martes, 1 de octubre de 2024

Dispensario Antituberculoso calle San Bartolomé San Sebastián 1912

 

Ayer 29 de febrero de 1912 se inauguró el Dispensario Antituberculoso

 

Foto 1 Fachada de la calle San Bartolomé número 1 de San Sebastián, donde se inauguró el Dispensario Antituberculoso en 1912

 

Ayer día 29 de febrero de 1912 al mediodía, en la calle de San Bartolomé en el número 1, tuvo lugar el acto inaugural de los nuevos locales del Instituto Antituberculoso de San Sebastián.

 

Al acto concurrieron el alcalde interino de la capital donostiarra don José Orueta; el gobernador militar de la plaza general Aranzabe, en unión del secretario del Gobierno militar comandante Barcáiztegui; los diputados señores Quintín Altolaguirre, Joaquín Churruca y Ricardo Olarán, el director del Hospital Militar comandante de sanidad, señor Justo Díez de Tortosa; doctores Emiliano Eizaguirre Marquínez, presidente del Dispensario; Ángel Elvira López, Ángel Calles, Alfredo Camio, José Cuadrado, Jesús Batanero, Sebastián Córdoba, Guillermo Zubía, Felipe Zabalo, Vicente Loidi, Miguel Kutz, Antonio López Alén, Francisco Saizar, José Goicoechea, Luis Eizaguirre, Mariano Echauz, inspector provincial de Sanidad Tomás Pesset; Manuel y José Bago, Manuel Vidaur, Luis Alzua (hijo), y los señores Agustín Brunet, Ramón Zubeldia, Joaquín Pavía, Juan Santo Domingo, Santiago Azaldegui, Gabriel Laffitte y Tomás Balbas, así como muchas personas más, cuyos nombres lamentamos no recordar.

 

El Director del nuevo Dispensario, Emiliano Eizaguirre, dio amplias explicaciones de la labor que hasta ahora viene realizando aquel centro médico – consultivo.

 

Según el doctor Eizaguirre, que tanto entusiasmo puso en la lucha antituberculosa, la estadística, que no es completa, demuestra que la mortalidad desde que se inició la campaña en España, ha descendido de un 4,64 por mil a un 2,64.

 

En Guipúzcoa se han hecho también grandes progresos, pues del número 5 que ocupaba en la estadística oficial ha pasado al 7.

 

En la capital, el centro de menos mortalidad son las calles comprendidas entre el Boulevard y la Avenida de la Libertad, Urbieta y alguna otra calle.

 

Foto 2 Pabellón de Tuberculosos del Hospital San Antonio Abad llamado “Pabellón Docker”. Revista Novedades 1912

 

Donde causa más estragos en el barrio de Ibaeta, Igueldo y Eguía, sin duda por el hacinamiento de las personas.

 

En los pueblos se da el caso curioso de que el que acusa más mortalidad es Alzaga, del partido de Azpeitia, y que cuenta con 200 habitantes nada más.

 

Un año hubo tres defunciones, pero esto tiene su explicación. Es un pueblo situado en una altura y sin medios de comunicación y en malas condiciones higiénicas. Recomiendan que vayan allí los enfermos y el contagio es inmediato.

 

Sin embargo, Azpeitia no rinde gran mortandad y su región lo mismo por ser agrícola y en cambio Vergara sí, porque es industrial.

 

A este tenor siguió dando explicaciones muy interesantes Emiliano Eizaguirre, que fue felicitado, así como el Cuerpo médico de aquella Casa, cuya labor es digna de sincero elogio y del apoyo de las autoridades y particulares.

 

El Nuevo Dispensario Antituberculoso

 

En la instalación del nuevo Dispensario Antituberculoso no se ha omitido ningún detalle de cuantos suelen tener los establecimientos de esta índole.

 

En cuanto al confort moderno, todas sus dependencias, desde la sala de espera y consulta, hasta el laboratorio y Rayos X, reúnen las condiciones de mayor perfeccionamiento higiénico y comodidad que hemos alcanzado en este ramo actualmente.

 

La parte alta del Dispensario, donde están instalados el despacho de la dirección y las salas de consulta y especialidades, está muy bien equipada de todos los elementos necesarios.

