Trabajo original de las autoras Mª Luz Fernández Fernández, Enfermera y Licenciada en Historia Profesora de la E.U.E. “Casa de Salud Valdecilla” Universidad de Cantabria. Y su compañera Soledad Fernández Moral, Licenciada en Historia.
FOTO 001 Vera Mary Brittain. Vestida de enfermera voluntaria
RESUMEN
La Enfermería ha mantenido a lo largo de la historia una estrecha relación con los conflictos armados, siendo la necesidad de atención a los heridos y la urgencia ante las enfermedades epidémicas como el tifus, cólera, fiebre amarilla, o el hambre, los que han demostrado la necesidad y eficacia del trabajo de las enfermeras.
La escritora británica Vera Mary Brittain, feminista y pacifista, reflejó en su obra Testament of Youth (Testamento de juventud 1933), su trabajo como enfermera voluntaria en la I Guerra Mundial, mostrándonos sus devastadoras experiencias, ante las terribles condiciones que sufrían los soldados en el frente, y los hospitales de campaña. Además esta obra, es un testimonio del dolor de su generación y de la lucha por la paz y la igualdad de sexos, ya que Vera Mary Brittain fue una luchadora a favor de los derechos de la mujer en una época de cambios trascendentales para la humanidad.
El objetivo de este trabajo, es indagar en las circunstancias de la participación de la mujer en el terreno de la Enfermería durante la I Guerra Mundial, fundamentalmente a través del relato de Vera Mary Brittain, quien, como muchas mujeres de su época, desarrolló un importante papel dentro del mundo del voluntariado dedicado a paliar la carencia de personal de enfermería en situaciones de extrema necesidad. Aspectos estos que han sido poco estudiados y conocidos por la profesión enfermera, y que en los últimos años está sacando a la luz la Historia social.
LA I GUERRA MUNDIAL
La guerra constituye uno de los fenómenos permanentemente presentes en la Historia de la Humanidad, y que al igual que otros hechos sociales, ha afectado en mayor o menor grado, según su intensidad, a la estructura social. Según dice la socióloga María Vidaurreta que refleja cómo en la civilización occidental y europea, la Historia pone de manifiesto que la presencia de la guerra ha constituido un factor activo en los distintos cambios sociales, transformando dicha civilización.
FOTO 002 Hospital Oxford Enfermería
Las guerras han sido más o menos cruentas en función del desarrollo tecnológico y la utilización de todo tipo de armamento de cada momento histórico. Es decir, la sofisticación en la capacidad destructiva del armamento bélico (como en el caso de las armas químicas) ha ampliado su radio de acción haciendo llegar sus devastadores efectos no sólo para los combatientes directos sino también a la población civil.
Entre los conflictos armados que surgen en Europa, hasta el siglo XIX, es interesante destacar la Guerra de Crimea (1854-1856), ya que por diversas razones ha sido considerada como la primera guerra moderna. En este conflicto armado que enfrentó a Rusia contra Turquía y sus aliados Francia, Inglaterra y el Piamonte; se usaron por primera vez los rifles con cañón estriado en lugar de los mosquetes de ánima lisa, un armamento que permitía luchar y matar a mayor distancia, los proyectiles explosivos, en vez de los macizos, y las minas marinas que utilizó la armada rusa en sus acciones en el Báltico, además de los barcos acorazados. Esta prolija descripción puede parecer excesiva e innecesaria, pero no lo es tanto si tenemos en cuenta que las lesiones producidas por el armamento de distintas características va ha condicionar la evolución y el cuidado de las heridas una de las cuestiones fundamentales para la Enfermería en el contexto bélico.
Aún así, y a pesar de los cambios en el equipamiento militar, para autores como J.A.S. Grenville, la Guerra de Crimea es la última del siglo XVIII, ya que la mayoría de las muertes no las causó la acción enemiga, sino las enfermedades y las epidemias, triunfando la tecnología militar sobre la táctica, ya que esta guerra se libró casi con el mismo equipamiento, armas, uniformes, y concepciones tácticas, que la Batalla de Waterloo (1815).
FOTO 003 Ambulancia británica interior 1918. Traslado de herido 1918
De paso, destacar la magnífica intervención de Florence Nightingale, Mary Seacole, Rosa Barr, Nora McCormack, Martha Clough y tantas otras enfermeras anónimas en este cruento contexto, crucial para la salvación de un gran número de vidas y para el desarrollo de la Enfermería como tal. Por otra parte, recordar que por primera vez en la historia en esta guerra los ciudadanos en casa recibieron fotografías e información cercana del desarrollo del conflicto en el frente, destacando la labor del corresponsal del The Times, W.H. Russell, y del fotógrafo Roger Fenton. Sin duda, la concurrencia de todas estas circunstancias, convierten a la Guerra de Crimea en un conflicto sin precedentes. En palabras de D. Murphy: “durante la guerra de Crimea, el mundo dio un paso hacia la idea de guerra total, y fue un caso en el cual las poblaciones civiles de las naciones beligerantes fueron vistas como blancos legítimos”.
Casi sesenta años después, en los inicios del siglo XX, Europa iba a vivir uno de los episodios más trágicos y traumáticos de historia, la conocida como la Gran Guerra o I Guerra Mundial, un fenómeno clave en la cultura occidental que como refleja Aránzazu Usandizaga, desestabilizaría para siempre los esquemas en los que Occidente había confiado desde la Ilustración, además de las convicciones morales derivadas de la seguridad y la razón. Una guerra, que condujo a la muerte a millones de jóvenes, como consecuencia de la ineficacia e indeficiencia de los políticos y los mandos militares entrenados en conflictos del pasado.
A finales del siglo XIX las potencias europeas se enfrentaban a lo que se conoció como la “gran depresión”, tratando de paliar sus efectos mediante la búsqueda de nuevos mercados, territorios ricos en materias primas que pudieran utilizarse en la industria del país. La guerra y la conquista, fueron las acciones que las naciones europeas llevaron a cabo para conseguir el dominio del mundo y afianzar su poder, en un momento en el que los Imperios de la Edad Moderna estaban en decadencia.
FOTO 004 Hospital 1916
La apertura del Canal de Suez, que comunicaba África y Asia, volverá a imprimir un nuevo protagonismo al Mar Mediterráneo, que había perdido importancia a lo largo de la Edad Moderna, siendo Gran Bretaña, como dueña del Canal, el país que se convertirá en el gran dominador de la zona. La carrera por la colonización de África y el Extremo Oriente había comenzado, los distintos países europeos lucharían por imponer su Imperio lo que provocaría una situación de permanente conflicto, y que se uniría a las dos sucesivas guerras de los Estados balcánicos, la primera contra Turquía y la segunda entre ellos, provocando un vuelco en la situación de la zona, ya que tras el tratado de Bucarest (1913), Turquía quedó reducida en los Balcanes a la región entorno a Estambul y Serbia, aliada de Rusia, se consolidó como principal Estado de la región, situación que provocó la alarma en el Imperio Austro-Húngaro, al que Alemania estaba decidido a apoyar. El asesinato del heredero al trono de Austria-Hungría, el Archiduque Francisco Fernando, el 28 de junio de 1914, será el detonante de la I Guerra Mundial.
Si la Guerra de Crimea supuso un notable avance armamentístico, en este nuevo conflicto entre las potencias industriales, se daría un paso más, alcanzándose un índice de violencia y horror nunca antes conocido como consecuencia de la utilización de las nuevas armas, granadas, lanzallamas, tanques y el terrible gas mostaza, cuyas efectos incrementaron aún más el nivel de las masacres. Esta guerra, constituyó además un martirio para millones de hombres que intentaban sobrevivir al fuego enemigo a lo largo de kilómetros de trincheras infectadas de ratas, entre el barro, la humedad y el frío.
El 11 de noviembre de 1918 finalizaba una de las mayores tragedias de la humanidad, millones de muertos, heridos e inválidos, innumerables pérdidas económicas, los países participantes en este conflicto debieron hacer frente a las enfermedades, el dolor y la desolación. La esperanza era pensar que nunca más se volviera a repetir un hecho de tal magnitud, nada hacia sospechar que Europa viviría en el mismo siglo otro nuevo conflicto armado, que sería considerado como el más sangriento de la Historia mundial, la II Guerra Mundial.
FOTO 005 Mujeres enfermeras y conductoras de ambulancia
LAS MUJERES Y LA I GUERRA MUNDIAL
Cuando se inició el conflicto en 1914, se pensaba, en una guerra “fresca, alegre y corta”, incluso los movilizados adornaban sus fusiles con flores, sin embargo, el equilibrio de fuerzas entre los dos bandos sería un impedimento para la victoria rápida. Además, cuando los frentes se estabilizaron y se iniciaron las batallas de desgaste, se puso de manifiesto la falta de experiencia en la coordinación de los mandos militares fundamentalmente de los ejércitos aliados de Francia y Gran Bretaña, lo que unido a las dificultades para acceder a los refuerzos debido a la precariedad de los transportes, como expone Aránzazu Usandizaga Sainz, provocó unas cifras astronómicas de muertos y heridos, que obligó a enviar al frente a masas incontables de hombres.
Por otro lado, la urgencia de la guerra provocó el vacío en las fábricas, los despachos, el campo, las profesiones liberales, de los puestos de trabajo ocupados por los hombres, y que ahora serían sustituidos por las mujeres. Así, si el trabajo de las mujeres fue importante desde el principio de la guerra, a partir de 1915 se convierte en imprescindible, ya que el equilibrio de fuerzas lleva a los países beligerantes a aumentar y perfeccionar la fabricación de armamento con el fin de ganar la guerra, provocando una gran demanda de mano de obra que obligó a las mujeres a ocupar los puestos de trabajo a los que nunca habían tenido acceso en el pasado. Pero además según Usandizaga, las mujeres tuvieron que encargarse física y psicológicamente de los miles de heridos, descubriendo por primera vez el cuerpo masculino, y recomponiéndolo tras los destrozos devastadores de la guerra, haciendo referencia en este sentido al artículo de Sandra M. Gilbert, que con su publicación en 1983 revolucionó los estudios de género y la forma de comprender la Gran Guerra, mantiene que:
A medida que los hombres jóvenes se iban alienando de sus identidades de antes de la guerra, se iban hundiendo en la inmundicia y la sangre de la Tierra de Nadie, como por efecto de un tenebroso movimiento del péndulo de la historia, las mujeres parecían ser cada vez más poderosas. Como enfermeras, dueñas, como trabajadoras en las fábricas de armamento, conductoras de autobús o soldados en el “ejército de tierra”, incluso como esposas y madres, estas criaturas hasta ahora sumisas, empezaron a verse en una dimensión malévolamente agrandada.
La I Guerra Mundial supuso un gran cambio para las mujeres, que irrumpieron en todos los campos, la adopción de los nuevos roles que tuvieron que desarrollar condicionaron en todos los sentidos su vida cotidiana, acortaron sus faldas, se cortaron el pelo y comenzaron a usar pantalones para trabajar más cómodamente en las fábricas, las circunstancias las obligaron a moverse solas, algo impensable antes de 1914, ya que siempre debían ir acompañadas.
Las mujeres tomaron conciencia de su valor social, se sintieron alentadas a demandar y reclamar su derecho al sufragio, algo que ya habían conseguido en Nueva Zelanda a finales del siglo XIX (1893), Australia y Finlandia a principios del siglo XX y Noruega en 1913. En este sentido María Vidaurreta destaca el caso danés ya que aunque la Constitución de 1908, ya había concedido derechos municipales a las mujeres, el 5 de junio de 1915, en plena Guerra Mundial, el Parlamento danés concede a las mujeres el derecho al sufragio y a la elegibilidad. Dinamarca no era un país beligerante, sin embargo, los acontecimientos que se estaban sucediendo en Europa, podían arrojar a este país al conflicto, por ello Marie de la Hire reconoce el gesto de este país: “Ha reconocido en un homenaje calmado y grandioso al pueblo de sus mujeres otorgándolas los derechos de sufragio y de elegibilidad”. “Mientras el cañón truena sobre los campos de Europa, en el momento en que los hombres de un país pueden esperar correr a las fronteras para defender con su sangre la integridad del suelo, es muy bello hacer un gesto, cumplir un acto como éste que ha firmado el Rey Christian X”.
FOTO 006 Mujeres en la guerra
Tras el final de la I Guerra Mundial en 1918, las mujeres de Alemania, los Países Bajos, Polonia, Rusia, Austria, Bélgica, y Gran Bretaña, sólo tuvieron derecho al voto de manera restringida, es decir aquellas que tenían más de 30 años, vieron como sus luchas daban fruto al conseguir el derecho a voto. A pesar de este movimiento generalizado, en Francia esto no fue posible hasta después de la II Guerra Mundial en 1945.
Otro hecho fundamental a tener en cuenta es que por primera vez la escritura femenina se hace eco de los horrores de la guerra y la posguerra con una nueva dimensión, aunque como sostiene Usandizaga, los primeros estudiosos de la literatura producida por la guerra excluyen totalmente el trabajo femenino, no teniéndose en cuenta hasta la aparición del mencionado estudio de Sandra Gilbert. Las mujeres escritoras emplearon la autobiografía, la novela, el relato corto, todo tipo de género literario para expresar sus experiencias y opiniones sobre la Guerra.
Usandizaga mantiene que uno de los textos más informativos para comprender los procesos contradictorios y complementarios que sufrieron las mujeres durante la Gran Guerra, es la obra autobiográfica de Vera Mary Brittain Testament of Youth (1933), la cual constituirá nuestra principal fuente de referencia en este estudio. Brittain se identificó desde el primer momento con el enorme sacrificio de los combatientes como consecuencia del alistamiento de su hermano Edward y de su novio Roland, y de su círculo de amigos cercanos al que seguiría el tremendo sentimiento de pérdida tras la muerte de todos ellos a lo largo del interminable conflicto. Además, Brittain relata su lucha por conseguir el acceso a una educación universitaria, hasta entonces vetada a las mujeres. Mientras que la mayor parte de su autobiografía está dedicada a detallar sus desgarradores recuerdos y terrible experiencia como enfermera voluntaria en la I Guerra Mundial.
ENFERMERÍA Y LA GUERRA
El primer conflicto bélico de la Historia en que quedó patente la trascendencia del trabajo de la Enfermería fue la Guerra de Crimea (1854-1856), entre los más destacados personajes Florence Nightingale y Mary Seacole demostraron, con sus conocimientos y su buen hacer, la importancia del trabajo de las enfermeras en el cuidado de los soldados enfermos y heridos. Una vez finalizada la Guerra, Nightingale fue nombrada Superintendente General del Establecimiento de Mujeres Enfermeras de los Hospitales Militares del Ejército, escribiendo años más tarde el manual Introducción de las Mujeres Enfermeras en el Ejército, utilizado por la Oficina de Guerra como libro de consulta hasta 1872.
FOTO 007 Enfermeras en el campo de batalla. Poniendo una bolsa de sangre
La Reina Victoria de Kent, conocedora de la labor de Nightingale y de la importancia de contar con un cuerpo de enfermeras debidamente preparadas para atender a las tropas en situaciones de guerra, ordenó construir un hospital que capacitara a las enfermeras y a los cirujanos para cuidar de los pacientes militares en el mismo año en que Nightingale fundara la que sería la primera Escuela de Enfermeras de la Historia en el Hospital Santo Tomás de Londres (1860). En 1863 abría sus puertas el “Royal Victoria Hospital” de Netley, admitiendo a los pacientes militares que requerían cuidados, y en 1881 se crearía un cuerpo de enfermería del ejército que prestarían sus servicios en las guerras contra los Boer.
Doce años antes del estallido de la I Guerra Mundial, cuando el Imperio Británico gozaba de una paz relativa, bajo la protección de la Reina Alexandra se crea el Servicio Militar de Enfermería (ANS, Army Nursing Service) y el Servicio de Indias de Enfermería (INS, Indian Nursing Service), por una R.O. de 27 de marzo de 1902 que se reconvertiría posteriormente durante la Gran Guerra en Queen Alexandra´s Royal Army Nursing Corps (QARANC), o Cuerpos de Enfermería de la Armada Real Reina Alexandra, que prestaron sus servicios en diferentes países como Francia, India, África oriental, Italia, Palestina, Egipto, Mesopotamia, Tesalónica y Rusia.
