En el Decreto del Departamento de Sanidad otorga la Creación de La Cruz Roja del País Vasco.
En sus artículos dice así:
Artículo 1º. Se disuelve el Comité Local de La Cruz Roja Española de esta villa, cesando en sus cargos los que los vienen desempeñando y debiendo hacer entrega de la documentación de la misma en este Departamento.
Artículo 2º. Se crea La Cruz Roja del País Vasco, la cual tendrá las mismas atribuciones que la que se disuelve.
Artículo 3º. Se designa para la “Junta de La Cruz Roja del País Vasco” a los siguientes señores:
Presidente, don Marcelino Ibáñez de Betolaza
Vicepresidente, don Félix González Díez
Secretario, don José María Iturrate
Tesorero – contador, don Emilio Coste Corbato
Primer vocal, don Pedro Villar Letona
Segundo vocal, don Asensio Arriolabengoa
Tercer vocal, don Luis Casado Matute
Artículo 4º. Mientras se dicta el oportuno reglamento por que se haya de regir La Cruz Roja del País Vasco, se regirá por los Estatutos de La Cruz Roja Española, en cuanto sean aplicables a este país.
Artículo 5º. Las relaciones que haya de sostener con sus afines y con el Comité Internacional de Ginebra serán llevadas por el presidente de la misma o la persona que lo sustituya.
Artículo 6º. El Departamento de Sanidad dictará el reglamento orgánico de La Cruz Roja del País Vasco en el término de tres meses.
Dado en Bilbao, a 19 de noviembre de 1936
El Presidente del Gobierno Provisional José Antonio de Aguirre
El Consejero de Sanidad Alfredo Espinosa
En el “Diario Oficial del País Vasco” número 182 del 8 de abril de 1937, en sus páginas de la 1.456 a la 1.461 aparecen los “Estatutos de La Cruz Roja del País Vasco”.
Y dice así:A propuesta del señor Consejero de Sanidad, y de acuerdo con el Gobierno, vengo en Decretar lo siguiente:
Artículo 2°. El Gobierno amparará la Cruz Roja del País Vasco, que es una Institución que deberá declarar de utilidad y beneficencia; se la reconoce como la única que oficialmente puede asistir a los heridos en campaña: le otorga capacidad jurídica, concediéndola el beneficio legal de pobreza y franquicia postal y telegráfica, exención de tributos y de cualquier impuesto o arbitrio del Gobierno, de las Diputaciones y de los Ayuntamientos del País Vasco. El ganado y material de la Cruz Roja estará exceptuado de requisa militar en tiempo de guerra y sus hospitales y demás establecimientos sanitarios exentos también de la carga de alojamiento.Todos los bienes que posea la Cruz Roja del País Vasto, cualquiera que sea su clase y concepto, se consideran como propiedad particular de la Institución, y están amparados por la ley en cuantos derechos y garantías corresponden o puedan corresponderles a los de su misma índole. El metálico y efectos destinados a sus unidades, establecimientos, Cuerpos sanitarios, socorro a los heridos, enfermos, internados, prisioneros. etc., no podrán ser objeto de incautación ni embargo.
Artículo 4°. La Cruz Roja cuidará de organizar los servicios permanentes y parques de material necesario para los primeros auxilios en casos de guerra, grandes siniestros o calamidades públicas, y para la más rápida asistencia y transporte de heridos. A este fin, y para cumplir además los señalados en el artículo anterior. deberá contar con establecimientos adecuados y material suficiente, instruyendo además en sus escuelas y Centros sus enfermeras y el personal sanitario y auxiliar preciso para aquellos fines.
Artículo 7°. Para formar parte activa de la Cruz Roja del País Vasco será condición precisa ser español o naturalizado en España. Los extranjeros sólo podrán ser socios honorarios o cooperadores. El reglamento orgánico general determinará las condiciones, deberes y derechos de los socios, cuyo nombramiento, cualquiera que sea su clase o condición, se expedirá por el Comité Central de Bilbao Todo el personal que preste sus servicios en la Cruz Roja del País Vasco deberá estar inscrito en la misma, y la Institución responderá de que el personal cuyas actuaciones requieran título oficial no se realicen sino por los que posean dicho título.Todo el personal que preste sus servicios en la Cruz Roja del País Vasco, con remuneración o sin ella, celebrará con dicha Institución un contrato, cuyas estipulaciones se amoldarán a lo que dispongan los reglamentos correspondientes.
