio
(precios en maravedís).
LIBRO LOS PASIEGOS
Según G. Adriano Garcia-Lomas en su libro “Los pasiegos”, hablaba sobre
la importancia que iban adquiriendo la mayoría de las montañesas y
especialmente las amas de los valles pasiegos elegidas como el cogollo para tan
importante actividad, hasta la derrocación de la Monarquía.
El doctor Manuel Martínez-Conde Ruiz, natural de San Pedro del Romeral, fue
en su época el encargado de buscar amas de cría a la Casa Real y por
indicación del Conde de San Diego fueron elegidas por el doctor Andreés Diego
de la Quintana,
de Villacarriedo, dos amas pasiegas para lactar al ultimo Príncipe de Asturias;
una era morena y la otra rubia, y ambas de extraordinarias condiciones para tal
menester. La reina doña Maria Cristina decidió la elección a favor de la
morena, natural de Pisueña.
Entre
las que alcanzaron el galardón de criar a miembros de la familia Real figuran
en más porcentaje las montañesas, superando proporcionalmente a éstas las
oriundas de los valles pasiegos. Las nodrizas montañesas de personas reales o
designadas al efecto, fueron muy numerosas.
Son
de notar en las fotografías y ceremonias de la familia Real Española la
presencia de las nodrizas en lugar destacado. Hay varios grupos de aquélla
donde solo aparecen como único elemento no familiar.
Las
jóvenes pasiegas aspirantes a nodrizas se ponían en camino, valerosamente,
hacia Madrid, a veces en compañía de otras, y realizaban el viaje generalmente
a pie, lo cual no parecía repercutir negativamente en su excelente forma física
según escribe en su libro. “Con esto y un semivestido y un semicalzado,
que apenas logra el fin del viaje conservar el semi, andando de día a pie, y
durmiendo de noche sobre el duro suelo, hacen éstas su expedición. Pero todo lo
resiste su sanidad, su robustez y naturaleza fuerte, y llegan a Madrid tan
coloradas y frescachonas como si ningún trabajo, como si ninguna privación
hubiera pasado”.
Una
vez en Madrid las que tenían ya un trabajo se dirigían directamente a él, y las
demás iban al mercado de Santa Cruz, donde pronto conseguían empleo debido a
sus excelentes cualidades.
FOTO 005 Iñude guipuzcoana.
Filomena Múgica de Hernán y Micaela Bereciartua de Arruti. Nodriza de Rodolfo.
LAS NODRIZAS DEL PAÍS VASCO
Las nodrizas y amas de cría en
euskera inude (pronunciado iñude) y hazama, denominando también el primero
de los dos términos a la oveja que da de mamar al cordero de otra oveja, y el
segundo a la madrastra, son los más empleados en euskera, atestiguándose,
también: amaño, aña, y otros. Cuenta
la lengua vasca incluso con un verbo, inudetu, para denominar a la acción de criar un
niño la nodriza y por extensión a la acción de criar, e incluso denominación
para el sueldo que recibían las que se dedicaban a ese oficio: INUDE-SARI. Ambas denominaciones se
recogen en un mismo proverbio recogido por Gotzon Garate: Nagitasuna da nezesitatearen eta probeziaren unhidea eta haz-ama,
que se podría traducir en castellano como la
pereza es el ama de cría y nodriza de la pobreza, y que ya aparece en
Axular como traducción de la expresión latina Pigritia est nutrix aegestatis. En Donostia - San Sebastián la
asociación cultural Kresala rememora, con una entrañable y festiva
representación, engarzada entre las de caldereros y carnavales, denominada
“artzaias y iñudes” épocas pretéritas, representando el supuesto galanteo con
las nodrizas de los pastores, dando cuenta de la importancia que llego a tener
el oficio en el país. (Iñaki
Villoslada).
Iñudes y artzaias su historia
La primera
comparsa de “Iñude eta Artzaiak” salió a la calle un 2 de febrero de 1885, día
de la Candelaria. Sin
embargo la fiesta se eliminó poco después y, posteriormente, tras varios
intentos de recuperación, la Sociedad Kresala la recuperó definitivamente en
1977. El Centro de Atracción y Turismo (C.A.T.) de San Sebastián planteó
incluir la comparsa dentro de las actividades festivas del año eligiendo un día
concreto para su celebración: el domingo más cercano al día de la Candelaria.
Para conmemorar el décimo
Aniversario de la
Sociedad Kresala en Marzo de 1977 tuvimos la feliz
idea de recuperar la comparsa de Artzai ta Iñudeak, que perteneciente
al carnaval tradicional de Donostia era junto a la Tamborrada y la
comparsa de Caldereros, las que habían conseguido llegar hasta nuestros días.
En comparación con las otras dos
la comparsa de Iñude ta Artzaiak, había tenido muchos altibajos en los años que
fue saliendo.
