miércoles, 9 de junio de 2021

HOSPITAL SAN ANTONIO ABAD 1931 A 1940

 

 

Foto 1 Hospital de San Antonio Abad de San Sebastián

 

EL ASUNTO DEL HOSPITAL

 

Ni está resuelto, ni está bien enfocado, ni es solución la que se propone

 

En la última sesión celebrada en la Diputación provincial se ha tratado de la solución que ha de darse al problema del Hospital de Manteo, que se quiere convertir en el Hospital provincial a la par que municipal de San Sebastián (1).

 

A la lectura de las condiciones aprobadas en dicha sesión por el pleno de la Diputación ha podido creerse por los no enterados de que hemos llegado a la solución del importantísimo problema que los tiempos y el constante crecimiento de San Sebastián han planteado. Pero desgraciadamente no es así. Aún queda mucho camino que recorrer. Lo que se ha hecho no ha sido más que la iniciación, el punto de partida: el dar estado oficial a un asunto que en la Diputación no había salido aún del despacho de una Comisión especial que necesitaba llevarlo al salón de sesiones.

 

Se ha comenzado a dar los primeros pasos por el camino que se pretende nos lleve a la solución. Pero ese camino no es el que ha de conducirnos a la más satisfactoria ni, desde luego, a la más acertada. Hemos de procurar explicarnos.

 

¿Ampliación o Construcción Nueva?

 

Comienza el informe de la Comisión especial diciendo: “De los antecedentes y acuerdos que obran en el expediente se desprende que ha sido criterio de todas las Comisiones que han estudiado tan importante problema, el de solucionarlo mediante la ampliación y reforma del actual Hospital de San Antonio Abad, de esta ciudad”.

 

Comenzamos por partir de una base… inexacta. Desde la primera reunión que se celebró entre una representación de la Junta de Beneficencia y otra de la Diputación provincial se advirtieron dos tendencias. Era una la mantenida por algún representante de la Junta de Beneficencia, muy calificado por cierto, pero que no era unánime ni aun en la misma Comisión: la de que era absolutamente necesario, fatalmente necesario, el que el Hospital se construyese o mejor dicho se ampliase en los mismos terrenos que ocupa el actual.

 

Se alegaba para ello el que su propietaria, la señora marquesa de San Millán, los había cedido en unas condiciones según las cuales tenía derecho a su reversión si el Hospital no seguía construido sobre ellos. Además, la Junta de Beneficencia había ido adquiriendo otros terrenos contiguos, con todos los cuales, unidos, había los suficientes para ampliar el Hospital en condiciones de dar solución al problema en unos cuantos años.

 

Estos razonamientos eran mantenidos por el entonces alcalde y vocal, además de presidente de la Junta de Beneficencia, señor Beguiristain.

 

No estaban conformes los representantes de la Diputación con que el Hospital siguiese donde está, ampliado, y su presidente, señor Lizasoain, mantenía la necesidad de la construcción del Hospital nuevo, capaz de solucionar el problema para muchos años. Tanto es así que se encargó a los funcionarios técnicos, los arquitectos de ambas corporaciones, señor Cortazar y Alday, que viesen la posibilidad de hallar unos terrenos en los cuales pudiera cosntruirse el Hospital.

 

Es más, se citaron los terrenos de “Loristain”, en el camino de Lasarte, frente a los del Asilo Matía. Estos terrenos son propiedad, en cierto modo, del Ayuntamiento, y decimos en cierto modo porque los adquirió condicionalmente, con derecho a opción por un número de años, pagando por adelantado una cantidad respetable, que perderá si no los adquiere en plena propiedad (1).

 

Hay que advertir que la opinión de los señores técnicos era opuesta a la ampliación del Hospital en el lugar, que hoy ocupa y que se pretende siga ocupando.

 

Así transcurrió el tiempo. Se llegó a llevar el asunto al salón de sesiones de la Diputación, y allí se expusieron varias tendencias, entre ellas la de construir un Hospital provincial en localidad que no fuese San Sebastián; la de construir unos “Hospitalillos de Distrito” y la de instalar varios “Quirófanos de urgencia”, acerca de los cuales se tomó un acuerdo afirmativo, que no se ha cumplido.

