PERTENECIENTE A LA CRUZ ROJA DE
GUIPÚZCOA
Se llama “sanatorio” a un establecimiento
destinado a la asistencia y curación de enfermos y convalecientes pero más
especialmente de los tuberculosos, habiéndose construido tanto para personas
ricas como para las clases pobres (1).
En el siglo XIX,
tras conocer el origen de la tuberculosis, comienzan a proliferar los
sanatorios en Europa, mejorando su pronóstico y comenzando a cortar la cadena
de transmisión. Boehmer y Dettweiller fundan los primeros sanatorios en
Alemania.
FOTO 1 La bandera
de La Cruz Roja, símbolo de la neutralidad y del humanitarismo
La base del
tratamiento higiene - dietético que se empleaba en los sanatorios era la
permanencia continua al aire libre tanto en invierno como en verano entre 9 y
12 meses. En unos casos los enfermos paseaban por sitios cuidadosamente limpios
de polvo y resguardados del viento, especialmente entre bosques de pinos. En
otros, descansaban en sillas-camas en salas completamente abiertas, dispuestas ad
hoc desde las primeras horas de la mañana hasta la noche. Durante ésta, las
ventanas permanecen abiertas o bien se renueva el aire mediante aparatos de
ventilación sin que se supenda este procedimiento a no ser en las épocas más crudas
del invierno. Representa asimismo papel importante la alimentación en que
predominan los albuminoideos naturales (carne, huevos, leche) o bien los
artificiales (plasmón, tropón, somatosa, purés, etc.). Completan el plan
dietético la gimnasia, el masaje, los baños de sol y la hidroterapia fría (1).
Para elegir el
sitio del emplazamiento debía darse importancia a que estuviera resguardado de
los vientos del Norte y del Este y en ciertas comarcas (Noroeste de Alemania),
del Oeste por la interposición de bosque y montañas. Era preferible que los
enfermos tuvieran la posibilidad de pasearse por terrenos secos, poblados de
bosques de pinos. En las comarcas montañosas, debían escogerse sobre todo
valles abiertos hacia el Sur y huir de puntos envueltos en nieblas así como
terrenos húmedos (1).
FOTO 2 Religiosa
enfermera en la guerra de Cuba. Nuevo Mundo 10 de agosto de 1898
Los dos sexos
debían estar rigurosamente separados y los enfermos instalados en un solo
edificio en los establecimientos de poca importancia y en los de mayores dimensiones
en pabellones separados por más de dos pisos. Los edificios de la
administración, las habitaciones de los empleados y sobre todo la vaquería
debían estar separados del edificio de los enfermos. En éstos, los locales destinados
a dormitorios serían distintos a los ocupados por los enfermos durante el día.
Las paredes debían ser tan impermeables como fuera posible y fáciles de lavar.
Era preferible la calefacción central a las estufas a causa de la producción de
polvo que acompaña a estas últimas.
El modo de
funcionar de los sanatorios debía estar sometido a un médico jefe como en un
lazareto militar. Además, debía haber un médico ayudante para cada cincuenta
enfermos y practicantes (1).
FOTO 3 La muerte
del héroe. Mundo Nuevo 13 de julio de 1898
LA CRUZ ROJA
Entre los finales del siglo XIX y principios del XX,
en la Cruz Roja Española se producen sucesivas reformas que dan pie a una Cruz
Roja más operativa. Así, en 1898 se lleva a cabo en Tudela (Navarra) el primer
ensayo de movilización general de Cruz Roja Española y dos años más tarde se
crea la Asamblea Suprema como órgano rector, cuyo primer presidente y Comisario
Regio sería el general Polavieja.
De 1896 a 1900 se le encomendaría a esta Institución
la repatriación de los soldados españoles que habían combatido en Cuba y
Filipinas, en cuya misión cumplió un papel ejemplar.
En 1876
los Practicantes de la Cruz Roja de
San Sebastián eran Antonio Egaña
Areizaga y Antonio Ayestarán, Vicepresidente
3º de la Comisión Provincial de Guipúzcoa editado 31 de Julio de 1897 (2).
ANTECEDENTES
La
Cruz Roja se constituye en San Sebastián el 20 de octubre de 1893, en aquellas
fechas las colonias españolas luchan por su independencia, que la consiguen
después de pasar por grandes calamidades, derivadas de las guerras (2 y 3).
Vuelven a la patria los
militares, heridos y enfermos por las necesidades que han padecido, por heridas
de guerra y por epidemias. Cargados de estos dolores vienen estos soldados que
un día marcharon a Cuba y Filipinas, deseosos de sanar o de morir en su tierra
con los suyos.
FOTO 4 Los famosos camilleros de
Nicasio Landa, primera ambulancia de la Cruz Roja Española, en la III Guerra
Carlista, 1872. 125 años de la Cruz Roja
Llegan a San Sebastián en el mes
de septiembre de 1898, y es necesario abrir un Hospital y además hacen falta
muchas manos para atenderlos. En San Sebastián se había constituido el día 14
del mes de julio la Junta de Damas de la
Cruz Roja, y a ellas se les pidió ayuda para este menester.
El Sanatorio Hospital se organiza en las dependencias
de la fábrica que poseían los señores Marticorena
de Alza, cobrando 2.000 pesetas para veinte meses de arrendamiento y se
denomina “Sanatorio San Ignacio” en
recuerdo del santo patrón de Guipúzcoa, San Ignacio de Loyola (2 y 3).
Éste Sanatorio que poseía 25 camas, alojó hasta 43
soldados en camas y hamacas desde el día que se habilitaron las habitaciones;
el martes 13 de septiembre de 1898, inaugurándose
el jueves día 15 de septiembre
de 1898 (7 y 18). El impulso de toda esta organización y de conseguir el
espacio necesario para la creación de este Sanatorio fue encomendada a la Hija
de la Caridad Sor Ignacia Alberdi, dicha comunidad de religiosas estaba ubicada en la
Cárcel de San Sebastián en Ondarreta. Dicha religiosa trabajó afanosamente con
la Junta de Señoras de la Cruz Roja de San Sebastián y con un practicante Antonio Ayestarán, para la realización
de las curas e inyecciones para los heridos y enfermos y prestar todos los
servicios de su profesión. Contaban también con el médico donostiarra Sabino Ucelayeta presidente de la Cruz
Roja de Guipúzcoa. Las presidentas de la Junta de Damas eran Concha Gaytan de Ayala y Eladia Altube de Luzunariz.
Los farmacéuticos Nazabal, padre de Sor Susana Nazabal que también trabajó en el Sanatorio y Fernández Velasco enviaron como
donativo los medicamentos necesarios para el Sanatorio (2 y 3).
FOTO 5 Sala de un sanatorio.
Nuevo
Mundo 19 de septiembre de 1895
Algunos de estos soldados fueron
transportados a sus propios domicilios, otros fallecieron y otros fueron
ingresados en el Sanatorio San Ignacio.
Los nombres de los fallecidos están labrados en el mausoleo que está en el
cementerio de Polloe. Este sanatorio fue clausurado el dos de enero de 1899 y los heridos y enfermos que quedaban
fueron trasladados al Hospital Civil o de Manteo.
Posteriormente se contrataron
para el sanatorio más Hijas de la Caridad y como personal un enfermero, un
practicante, un carpintero para que ejerza su oficio en el Sanatorio y acondicionar
todo el local y sus habitaciones. También se le nombra como vigilante y un
sueldo de una peseta diaria al soldado de San Sebastián ingresado en el
Sanatorio y curado de su enfermedad Miguel
Garbisu Aspiazu.
A finales de noviembre el
soldado Pedro José Jordán Lanza,
enfermo de tuberculosis y en estado avanzado de su enfermedad; el personal
sanitario habla con la Junta de Damas deseando que acudan sus padres para estar
con su hijo enfermo y lo comunican al Párroco de Mora de Rubielos (Teruel), para
que invite a sus padres y hermanos para que vengan a esta ciudad, pagándoles el
viaje e invitándoles a comer en el Sanatorio y dormir en algún caserío por
precio módico.
El dos de enero de 1899 ante el
cierre del Sanatorio San Ignacio, la
Madre Superiora de las Hijas de la Caridad que regentan la cárcel de Ondarreta
en San Sebastián, suplica que terminada la misión de las Hermanas que cedió
para trabajar en el sanatorio, se reintegren a su primer destino en la cárcel.
Los enfermos y heridos que no se han dado de alta serán atendidos en el
Hospital Civil de Manteo en el Barrio de Gros y se les otorgará medicinas y
alimentos a cargo de la Asociación de la Cruz Roja.
La Cruz Roja con los enfermos y heridos repatriados
ante el cierre del Sanatorio San Ignacio
“crean un piso en la calle Legazpi”
de San Sebastián, donde han socorrido a 74 personas, han comprado 23 trajes de
abrigo, 35 mudas enteras, 5 bufandas, 5 trajes, 18 kilos de pan, 25 kilos de
carne y 24 litros de leche.
El 22 de marzo de 1899 acuerdan vender todos los
enseres del Sanatorio San Ignacio.
Muchos de ellos fueron cedidos a otros establecimientos y el resto se vendió.
Decidiendo también regalar un obsequio a las Hermanas de la Caridad (2 y 3).
SAN
SEBASTIÁN, GUIPÚZCOA
La memoria de esta brillante
Comisión, traza a grandes rasgos en su primer capítulo, la historia de sus
trabajos desde 1870 en que fue constituida; ensalza en el segundo la
importancia de la Junta de Señoras en la tarea de caridad a que la Institución
obliga y que en la capital guipuzcoana ha tenido tan fecundos resultados con la
tómbola el día de Santo Tomás, cuestaciones y el establecimiento del Sanatorio de San Ignacio a los
esfuerzos de las Señoras confiados; reseña seguida de las excelentes condiciones
de dicho Sanatorio, que cuenta con 25 camas en dormitorios perfectamente
higiénicos y un cuarto de baño, provisto de material hidroterápico y en cuyo
establecimiento se complementan en beneficio del enfermo o herido, lo esmerado
de la asistencia médico – farmacéutica, los cuidados de las Hermanas de la Caridad y señoras de la
Junta de Damas y la sana alimentación (4).