 

El entarimado de madera se ha desterrado por completo, substituyéndolo por otro procedimiento moderno de materia pastosa de madera, a la que se da consistencia mediante ingredientes especiales, que, resultando lujosa, realza la esplendidez y la limpieza, condición indispensable que han de disfrutar esta clase de dependencias.

 

Las paredes hasta su altura media, están revestidas de esta capa, que impiden reposar al polvo, y pueden con frecuencia ser lavadas. Además, se deja advertir en los locales mucha luz, claridad y ventilación permanente, que facilita la permanencia del enfermo en el tiempo de la consulta.

 

En la parte baja del Dispensario está el laboratorio y la sala de Rayos X, todo ello de la mejor dotación. La misma observación podemos hacer del resto de las dependencias complementarias, como el depósito general de productos farmacéuticos y de la secretaría.

 

Con esta nueva instalación, el Dispensario Antituberculoso ve aumentados sus gastos de sostenimiento considerablemente, puesto que hay que tener en cuenta que antes no pagaba el alquiler, la luz, el agua, la calefacción y la limpieza, por facilitarles todos estos servicios la Junta del patronato de la Beneficencia y Hospital de San Antonio Abad en el primer periodo de la instalación del Dispensario, y más tarde, la Junta de Señoras de la Escuela Asilo San José, cedió un local en la calle Prim.

 

Actualmente la Junta del Dispensario tiene a su cargo un capítulo de gastos que anualmente se elevan a las 25.000 pesetas.

 

En el salón de secretaría se encuentran expuestas amplias estadísticas de la mortalidad general en España, en sus pueblos y en su capital.

 

Foto 3 Doctor Emiliano Eizaguirre

 

Todo este trabajo que requiere un esfuerzo sobrehumano, es obra del prestigioso doctor Emiliano Eizaguirre. Es un trabajo como decimos, concienzudo y escrupulosamente confeccionado en los largos años de práctica que ha venido dedicándose en esta especialidad el mentado doctor.

 

Sus prestigios y su excepcional capacidad médica le hacen merecedor de la mejor admiración, ya que con su esfuerzo nos ha aportado para el estudio de la tuberculosis y de sus causas generadoras material abundante, que no dudamos ha de ser aprovechado por cuantas personas se dedican a estas especialidades.

 

Su hermano Luis Eizaguirre, es autor también de otro trabajo sumamente interesante, que mereció elogios más cumplidos de cuantos doctores visitaron en la mañana el Dispensario Antituberculoso. Luis Eizaguirre, en su trabajo documentadísimo, hace una relación muy minuciosa del resultado obtenido en sus consultas, y establece proporciones que asombran en la tuberculosis hereditaria y en los contagios familiares.

 

Tender a evitarlos es uno de los fines que persigue el Dispensario Antituberculoso, reconociendo a los enfermos castigados con estos males, y gracias a ello se han podido diagnosticar a tiempo procesos fácilmente curables.

 

Como último detalle debemos hacer constar que todas las obras ejecutadas en el Dispensario Antituberculoso se han llevado a efecto bajo la dirección del arquitecto señor Pablo Zabalo, quien ha realizado este trabajo gratuitamente.

 

Sólo nos resta felicitar muy efusivamente al reputado doctor Emiliano Eizaguirre, por los grandes desvelos que se ha impuesto y a cuantas personas han contribuido a la instalación del nuevo Dispensario Antituberculoso inaugurado ayer con tanta brillantez.

 

1912 Cartilla Antituberculosa del Doctor Emiliano Eizaguirre Marquinez

 

La Tuberculosis. Plaga la más terrible que sufre el género humano, azote del que no se libra ningún país, que no respeta edades, ni clase social alguna y la más mortífera de cuantas enfermedades contagiosas existen, es motivada por un microbio que lo descubrió Koch y que por eso lleva su nombre, y es de tal modo contagiosa que supera al cólera, viruela y otras enfermedades tan temidas por el género humano.

La única causa de esta enfermedad es el bacilo de Koch; este bichito mil veces menor que la cabeza de un pequeño alfiler, lo contienen todos los tuberculosos y ellos son los que con sus esputos, con el pus de sus úlceras, con sus deposiciones, contagian a los individuos sanos, pues es tan enorme el número de microbios tuberculosos que contienen esas materias que es difícil librarse del contagio si previamente no son destruidas.