FOTO 008 Carteles Cruz Roja
En relación a la implicación de las enfermeras en la guerra, es importante destacar la creación de la Cruz Roja Internacional, un organismo directamente relacionado con la asistencia sanitaria en situaciones de conflicto.
El 24 de junio de 1857 los ejércitos franco-sardos se enfrentan a las tropas austriacas en su lucha por la unidad italiana, en una aldea al norte de Italia llamada Solferino. Una multitud de refugiados y heridos llegó a la vecina localidad de Castiglione donde casualmente se encontraba el ginebrino Henry Dunant, quién consternado por la inhumana y caótica visión se involucra directamente prestando su ayuda a las mujeres del lugar en la atención a los necesitados. A su regreso a Ginebra y terriblemente afectado por lo que había visto, Dunant escribe la obra Recuerdos de Solferino, publicada en 1862 donde describe la batalla y la situación de los heridos constatando que la mayor parte del sufrimiento hubiera podido evitarse, y concluyendo con la siguiente reflexión:
"¿No se podría, durante un período de paz y de tranquilidad, fundar sociedades de socorros cuya finalidad sería prestar o hacer que se preste, en tiempo de guerra, asistencia a los heridos, mediante voluntarios dedicados, abnegados y bien calificados para semejante obra?".
Dunant apeló asimismo a las autoridades militares de distintas naciones y las reuniones extraordinarias que mantenían haciéndoles esta pregunta “¿no sería de desear que aprovechen la ocasión de esta especie de congreso para formular algún principio internacional, convencional y sagrado que, una vez aprobado y ratificado, serviría de base para sociedades de socorro a los heridos en los diversos países de Europa?”.
Dunant hizo un llamamiento a varios gobiernos europeos con la finalidad de crear un organismo internacional que brindara ayuda voluntaria a los combatientes, y el 23 octubre de 1863 se llevó a cabo la Primera Conferencia en Ginebra, donde se reconocerá la neutralidad de los servicios sanitarios así como la de los habitantes del país al que prestasen socorro, creándose así la Cruz Roja Internacional. Su emblema una cruz roja sobre fondo blanco, sería adoptado por todos los países miembros, y figuraría a partir de entonces en las ambulancias, hospitales y uniformes del personal sanitario, con el fin de que salvaguardarlos de los ataques en los conflictos armados.
La creación de este organismo servirá en cierto modo de estímulo para el impulso de la Enfermería, teniendo en cuenta que a finales del siglo XIX esta profesión como tal estaba aún dando sus primeros pasos. En 1886 el Hospital Victoria House de Berlín enviaría a la Escuela Nightingale a su Enfermera Jefe para que ésta ampliase allí su formación. La misma actuación sería seguida por enfermeras procedentes de diversos países europeos. A partir de este momento se promovieron en Alemania y otros países los cursos de formación, con una duración de un año que a partir de 1920 se extendería a dos, incrementándose el número de Escuelas de Enfermería de Cruz Roja por todo el mundo. A lo largo de la I Guerra Mundial la Cruz Roja reclutó un total de 20.000 enfermeras, que prestaron sus servicios en las distintas zonas del conflicto.
Las devastadoras consecuencias de la Gran Guerra con miles de soldados heridos y enfermos, puso de manifiesto la carencia de enfermeras, con cifras que a todas luces resultaban insuficientes, fundamentalmente porque a principios del siglo XX aún continuaban en vigor las normas que en su día instituyera Florence Nightingale necesarias para acceder a la formación de enfermeras, tales como ser mayor de 25 años, no estar casada y pertenecer a una clase media alta.
Para intentar paliar esta situación se empleó personal auxiliar, cuestión que por otra parte ha sido recurrente a los largo de la Historia de la Enfermería como consecuencia de la falta de personal cualificado sobre todo en situaciones de enfrentamiento bélico. Así en el período entre 1914 - 1918, durante la I Guerra Mundial se produjo una gran afluencia de personal auxiliar de Enfermería procedente de los Destacamentos de Ayuda Voluntaria (V.A.D.s.), como fue el caso de Vera Mary Brittain. Por este motivo las Asociaciones de Voluntarios alcanzaron gran relevancia durante la I Guerra Mundial, ya que las mujeres pudieron participar como conductoras de ambulancias, cocineras y ayudantes de las enfermeras, aún cuando las autoridades militares no aceptaron sus servicios en primera línea del frente hasta 1915, contando inicialmente con aquellas mujeres que tenían entre veinte y veintitrés años y más de tres meses de experiencia.
En Inglaterra, y con la ayuda de la Cruz Roja y la Orden de San Juan, se habían creado en 1909 los Destacamentos de Ayuda Voluntaria (VADs) con el objetivo de proporcionar asistencia médica en tiempos de guerra, en el verano de 1914 había más de 2.500 voluntarias en los destacamentos de Gran Bretaña, que pasarían a ser 38.000 a lo largo de los cuatro años de guerra. Algunas de estas mujeres escribían las cartas a los soldados que estaban demasiado enfermos, o no sabían escribir.
Entre las ayudantes voluntarias más famosas que trabajaron como enfermeras en la I Guerra Mundial se encuentran la novelista Agatha Christie quién plasmó sus experiencias como VADs en su Autobiografía publicada póstumamente en 1977, y la escritora Vera Mary Brittain, quién relató sus vivencias en Testament of Youth. El mismo tema es el hilo conductor en la novela Adiós a las armas, en la que Ernest Hemingway relata su propia historia de amor con una enfermera voluntaria inglesa en un hospital de Milán, vivida mientras este, oficial estadounidense prestaba servicio en las ambulancias.
En el artículo “British Nurses at War 1914 - 1918: Ancillary Personnel And the Battle for Registration”, Julia Roberts pone de manifiesto que a finales del siglo XIX la Enfermería se ocupaba fundamentalmente de tareas domésticas, administración de medicamentos y la cura de heridas, pero no existía un cuerpo unificado de conocimientos. Cuando estalló la I Guerra Mundial el número de enfermeras en Gran Bretaña era de 12.000, algunas con formación reconocida, aunque muchas otras tan sólo habían recibido un entrenamiento básico sobre higiene, dietética y anatomía. El trabajo se desarrollaba básicamente en los hospitales y esta dedicación se fue haciendo más popular entre la creciente clase media.
La demanda de enfermeras durante la Gran Guerra fue creciendo a medida que, contra lo previsto, se alargaba el conflicto. Para aliviar el problema se contrató personal voluntario de los destacamentos, popularmente conocidos/as como V.A.D.s., a quienes se les exigía un certificado médico, solicitud con referencias y entrevista, firmando, si finalmente eran aceptadas, por un período inicial de seis meses o hasta el final de la guerra, siempre con un mes previo de prueba.
El trabajo de las VADs, no estaba remunerado y se hacía bajo la supervisión de una enfermera. Las edades de las auxiliares voluntarias oscilaban entre 18 y 40 años y se les daba nociones de primeros auxilios. En un principio su trabajo se desarrolló en Gran Bretaña, pero las necesidades de la guerra extendieron su labor al continente, concretamente a Francia, donde llegaron en 1915 siendo la proporción con las enfermeras de 3 a 2, se las colocaba a cargo de las salas. Las enfermeras comenzaron a temer por sus puestos de trabajo, sobre todo al finalizar la guerra. Sin duda esta situación puso de manifiesto la vulnerabilidad de la Enfermería y la falta de definición de unas funciones claras, y por tanto la coherencia de su papel ocupacional, ya que en ocasiones no era fácil distinguir entre una V.A.Ds. y una enfermera profesional, situación que provocó numerosas tensiones. En este sentido un ejemplo ilustrativo es el hecho de que en el Birmingham Hospital, se contratasen entre 18 y 20 VADs como enfermeras, ejemplos que se repiten a lo largo de toda la guerra.
RELATOS DE LA EXPERIENCIA ENFERMERA EN LA GUERRA
Muchas de las enfermeras, tanto profesionales como auxiliares voluntarias escribieron relatos sobre sus experiencias, que permitieron conocer a la población los terribles efectos de la Gran Guerra. Sus vivencias en los hospitales de campaña, fundamentalmente a través de la correspondencia con sus familiares, de diarios personales y posteriormente la publicación de otros géneros literarios. Todos ellos son muestra del horror y el sufrimiento de los soldados, como puede apreciarse en la obra The Roses Of No Man´s Land, escrita por Lyn Macdonald, donde se describe el panorama de dificultades, la desilusión y la desesperación, pero también la resistencia y el valor supremo.
FOTO 009 Carteles enfermeras voluntarias VADs
Por otra parte, nos permite conocer las nuevas técnicas médicas puestas en práctica en esta guerra, como las transfusiones de sangre, la cirugía plástica o la psiquiatría, en un intento de salvar a los soldados destrozados en cuerpo y espíritu. Los numerosos testimonios nos describen el impacto y el horror de la batalla, el stress traumático, que condujo a la creación de Centros en toda Gran Bretaña como el Hospital Militar de St. Luke´s y el Hospital General de Londres Nº 1. Asimismo detallan las dificultades del personal médico para diseñar las máscaras que protegieran de las emanaciones de gas, en este sentido es ilustrativo el relato de la británica Hermana Luard que cuidó del Subdirector de Servicios Médicos de la Quinta División, quién había experimentado con todo tipo de máscaras en un granero lleno de gas de cloro.
Entre las preocupaciones que las enfermeras reflejan como uno de los problemas más importantes al que tenían que enfrentarse eran los piojos y las ratas, ya que los soldados permanecían en las trincheras completamente mojados; a lo que se añadía la escasez de agua y las dificultades para mantener las mínimas condiciones de higiene.
En la misma línea se encuentra el libro Nurse At The Trenches, que recoge las cartas de una enfermera canadiense de Cruz Roja en el frente francés, en las que refleja las duras condiciones de su jornada de trabajo. Otro ejemplo es el libro Mademoiselle Miss, cartas de una enfermera americana que sirve como teniente en hospital del ejército francés cerca de las trincheras de Marne.
La autobiografía constituye uno de los géneros más apreciados por las escritoras en el siglo XX, para hacer oír su voz, a través de su propia experiencia, los distintos acontecimientos en los que las mujeres se vieron envueltas y la lucha de muchas de ellas por conseguir la representación de sus derechos.
Durante la Primera Guerra Mundial, 65 millones de hombres combaten en los frentes repartidos por todos los continentes. Mueren 6.000 al día, y tras cuatro años, solo siete de cada ocho logra sobrevivir. En total, fueron ocho millones de fallecidos en la guerra más sangrienta hasta el momento. Y aún así, durante ese tiempo no fueron los soldados los que encabezaron la lista mundial de fallecidos. Fueron las mujeres.
Mientras los hombres guerreaban, nosotras seguíamos quedándonos embarazadas. Durante la Primera Guerra Mundial murieron más mujeres en el parto que hombres en combate. No se las consideraba importantes. “Si fueran los hombres los que murieran por, simplemente, completar su ciclo reproductivo, ¿el mundo permanecería impasible?”, se preguntaba hace unos años Asha Rose Migiro, vicesecretaria de Naciones Unidas.
En la presentación de la obra Cartografías del yo, Julia Salmerón e Isabel Zamorano definen la autobiografía como un híbrido, ya que se mezclan en este género literario las distintas formas de prosa, la poesía, la escritura epistolar con la historia y los diarios. Por lo que la autobiografía desdibuja la frontera entre los géneros y entre lo público y lo privado. A lo largo de esta obra, pueden apreciarse las distintas perspectivas sobre la escritura autobiográfica que enriquecen el debate actual, ya que tratan aspectos como la sexualidad, la nacionalidad, cuestiones de tipo étnico-culturales o la procedencia social. En definitiva como exponen estas autoras, la autobiografía se muestra como una negociación constante entre la autora, el texto, y la protagonista, que pretende trasmitir una experiencia, real o no, pero que el sujeto percibe como vital.
No es sorprendente que fuesen numerosas las escritoras que utilizaron el género autobiográfico para reflejar sus vivencias en los hospitales de campaña y trasmitir el horror de las masacres, el sin sentido de aquella interminable guerra que supuso el desperdicio de tantas vidas, y de la que no se libró prácticamente ninguna familia en el Reino Unido, ni en los demás países que participaron en la guerra. En sus obras volcaron no sólo las emociones de la propia autora sino también las de quienes la rodeaban, de las numerosas víctimas que tenían a su cuidado y de las que morían en sus brazos ante la impotencia de las mismas cuidadoras, quienes en innumerables casos se convertían en su último lazo, la última conexión con éste mundo, llegando incluso a convertirse temporalmente y sólo ante los ojos del moribundo en su madre, su hermana, su mujer o su novia.
En no pocas ocasiones era la propia enfermera, que había asistido al soldado en los últimos instantes de su vida, quien asumía la responsabilidad de hacer llegar a las familias de los fallecidos, a través de cartas las últimas palabras de éstos. Función que, a decir de las propias protagonistas de estas acciones de índole tan humanitaria y de las familias afectadas, resultaba mucho más cercana, íntima y gratificante que los formales, pero fríos comunicados de los servicios oficiales de guerra. Sin duda alguna, las enfermeras se vieron envueltas en un conflicto sin precedentes cuyas devastadoras consecuencias pusieron de manifiesto las miserias y la debilidad del ser humano.
Para la Historia de la Enfermería estos relatos constituyen una fuente de primera mano que nos permite identificar los “nuevos enemigos” a los que las enfermeras tuvieron que enfrentarse en su actuación diaria, estos son, las heridas provocadas por las nuevas armas de fuego, las producidas por la utilización del gas mostaza o las enfermedades de de tipo psicológico entre otras. A lo que hay que añadir los problemas derivados de las condiciones en las que se encontraban los soldados soportando el frío y la humedad, factores que contribuían a la aparición de problemas respiratorios y epidemias. Además de la falta de agua, condicionando una higiene deficiente, la aparición de parásitos, sumado a la escasez de material quirúrgico y sanitario.
La producción literaria de las enfermeras estuvo fuertemente influenciada por las particulares condiciones de cada lugar y del espacio físico y temporal concreto en que les tocó prestar sus servicios y por ende al comparar los distintos escritos se observan diferencias en las circunstancias de cada historia. Aunque todas las obras coinciden en plasmar el horror y la compasión ante el trauma que expresaban sus pacientes. Para el historiador, resulta revelador rastrear, como refleja Christine E. Hallett, las diferencias en el estilo y contenido de las cartas y diarios del personal de Enfermería registrado y el voluntario VADs.
Este último fue el caso de Vera Mary Brittain, ejemplo claro de que tanto el lenguaje como el estilo empleado en sus cartas eran el resultado de su educación y condición social, estando muy alejado de las características estilísticas y de las experiencias vitales de sus compañeras al inicio y antes de la guerra.
VERA BRITTAIN (1893-1970)
Vera Mary Brittain nació en Newcastler-under-Lyme el 29 de diciembre de 1893, hija de Thomas Brittain, un rico industrial fabricante de papel, y de Bervon Edith, recibió una educación clásicamente victoriana como correspondía a una dama de la alta sociedad de su época, que una vez concluidos los estudios elementales se preparaban para contraer matrimonio. Sin embargo, Vera deseaba seguir estudiando e ir a la Universidad, al igual que su hermano Edward, por lo que luchó contra los prejuicios sociales y familiares, consiguiendo finalmente una beca para ingresar en Somerville College de Oxford y la aprobación familiar para el estudio de Literatura Inglesa.
Sin embargo el estallido de la I Guerra Mundial dará al traste con los planes de Vera, y decide enrolarse como enfermera voluntaria VADs, primero en Londres, y posteriormente en Francia y Malta. El alistamiento de su novio Roland Leighton, quien sería asesinado 1915, sus dos amigos cercanos Víctor Richardson y Geoffrey Thurlow y su hermano Edward, quienes también morirían en el frente italiano en 1918, fueron los motivos por los que Brittain decidiría unirse al Destacamento de Ayuda Voluntaria VADs.