Artículo 9°. Para el gobierno, dirección, representación y administración de la Cruz Roja funcionará en Bilbao un Comité Central, compuesto de un presidente, un vicepresidente, un tesorero - contador, tres vocales y un secretario general. El presidente será nombrado por Decreto del Departamento de Sanidad y los demás por la Asamblea que se dirá.
Artículo 13º. El Comité Central, una vez posesionado, designará en su primera sesión a un médico como vocal asesor del Comité, para que en unión del presidente del referido Comité, del vicepresidente y contador-tesorero general, constituyan la Comisión 'Permanente de la Cruz Roja del País Vasco.Esta Comisión, como delegada del Comité Central, tendrá las facultades y atribuciones que se les señalen en el reglamento general orgánico para disponer y ejecutar, dando cuenta de sus decisiones al Comité Central en la primera reunión que celebre éste. De la Comisión Permanente dependerán todos los servicios y establecimientos organizados por ella, instalándolos en la forma que mejor llenen los fines sociales para que se hayan creado.
Artículo 16º. En las circunstancias excepcionales y casos de notoria e inaplazable urgencia para la mejor ejecución de los fines de la Cruz Roja, el presidente del Comité o quien haga sus veces, podrá adoptar cuantas disposiciones estime necesarias o convenientes para mantener o salvaguardar los servicios, prestigios, fueros o intereses de la Institución en cualquiera de sus aspectos, debiendo dar cuenta de estas resoluciones de carácter extraordinario al Comité Central, al que reunirá en el plazo de cinco días.
Artículo 18º. La Asamblea general se reunirá cada dos años, y se compondrá de los miembros del Comité Central, los presidentes de todos los Comités locales y los socios que no pertenezcan a Juntas Directivas designados al efecto por los del Comité local. La elección de estos cargos se hará con arreglo a un reglamento, en el cual se determine concretamente el procedimiento para que cada asociado pueda emitir con toda la independencia y responsabilidad su voto. El primer acuerdo que adopte la Asamblea general será designar la Mesa de discusión, conforme se determinará en el reglamento, pero de ella no podrá formar parte ningún asociado perteneciente al Comité Central o a los locales.
Artículo 21º. Las organizaciones que la Institución tenga en cada localidad se denominarán uniformemente y sin otro aditamento «Comité local de la Cruz Roja del País Vasco», quedando suprimidos, por lo tanto, los nombres de Asambleas, Comisiones y Juntas en lo que a la íntegra representación del Instituto en cada localidad se refiere. Los establecimientos de la Institución llevarán siempre por apelativo el nombre social.
Artículo 24º. Siendo la personalidad de cada organismo, independiente de la de sus asociados, las obligaciones y responsabilidades civiles que se deriven de los actos y contratos que cualquiera de ellos celebre, debidamente autorizados, a nombre de la colectividad, sólo alcanza a los bienes y recursos propios de la entidad respectiva.
Artículo 28º. Los socios de la Cruz Roja no podrán ostentar otros distintivos de la neutralidad que los acordados por Convenios internacionales, y siempre en los actos y con los requisitos reglamentarios. El uso indebido de aquéllos será perseguido, procurando su castigo con la aplicación de disposiciones gubernativas y de preceptos contenidos en el Código penal. Queda terminantemente prohibido que en los sellos, escudos, brazaletes, banderas y material de la Institución use otra cruz que la de color rojo sobre fondo blanco, formada, según los Tratados internacionales, por la inversión de los colores federales suizos; y de igual manera se prohibe en absoluto el uso del nombre, escudo o emblema de la Cruz Roja . en marcas de fábrica, rótulos, membretes comerciales, carteles, anuncios y demás documentos análogos.