El esputo es, pues, el que más fácilmente nos contagia por su número y porque continuamente nos asedia, pues debido a la falta de cultura del pueblo, es cosa corriente que cualquier persona escupa en el suelo, ese esputo se seca y es convertido en polvo, y al barrer, al andar levantamos ese polvo, se mezcla con el aire que respiramos, y a nuestros pulmones va, y de encontrar facilidades allí se queda, fructifica y convierte aquella persona en un tuberculoso.

 

Cartilla Antituberculosa del Doctor Emiliano Eizaguirre

 

Merecen nuestro sincero aplauso todas las personas que trabajan con interés y aportan sus especiales conocimientos para combatir esta mortífera enfermedad que causa ella sola tantas defunciones como todas las demás enfermedades juntas (1 y 2).

 

Foto 4 Cartilla Antituberculosa del Doctor Emiliano Eizaguirre y las Causas del contagio de la tuberculosis y medios de evitarlo. Imprenta de “La Voz de Guipúzcoa”, San Sebastián 1912

 

Hace tiempo que la ciencia se ocupa con predilección a este estudio, y ahora parece que van a tomar estos trabajos mayor impulso.

 

A nuestras manos ha llegado una cartilla antituberculosa, cuyo autor es el distinguido doctor Emiliano Eizaguirre.

 

Esta cartilla antituberculosa nos ha parecido de mucha importancia, porque en ella se expresan las causas del contagio de la tuberculosis y los medios para evitarlos.

 

Este librito de muy pocas hojas, pero muy útil a nuestro modo de ver, bien a reforzar la campaña antituberculosa que ha comenzado a hacerse, patrocinada por la excelentísima Diputación de Guipúzcoa y por el Prelado de la Diócesis que se ha ofrecido a dictar las disposiciones que sean necesarias al clero desde el “Boletín Eclesiástico” (1 y 2).

 

Se están organizando varias conferencias, que tendrán lugar en la primavera y se darán por distinguidos médicos de esta localidad.

 

Cartilla Antituberculosa del Doctor Emiliano Eizaguirre y las Causas del contagio de la tuberculosis y medios de evitarlo

 

Campaña antituberculosa patrocinada por la Excelentísima Diputación Provincial de Guipúzcoa

 

La Tuberculosis

 

Plaga la más terrible que sufre el género humano, azote del que no se libra ningún país, que no respeta edades, ni clase social alguna y la más mortífera de cuantas enfermedades contagiosas existen, es motivada por un microbio que lo descubrió Koch y que por eso lleva su nombre, y es de tal modo contagiosa que supera al cólera, viruela y otras enfermedades tan temidas por el género humano (3).

 

La única causa de esta enfermedad es el bacilo de Koch; este bichito mil veces menor que la cabeza de un pequeño alfiler, lo contienen todos los tuberculosos y ellos son los que con sus esputos, con el pus de sus úlceras, con sus deposiciones, contagian a los individuos sanos, pues es tan enorme el número de microbios tuberculosos que contienen esas materias que es difícil librarse del contagio si previamente no son destruidas.

 

De entre esas materias que expulsan los tuberculosos la más temible es el esputo, en primer lugar, por ser más frecuente la tuberculosis de los pulmones y además porque hay esputos que contienen la enorme cantidad de 300 millones de bacilos de Koch, que suponiendo que un enfermo escupa una vez por hora, en 24 horas habrá expulsado 7.200 millones de microbios mortíferos que nos asedian, y aunque con nuestras energías podamos destruir la mayoría, no somos potentes para tan exorbitante número y vencidos en la lucha nos hacemos tuberculosos yendo a sumarnos la mayoría de las veces al número de víctimas que sufre la humanidad por tan terrible azote.

 

También las úlceras que supuran y las deposiciones de un tuberculoso con lesiones en el intestino son capaces de contagiarnos, pero no tan fácilmente por ser menos frecuentes y porque no tienen las facilidades como el esputo, pues las úlceras son curadas por determinadas personas que ponen ciertos cuidados aconsejados generalmente, y las deposiciones son recogidas y expulsadas a sitios convenientes (3).

