Realizando
un paseo por las orillas del río del Manzanares, cuando al llegar al Asilo de las Lavanderas vimos una
larga, casi interminable fila de pobres de todas las edades que rodeaba por
completo aquel edificio, y que a duras penas era contenida por una pareja de
guardias del Cuerpo de Seguridad.
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1 Pobres entrando en el Asilo de las Lavanderas a recoger la comida que costea su
Majestad la Reina María Cristina
¿Qué
pasa? Le preguntamos a una octogenaria que ocupaba uno de los primeros puestos
en la fila.
Pues
que aquí dan una comida a los pobres.
¿Y
de orden de quién?
De
la reina.
¡Ah!
¿Y qué clase de comida es la que dan ustedes?
Una
ración de cocido con carne, chorizo y tocino y un panecillo.
¿Y
qué tal el cocido?
¡Muy
bueno! Y además, si no fuera por la reina, los pobres nos pasaríamos la vida
sin probar el cocido.
Nos
despedimos de la pobre mujer y, previa la debida autorización, penetramos en el
asilo, suponiendo que allí encontraríamos motivo para hacer alguna información
curiosa, como así fue efectivamente.
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2 Las Hermanas de la Caridad, preparando la distribución de la comida
Nos
recibió Sor Rita, la superiora del Asilo de las Lavanderas de la
congregación de las Hermanas de la
Caridad de San Vicente de Paul, que enterada del objeto de nuestra visita,
nos puso al corriente de todo cuanto deseábamos saber para llenar nuestro
cometido del mejor modo posible.
S.
M. la reina, nos dijo la superiora, ha ordenado que desde el 28 de noviembre,
sin duda para conmemorar la fecha del natalicio de su malogrado esposo, hasta
mediados de marzo, se de una comida a trescientos doce pobres de solemnidad, a
los cuales se les facilita bonos valederos para quince días.
La
comida, como usted tendrá ocasión de ver, es abundante, saludable y nutritiva.
Todos sus componentes son de buena calidad, en lo que yo pongo especialísimo
cuidado.
¿Y
cuesta mucho esta comida?
Unas
ciento cincuenta pesetas diarias, poco más o menos, y eso teniendo usted
presente que la condimentación corre a cargo del asilo, que no cobra nada por
este servicio.
¿Y
solamente se suministra la comida a trescientos doce pobres?
Oficialmente
nada más; pero como siempre sobra, se distribuye entre las infelices que no han
tenido quien les facilite un bono.
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3 Las Hermanas de la Caridad, mondando las patatas para la comida. Foto:
Compañy
Ahora
van ustedes a pasar a la cocina para que vean y prueben la comida, y puedan dar
fe de la calidad.
Y,
efectivamente, penetramos en la cocina en la que reinaba la mayor limpieza, y
en la que todo estaba en el mayor orden.
Varias
Hermanas se ocupaban en ultimar los preparativos para la distribución de la
comida, que probamos, y era como nos habían dicho, abundante, nutritiva y
admirablemente condimentada.
Al
sonar la una del reloj del establecimiento, la superiora abrió la puerta del
jardín que da al río y comenzaron a entrar ordenadamente los favorecidos por la
bondad de la reina regente.
En
el centro del jardín habíase colocado un enorme barreño de latón, que contenía
las raciones de la primera tanda de pobre. En tanto que una Hermana iba
distribuyendo la que correspondía a cada uno, otra iba repartiendo la carne, el
chorizo, el tocino y el pan.
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4 La Superiora de las Hermanas de la Caridad Sor Rita, repartiendo la comida y
la bebida en el Asilo de las Lavanderas a los pobres
Dos
horas duró esta operación realizada bajo la vigilancia de Sor Rita, quien al
mismo tiempo taladraba los cajetines de los bonos.
Para
completar nuestras noticias tuvimos que hacer las siguientes preguntas:
¿Cuántas
Hermanas de la Caridad de San Vicente de
Paul son ustedes?
Y
Sor Rita nos contestó:
Nueve
y yo, diez.
Pues,
aparte de los habituales quehaceres, la condimentación y distribución de la
comida proporcionará a ustedes un regular aumento de trabajo…
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5 Las Hermanas de la Caridad repartiendo la comida a los pobres
Algo,
sí, señor; pero todo lo hacemos con gusto, porque se trata de servir a Dios y
al prójimo, que es nuestra única misión en la tierra.
Y
los hijos de las lavanderas, ¿les dan a ustedes mucho trabajo?
También
dan alguno; pero como ya estamos acostumbradas, nos sirven de distracción. Todos
los días, excepto los festivos, de seis a siete de la mañana, comienzan a
llegar niños hasta el número de trescientos cincuenta, desde cinco meses de
edad hasta los catorce años.
Nuestra
misión es cuidarles como madres cariñosas, dando el biberón a los pequeñuelos y
atendiendo a los demás con arreglo a sus respectivas edades.
Aquí
aprenden todos a leer y escribir, y las niñas las labores propias de su sexo.
De modo que, a los catorce años, edad en que reglamentariamente tienen que
dejar de venir a esta casa, ya se hallan en disposición de ganarse el sustento.
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6 Las Hermanas de la Caridad repartiendo la comida que preparan diariamente
para los pobres en el Asilo de las Lavanderas, costeada por su Majestad la
Reina María Cristina
Los
niños son recogidos al anochecer, cuando las lavanderas terminan sus tareas en
el río.