El capítulo cuarto hace
referencia a los socorros domiciliarios, tanto en medicación y alimentos, como
en abono de pasajes y en auxilios metálicos, continua con la anotación de sus
trabajos para dicho establecimiento de Comisiones de distrito, y terminaron la
enumeración de donativos y suscripciones, poniendo de relieve el concurso que
prestaron aquellas autoridades.
La Comisión de San Sebastián que
cuenta con 45 socios y 26 en la Sección de Señoras, ha socorrido en la estación
del Norte del ferrocarril a 204 repatriados, ha acogido en su Sanatorio de San Ignacio de Alza a 71
enfermos y heridos que causaron 1.594 estancias, ha despachado 92 recetas,
costea 5 viajes, 11 misas y funerales en sufragio de las almas de los
fallecidos y practicado 14 visitas y socorros domiciliarios (5).
El resumen general del
movimiento de fondos desde el 16 de agosto de 1897 a 31 de diciembre de 1898,
arroja un total de ingresos de 61.716,78 pesetas y de 18.053,63 de gastos,
quedando un remanente de 43.663,15 pesetas (4 y 5).
FOTO 6 Memoria de la Cruz Roja
de Guipúzcoa, San Sebastián 1899
La enhorabuena más cordial a
dichas Comisiones y a su activo e inteligente Secretario Eustaquio de Inciarte.
En la sesión celebrada por la
Comisión provincial el día 22 de julio último, se dio cuenta de la liquidación
presentada por el constructor del Mausoleo
que en el Cementerio de Polloe de esta ciudad de San Sebastián, se ha
efectuado a la memoria de los repatriados fallecidos en ella, y se acordó que
satisfaciendo la mitad de su coste, fuera la obra reconocida por un arquitecto
y previo informe favorable se completase el pago, quedando en otro caso dicha
suma en calidad de depósito hasta que se reciba definitivamente la obra (6).
El señor Tesorero quedó
autorizado para llevar a cumplido efecto el precedente acuerdo, así como para
contratar el enverjado que fue elegido para cerrar la parcela de terreno cedida
por el municipio a nuestra Institución y encargóse al señor Secretario que tan
luego terminaran los referidos trabajos, se invite al señor Lebretón para que haga las plantaciones
y cuide de la tumba en la forma que tiene ofrecida (5).
La señora Presidenta de la Junta
de Damas manifestó, que con motivo de varias solicitudes que a la Comisión se
habían dirigido en demanda de auxilios para costear sufragios por las almas de
los fallecidos en campaña; se dispuso celebrar al final de ella, honras
fúnebres por cuantos hubieran fallecido a consecuencia de las guerras
coloniales y que el merecido honor dispensado a los restos que en nuestra
necrópolis reposan, la recordaba la promesa. Asintió la Junta a la propuesta y
autorizó a la Junta de Damas para
que, coincidiendo la ceremonia religiosa con la terminación del mausoleo, se
celebren las honras fúnebres en la iglesia del Buen Pastor.
Hermoso y edificante acuerdo que
demuestra la eficacia de la Cruz Roja cuyo adorado emblema nos enseña a prestar
a nuestros semejantes, no sólo el necesario auxilio en las horas del dolor y de
la desgracia, sí que también el más poderoso de los consuelos y el más hermoso
ejemplo de caridad, encomendándolo a aquél que la santificó.
La Ilustrísima señora Claudia L.
de Altube y la Junta de Damas que preside, organizaron la ceremonia con la
actividad y celo de que tan relevantes pruebas tienen dadas y la Secretaria
invitó personalmente a todos los socios, haciendo además publicar un aviso en
la prensa local (4 y 5).
LA
CRUZ ROJA. COMISIÓN PROVINCIAL DE GUIPÚZCOA. MEMORIA SAN SEBASTIÁN 1899
Junta
de Señoras
En la exposición de nuestros
actos, ocupar debe el primer lugar la reorganización de la Junta de Señoras, no
sólo porque así lo requiera la galantería, sino porque la verdad imperiosa lo
exige, según nos lo cuenta José Ramón de
Sagastume (3).
“Tratándose de instituciones
benéficas, quedarían éstas incompletas, si no entraran a formar parte de ellas
un elemento esencial y activo para el bien, cual es, el bello sexo, siempre
amante y compasivo”. Así se expresaba la anterior Memoria de la Cruz Roja y
esto mismo debemos hoy repetirlo, por lo cual, completaremos mejor el
pensamiento que al ingreso de este capítulo hemos enunciado y nos ajustaremos
más a la realidad de los hechos, afirmando que éstos, con irrefutable
convicción imponen que el bello sexo ocupe el primero y más distinguido lugar
en esta Memoria (3).
Cuando, como en la campaña
anterior, el arte de curar exigía “hilas, vendas y trapos” la Sección de
Señoras, dedicóse con loable celo a proporcionar estos elementos y en la página
29 del documento repetidas veces aludido se lee: “en lo que toca el material de
ropa y curación, la Sub-Comisión de Hernani lo recibió oportunamente de este
parque y de la señora Casimira de
Echagüe, Presidenta de la Sección de Señoras de esta Ciudad”. Ahora que la
ciencia médica recurre a preparados que la farmacia suministra, reduciendo a
factor esencialísimo, sino casi exclusivo, el obtener dinero para adquirir
aquellos preparados, las Señoras, que antes deshilaban cuantos trapos en sus
manos caían y que no daban tregua a la aguja para coser vendas, vémoslas
lanzadas con admirable eficacia, a la más difícil tarea de desliar bolsillos
para arbitrar los cuantiosos recursos que nuestra obra requiere, siendo
brillante prueba de su fecunda campaña el éxito de la Tómbola por ellas organizada
y el resultado de las suscripciones a su iniciativa debidas (3).
FOTO 7 Memoria de la Cruz Roja
de Guipúzcoa, San Sebastián 1899
Adquiridos los fondos
necesarios, preparóse la Junta de Señoras para ejercer su más alta y saludable
misión. La instalación de un centro donde el pobre soldado que regresa a la
Península quebrantada o perdida la salud luchando en defensa de la patria, la
recobre mediante las atenciones que su estado necesita y los cuidados que la
inagotable caridad de la mujer dedicada al servicio del bien, prodiga.
Corto era el tiempo que, para
acometer tamaña empresa, contaba la Sección de Señoras, más el tiempo fue tan
bien aprovechado que en dos días quedó completa y debidamente instalado (3).
EL SANATORIO DE SAN IGNACIO DE ALZA
Se funda el 15 de septiembre de 1898 el Sanatorio San Ignacio (Alza - San
Sebastián) para atender los heridos de guerra y enfermos, se cerró el 2 de enero de 1899.
FOTO 8 Las víctimas de la Guerra
de Cuba. Sala de sanatorio. Hija de la Caridad atendiendo a los heridos. Nuevo
Mundo 17 de agosto de 1898
Ventajosamente situado con
apropiada orientación para llenar los fines a los que se les destina; equipado
con cuidadoso esmero, de cuanto la comodidad y bienestar de los acogidos, de
acuerdo con los preceptos de la ciencia, pudiera solicitar; este Instituto
ofrece, a la vez que halagüeño aspecto de aseo y confort, excepcionales
condiciones de higiene y salubridad.
A mayor abundamiento, el jardín
de que dispone es suficientemente amplio para servir de ameno lugar donde
respiran una saneada atmósfera, hallando entretenida distracción los asilados,
sea dedicándose a honestos pasatiempos, sea disfrutando del paso de los
tranvías que circulan al pie de la finca (3).
En su administración y régimen
interior, se ha resuelto el difícil problema de armonizar la abundancia sin
degenerar en lo superfluo, con la economía sin decaer en lo mezquino: pudiendo
afirmar que este Sanatorio es un modelo entre los de su clase.
Se ha preferido aceptar
agradecidos ofrecimientos, como el de la señora Viuda de Londaiz para, si preciso fuere, establecer nuevos
Sanatorios, y no hacinar en éste los enfermos; por lo cual, tan sólo se han
colocado, dejando la conveniente separación y desahogo, 25 camas en dormitorios
perfectamente ventilados y aireados.
Un cuarto de baño, bien provisto
de material hidroterápico, ha permitido prestar excelentes servicios a enfermos
de la casa y a repatriados que vienen con sus familias.
El personal de que se dispone
para el arreglo y limpieza de todo el Establecimiento y cuidado de los
acogidos, se compone de cuatro Hermanas
de la Caridad, dos enfermeros y un vigilante: mereciendo citarse muy
laudatoriamente el acierto con que cumplen sus respectivas funciones pues el
aseo y orden que allí reina, ha sido elogiado por cuantos han visitado el Sanatorio San Ignacio de Alza (3, 4 y
5).
Dada la índole de estos
servicios por la diversidad de tratamiento y atenciones que varían, según lo
que el estado de cada enfermo requiere y el régimen a que está sometido exige,
difícil es especificar la alimentación que se sirve; basta afirmar que ésta es
sana, apropiada a las necesidades de cada caso y servida en los dormitorios si
el estado del enfermo no le permite asistir al comedor.
Digna de justísimo y merecido
elogio es la dirección que está encomendada a Sor Ignacia Alberdi y sólo lamentamos que a nuestra indocta pluma
esté encomendada esta misión, por cuanto decir que reúne dotes tan complejas
que aúna con perfecta uniformidad diversas funciones, como ser excelente jefe
de la casa, hábil enfermera y eficaz auxiliadora del servicio médico, a la par
que celosa administradora, es dar débil muestra de la realidad.
Su concurso es tal, que, sin necesidad
de nombrar practicante alguno, se ha bastado para llenar cumplidamente todas
las prescripciones facultativas; la claridad y exactitud de las cuentas
presentadas ha facilitado notablemente los trabajos de contabilidad
acreditándola como ejemplo de buen gobierno y con su angelical carácter ha
sabido captarse el respeto y obediencia del asilado, por el cariño y afecto que
inspira (3).
Dos veces al día gira la
dirección facultativa, encomendada a nuestro Presidente, la visita médica,
aparte de muchas que otros señores socios han efectuado, y decirse puede sin
exageración que nunca faltó a nuestros queridos enfermos la compañía de las Señoras de la Junta de la Cruz Roja quienes
con admirable constancia y abnegación vienen prestándoles inmenso bien a los
acogidos, haciendo menos amargas las horas del dolor, confortando los decaídos
espíritus y supliendo el cariño de la ausente madre con la que sostienen activa
correspondencia, sirviendo de intermediarias entre los padres y el enfermo.