 

El esputo es, pues, el que más fácilmente nos contagia por su número y porque continuamente nos asedia, pues debido a la falta de cultura del pueblo, es cosa corriente que cualquier persona escupa en el suelo, ese esputo se seca y es convertido en polvo, y al barrer, al andar levantamos ese polvo, se mezcla con el aire que respiramos, y a nuestros pulmones va, y de encontrar facilidades allí se queda, fructifica y convierte aquella persona en un tuberculoso.

 

Foto 5 La Reina Victoria Eugenia visitando a las enfermas de tuberculosis. Ricardo Martín 1920

 

Esta forma, la más general del contagio, no es la única; personas un poco más delicadas no escupen en el suelo, lo hacen en su pañuelo, y como es un tejido que absorbe tan fácilmente el agua que contiene el esputo, se seca éste fácilmente y al cogerlo, las manos de aquella persona están repletas de microbios tuberculosos; os saludan, os dan cualquier alimento, cualquier objeto, y ver cómo sin saberlo os ponen en peligros del contagio. Ese mismo pañuelo al secarse por completo el esputo, a cualquier movimiento que con él se haga al sacarlo del bolsillo, expulsa al aire millones de bacilos de Koch y ese aire será respirado por vosotros.

 

¿No es horrible las múltiples y fáciles condiciones de contagio que motiva el esputo de un tuberculoso? ¿pues por qué no recoger ese esputo y destruirlo? Si ese esputo es recogido en una escupidera, si esa escupidera es recogida por una persona que conoce sus peligros y, teniendo como tenemos medios, es destruido el bacilo de Koch que contienen, habremos destruido la causa y por lo tanto habremos evitado el contagio de la tuberculosis y con ello habremos salvado a la humanidad de su terrible azote.

 

La tuberculosis no tan sólo la padece el género humano, es frecuente en muchos animales y he aquí cómo por mediación de los animales domésticos podemos hacernos tuberculosos.

 

Dos animales son los que más fácilmente pueden contagiarnos la tuberculosis, la vaca y el cerdo. De estos animales comemos sus carnes, que de ser tuberculosas contienen el bacilo de Koch. Evitemos el contagio de estos animales, destruyamos sus carnes si son tuberculosas y nos habremos librado de una de las formas del contagio de la tuberculosis.

 

La vaca nos da más facilidades de contagio. Su leche es ingerida por la mayoría de las personas, si tuberculosa es la vaca bacilos de Koch puede contener su leche y si la bebemos he aquí otra forma de contagio.

 

Si prohibimos la venta de leche de animales tuberculosos, o de no poderlo hacer, esa leche es hervida en un cazo, tapado durante tres minutos antes de beberla, habremos matado todos los bacilos de Koch que pueda contener y nos habremos salvado de esta forma de contagio.

 

Foto 6 La Reina María Cristina visitando a las enfermas de tuberculosis. Ricardo Martín 1920

 

Para resumir: el bacilo de Koch es la única causa de la tuberculosis. ¿Lo contiene el pus de las úlceras de un tuberculoso? pues hirvamos o quememos todos los objetos que son manchados por él; ¿lo contienen sus deposiciones? hagamos lo mismo; ¿lo contiene su esputo? recojámoslo y destruyámoslo; ¿lo contiene las carnes de animales tuberculosos? no las comamos; ¿lo contiene la leche de la vaca tuberculosa? hirvámosla antes de beberla.

 

He aquí los puntos capitales para evitar la tuberculosis, y estando al alcance de nuestras fuerzas, pongámoslos en práctica y habremos evitado el contagio de la tuberculosis, única causa de la aparición de dicha enfermedad (3).

 

¿Como se contagia la tuberculosis?

 

La tuberculosis se contagia porque los bacilos tuberculosos penetran en nuestro organismo:

 

1º. Al respirar el polvo en que queda convertido el esputo de un tuberculoso.

 

2º. Al aspirar las gotitas pequeñísimas de esputo que los tuberculosos esparcen a su alrededor al toser o al hablar.

 

3º. Por ingerir alimentos de animales tuberculosos o contaminados por una persona que lo sea.

 

4º. Por penetrar el bacilo de Koch en las pequeñas heridas de la piel o de las mucosas.