Artículo 30º. Salvo los reglamentos de Hospitales, de enseñanza y transportes sanitarios, que deberán ser dictados por el Comité Central, cada Comité local podrá redactar los de régimen interior, ambulancias urbanas, dispensarios y otros servicios, con arreglo a las necesidades de la población y medios de que dispongan; pero deberán ajustarse estrictamente a las normas de carácter general que dicte el Comité Central, y no serán obligatorias, aunque siempre circunscritos a la demarcación respectiva, mientras no sean explícitamente sancionados por el referido Comité.
El Consejero de Sanidad, Alfredo Espinosa.
Y en el “Diario Oficial del País Vasco” números 235 y 236 del 31 de mayo de 1937 y de 1 de junio de 1937, en sus páginas de la 1.727 a la 1.734 y de la 1735 a la 1744, aparece publicado por el Departamento de Sanidad el “Reglamento General de La Cruz Roja del País Vasco”.
Destacaremos solamente desde el Título VII, De Las Actividades de La Cruz Roja En Tiempo de Paz.
Título VII
De las Actividades de La Cruz Roja en Tiempo de paz
Capítulo I
Artículo 78. La Cruz Roja cuidará de preparar todos los medios de que valerse en tiempo de guerra para realizar los fines que en este caso son de su incumbencia.
Capítulo II
De los Hospitales
Artículo 79. La Cruz Roja, en tiempo de paz, creará los hospitales, que pueden ser permanentes y temporales, fijos o móviles, y dentro de éstos los flotantes y los buques hospitales.
Capítulo III
De los Sanatorios
Artículo 80. El Comité Central y los locales pueden crear éstos, con autorización de aquél, Sanatorios dé asistencia médico-quirúrgica, privada y remunerada. Cada Sanatorio tendrá un médico director del Establecimiento y de todo su personal, nombrado por el Comité respectivo, a propuesta, mediante sufragio, de los médicos jefes de los hospitales y de los Dispensarios de la localidad.
Capítulo IV
De los Dispensarios
Artículo 81. Los Dispensarios de la Cruz Roja tienen por misión prestar asistencia facultativa y gratuita en sus consultas a los enfermos faltos de recursos, facilitándoles los medios para su curación, incluso las prácticas de las intervenciones quirúrgicas que las condiciones de instalación y medios económicos del establecimiento consientan.
Capítulo V
De las ambulancias
Artículo 82. La ambulancia es la unidad orgánica sanitaria de la Cruz Roja, objeto de su atención preferente, como principio básico fundacional de la Asociación y razón de su existencia, y elemento imprescindible de su funcionamiento.
Artículo 83. Las ambulancias de la Cruz Roja tienen por misión, como unidad sanitaria móvil. desplazarse rápidamente, acudiendo con su dotación de personal y material allí donde sean necesarios sus servicios de auxilio y socorro inmediato y de recogida y transporte de enfermos o heridos. Las ambulancias de la Cruz Roja pueden ser a pie, a lomo, montadas, automóviles, a flote y aéreas. El Comité Central reglamentará el servicio de estas ambulancias.
Capítulo VI
Puestos de socorro
Artículo 84. La Cruz Roja puede establecer puestos de socorro para los primeros auxilios de enfermos y heridos, y los puede establecer con carácter permanente o eventuales. y fijos o móviles. La Cruz Roja puede establecer parques sanitarios bien en Bilbao, bien en otros puntos, y con carácter transitorio o permanente.
Capítulo VI
De las enfermeras
Artículo 85. La Cruz Roja del País Vasco tiene entre sus misiones de paz, conforme él artículo 4º de sus Estatutos, la formación de un Cuerpo de enfermeras de la Cruz Roja, debidamente preparado para la asistencia de heridas en tiempo de guerra y para coadyuvar a las obras benéficas en tiempo de paz: las enfermeras de la Cruz Roja son de dos clases: damas auxiliares voluntarias y enfermeras profesionales.