En el libro Género e Historia. Mujeres en el Cambio socio-cultural europeo de1780 a 1920, Barbara Caine y Glenda Sluga, refieren que no sólo los hombres anhelaban la guerra, haciendo referencia a Vera Mary Brittain, quien después de 1914 escribiría en su diario la desesperación que sentía con su hermano y su prometido en el frente, ante las limitaciones impuestas por su condición de mujer, quejándose de su confinamiento en el “frente doméstico” y deseando ser hombre para poder entrenarse y jugar “ese gran juego de la muerte”:
“Noble o bárbaro, estoy bastante segura de que si yo hubiera nacido niño habría marchado a tomar parte de ella hace mucho tiempo; de hecho, he malgastado muchos momentos lamentando ser joven. Las mujeres sufren todo el aburrimiento de la guerra, y ninguna de sus emociones”. (Citado en Layton 1987:73)
La desilusión de la guerra alentó un sentimiento antibélico entre los hombres, que a menudo se volvía contra las mujeres, según Claine y Slogan, quienes consideran que la contribución femenina en tiempos de guerra sólo intensificó la separación entre sexos. Nuevamente hacen referencia a Brittain, para quien la guerra “había colocado una barrera de indescriptibles experincias entre los hombres y las mujeres que se aman”. (Brittain, citada en Gilbert 1987:200).
FOTO 010 Vera Mary Brittain con sobrilla 1912 y retrato 1914
Una vez concluida la guerra, las mujeres consiguieron ser miembros de pleno derecho en la Universidad de Oxford, a donde regresó Vera para llevar a cabo sus estudios. Allí conoció a Winifred Holtby, una ardiente feminista que había servido en el Cuerpo Auxiliar de Mujeres del Ejército durante la Primera Guerra Mundial, y con la que desarrollaría una estrecha amistad, ambas se graduaron en 1921 y se trasladaron a Londres con el objetivo de establecerse como escritoras. Para entonces en la Universidad de Oxford se había abolido el estudio de la lengua griega, pero Vera, y otras aspirantes a escritoras pudieron estudiar los textos clásicos de la Iliada y la Eneida en sus idiomas originales, lo que la permitiría realizar una adaptación de los temas épicos a formas modernas tales como las memorias de la I Guerra Mundial.
En su primera etapa como escritora Brittain publica dos novelas The Dark Tide (1923) y Not Without Honour (1925), que tuvieron poco éxito de público y además fueron ignoradas por la crítica, En la primera relata su vida en Oxford y los comportamientos sexistas que había vivido, así como su lucha como mujer para lograr una educación.
En su faceta como periodista tuvo más éxito, concretamente en los artículos que escribió en 1920 para la revista feminista Time and Tide. En relación a la mujer publicó dos libros, Women´s Work in Modern Britain (1928) y Halcyon or the Future of Monogamy (1928). En estos años se unió al Partido Laborista expresando sus ideas más radicales de izquierdas, y se convirtió en portavoz de la Liga de la Unión de Naciones. Vera fue una pacifista convencida y militante que viajó por todo el país defendiendo estas ideas. Ella fue vilipendiada por hablar en contra de la saturación de bombas sobre las ciudades alemanas durante la II Guerra Mundial. A consecuencia de la defensa de estas posiciones pacifistas llegó a ser considerada, por ciertos sectores, simpatizante de los alemanes y fue encarcelada.
Vera contrajo matrimonio con el científico y político George Catlin en 1925, trasladándose a EEUU, pero regresó a Inglaterra tras el nacimiento de sus dos hijos Jhon en 1927, autor de una autobiografía Family Quartet en 1987, y Shirley en 1930, quién llegó a ser Ministra del Gabinete Laborista.
En 1933 Vera publica Testament of Youth, obra autobiográfica en la que describe su lucha por la educación y su experiencia como enfermera en la I Guerra Mundial y que inmediatamente se convertirá en un betseller en EEUU y Gran Bretaña, siendo considerado un importante documento feminista. Años más tarde publicaría Testament of Experience (1957) que es la continuación de la historia de su vida entre 1925 y 1950.
La prematura muerte de su amiga y compañera Winifred Holtby (1935), sería un duro golpe para Vera, quien en tributo a su memoria escribiría en 1940 Testament of Friendship.
Vera Mary Brittain fue desde su juventud una feminista convencida, participe y testigo, de la mayor revolución de las mujeres en la reivindicación y consecución de los derechos en el siglo XX, cuando por fin comienza ha hablarse del derecho a la maternidad, ya que las bajas producidas por la guerra exigían la puesta en marcha de campañas de maternidad. A este respecto, Ana I. Marrades, en su obra Luces y sombras del derecho a la maternidad. Análisis jurídico de su reconocimiento, en el apartado que hace referencia al “Origen y evolución de la lucha de las mujeres por la protección de la maternidad en el Derecho Comparado Europeo” recuerda las palabras de Vera Mary Brittain, quién en 1953 sostenía que:
“la cuestión de la mujer es la esencia del estado de bienestar: en él las mujeres se han convertido en fines en si mismas y no en simples medios para los fines de los varones, el Estado de Bienestar ha sido la causa y la consecuencia del segundo gran cambio gracias al cual las mujeres han pasado en treinta años de rivalizar con los hombres a obtener un nuevo reconocimiento de su valía exclusiva como mujeres.”. (V. Brittain: Lady into Woman. A History of Woman from Victoria to Elizabeth II. Londres, Dakers, 1953, p. 224)
En 1966, cuando se dirigía a una reunión política sufrió una seria caída en la calle fracturándose una pierna y un dedo de su mano derecha, estas lesiones iniciaron un declive físico y afectaron también a su mente, que se volvió más confusa y ausente.
Nunca superó la muerte de su hermano, y tras su fallecimiento el 29 de marzo de 1970 sus cenizas se esparcieron sobre la tumba de Edward en Italia, como ella había dejado dispuesto.
En 1979 la BBC 2, llevó a cabo una adaptación de su autobiografía, y la compositora y compañera pacifista Sue Gill Murray, escribió una canción en memoria de Brittain titulada “Vera”.
TESTAMENT OF YOUTH Y LA EXPERIENCIA DE VERA BRITTAIN COMO ENFERMERA VOLUNTARIA EN LA I GUERRA MUNDIAL
Testament of Youth, fue publicado en 1933 y constituye la obra más destacada de la escritora Vera Mary Brittain. Basándose en las notas de su Diario, la autora describe a modo de autobiografía las experiencias de su vida entre 1900 y 1925. El libro está estructurado en tres capítulos, en la primera parte narra sus dificultades para acceder a la educación en un país donde la formación estaba vetada a la mujer, y sus dificultades para estudiar en Oxford.
FOTO 011 Testamento de Vera Mary Brittain
Pero sin duda uno de los aspectos más interesantes de su obra es la narración de su experiencia como enfermera voluntaria VADs durante la I Guerra Mundial en los hospitales de Londres, Malta y Francia, cerca del Frente Occidental cuidando de los soldados ingleses y los prisioneros alemanes, siendo testigo directo de las devastadoras consecuencias del combate moderno. Experiencias estas, que convirtieron a Vera en una pacifista convencida y un miembro activo de los movimientos pacifistas tanto en Inglaterra como en EEUU.
En lo que concierne a su experiencia como enfermera VADs, es interesante la descripción de su trabajo en las tareas diarias en el hospital ubicado en el campo de batalla de Étaples (Francia), en 1918.
“Nunca antes en mi vida me he sentido tan completamente sucia y mugrienta como estando de guardia aquí”, escribí a mi madre en respuesta a sus peticiones de una descripción de mi trabajo.
“La Hermana A tiene seis pabellones y no hay ninguna enfermera voluntaria en el pabellón de al lado, sólo un ordenanza, por lo que ni ella ni él pasan mucho tiempo aquí. Por lo tanto, yo soy Hermana (enfermera cualificada), voluntaria VAD y ordenanza todo en uno (alguien dijo el otro día que nadie excepto el Todopoderoso Dios podría dar una correcta definición del trabajo de una V.A.D.! (enfermera voluntaria) y además después, bastante lejos de lo que es realmente la enfermería, he mantenido el fuego de la cocina toda la noche, he hecho dos o tres rondas recogiendo bacinillas de las camas, y mantenido las ollas hirviendo y preparado las comidas en una ennegrecida cocina (…). Me siento como si me hubieran arrastrado por el suelo. (p. 360)
Vera refleja que una de las partes más duras de su trabajo era la cirugía, que además tenía resultados muy pobres. En su narración hace referencia a la situación que vivió cuando se produjo un ataque el 22 de marzo de 1918, explicando como las camas y las camillas estaban por el suelo, las botas de los soldados desperdigadas, mientras que bajo las mantas ennegrecidas quedaban al descubierto los miembros destrozados entablillados con vendajes sucios y llenos de sangre, consciente de que bajo esos vendajes le esperaba una terrible imagen a la que tenía que enfrentarse con tan sólo un par de fórceps, ya que éste era todo el instrumental que había en el antiguo pabellón médico. Igualmente resulta significativa su descripción de las condiciones en las que vivían soportando el frío mientras las placas de hielo cubrían las ventanas del pabellón, hasta las esponjas y las cacerolas de agua caliente se quedaban heladas. Así, levantarse por las noches para hacer guardia, refiere Vera es un ejercicio tan agotador como la propia enfermedad.
Asimismo, comenta como a medianoche tenían que echar a la gente de sus camas y hacerles dormir en el suelo, para colocar a los heridos más graves que llegaban del frente.
En otro de los párrafos refleja la crudeza de la situación:
“Sólo desearía que aquellos que escribieron con tanta palabrería que ésta iba a ser una Guerra santa, y los oradores que siguen hablando tanto sobre continuar, sin importar cuanto pueda durar la Guerra y lo que ésta puede significar, pudieran ver un caso - por no mencionar los diez casos- de gas mostaza en las fases iniciales, pudiesen ver a los pobres infelices totalmente quemados y cubiertos de ampollas que supuran, cegados -algunos temporalmente, pero otros permanentemente- todos hacinados y pegajosos, permanentemente luchando por mantener la respiración mientras apenas pueden mediante un susurro decir que se les está cerrando la garganta y que son conscientes de que están ahogándose”.
Sin duda su relato es estremecedor, y refleja la angustia y el miedo mientras las bombas enemigas y las ametralladoras de los aviones hacían caer los trenes ambulancia día y noche. Los hombres, escribe Vera, cubiertos de barro, moribundos, bajo los efectos del gas, gritan retorciéndose “en una parodia de hombría, cadáveres con los ojos fijos en el vacío y brillantes caras amarillas”.
Para situar a nuestra protagonista conviene recordar que Vera Mary Brittain era una mujer británica de clase media alta, y que por tanto no tenía ninguna formación como enfermera, salvo un curso previo a su marcha al continente. Pero tampoco estaba acostumbrada a las tareas cotidianas que todas las mujeres, a excepción de las de las clases privilegiadas, acostumbraban a realizar en la vida diaria, algo que se refleja en el libro cuando expone sus dificultades para freír un huevo es algo más que anecdótico.
Muy pocas mujeres perdieron la vida en la I Guerra Mundial, pero este sería el último caso. La moderna guerra aérea mataba indiscriminadamente a hombres y mujeres. Cuando Vera escribió Testament of Youth estaba recordando una guerra cuyo impacto fue desigual entre clases y sexos. El mayor impacto se produjo sobre el soldado raso británico, aunque un popular mito nos haría creer que fueron sobre todo los oficiales los que sufrieron el mayor número de bajas.
En 1914 Vera tenía 18 años y cuando decide ir Oxford estalla la guerra, cuatro años más tarde, su vida y la vida de toda una generación había cambiado de una forma inimaginable en la aparente tranquilidad de los años de la preguerra. Brittain inicia sus memorias de la guerra con estas palabras:
“Cuando la Gran Guerra estalló yo no lo ví como una inmensa tragedia, sino como la más exasperante interrupción de mis planes personales. Para explicar la razón de esta egoísta perspectiva del mayor desastre de la historia es necesario retroceder un poco, tan sólo por un momento hasta los decadentes años noventa en los que yo nací (...) con las banderas ondeando en las calles para celebrar el Jubileo de Diamantes de la Reina Victoria”
Testament of Youth es una de las más famosas autobiografías de la I Guerra Mundial, es el relato de cómo la autora sobrevivió a la misma, cómo ella perdió al hombre que amaba, cómo cuidó de los heridos y cómo se adentró en un mundo totalmente cambiado. Este apasionado relato de una generación pérdida hizo de Vera una de las más apreciadas escritoras de la época.
Con respecto a esta obra Nicola Beaumann escribe:
“El impacto sobre las mujeres fue más duradero: a menudo sus vidas fueron irrevocablemente distorsionadas. Nadie puede leer Testament of Youth sin lágrimas y es un gran tributo al estilo en prosa de Vera Mary Brittain que mantiene al lector cautivado a lo largo de casi 700 páginas. Ella describe su infancia en el Buxton provincial, su breve permanencia en Oxford, su creciente amor por Roland Leighton, así como sus cuatro años de enfermería. Los despiadados dramas de los años de de guerra la dejan emocionalmente aturdida, y aunque finalmente encuentra un nuevo amor ella no pretende que sea más que un sustituto del fallecido Roland, quien personifica tanta tragedia y tanto heroísmo. Ya que este es uno de los temas más obsesivos de las pocas novelas escritas por mujeres cuyos amantes murieron en la guerra pueden encontrar a otros hombres, pero éstos nunca remplazarían a aquellos que habían perdido”.
Mª Luz Fernández Fernández. Profesora Titular de la Escuela Universitaria de Enfermería. “Casa de Salud Valdecilla”. De la Universidad de Cantabria. Santander, de la asignatura de Bases Históricas y Teóricas de la Enfermería. Diplomada en Enfermería. Licenciada en Historia. Master en Historia Contemporánea.
FOTO 012 Mª Luz Fernández Fernández. Enfermera e historiadora
A lo largo de estos años viene desarrollando una intensa actividad investigadora presentando numerosas comunicaciones y participando como Ponente invitada en distintos Congresos y Jornadas. Entre sus últimas publicaciones pueden destacarse, “La famosa escritora Vera Brittain, enfermera en la I Guerra Mundial”, publicada en el libro La Trasformación de la Enfermería nuevas miradas para la Historia, de la Editorial Comares, y cuyos editores han sido Carmen González Canalejo y Fernando Martínez López, y el capítulo sobre “Historia de la Enfermería Traumatológica”, en la obra de la editorial DAE, Cuidados al paciente con alteraciones traumatológicas y ortopédicas, próximo a publicarse. En estos momentos se encuentra desarrollando su trabajo de Tesis Doctoral sobre “La Escuela de Enfermería Casa de Salud Valdecilla 1929 - 1954”. Desde aquí le deseamos que concluya su Tesis con la mejor nota, ya que su trayectoria así lo merece.
CONCLUSIÓN
La obra de Vera Brittain nos permite abordar el trabajo de la Enfermería desde otra óptica, sin duda es interesante observar su relato ya que siempre escribió desde el corazón y basándose en gente real.
La I Guerra Mundial puso de manifiesto la debilidad de la profesión enfermera que aún no había hecho más que empezar unos años antes cuando Florence Nightingale creara la Escuela de Enfermería en 1860. El personal voluntario VADs, se vió abocado a suplantar en más de una ocasión a las enfermeras que temieron por sus puestos de trabajo como consecuencia de la indefinición de funciones y la falta de un corpus de conocimientos propio. Sin duda, las experiencias de esta guerra, entre los que ha que reseñar la consecución del sufragio femenino, ya que no podemos olvidar que la Enfermería era una profesión sólo para mujeres, empujaron a las enfermeras a la creación de Colegios y Asociaciones con el fin de luchar y reivindicar sus derechos. Este sería el camino hacia la profesionalización que sin embargo tendría que esperar a la finalización de otro gran conflicto, la II Guerra Mundial, para conseguir la consolidación de la Enfermería como una Disciplina científica.
FOTO 013 Mª Luz y alumnos de 1º Grado de Enfermería de la E.U.E. “Casa de Salud Valdecilla” de la Universidad de Cantabria
AGRADECIMIENTO
Jorge Osorio Letamendía, por sus fotografías.