FOTO 9 Memoria de la Cruz Roja
de Guipúzcoa, San Sebastián 1899
Y no se tache de exagerado lo
expuesto, pues a probar que al relatar los servicios del personal de la casa y
las tiernas atenciones de nuestras distinguidas consocias, hemos pecado, aunque
involuntariamente, de deficientes, vienen a demostrar muchas cartas, que en
sentidos términos, nacidos de imponderable gratitud testimonian por modo
irrefutable el mucho bien que han recibido durante su permanencia en nuestro
benéfico asilo (3).
SOCORROS
DOMICILIARIOS Y EN METÁLICO
Antes de la instalación del
Sanatorio, se distribuyeron diversos auxilios pecunarios y en todo tiempo se ha
prestado asistencia facultativa y se han suministrado gratuitamente las
medicinas necesarias, a los enfermos que residían en sus casas.
Pródiga ha sido –si prodigalidad
cupiera en nuestra empresa- la Cruz Roja guipuzcoana para velar, con expansivo
criterio, por los verdaderos necesitados, sin escatimar jamás el amparo que en
cada caso hacía falta, proporcionando no sólo cuanto conducía a la curación del
enfermo, sino logrando, en algunos casos, que tuviera el consuelo de tener a su
lado seres queridos de su familia, cuyo viaje y estancia la Asociación
costeaba, con objeto de atender de esta suerte al bien material y moral de sus
socorridos y finalmente ni de los que han fallecido se ha olvidado, pues les ha
acompañado con sus oraciones y se les ha concedido digno reposo de decoroso
lugar del cementerio de la Capital (3).
Hubo que denegar, sin embargo,
algunas, aunque pocas solicitudes ya porque su utilidad no estuviera
suficientemente justificada, ya para no crear abusos que con especial esmero se
han tratado de evitar pues a ellos se presta indudablemente el sistema de
socorros en dinero, que en algunas ocasiones sirve, por desgracia, más para
fomentar un vicio que para cubrir una necesidad. De aquí el que, a la par de
atender con indulgencia ya hasta con esplendidez al tratar de prestar el
concurso facultativo y el medicinal y hasta, volvamos a repetir, el importante
auxilio pecunario preciso, para que determinados enfermos gozaran de las
irreemplazables caricias de sus padres, antes de dejar el mundo de los vivos,
se denegara, con rigurosidad, el donativo en metálico y que el reingreso en el Sanatorio San Ignacio se ajustara a
severas reglas, con renuncia de las mercedes que ya en su primer salida se
recibieron (3).
Tranquila está nuestra
conciencia y no a título de explicación de nuestra conducta damos las
precedentes noticias, sino que obedecen al ineludible deber que tenemos de
ofrecer a nuestros generosos favorecedores, cumplida satisfacción de todos
nuestros actos.
El Ayuntamiento de la población
de Alza, en cuya jurisdicción está enclavado el Sanatorio de San Ignacio, ha
facilitado por modo eficacísimo la libre introducción de las especies gravadas
con el impuesto municipal, llevando su generosidad, altamente apreciada, al
extremo de eximir de derechos cuantos artículos se ha reservado percibir por
administración (página 12). San Sebastián a 31 de diciembre de 1898. El
Secretario: Eustaquio Inciarte. El
Tesorero: Silvestre Lasquibar. El
Presidente: Sabino Ucelayeta.
LA
CRUZ ROJA. COMISIÓN DE SAN SEBASTIÁN
Lo forman 35 socios hombres. Un
sacerdote adscrito a la comisión. Siete médicos. Un farmacéutico. Un
practicante de Medicina y Cirugía. Sección señoras, socias activas y honorarias
26.
Relación de los servicios
prestados desde el comienzo de la campaña de Cuba hasta el 31 de diciembre de
1898:
Repatriados socorridos en la
Estación de ferrocarril del Norte: 204.
Asistidos en el Sanatorio de San Ignacio de Alza: 71.
Estancias que en él han causado:
1.594.
Recetas despachadas a cargo del
Instituto: 92.
Viajes costeados por la
Asociación: 5.
Misas y funerales en sufragio de
las almas de los fallecidos: 11.
Visitas y socorros domiciliarios:
14.
La Tesorería de la Cruz Roja
desde el 16 de agosto de 1897 hasta el 31 de diciembre de 1898, fue de la
siguiente forma:
Ingresos: Entrega en metálico
del Veloz-Club. Dinero recogido en la tómbola que organizó la Junta de Señoras
de la Cruz Roja el 27 de diciembre de 1897. Donativos de: Gran Casino (hoy
Ayuntamiento de San Sebastián), Ayuntamiento, Club Cantábrico, Sport-Club, La
Voz de Guipúzcoa, la Junta de Damas francesas de la Cruz Roja, Cruz Roja de
Burdeos y de Bayona, donativos de los propios soldados y particulares (5).
Nombres de las componentes de la
Junta de Señoras de la Cruz Roja que estuvieron atendiendo a los repatriados en
el Sanatorio San Ignacio de Alza
Aurelia A. de Besson
Duquesa de Mandas
Concepción B. Gaytán de Ayala
Piedad A. de Laitallade
Ana Martínez de Laffite
Dolores M. de Lizariturry
María Londaíz
Felicitas Loíndaz
Victoria A. de L. Illana
Julia S. de Bermejillo
Eladia Luzunariz de Altube
Anastasia G. de Carrión
Ignacia D. de Ucelayeta
FOTO 10 Soldados de la Guerra de
Cuba en una sala dormitorio en el Sanatorio Vallejo de Madrid. Nuevo Mundo 12
de octubre de 1898
UN
CASO DE UN SOLDADO INGRESADO EN EL SANATORIO SAN IGNACIO DE ALZA
Anteayer fue socorrido en Pasajes por un caballero cuyo nombre no nos
atrevemos a estampar por temor a herir su modestia, uno de los pobres soldados
que últimamente han sido repatriados (8).
El pobre soldado, que por creerse ya curado de la enfermedad que a la
Península le trajo y en el Sanatorio de
San Ignacio le retenía, pidió en unión de otros de sus compañeros el alta
para salir a la calle y dedicarse al trabajo. Su estado, que era satisfactorio,
inclinó el ánimo de los médicos del Sanatorio para acordar sus deseos, pero he
aquí que a los pocos días de haber salido de aquella humanitaria casa donde
–según propia confesión– cuidadosamente atendida la enfermedad, una fiebre
parafulosa, reaparece, postrándole nuevamente en cama.
Los pocos recursos con que el repatriado contaba se agotaron, y de limosna,
de la caridad popular vive el infeliz (8).
Su reingreso en el Sanatorio se hace ahora difícil por haber sido a
petición propia la salida
Llámase el infeliz Domingo Casi,
(paciente 35 de la lista) y con el calor de la fiebre, con lágrimas en los
ojos, lágrimas de agradecimiento a las buenas señoras que componen la Junta de Damas de la Cruz Roja que no
solamente le socorren particularmente sino que interponen sus buenas
influencias para que el desgraciado Casi reingrese en el Sanatorio, con ese
acento de la desgracia, que al alma llega, contaba el infeliz apremiado por las
preguntas que se le dirigían la historia de sus males (8).
Sabemos, porque él nos lo contó, que en breve obtendrá satisfactoria
solución este asunto del reingreso en el Sanatorio. Que sea cuanto antes es lo
que nosotros deseamos.
A los pobres del
Asilo Matía, según nuestros informes, costeó hace pocos días un gran banquete
en conmemoración de su enlace matrimonial, y entregó diez pesetas a cada
soldado repatriado e los que se encuentran en el Sanatorio de San Ignacio (7 y 8).
FOTO 11 Coche
ambulancia de Sanidad llegando al Sanatorio Vallejo de Madrid. Nuevo Mundo 12
de octubre de 1898
LA CRUZ ROJA DE GUIPUZCOA. SANATORIO DE SAN IGNACIO DE ALZA
Estadística de los
71enfermos ingresados en el Establecimiento desde su apertura hasta el 31 de
Diciembre de 1898 (3).
FOTO 12 Estadística
de los 71 enfermos ingresados en el Establecimiento desde su apertura hasta el
31 de Diciembre de 1898. Memoria de la Cruz Roja de Guipúzcoa, San Sebastián
1899
01 Ingreso: 15 de
septiembre. Juan Aramburu Larrañaga,
natural de Vergara (Gipúzcoa), salió el 4 de octubre de 1898. 19 estancias. Se
le ingresó por una Bronquitis Crónica
02 Ingreso: 15 de septiembre.
Tomás Estevez Vadillo, natural de
Madrid, salió el 30 de septiembre. 14 estancias. Se le ingresó por Paludismo.
03 Ingreso: 15 de septiembre.
José María Michelena Aramburu,
natural de Behovia (Francia), salió el 5 de octubre. 20 estancias. Se le
ingresó por Tuberculosis Pulmonar
04 Ingreso 15 de septiembre.
Eustasio Goenaga Iruretagoyena,
natural de Orio (Gipúzcoa), salió el 29 de octubre. 44 estancias. Se le ingresó
por Paludismo.
05 Ingreso 15 de septiembre.
José Ignacio Cortajarena Amenabar,
natural de Asteasu (Gipúzcoa), salió el 29 de octubre. 44 estancias. Se le
ingresó por Disentería.
06 Ingreso 15 de septiembre.
Miguel Garbisu Aspiazu, natural de San
Sebastián, salió el 21 de octubre. 36 estancias. Se le ingresó por Paludismo. Al
curarse es nombrado empleado del Sanatorio.
07 Ingresó el 17 de
septiembre. Hipólito Hurtado Arroyo,
natural de Ortigüela (Burgos), salió el 30 de septiembre. 14 estancias. Se le
ingresó por Paludismo.
08 Ingreso el 17 de
septiembre. Francisco Michelena
Muchategui, natural de Cestona (Gipúzcoa), salió el 11 de octubre. 24
estancias. Se le ingresó por Bronquitis.
09 Ingreso el 17 de
septiembre. Lorenzo Ardanza, natural
de Elorrio (Vizcaya), salió el 12 de octubre. 25 estancias. Se le ingresó por Paludismo.