Artículo 86. Se llamarán damas auxiliares voluntarias de la Cruz Roja las asociadas que obtengan él diploma correspondiente, previos las estudios, exámenes y pruebas de actitud necesarias al efecto. Estos estudios, exámenes y pruebas podrán efectuarse en los Hospitales de la Cruz Roja, y las enseñanzas y trabajos prácticos, exámenes y pruebas de aptitud se acomodarán a un programa y normas uniformes, cuyo cumplimiento será inspeccionando por el Comité Central, que será quien expida los diplomas.
Artículo 87. Serán enfermeras profesionales de la Cruz Roja las que obtengan el diploma de tales, después de cursar y aprobar los estudios profesionales completos, con arreglo a los programas y plan sancionados por el Comité Central, y los cuales sólo podrán realizarse en las Escuelas de Enfermeras de la Cruz Roja, expidiendo el Comité Central el diploma de enfermeras profesionales de la Cruz Roja del País Vasco.
Artículo 88. Las enfermeras de la Cruz Roja. en el acto solemne de recibir los diplomas, deberán expresar el compromiso de prestar servicios sanitarios de la Institución que se le señalen sí, con motivo de guerra, desastre o calamidad nacional, el Comité Central o sus delegados oficiales lo creyeran necesarios. Esta promesa, en las que no se hallen al servicio inmediato de la Institución por compromiso legal, supone solamente una obligación morad, de la que podrán sustraerse en cualquier momento las enfermeras participándolo sencillamente, con su firma, al Comité Central, cuando estimen que no podrán darle cumplimiento. La renovación de esta promesa deberá hacerse todas los años, en el mes de diciembre, bien de una manera expresa al Comité Central, bien tácitamente, si no media revocación de la misma, a fin de que el Comité conozca en lado momento las disponibilidades de personal de esta clase para los servicios de la Cruz Roja. Por su parte, la Cruz Roja reconoce como una obligación fundamental organizar de tal modo los servicios de sus enfermeras que se eviten cuanto sea posible perjuicios materiales al personal. Las enfermeras de la Cruz Roja no podrán prestar en la Institución más ocupación que de enfermeras.
TÍTULO VIII
Capítulo I
Uniformes y saludos
Artículo 89. El personal de la Cruz Roja usará en los actos de servicio propio de la Institución el uniforme de la misma, correspondiendo a sus clases y categoría que el Gobierno del País Vasco apruebe.
Queda prohibido usarlo como disfraces de Carnaval ni en bailes y fiestas de trajes, quedando sujetas a responsabilidad si se resistiesen a despojarse del traje cuando se les invite a ello.
Bilbao, a 26 de mayo de 1937.
El Consejero de Sanidad, Alfredo Espinosa
Bibliografía Consultada
Diario Oficial del País Vasco, números 182, 235, 236 y 352.
Agradecimientos
José Ramón Beloki Guerra
Eduardo Jáuregui. Coordinador Archivo del Nacionalismo. Sabino Arana Fundazioa
Jorge Osorio Letamendía
Peio Aldazabal. Director Filmoteca Vasca
Archivo del Nacionalismo. Sabino Arana Fundazioa
Filmoteca Vasca
Fotografías
Foto 01. Enfermeras y practicante de la Cruz Roja del País Vasco. Foto de: “Archivo del Nacionalismo. Sabino Arana Fundazioa”.
Foto 02. Diario Oficial del País Vasco nº 235
Foto 03. Enfermeras realizando una radiografía. Foto de: “Archivo del Nacionalismo. Sabino Arana Fundazioa”.
Foto 04 Enfermeras y practicante de la Cruz Roja del País Vasco. Foto de: “Archivo del Nacionalismo. Sabino Arana Fundazioa”.
Foto 05. Carnet de Enfermera de Guerra. Departamento de Sanidad. Gobierno de Euzkadi. Foto de: “Archivo del Nacionalismo. Sabino Arana Fundazioa”.
Foto 06. Enfermera cambiándole los pañales a un niño. Foto de: “Archivo del Nacionalismo. Sabino Arana Fundazioa”.