 

En aquella sesión, y para ante la perspectiva de un acuerdo a favor de la unión de la Junta de Beneficencia a la Diputación para solucionar conjuntamente el problema del Hospital, se debatió ampliamente si se había de estudiar el levantamiento de uno nuevo. Fueron más las opiniones contrarias que las favorables a la ampliación. Entre ellas destacó la del diputado e ingeniero señor Azpiazu, que puso muy de relieve  los gravísimos inconvenientes de la ampliación del Hospital en la parte técnica, en la de emplazamiento y en la situación en la ampliación del Hospital en la parte técnica, en la de emplazamiento y en la situación en que habría de quedar al construirse la gran Avenida del Ensanche, que requerirá, entre la planta de la carretera en que tiene su fachada el Hospital y la futura Avenida, un murallón de diez metros de altura: algo así como un muro como el de San Bartolomé (1).

 

Foto 2 Personal sanitario con el doctor Emiliano Eizaguirre en el medio en el Hospital San Antonio Abad, 1931

 

De aquella sesión salió el acuerdo de que la Diputación prosiguiera el estudio del asunto con la Junta de Beneficencia, con las bases o, mejor dicho, con las instrucciones que se dieron a la Comisión.

 

Véase cómo, pues, se parte por la actual Comisión de una base inexacta al afirmar que ha sido el criterio de todas las Comisiones el de la ampliación del actual Hospital.

 

Con el acuerdo de la Diputación siguieron las negociaciones. No fueron fáciles. Se suscitó un pequeño conflicto al tratarse del número de miembros que habían de formar parte de la Junta encargada del Hospital. Hubo divergencias, que conocemos pero que no vienen al caso más que para lamentar que ellas hiciesen perder muchos meses y que, mientras tanto, el problema se fuese agudizando.

 

Hablaron los técnicos, tanto provincial como municipal, y sus manifestaciones eran opuestas a la ampliación del Hospital, tanto como eran favorables a la construcción de un Hospital nuevo.

 

Ignoramos si concretamente señalaron terrenos para que sobre ellos se pudiera edificar. Lo que sí sabemos es que mnada se habló de los terrenos de “Loristain”, que son en cierto modo propiedad del Ayuntamiento, porque tenían el veto de uno “el más conspicuo” de los representantes de la Junta de Beneficencia, que mantenía su criterio de que la solución está en la ampliación del actual Hospital de Manteo (1).

 

Hacia un dictamen

 

Cayó la primera Dictadura. Se modificaron las Diputaciones y los Ayuntamientos y, por consiguiente, hubieron de modificarse los componentes de la Comisión mixta. La que menos modificación sufrió fue la parte que correspondía a la representación de la Junta de Beneficencia, en la que entró el alcalde señor Prado, pero quedando formando parte el que hasta entonces había ostentado aquella representación, señor Beguiristaín, que quedaba como vocal de la Junta.

 

Por la Diputación, la integraron su presidente, señor Añíbarro, que da la feliz coincidencia, de ser médico, y los señores Brunet, Pradera, Laffitte y Elorza. No dejó de extrañar la no inclusión del diputado señor Bergareche, que ostenta en la Corporación la representación del Colegio Médico de Guipúzcoa.

 

Con toda clase de respetos a las entidades interesadas y a las personas que integran su representación, hemos de consignar que la Comisión ha llevado a cabo sus trabajos de una manera que no vacilamos en reputar de anómala.

 

En primer lugar. No es cierto, como se ha venido diciendo durante los primeros años que han durado las negociaciones, que fuese fatalmente necesaria la reconstrucción del Hospital en el mismo sitio en que hoy está. Hoy los terrenos son de la Junta de Beneficencia y seguirán siéndolo aunque el Hospital desaparezca de ahí, pudiendo disponer de ellos como mejor le convenga, pues hace tiempo quedó esto bien aclarado.

 

En segundo lugar, la Comisión ha prescindido de toda clase de asesoramientos de carácter técnico.

 

Tratándose de un Hospital general, y conociéndose como se conocen las opiniones adversas de no pocos señores médicos, que reputan como disparatada la solución de ampliar el Hospital de Manteo, se ha comenzado por no consultar con el Colegio Médico de Guipúzcoa ni con el personal facultativo del establecimiento. Bastante anómalo.

 

Tratándose de un edificio que tendrá carácter provincial y municipal, se ha prescindido de la opinión, de los conocimientos y de los servicios de los señores arquitectos provincial y municipal, a quienes se ha dejado al margen. Bastante anómalo también.

 

Cierto es que la Junta de Beneficencia dispone de arquitecto tan competente como el señor Aguirrebengoa y en el seno de la Diputación figura el no menos competente arquitecto señor Urcola, que suponemos habrá intervenido también en la confección del proyecto de ampliación.

 

Pero… ¿no resulta muy anómalo el procedimiento seguido por la Comisión mixta?