Después
visitamos toda la casa, cuyo estado de conservación, buen orden y limpieza,
hace honra a las virtuosas Hijas de San
Vicente de Paul, a cuyo cuidado se halla el establecimiento desde su
fundación por la inolvidable reina Victoria, esposa del que fue rey de España,
Amadeo I.
Sor
Rita lleva treinta años al frente del asilo de las lavanderas y es popularísima
en todos aquellos contornos. Es el paño de lágrimas de los pobres de aquella
extensa barriada que jamás apelan en vano a su inagotable bondad.
Es
persona de ameno trato y sólida cultura y muy bien vista en Palacio, tanto por
sus virtudes cuanto por su intachable gestión al frente de aquel benéfico
asilo. N. M. (1)
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7 Las Hermanas de la Caridad distribuyendo la comida a los pobres
LA COMIDA DE LOS POBRES
No
contenta todavía S. M. la Reina Regente con que en el benditísimo Asilo de
Lavanderas, se proporcionara a los niños de estas simpáticas hijas del trabajo,
alimento, educación y cuidado mientras ellas, las pobres peleaban bravamente
por el diario sustento en los bancos del Manzanares, la egregia dama, henchido
su corazón de hermosa caridad cristiana, ha dispuesto que con cargo al Real
Patrimonio, durante la estación invernal, se proporcione a los pobres repleto y
sustancioso puchero (2).
¡Dios
pague a la noble señora la memoria que hace de los infelices desamparados que
en estos crueles días del mes de enero, podrán disponer gracias a la madre del
Rey, del pan nuestro de cada día!
Nada
tan conmovedor y altamente interesante como presenciar el acto solemne del
reparto a los pobres de la cuantiosa limosna, cuantiosa sí, porque no bajan de
quinientas las personas, que todos los días, a la una de la tarde, sacan del
Asilo un rico cocido y una libreta de pan.
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8 Una Hermana de la Caridad en la cocina del Asilo de las Lavanderas
Viene
haciéndose esta ejemplar obra de caridad desde principios del invierno y se
continuará hasta que con las auras primaverales llegue para los pobres tiempo
más propicio de buscar el cotidiano sustento, sin los rigores de la helada
estación que paraliza sus ateridos miembros, llevando también al alma la
tristeza del medio ambiente.
Desde
las cuatro de la madrugada, la venerable y virtuosa madre Sor Rita, superiora
de aquel conjunto de santas Hermanas de la Caridad, comienza a dirigir las
abrumadoras faenas domésticas, a fin de que a la hora del mediodía no falte a
los pobres el pan de la misericordia (2).
Las
fotografías que publicamos representan a una Hermana de la Caridad, repartiendo
el cocido, foto 8 (2).
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9 Las Hermanas de la Caridad distribuyendo la comida a los pobres
EL ASILO DE LAS
LAVANDERAS
Una
de las instituciones benéficas que más proclaman la inteligente filantropía de
su egregia fundadora es el Asilo de las Lavanderas, debido a S. M. Doña María
Cristina y situado junto al río Manzanares, detrás del Campo del Moro.
Las
mujeres que van a lavar tienen allí un lugar seguro donde dejar a los niños,
que reciben allí alimento y educación, al cuidado de diez Hermanas de la
Caridad. Próximamente, son hoy los niños unos trescientos, la mayoría de pocos
meses.
El
Asilo reparte, además, comidas a los pobres, costeadas por la reina, y
compuestas de sopa, un cocido de patatas, garbanzos, chorizo, tocino y carne y
un panecillo. Estas raciones se reparten mediante bonos que se dan para quince
días cada uno.
Sor
Rita, la madre superiora, queridísima por todos estos desvalidos y muy
distinguida por la reina, es un modelo de abnegación cristiana (3).
REPARTO DE COMIDA A LOS
POBRES EN EL ASILO DE LAS LAVANDERAS
Todos
los años, la caridad de la reina madre S. M. Doña María Cristina, costea un
gran número de raciones para los pobres de Madrid. Estas raciones consisten en
una sopa, un cocido de patatas, garbanzos, carne y chorizo y un panecillo, y se
reparten en el Asilo de las Lavanderas, que se encuentra a orillas del río
Manzanares.
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10 Las Hermanas de la Caridad, mondando las patatas para la comida. Foto:
Compañy
Como
en los años anteriores, el reparto se hace mediante bonos, que se dan a las
personas que acreditan su necesidad, y duran un cierto número de días.
El
día 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción, se inauguró, por lo que
hace a este invierno, tan caritativo reparto. Con tal motivo, el Asilo se vio
concurridísimo de necesitados, y la simpática Sor Rita, superiora de la
institución, tuvo ocasión de redoblar su actividad y manifestar una vez más su
cariño por los desvalidos (4).
Bibliografía
1.-
Revista Nuevo Mundo del 23 de enero de 1902, páginas 14 y 15
2.-
Revista Nuevo Mundo del 28 de enero de 1902, página 12
3.-
Revista Nuevo Mundo del 24 de noviembre de 1904, páginas 13, 14 y 15
4.-
Revista Nuevo Mundo del 14 de diciembre de 1905, página 13
AUTOR:
Manuel Solórzano Sánchez
Graduado en
Enfermería. Servicio de Traumatología. Hospital Universitario Donostia de San
Sebastián. OSI- Donostialdea. Osakidetza- Servicio Vasco de Salud
Insignia de Oro
de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro de
Enfermería Avanza
Miembro de Eusko
Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la
Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la
Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro
Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en
México AHFICEN, A.C.
Miembro no
numerario de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País. (RSBAP)
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