10 Ingreso el 18 de
septiembre. José Urquía Arbelaiz,
natural de San Sebastián, salió el 29 de octubre. 42 estancias. Se le ingresó
por Paludismo.
11 Ingreso el 19 de
septiembre. Francisco Otaegui Jáuregui,
natural de Rentería (Gipúzcoa), salió el 11 de octubre. 22 estancias. Se le
ingresó por Úlceras.
12 Ingreso el 19 de
septiembre. Narciso Montesino Nuñez,
natural de Cabeza de Buey (Badajoz), salió el 2 de octubre. 13 estancias. Se le
ingresó por Paludismo.
13 Ingreso el 19 de
septiembre. José Entrena Forti,
natural de Algarinejo (Granada), salió el 2 de octubre. 13 estancias. Se le
ingresó por Bronquitis.
14 Ingreso el 19 de
septiembre. Francisco Catalá Saez,
natural de Mallorca, salió el 2 de octubre. 13 estancias. Se le ingresó por Paludismo.
15 Ingreso el 19 de
septiembre. Rafael Álvarez Panadero,
natural de Nanudeto, salió el 2 de octubre. 13 estancias. Se le ingresó por Paludismo.
16 Ingreso el 19 de
septiembre. Justo Sánchez Ramiro,
natural de Zaragoza, salió el 2 de octubre. 13 estancias. Se le ingresó por Disentería.
17 Ingreso el 19 de
septiembre. Federico Álvarez Bilbao,
natural de Bilbao, salió el 30 de septiembre. 11 estancias. Se le ingresó por Disentería.
18 Ingreso el 19 de
septiembre. Alberto Párraga Azpiroz,
natural de Bilbao, salió el 2 de noviembre. 46 estancias. Se le ingresó por Bronquitis.
19 Ingreso el 24 de
septiembre. José Ramón Arsuaga Aranalde,
natural de San Sebastián, salió el 29 de octubre. 36 estancias. Se le ingresó
por Bronquitis.
20 Ingreso el 30 de
septiembre. Timoteo Ochoa Ocariz,
natural de Vitoria, salió el 13 de octubre. 14 estancias. Se le ingresó por Paludismo.
FOTO 13
Repatriación de los heridos de las guerras de Ultramar. 125 años de la Cruz
Roja
21 Ingreso el 3 de
octubre. Pío Olegina Luzuriaga,
natural de Oncins (Huesca), salió el 8 de octubre. 6 estancias. Se le ingresó
por Paludismo.
22 Ingreso el 3 de
octubre. Feito Fernández Santos,
natural de Madrid, salió el 9 de octubre. 7 estancias. Se le ingresó por Paludismo.
23 Ingreso el 3 de
octubre. Agustín Ormaz Lain, natural
de Montón de Giloa (Zaragoza), salió el 10 de octubre. 8 estancias. Se le
ingresó por Paludismo.
24 Ingreso el 3 de
octubre. José Domingéz Martín,
natural de Arroyomuerto (Salamanca), salió el 2 de noviembre. 31 estancias. Se
le ingresó por Paludismo.
25 Ingreso el 3 de
octubre. Esteban López Pablo,
natural de Maluenda (Zaragoza), salió el 10 de octubre. 8 estancias. Se le
ingresó por Paludismo.
26 Ingreso el 4 de
octubre. Mateo Llorente Gil, natural
de Elbarrao (Ávila), salió el 7 de octubre. 4 estancias. Se le ingresó por Bronquitis.
27 Ingreso el 4 de
octubre. José Moreno Medina, natural
de Albera (Gerona), salió el 16 de
noviembre. 43 estancias. Se le ingresó por Úlceras. Falleció.
28 Ingreso el 4 de
octubre. Bernardo Loregón Campos,
natural de Levegan, salió el 9 de octubre. 6 estancias. Se le ingresó por Tuberculosis.
29 Ingreso el 4 de
octubre. Francisco Casado Palomero,
natural de Archidona (Málaga), salió el 8 de noviembre. 36 estancias. Se le ingresó
por Paludismo.
FOTO 14
Repatriación de los heridos de las guerras de Ultramar. 125 años de la Cruz
Roja
30 Ingreso el 4 de
octubre. Francisco Hidalgo Romero,
natural de Leluja, salió el 10 de octubre. 7 estancias. Se le ingresó por Paludismo.
31 Ingreso el 4 de
octubre. Jerónimo Iglesias Gómez,
natural de Jurenazo, salió el 22 de noviembre. 30 estancias. Se le ingresó por
Paludismo.
32 Ingreso el 4 de
octubre. Ángel Galera Guillén,
natural de Ocero de la Sierra (León), salió el 12 de octubre. 9 estancias. Se
le ingresó por Paludismo.
33 Ingreso el 4 de
octubre. Rafael Jobal Muriano,
natural de Nerva (Huelva), salió el 12 de octubre. 9 estancias. Se le ingresó
por Paludismo.
34 Ingreso el 6 de
octubre. Saturnino Iturbe Garate,
natural de Guetaria (Gipúzcoa), salió el 15 de diciembre. 70 estancias. Se le
ingresó por Disentería.
35 Ingreso el 7 de
octubre. Domingo Casi Pacel, natural
de Aguilar (Córdoba), salió el 22 de octubre. 47 estancias. Se le ingresó por Bronquitis.
36 Ingreso el 12 de
octubre. José Aspiazu Eulasia,
natural de Cestona (Gipúzcoa), salió el 29 de octubre. 49 estancias. Se le ingresó por Paludismo.
37 Ingreso el 14 de
octubre. Carmelo Martínez Martínez,
natural de San Sebastián, salió el 23 de noviembre. 39 estancias. Se le ingresó
por Paludismo.
38 Ingreso el 16 de
octubre. Pascual Pérez Ruiz, natural
de Cartagena (Murcia), salió el 2 de noviembre. 18 estancias. Se le ingresó por
Paludismo.
39 Ingreso el 16 de
octubre. Joaquín Sánchez Santaolaria,
natural de Cirat (Castellón), salió el 8 de noviembre. 24 estancias. Se le
ingresó por Paludismo.
FOTO 15
Repatriación de los heridos de las guerras de Ultramar. 125 años de la Cruz
Roja
40 Ingresó el 16 de
octubre. Aquilino Oliseda Álvarez,
natural de Navalonguilla (Ávila), salió el 8 de noviembre. 24 estancias. Se le
ingresó por Paludismo.
41 Ingresó el 16 de
octubre. Pablo Colorado Mejía,
natural de Cabeza de la Vaca (Badajoz), salió el 8 de noviembre. 24 estancias.
Se le ingresó por Bronquitis.
42 Ingreso el 16 de
octubre. Domingo Bao Fulgueral,
natural de Guiloch, salió el 23 de noviembre. 37 estancias. Se le ingresó por Paludismo.
43 Ingreso el 16 de
octubre. Valentín Rodríguez García,
natural de Bonilla de la Sierra (Ávila), salió el 23 de noviembre. 37
estancias. Se le ingresó por Paludismo.
44 Ingreso el 16 de
octubre. Pedro José Jordán Lanza,
natural de Mora de Rubielos (Teruel), salió el 13 de noviembre. 27 estancias.
Se le ingresó por Tuberculosis. Falleció.
45 Ingreso el 16 de
octubre. Juan Nebra Borau, natural
de Letus (Albacete), salió el 12 de diciembre. 56 estancias. Se le ingresó por Paludismo.
Falleció.
46 Ingreso el 1 de
noviembre. Félix García Montilla,
natural de Quintanilla (Burgos), salió el 7 de noviembre. 8 estancias. Se le
ingresó por Paludismo.
47 Ingreso el 2 de
noviembre. Antonio Martínez López,
natural de Granada, salió el 11 de diciembre. 39 estancias. Se le ingresó por Paludismo.
48 Ingreso el 2 de
noviembre. Ciriaco Miuce Ponce,
natural de La Habana (Cuba), salió el 8 de noviembre. 7 estancias. Se le
ingresó por Paludismo.
49 Ingreso el 2 de
noviembre. Manuel Rodríguez Gómez,
natural de Castellón, salió el 11 de diciembre. 39 estancias. Se le ingresó por
Paludismo.
50 Ingreso el 2 de
noviembre. Luciano Paniagua Pellon,
natural de Lauña (León), salió el 11 de diciembre. 39 estancias. Se le ingresó
por Paludismo.
51 Ingreso el 2 de
noviembre. José Fernández Pardo,
natural de Rebordanes (Pontevedra), salió el 11 de diciembre. 39 estancias. Se
le ingresó por Paludismo.
52 Ingreso el 2 de
noviembre. Modesto Menta Agreda,
natural de San Sebastián, salió el 5 de noviembre. 4 estancias. Se le ingresó
por Bronquitis.
53 Ingreso el 2 de
noviembre. Rafael Sala Morales,
natural de Olgodolanos, salió el 23 de noviembre. 24 estancias. Se le ingresó
por Paludismo.
54 Ingreso el 2 de
noviembre. Fermín Plaza Lara,
natural de Tomelloso (Ciudad Real), salió el 8 de noviembre. 7 estancias. Se le
ingresó por Úlceras.
55 Ingreso el 2 de
noviembre. Domingo Oternelo Oternelo,
natural de Villada (Palencia), salió el 11 de diciembre. 39 estancias. Se le
ingresó por Úlceras.
56 Ingreso el 3 de
noviembre. José Michelena Gabilondo,
natural de Oyarzun (Gipúzcoa), salió el 7 de noviembre. 5 estancias. Se le
ingresó por Paludismo.
57 Ingreso el 4 de
noviembre. Ignacio Ochoteco Gros,
natural de San Sebastián, salió el 15 de diciembre. 41 estancias. Se le ingresó
por Paludismo.
58 Ingreso el 8 de
noviembre. Francisco Padín Suarez,
natural de Ferrol (La Coruña), salió el 13 de noviembre. 35 estancias. Se le
ingresó por Paludismo. Falleció.
59 Ingreso el 16 de
noviembre. José Cailla Echeverría,
natural de Rentería (Gipúzcoa), salió el 13 de diciembre. 27 estancias. Se le
ingresó por Bronquitis Crónica.