Foto 07. El brazalete es una donación de la enfermera de 1937 Aurora de Idiondo, al “Archivo del Nacionalismo. Sabino Arana Fundazioa”.
Foto 08. Billetes de la República Española. Colección privada de Manuel Solórzano
Foto 09. Billetes del Gobierno de Euzkadi. Colección privada de Manuel Solórzano
Foto 010. Enfermeras del Gobierno de Euzkadi. Foto sacada de la Película de la Guerra Civil. Filmoteca Vasca.
Foto 011.
http://images.google.es/imgres?imgurl=http://www.ingeba.org/liburua/sellos/imagen/sobgvasc.jpg&imgrefurl=http://www.ingeba.org/liburua/sellos/eujaur.htm&usg=__mjQcABQ7r6jBz36uYJpQky_UrzY=&h=351&w=500&sz=58&hl=es&start=6&um=1&itbs=1&tbnid=HZjgUzrqY7qlmM:&tbnh=91&tbnw=130&prev=/images%3Fq%3Dgobierno%2Beuzkadi%2Bsobres%2Bcoreo%2Baereo%26hl%3Des%26rlz%3D1W1GGLL_es%26um%3D1
Foto 012. Enfermeras de la Cruz Roja del País Vasco. Foto sacada de la Película de la Guerra Civil. Filmoteca Vasca.
Foto 013. Enfermeras de la Cruz Roja del País Vasco. Foto sacada de la Película de la Guerra Civil. Filmoteca Vasca.
Foto 014. Billetes del Gobierno de Euzkadi. Colección privada de Manuel Solórzano
Foto 015. Escudo del Diario Oficial del País Vasco.
Foto 016. Enfermeras de la Cruz Roja del País Vasco. Foto sacada de la Película de la Guerra Civil. Filmoteca Vasca.
Foto 017. Enfermeras del Gobierno de Euzkadi. Foto sacada de la Película de la Guerra Civil. Filmoteca Vasca.
Por supuesto, la tuberculosis seguía siendo la enfermedad fundamental y el descubrimiento de los rayos X supuso un paso fundamental en el estudio de la enfermedad. Curiosamente, el siglo acaba como empezó, avances espectaculares en las técnicas de imagen y nuevos problemas con la tuberculosis pulmonar, aunque el conocimiento adquirido durante este siglo debe ayudar a resolver estos problemas antiguos que han renacido, así nos lo comentaba Víctor Sobradillo Peña, Presidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).
Los factores que de forma más directa influyeron en este fenómeno fueron: la avalancha de información, consecuencia del método fisiopatológico y del auge de los laboratorios; el descubrimiento de las bacterias causantes de las enfermedades infecciosas, y los avances tecnológicos que hicieron posible el poder disponer de instrumentos, provistos de sistemas ópticos, para explorar algunas cavidades internas y visualizar in vivo sus lesiones como el otoscopio, laringoscopio y litoscopio, por ejemplo.
En aquel entonces, el diagnóstico se establecía únicamente por un interrogatorio: el médico tomaba el pulso pero no lo contaba, se contenta con describirlo. Por eso, no había ningún dato objetivo sobre la enfermedad. Después de este descubrimiento, Laennec vuelve al hospital Necker y moviliza a sus estudiantes. Estos fabrican en serie cilindros de papel y luego de diversas maderas labradas a torno, y los llaman estetoscopio (del griego “veo en el pecho”). Con su maravilloso oído de músico, el maestro se pone a escuchar el pecho de los mil enfermos que hay cada año en sus cuatro salas de hospital. Toma notas, compara, sintetiza, y luego verifica atentamente durante las autopsias sistemáticas de los cuatro ciento enfermos que mueren cada año.
Así, el estetoscopio le permite describir los signos clínicos de enfermedades pulmonares. Se dedica a reconocer todos los ruidos normales y anormales de la respiración y de la transmisión de las voces en las diferentes enfermedades respiratorias y cardiacas. Ayudándose de la pectoriloquia (ruidos que revelan la existencia de cavidades pulmonares), relaciona estos signos con los caracteres clínicos de la enfermedad y gracias a la autopsia, los relaciona con las lesiones de los tejidos.