 

Foto 7 “Escupidera” se ponían a la entrada de los bares, iglesias y sitios comunes para que la gente no escupiese en el suelo y lo hiciesen en las escupideras, para no contagiar

 

¿Como puede evitarse el contagio de la tuberculosis?

 

La tuberculosis es la enfermedad contagiosa que más fácilmente se puede evitar por ser conocidas las formas del contagio; así es que cualquier persona, por débil o pobre que sea, lo evitará siempre que guarde las reglas que a continuación se exponen:

 

1ª. Toda persona, esté sana o enferma, debe procurar escupir en tal forma, que sus esputos no sean un peligro para nadie, porque en nada puede conocerse, de buenas a primeras, si un esputo es o no tuberculoso.

 

Para lograrlo no escupáis en el suelo de los locales cerrados (incluyendo en ellos los coches, tranvías y vagones de ferrocarriles), ni en el suelo de las calles concurridas, porque si lo hacéis, el esputo se convierte en polvo al secarse; y al levantarse por las corrientes de aire, o al barrer o al andar, se mezcla con el aire que respiramos.

 

Escupir en las escupideras que existan en las habitaciones, y si sois tuberculosos llevar escupidera de bolsillo y escupir en ella. Si os veis en la necesidad de escupir en la calle hacerlo en el arroyo, nunca en las aceras, pues éstas no son regadas tan fácilmente; además, que en ellas transita más gente y en las suelas de los zapatos puede adherirse el esputo.

 

No escupáis en el pañuelo, porque al cogerlo tenéis las manos manchadas por esputo, y si tocáis a otra persona le impregnáis con él. Además, como en el pañuelo se seca muy fácilmente el esputo, al sacarlo del bolsillo deja en el aire el polvo en que se convierte, y ya comprenderéis que si sois tuberculosos podéis contagiar a los demás y hasta vosotros mismos podéis agravaros.

 

Foto 8 Cartel metálico donde dice “Prohibido escupir en el suelo” Ordenanza Municipal del 21 de abril de 1902

 

Para lograr seguir todas estas reglas, es necesario colocar escupideras que se puedan lavar fácilmente y llenarlas de un líquido que deberá cambiarse con frecuencia, y si escupen tuberculosos lo mejor es hervir el líquido y la escupidera.

 

Si sabéis que sois tuberculosos escupir siempre en vuestra escupidera de bolsillo y encargaros de lavarla vosotros mismos (en sitios donde no se laven ropas ni utensilios para alimentos) con agua corriente, y de poderlo hacer, meter la escupidera en un cacharro que tengáis para tal uso, ponerlo al fuego con agua y hacer hervir durante tres minutos por lo menos.

 

2ª. Al toser expulsáis pequeñas partículas de esputo; pues para evitar que otra persona las aspire, poneros las manos delante de la boca cuando lo hagáis, y si no lo hacen las personas que estén con vosotros, volveros la cara hacia el lado opuesto, cuando tosan.

 

3ª. En el polvo de vuestras habitaciones puede haber bacilos de Koch aunque no escupáis ni seáis tuberculosos por haber sido llevados adheridos a las suelas de vuestros zapatos, o por haber penetrado de la calle polvo contaminado; pues para evitar respirar ese polvo o el que se adhiere a las paredes, ropas o muebles, no consintáis que se haga limpieza en seco, sino mojando el suelo, o de lo contrario, empleando aparatos que al mismo tiempo que barren absorben el polvo, pero nunca puede compararse con la limpieza húmeda, que puede realizarse cuando el pavimento es de mosaico o de linóleum (3).

 

Si las circunstancias os impiden guardar esta regla, advertid a las personas que hagan la limpieza del peligro de respirar el polvo, decidles que levanten lo menos posible y que respiren por las narices, pues de esa manera el polvo no llega tan fácilmente a los pulmones porque se queda adherido a las paredes de los múltiples recodos que tienen las fosas nasales.

 

4ª. Debéis tener mucha limpieza con las prendas de vestir, pues en ellas se deposita mucho polvo.

 

5ª. Los vestidos, cama y ropa blanca, así como la vajilla y todos los utensilios que han pertenecido a los tuberculosos, no deben de ser usados por otras personas hasta después de haber sufrido una desinfección perfecta.