 

Se ha hecho largo este artículo y aún nos queda bastante por decir acerca de este asunto del Hospital, interesantísimo para Guipúzcoa y para San Sebastián y que nos parece se lleva por derroteros equivocados (1).

 

Foto 3 Hospital de San Antonio Abad de San Sebastián en la Avenida de Navarra

 

EL ASUNTO DEL HOSPITAL

 

No deben llevarse adelante los estudios a base de una ampliación del actual Hospital

 

Nuestro primer artículo, publicado en el número del domingo, ha tenido la virtud de provocar el comentario no solamente entre los elementos que pudiéramos llamar técnicos, médicos, ingenieros, arquitectos, etc., sino entre el público en general, que juzga por intuición. A todos hemos oído la misma opinión: es tirar el dinero, gastarlo en una ampliación del Hospital de Manteo; ampliación que si bajo el punto de vista científico es absurda, bajo el punto de vista científico es absurda, bajo el punto de vista económico lo es más todavía (2).

 

En el proyecto de ampliación comienza por variarse la orientación del Hospital en el sentido de dar el frente de los pabellones a la parte que mira al mar. Quiere esto decir que poco a poco se tiene que ir a la construcción del Hospital Nuevo, por completo, con la desventaja de tener que ir haciéndolo paulatinamente, sacando los enfermos de un pabellón para meterlos en otro, hacinándolos durante el tiempo de la construcción. Construcción que tiene que resultar, hecha en esa forma, bastante más cara que una construcción normal.

 

Se trata, pues, pese a todos los eufemismos, de la construcción de un Hospital nuevo en los terrenos del Hospital viejo, más los adjuntos que paulatinamente ha ido adquiriendo la Junta de Beneficencia.

 

¿Son suficientes esos terrenos para la construcción de un Hospital como el que se necesita, que no es solamente para San Sebastián, sino para la provincia?

 

Quisiéramos que un solo técnico votase por la afirmativa, pero tenemos la evidencia de no encontrarlo. Si se trata de cubrir las necesidades de hoy, del momento, bastará con una pequeña ampliación. Pero suponemos que por ninguna imaginación habrá pasado el que los millones de pesetas que se van a gastar en el Hospital sean para cubrir las necesidades de hoy. Véase, porque debe verse y debe aprenderse también en cabeza ajena, lo que ahora mismo está ocurriendo con el Hospital de Basurto, de Bilbao, que habiéndose construido con una amplitud que se creyó capaz para solucionar el problema hospitalario durante muchos años, ahora mismo está constituyendo una preocupación para Bilbao por resultar insuficiente.

 

Además, luchándose como se lucha, con escasez de terreno, la nueva construcción cuenta en la práctica un gravísimo inconveniente. Las mejores medicinas son el aire y el sol.

 

¿Van a poderse suministrar en el Hospital de Manteo, en la cantidad que ordena imperiosamente, la ciencia de curar? No; en el nuevo – viejo Hospital la falta de terreno va a obligar a saltar por encima de cuanto ordenan las modernas orientaciones científicas. Entre pabellón y pabellón habrá una distancia de siete metros. Es la suficiente para que los enfermos no vean el sol hasta que salgan del Hospital… si es que salen.

 

Hemos demostrado, y de una manera que no habrá quien pueda intentar siquiera rebatirla, que no es exacto el que haya habido unanimidad en las distintas Comisiones que han tratado del asunto, sino que, por el contrario, ha habido mucha disconformidad.

 

Creemos haber demostrado que el gastar solamente la Diputación, sin contar con la aportación de la Junta de Beneficencia, cuatro millones y medio de pesetas en reformas y ampliaciones necesariamente mezquinas, en el Hospital de Manteo, es otro absurdo; pero en cuanto a esto, que se sale de nuestra esfera y entra en la de la Ciencia, quisiéramos que los técnicos, médicos y arquitectos nos sacasen del error, si es que estamos sumidos en él. Mientras tanto, creemos estar en posesión de la verdad (2).

 

¿Por qué no ha de estudiarse el proyecto de la construcción de un Hospital nuevo? ¿Por qué ha de fundamentarse el problema en una ampliación que técnicos y profanos consideran absurda?

 

Hasta ahora sólo se ha notado el imperativo del amor propio, que ha obligado a pasar por la ampliación del Hospital. ¿Qué razón oculta para casi todos, desde luego es la que se ha impuesto?