AUTORES
Jesús Rubio Pilarte
Enfermero y sociólogo. Profesor de la E. U. de Enfermería de Donostia. EHU/UPV
Miembro no numerario de La RSBAP
jrubiop20@enfermundi.com
Manuel Solórzano Sánchez
Enfermero Servicio de Oftalmología
Hospital Donostia de San Sebastián. Osakidetza /SVS
Vocal del País Vasco de la SEEOF
Miembro de Eusko Ikaskuntza
Miembro de la Sociedad Vasca de Cuidados Paliativos
Miembro Comité de Redacción de la Revista Ética de los Cuidados
M. Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro no numerario de La RSBAP
masolorzano@telefonica.net
FOTO 001 Vera Mary Brittain. Vestida de enfermera voluntaria
RESUMEN
La Enfermería ha mantenido a lo largo de la historia una estrecha relación con los conflictos armados, siendo la necesidad de atención a los heridos y la urgencia ante las enfermedades epidémicas como el tifus, cólera, fiebre amarilla, o el hambre, los que han demostrado la necesidad y eficacia del trabajo de las enfermeras.
La escritora británica Vera Mary Brittain, feminista y pacifista, reflejó en su obra Testament of Youth (Testamento de juventud 1933), su trabajo como enfermera voluntaria en la I Guerra Mundial, mostrándonos sus devastadoras experiencias, ante las terribles condiciones que sufrían los soldados en el frente, y los hospitales de campaña. Además esta obra, es un testimonio del dolor de su generación y de la lucha por la paz y la igualdad de sexos, ya que Vera Mary Brittain fue una luchadora a favor de los derechos de la mujer en una época de cambios trascendentales para la humanidad.
El objetivo de este trabajo, es indagar en las circunstancias de la participación de la mujer en el terreno de la Enfermería durante la I Guerra Mundial, fundamentalmente a través del relato de Vera Mary Brittain, quien, como muchas mujeres de su época, desarrolló un importante papel dentro del mundo del voluntariado dedicado a paliar la carencia de personal de enfermería en situaciones de extrema necesidad. Aspectos estos que han sido poco estudiados y conocidos por la profesión enfermera, y que en los últimos años está sacando a la luz la Historia social.
LA I GUERRA MUNDIAL
La guerra constituye uno de los fenómenos permanentemente presentes en la Historia de la Humanidad, y que al igual que otros hechos sociales, ha afectado en mayor o menor grado, según su intensidad, a la estructura social. Según dice la socióloga María Vidaurreta que refleja cómo en la civilización occidental y europea, la Historia pone de manifiesto que la presencia de la guerra ha constituido un factor activo en los distintos cambios sociales, transformando dicha civilización.
FOTO 002 Hospital Oxford Enfermería
Las guerras han sido más o menos cruentas en función del desarrollo tecnológico y la utilización de todo tipo de armamento de cada momento histórico. Es decir, la sofisticación en la capacidad destructiva del armamento bélico (como en el caso de las armas químicas) ha ampliado su radio de acción haciendo llegar sus devastadores efectos no sólo para los combatientes directos sino también a la población civil.
Entre los conflictos armados que surgen en Europa, hasta el siglo XIX, es interesante destacar la Guerra de Crimea (1854-1856), ya que por diversas razones ha sido considerada como la primera guerra moderna. En este conflicto armado que enfrentó a Rusia contra Turquía y sus aliados Francia, Inglaterra y el Piamonte; se usaron por primera vez los rifles con cañón estriado en lugar de los mosquetes de ánima lisa, un armamento que permitía luchar y matar a mayor distancia, los proyectiles explosivos, en vez de los macizos, y las minas marinas que utilizó la armada rusa en sus acciones en el Báltico, además de los barcos acorazados. Esta prolija descripción puede parecer excesiva e innecesaria, pero no lo es tanto si tenemos en cuenta que las lesiones producidas por el armamento de distintas características va ha condicionar la evolución y el cuidado de las heridas una de las cuestiones fundamentales para la Enfermería en el contexto bélico.
Aún así, y a pesar de los cambios en el equipamiento militar, para autores como J.A.S. Grenville, la Guerra de Crimea es la última del siglo XVIII, ya que la mayoría de las muertes no las causó la acción enemiga, sino las enfermedades y las epidemias, triunfando la tecnología militar sobre la táctica, ya que esta guerra se libró casi con el mismo equipamiento, armas, uniformes, y concepciones tácticas, que la Batalla de Waterloo (1815).
FOTO 003 Ambulancia británica interior 1918. Traslado de herido 1918
De paso, destacar la magnífica intervención de Florence Nightingale, Mary Seacole, Rosa Barr, Nora McCormack, Martha Clough y tantas otras enfermeras anónimas en este cruento contexto, crucial para la salvación de un gran número de vidas y para el desarrollo de la Enfermería como tal. Por otra parte, recordar que por primera vez en la historia en esta guerra los ciudadanos en casa recibieron fotografías e información cercana del desarrollo del conflicto en el frente, destacando la labor del corresponsal del The Times, W.H. Russell, y del fotógrafo Roger Fenton. Sin duda, la concurrencia de todas estas circunstancias, convierten a la Guerra de Crimea en un conflicto sin precedentes. En palabras de D. Murphy: “durante la guerra de Crimea, el mundo dio un paso hacia la idea de guerra total, y fue un caso en el cual las poblaciones civiles de las naciones beligerantes fueron vistas como blancos legítimos”.
Casi sesenta años después, en los inicios del siglo XX, Europa iba a vivir uno de los episodios más trágicos y traumáticos de historia, la conocida como la Gran Guerra o I Guerra Mundial, un fenómeno clave en la cultura occidental que como refleja Aránzazu Usandizaga, desestabilizaría para siempre los esquemas en los que Occidente había confiado desde la Ilustración, además de las convicciones morales derivadas de la seguridad y la razón. Una guerra, que condujo a la muerte a millones de jóvenes, como consecuencia de la ineficacia e indeficiencia de los políticos y los mandos militares entrenados en conflictos del pasado.
A finales del siglo XIX las potencias europeas se enfrentaban a lo que se conoció como la “gran depresión”, tratando de paliar sus efectos mediante la búsqueda de nuevos mercados, territorios ricos en materias primas que pudieran utilizarse en la industria del país. La guerra y la conquista, fueron las acciones que las naciones europeas llevaron a cabo para conseguir el dominio del mundo y afianzar su poder, en un momento en el que los Imperios de la Edad Moderna estaban en decadencia.
FOTO 004 Hospital 1916
La apertura del Canal de Suez, que comunicaba África y Asia, volverá a imprimir un nuevo protagonismo al Mar Mediterráneo, que había perdido importancia a lo largo de la Edad Moderna, siendo Gran Bretaña, como dueña del Canal, el país que se convertirá en el gran dominador de la zona. La carrera por la colonización de África y el Extremo Oriente había comenzado, los distintos países europeos lucharían por imponer su Imperio lo que provocaría una situación de permanente conflicto, y que se uniría a las dos sucesivas guerras de los Estados balcánicos, la primera contra Turquía y la segunda entre ellos, provocando un vuelco en la situación de la zona, ya que tras el tratado de Bucarest (1913), Turquía quedó reducida en los Balcanes a la región entorno a Estambul y Serbia, aliada de Rusia, se consolidó como principal Estado de la región, situación que provocó la alarma en el Imperio Austro-Húngaro, al que Alemania estaba decidido a apoyar. El asesinato del heredero al trono de Austria-Hungría, el Archiduque Francisco Fernando, el 28 de junio de 1914, será el detonante de la I Guerra Mundial.
Si la Guerra de Crimea supuso un notable avance armamentístico, en este nuevo conflicto entre las potencias industriales, se daría un paso más, alcanzándose un índice de violencia y horror nunca antes conocido como consecuencia de la utilización de las nuevas armas, granadas, lanzallamas, tanques y el terrible gas mostaza, cuyas efectos incrementaron aún más el nivel de las masacres. Esta guerra, constituyó además un martirio para millones de hombres que intentaban sobrevivir al fuego enemigo a lo largo de kilómetros de trincheras infectadas de ratas, entre el barro, la humedad y el frío.
El 11 de noviembre de 1918 finalizaba una de las mayores tragedias de la humanidad, millones de muertos, heridos e inválidos, innumerables pérdidas económicas, los países participantes en este conflicto debieron hacer frente a las enfermedades, el dolor y la desolación. La esperanza era pensar que nunca más se volviera a repetir un hecho de tal magnitud, nada hacia sospechar que Europa viviría en el mismo siglo otro nuevo conflicto armado, que sería considerado como el más sangriento de la Historia mundial, la II Guerra Mundial.
FOTO 005 Mujeres enfermeras y conductoras de ambulancia
LAS MUJERES Y LA I GUERRA MUNDIAL
Cuando se inició el conflicto en 1914, se pensaba, en una guerra “fresca, alegre y corta”, incluso los movilizados adornaban sus fusiles con flores, sin embargo, el equilibrio de fuerzas entre los dos bandos sería un impedimento para la victoria rápida. Además, cuando los frentes se estabilizaron y se iniciaron las batallas de desgaste, se puso de manifiesto la falta de experiencia en la coordinación de los mandos militares fundamentalmente de los ejércitos aliados de Francia y Gran Bretaña, lo que unido a las dificultades para acceder a los refuerzos debido a la precariedad de los transportes, como expone Aránzazu Usandizaga Sainz, provocó unas cifras astronómicas de muertos y heridos, que obligó a enviar al frente a masas incontables de hombres.
Por otro lado, la urgencia de la guerra provocó el vacío en las fábricas, los despachos, el campo, las profesiones liberales, de los puestos de trabajo ocupados por los hombres, y que ahora serían sustituidos por las mujeres. Así, si el trabajo de las mujeres fue importante desde el principio de la guerra, a partir de 1915 se convierte en imprescindible, ya que el equilibrio de fuerzas lleva a los países beligerantes a aumentar y perfeccionar la fabricación de armamento con el fin de ganar la guerra, provocando una gran demanda de mano de obra que obligó a las mujeres a ocupar los puestos de trabajo a los que nunca habían tenido acceso en el pasado. Pero además según Usandizaga, las mujeres tuvieron que encargarse física y psicológicamente de los miles de heridos, descubriendo por primera vez el cuerpo masculino, y recomponiéndolo tras los destrozos devastadores de la guerra, haciendo referencia en este sentido al artículo de Sandra M. Gilbert, que con su publicación en 1983 revolucionó los estudios de género y la forma de comprender la Gran Guerra, mantiene que:
A medida que los hombres jóvenes se iban alienando de sus identidades de antes de la guerra, se iban hundiendo en la inmundicia y la sangre de la Tierra de Nadie, como por efecto de un tenebroso movimiento del péndulo de la historia, las mujeres parecían ser cada vez más poderosas. Como enfermeras, dueñas, como trabajadoras en las fábricas de armamento, conductoras de autobús o soldados en el “ejército de tierra”, incluso como esposas y madres, estas criaturas hasta ahora sumisas, empezaron a verse en una dimensión malévolamente agrandada.
La I Guerra Mundial supuso un gran cambio para las mujeres, que irrumpieron en todos los campos, la adopción de los nuevos roles que tuvieron que desarrollar condicionaron en todos los sentidos su vida cotidiana, acortaron sus faldas, se cortaron el pelo y comenzaron a usar pantalones para trabajar más cómodamente en las fábricas, las circunstancias las obligaron a moverse solas, algo impensable antes de 1914, ya que siempre debían ir acompañadas.
Las mujeres tomaron conciencia de su valor social, se sintieron alentadas a demandar y reclamar su derecho al sufragio, algo que ya habían conseguido en Nueva Zelanda a finales del siglo XIX (1893), Australia y Finlandia a principios del siglo XX y Noruega en 1913. En este sentido María Vidaurreta destaca el caso danés ya que aunque la Constitución de 1908, ya había concedido derechos municipales a las mujeres, el 5 de junio de 1915, en plena Guerra Mundial, el Parlamento danés concede a las mujeres el derecho al sufragio y a la elegibilidad. Dinamarca no era un país beligerante, sin embargo, los acontecimientos que se estaban sucediendo en Europa, podían arrojar a este país al conflicto, por ello Marie de la Hire reconoce el gesto de este país: “Ha reconocido en un homenaje calmado y grandioso al pueblo de sus mujeres otorgándolas los derechos de sufragio y de elegibilidad”. “Mientras el cañón truena sobre los campos de Europa, en el momento en que los hombres de un país pueden esperar correr a las fronteras para defender con su sangre la integridad del suelo, es muy bello hacer un gesto, cumplir un acto como éste que ha firmado el Rey Christian X”.
FOTO 006 Mujeres en la guerra
Tras el final de la I Guerra Mundial en 1918, las mujeres de Alemania, los Países Bajos, Polonia, Rusia, Austria, Bélgica, y Gran Bretaña, sólo tuvieron derecho al voto de manera restringida, es decir aquellas que tenían más de 30 años, vieron como sus luchas daban fruto al conseguir el derecho a voto. A pesar de este movimiento generalizado, en Francia esto no fue posible hasta después de la II Guerra Mundial en 1945.
Otro hecho fundamental a tener en cuenta es que por primera vez la escritura femenina se hace eco de los horrores de la guerra y la posguerra con una nueva dimensión, aunque como sostiene Usandizaga, los primeros estudiosos de la literatura producida por la guerra excluyen totalmente el trabajo femenino, no teniéndose en cuenta hasta la aparición del mencionado estudio de Sandra Gilbert. Las mujeres escritoras emplearon la autobiografía, la novela, el relato corto, todo tipo de género literario para expresar sus experiencias y opiniones sobre la Guerra.
Usandizaga mantiene que uno de los textos más informativos para comprender los procesos contradictorios y complementarios que sufrieron las mujeres durante la Gran Guerra, es la obra autobiográfica de Vera Mary Brittain Testament of Youth (1933), la cual constituirá nuestra principal fuente de referencia en este estudio. Brittain se identificó desde el primer momento con el enorme sacrificio de los combatientes como consecuencia del alistamiento de su hermano Edward y de su novio Roland, y de su círculo de amigos cercanos al que seguiría el tremendo sentimiento de pérdida tras la muerte de todos ellos a lo largo del interminable conflicto. Además, Brittain relata su lucha por conseguir el acceso a una educación universitaria, hasta entonces vetada a las mujeres. Mientras que la mayor parte de su autobiografía está dedicada a detallar sus desgarradores recuerdos y terrible experiencia como enfermera voluntaria en la I Guerra Mundial.
ENFERMERÍA Y LA GUERRA
El primer conflicto bélico de la Historia en que quedó patente la trascendencia del trabajo de la Enfermería fue la Guerra de Crimea (1854-1856), entre los más destacados personajes Florence Nightingale y Mary Seacole demostraron, con sus conocimientos y su buen hacer, la importancia del trabajo de las enfermeras en el cuidado de los soldados enfermos y heridos. Una vez finalizada la Guerra, Nightingale fue nombrada Superintendente General del Establecimiento de Mujeres Enfermeras de los Hospitales Militares del Ejército, escribiendo años más tarde el manual Introducción de las Mujeres Enfermeras en el Ejército, utilizado por la Oficina de Guerra como libro de consulta hasta 1872.
FOTO 007 Enfermeras en el campo de batalla. Poniendo una bolsa de sangre
La Reina Victoria de Kent, conocedora de la labor de Nightingale y de la importancia de contar con un cuerpo de enfermeras debidamente preparadas para atender a las tropas en situaciones de guerra, ordenó construir un hospital que capacitara a las enfermeras y a los cirujanos para cuidar de los pacientes militares en el mismo año en que Nightingale fundara la que sería la primera Escuela de Enfermeras de la Historia en el Hospital Santo Tomás de Londres (1860). En 1863 abría sus puertas el “Royal Victoria Hospital” de Netley, admitiendo a los pacientes militares que requerían cuidados, y en 1881 se crearía un cuerpo de enfermería del ejército que prestarían sus servicios en las guerras contra los Boer.