 

6ª. No os metáis en la boca lapiceros, pipas, cepillos de dientes, cucharas, tenedores, mondadientes, ni vasos que los haya usado otra persona, pues como no tenéis la garantía de que no sea tuberculosa, corréis el riesgo de contagiaros la enfermedad. Todos estos objetos usados por otra persona deberán ser lavados con agua caliente abundante, y si tenéis la convicción de que es tuberculosa, hacerlos hervir.

 

7ª. No bebáis directamente de las botellas, pues dejáis en los bordes la saliva que será mezclada con el líquido; y ya que a vosotros os daría repugnancia y comprendéis el posible contagio de la tuberculosis, no lo hagáis.

 

8ª. Lavaros bien y con frecuencia las manos, sobre todo antes de comer, así como las uñas, dientes, boca en general, cara, bigote y barba.

 

9ª. No os metáis los dedos en la boca ni en la nariz, ni rascaros la cara, ni morderos las uñas, ni os pellizquéis los granos; y si tenéis alguna herida, protegerla convenientemente, pues si tenéis las manos manchadas por el polvo que contiene el bacilo de Koch, podéis hacer que penetre en vuestro organismo.

 

10ª. No consintáis que un niño se lleve las manos a la boca, ni objeto alguno, como chupetes, trozos de pan o galletas, que los tienen como entretenimiento; y tan pronto se hallan en el suelo como en las manos de cualquier persona, o como en la boca del niño.

 

11ª. No consintáis que besen a los niños personas extrañas y menos si sabéis que son tuberculosas. familiarmente puede besarse a los niños en la frente.

 

12ª. En la preparación, conservación, así como en la ingestión de los alimentos se tendrá la mayor limpieza posible, sobre todo si han de ser comidos en crudo y procurar que las moscas no se pongan en contacto con ellos.

 

13ª. Antes de comer la carne o beber la leche han de ser sometidas a gran temperatura sobre todo la leche, que debe hervirse en un cacharro cerrado durante tres minutos (3).

 

Foto 9 Hija de la Caridad y enfermera vacunando de la tuberculosis en el Dispensario Antituberculoso. Pascual Marín

 

Máximas

 

La tuberculosis es una enfermedad muy contagiosa.

 

La tuberculosis se puede evitar.

 

La tuberculosis es producida por el bacilo de Koch.

 

El bacilo de Koch se encuentra en los esputos de los tuberculosos pulmonares.

 

El bacilo de Koch se encuentra en el pus de las úlceras de los tuberculosos.

 

El bacilo de Koch lo tienen las carnes de vaca y cerdo que son tuberculosas.

 

El bacilo de Koch lo tiene la leche de las vacas tuberculosas.

 

Si un tuberculoso escupe en el suelo os puede hacer coger su enfermedad.

 

El esputo de un tuberculoso puede contener 300 millones de bacilos de Koch.

 

Al secarse el esputo queda convertido en polvo.

 

Si respiráis ese polvo os podéis hacer tuberculosos.

 

Foto 10 Las Reinas María Cristina y Victoria Eugenia visitando a las enfermas de tuberculosis. Ricardo Martín 1920

 

Si un tuberculoso respira ese polvo se agrava su enfermedad.

 

Si un tuberculoso escupe en su pañuelo en él deja los bacilos de Koch.

 

Si tocáis ese pañuelo o las manos de los que lo han tocado, cogéis esos bichitos que motivan la tuberculosis.

 

No escupáis en el suelo.

 

No escupáis en el pañuelo.

 

No toquéis las cosas manchadas por el pus de un tuberculoso.

 

No toquéis el pañuelo de otra persona.

 

Si lo hacéis lavaros bien las manos.

 

No comáis carnes de animales si no sabéis su procedencia.

 

No bebáis la leche sin haberla hervido durante tres minutos en un cazo tapado.

 

Escupir en las escupideras.

 

Si sois tuberculosos escupir en vuestra escupidera de bolsillo que deberéis llevar continuamente.

 

Si escupís en la calle hacerlo en el arroyo, nunca en las aceras.

 

Todo tuberculoso que sabiendo que padece tal enfermedad no guarde todas estas reglas para evitar el contagio, incurre en un delito de moral.