 

Foto 4 Sala de mujeres del Hospital de San Antonio Abad de San Sebastián

 

Hará muy mal la Comisión mixta encargada de llevar a la práctica el proyecto de prescindir de asesoramientos técnicos. No creemos que el señor Añibarro, presidente de la Diputación y médico, quiera suprimir el dictamen del Colegio médico. Tampoco creemos que el señor Urcola, diputado provincial, arquitecto y suponemos que perfecto conocedor del proyecto existente, quiera suprimir el dictamen de los señores arquitectos provincial y municipal, y si necesario fuese el del Colegio de Arquitectos de Guipúzcoa.

 

Estúdiese el problema sobre el otro punto de vista, puesto que han partido de la base inexacta de una completa conformidad en la ampliación del Hospital, cuya conformidad está muy lejos de existir.

 

No será ciertamente un problema insoluble el de los terrenos. Ahí están los del “Loristain”, que con muy poco dinero son de la propiedad del Ayuntamiento. Ahí está el parque municipal “Cristina Enea”, que es del Ayuntamiento, aunque con restricciones, cuya desaparición estimamos que no sería obra de romanos, ni mucho menos.

 

Y en cuanto al problema económico afecto a los terrenos, conviene no olvidar que con el valor de los que ahora ocupa el Hospital de Manteo habrá todo lo suficiente y un remanente de mucha importancia.

 

Suspendemos nuestra argumentación para dar cabida a la siguiente carta que nos envía nuestro distinguido amigo el presidente del Colegio Médico de Guipúzcoa y diputado provincial dimisionario, señor Bergareche.

 

Dice así:

“Señor Director de la Voz de Guipúzcoa.

Estimado amigo. En el artículo que sobre el asunto del Hospital apareció el domingo en este periódico de su digna dirección, se dice que el diputado representante del Colegio Médico no ha sido incluido en la Comisión mixta del Hospital.

 

La verdad es que yo he formado parte de dicha Comisión y he asistido a todas sus reuniones hasta finales de noviembre, fecha en que dejé de actuar como diputado porque así lo acordó la Junta de Gobierno del Colegio Médico, a quien presenté la renuncia de su representación corporativa. Poco después la Diputación reforzó su representación en esta Comisión mixta con los señores Pradera, Elorza y Brunet, quienes con los señores Añíbarro y Laffitte, compañeros míos de Comisión, han formado el dictamen aprobado por el pleno de la Diputación el viernes pasado.

 

Como ustedes dicen muy bien, no hubiera estado de más consultar al personal facultativo del Hospital sobre este punto concreto de la ampliación o construcción.

 

No se podrá prescindir de este informe y del dictamen del Colegio Médico en estos asuntos el día en que los hospitales estén regidos por la Dirección de Sanidad, en vez de serlo por la Administración local, dado el carácter eminentemente técnico y no benéfico que tienen estos establecimientos en los tiempos actuales.

 

Tal como está planteado este problema en Guipúzcoa, me convencí pronto de que la única fórmula viable era la acción mancomunada de la Diputación y del Municipio donostiarra.

 

A la organización dinámica que llamamos Hospital de San Sebastián esta intervención directa de la Diputación en sus destinos es lo que más le puede interesar para llegar a alcanzar el magnífico porvenir a que tiene derecho.

 

Porque a la Corporación provincial se le pueden hacer toda clase de reparos, pero es indiscutible que pone en todo lo que le interesa tanto amor propio y tal afán de superación y perfección, que el resultado suele ser casi siempre una actuación garbosa y eficaz.

 

El caso de Saúl, que buscando unas anillas se encontró un reino, además de ser un ejemplo de buena suerte, puede serlo de oportunidad. Desde la primera entrevista saqué la impresión que el señor Beguiristaín, además de resolver el problema de la capacidad del Hospital, trataba de sacar a la Diputación de su espléndido aislamiento en esta cuestión. Puesto que ya se ha conseguido este objetivo con el aplauso y la satisfacción de todos los guipuzcoanos, ¿por qué ese afán en proceder inmediatamente a las obras de ampliación del Hospital?

 

Valdría más que la nueva Junta mixta de diputados, concejales y vecinos, fuera nombrada cuanto antes y se le diera tiempo y medios para adquirir una visión y concepción modernas del problema hospitalario.

 

Foto 5 Mauricio Echaniz Presidente de la Sociedad Euskal Billera en la Sala de niños que tiene su Sociedad dedicada con el doctor Jenaro Mañero y personal sanitario en el Hospital San Antonio Abad de San Sebastián

 

En asuntos de esta envergadura ¿qué representa una demora mayor o menor empleada en el estudio? No se trata de hacer la obra más perfecta. Bastaría que la que se haga fuera susceptible de perfección. Con las ideas y el proyecto actual de ampliación, esto último es imposible.