En aquella época, el conocimiento de las afecciones pulmonares es muy reducido. Se reagrupan muchas enfermedades bajo el nombre genérico de tisis. En un océano de ignorancia, el método de investigación se reduce a un reconocimiento del dolor y de los trastornos funcionales, el análisis de la respiración y de la expectoración. La tisis es, a la vez, tuberculosis y bronquitis, gangrena del pulmón y edema, enfisema y apoplejía. Se confunden pleuresía y pulmonía cuyos síntomas (fiebre, tos) se parecen. La congestión pulmonar no se conoce. En cuanto a los métodos, la palpación y la percusión solo dan muy pocos resultados. En lo que toca a las enfermedades del corazón, los conocimientos son aún más fragmentarios. No se cura, se observa a los enfermos y esperan su muerte.
Quedando probada la etiología infecciosa de la tuberculosis, el paso siguiente era encontrar un fármaco para curarla, esa fue la hipótesis de Paul Ehrlich, en la búsqueda de su famosa “bala mágica”, es decir, el medicamento milagroso destructor de gérmenes sin lesionar las células del huésped; idea que le conduciría al descubrimiento del “salvarsán” para el tratamiento de la sífilis.
El Primer sanatorio destinado exclusivamente al tratamiento de los enfermos tuberculosos lo crea en 1854 el médico alemán Hermann Brehmer en Göbersdorf (Silesia hoy en día Polonia, perteneció a Alemania).
Mientras tanto, los sanatorios antituberculosos iban adquiriendo cada vez más relevancia, y algunos de ellos se convirtieron en grandes centros médicos – quirúrgicos dotados con todos los adelantos conocidos para tratar las enfermedades torácicas. No es casual el hecho de que en 1911 Spengler, director de un sanatorio en Davos, Suiza, publicara, junto con Brauer, los resultados de 102 casos tratados con neumotórax.
El gran impulsor del broncoscopio fue el laringólogo norteamericano Chevalier Jackson. En 1890 inventó un esofagoscopio para extraer cuerpos extraños y pocos años después, gracias a su amplia experiencia en traqueostomías y manejo de estenosis traqueales postdiftéricas, comenzó a trabajar con broncoscopios no sólo con esta indicación, sino también para el diagnóstico y tratamiento de otras enfermedades como por ejemplo, el adenoma bronquial y las atelectasias postoperatorias. En 1917 fue uno de los fundadores de la American Bronchoscopic Society, y en 1919 obtuvo el reconocimiento a su labor con una cátedra de Broncoscopio y Esofagoscopia en la Universidad de Pensilvania.
En las primeras décadas del siglo XIX se va a producir como ya hemos mencionado antes un curioso fenómeno sin precedentes en la historia. La tisis, la enfermedad maldita, azote despiadado de todos los pueblos europeos sin distinción de edades, sexo, ni clase social, contra la cual no hay remedio seguro, el mal que, en definitiva, podríamos considerar como el cáncer de la época, se transforma en una enfermedad “de moda” de la mano de escritores y artistas, que la convierten en terrible compañera de sus héroes y heroínas, por la que acabarán sucumbiendo trágicamente, pero sin la cual muchas de sus acciones carecerían de sentido.
Como ya hemos comentado antes, los estragos causados por la tuberculosis en las grandes aglomeraciones urbanas europeas hacían necesaria una atención preferente por esta enfermedad, no sólo por parte de los médicos sino también por los gobiernos de los países afectados. Empiezan a construirse los Sanatorios Antituberculosos para realizar allí las curas sanatoriales.
Normalmente en casi todos los sanatorios funcionaban igual, vamos a poner el ejemplo del Sanatorio de Falkenstein: Se levantaban a las 7,30 horas, media hora para su aseo personal. A las 8 el primer desayuno que constaba de: café o té con leche, pan con mantequilla, más dos tazas de leche, descanso y reposo con cura de aire en la galería - solarium, a las 10,30 segundo desayuno que consistía en pan con mantequilla, huevos frescos, una taza de leche, seguían con una segunda sesión en la galería de reposo hasta la hora de comer sobre la una de la tarde.