 

Si toda la humanidad guardara estas reglas, se evitaría el contagio de la tuberculosis, y por lo tanto, desaparecería dicha enfermedad (3).

 

Foto 11 Campaña de cuestación. La “Fiesta de la Flor”. Desde primeras horas de la mañana y hasta el anochecer, señoritas postularon por las calles de San Sebastián, a beneficio de los afectados por la tuberculosis. Ricardo Martín

 

Bibliografía

01.- La Constancia. Diario Íntegro Fuerista. Año XV. Número 4.795. Página 1 y 4 del viernes día 1 de marzo de 1912. San Sebastián

 

02.- Cartilla Antituberculosa. La Voz de Guipúzcoa. Diario Republicano. Año XXVIII. Número 9.595. Página 1 y 2 del lunes 4 de marzo de 1912. San Sebastián

 

03.- Cartilla Antituberculosa del Doctor Emiliano Eizaguirre y las Causas del contagio de la tuberculosis y medios de evitarlo. Imprenta de “La Voz de Guipúzcoa”, San Sebastián 1912

 

 

Enciclopedia Wikipedia

Manuel Solórzano Sánchez. Grado en Enfermería

https://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Sol%C3%B3rzano_S%C3%A1nchez

Día 20 de octubre de 2022, jueves

 

Entziklopedia Wikipedia en Euskera

Manuel Solórzano Sánchez. Erizaintzako Gradua

https://eu.wikipedia.org/wiki/Manuel_Sol%C3%B3rzano_S%C3%A1nchez#Ibilbidea

Día 27 de octubre de 2022, jueves

 

La Voz de Enfermería en la Enciclopedia Auñamendi

Primera parte: http://www.euskomedia.org/aunamendi/39190

Segunda parte: http://www.euskomedia.org/aunamendi/39190/132780

 

Foto 12 Cartel de la Campaña Nacional de Vacunación Antituberculosa. Consejo general de Colegios Farmacéuticos

 

El legado del enfermero Manuel Solórzano. Antton Iparraguirre. Artículo del Diario Vasco de San Sebastián. Lunes, 7 de agosto de 2023

https://www.diariovasco.com/gipuzkoa/historia/legado-enfermero-manuel-solorzano-enfermeria-gipuzkoa-donostia-blog-manuel-solorzano-20230807210304-nt.html

 

Manuel Solórzano Su Legado Enfermero. Publicado el lunes día 4 de septiembre de 2023

https://enfeps.blogspot.com/2023/09/manuel-solorzano-su-legado-enfermero.html

 

Noticias de Gipuzkoa domingo 14 de abril de 2024. Mí décimo tercer libro.

Una Gota de Leche para los niños donostiarras

https://www.noticiasdegipuzkoa.eus/donostia/2024/04/14/gota-leche-ninos-donostiarras-8108257.html

 

Manuel Solórzano: curioso y defensor de su profesión

https://www.noticiasdegipuzkoa.eus/donostia/2024/04/14/manuel-solorzano-curioso-defensor-profesion-8108387.html

 

Foto 13 Médicos y Practicantes en el patio del Hospital San Antonio Abad de San Sebastián. En la segunda fila sentado el segundo por la izquierda es el doctor Emiliano Eizaguirre

 

Manuel Solórzano Sánchez

Graduado en Enfermería. Enfermero Jubilado

Insignia de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF

Premio a la Difusión y Comunicación Enfermera del Colegio de Enfermería de Gipuzkoa 2010

Director y Miembro del Blog de Historia de Enfermería “Enfermería Avanza”

Miembro de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería

Miembro de la Red Cubana de Historia de la Enfermería

Miembro Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN, A.C.

Miembro Supernumerario de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. (RSBAP)

Académico de número de la Academia de Ciencias de Enfermería de Bizkaia – Bizkaiko Erizaintza Zientzien Akademia. ACEB – BEZA

Comisión de Historia de la Enfermería del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa / Gipuzkoako Erizaintza Elkargo Ofiziala

Insignia de Oro del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa. Años 2019 y 2022

Sello de Correos de Ficción. 21 de julio de 2020 y 31 de diciembre de 2022

Premio a la Visibilización de la ACEB. 15 de mayo de 2024. Deusto Bilbao

masolorzano@telefonica.net

 

 

No hay comentarios: