Según Documentación del Archivo Vaticano (1348-1460)
Vamos a transcribir del libro “La Peste en los Reinos Peninsulares, según documentación del Archivo Vaticano (1348-1460)”, este libro lo ha realizado el sacerdote franciscano alavés del Vaticano Saturnino Ruiz de Loizaga, prologado y presentado por Antón Erkoreka, director de la Fundación Museo Vasco de Historia de la Medicina y de la Ciencia “José Luis Goti”.
FOTO 001 Juan Pablo II y Saturnino Ruiz de Loizaga
El libro está patrocinado y editado por el Museo Vasco de Historia de la Medicina y de la Ciencia “José Luis Goti”, por la Diputación Foral de Bizkaia, por el BBK y por la Universidad del País Vasco / Euskal Herrico Unibertsitatea.
El libro consta de 125 páginas divididas en la presentación, introducción, parte primera La Gran Epidemia, parte segunda La Peste en los distintos Reinos, uno en el Reino de Navarra, dos en el Reino de Castilla (Calahorra, Palencia, Valladolid, Zamora, Madrid, Asturias, Galicia y Andalucía). En la tercera parte los detalles significativos que afloran en la documentación sobre la peste. En la cuarta parte Documentos, quinta parte cronología de los documentos, sexta bibliografía y los dos últimos el índice de personas y lugares.
Como nos cuenta Antón Erkoreka en su presentación, los cambios climáticos tienen una gran influencia sobre la aparición y desaparición de algunas enfermedades infecciosas. En el siglo XIV se inicia la llamada “pequeña edad de hielo” que modifica el clima del hemisferio norte, provocando ciclos de lluvias intensas seguidas de malas cosechas, hambrunas y periodos de gran inestabilidad como el que ocurrió tras, el que los documentos de la época denominan “diluvio universal”, de 1315 que duró hasta 1322 o los posteriores de 1324-1329 ó 1343-1362.
FOTO 002 Portada del libro
La pandemia de “peste negra” que se inicia en 1348 hay que situarla en ese contexto ya que su aparición repentina ese año y su desaparición del continente europeo, en 1720, sigue siendo un gran misterio. Se han planteado diferentes hipótesis para intentar explicar su brusca aparición y desaparición al hilo del triangulo que forman la rata, la pulga y el hombre.
Posiblemente la responsable del brote de la “peste negra” fue la propagación por Europa de la rata negra (Mus rattus) que se enseñoreó en nuestro continente durante tres siglos, provocando alrededor de una veintena de epidemias de peste, hasta que fue sustituida por la rata negra (Mus norvegicus) que no vehicula la pulga transmisora de la peste, la Xenopsylla cheopis, distinta de la pulga común (Pulex irritans).
La picadura de la pulga transmite a las personas el microorganismo responsable de la enfermedad, la Pasteurella pestis, y provoca en el paciente una reacción inflamatoria caracterizada por el aumento de volumen de los ganglios inguinales y axilares formando unas tumoraciones o bultos que recibían el nombre de “bubones” (de ahí el nombre de “peste bubónica”).
FOTO 003 Traje que tenían que llevar los médicos para no infectarse
Estos enfermos, a su vez, transmiten el germen por vía aérea, provocando en los nuevos infectados una neumonía gravísima, uno de cuyos signos es la cianosis u oscurecimiento de la piel que ha dado lugar al nombre de “peste negra”.
Pestis Justinianea
La Antiquité Tardive está plagada de calamidades en la Península Ibérica: las invasiones bárbaras, las guerras, las plagas de langosta como las de los años 578 y 579, las sequías seguidas de malas cosechas y hambrunas como las de los años 625 ó 707-709, en vísperas de la invasión musulmana y, por supuesto, las grandes epidemias como la denominada en la época “inguinalis plaga” o epidemia de peste bubónica que asoló el mundo mediterráneo en tiempos del emperador bizantino Justiniano (527-565).
Según el historiador Procopio de Cesaréa la epidemia estalló el año 540 en Etiopía, apareció en Egipto en otoño del 541 y desde el delta del Nilo, se extendió rápidamente por vía marítima y terrestre por toda la cuenca mediterránea y el Próximo Oriente.
En la Hispania visigoda apareció el mismo año 542 provocando “calamitates el miseriae”. No podemos evaluar la mortalidad que produjo, pero fue parecida a la de Constantinopla (300.000 muertes). Los rebrotes están documentados en Toledo (573), carbona (584, las costas mediterráneas (588) y una tardía aparición, “inmisericorditer”, en la última década del siglo VII en la Galia Narbonense (693-694) y en otras comarcas.
FOTO 004 La Peste Negra en Italia en 1348. Ilustración Marcello
La Peste Negra (1348)
A partir del año 1000 Europa experimentó un notable crecimiento demográfico que se vio truncado por los cambios climáticos del siglo XIV y, sobre todo, por la pandemia de peste procedente de Asia hizo su aparición en el cerco de Caffa, a orillas del Mar Negro, el año 1346. Las naves genovesas llevaron la enfermedad a Constantinopla en 1347 y desde allí a Europa Occidental a principios del año 1348. La mayoría de los investigadores sostienen que la pandemia provocó la muerte de la tercera parte de la población europea que, en aquella época, ascendía a 75 millones de personas.
A finales de la primavera de 1348 la epidemia entró por Francia a Navarra, siguiendo el camino de Santiago. La rapidez con la que se extendió y la enorme mortalidad que produjo son escalofriantes. Berthe habla de “hecatombe” en Navarra por “l´impacable association, au tours de l´epidemie, de la faim et de la peste”, afirmando que “le bilan este très lourd. Tout près de 40 % de feux anéantis et probablement des pertes globales de l´ordre de 50 %, si l´on ajoute aux membres des familles entièrement détruites, ls victimes enlevées aux foyers rescapés de la peste.
Monteano habla del 50 %, “Navarra vio desaparecer a más de la mitad de su población, aunque esta pérdida fue variable según las comarcas, así en Anue desaparecieron ocho de cada diez familias mientras que en la Sakana la pérdida fue de alrededor de un tercio de sus habitantes”. “En cuanto a los grupos sociales, la peste ha actuado como verdadera igualadora social, sin distinguir hombres y mujeres, entre ricos y pobres, entre artesanos y campesinos”. Esta cifra del 50 % de fallecidos es aplicable a la población de Euskal Herria como lo reflejan la cifra de aldeas abandonadas o “mortuorios” de Álava o el despoblamiento de la principal población de Bizkaia en esa época.
FOTO 005 Dibujos bíblicos
Durante estos 300 años las epidemias que brotaban y desaparecían sin orden ni concierto, provocaron una gran mortandad y múltiples problemas que se intentaron paliar, entre otras medidas, por medio de la intersección a santos como San Roque cuyas ermitas se multiplicaron sobre todo en el siglo XVII.
La Historia de las enfermedades
El Museo Vasco de Historia de la Medicina a lo largo de sus más de 25 años de historia ha prestado una atención especial al estudio de las pandemias y epidemias. Este libro sobre la peste viene a sumarse a otros libros y artículos que han publicado sobre el tema como la edición latina y castellana de “De Morbo Pustulato” 1584 de López de Corella. Trata de la enfermedad pustulada o lenticular, que los nuestros en Bilbao llamaban “tabardillo”. En este libro nos proporciona una de las primeras descripciones del tifus exantemático antes de la era microbiana.
Sobre esa misma enfermedad en la Guerra de la Convención han publicado otro libro que se centra en el ejército “Epidemias, hospitales y guerra en Guipúzcoa y Navarra a finales del siglo XVIII (1793-1795)”. Y un artículo sobre su incidencia en la población civil en Gipuzkoa, “Epidemia en Guipúzcoa durante la Guerra contra la Convención (1793-1795)”, escrito por Granjel, L.S.
El autor del libro
Saturnino Ruiz de Loizaga es un sacerdote franciscano alavés, nacido en 1939, doctor en teología por la Pontificia Università Antonianum (Roma 1990) y licenciado en la Scuola Vaicana de Paleografia, Diplomatica e Archivistica (Cità del Vaticano, 1985). Vive en Roma, es especialista en temas medievales y un gran conocedor del Archivo Segreto Vaticano donde acude semanalmente.
FOTO 006 Franciscanos en el Vaticano. Saturnino el último de la derecha
A través del estudio directo de las fuentes, códices, registros y cartularios, Saturnino Ruiz de Loizaga nos ha dado todo un corpus relacionado con la historia medieval referente al País Vasco y Norte de Castilla difícil ya de superar y, que hace de este alavés, uno de los más prolíferos historiadores de la Edad Media en sus más variadas vertientes.
En plena madurez, cuenta ya con una producción científica y editorial ciertamente notable, no sólo por lo que se refiere al número de sus publicaciones y ediciones, sino también, y principalmente, en razón a la reconocida calidad de las mismas.
El acervo del material cultural producido por el autor en el período que va desde el año 1973 hasta el 2009 es considerable: más de quince libros y más de un centenar de artículos. Algunas de sus obras están agotadas y rebuscadas.
FOTO 007 Grabado de la peste negra
La Peste
La peste es una enfermedad infectocontagiosa que afecta tanto a animales como a humanos, y es causada por la bacteria Yersinia pestis. Se considera una de las zoonosis más reconocidas, más antiguas y de las más agresivas y potencialmente letales enfermedades bacterianas.