 

Si esta ampliación se lleva a cabo, antes de diez años el Hospital estará nuevamente hambriento de espacio y más rebosante aún de clientela, porque el balance de su rendimiento ha de ir creciendo en proporciones geométricas.

 

¿Es que se pueden malbaratar cinco millones para salvar un trance de cinco a diez años?...

 

Amigo director, esta carta se prolonga. Otro día volveremos sobre el tema.

Su afectísimo amigo. Dr. Bergareche” (2).

 

PROBLEMA URGENTE

 

EL HOSPITAL DE MANTEO SE DESMORONA

 

Ha habido necesidad de evacuar algunas salas. La urgencia de la construcción de un nuevo Hospital.

 

El Hospital es viejo

 

La ciudad de San Sebastián, que con justicia se ha enorgullecido siempre de tener bien atendidos sus servicios de beneficencia pública, al extremo de que su método ha servido de modelo a otras capitales y provincias de España, se ve hoy en el trance de confesar que el Hospital de San Antonio Abad, donde existen instalaciones de la más moderna terapéutica, en cuanto a locales se encuentra en situación agudamente precaria. San Sebastián no tiene el Hospital que le es necesario; San Sebastián, que cuenta con una Casa de Misericordia que es un ejemplo, tiene un Hospital que no es propio de la calidad del pueblo donostiarra, que no reúne las condiciones precisas, que es impropio de una ciudad como la nuestra (3).

 

Hacemos esta afirmación, una vez más, convencidos de que hacemos con ella un servicio a San Sebastián. Porque es imprescindible que atendamos este importante servicio, porque es indispensable que las autoridades locales y provinciales se preocupen de este problema, que es de aguda urgencia. San Sebastián necesita un Hospital nuevo porque el actual es inservible como edificio; el Hospital, en una de sus alas, está amenazado de derrumbamiento.

 

Las Causas

 

La primera causa es la que hemos dejado señalada: el Hospital es viejo, no corresponde a las necesidades de la ciudad y de la provincia de rosa y es de arena, situada entre la parte delantera con la carretera, esa hondonada que parecía de rosa y es de arena, situada entre la carretera del Hospital y el camino de la plaza de toros, ha sido objeto de excavaciones para la construcción de una fábrica, y esta excavación continua ha determinado el debilitamiento del afianzamiento de los cimientos del Hospital, como antes había determinado el debilitamiento de los cimientos de las dependencias de la plaza de toros.

 

Arena y agua, un canal subterráneo de un manantial de Ulía han aparecido en tales excavaciones; la carretera del Hospital ha desaparecido; el ala izquierda del Hospital se ha resquebrajado, se han abierto grandes grietas y algunos enfermos han tenido que ser evacuados.

 

La Alarma

 

El jueves último se dio el primer toque de alarma. En algunas salas, principalmente en la de San José y en la de niños, se abrieron grietas. Acudieron las autoridades municipales y los técnicos y tomaron las primeras medidas para evitar el derrumbamiento del pabellón lateral. A este efecto vienen trabajando los obreros municipales y los técnicos y tomaron las primeras medidas para evitar el derrumbamiento del pabellón lateral. A este efecto vienen trabajando los obreros municipales, apuntalando el edificio y estableciendo crujías, que existen en las salas diversas del establecimiento.

 

Foto 6 La Voz de Guipúzcoa, 8 de mayo de 1932

 

Pero estas disposiciones no han solucionado la cuestión, porque abiertas las grietas éstas se ensancharon en el día de ayer y ya es un serio peligro, no inminente, pero siquiera solamente peligro lo es y ha habido necesidad de adoptar medidas.

 

Enfermos Evacuados

 

En vista de que el peligro ni siquiera se estacionaba, sino que aumentaba, se adoptó la determinación de evacuar algunos enfermos, trasladando a unos a otras salas y enviando a otros a los hospitales de Irún y de Tolosa. Los enfermos evacuados pertenecen a las salas de San José, de San Roque, de Santa Ana y de niños.

 

También se llevaron treinta y dos enfermos a los pabellones “Docker”, que no se utilizaban desde la epidemia de viruela. Otros enfermos durante la noche del viernes al sábado, hubieron de ser instalados en los descansillos altos de la escalera del Hospital, desde luego atendidos como se atiende en el Hospital de Manteo.

 

Los enfermos evacuados al Hospital de Irún son: José Antonio Goicoechea; Gerardo Martínez; Antonio Izquierdo; Juan Morillo; Fermín Biaín; José Moraleda; Miguel Oyarbide; Lorenzo Portabales; Fernando Aguirre; Jorge Alberdi; Juan Suberbiola; José Olabiaga; José Aracama; Manuel Rodríguez y Antonio Larres.

 

Al Hospital de Tolosa han sido enviados. Mauro García; Juan Manuel Tolosa; Casimiro Sevillano; Rufino Martínez; Juliana Martinguerra; Mariana Rubio; Emiliana Mañeru; Juana Cobos; Miguel Lizarríbar y Francisca Asuabarrena.

 

A la Misericordia se envió al enfermo Justo Vides y otro a la Casa de Salud de Santa Agueda.

Total: Quince enfermos a Irún, diez a Tolosa, uno a la Misericordia y otro a Santa Agueda.

 

No hay Peligro Grave

 

El Ingeniero de obras municipales, don Juan Machimbarrena, que lleva la dirección de todos los trabajos, ha asegurado que no hay peligro de que se derrumbe el edificio. No lo debe de haber porque se han tomado las oportunas y sabias medidas propias del caso. Pero aunque no haya peligro, aunque la alarma no haya cundido en el Hospital, porque todas las medidas adoptadas han sido de prevención y no de miedo, el problema del Hospital debe ser afrontado con toda urgencia y con toda energía.

 

El Ayuntamiento y la Diputación de Guipúzcoa están obligados a tomar con interés esta cuestión. Existen informes de técnicos; hay estudios, hay memorias redactadas. Sólo falta que se pongan de acuerdo, no vaya a ocurrir lo de la fábula de los perros y los conejos.

 

Han transcurrido muchos años desde que se planteó esta cuestión del nuevo Hospital. En el curso de este tiempo la población ha aumentado considerablemente y por tanto han aumentado todas sus necesidades. Aún continuamos discutiendo el detalle sin fijarnos en ejemplos de otras capitales que han construido Hospitales admirables, como el que debiera tener funcionando ya hace años el pueblo de San Sebastián.

 

Nadie debe alarmarse, porque no hay razón para ello; pero bueno será que quienes por su cargo son interesados en la cuestión, se preocupen y decidan, no por este incidente de ahora, que tiene fácil arreglo; apuntalar el pabellón amenazado, hasta que se refuerce el cimiento, después de elevado el muro de contención de la carretera, derruido para poder edificar la fábrica de la hondonada. Pero el problema no es esté circunstancial: el problema es el latente, el importante de la construcción del nuevo Hospital, que de haber estado construido no hubiera dado lugar a estos pequeños sustos por la construcción de una fábrica en la hondonada de San Francisco, ni la resquebrajadura de los tabiques de unas salas donde estaban instalados unos enfermos a los que, cuando menos, estamos todos obligados a proporcionarles tranquilidad y evitarles zozobras (3).

 

Éste Hospital por culpa de la guerra civil, estuvo funcionando hasta 1960.

 

Foto 7 Sala de Santa Ana del Hospital de San Antonio Abad de San Sebastián

 

EL PRESUPUESTO PRIMITIVO DEL NUEVO HOSPITAL AUMENTA EN 4.500.000 PESETAS, QUE APORTARÁN LA DIPUTACIÓN Y EL AYUNTAMIENTO PARA QUE EL EDIFICIO, MODELO EN SU GÉNERO, SE TERMINE

 

SE NECESITAN CUATRO MILLONES DE PESETAS

 

Breve reseña del origen, evolución y estado actual de las obras

 

Hace años que el Hospital de San Antonio Abad fue descalificado. El aumento de población de la provincia de Guipúzcoa y la crisis de trabajo, entre otras causas, hicieron insuficiente el edificio para el número de enfermos que en él reclamaban asilo (4).

 

Foto 8 Proyecto del “Hospital Provincial de San Sebastián” en Amara, realizado por la Diputación a comienzos de los años 30

 

Aumentáronse servicios y actividades. Por entonces San Sebastián abría una nueva avenida, un brillante enlace de asfalto entre el mar y la ruta de Francia. El alboroto de brea y el repicar de las piquetas conmovieron al viejo Hospital. Cayó un muro del vetusto edificio, y otro agrietóse en anuncio de próximo derrumbe. Hubo que trasladar enfermos al Asilo de Zorroaga y a los Hospitales de Irún y Tolosa (4).