Los primeros sanatorios se parecían más a hoteles de lujo que a instituciones hospitalarias y las estancias prolongadas sólo estaba al alcance de economías potentes. Por tal motivo pronto se vio que poca incidencia tendrían en la lucha antituberculosa si no se creaban establecimientos asequibles para las clases sociales menos privilegiadas.
LA FIESTA DE LA FLOR 1912
En La Voz de España con fecha 13 de agosto de 1947, se cita la recaudación que con motivo de “La Fiesta de la Flor” se ha recogido y como han distribuido la ayuda entre todas las entidades de Guipúzcoa:
Historia y antecedentes del Hospital de Amara San Sebastián. Antiguo Sanatorio Antituberculoso.- Manuel Solórzano
La apasionante historia de la medicina y la enfermería en Tolosa (Gipuzkoa). Artículo publicado el día 25 de abril de 2009
Libros consultados
Manuel Solórzano Sánchez
En el último tercio de siglo, todo iba a cambiar; bastaron los primeros efluvios del éter y del cloroformo, para empezar lo que se denominó “victor dolore” (la victoria sobre el dolor) reforzada años más tarde con la aparición de los anestésicos locales. La sala de operaciones dejaba de ser un centro de tortura.
Habían existido tres montañas insuperables, que habían retrasado el desarrollo de la cirugía: el dolor, la infección y la manera de evitar y resolver las pérdidas sanguíneas. Vencidos los tres escollos comienza en expresión de Jürguen Thorwald el “triunfo de la cirugía”, aunque otros prefieren el término “revolución quirúrgica”, o simplemente “cirugía científica”.
El hospital disponía de cementerio propio a un lado de la Iglesia y también en el subsuelo de la capilla. Estos hábitos se mantuvieron hasta 1808.
En 1849 se inaugura el Hospital Militar, empujado por las circunstancias bélicas asumirá desde su nacimiento un gran protagonismo. En sus primeros años de guerras carlistas, en los tiempos de Nicasio Landa, será referencia universal de comportamientos humanitarios de la guerra “La Caridad en la contienda”, también en las técnicas del traslado de los lesionados, en los primeros auxilios y en los tratamientos en los centros de internamiento.
Con ocasión de la batalla de Oroquieta, se pone por primera vez en práctica, el espíritu de neutralidad del herido, estos, sean del ejército de la nación o carlistas, son trasladados al Hospital Militar. Cuando se encuentra saturado, sin sitio, se habilitaran otros centros de la ciudad. El Hospital provincial dedica una sala entera para los heridos y la atención a los mismos es llevada directamente por Nicasio Landa y otros médicos cirujanos. Las guerras carlistas no sólo produjeron heridos, también aportaron calamidades. Las tropas carlistas cortaron el suministro de agua a Pamplona (1874), y los ciudadanos se vieron forzados a abastecerse sin control sanitario del agua del río Arga y de pozos particulares; la consecuencia fue una grave epidemia de disentería tífica y paratífica con alta mortalidad. Afortunadamente Salvador Pinaqui solucionó pronto el problema al encontrar un nuevo manantial de agua potable cerca del río, que fue bombeada a la ciudad.
El cirujano siempre había sido un obrero menor dentro de la profesión sanitaria, en los primeros años sin estudios “cirujano – barbero”, después con una titulación de menor categoría que la del médico. La figura académica del cirujano se potenciará en la segunda mitad del siglo XIX, al igualar los estudios con los médicos. En 1886 un Real Decreto del Ministerio de Fomento, unifica y simplifica los estudios de Medicina, desapareciendo las diferentes titulaciones. Con este decreto todos los licenciados en medicina, son a la vez médicos – cirujanos.
Entre 1880 y 1940 se instalaron en Navarra 54 órdenes religiosas que se dedicarán de preferencia a la enseñanza y al cuidado de los enfermos. Destacarán Las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl y Las Siervas de María.