Doce años antes del estallido de la I Guerra Mundial, cuando el Imperio Británico gozaba de una paz relativa, bajo la protección de la Reina Alexandra se crea el Servicio Militar de Enfermería (ANS, Army Nursing Service) y el Servicio de Indias de Enfermería (INS, Indian Nursing Service), por una R.O. de 27 de marzo de 1902 que se reconvertiría posteriormente durante la Gran Guerra en Queen Alexandra´s Royal Army Nursing Corps (QARANC), o Cuerpos de Enfermería de la Armada Real Reina Alexandra, que prestaron sus servicios en diferentes países como Francia, India, África oriental, Italia, Palestina, Egipto, Mesopotamia, Tesalónica y Rusia.
FOTO 008 Carteles Cruz Roja
En relación a la implicación de las enfermeras en la guerra, es importante destacar la creación de la Cruz Roja Internacional, un organismo directamente relacionado con la asistencia sanitaria en situaciones de conflicto.
El 24 de junio de 1857 los ejércitos franco-sardos se enfrentan a las tropas austriacas en su lucha por la unidad italiana, en una aldea al norte de Italia llamada Solferino. Una multitud de refugiados y heridos llegó a la vecina localidad de Castiglione donde casualmente se encontraba el ginebrino Henry Dunant, quién consternado por la inhumana y caótica visión se involucra directamente prestando su ayuda a las mujeres del lugar en la atención a los necesitados. A su regreso a Ginebra y terriblemente afectado por lo que había visto, Dunant escribe la obra Recuerdos de Solferino, publicada en 1862 donde describe la batalla y la situación de los heridos constatando que la mayor parte del sufrimiento hubiera podido evitarse, y concluyendo con la siguiente reflexión:
"¿No se podría, durante un período de paz y de tranquilidad, fundar sociedades de socorros cuya finalidad sería prestar o hacer que se preste, en tiempo de guerra, asistencia a los heridos, mediante voluntarios dedicados, abnegados y bien calificados para semejante obra?".
Dunant apeló asimismo a las autoridades militares de distintas naciones y las reuniones extraordinarias que mantenían haciéndoles esta pregunta “¿no sería de desear que aprovechen la ocasión de esta especie de congreso para formular algún principio internacional, convencional y sagrado que, una vez aprobado y ratificado, serviría de base para sociedades de socorro a los heridos en los diversos países de Europa?”.
Dunant hizo un llamamiento a varios gobiernos europeos con la finalidad de crear un organismo internacional que brindara ayuda voluntaria a los combatientes, y el 23 octubre de 1863 se llevó a cabo la Primera Conferencia en Ginebra, donde se reconocerá la neutralidad de los servicios sanitarios así como la de los habitantes del país al que prestasen socorro, creándose así la Cruz Roja Internacional. Su emblema una cruz roja sobre fondo blanco, sería adoptado por todos los países miembros, y figuraría a partir de entonces en las ambulancias, hospitales y uniformes del personal sanitario, con el fin de que salvaguardarlos de los ataques en los conflictos armados.
La creación de este organismo servirá en cierto modo de estímulo para el impulso de la Enfermería, teniendo en cuenta que a finales del siglo XIX esta profesión como tal estaba aún dando sus primeros pasos. En 1886 el Hospital Victoria House de Berlín enviaría a la Escuela Nightingale a su Enfermera Jefe para que ésta ampliase allí su formación. La misma actuación sería seguida por enfermeras procedentes de diversos países europeos. A partir de este momento se promovieron en Alemania y otros países los cursos de formación, con una duración de un año que a partir de 1920 se extendería a dos, incrementándose el número de Escuelas de Enfermería de Cruz Roja por todo el mundo. A lo largo de la I Guerra Mundial la Cruz Roja reclutó un total de 20.000 enfermeras, que prestaron sus servicios en las distintas zonas del conflicto.
Las devastadoras consecuencias de la Gran Guerra con miles de soldados heridos y enfermos, puso de manifiesto la carencia de enfermeras, con cifras que a todas luces resultaban insuficientes, fundamentalmente porque a principios del siglo XX aún continuaban en vigor las normas que en su día instituyera Florence Nightingale necesarias para acceder a la formación de enfermeras, tales como ser mayor de 25 años, no estar casada y pertenecer a una clase media alta.
Para intentar paliar esta situación se empleó personal auxiliar, cuestión que por otra parte ha sido recurrente a los largo de la Historia de la Enfermería como consecuencia de la falta de personal cualificado sobre todo en situaciones de enfrentamiento bélico. Así en el período entre 1914 - 1918, durante la I Guerra Mundial se produjo una gran afluencia de personal auxiliar de Enfermería procedente de los Destacamentos de Ayuda Voluntaria (V.A.D.s.), como fue el caso de Vera Mary Brittain. Por este motivo las Asociaciones de Voluntarios alcanzaron gran relevancia durante la I Guerra Mundial, ya que las mujeres pudieron participar como conductoras de ambulancias, cocineras y ayudantes de las enfermeras, aún cuando las autoridades militares no aceptaron sus servicios en primera línea del frente hasta 1915, contando inicialmente con aquellas mujeres que tenían entre veinte y veintitrés años y más de tres meses de experiencia.
En Inglaterra, y con la ayuda de la Cruz Roja y la Orden de San Juan, se habían creado en 1909 los Destacamentos de Ayuda Voluntaria (VADs) con el objetivo de proporcionar asistencia médica en tiempos de guerra, en el verano de 1914 había más de 2.500 voluntarias en los destacamentos de Gran Bretaña, que pasarían a ser 38.000 a lo largo de los cuatro años de guerra. Algunas de estas mujeres escribían las cartas a los soldados que estaban demasiado enfermos, o no sabían escribir.
Entre las ayudantes voluntarias más famosas que trabajaron como enfermeras en la I Guerra Mundial se encuentran la novelista Agatha Christie quién plasmó sus experiencias como VADs en su Autobiografía publicada póstumamente en 1977, y la escritora Vera Mary Brittain, quién relató sus vivencias en Testament of Youth. El mismo tema es el hilo conductor en la novela Adiós a las armas, en la que Ernest Hemingway relata su propia historia de amor con una enfermera voluntaria inglesa en un hospital de Milán, vivida mientras este, oficial estadounidense prestaba servicio en las ambulancias.
En el artículo “British Nurses at War 1914 - 1918: Ancillary Personnel And the Battle for Registration”, Julia Roberts pone de manifiesto que a finales del siglo XIX la Enfermería se ocupaba fundamentalmente de tareas domésticas, administración de medicamentos y la cura de heridas, pero no existía un cuerpo unificado de conocimientos. Cuando estalló la I Guerra Mundial el número de enfermeras en Gran Bretaña era de 12.000, algunas con formación reconocida, aunque muchas otras tan sólo habían recibido un entrenamiento básico sobre higiene, dietética y anatomía. El trabajo se desarrollaba básicamente en los hospitales y esta dedicación se fue haciendo más popular entre la creciente clase media.
La demanda de enfermeras durante la Gran Guerra fue creciendo a medida que, contra lo previsto, se alargaba el conflicto. Para aliviar el problema se contrató personal voluntario de los destacamentos, popularmente conocidos/as como V.A.D.s., a quienes se les exigía un certificado médico, solicitud con referencias y entrevista, firmando, si finalmente eran aceptadas, por un período inicial de seis meses o hasta el final de la guerra, siempre con un mes previo de prueba.
El trabajo de las VADs, no estaba remunerado y se hacía bajo la supervisión de una enfermera. Las edades de las auxiliares voluntarias oscilaban entre 18 y 40 años y se les daba nociones de primeros auxilios. En un principio su trabajo se desarrolló en Gran Bretaña, pero las necesidades de la guerra extendieron su labor al continente, concretamente a Francia, donde llegaron en 1915 siendo la proporción con las enfermeras de 3 a 2, se las colocaba a cargo de las salas. Las enfermeras comenzaron a temer por sus puestos de trabajo, sobre todo al finalizar la guerra. Sin duda esta situación puso de manifiesto la vulnerabilidad de la Enfermería y la falta de definición de unas funciones claras, y por tanto la coherencia de su papel ocupacional, ya que en ocasiones no era fácil distinguir entre una V.A.Ds. y una enfermera profesional, situación que provocó numerosas tensiones. En este sentido un ejemplo ilustrativo es el hecho de que en el Birmingham Hospital, se contratasen entre 18 y 20 VADs como enfermeras, ejemplos que se repiten a lo largo de toda la guerra.
RELATOS DE LA EXPERIENCIA ENFERMERA EN LA GUERRA
Muchas de las enfermeras, tanto profesionales como auxiliares voluntarias escribieron relatos sobre sus experiencias, que permitieron conocer a la población los terribles efectos de la Gran Guerra. Sus vivencias en los hospitales de campaña, fundamentalmente a través de la correspondencia con sus familiares, de diarios personales y posteriormente la publicación de otros géneros literarios. Todos ellos son muestra del horror y el sufrimiento de los soldados, como puede apreciarse en la obra The Roses Of No Man´s Land, escrita por Lyn Macdonald, donde se describe el panorama de dificultades, la desilusión y la desesperación, pero también la resistencia y el valor supremo.
FOTO 009 Carteles enfermeras voluntarias VADs
Por otra parte, nos permite conocer las nuevas técnicas médicas puestas en práctica en esta guerra, como las transfusiones de sangre, la cirugía plástica o la psiquiatría, en un intento de salvar a los soldados destrozados en cuerpo y espíritu. Los numerosos testimonios nos describen el impacto y el horror de la batalla, el stress traumático, que condujo a la creación de Centros en toda Gran Bretaña como el Hospital Militar de St. Luke´s y el Hospital General de Londres Nº 1. Asimismo detallan las dificultades del personal médico para diseñar las máscaras que protegieran de las emanaciones de gas, en este sentido es ilustrativo el relato de la británica Hermana Luard que cuidó del Subdirector de Servicios Médicos de la Quinta División, quién había experimentado con todo tipo de máscaras en un granero lleno de gas de cloro.
Entre las preocupaciones que las enfermeras reflejan como uno de los problemas más importantes al que tenían que enfrentarse eran los piojos y las ratas, ya que los soldados permanecían en las trincheras completamente mojados; a lo que se añadía la escasez de agua y las dificultades para mantener las mínimas condiciones de higiene.
En la misma línea se encuentra el libro Nurse At The Trenches, que recoge las cartas de una enfermera canadiense de Cruz Roja en el frente francés, en las que refleja las duras condiciones de su jornada de trabajo. Otro ejemplo es el libro Mademoiselle Miss, cartas de una enfermera americana que sirve como teniente en hospital del ejército francés cerca de las trincheras de Marne.
La autobiografía constituye uno de los géneros más apreciados por las escritoras en el siglo XX, para hacer oír su voz, a través de su propia experiencia, los distintos acontecimientos en los que las mujeres se vieron envueltas y la lucha de muchas de ellas por conseguir la representación de sus derechos.
Durante la Primera Guerra Mundial, 65 millones de hombres combaten en los frentes repartidos por todos los continentes. Mueren 6.000 al día, y tras cuatro años, solo siete de cada ocho logra sobrevivir. En total, fueron ocho millones de fallecidos en la guerra más sangrienta hasta el momento. Y aún así, durante ese tiempo no fueron los soldados los que encabezaron la lista mundial de fallecidos. Fueron las mujeres.
Mientras los hombres guerreaban, nosotras seguíamos quedándonos embarazadas. Durante la Primera Guerra Mundial murieron más mujeres en el parto que hombres en combate. No se las consideraba importantes. “Si fueran los hombres los que murieran por, simplemente, completar su ciclo reproductivo, ¿el mundo permanecería impasible?”, se preguntaba hace unos años Asha Rose Migiro, vicesecretaria de Naciones Unidas.
En la presentación de la obra Cartografías del yo, Julia Salmerón e Isabel Zamorano definen la autobiografía como un híbrido, ya que se mezclan en este género literario las distintas formas de prosa, la poesía, la escritura epistolar con la historia y los diarios. Por lo que la autobiografía desdibuja la frontera entre los géneros y entre lo público y lo privado. A lo largo de esta obra, pueden apreciarse las distintas perspectivas sobre la escritura autobiográfica que enriquecen el debate actual, ya que tratan aspectos como la sexualidad, la nacionalidad, cuestiones de tipo étnico-culturales o la procedencia social. En definitiva como exponen estas autoras, la autobiografía se muestra como una negociación constante entre la autora, el texto, y la protagonista, que pretende trasmitir una experiencia, real o no, pero que el sujeto percibe como vital.
No es sorprendente que fuesen numerosas las escritoras que utilizaron el género autobiográfico para reflejar sus vivencias en los hospitales de campaña y trasmitir el horror de las masacres, el sin sentido de aquella interminable guerra que supuso el desperdicio de tantas vidas, y de la que no se libró prácticamente ninguna familia en el Reino Unido, ni en los demás países que participaron en la guerra. En sus obras volcaron no sólo las emociones de la propia autora sino también las de quienes la rodeaban, de las numerosas víctimas que tenían a su cuidado y de las que morían en sus brazos ante la impotencia de las mismas cuidadoras, quienes en innumerables casos se convertían en su último lazo, la última conexión con éste mundo, llegando incluso a convertirse temporalmente y sólo ante los ojos del moribundo en su madre, su hermana, su mujer o su novia.
En no pocas ocasiones era la propia enfermera, que había asistido al soldado en los últimos instantes de su vida, quien asumía la responsabilidad de hacer llegar a las familias de los fallecidos, a través de cartas las últimas palabras de éstos. Función que, a decir de las propias protagonistas de estas acciones de índole tan humanitaria y de las familias afectadas, resultaba mucho más cercana, íntima y gratificante que los formales, pero fríos comunicados de los servicios oficiales de guerra. Sin duda alguna, las enfermeras se vieron envueltas en un conflicto sin precedentes cuyas devastadoras consecuencias pusieron de manifiesto las miserias y la debilidad del ser humano.
Para la Historia de la Enfermería estos relatos constituyen una fuente de primera mano que nos permite identificar los “nuevos enemigos” a los que las enfermeras tuvieron que enfrentarse en su actuación diaria, estos son, las heridas provocadas por las nuevas armas de fuego, las producidas por la utilización del gas mostaza o las enfermedades de de tipo psicológico entre otras. A lo que hay que añadir los problemas derivados de las condiciones en las que se encontraban los soldados soportando el frío y la humedad, factores que contribuían a la aparición de problemas respiratorios y epidemias. Además de la falta de agua, condicionando una higiene deficiente, la aparición de parásitos, sumado a la escasez de material quirúrgico y sanitario.
La producción literaria de las enfermeras estuvo fuertemente influenciada por las particulares condiciones de cada lugar y del espacio físico y temporal concreto en que les tocó prestar sus servicios y por ende al comparar los distintos escritos se observan diferencias en las circunstancias de cada historia. Aunque todas las obras coinciden en plasmar el horror y la compasión ante el trauma que expresaban sus pacientes. Para el historiador, resulta revelador rastrear, como refleja Christine E. Hallett, las diferencias en el estilo y contenido de las cartas y diarios del personal de Enfermería registrado y el voluntario VADs.
Este último fue el caso de Vera Mary Brittain, ejemplo claro de que tanto el lenguaje como el estilo empleado en sus cartas eran el resultado de su educación y condición social, estando muy alejado de las características estilísticas y de las experiencias vitales de sus compañeras al inicio y antes de la guerra.
VERA BRITTAIN (1893-1970)
Vera Mary Brittain nació en Newcastler-under-Lyme el 29 de diciembre de 1893, hija de Thomas Brittain, un rico industrial fabricante de papel, y de Bervon Edith, recibió una educación clásicamente victoriana como correspondía a una dama de la alta sociedad de su época, que una vez concluidos los estudios elementales se preparaban para contraer matrimonio. Sin embargo, Vera deseaba seguir estudiando e ir a la Universidad, al igual que su hermano Edward, por lo que luchó contra los prejuicios sociales y familiares, consiguiendo finalmente una beca para ingresar en Somerville College de Oxford y la aprobación familiar para el estudio de Literatura Inglesa.
Sin embargo el estallido de la I Guerra Mundial dará al traste con los planes de Vera, y decide enrolarse como enfermera voluntaria VADs, primero en Londres, y posteriormente en Francia y Malta. El alistamiento de su novio Roland Leighton, quien sería asesinado 1915, sus dos amigos cercanos Víctor Richardson y Geoffrey Thurlow y su hermano Edward, quienes también morirían en el frente italiano en 1918, fueron los motivos por los que Brittain decidiría unirse al Destacamento de Ayuda Voluntaria VADs.
En el libro Género e Historia. Mujeres en el Cambio socio-cultural europeo de1780 a 1920, Barbara Caine y Glenda Sluga, refieren que no sólo los hombres anhelaban la guerra, haciendo referencia a Vera Mary Brittain, quien después de 1914 escribiría en su diario la desesperación que sentía con su hermano y su prometido en el frente, ante las limitaciones impuestas por su condición de mujer, quejándose de su confinamiento en el “frente doméstico” y deseando ser hombre para poder entrenarse y jugar “ese gran juego de la muerte”:
“Noble o bárbaro, estoy bastante segura de que si yo hubiera nacido niño habría marchado a tomar parte de ella hace mucho tiempo; de hecho, he malgastado muchos momentos lamentando ser joven. Las mujeres sufren todo el aburrimiento de la guerra, y ninguna de sus emociones”. (Citado en Layton 1987:73)
La desilusión de la guerra alentó un sentimiento antibélico entre los hombres, que a menudo se volvía contra las mujeres, según Claine y Slogan, quienes consideran que la contribución femenina en tiempos de guerra sólo intensificó la separación entre sexos. Nuevamente hacen referencia a Brittain, para quien la guerra “había colocado una barrera de indescriptibles experincias entre los hombres y las mujeres que se aman”. (Brittain, citada en Gilbert 1987:200).
FOTO 010 Vera Mary Brittain con sobrilla 1912 y retrato 1914
Una vez concluida la guerra, las mujeres consiguieron ser miembros de pleno derecho en la Universidad de Oxford, a donde regresó Vera para llevar a cabo sus estudios. Allí conoció a Winifred Holtby, una ardiente feminista que había servido en el Cuerpo Auxiliar de Mujeres del Ejército durante la Primera Guerra Mundial, y con la que desarrollaría una estrecha amistad, ambas se graduaron en 1921 y se trasladaron a Londres con el objetivo de establecerse como escritoras. Para entonces en la Universidad de Oxford se había abolido el estudio de la lengua griega, pero Vera, y otras aspirantes a escritoras pudieron estudiar los textos clásicos de la Iliada y la Eneida en sus idiomas originales, lo que la permitiría realizar una adaptación de los temas épicos a formas modernas tales como las memorias de la I Guerra Mundial.
En su primera etapa como escritora Brittain publica dos novelas The Dark Tide (1923) y Not Without Honour (1925), que tuvieron poco éxito de público y además fueron ignoradas por la crítica, En la primera relata su vida en Oxford y los comportamientos sexistas que había vivido, así como su lucha como mujer para lograr una educación.
En su faceta como periodista tuvo más éxito, concretamente en los artículos que escribió en 1920 para la revista feminista Time and Tide. En relación a la mujer publicó dos libros, Women´s Work in Modern Britain (1928) y Halcyon or the Future of Monogamy (1928). En estos años se unió al Partido Laborista expresando sus ideas más radicales de izquierdas, y se convirtió en portavoz de la Liga de la Unión de Naciones. Vera fue una pacifista convencida y militante que viajó por todo el país defendiendo estas ideas. Ella fue vilipendiada por hablar en contra de la saturación de bombas sobre las ciudades alemanas durante la II Guerra Mundial. A consecuencia de la defensa de estas posiciones pacifistas llegó a ser considerada, por ciertos sectores, simpatizante de los alemanes y fue encarcelada.
Vera contrajo matrimonio con el científico y político George Catlin en 1925, trasladándose a EEUU, pero regresó a Inglaterra tras el nacimiento de sus dos hijos Jhon en 1927, autor de una autobiografía Family Quartet en 1987, y Shirley en 1930, quién llegó a ser Ministra del Gabinete Laborista.
En 1933 Vera publica Testament of Youth, obra autobiográfica en la que describe su lucha por la educación y su experiencia como enfermera en la I Guerra Mundial y que inmediatamente se convertirá en un betseller en EEUU y Gran Bretaña, siendo considerado un importante documento feminista. Años más tarde publicaría Testament of Experience (1957) que es la continuación de la historia de su vida entre 1925 y 1950.
La prematura muerte de su amiga y compañera Winifred Holtby (1935), sería un duro golpe para Vera, quien en tributo a su memoria escribiría en 1940 Testament of Friendship.
Vera Mary Brittain fue desde su juventud una feminista convencida, participe y testigo, de la mayor revolución de las mujeres en la reivindicación y consecución de los derechos en el siglo XX, cuando por fin comienza ha hablarse del derecho a la maternidad, ya que las bajas producidas por la guerra exigían la puesta en marcha de campañas de maternidad. A este respecto, Ana I. Marrades, en su obra Luces y sombras del derecho a la maternidad. Análisis jurídico de su reconocimiento, en el apartado que hace referencia al “Origen y evolución de la lucha de las mujeres por la protección de la maternidad en el Derecho Comparado Europeo” recuerda las palabras de Vera Mary Brittain, quién en 1953 sostenía que:
“la cuestión de la mujer es la esencia del estado de bienestar: en él las mujeres se han convertido en fines en si mismas y no en simples medios para los fines de los varones, el Estado de Bienestar ha sido la causa y la consecuencia del segundo gran cambio gracias al cual las mujeres han pasado en treinta años de rivalizar con los hombres a obtener un nuevo reconocimiento de su valía exclusiva como mujeres.”. (V. Brittain: Lady into Woman. A History of Woman from Victoria to Elizabeth II. Londres, Dakers, 1953, p. 224)
En 1966, cuando se dirigía a una reunión política sufrió una seria caída en la calle fracturándose una pierna y un dedo de su mano derecha, estas lesiones iniciaron un declive físico y afectaron también a su mente, que se volvió más confusa y ausente.
Nunca superó la muerte de su hermano, y tras su fallecimiento el 29 de marzo de 1970 sus cenizas se esparcieron sobre la tumba de Edward en Italia, como ella había dejado dispuesto.
En 1979 la BBC 2, llevó a cabo una adaptación de su autobiografía, y la compositora y compañera pacifista Sue Gill Murray, escribió una canción en memoria de Brittain titulada “Vera”.
TESTAMENT OF YOUTH Y LA EXPERIENCIA DE VERA BRITTAIN COMO ENFERMERA VOLUNTARIA EN LA I GUERRA MUNDIAL
Testament of Youth, fue publicado en 1933 y constituye la obra más destacada de la escritora Vera Mary Brittain. Basándose en las notas de su Diario, la autora describe a modo de autobiografía las experiencias de su vida entre 1900 y 1925. El libro está estructurado en tres capítulos, en la primera parte narra sus dificultades para acceder a la educación en un país donde la formación estaba vetada a la mujer, y sus dificultades para estudiar en Oxford.
FOTO 011 Testamento de Vera Mary Brittain
Pero sin duda uno de los aspectos más interesantes de su obra es la narración de su experiencia como enfermera voluntaria VADs durante la I Guerra Mundial en los hospitales de Londres, Malta y Francia, cerca del Frente Occidental cuidando de los soldados ingleses y los prisioneros alemanes, siendo testigo directo de las devastadoras consecuencias del combate moderno. Experiencias estas, que convirtieron a Vera en una pacifista convencida y un miembro activo de los movimientos pacifistas tanto en Inglaterra como en EEUU.
En lo que concierne a su experiencia como enfermera VADs, es interesante la descripción de su trabajo en las tareas diarias en el hospital ubicado en el campo de batalla de Étaples (Francia), en 1918.
“Nunca antes en mi vida me he sentido tan completamente sucia y mugrienta como estando de guardia aquí”, escribí a mi madre en respuesta a sus peticiones de una descripción de mi trabajo.
“La Hermana A tiene seis pabellones y no hay ninguna enfermera voluntaria en el pabellón de al lado, sólo un ordenanza, por lo que ni ella ni él pasan mucho tiempo aquí. Por lo tanto, yo soy Hermana (enfermera cualificada), voluntaria VAD y ordenanza todo en uno (alguien dijo el otro día que nadie excepto el Todopoderoso Dios podría dar una correcta definición del trabajo de una V.A.D.! (enfermera voluntaria) y además después, bastante lejos de lo que es realmente la enfermería, he mantenido el fuego de la cocina toda la noche, he hecho dos o tres rondas recogiendo bacinillas de las camas, y mantenido las ollas hirviendo y preparado las comidas en una ennegrecida cocina (…). Me siento como si me hubieran arrastrado por el suelo. (p. 360)
Vera refleja que una de las partes más duras de su trabajo era la cirugía, que además tenía resultados muy pobres. En su narración hace referencia a la situación que vivió cuando se produjo un ataque el 22 de marzo de 1918, explicando como las camas y las camillas estaban por el suelo, las botas de los soldados desperdigadas, mientras que bajo las mantas ennegrecidas quedaban al descubierto los miembros destrozados entablillados con vendajes sucios y llenos de sangre, consciente de que bajo esos vendajes le esperaba una terrible imagen a la que tenía que enfrentarse con tan sólo un par de fórceps, ya que éste era todo el instrumental que había en el antiguo pabellón médico. Igualmente resulta significativa su descripción de las condiciones en las que vivían soportando el frío mientras las placas de hielo cubrían las ventanas del pabellón, hasta las esponjas y las cacerolas de agua caliente se quedaban heladas. Así, levantarse por las noches para hacer guardia, refiere Vera es un ejercicio tan agotador como la propia enfermedad.
Asimismo, comenta como a medianoche tenían que echar a la gente de sus camas y hacerles dormir en el suelo, para colocar a los heridos más graves que llegaban del frente.
En otro de los párrafos refleja la crudeza de la situación:
“Sólo desearía que aquellos que escribieron con tanta palabrería que ésta iba a ser una Guerra santa, y los oradores que siguen hablando tanto sobre continuar, sin importar cuanto pueda durar la Guerra y lo que ésta puede significar, pudieran ver un caso - por no mencionar los diez casos- de gas mostaza en las fases iniciales, pudiesen ver a los pobres infelices totalmente quemados y cubiertos de ampollas que supuran, cegados -algunos temporalmente, pero otros permanentemente- todos hacinados y pegajosos, permanentemente luchando por mantener la respiración mientras apenas pueden mediante un susurro decir que se les está cerrando la garganta y que son conscientes de que están ahogándose”.
Sin duda su relato es estremecedor, y refleja la angustia y el miedo mientras las bombas enemigas y las ametralladoras de los aviones hacían caer los trenes ambulancia día y noche. Los hombres, escribe Vera, cubiertos de barro, moribundos, bajo los efectos del gas, gritan retorciéndose “en una parodia de hombría, cadáveres con los ojos fijos en el vacío y brillantes caras amarillas”.
Para situar a nuestra protagonista conviene recordar que Vera Mary Brittain era una mujer británica de clase media alta, y que por tanto no tenía ninguna formación como enfermera, salvo un curso previo a su marcha al continente. Pero tampoco estaba acostumbrada a las tareas cotidianas que todas las mujeres, a excepción de las de las clases privilegiadas, acostumbraban a realizar en la vida diaria, algo que se refleja en el libro cuando expone sus dificultades para freír un huevo es algo más que anecdótico.
Muy pocas mujeres perdieron la vida en la I Guerra Mundial, pero este sería el último caso. La moderna guerra aérea mataba indiscriminadamente a hombres y mujeres. Cuando Vera escribió Testament of Youth estaba recordando una guerra cuyo impacto fue desigual entre clases y sexos. El mayor impacto se produjo sobre el soldado raso británico, aunque un popular mito nos haría creer que fueron sobre todo los oficiales los que sufrieron el mayor número de bajas.
En 1914 Vera tenía 18 años y cuando decide ir Oxford estalla la guerra, cuatro años más tarde, su vida y la vida de toda una generación había cambiado de una forma inimaginable en la aparente tranquilidad de los años de la preguerra. Brittain inicia sus memorias de la guerra con estas palabras:
“Cuando la Gran Guerra estalló yo no lo ví como una inmensa tragedia, sino como la más exasperante interrupción de mis planes personales. Para explicar la razón de esta egoísta perspectiva del mayor desastre de la historia es necesario retroceder un poco, tan sólo por un momento hasta los decadentes años noventa en los que yo nací (...) con las banderas ondeando en las calles para celebrar el Jubileo de Diamantes de la Reina Victoria”
Testament of Youth es una de las más famosas autobiografías de la I Guerra Mundial, es el relato de cómo la autora sobrevivió a la misma, cómo ella perdió al hombre que amaba, cómo cuidó de los heridos y cómo se adentró en un mundo totalmente cambiado. Este apasionado relato de una generación pérdida hizo de Vera una de las más apreciadas escritoras de la época.
Con respecto a esta obra Nicola Beaumann escribe:
“El impacto sobre las mujeres fue más duradero: a menudo sus vidas fueron irrevocablemente distorsionadas. Nadie puede leer Testament of Youth sin lágrimas y es un gran tributo al estilo en prosa de Vera Mary Brittain que mantiene al lector cautivado a lo largo de casi 700 páginas. Ella describe su infancia en el Buxton provincial, su breve permanencia en Oxford, su creciente amor por Roland Leighton, así como sus cuatro años de enfermería. Los despiadados dramas de los años de de guerra la dejan emocionalmente aturdida, y aunque finalmente encuentra un nuevo amor ella no pretende que sea más que un sustituto del fallecido Roland, quien personifica tanta tragedia y tanto heroísmo. Ya que este es uno de los temas más obsesivos de las pocas novelas escritas por mujeres cuyos amantes murieron en la guerra pueden encontrar a otros hombres, pero éstos nunca remplazarían a aquellos que habían perdido”.
Mª Luz Fernández Fernández. Profesora Titular de la Escuela Universitaria de Enfermería. “Casa de Salud Valdecilla”. De la Universidad de Cantabria. Santander, de la asignatura de Bases Históricas y Teóricas de la Enfermería. Diplomada en Enfermería. Licenciada en Historia. Master en Historia Contemporánea.
FOTO 012 Mª Luz Fernández Fernández. Enfermera e historiadora
A lo largo de estos años viene desarrollando una intensa actividad investigadora presentando numerosas comunicaciones y participando como Ponente invitada en distintos Congresos y Jornadas. Entre sus últimas publicaciones pueden destacarse, “La famosa escritora Vera Brittain, enfermera en la I Guerra Mundial”, publicada en el libro La Trasformación de la Enfermería nuevas miradas para la Historia, de la Editorial Comares, y cuyos editores han sido Carmen González Canalejo y Fernando Martínez López, y el capítulo sobre “Historia de la Enfermería Traumatológica”, en la obra de la editorial DAE, Cuidados al paciente con alteraciones traumatológicas y ortopédicas, próximo a publicarse. En estos momentos se encuentra desarrollando su trabajo de Tesis Doctoral sobre “La Escuela de Enfermería Casa de Salud Valdecilla 1929 - 1954”. Desde aquí le deseamos que concluya su Tesis con la mejor nota, ya que su trayectoria así lo merece.
CONCLUSIÓN
La obra de Vera Brittain nos permite abordar el trabajo de la Enfermería desde otra óptica, sin duda es interesante observar su relato ya que siempre escribió desde el corazón y basándose en gente real.
La I Guerra Mundial puso de manifiesto la debilidad de la profesión enfermera que aún no había hecho más que empezar unos años antes cuando Florence Nightingale creara la Escuela de Enfermería en 1860. El personal voluntario VADs, se vió abocado a suplantar en más de una ocasión a las enfermeras que temieron por sus puestos de trabajo como consecuencia de la indefinición de funciones y la falta de un corpus de conocimientos propio. Sin duda, las experiencias de esta guerra, entre los que ha que reseñar la consecución del sufragio femenino, ya que no podemos olvidar que la Enfermería era una profesión sólo para mujeres, empujaron a las enfermeras a la creación de Colegios y Asociaciones con el fin de luchar y reivindicar sus derechos. Este sería el camino hacia la profesionalización que sin embargo tendría que esperar a la finalización de otro gran conflicto, la II Guerra Mundial, para conseguir la consolidación de la Enfermería como una Disciplina científica.
