El
año 1883 comenzó el Dr. Tolosa Latour
a condensar en la aspiración a un gran sanatorio marítimo para niños pobres
escrofulosos; sus desvelos por la humanidad doliente y sobre todo, por los
dolores de la infancia, aquella parte de la humanidad cuyas enfermedades
afligen masivamente, no sólo porque son los pobres niños irresponsables de las
malas herencias que reciben de las generaciones que fueron, sino porque son
semilla de que han de salir las generaciones que serán.
FOTO
1 Pabellón central del Sanatorio Santa Clara de Regla, Chipiona 1902
El
12 de octubre de 1892, en terrenos comprados y cedidos por él, puso el Dr.
Tolosa la primera piedra del primer pabellón del primer sanatorio marítimo en
España.
En
agosto de 1901, habilitado provisionalmente para los fines de la obra el único
pabellón construido, entraron en el Sanatorio de Santa Clara, en Regla, los
primeros niños asilados, siete pobrecitos niños escrofulosos que la solidaridad
social, utilizando cuanto se produce la naturaleza y cuanto la ciencia
discurre, se propone volver a la sociedad como miembros sanos y útiles que
serán y crearán ciudadanos que puedan defender a la patria como soldados, que
puedan fecundizarla como obreros, que puedan glorificarla con los resplandores
del genio.
Fotos:
Groizard (1).
El Sanatorio Marítimo del doctor
Tolosa Latour en Chipiona
El médico merece
ser más conocido por lo mucho que aportó a la sanidad española y andaluza entre
fines del XIX y principios del XX. Entre otras cosas, en 1904 logró que se
aprobara en España la primera Ley de Protección a la Infancia.
Si uno pasea por
detrás del santuario de Regla en Chipiona, un paseo con preciosas vistas, por
cierto, a pocos metros se encuentra con la Residencia
Infantil San Carlos, con un moderno albergue de la Junta de Andalucía
después y justo al lado con unos pabellones de estilo neomudéjar recientemente
restaurados salvo uno de ellos, precisamente el más antiguo, que se encuentra
en estado ruinoso. Son los pabellones del antiguo Sanatorio Marítimo de la localidad, fundado entre 1892 y 1897 por
el doctor Tolosa Latour, un médico adelantado a su tiempo cuyo nombre llevan
dos calles en nuestra provincia, una en la propia Chipiona, que lo nombró hijo
predilecto en 1906, y otra en la capital, Cádiz (2).
FOTO 2 Los
asilados en traje de fiesta con las Hermanas Hijas de la Caridad y el Dr.
Manuel Tolosa Latour en el Sanatorio Santa Clara de Regla, Chipiona 1902
Manuel Tolosa Latour (1857 - 1919), que
dió al Sanatorio chipionero el nombre de Santa
Clara en honor a su madre, merece ser más conocido por lo mucho que aportó
a la sanidad española y andaluza entre fines del XIX y principios del XX. No
sólo él fue un hombre excepcional; también lo fue su esposa, Elisa Mendoza Tenorio, famosa actriz
que abandonó la escena para unirse a las campañas de su marido y que, junto con
otras mujeres de la época sensibilizadas con los problemas sociales y la
importancia de la educación femenina, como Emilia
Pardo Bazán y Concepción Arenal,
se propuso divulgar las reglas de higiene y conseguir que las madres más
humildes, a quien se culpabilizaba de la muerte de sus hijos en una época de
elevada mortalidad infantil, salvaran a muchos de ellos de la muerte.
El Dr. Tolosa
Latour, entre otros muchos méritos que no vamos a detallar, y que incluyen la
publicación de numerosísimas obras sobre el tema del niño y la infancia, la
asistencia a multitud de Congresos y la concesión de innumerables premios y
galardones tanto en España, como fuera de ella, además de ostentar cargos
públicos relacionados con su especialidad, consiguió en 1904 que se aprobara en
nuestro país “la primera Ley de Protección a la Infancia”.