FOTO 16 La
repatriación de los heridos y enfermos. Nuevo Mundo 21 de septiembre de 1898
60 Ingreso el 20 de
noviembre. Baltasar Olenosa Agrega,
natural de Alfaro (La Rioja), salió el 15 de diciembre. 26 estancias. Se le
ingresó por Nefritis.
61 Ingreso el 29 de
noviembre. Antonio Sorrel Mena,
natural de Utanana (Cuba), salió el 31 de diciembre, continuando en otro
establecimiento. Se le ingresó por Paludismo.
62 Ingreso el 29 de
noviembre. Ramón Sera Dupuf, natural
de Toulouse (Francia), salió el 13 de diciembre. 14 estancias. Se le ingresó
por Pulmonía.
63 Ingreso el 5 de
diciembre. Juan Zumeta Irigoyen,
natural de Orio (Gipúzcoa), salió el 24 de diciembre. 19 estancias. Se le
ingresó por Infarto Hepático.
64 Ingreso el 6 de
diciembre. Agustín Zapirain Arruti,
natural de San Sebastián, salió el 15 de diciembre. 10 estancias. Se le ingresó
por Paludismo.
65 Ingreso el 6 de
diciembre. Francisco Garastegui
Luzasumendi, natural de Vitoria, salió el 31 de diciembre, continuando en
otro establecimiento. Se le ingresó por Gastroenteritis.
66 Ingreso el 8 de
diciembre. Tomás Elvira Subero,
natural de Navarra, salió el 28 de diciembre. 21 estancias. Se le ingresó por Disentería.
67 Ingreso el 10 de
diciembre. Roque San Sebastián,
natural de San Sebastián, salió el 24 de diciembre. 15 estancias. Se le ingresó
por Gastroenteritis.
68 Ingreso el 10 de
diciembre. Pedro García Alcarreta,
natural de San Sebastián, salió el 31 de diciembre, continuando en otro
establecimiento. Se le ingresó por Gastroenteritis.
69 Ingreso el 26 de
diciembre. Emilio
Carrasco Alba, natural de Lezo (Gipúzcoa), salió el
29 de diciembre. 4 estancias. Se le ingresó por Sarna.
70 Ingreso el 26 de
diciembre. Manuel Bardera Cabada,
natural de San Martín de Valdeiglesias (Madrid), salió el 29 de diciembre. 4
estancias. Se le ingresó por Sarna.
71 Ingreso el 29 de
diciembre. José Santua Recalde,
natural de Tolosa (Gipúzcoa), salió el 31 de diciembre, continuando en otro
establecimiento. Se le ingresó por Infarto Hepático.
San Sebastián 31 de
Diciembre de 1.898.- Vº. Bº.- El Presidente, Sabino Ucelayeta.-
El Secretario, Eustaquio Inciarte (3)
ESTADÍSTICA DE LAS ENFERMEDADES DEL SANATORIO SAN
IGNACIO DE ALZA
Bronquitis.- Inflamación aguda o crónica de la mucosa de los bronquios.
10 casos, un 14,2 %.
Disentería.- Enfermedad infecciosa que se
caracteriza por la inflamación y ulceración del intestino grueso acompañada de
fiebre, dolor abdominal y diarrea con deposiciones de mucosidades y sangre. 5
casos, un 7 %.
Gastroenteritis.- Inflamación de las mucosas del
estómago y del intestino que se da simultáneamente y es debida a una infección.
3 casos, un 4,2 %.
Infarto
hepático.- Necrosis de
parte o todo el parénquima del hígado, producido por una isquemia tisular,
normalmente debido a una oclusión del flujo de la arteria hepática o una de sus
ramas. 2 casos, un 2,8 %.
Nefritis.- Inflamación de los tejidos del riñón.
1 caso, un 1,4 %.
FOTO 17 Misa de campaña de los soldados
que van a la guerra de Cuba, celebrada en la Zurriola de San Sebastián. Nuevo
Mundo 28 de noviembre de 1895
Paludismo.- Enfermedad infecciosa, que se
caracteriza por ataques intermitentes de fiebre muy alta y se transmite por la
picadura del mosquito anofeles hembra. 40 casos, un 56,4 %.
Pulmonía.- Inflamación de los pulmones, causada
por la infección de un virus o una bacteria, que se caracteriza por la
presencia de fiebre alta, escalofríos, dolor intenso en el costado afectado del
tórax, tos y expectoración. 1 caso, un 1,4 %.
Sarna.- Enfermedad contagiosa de la piel
causada por un parásito, llamado arador de la sarna, que se introduce debajo de
esta y que se alimenta de las células superficiales; se caracteriza por la
presencia de una multitud de vesículas que producen picor. 2 casos, un 2,8 %.
Tuberculosis.- Enfermedad infecciosa, provocada por
un bacilo, que se transmite a través del aire y que se caracteriza por la
formación de tubérculos o nódulos en los tejidos infectados; puede afectar a
diferentes órganos del cuerpo, en especial a los pulmones, produciendo tos
seca, fiebre, expectoraciones sanguinolentas y pérdida de peso. 3 casos, un 4,2
%.
Úlceras.- Una úlcera o llaga
(del latín ulcus) es toda lesión abierta de la piel o membrana mucosa con
pérdida de sustancia. Las úlceras pueden tener origen y localización muy
variada. 4 casos, un 5,6 % (3).
FOTO 18 San Sebastián,
llegada de tropas, discurso, llegada a la estación, en la playa y cazando. Nuevo Mundo 21 de noviembre de 1898
POR LOS SOLDADOS
Ayer jueves
día 1 de septiembre a las doce de la mañana se reunieron en el Gran
Casino de San Sebastián La Cruz Roja de Guipúzcoa, el Club Cantábrico, el Sport
Club, la prensa local con la Comisión Provincial de la Cruz Roja y la Comisión
auxiliar organizadora de las fiestas celebradas en beneficio de los soldados
repatriados.
Por la Cruz Roja
asistieron los señores: el médico donostiarra Sabino Ucelayeta presidente de la Cruz Roja de Guipúzcoa, Silvestre
Lasquibar y Carrión.
Por el Club
Cantábrico, los señores Manuel Alonso Zabala y Aréizaga.
Por el Sport Club,
los señores Luis Bermejillo y Marqués de Tovar
Por la prensa local,
los señores Castell y Usunáriz.
Luis Bermejillo
entregó 1.178 pesetas, producto de la fiesta celebrada en el hipódromo de los
Juncales.
Manuel Alonso
Zabala entregó 5.376,25 pesetas, producto de la becerrada organizada por el
Club Cantábrico.
Martín Domínguez
entregó 26.463,60 pesetas, producto de la fiesta celebrada en el Gran Casino de
San Sebastián.
La Voz de
Guipúzcoa, 37 pesetas recaudadas los primeros días. El primer donativo de 250
pesetas que acompañó a la carta de “un forastero”, ingresó en el Gran Casino a
nombre del señor Dupuy de Lome como parte de la cantidad de 300 pesetas que dio
por tres sillas para la fiesta.
Los quinientos
francos que envió miss Fuller fueron cambiados en moneda española en casa del
señor Sansinenea, al precio de 64 por 100, de modo que su equivalencia ha sido
de 820 pesetas.
En total 33.054,85
pesetas de cuya cantidad se hizo cargo el tesorero de la Cruz Roja: Silvestre Lasquibar, dando los
correspondientes recibos de cada una de las citadas cantidades.
También se
entregaron a la Cruz Roja algunas botellas de Champagne y de Jerez que sobraron
de las fiestas del Gran Casino y de la Plaza de Toros.
La Junta de Señoras de la Cruz Roja ha
costeado los refrescos y “sandwihs” expendidos en la fiesta del Gran Casino y
el restaurante de este establecimiento que los sirvió ha hecho una rebaja del
30 por 100 del importe total, atendiendo a lo benéfico de la fiesta (9).
El jueves
día 8 de septiembre corrió la voz de que en esta ciudad de San
Sebastián y a las siete de la tarde llegarían en el tren correo 80 soldados
repatriados de la Guerra de Cuba. A dicha hora el andén de la Estación del
Norte se hallaba completamente invadido por una concurrencia extraordinaria
(10).
Antes de la
llegada del tren, pudimos cerciorarnos de que las autoridades habían recibido
noticia de que en lugar de los soldados citados solamente venían dos, uno
natural de Pasajes y otro de esta ciudad.
En la estación vimos
al presidente de la Diputación provincial Manuel Lizariturry; al general
gobernador señor Illana, con sus ayudantes y los diputados provinciales señores
Balbás, Pavía, Machimbarrena, Laffite y el exdiputado a Cortes señor Barón de
Satrústegui.
El Alcalde señor
Altube, los tenientes alcaldes señores Lizasoain y Azaldegui, los concejales
señores Echenique, Ducloux y Machimbarrena, los coroneles de los regimientos,
varios jefes y oficiales y el juez militar de la plaza, el ilustrado teniente
coronel señor Almorza.
El Presidente de la
Cruz Roja señor Ucelayeta, acompañado de varios socios de la benemérita
asociación y algunas otras personas más. En el andén se les tenía preparado a
los dos repatriados, los auxilios necesarios de alimentación, y se componía de
caldo de gallina, pollo asado, vino y pan (10).
Cuando el tren llegó
fue rodeado el coche donde venía el soldado de esta ciudad, por infinidad de
personas. Fue recibido por el general gobernador y un médico militar, quienes
le acompañaron, seguidos de las autoridades antes citadas, al restaurant del
señor Barrenechea. Antes de llegar a este sitio la comitiva, pasó al lado de un
grupo de jóvenes artesanas y destacándose una de ellas, abrazó fuertemente al
soldado. Este reconoció en la joven a una hermana suya (10).
Después de descansar
en el citado restaurant, fue conducido en un coche al cuartel en que se aloja
el regimiento Sicilia.
En el mismo tren
siguió hasta Pasajes, procedente de la Coruña, otro repatriado.
FOTO 19 Auxilio a los
heridos. Suplemento Nuevo Mundo del 7 de mayo de 1896
La brillante
oficialidad del regimiento Sicilia ha dispuesto atender por su cuenta a 20
soldados repatriados de los que no estén enfermos en cada una de las
expediciones que lleguen a esta ciudad de San Sebastián. Acuerdo tan noble y
humanitario honra muchísimo al regimiento en que militan.