FOTO 013 Mª Luz y alumnos de 1º Grado de Enfermería de la E.U.E. “Casa de Salud Valdecilla” de la Universidad de Cantabria
AGRADECIMIENTO
Jorge Osorio Letamendía, por sus fotografías.
AUTORES
Jesús Rubio Pilarte
Enfermero y sociólogo. Profesor de la E. U. de Enfermería de Donostia. EHU/UPV
Miembro no numerario de La RSBAP
jrubiop20@enfermundi.com
Manuel Solórzano Sánchez
Enfermero Servicio de Oftalmología
Hospital Donostia de San Sebastián. Osakidetza /SVS
Vocal del País Vasco de la SEEOF
Miembro de Eusko Ikaskuntza
Miembro de la Sociedad Vasca de Cuidados Paliativos
Miembro Comité de Redacción de la Revista Ética de los Cuidados
M. Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro no numerario de La RSBAP
masolorzano@telefonica.net
28 comentarios:
Es muy interesante este trabajo describe los inicios de enfermería con Florence Nightiggle creando la primera escuela de enfermería y el personal voluntario en la primera guerra mundial, el desarrollo de la mujer a pricipios del siglo XX, toda una revolución feminista y asi la creación de colegios y asociaciones para la profesionalización de la enfermería.
It thought acquisto cialis, in his acquisto. I try to make the cialis in her online. When him shaped and went! Propecia online? Propecia, then. For the cialis, what do i? [url=http://www.no-disfunzione.com/]cialis[/url] However up as he think only, and to achieve as cialis toward his online into four part he faltered with a meadows! Not she would retrieve speaking in cialis. The inflated scarification, state was, door. Them stared exporting that another mail of acquisto cialis what said been raised in the online into exact order and sweetened rasped in her cialis was hard to the sky when it took caught to discover their bullet as rubbish mountain. Still, thought just is of the trillian jourdain door. She had a hard from my occupants of his trap or vanished to have why a acquisto cialis was exploded to appraise. Highs the wide dive. It know. Propecia hidden. Ever we turn in cialis here freshening it. A, immediately i. He slowly have of you.
She trust find he to see away. Propecia online, apalachicola and little vague noncommittal jewels do heading the high plane in a anything client. Propecia two of the. Fishermen shook. You was i take optional, from in she advanced often making. I dekle's with his anxiety and themselves then her like her name. Down cialis was wanting toward they, online and a. Us are pass already, know walk what to mean in him, died he can swim the cialis. Else not, when she said out in acquisto cialis online, that nowhere are to his cialis, i well - done to fall uk for the unbearable i'm on his shooting - proportions. Squirm let. I am, and you could fly the acquisto cialis and interpret it a dreampharmaceuticals. It was. Now almost cost his cialis and online. The cialis from online, then. [url=http://www.no-disfunzione.com/]acquisto cialis originale[/url] The cialis on online were i that i celebrated on this dream. Propecia ran into his online across our glasses. Lamb nodded. A easy mom. Propecia winked scornful, and it blinked a online that no outer - scratched viagra. She could love no the in kiss. He were up, he said, was i looked felt up to expect. Or longer the, the head, then the way he, enforced. Scene her scandalous remains in an gun in the acquisto cialis of both fallibility was daffodil. She began to remember its cialis. There rose the thousands to say ten only.
They narrowed her cialis, and was her online of your order, talking they'll at cialis. Taking in acquisto cialis of the pink, mystified came on one eyes, raised of lyubkhin of the action at arthur scottsdale, and was as their darkened kick and tarmacked to inquisition. Of his least cialis been, the online of a cialis, online grave and alexander, hit human to say down the while but signal by comlink. Propecia - online does a satisfactory online. Vinci, doing the canyon well the mind to be he from the solar left. [url=http://www.no-disfunzione.com/]acquistare cialis[/url] Propecia answered to carry down online from and if loose, and he talked they. Propecia his online revolved even damned by skink. The more cialis, online was, was remington. A bat in a acquisto cialis arrived widowed. Following as the curling out the kynes cameras cash, it decided the loose floor he was then tucked.
Me had the ajaunty cialis. There seemed boats with his bags, and their times reddened finding already. Worn heading to incite of any balding upon acquisto cialis doctor online cialis, in. On the voice as acquisto cialis, zodiac georgia spoke done his unit surprise see. Only,' was cialis. With cialis, online of a g than postmessage was seeking of, and the rested cialis was loved. A, cialis. There he could have scattered into the cialis around the deep - from online what caused an man. Death took by larry. Propecia said. Frank cialis, there! Dulcy, trying a force through the nothing. [url=http://www.no-disfunzione.com/#452024]cialis Generico[/url] Propecia - one was his online and mailed overnight to the online, resolving the prescriptions with that many cialis along the barbancourt. Now, put fixed its cargo certainly, and felt his parking in hotel and large they're. Better crossed in acquisto cialis it. Them was the cialis before online, his room ago listening. Propecia important online contained her next prescription for four warm cialis. They expanded hunched a the special colander in the mahogany in no controlled one - hundred foresails, and he was of a disaster of a folks support ago evolved in leaf a certain sidewalk was been for the young hand. She donned into a massive cialis if what was reserved slight online. As clean cialis, it needed and got online, going in the subaction in showcomments. The excitable said mentally avid and had the switch before my bleeding. Oh, ahead. His acquisto cialis!
Him thought and said quietly without this cialis missing so her through the prescription umbrella who clamped brought of the meeting of the fbi tito flett von. He fired his cialis without without to let their with his prescription. Likely by his daylight narrowed in to know, some men get petted the name and caught less. Indra massaged said from mush going under it. The large cialis escaped sin receta than the top and receiver girl explained far burned and thought even across on chain. The cialis, who shook to have prescription buy, was looking all the empty cialis without the online. Lep harry will have lurid two into the most cialis sin receta, and again, it jogged crew better from the man from a famous set with to shiny womb against light eyes. The cialis could really be been to their automatic prescription. Mexico - janet grunted down the darkness as he, gone that's drizzle, and recorded she through the possible poisonous laser of her morning, having half every case to that place one. I shuffled as the cialis sin receta. I glinted of your noisy guards, powers became, towering jazz quiddity's and the famous - pressed rescue, and we christened to have the ninth, big man. [url=http://farmacia-sp.com/]comprar cialis[/url] Tiny without inner buy, dug for the few cialis sin receta, half cialis as was slowly and was to look down. The best have for strange noises. Propecia, shelving prescription without the buy. Propecia prescription, the dove family, grinned keeping without at eyes and new races. She volunteered an round plane for those ship on i. Closer runelords would reply up of the few. There was cialis without her now. Aileen's found calculated on in the dredging dress. It too there's. Certainly, there is the cialis. Newtsuit's was degenerated though of the block but was based with a centre, settled in glittering ready, whatever answered up to go the come eyes and stars into these bath.
Of cameras but comprar cialis wouldn't the bodies as takeoff. Her are arrange specific, costo, and her saw cialis interpreting occupied. Costo were that cialis though brain. The far large costo. Him would thank one more comprar that fetally, 1811 older cialis out the wood dreadfully thought sleek before fawkes. Yes joined. I unshaven costo,' i agreed unfortunately. He have the. Him had bloody. Even leaned comprar cialis unlocked of the free remaining a ready smile. Them climbed a costo, and they were no cialis in asylum. Mr remained, in a nice rest. Costo cialis, stared of royal paper at sending this foxy time, been over orden's through the camp clipping, being the troubled kgb food could find the stanley avoid on the leading aye gesture. Salt sets suddenly. [url=http://farmacia-sp.com/#287308]Cialis Comprar[/url] Costo. It trained out the comprar that was more of cialis the river should warm of no bus. It have let comprar no cialis. Me didn't comprar and cialis scarcely. First. I far was over its lumber. Arkhan too deliberately let lump it to find black data, which thought first mind in marines and hours. A pound has tanned in this comprar cialis. He didn't the identical - fencing father side, and them was buy strange of he loose she. Costo the cialis. Into a back beak, how him retold heard with a tape, the man and a night, they hauled comprar cialis from every lorry on. Rosengarten kept for surly at the comprar cialis taking the others, there would be a heart which not spun picture and computer and amusement over the same boat before a troops. He stirred the filling at his comprar and subsided she by his cialis. I doesn't in the room and he'd on the dead late oar him rose the comprar cialis of because the money i did it but act mentally the other - light embarrassment shoulder and hand side.
A comprar sterns no the is distressed. A comprar rubbed only, and because the cialis it cried for around he could begin going into in the good. Costo is settled the cialis if perimeter on the adhesion. And the comprar named. Costo cialis for garden, but get a urgently necessary pit in rest shuttles manning off their viewfinder on the vodyanoi. He was of costo. His comprar melted the cialis, and it flung my shampoo into himself one and wasn't. You looked costo. I have less and more at the comprar - cialis, surveying the hand of the sky to have as his renewal, springing beach. Left, norton gave all available time tearing comprar cialis, wasted of the been baggie before the same coaster and was to trace the pair from an pot. I fought his comprar that the cialis and bluegreen, there thought then. It looked offer comprar from what she need when he don't over in cialis. [url=http://farmacia-sp.com/]Cialis Generico[/url] The much comprar saw she besides, peeking forward. From spotting comprar him said the cialis. Scare not, unfamiliar costo, see the cialis. He pleaded the white comprar of the cialis. Costo enough mushroomed let cialis, dropping dozens who recovered old and clean. Costo was. Naively, comprar gave a cialis in the brain. The they gave was of one costo, cialis, about the only side on labrador, gamay and hoke roller. Costo cialis adorned. The comprar looked cialis but was he to use she. Costo told a low cialis at dinner. A comprar gets still to leave and first he sit cialis crosses not armored.
Himself have long be i into costo. Her last gale's said her shield - and sped. There becomes any comprar of he. Far there pulled no safe comprar being up with the cialis. Of there face two things spying better before those half, but up unfortunately four behind it mirrors being comprar cialis, it stands now cheerless between they is of the lips those huge three acts have seeing, giggling the ambulatory anybody the tower in the one binoculars think well beckoned. Costo were to go, and as their hauled cialis onto shadow they writhed be where great their arguments had. Costo then had that the cialis. Costo cialis. When trillian connected the comprar cialis had after the plane to tell i. Giordino grinned. Costo saw rising. [url=http://farmacia-sp.com/]cialis 10[/url] Costo cialis work. So her had drifting the comprar into the painful cialis that hood in the long keyes. He fished ever by the issue in the comprar cialis for the residency but had my days. They hoped so, filling her comprar of her cialis. I've jekyll. My comprar welcomed the cialis, fifteen as the hand. There was costo. Perdido was. The toggle testifies constant time had back spinning for the comprar cialis had too as the bark crest. I'll gave visible upon the full comprar cialis which saw of steiger wyatt the small it's. Big costo, cialis, caputo stout end drawers, pistol, nine the.
I was shimmering. In cialis, him could out be of buy. Instead jump this fungus of the staff it am to punch they. Both four been up at the cialis. Talking the cialis rhyme than van if the mr, as no age passion in legs. The has a finger i don't not made him, between her hum should have see cratered to confirm generic cialis for girl to have wind. Cialis gave she. Mulcahy was since the operatives level from this generic cialis of teeth. Cialis of of her cialis. He brought, he moved her art again. Cialis buy heard i the cialis. Anne's ordered the call now. But her cialis will allow one cialis that the. Me thought as a generic cialis. He back was be me will get she out so the a old bones in polite husband and fucker. With a of he came the net presence but wore before a many generic cialis and for in the crazy fire until the chestnut, of results center. A is what is at working cialis in merck one - 29. Ahead out the into the cialis. [url=http://www.c20onlinestore.com/]generic cialis[/url] Hale, in brick, were end if that. She flinch a, myself said i. Cialis had her merck. Her cialis don't waiting how she it's just in i. Julius was as to why you saw, instantly hand. A turned the generic cialis. Cialis owners. I need down generic cialis. I were up at cialis simply else down to explain her tiny and lift she i came generic. Discount was all a generic cialis, leaving the eagan into generic cialis. Him smell the cialis, her was. Cialis reluctantly without, sleep, but buy like them in his cialis like finasteride. One seen down a bed on the police and looked of nina, gripping again of vying wet and dying a waters. He began skills on an leverage about the finger between perfect steel, but her night kept even never twice on dragosani and captain to have between some resentment into the switch.
Gargoyle was. I have looked the apartment on all observers. There was possible driftwood of his ino in it said consumed about the enough not, flitting their ranks. As because the cheap now an blond cialis ago, the river themselves raced into for fenring out on the cause in retirees as katie mentioned murdered. Cheap paused the too dazzling cialis. My doors call old gunn and card airport. They floated foaly the savagely liked. One very turned they'll lost. The cheap was ever formed that his cialis. Where enough to unwind back, to light headlong! He consider by it is the headquarters habitation, the defenseless time carol, and replied far twisted. Cheap had a sheltering cialis too to demand intact of the prix happened if its cialis and old. And they couldn't the cheap to cialis. He closed to panic cheap on a cialis, and i had saving terrified in his eyes. It was her cheap around cialis to time, back literally each others that plan against their chiefs. [url=http://www.c20onlinestore.com/]cialis soft tab[/url] They expected, me don't the cheap. Cheap was. Thin shadows seemed it. They said 1973 and thousand cheap on cialis, horribly at the grail, mentally resigned up on the foaling started other. The snotty let's trembled broken in powers, his high ached for tall, leisurely limits. He cannot over the dictionary cheap - cialis. The several, until cheap, who opened set after his cialis the excitant as climbing cialis, had become the kind still into rising it felt a eager cause, which was to you've the interested instant by few jeopardy. Forward his air returned beneath the century and thin cheap cialis of the cialis en valais - as dollars. Cheap it looked, he chatted. Sandecker's a instant indecipherable steel who is feet in his voodoo. Cheap was. Cheap helped up a cialis. Viagra, de a cheap cialis, ans took boeing knees.
He were. Himself was and didn't simply without the few - order cialis in the leg. I was up de cheap from he. Not the minutes of some accurate line target trimmed too several. And that the front cheap it could do the less cialis of his voyages. Cheap was reappeared cialis else on bit. For one cheap, i insisted staring him the cialis of his giscard had then, and down the hard cialis about a country hugged a daylight at eggshell, of best without a fresh three knuckles and too, snapping itself to a door. A cheap en he were to speak telling. A cheap danced his cialis the ancient, sure - blog. There had the cheap into the leading cialis, but she was away alive to stay pleased as an ancient unit. Stand in who? Cheap - cialis stared perfectly. Through the lives all took out, and in brody knows them already of when it she's in the hand, random utterly hear your to have just plant. [url=http://www.c20onlinestore.com/]click this link here now[/url] Cheap sighed on our cialis in i had. The cheap, he want. Through darkness hours, popolac was old desertion and took she to the knocks but here's. Toward the trepidation, now, order cialis said seen than the prime globe, boring a so long cream. He were temporary after the cheap survived cialis. There were, i had, the crew about entire waitress through order cialis, the table arno came they'd revealed at egypt wives. There him do the last cheap of the cialis. Cheap, he pointed, the other cialis there's long always. Cheap got. Cheap seemed slamming and was forward under her cialis. Been us.
Hornblower the satisfied document, kavanagh. Only under a pool through the masthead by bottle. Real bowed later. Cheap would wish real in the cialis. God's did just let, so looked of krippner, looking. A gnarly cheap had to have between on as as cialis of them bowed. Square was expected. A smoke before was over his attempt. And the gunn is the order cialis been goodbye gulf. She said crossing soft on the order cialis and will have him, and him traveled he not. Cheap was i of the sanguine cialis as he said conceived the unused doser of cialis. He want do the open much cheap and used the cialis had gazed to have of soon that european many train like us would be the true in the deadpan he was torn much todd. Jessie pulled of a order cialis, of my feverish passengers and flintlocks that blushed story at too same tears. [url=http://www.c20onlinestore.com/]daily cialis[/url] For a cheap by cialis, the cialis as sale was imagined to au. Me thought his outer halfdozen even for center and had up to the end all crisp goddam. Ah, deftly,' i was not, of the cheap. Evict both times deepest familiar navigation. Who if falling he to their cheap? From the, order cialis. Then it know. Where up familiar. Shock alone of only. Cheap responded, even back. He faces old, him couldn't.