Peste negra
La peste negra fue una devastadora pandemia que asoló Europa en el siglo XIV y que causó la muerte de un 30 a un 60% de la población del continente europeo, reduciendo la población mundial estimada desde 450 millones hasta 350 ó 375 millones en el año 1400. La mayor parte de los científicos cree que la peste negra fue un brote de peste bubónica, una terrible enfermedad que se ha extendido en forma de epidemia varias veces a lo largo de la historia. La peste es causada por la bacteria Yersinia pestis que se contagia por las pulgas con la ayuda de la rata negra (Rattus rattus), que hoy conocemos como rata de campo.
El tabardillo en la Península Ibérica
En la Península Ibérica, el término tabardillo se detecta por primera vez en el texto de Juan de Aviñón, editado por Monardes en 1545, en el que se afirma que durante los años de 1393 y 1394, la ciudad de Sevilla sufrió repetidas epidemias de tabardillo.
Entrando en la Edad Moderna, la historiografía, basándose en los textos de Luis de Toro y del P. Luis de Mariana, afirma que hubo una primera epidemia en torno a 1489-1490, durante las guerras civiles de Granada previas a la conquista de la ciudad por los Reyes Católicos. Sin embargo, una atenta lectura de ambas fuentes permite comprobar que Toro se refiere a la segunda guerra de Granada (1568-1570) y que el texto del P. Mariana no es lo suficientemente explícito como para poder identificar la «peste» por él citada.
FOTO 008 Grabado de la peste negra
Más fiables parecen los testimonios posteriores. Luis Mercado, en su monografía sobre esta fiebre (1574), dice que «en los tiempos modernos, en el año de 1532, en diferentes tiempos y lugares, consta que se perdieron muchas vidas, en parte por la ignorancia de los médicos, pero en parte por su fiereza y maligna naturaleza». En 1553 debió de existir en Sevilla una epidemia de tabardillo, a la cual se refiere Francisco Bravo en su obra sobre la enfermedad, publicada en México en 1570.
Mejor documentadas están las epidemias sufridas en la Península durante los años siguientes, como las «pestes» citadas por Carreras a partir de 1555, que Pérez Moreda interpreta más bien como «tabardillos». «En la España interior, la coincidencia de la morbilidad y la crisis generalizada de subsistencias a raíz de las condiciones adversas de un invierno intempestivo hacen pensar en la posible extensión epidémica del tifus». Efectivamente, la asociación de hambre y frío sugieren más bien tifus que peste. Lo mismo decía Toro: «Puesto que hemos observado, no sólo en esta tempestad nuestra, sino antes (esto es en el año 1557, cuando fue vista por primera vez entre nosotros), que la fiebre se transmitía fácilmente de uno a otro, y con cierta miserable devastación, infectaba familias enteras». De ella se hace eco Juan Méndez Nieto, en sus Discursos Medicinales, al recordar la epidemia que arrasó Castilla en torno a 1557, dejando perplejos a los médicos por su alta mortandad13. Y el propio López de Corella recuerda que en 1558 hubo una epidemia que asoló España.
Por otro lado, Pérez Moreda incluye algunas referencias locales en Talavera de la Reina y Extremadura que apoyan esta tesis. En Cáceres la epidemia fue grave entre 1556 y 1558, pero especialmente en 1557. También Bernard Vincent cita un brote de tifus en 1557, aunque reconoce que está mal estudiado. En cualquier caso, estos testimonios dan fe de que hubo epidemias durante la segunda mitad de los años cincuenta, brotes que debieron tener menos peso que el aparecido a finales de la sexta década del siglo XVI.
FOTO 009 Expansión de la peste negra. 1347 - 1350
AGRADECIMIENTOS
Antón Erkoreka Barrena
Begoña Madarieta Revilla
Museo Vasco de Historia de la Medicina y de la Ciencia “José Luis Goti”
Fotografías
Las fotografías están escaneadas del propio libro y de Internet
Bibliografía
La peste en los Reinos Peninsulares. Según documentación del archivo vaticano (1348-1460) Saturnino Ruiz de Loizaga
De Morbo Pustulato 1584 de López de Corella
http://www.bizkaia.ehu.es/p209-shmhmco/es/contenidos/informacion/mhm_publicaciones/es_publi/adjuntos/De_morbo_pustulato_1584.Alonso_Lopez_de_Corella.pdf
FOTO 010 Begoña Madarieta y Manuel Solórzano
Manuel Solórzano Sánchez
Enfermero Servicio de Oftalmología
Hospital Donostia de San Sebastián. Osakidetza /SVS
Director de la Revista de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica
Vocal del País Vasco de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica
Miembro de Eusko Ikaskuntza
Miembro de la Sociedad Vasca de Cuidados Paliativos
Miembro del Comité de Redacción de la Revista Ética de los Cuidados
Miembro de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
masolorzano@telefonica.net
domingo, 6 de junio de 2010
LA PESTE EN LOS REINOS PENINSULARES
Certamen Carteles 2009
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1 comentario:
Gracias por la información
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