FOTO 3 En un
dormitorio con niños una Hermana Hija de la Caridad y el Dr. Manuel Tolosa
Latour en el Sanatorio Santa Clara de Regla, Chipiona 1902
Con ella se
produjo el cambio de la mentalidad asistencial tradicional basada en la caridad
a una concepción moderna fundamentada en la previsión y los servicios sociales,
que sustentan el actual estado de bienestar. La ley abarcaba la salud tanto
física como moral del niño. Y es que la educación y el inculcar la conciencia
de la importancia de ser padres, estuvo siempre en el centro de las
preocupaciones y de la actividad del Dr. Tolosa Latour, hombre afable,
políglota, vehemente a la hora de defender las causas más nobles y popularísimo
en su tiempo (2).
También en 1904
fundó en Madrid el primer Consultorio de niños de pecho y Gota de leche —en
Sevilla también existieron, así como en otras ciudades españolas—, donde se
suministraba leche esterilizada de forma gratuita o a bajo precio, además de
otros suplementos alimenticios infantiles. Las consultas médicas se realizaban
una o dos veces por semana y sabemos que el afamado pediatra acudía
determinados días a su despacho médico de forma totalmente altruista,
aconsejando a las madres sobre la mejor forma de amamantar y criar a sus hijos.
Quizás este
profundo amor e interés por la infancia se debió a que Manuel Tolosa Latour era
hijo del médico sevillano Manuel Tolosa
y de la francesa Clara Latour, quedó
muy pronto huérfano y tuvo que criar a sus hermanos, que también llegaron a ser
médicos. Tolosa Latour se movió en círculos liberales y progresistas, pues por
ejemplo, fue muy amigo de Benito Pérez
Galdós, que lo refleja en algunas de sus novelas como El doctor Miquis.
No es menos cierto que tuvo conexiones con la aristocracia, con la iglesia e
incluso con la realeza, y que el mantenimiento de El Refugio, una fundación suya para niños huérfanos y abandonados
que funcionó desde 1893 a 1936, donde se impartían clases con métodos innovadores
y se preparaba para un oficio, incluyendo a las niñas, fue posible gracias a
donaciones de familias acomodadas.
FOTO 4 Pabellón
Central y pabellón Madrid del Sanatorio Santa Clara de Regla, Chipiona 1902
Pero tal vez el
legado más interesante de este pediatra, en un momento en que estaban de moda
en medicina lo que hoy llamaríamos “métodos
alternativos”, fue la creación de un Sanatorio
de Montaña en Trillo (Guadalajara), donde acudían todos los veranos niños
raquíticos, anémicos y escrofulosos de Madrid, que funcionó con éxito desde
1897 hasta 1913, y la del Sanatorio
Marítimo Santa Clara de Regla en Chipiona, Cádiz que aplicaba la talasoterapia a niños con estas mismas
dolencias en un momento en que España sufría un notable retraso, en este aspecto
en relación con otros países europeos, ya que el estado no proveía de recursos
económicos para estos fines.
Después de
realizar un detallado estudio sobre las playas españolas, el eminente pediatra
eligió unos terrenos en Chipiona, cedidos casi gratuitamente por el Convento y Santuario de Nuestra Señora de
Regla, en una playa con alto contenido de yodo, preferida, en sus propias
palabras, por “la calidad de sus aguas y de su aire respecto a su orientación
en relación a los vientos”.
Inicialmente el
proyecto consistía en construir seis pabellones y albergar a 100 niños, 50 de
cada sexo, distribuidos en cuatro pabellones de 25 camas. Habría también un
pabellón central con instalaciones para las Hermanas de la Caridad, servicios generales, refectorio, sala comedor,
cocina, lencería, servicio médico y botiquín. También debía contar con un
departamento de aislamiento en la enfermería para niños contagiosos, iglesia,
dos escuelas, almacenes y otras estancias, pero la iglesia por ejemplo nunca
llegó a construirse (2).
FOTO 5 El Dr.
Manuel Tolosa Latour con niños en su Despacho del Sanatorio Santa Clara de
Regla, Chipiona 1902
El 12 de octubre de 1897, el Sanatorio
abrió sus puertas gracias al empeño del famoso doctor y a múltiples donaciones
particulares. La ocupación fue inmediata con los hijos de los repatriados de
Cuba. En sus inicios, se entendía que no sólo había que curar, sino también
educar. La personalidad del niño debía ser respetada, se aconsejaba que las
clases fuesen prácticas y al aire libre, se prohibían los castigos físicos, y
la relación con los pequeños debía ser cercana y personal.
El reglamento nº
12 del centro rezaba así: “Ni en la
concesión de premios ni en la imposición de penas se exaltará ni humillará
nunca con exceso al niño”. Otra cuestión es si se llevó a cabo en la
práctica. La mayoría del personal eran Hijas de la Caridad. En la trayectoria
histórica del establecimiento, éste contó en algunos momentos con personal
docente, si bien no se puede confirmar que este dato tuviese continuidad en el
tiempo.
Después de
superar múltiples adversidades económicas, en los años veinte el Sanatorio
disponía, además del pabellón central, el que está más restaurado aunque sólo
en su parte externa, de dos pabellones laterales, denominados Sevilla y Madrid
por haberse construido con fondos recogidos de Juntas Locales creadas al efecto
para costear las obras y poder enviar a niños enfermos de estas poblaciones.
Sin embargo, después de más de 20 años no se había podido concluir el proyecto
inicial. El Dr. Tolosa Latour se lamentaba al respecto diciendo: “En España, el Estado es un avaro crupier que
no se sacia nunca, cuyos dominios están desorganizados, que no piensa jamás en
lo porvenir” (2).
FOTO 6 El
comedor con niños y una Hermana Hija de la Caridad en el Sanatorio Santa Clara
de Regla, Chipiona 1902
El centro
continuó funcionando, si bien su capacidad máxima de 60 niños no llegaba a
cubrirse en muchas ocasiones, y sabemos que en 1929 todavía cumplía su misión.
A él acudían chicos de las zonas de Chipiona y Cádiz y colonias escolares
enviadas desde Sevilla y Madrid. La admisión se producía a través de un examen
médico de los niños de las familias pobres que lo solicitaran, descartándose en
principio a los que tuviesen dolencias contagiosas.
Los resultados
obtenidos en miles de chavales fueron muy satisfactorios, ya que se avanzó
notablemente en la curación del raquitismo, de las lesiones óseas y
ganglionares y de las diversas formas de tuberculosis pulmonar. Es evidente que
el restablecimiento se producía por las condiciones del clima marino y de los
baños de mar, pero también por el tratamiento de “sol, pan y besos” que
propugnaba el Dr. Manuel Tolosa Latour.
El Sanatorio de Santa Clara de Regla en
Chipiona se puede considerar como el primer centro marítimo en nuestro país
dedicado en exclusiva a la infancia más desfavorecida. Supuso un considerable
esfuerzo de un grupo de personas entregadas y entusiastas que construyeron y
mantuvieron, pese a las dificultades, un establecimiento benéfico mediante
donaciones privadas en una época en que era todavía impensable la asistencia
pública universal que hoy consideramos -y lo es- un derecho irrenunciable (2).
Bibliografía
1.- Revista
Nuevo Mundo del 28 de noviembre de 1902, páginas 14 y 15
2.- Artículo Cultura.
Diálogos con Andalucía. Paco Sánchez
Múgica. 19 de diciembre de 2016
Manuel Solórzano Sánchez
Graduado en
Enfermería. Servicio de Traumatología. Hospital Universitario Donostia de San Sebastián. OSI- Donostialdea. Osakidetza-
Servicio Vasco de Salud
Insignia de Oro
de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro de
Enfermería Avanza
Miembro de Eusko
Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la
Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la
Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro
Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en
México AHFICEN, A.C.
Miembro no
numerario de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País. (RSBAP)
1 comentario:
Manuel Solórzano, muy bueno el artículo del Sanatorio de Santa Clara.
Precisamente, este 2019 se cumple el 100 aniversario de la muerte de Tolosa Latour, que fue, entre otras cosas, Presidente de la Sociedad de Pediatría de Madrid, y murió durante su mandato presidencial.
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