 

La teoría de un nuevo Hospital se condensó en núcleo de realidad. La Diputación de Guipúzcoa y el Ayuntamiento donostiarra aunaron sus esfuerzos. Acuerdo lógico. El Hospital de San Antonio Abad puede considerarse Hospital provincial. La Diputación viene pasando a este centro unas ciento cincuenta mil pesetas anuales, en concepto de subvención. La verdad es otra. La verdad es que los pueblos de la provincia envían enfermos al Hospital de San Antonio Abad y no pagan la totalidad de lo que les corresponde. Es decir: los Ayuntamientos abonan a la Diputación por cada enfermo hospitalizado una cantidad inferior a la fijada; cantidad que añade la Diputación, que también ha de sufragar la estancia de los llamados “enfermos de paso”, de los que vienen del extranjero; tema éste al que dedicaremos otra crónica.

 

Estábamos en que la caída de un muro impulsó la actividad oficial a la construcción de un nuevo edificio. Continuemos. La Comisión mixta hospitalaria, integrada por representantes de la Diputación, el Ayuntamiento y la Junta de Beneficencia, celebró varias asambleas. E hizo su aparición una cantidad: ocho millones de pesetas. Nuevas juntas, y acuérdanse las bases en que han de efectuarse las aportaciones para llegar a la citada cifra: la Diputación se compromete a hacer entrega inicial de 4.500.000 pesetas, y del resto, hasta los ocho millones, aportará el veinticinco por ciento. Corresponde, por tanto, al Ayuntamiento contribuir con 2.625.000 pesetas.

 

Formalizado el anterior acuerdo, se nombra una Junta, denominada Patronato del Nuevo Hospital, constituida de la forma siguiente: el alcalde de San Sebastián, cuatro concejales, el presidente de la Diputación, cuatro diputados y ocho vocales vecinos, elegidos, en igual proporción, por ambas Corporaciones. Ocupa la presidencia de la Junta el alcalde, y la vicepresidencia, el presidente de la Diputación, con el acuerdo entre ambas autoridades de permutar los respectivos cargos cada dos años (4).

 

El patronato del Nuevo Hospital se dedica a elegir terrenos. Anuncia un concurso para la adquisición de un lugar de emplazamiento del edificio. Hay dos proposiciones: una de ciertos terrenos en las proximidades del Antiguo, llamados de “Loinstain”; otra de terrenos situados en Amara en las inmediaciones del caserío “Aguerre”.

 

Las dos ofertas pasan a estudio. Los técnicos médicos y los técnicos arquitectos emiten informes, separadamente, que coinciden en recomendar los terrenos de “Aguerre”, carretera para su acceso; los terrenos de “Loinstain” tienen fácil comunicación. Pero estos últimos están situados en dos planos, cosa que dificultaría la organización de los servicios, y, por otra parte, los primeros son más baratos. Los de “Loinstain” están valorados en 6,50 pesetas el metro; los de “Aguerre”, a tres pesetas el metro. La Comisión decide adquirir 135.000 metros de los terrenos de “Aguerre”.

 

Anúnciase un concurso de anteproyectos.

 

Los lápices de arquitectos y delineantes trabajan febrilmente. Se celebra el certamen. El Jurado elige el anteproyecto de los señores Urcola y Aguirrebengoa. Es el que más se adapta a las bases fijadas, al par que reúne mejores condiciones. El diseño anuncia limpias perspectivas, comodidad y rapidez en todos los servicios, luz, etc.

 

Con la elección del anteproyecto surge del seno de la Junta de Patronato del Nuevo Hospital una nueva Junta: la de Enlace, encargada de convertir el anteproyecto en proyecto, de acuerdo con la opinión del Jurado calificador. La Junta de Enlace está integrada por arquitectos, médicos y técnicos administrativos.

 

Empiezan las obras. Hervor de tierra socavada, álzanse mástiles metálicos, fiebre de cemento y hierro; se está gestando el nuevo edificio. La escala, reducida al pasar del cerebro de los arquitectos al papel, vuelve ahora a proyectarse en toda su amplitud, abierta al aire y al sol; al sol y al aire, buenos amigos de las nuevas formas arquitectónicas. Según gana cuerpo la idea, va aumentando su coste; porque cuando intervienen los números, siempre hay sorpresas. Esto no quiere decir que fracasara el cálculo técnico. No. Ya la Comisión de Enlace y el Jurado acordaron aumentar en millón y medio la conversión del anteproyecto en proyecto. Luego aparecieron otras necesidades: gastos en los terrenos, la carretera de acceso, la organización de los concursos, honorarios de los Jurados y de los técnicos… Resumen: 4.500.000 pesetas más. He aquí el problema presentado a la Diputación y al ayuntamiento.

 

Foto 9 La Voz de Guipúzcoa, 8 de abril de 1936, página 9

 

Es necesaria una fórmula para la aportación de la cantidad que falta: porque las obras continúan con gran actividad y no se paralizarán (4).