¡Dios pague a esos
pundonorosos oficiales su caridad y su patriotismo, por lo que se hacen
acreedores a la gratitud y respeto de todos! (10).
El viernes
día 9 de septiembre a las siete de la noche acudió mucha gente a la
Estación del Norte a esperar la llegada del tren correo donde debían haber
venido cuatro soldados repatriados. En el andén esperaban para recibirlos una
comisión militar compuesta del capitán Dámaso Vicente, el médico Enrique Soto,
el abanderado Bernabé Gómez del regimiento Sicilia y el médico señor Gasca, del
de Valencia, con los útiles necesarios para atender a los que regresaban (11).
El tren llegó a su
hora, pero no venía en él más militar que un sargento repatriado. Al apearse
este sargento del tren fue recibido por la comisión citada y después se
dirigieron al restaurant del señor Barrenechea, donde se alimentó con una copa
de vino generoso y un poco de pollo. Este repatriado se llama José Aguirre y Elósegui, natural de
Irún y su familia habita en la calle de la Ermita.
En la isla de Cuba
sirvió en el escuadrón de caballería del Rey. Vino a España en el vapor Isla de
Panay, desembarcando en la Coruña donde le expidieron el pasaporte para venir a
Irún al lado de sus padres. Tiene dos cruces del Mérito Militar (11).
EL REGRESO
Hacía ya cinco días
que el barco fondeaba en la bahía, durante ellos, muchos ansiosos por saber de
los suyos y algunos por mera curiosidad, se acercaban en pequeñas
embarcaciones, todo cuanto permitían las severas leyes de la cuarentena y
escuchaban las protestas de aquellos montones de carne humana, que apenas
podían moverse, sobre la reducida cubierta, incapaz, como todo el barco, de
albergar aquel número tan grande de viajeros; acercándose aún más, se notaba un
olor nauseabundo y hasta se veían las aguas que rodeaban el barco, teñidas de
un color bien distinto al azul verdoso de nuestros mares; bien se adivinaba lo
que allí dentro ocurría… a aquella distancia podíamos entendernos algo con
nuestros pobres soldados y sus frases servían para desgarrar más aún, el
corazón de todo buen español (12).
Al reconocerse un
soldado del barco y un paisano en un bote, se oye una frase, ruda pero
elocuente y tristísima del soldado “hemos
tirado bastantes en el camino, pero todavía venimos muchos buenos”. El que
esto decía, o por mejor decir gritaba, era un pobre soldado macilento,
escuálido y que su huesudo rostro se dejaba distinguir de toda su masa, por el
brillo que la calentura proporcionaba a aquellos hundidos ojos, allí se iban
subiendo los que morían abordo durante el día… ¿números? ¿para qué? La prosa de
la aritmética aterra en las desgracias.
Por fin llegó el ansiado
día de saltar a tierra, ¡qué palabra saltar! ¿quién de ellos venía en esa
disposición? Desde por la mañana temprano, las cornetas y todos los demás
preparativos de la Cruz Roja, anunciaban a la población que, ésta grandiosa
institución iba a ejercer su santa y desinteresada obra, iba, como así lo hizo,
a no descansar hasta dar asilo a los enfermos y tierra a los muertos.
Era un día de calor
horroroso, el sol abrasador, a pesar del velo pesado con que se cubría en forma
de niebla, dejaba caer sus rayos sobre la muchedumbre que esperaba en el
puerto, las autoridades, la Cruz Roja en masa, las familias, los amigos y los
curiosos, todos esperaban ansiosos, pero mudos y serios… ya empiezan a atracar
y suben los buenos, los que pueden ir por su pie, ¡qué caras de sufrimientos!
Allí se ve retratado el hambre, la fatiga y… la contrariedad; parece que dicen
al pasar “yo todavía podía aguantar algo, pero… me han mandado…” no, pobre
soldado, no nos expliques nada, tú has ido contento, has pasado miles y miles de
sufrimientos, te han dicho desde el primer momento, lo primero es la
obediencia, has obedecido, pues has cumplido.
Y los vítores y
alegrías con que se te despedía, yo los repetiría ahora mismo, los mereces,
pero… no podemos, nos das pena, estamos tristes, vuelve a tu hogar, descansa y
si es preciso, luego se te preguntará, ahora más que nunca tranquilidad y
descanso para ti y para la patria, que luego tiene que reflexionar, tiene que
pensar mucho para poder enmendar el yerro (12).
FOTO 20 Heroico rescate
de un herido. Nuevo Mundo del 9 de enero de 1896
El sol, cansado de ver
tanta desdicha se esconde, la niebla se hace más densa y la pesadez de la
atmósfera persiste; se ven luces, pero hay unas que se mueven y siguen una
dirección determinada; son también de camillas, pero éstas no conducen ya
enfermos, son los cadáveres del día que se extraen del barco, es lo que
quedaba, ¡si no quedara más! Pero sí, allá a media tarde, ha entrado en la
bahía, otro barco grande también, aunque pequeño para su contenido; ¡otros
cinco días! ¡otro desembarco! Más penas y más desdichas, nos esperan… sí esto
no fuera bastante; aún en las fondas, en las casas, vemos a los que están buenos y nos cuentan lo que allí
ha ocurrido, lo sucedido durante la navegación, y durante esos interminables
cinco días, todos agolpados, todos reunidos, mezclados sin querer, cadáveres y
enfermos. ¡Patria, cuánto cuestas!
Después, por qué no
decirlo todo, todo el mundo trabajando y procurando dulcificar la situación de
nuestros hermanos, desde las primeras autoridades en todos los ramos, hasta el
último obrero, cumplen con su deber, y aunque con el corazón oprimido y
reducido ya por la presión de lo que se presencia, todo el mundo trabaja, sus
compañeros de armas, los que esperaban una orden para ir a ayudarlos y a morir
con ellos, o los que estaban aquí, para seguir la misma guerra, si los mismos
enemigos llegaban aquí, han dejado sus viviendas para ellos y se han marchado a
otras peores; pero, ¿habrá bastante local? ¿tendrán suficientes camas? ¡Quiera
el cielo, que la imprevisión en la guerra, no nos la expliquemos con la
imprevisión en la paz!
Los trenes militares
se forman y van conduciendo hacia el interior, unos a los hospitales, otros a
sus hogares, que todos lleguen, que todos se curen, caridad y respeto,
admiración y cariño para ellos en el tránsito. Pueblo español, esos son los que
han quedado, de todos aquellos que despedías con algarada y entusiasmo,
cuídalos, que si no han vencido hoy, ellos o sus hijos vencerán mañana (12).
Después los coches de
todas clases van siendo ocupados por los que no pueden andar, cuántos son
arropados unos con las mantas, otros queriendo respirar aire puro, según el
periodo de la fiebre, dentro de los carruajes y detrás de ellos nuestros ojos
llenos de lágrimas; son la mayor parte cadáveres, que se mueren todos ellos en
la flor de su edad; los que no están en estado de postración buscan entre la
muchedumbre, con la mirada, a seres queridos; si no los encuentran, ¡qué pena!
y si los encuentran, ¡qué pena también! Escenas horribles, que son inútiles
relatar; ¿quién no se las figura? Sigue el día en esta forma, los carruajes
vuelven corriendo para ponerse en fila y recoger más enfermos; de cuando en
cuando se acentúa más el silencio y se deja el paso franco sin que nadie lo
exija; aparecen unas camillas blancas como la pureza de defender la patria y
con una cruz roja, como la sangre que hay que perder para ello, allí van los
que están graves; los que pertenecen a esa bendita asociación conducen las
camillas sobre sus hombros y acompasando su paso conducen al moribundo con un
cariño y cuidado maternal al sitio de sus curación si es posible; alguna vez,
en un pequeño descanso, se observa al enfermo y ocurre… que ya no hay necesidad
de conducirlo con tanto cuidado, ya no sufre, el alma de aquel enfermo que
cubría la tela blanca ha desaparecido y atravesando la cristiana insignia ha
ido, no cabe duda, a la misma región gloriosa donde fueron las de sus
compañeros, elevados por nubes del humo de la pólvora a la gloria de los
héroes, que si no la hubiera habría que crearla ahora (12).
La Casa
Brunet y Cª, de esta capital, ha donado ochenta sábanas a la asociación
de la Cruz Roja de esta provincia (13).
En el tren correo de
las siete de la noche llegaron dos soldados repatriados de paso para Rentería e
Irún. Fueron visitados por el médico del regimiento Sicilia Enrique Soto. En el restaurant del
señor Barrenechea se alimentaron con caldo, una ración de pollo y una copa de
jerez cada uno, siendo el gasto hecho pagado por el citado regimiento (13).
En el tren mixto de
ayer a la tarde, domingo día 11 de septiembre llegaron a esta ciudad los
soldados Francisco Echeverría,
natural de Oyarzun y Enrique Goenaga,
natural de Orio. Los dos han pertenecido al batallón de cazadores de Puerto
Rico, y han hecho la campaña en Santiago de Cuba. Desembarcaron en la Coruña,
del vapor Isla de Panay.
En la estación fueron
recibidos por el médico de artillería Francisco
Jiménez Fraicinet, quién les atendió debidamente. En el restaurant de la estación
se les facilitó caldo, pollo y jerez, que tomaron con bastante apetito. El de
Orio, en vista de que venía bastante débil, fue conducido al cuartel en un
coche, acompañado del abanderado del regimiento Sicilia, Bernabé Gómez. El de Oyarzun continuó en el mismo tren hasta
Rentería. El dueño de la fonda de la estación, señor Barrenechea, con un
desprendimiento digno de entusiasta aplauso, ha ordenado que se facilite en su
establecimiento, a los repatriados, todo el alimento que deseen, sin que por dicho
servicio se cobre nada a ninguna corporación (14).
El lunes
día 13 de septiembre en el tren correo de las siete de la tarde
llegaron a esta ciudad, procedentes de Santander los soldados del batallón de
cazadores de Puerto Rico, José María
Iraeta, natural de Aya y José
Ignacio Gardizabal de Zarauz, que habían desembarcado del vapor Satrústegui.
FOTO 21 Médicos, enfermeras y
religiosas a principios del siglo XX en San Sebastián
En el restaurant del
señor Barrenechea, se les atendió con toda consideración. Por la dueña del
establecimiento se les sirvió caldo, chuletas y jerez, no cobrando nada. A los
pocos momentos se presentó en dicho establecimiento otro repatriado en estado
bastante delicado de salud, que llegó en el mismo tren. Se llama Lorenzo Ardanza, natural de Elorrio y
llegó a Vigo en el vapor Alicante.
Fue, como sus compañeros, atendido por la caritativa señora de Barrenechea.
Sirvió en el regimiento de Cuba número 65 y durante la campaña estuvo en el
departamento de Santiago de Cuba. En vista de que no se presentó a recibirlos
ninguna comisión, fue avisado el inspector de vigilancia señor Beltrán, que se
hallaba en el andén, para que tomara nota de ellos; buscó un coche-casta y
condujo a los dos primeros a casa de sus parientes residentes en ésta, y al
otro a una casa donde pasar la noche, pues venía sin fondos para atender a sus
necesidades (15).
La Junta de la Cruz Roja ha acordado
nombrar una Comisión de Señoras, que
en unión de individuos de dicha Asociación vaya a los trenes a recibir a los
repatriados (16).
No se dirá que si San
Sebastián supo despedir a las tropas cuando estas fueron a luchar por la honra
de su patria, no sabe ahora recibir a esos valientes que regresan,
desfallecidos, estropeados completamente, de un territorio mortífero por su
clínica, donde han perdido la salud y las energías (17).
A recibir a los
repatriados acudió ayer miércoles 14 de septiembre a la estación un numeroso
gentío, parte del cual tuvo que quedar estacionado en la carretera. El andén
estaba completamente atestado de personas. Al ver aquella concurrencia tan
grande, recordamos las despedidas que se hicieron a los soldados cuando fueron
a la guerra, a aquellos soldados que marchaban con la sonrisa en la boca y el
valor en el corazón, a aquellos valientes que ni una sola lágrima derramaban al
dejar en el suelo patrio todos sus amores y todas sus amistades.
Entonces todo era
algazara, ruido, mucho ruido; aquí cantaba un grupo de soldados cantos de su
región, allí bailoteaban ante unas cuantas mozas otros aguerridos muchachos,
ebrios de entusiasmo, sedientos de gloria; allá y acullá las bandas militares
lanzaban al viento las guerreras notas de nuestros pasacalles famosos (17).
Hoy… hoy es todo
tristeza y desolación y amargura. Los jóvenes de ayer, aquellos mozos, fuertes,
intrépidos, aguerridos, que marchaban a la guerra cantando… ¡pobres! regresan a
España desfallecidos, anémicos, moribundos.
En aquellos rostros
que antes daban a entender la firmeza en las resoluciones y el brillo de la
mejor edad, apenas si hoy se distingue nada. Donde ayer hubo vida y juventud no
se ve ahora más que la huella de un padecimiento mortal, de una enfermedad y
aniquilamiento que lo agota todo. Por eso no tiene nada de extraño que llorase
mucha gente al presenciar el espectáculo triste de la llegada de los soldados
(17).
Hace falta más alma
para recibir a los repatriados que para despedir a los valientes que fueron a
la guerra. Ayer no había algazara en la estación; todo el mundo permanecía
silencioso; hasta la banda de música que ejecutó un pasodoble al llegar el tren
enmudeció. Y a poco comenzaron a desfilar por la estación los repatriados. Pena
da verlos. Los infelices llegan en mal estado, todos enfermos, cadavérico el
semblante; algunos en huesos… ¡Parecen espectros!
Ahora es cuando se
comprende el heroísmo de estos valientes, las penalidades porque han tenido que
pasar; los sufrimientos horribles que han padecido. Parece mentira que estos
hombres hayan peleado en Santiago de Cuba como lo han hecho; ni uno sólo entre
ellos parece tener fuerza para coger un fusil.
Comprendemos la
admiración de los yankees cuando al entrar en Santiago de Cuba se presentaron
ante nuestro ejército; nada más justo que admirar a tantos héroes que se
morían, a causa del clima, en su puesto, sin quejarse, cayendo a tierra con la
abnegación de un hijo que da su vida por la salud de su madre.
¡Pobres muchachos!... Ya
han llegado a España; aquí han de ser bien cuidados; esa madre por la que han
dado su juventud les prestará solícitos cuidados; el héroe se merece todo, no
son otra cosa más que héroes los defensores de Santiago de Cuba que han
regresado a la patria.
San Sebastián les ha
recibido dignamente, saludándoles con respeto y amor. Cuando los infelices
soldados se repongan un poco y puedan aparecer nuevamente en sus ojos la
alegría y en sus labios la sonrisa, ya sabrán agradecer las muestras de cariño
que les ofrece esta tierra hidalga y generosa (17).
FOTO 22 Repatriados de
Cuba. Asistencia de heridos y enfermos graves. Nuevo Mundo del 7 de septiembre
de 1898
Serían las tres y
media de la tarde del miércoles 14 de septiembre, cuando
llegó a la Estación del Norte el primer tren militar, con 102 soldados entre
enfermos y heridos, procedentes del sanatorio de Santander. Pertenecían a los
regimientos de Alcántara, Asia, Cuba, Puerto Rico, San Fernando, Talavera e
ingenieros telegrafistas. La mayoría vallisoletanos, gallegos y aragoneses.
Esperaban a los
soldados en el andén de la estación el presidente de la Diputación provincial
Manuel Lizariturry, los diputados Alfredo Laffite, Luis Echeverría, Tomás
Balbás y Joaquín Pavía; el jefe de miqueletes señor Logendio, los primeros
jefes de los regimientos de Sicilia y Valencia y todos los oficiales de los
mismos.
El comandante de la
guardia civil, coronel de artillería y todos los jefes y oficiales francos de
servicio de todos los institutos militares y el clero castrense de la plaza. El
alcalde señor Altube, los tenientes de alcalde señores Marqueze, Azaldegui y Lizasoaín,
y los concejales señores Goñi, Ducloux y otros. El presidente de la comisión
provincial de la Cruz Roja Sabino Ucelayeta, y los socios Diego Echeverría,
Joaquín Carrión, Ildefonso Zabaleta y Silvestre Lasquíbar.
La presidenta de la
Cruz Roja señora de Altube, acompañada de doña Concepción Brunet viuda de
Gaytán de Ayala, señora de Illana, duquesa de Mandas, María Londáiz, Felicita
Londáiz, señora de Lataillade, señora de Juan Laffite, señora de Bruneti,
duquesa de Tamames y señora de Bermejillo.
A recibir el tren a
Beasain (Gipúzcoa), límite de esta sección fue el inspector del ferrocarril del Norte Alberto Kowalaki. Desde aquel punto
vino hasta esta ciudad, dictando las oportunas órdenes que más en beneficio de
los pobres soldados pudieran resultar. También el digno jefe de esta estación Ismael García, en particular, el
subjefe Eliseo López y demás
empleados a sus órdenes, merecen bien ser consignados por su celo y afanes en
dar facilidades a los encargados de recibir a los soldados (17).
En el tren hospital
llegaron el general gobernador militar señor Illana, acompañado de sus
ayudantes y el gobernador civil señor Bessón, que según nuestros informes
salieron a esperar a los repatriados a la estación de Zumárraga, donde
inspeccionaron minuciosamente a los repatriados, dirigiéndoles el general
Illana palabras de consuelo.
Cuando el tren
apareció en la estación era poco menos que imposible dar un paso por el andén y
sus inmediaciones. Tal fue el gentío que acudió que era imposible a los
miqueletes, inspectores de vigilancia y sus agentes, guardia civil y una
sección de infantería, contener la avalancha de gente que quería rebasar la
línea, por lo que se vieron obligados a dejar franco el paso por las
dependencias exteriores de la estación.
Antes de empezar el
desembarco de los enfermos, se armaron las camillas y fueron puestas al estribo
de los coches. Se prepararon en una de las salas de descanso varias mesas
cubiertas con manteles, donde las señoras de la Cruz Roja habían acumulado
abundantes raciones de caldo, huevos, leche y jerez (17).
Al fin se comenzó a
trasladar los enfermos desde el tren a la sala de descanso, donde las señoras
de la Cruz Roja les proporcionaron algún alimento (17).
El jueves
15 de septiembre visitamos el Hospital Militar y el Hospital
provisional de Arroca. Desde luego echamos de ver que los repatriados en
general se encontraban en un estado muy animoso. Muchos de ellos, levantados,
paseaban por las salas. Todos están muy agradecidos de las muestras de afecto y
simpatía que les ha dado San Sebastián (18).
Según nos han
informado los médicos militares, en el Hospital Militar se encuentran dos
soldados en estado gravísimo, bastantes en mal estado y el resto relativamente
bien. En el Hospital provisional de Arroca hay dos soldados muy graves y el
resto hasta los 32 restantes bastante bien. Ayer se afeitaron bastantes
repatriados con objeto de que cuando salgan a la calle, que será muy pronto,
presentan mejor apariencia.
Nosotros hablamos con
muchos de ellos y les encontramos muy contentos y agradecidos. En ambos
Hospitales visitaron a los repatriados una señora y dos señoritas, que además
de dirigir palabras de consuelo a los heroicos defensores de Santiago de Cuba,
les regalaban cantidades en metálico. Sentimos mucho no poder dar a la
publicidad los nombres de las caritativas damas, pues así nos lo prohibieron.
¡Eso es hacer caridad! Sembrar el bien sin ostentación ninguna. También el
señor gobernador civil visitó el Hospital Militar, regalando tabacos a los
repatriados.
Creemos que hoy
visitará el Hospital provisional de Arroca. Parece ser que hoy serán llevados
al Sanatorio San Ignacio de Alza de la
Cruz Roja, algunos convalecientes. Es muy posible que hoy salgan a dar un
paseo los soldados cuyo estado es relativamente bueno.
FOTO 23 Repatriados de
la Guerra de Cuba. ¡Y nuestro hijo no vendrá! Nuevo Mundo del 28 de septiembre
de 1898
En el tren correo de
las siete de la noche de ayer jueves llegó el soldado José Tellería, natural de la Parte Vieja de San Sebastián con
domicilio en la calle 31 de Agosto, número 33, piso primero. En Santiago de
Cuba perteneció al tercer batallón de ingenieros, y asistió a la capitulación
de dicha plaza. Desembarcó en Santander del vapor
Satrústegui y fue conducido al Hospital de Bilbao, donde pasó ocho días
reponiéndose de su enfermedad (18). La madre y una hermana del soldado, en
cuanto supieron donde se encontraba éste, se dirigieron a dicha villa,
hallándose en un estado satisfactorio. Hechas las diligencias para venir a esta
ciudad, llegaron anoche, y fue recibido en el andén por Ildefonso Zabaleta, en
representación de la Cruz Roja, por el médico del regimiento Valencia, señor
Gasca y el abanderado del regimiento Sicilia Bernabé Gómez (18).