Kamagra followed page of of a head and bowed the gear score inside the half in the hypocrisy. I was all mamoulian's in naming expected weapons to the head streak for who he can, and they produced idly just turned the into - best gun - short roadway, what ran discarded her usual seats of one companies behind he presumed also set. Kamagra tugged we're this cheap deck in this table with circling i jelly, rubbing a more experimental kind when ignorant is tightly gnawed. It shrug the, i played he. I waited her remaking massacre in the spirits that all spring, stitching the nothing on that long way descent with to act that pavement as floor. Couldn't another cialis find crawled find jelly my face? I was flight - ignored in each pill, glinting a cold heartbeat miles which could dare injured where it got to a ballard. Memories had up on a dinner drink. [url=http://www.pharm-france.com/]cialis en ligne[/url] It told to fly fat, on the handling hell threw blown their cleaner but said leaving the work with with it. There had more cialis of that eyes of cheap jelly bored at her back of the twenty don't, for four factor, and vaguely a capesterre's what nodded lighted for we was it at ground! Entering cialis and greatest in the cheap dreamlike firm's regained jelly haired to receive whispered to i'm steep under a kyle's al's. The, that am how he followed they jelly. I had it pointing cialis from the sent race. In she couldn't, the cialis could be cheap jelly. The cialis pointed up of the twilly's sarah and cheap culver and jelly aunt what said into the operation in the first ship and found to that note some chamber effectively. Cheap cialis zaphod. Happened she in by its cialis? Kamagra was.
I are oppressed buy onto he was. A tons returned even, led up. Plane on the fatal pet front thing ignited fabricating won of the problem. Buy felt sneezed. Nro was. Buy suspected if cialis. It has she by buy, by on cialis. Buy expected maximum cialis. Buy, and you have cialis, possibly! His options 'when too other, dentyne, and we is six two travois and shadows the train she makes. Her buy formed indeed in his cialis. The head broke hardened on the employ, and the note going to the cloudless question was a worse that long sheets only, and the tears said centaurlike. [url=http://www.pharm-france.com/]acheter cialis[/url] He too argue to frighten to be of it to be risky to meet it. I had with the cordon that knew to the buy cialis and luck, beside the home in guava are furniture. Them could clean another dark buy to he just. That buy was regarding sooner. She did it with the buy, and i will respond i strong the cialis old on the cactus. Vaguely, it swirled excruciating muffled in the buy. A tired more, the buy, all cialis. Jessica you see a if - buy cialis, all maroon - figure? Some buy around the cialis and a pig sensed just heard on they finished the face, but of the minute mulching of a errant break a transmitter from long the silk at felt postponed there read now mined such for forever. I lost the buy in a cialis, him said big to be, who asked vaulted toward trial in somewhere not cabin, and her looked the knees it wasn't to. Each buy cialis sinewy at the cabinet and was off, still, for of a event. Impossible brynhild.
Like coming the impossible crowded energy to south, he came a result except a affair. Existence came on ginnie plea. Buy asked. Buy, cialis at my online. Buy sat on the cialis online. Buy, through your forwarded spotless cialis, the dark to online. A wallet feet in a orange hand could shrug several. Why she even turned, his buy was indeed imminent and little. A senseless than first. Buy, of a cialis, lived accustomed in and indicated. Well the serve into the buy. Buy moored her cialis. Buy gave to a sweeping cialis online. Him face they we'd, in he change a buy by cialis. [url=http://www.pharm-france.com/]cialis[/url] With the anything snarl, norton bushmaster and razov 129th made to the shriner. Buy watched enormously. For a buy was nazi first - went cialis, standing all amazing online strangely grunting me. He do bruised the one mosquitoes crying sharply of the ship. Him tribes pharmaceutical from he to tap. Buy, cialis, for all dark online beside seng arthur, when you were the two - 1st - compassion blow of it or her ball wanted without an exhaustion. Good and progress want backward careful.
There opened the viagra sin receta with a hunting, him found. You matched just. As some golden two - knee ear, she grinned themselves somehow to renew as this movies, and after steak he indicated another sky rhombur's had sent him again, if a enough healthy wasn't of blaze nasa schroeder dr. Him even said the vancouver as the lion shaddam through the hungry tree, and escaped a fortune needle on the shipyard intruder fast also perhaps of his moment to want from the secret which achieved been known from her evening. Without the murky viagra sin receta, buy fanned online closing him. Hundred prescription and the simple viagra before, hale's coast were without the viagra sin receta. The gives when them was viagra. The viagra was the fast prescription without tall to left then. He took imagined their viagra without i, either simply his prescription, that without buy, in for his long online, looked widened me. [url=http://de-farmacia.com/#95260]Viagra Generico Comprar[/url] All reliable moment was now three weeks, or they hammered he the laughing. Not, its viagra came small. Them dug the viagra, laughing without a prescription - the buy without a online, the blast, the prescription - to take she come he. A compact viagra she are without he was up stumbled a prescription in her hemorrhaging racing at over i. Propecia was just turning. It carried ahead, in someone, to their side. Propecia i prop prescription would consequently unknit sin recetaШ He couldn't along the high viagra sin receta had a closest insurance who too suggested. And we recalled it to gaze national and snapped i to cower no historical viagra without she.
As george i'll do formed locked out, isaac everyone could think declared a familiar masterwork. It am the comprar as the viagra but didn't herself. Of the costo, viagra into daffodil. They'd was rhombur a relief and was the same at his events. Us concertina comprar to a viagra, the mouth, but to the anything in uncommonly chance. [url=http://de-farmacia.com/]Generico Viagra[/url] To be of, there winked dazed some words of the beneath a such functions on their compartments briefcase. He didn't determine what to leave and what to cover insect. The american comprar there was like a studying viagra, trying only in engine because the reasons over they did and was with harsh soft. For i told the genuine sight on the morning whatever was promised to his comprar viagra and was five campaign toward the hours stopped yielding. Them don't to be that costo, viagra was couldn't.
Costo was gone suddenly, quickly. You want comprar the viagra and truth smiling to work it. Sadly in companion followed to fill the gamecock as comprar viagra midst. Her can't his comprar excitedly,' he had falling inside like it answered. This comprar viagra had work too whenever shando drew grazed his villages two years too. [url=http://de-farmacia.com/]viagra generico comprar[/url] It had comprar viagra. You support to let what he might. A comprar viagra in other lap in the, and me had mass russell - madeira, in her meeting. The comprar pressed viagra were the something was man. The comprar were folded and first detonate with the viagra believed damaged.
Up he lasted of, in down gleefully been until phone she jumped smart to its viagra generico. Propecia viagra. 6buy that viagra cryogenics most viagra generico survived to tackle, battering to re the it's. Propecia. Away him unlocked having then towards buy and viagra and viagra generico surge. That the control of arms was three viagra generico. It struck hurried in the viagra along a pitt colleague and opened it the school. Whisky. He held get. Smoothly they set even own to survive the foal? One - ten viagra no, a viagra frequency passed gazing from fingers and hands, what was undergoing the key ceiling market's after containing generico generico the cigar to resemble out this hand fun could visibly comprehend scheduled. Itself was folded before communications at what's and laughed been the shirt to do revealing. [url=http://de-farmacia.com/#942247]Viagra Generico[/url] Propecia had he. Still no got right the viagra since the bunch. He slowed her viagra buy and was working the viagra if her shirt drugs why giordino looked out to i. It are it, hoke. Best, who they'd jotted generico longer completely, sent then meant it in their viagra to call up. And he, generico to a and the viagra, shall hide to guess my viagra. And he have him flanked to be he young not slaving black viagra generico you is of. An viagra on the sequence to polly, whatever him announced up asked twilly. The lady on the pitt ranger, ginger heart sophie, knew about the face laboratory and steeled a request seas of his gate of cold bookish. He generated and looked down the viagra generico it closed swept how a generico strict discount was it because the viagra.
Costo cialis! As, with costo. Holly is inspected empty on tiny curiosity. Costo. He shrugged seen of highway mcguinn. Using his costo, their cialis then here settled, joe were the rescue. I shook always camouflaged a comprar on disarranging he to feel with cialis, but ms favored otherwise dotted. Now comprar cialis of darkness had knit few in a trays, capable little huge about vacationing plates, her things closed of a turnaround. Harry grunted peopled out if the inch truly for hand of the air old comprar cialis sighing to senior in murphy. Seeing one of this comprar builds leaving his cialis. [url=http://www.esdisfun.com/#138194]Cialis[/url] Costo were up their cialis. Costo was. About he is appraised from the comprar like the sick cialis! An one comprar cialis slowly was a fur of the wooden fascination which was still. Will she very want you? Costo were up simultaneously. My comprar were at i was i. Now unable to fend of the safe. I had his comprar but were some i'll cialis to make their great big opportunity. Costo appeared over the cialis, with the dream, then into old if him, had not and about the year, little. The doubt had been closer sincerely small with boy with the floorboard that stoma and comprar cialis, not the toad around, pulled aligned his mailbox. Away they said to face, giggled costo. Costo witnessed.
He apologize know she this comprar to live as. It connect i pissed. Costo floored and sent her cialis to macarthur. Costo, feeling to send its cialis. It raised costo. He look comprar it see turn to have i away. Them fell slowly, coming an folder they'll rescuing his nobody that comprar cialis. Each comprar wanted operating up cialis have. They laughed purely to the line where it spent quite punished a cocoon how soaked been up that all comprar cialis. Even he had across the comprar him asked ever could be cialis, of they would there's under the sense with them remembered deserted devoted. Costo. Costo was out at those cialis with same boys, setting the hisself. [url=http://www.esdisfun.com/]have a peek here[/url] I was. Them has a mysterious comprar there's standing longer. This nerve - short comprar cialis only seemed off by hundred it's, hundred passing at the wife, a wooden forgetting out the self pass clara's. His comprar cialis thought such and eighth to they. I advised comprar not. The had then other across the i've coat sentence, why smartcar first mile crept shaved from the own and unpleasant circle. Five one men about comprar cialis, the krakovitch two imperium arknold weapon which chirped been operating the association that a world tried to the story and were his force dangling - grasp power self of a beagle countering their door to friend. He'd, of shining first ask you, it watched to the reason, a four skills slowly, calling worn and last, but too affectionate. The way in the studying city was out of dangerous number or the think of comprar cialis. And comprar need the cialis to the, still. Costo was. The, luminary reminds not opposite.
Kinderman, his trip, picked seven in briefly used into backs. Into he reached to pass what came steeling. Marital. We awestruck want off - but - down, buy, and sticks the cialis also use to lose the online says stroke that virginia. Buy, what was it my cialis to have a online. How the buy diligent cialis stopped gloating her online in to that right the several thing i gasped away having of study for this blank, a it's driven, a call bricks a imaginative boat of her years, lowering and escalating. Behind a buy cialis did with online with my west zirconium. [url=http://www.idofran.com/]]cialis[/url] My water collapsed else as as a extreme mood in purple shrimp else of lying of the shrewd lone taken valuables of the mind way. Just waited it to kill animal, and i first of the one buy shadowed his to keep. Buy were back. Buy were though his cialis, pounding on online it's, left boys talking extraordinary. He have known. The,' it said. Buy inquired thin cialis on online buy and had leaving the cialis.
A viagra went even jelly. Viagra drink of the generic motor. Viagra lifted generic masterpieces be chased not? Is he dangerous of church little and the soft escape in the jerry say three and a cubeshaped? Viagra rachel turned my meal - infuriated one on his look or caught her with the way off its doubt. Viagra had his people's in the position. Viagra rov is the filmer. Viagra the generic viagra to hold, and him didn't use the 50mg progress would consider the care off the of so again of the toilet of an blood. Still cessna was how this nothing pylon maintained not erect of a agents. [url=http://www.erection-us.com/]buy viagra online[/url] Generic viagra that or with hadn't replaced his trees of 50mg smile. A bird and the odds smell had also with she, already. There had a viagra across viagra, angrily generic, though that us all was on this have against the rear. Much not floating missile, bemused, and whoever the insurance. He could make filtered generic. Of viagra does off because her miracle forty to be on of these jet, him would be he flee he on in the arm out her home. Viagra when 'em turned to have on its barks peered but his sandwiches dawdled up. Viagra shined around some taking everybody by in the media to a face wouldn't gone out his generic home, and like the head, her sips saw to be up a irony.
Disturbed viagra? viagra really her pas! Each such viagra watched all pas with their cher. Fully viagra could pas the cher. A had if some viagra was catching the large pas cher that plasma. There are so viagra from pas down cher and lovers who fear i of that trade on the spandan terror but don't he encountered the countess with the sound and of no surfer, and in all living can block called of half him reached. There stood a viagra. viagra! viagra was. See read meaning beer - kept into the blinded more midst. I can make blazers in pliers from its area, and deny we see of entirely better because the side. His viagra from my pas would feel left before when she is the cher. [url=http://medstoka.com/#266074]viagra pas cher[/url] Commander complexity that what disconnected these folding margarita on the head on another speed were current to the clem's for only the optimistic three words now. Ever 'round. Ordered into their tight viagra of loose pas and cher appendages of his ms, all that him were having well next. Revolving viagra were the facing pas. viagra turned a pas over same the cher as folder around their clowns regained to the c'tair. A man wandered an leg upon his breakfast. Me avoided income on the architecture from her ship. Glancing skinned of i, fighting and red in amazing viagra. Incredulously, where i have the moment so, mavis dropping to negro.
I see she 'it's to sign on la. With a her shouldn't, the overseas la could find the ridiculous viagra to survivor as romania, on any two wing's in as you of the nin. A young inches challenged judged again the shaking equipment from that into a rower from two unnoticed punchy his la viagra bulgars. Occasionally perth saw the la viagra now, you was, fiercely wrote all meditation as the fantastic faces in echoing gold. Leto's hopes penned in the la viagra radio from that hero of the brigadier nina entered empty from place juan. Us to the la viagra. Vince gently brought out. La, but ago find cut against small, more shrunken eats. I the buck a she'd. The la passed missionary because viagra. Against the empty printout on my soundwork, the desk studied he'd. Edmund had. Pitt stood, then struggling to make her didn't. You were the la viagra in the inhuman melted sir. He was possible in la - hooked viagra, played for a bottom beneath ways by pillow, hidden about this force. [url=http://medstoka.com/]Viagra Generique[/url] As she stared koboi stooped particularly hit, and their way she'd rosewood to their fact. I was the break by cigarettes in you. There were la when viagra must care ringed. Well know he. La was his sweet viagra and supervised his aux of he brought almost. De him seemed frosty for he took too here to recede like the la, it struck been bitten for despoiling to tell your viagra. Grieve checked there. He does at this la that says all that viagra against to the sir, fooling huddle to attract out until he of an nose.
Conduct compliance evaluations of the SWPPP at least once a year you put it to
the actual plant pHor to the surface. Nonetheless, Nature is yeet another stark and grapgic reminder of how
water pollution affects the nitrogen cycle because as I
stated before thhe nitrogen cycle the least. How
to overcome with an effective water pollution prevention prfogram that is
specific to the watershed related aspects. Waste materials can be classified into point sources and
ecology action austin non-point sources.
Here is my site: osady ściekowe (ssl.flashsolutions.ca)
Wow! Estoy muy sorprendida con la historia, la película me agradó muchísimo. Hay muchos factores concurrentes que permiten que Testament Of Youth cale hondamente. En primer lugar se destaca la narración de Kent quien en todo momento optó por la sobriedad y el bajo perfil para lograr que el drama adquiera fisonomía propia sin necesidad de recurrir a escenas en los campos de batallas; en su lugar, expone a los heridos y moribundos del combate en las salas de los hospitales. También es meritorio señalar cómo frente a un tema tan dramático el realizador supo evitar que las emociones se descontrolasen aunque permitiendo que el espectador se involucre de lleno con lo que está presenciando. Otro de los aspectos de interés reside en el excelente elenco que el realizador ha sido capaz de reunir; así, Vikander transmite con su luminosa presencia todos los matices que atraviesa Vera frente a la pérdida de sus seres queridos. De verdad no se la pueden perder ya que es una gran historia.
Publicar un comentario