En la década de los 50 salieron
las juventudes antiguotarras, en algunos pueblos de la provincia se mantuvo de
forma irregular, Hernani, Pasaia, etc. En Donostia el grupo de danzas infantil
Gaztetxo dirigido por Gorrotxategi la conservo durante los años 60.
Como hemos comentado en 1977 la Sociedad se vuelca
organizando la Comparsa,
como un acto interno de sus conmemoraciones. Que aunque sale un día lluvioso,
armamos tal revuelo y cosechamos tal éxito que el año siguiente el C.A.T., nos
invita a organizarlo dentro de los actos oficiales del Carnaval de Donostia, y
desde entonces salimos, el día siguiente a Caldereros, coincidiendo normalmente
con el 1º domingo de Febrero.
Además de los personajes
principales de la comparsa, la nuestra se distingue por la incorporación de la
tamborrada y el Coro de personajes dando más realce al espectáculo. En total
participamos unas 180-200 personas. Los puestos son fijos y se van renovando
por bajas de los participantes.
Posteriormente han ido saliendo
Comparsas de IÑUDE TA ARTZAIAK en diferentes pueblos de la
provincia e incluso en Navarra
La Música
El repertorio musical de la
fiesta es básicamente del Maestro Raimundo
Sarriegui.
Comparsa de nodrizas
El pasacalles
más popular de la Comparsa.
En un momento concreto de la kalejira las Iñudeak lanzan su
muñeco al vuelo mientras los artzaias dan un salto acompañado de un grito
festivo.
Introducción y escena de las nodrizas
Momento en el
que las Iñudeak se introducen en escena. Visitan al médico para determinar si
los bebés se encuentran en perfecto estado de salud.
Kontradanza
Danza de
galanteo entre la iñude y el artzaia mediante una vistosa coreografía.
Escena del médico con las nodrizas
Las Iñudeak
acuden al médico para la primera vacunación del bebé, mientras el cura les da
su bendición en el otro extremo de la plaza.
Kontradanza 2
Las parejas,
puestas en circulo, realizan un paseo por la plaza hasta llegar a donde las
enfermeras para que éstas le den el biberón a los bebés. Al mismo tiempo, el
secretario, toma acta del nombre que recibirá el niño/a.
Zortziko
Baile ofrecido
por los artzaias a las Iñudeak.
Fandango eta arin arin
Interpretado por
todos los integrantes de la
Comparsa.
Festarik bihar bada
Canción que
habitualmente invita a la fiesta en nuestra ciudad
FOTO 006 Ione Labaka Arteaga.
Iñudes y artzaias, vestida de enfermera de 1918 de Bilbao. La figura de la
enfermera y el médico está incorporada desde sus comienzos
Otra figura que ha sido asociada
a la nodriza y a los niños en los Cuidados era la comadrona o partera, aquí
ponemos que palabras en euskera se han utilizado.
Comadrona. La utilización de emagin ha sido el
término más común para denominar a la comadrona o partera y es el que se sigue
utilizando habitualmente para designar en la actualidad a la matrona (en
diccionarios del mediados del siglo XX designaba también al tocólogo). Otras
varientes son emagintsa (con sufijo que indica sexo femenino), umegin,
sortzain, uzulari y andra-maestra.
También se atestigua la utilización de los términos EMAGIN-ETXE
y EMANTEGIA (principalmente durante las decadas de los años cincuenta y
sesenta del siglo pasado) para denominar a las Maternidades o Casas de
Maternidad.
Como traducción del término Comadre en sus distintas
acepciones se atestigua Amakide.
(Iñaki Villoslada)
BIBLIOGRAFÍA
José Manuel Fraile Gil. “Amas de Cría”. Invierno
2000 – Invierno 2001. Sala de Exposiciones de la Fundación Joaquín
Díaz. Urueña. Valladolid.
AGRADECIMIENTOS
Rosario Fernández Fontanillo. Enfermera y matrona.
Ione Labaka Arteaga. Enfermera.
Iñaki Villoslada Fernández. Técnico de Euskera de la Unidad de Comunicación del
Hospital Universitario Donostia.
AUTORES
Raúl Expósito González
Enfermero. Servicio de Anestesia
y Reanimación. Hospital “Santa Bárbara” de Puertollano. Ciudad Real. Experto en Barberos, Ministrantes y
Sangradores
Jesús Rubio Pilarte
Enfermero y sociólogo. Profesor
de la E. U. de
Enfermería de Donostia. EHU/UPV
Miembro no numerario de La RSBAP
Manuel Solórzano Sánchez
Enfermero Servicio de
Oftalmología
Hospital Universitario Donostia
de San Sebastián. Osakidetza /SVS
Vocal del País Vasco de la SEEOF. Insignia de
Oro de la SEEOF
Miembro de Eusko Ikaskuntza
Miembro de la Sociedad Vasca de Cuidados
Paliativos
Miembro Comité de Redacción de la Revista Ética de los
Cuidados
M. Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro no numerario de La RSBAP
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