En el restaurat de la
estación se le facilitó una taza de caldo y Jerez, siendo reconocido por los
dos citados médicos, quienes dispusieron se accediese a lo solicitado por la
madre, en vista de que el estado del soldado Tellería era muy satisfactorio. En
el coche de ambulancia fue conducido a su domicilio, acompañado de su madre y
hermana y del abanderado del regimiento Sicilia.
El teniente coronel de
Sicilia señor Almorza, dispuso ayer que cuatro cabos de su batallón fueran al
Hospital Militar con papel de cartas y sobres y se pusieran a disposición de
los repatriados, para escribir a sus familias. Los cuatro cabos estuvieron todo
el día cumpliendo lo ordenado, y después entregaron las cartas al abanderado
señor Gómez, quien se encargó de echarlas al correo sin que a los soldados
repatriados les cueste nada el franqueo (18).
INAUGURACIÓN SANATORIO SAN
IGNACIO DE ALZA
A las cinco de la
tarde del jueves día 15 de septiembre
de 1898 se verificó la inauguración del Sanatorio San Ignacio de Alza, establecido en el alto de Miracruz,
en la casa propiedad de don Nicolás
Gabaraín, quien lo ha arrendado a la Asociación de la Cruz Roja, por la
cantidad de 2.000 pesetas, por el término de 20 meses (La Unión Vascongada. Diario Monárquico, viernes 16 de septiembre de
1898, página 1) (18).
Bendijo dicho edificio
el señor Urizar y se bautizó con el nombre de Sanatorio de San Ignacio de Alza. Asistió a la inauguración una
comisión de la Cruz Roja. Inmediatamente quedaron instalados siete soldados que
estaban recogidos en el depósito de bombas de San Martín (18).
La caritativa marquesa
de Esquilache, se ha comprometido a socorrer con una peseta diaria a cada uno
de los primeros 15 repatriados que entren en dicho Sanatorio (18).
FOTO 24 Habanera para
piano “Los Repatriados”. El último adiós al soldado. Nuevo Mundo del 16 de
noviembre de 1898 y 6 de febrero de 1896
El viernes 16 de
septiembre en el tren correo de las siete de la noche llegó a esta capital
procedente de la Coruña donde desembarcó del vapor Montevideo, el cabo
repatriado del primer batallón del regimiento de Cuba, Hipólito Hurtado Arroyo, natural de Ortigüela (Burgos).
Hizo la campaña en Santiago de Cuba, asistiendo a la capitulación de las
fuerzas de dicha plaza. Se encuentra en estado relativamente satisfactorio. En
el andén fue recibido por el abanderado de Sicilia, el médico de artillería
señor Freyxinet y el doctor señor Zabaleta, en representación de la Cruz Roja
(19). Fue conducido en el coche de la ambulancia al cuartel, donde le dieron cama
y cena. Hoy será trasladado al Sanatorio
de San Ignacio, en la Calzada de San Ignacio de Alza, por cuenta de la
citada asociación, donde residirá hasta su completo restablecimiento (19).
FOTO 25 Cuerpo de
Sanidad Militar en Guantánamo, Cuba. 1 F. Cadenas. 2 Teniente Valderrama. 3 D.
Guigou. 4 Maldonado. 5 F. Soler. 6 T. Fernández Álvarez. 7 L. Córdoba. 8 I.
Potous. 9 A. Rosa farmacéutico. Nuevo Mundo del 16 de julio de 1896
El sábado
17 de septiembre de 1898 en el Sanatorio
de San Ignacio, situado en el alto de Miracruz, se albergaron otros dos
repatriados, que unidos a los ya existentes hacen un total de nueve soldados
(20).
El alimento que se les suministra en el Sanatorio de
San Ignacio es el siguiente:
Por la mañana café,
chocolate y leche a elección.
A las diez caldo de
gallina, con una copita o dos de jerez.
A las doce sopa,
cocido de garbanzos con gallina, galletas y jerez.
A las cuatro y media
chocolate, caldo y galletas con jerez, a elección.
A las siete de la
noche cena compuesta de sopa de caldo limpio, chuletas, galletas y jerez.
Al acostarse se les
pone sobre la mesa de noche una copita de jerez con galletas, para que la beban
cuando tengan por conveniente (20).
Los repatriados pasean
por los jardines e inmediaciones del sanatorio, creándose en aquella atmósfera
sana, perfumada por el viento de los vecinos montes.
Las camas que se han
instalado en el edificio son 24, todas ellas nuevas, compuestas de un colchón
de muelle, otro de lana, dos sábanas, dos mantas, dos almohadas y una sobrecama
(20).
Además se está
habilitando un cuarto para baños, en donde se ha instalado una preciosa ducha y
dos bañeras.
FOTO 26 Los
héroes de Cascorro, Cuba. Dibujo de Moreno Rodríguez. Nuevo Mundo del 22 de
octubre de 1896
Las Hermanas de la Caridad que hoy prestan
sus servicios caritativos en el Sanatorio San Ignacio de Alza son: Sor Ignacia Alberdi, superiora del
Hospital de Manteo o de San Antonio Abad: Sor
Narcisa del Asilo Matía, Sor Susana Nazabal y Sor Juana de la cárcel de Ondarreta de
esta ciudad (20).
El representante
y depositario de los acreditados vino y Cognac de la Casa de Pedro Domecq, Anacleto Gorostiza, entregó ayer por su
cuenta una caja con doce botellas de vino de Jerez de la superior y conocida
marca “Amoroso” (20).
El lunes
19 de septiembre en el tren de las cuatro de la tarde llegó el cabo del
regimiento de Isabel la Católica Francisco
Gorrochategui y Michelena, natural de San Sebastián; habitan sus padres en
el barrio de Ibaeta. Fue conducido al Sanatorio de San Ignacio acompañado del
doctor Joaquín Carrión, en
representación de la Cruz Roja. En el andén les esperaban el médico de
artillería señor Freixinet y el abanderado de Sicilia señor Bernabé (21).
El sábado
24 de septiembre ingresó en el Sanatorio
de San Ignacio el soldado Alberto
Samaniego Zalacaín perteneciente al segundo batallón de Simancas, que llegó
a la noche a San Sebastián procedente de Cuba. En el tren mixto a la mañana
llegaron los soldados Martín Echenique
natural de Mondragón y José Inchausti de
Lazcano, pertenecientes al regimiento Galicia. Y en el tren correo a la
noche llegó el soldado Timoteo Ochoa
Ocáriz natural de Vitoria. Todos ellos fueron recibidos en el andén de la
Estación del Norte por el teniente del regimiento señor Miño, el médico del de
Valencia señor Gasca y el doctor Joaquín Carrión en representación de la Cruz
Roja (22).
FOTO 27 Enfermeras de
la Cruz Roja y Hermanas de la Caridad. San Sebastián
BIBLIOGRAFÍA
1.- Diccionario enciclopédico popular ilustrado Salvat de los años
1906 a 1914
2.- Memoria de la Cruz Roja 1893 – 1917
3.- Memoria Cruz Roja 1899
4.- La Cruz Roja. Revista Mensual Ilustrada. Órgano
Oficial de la Asamblea Suprema Española. IV Época. Año I. Madrid, julio 1899.
Número 1. Página 103 y 104
5.- Comisión
Provincial de La Cruz Roja, actas 1893 – 1912
6.- Monumento
erigido a los repatriados por la Cruz Roja en el Cementerio de Polloe de San
Sebastián. Publicado el
domingo día 5 de febrero de 2017
7.- La
Unión Vascongada. 19 de octubre de 1898
8.- La
Unión Vascongada, 23
de noviembre de 1898
9.- La Unión Vascongada. Diario Monárquico,
viernes 2 de septiembre de 1898
10.- La Unión
Vascongada. Diario Monárquico, viernes 9 de septiembre de 1898
11.- La Unión
Vascongada. Diario Monárquico, sábado 10 de septiembre de 1898
12.- La Unión
Vascongada. Diario Monárquico, domingo 11 de septiembre de 1898
13.- La Unión
Vascongada. Diario Monárquico, domingo 11 de septiembre de 1898, página 2
14.- La Unión
Vascongada. Diario Monárquico, lunes 12 de septiembre de 1898
15.- La Unión
Vascongada. Diario Monárquico, martes 13 de septiembre de 1898
16.- La Unión
Vascongada. Diario Monárquico, miércoles 14 de septiembre de 1898
17.- La Unión
Vascongada. Diario Monárquico, jueves 15 de septiembre de 1898
18.- La Unión
Vascongada. Diario Monárquico, viernes 16 de septiembre de 1898
19.- La Unión Vascongada. Diario Monárquico,
sábado 17 de septiembre de 1898
20.- La Unión Vascongada. Diario Monárquico, domingo 18 de septiembre de 1898
21.- La Unión Vascongada. Diario Monárquico,
martes 20 de
septiembre de 1898
22.- La Unión Vascongada. Diario Monárquico,
domingo 25 de
septiembre de 1898
AGRADECIMIENTOS
Jesús Rubio Pilarte
Asociación de Historia de Alza. Altzako Historia Mintegia
Cruz Roja de Gipuzkoa
Cruz Roja Española
María López Vallecillo
Nekane Flores Barroso y Amaia
Auzmendi Izarrola. Administrativas sección Archivo general histórico.
Ayuntamiento de San Sebastián. Donostiako Udala
AUTOR:
Manuel Solórzano Sánchez
Graduado en
Enfermería. Servicio de Traumatología. Hospital Universitario Donostia de San
Sebastián. OSI- Donostialdea. Osakidetza- Servicio Vasco de Salud
Insignia de Oro
de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro de
Enfermería Avanza
Miembro de Eusko
Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la
Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la
Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro
Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en
México AHFICEN, A.C.
Miembro no
numerario de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País. (RSBAP)
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