 

El Hospital provincial será uno de los primeros entre todos los edificios de España consagrados a la ciencia médica. Las fotografías del camarada Gueréquiz “impresionadas desde acertados ángulos” son un avance de lo que va a ser el nuevo Hospital. Esto, por fuera. Por dentro, una cifra servirá de exponente: capacidad para seiscientas camas, pudiendo habilitarse hasta mil, y todas las ramas de la Medicina perfectamente atendidas.

 

Hacen falta 4.500.000 pesetas…

 

Oigamos cómo va la busca de esa cantidad.

 

El círculo del teléfono “rueda de la fortuna”·de Paul Morand” gira: 4-0-9-7.

Unos segundos de espera.

Y la Diputación al habla.

¿Está el señor presidente?

Lo de siempre

¿De parte de quién?

La Voz de Guipúzcoa.

Y al momento el señor Liceaga al aparato.

 

Un sola pregunta, señor presidente.

¿Han llegado a un acuerdo la Diputación y el Ayuntamiento en cuanto a la forma de aportar los 4.500.000 pesetas para el nuevo Hospital Provincial de Guipúzcoa?

Todavía no. Pero no habrá dificultades.

Ha habido algunas conversaciones preliminares, y puede usted decir que tanto la Diputación como el Ayuntamiento tienen el mayor interés y están animados de la mejor voluntad para llegar a un entendimiento.

 

Ambas corporaciones contribuirán con lo que en justicia les corrsponda, y el nuevo Hospita Provincial quedará concluido, para honra de Guipúzcoa. ¿Desea usted saber algo más? Por ahora nada más, señor Presidente (4).

C. del Esla.

 

EN MEMORIA DE UNA BUENA ENFERMERA DOÑA JOSEFA LASA

 

En el Hospital de San Antonio Abad hubo el domingo pasado un acontecimiento interesante. Se dedicó un homenaje a la buena memoria de la humilde enfermera, recién fallecida doña Josefa Lasa (5).

 

Al acto asistió la Junta de Patronato en pleno, así como todo el personal de la Corporación Benéfica. Asistiendo también todo el personal del propio Hospital.

 

Celebrada la solemne misa por uno de los señores capellanes del Hospital, y cantando un responso en la capilla, reforzada con valiosos elementos músicos de la ciudad, se trasladó la comitiva al lugar donde se halla colocada la lápida conmemorativa.

 

El doctor don Luis Egaña, cirujano e ilustre director del Hospital en el momento actual, pronunció un breve y elocuente discurso ensalzando los méritos de la modestísima sirvienta del establecimiento, su ruda labor de más de diez años consecutivos en la Sala de Maternidad, sus asistencias, más tarde, a los enfermos contagiosos y, en fin, su extraordinaria diligencia durante la epidemia gripal de 1918, terrible azote que tantas víctimas causó, entre ellas la abnegada Josefa Lasa, la cual contrajo entonces el mal tuberculoso que le ha venido minando hasta estos últimos días, en que ha triunfado contra el depauperado organismo de la malograda enfermera, tan digna del homenaje que la Junta ha tenido el acierto de disponer.

 

Foto 10 Hijas de la Caridad, enfermeras y niños de la Sala de niños del Hospital San Antonio Abad

 

Finalizaron el acto descubriendo la lápida conmemorativa. La ceremonia resultó emocionante en alto grado. El señor Egaña recibió muchas felicitaciones por su sentido y elegante discurso (5).

 

Bibliografía

1.- La Voz de Guipúzcoa, 8 de marzo de 1931

2.- La Voz de Guipúzcoa, 10 de marzo de 1931

3.- La Voz de Guipúzcoa, 8 de mayo de 1932, página 5

4.- La Voz de Guipúzcoa, 8 de abril de 1936, página 9

5.- Pueblo Vasco del 27 de febrero de 1923

 

 

Manuel Solórzano Sánchez

Graduado en Enfermería. Enfermero Jubilado

Insignia de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF

Miembro de Enfermería Avanza

Miembro de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos

Miembro de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería

Miembro de la Red Cubana de Historia de la Enfermería

Miembro Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN, A.C.

Miembro no numerario de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. (RSBAP)

Académico de número de la Academia de Ciencias de Enfermería de Bizkaia – Bizkaiko Erizaintza Zientzien Akademia. ACEB – BEZA

Insignia de Oro del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa 2019

Sello de Correos de Ficción. 21 de julio de 2020

masolorzano@telefonica.net

 

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