He
aquí, expresado con una sola palabra, el índice de la medicina contemporánea; a
lo sumo, ampliado con los títulos y subtítulos nacidos de aquella.
Hoy
hace precisamente cien años que en un pueblo del Jura, en Dóle (Francia), nació
aquel hombre que supo, en su afán de estudio y perseverancia, acompañado de
aquella condición que tan sincera y claramente expuso en los funerales de
Litre, revolucionar toda la Medicina, sacándola de las tinieblas, tan propicias
al error, y conduciéndola al hermoso campo de la verdad, en el que las teorías
ceden el campo a los hechos prácticos derivados de la experimentación.
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1 La Voz de Guipúzcoa, miércoles 27 de diciembre de 1922. Le Petit Journal,
Adquiridas
las primeras letras en Arbois y obtenido el bachillerato en Besanzón, no tardó
en manifestarse su afición por las Matemáticas y la Química, especialmente por
esta última, a la que dedicó sus más solícitas afanes y demostrando su
aprovechamiento con el hecho de que a los veintidós años entregaba ya el primer
fruto de sus observaciones: la separación del paratartrato doble sódico amónico
en dos sales de dosimetría y acción inversa. Doctorado en Ciencias físicas y
químicas el año 1864 ocupó varias cátedras en Dijón, París, Lila, Estrasburgo,
etc.
En
1868 sufrió un fuerte ataque de hemorragia cerebral que le proporcionó la
secuela obligada de esta enfermedad, una hemiplejía que a otro que no fuera
Pasteur le hubiera relegado al gabinete de descanso, pero que a este
infatigable soldado de la Ciencia parece que le prestó mayor fuerza para el
estudio, tal vez porque conociendo la suerte que en muchos casos les está
reservada a estos enfermos quiso producir en el menor tiempo posible todo aquello
de que era capaz su cerebro, despreciando su propia vida, como bien claramente
lo dio a entender en aquellas palabras dichas contestando a sus amigos: “La
vida no vale más que para ser útil a los demás”.
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2 Luis Pasteur, eminente sabio francés, bienhechor de la Humanidad y
descubridor de la vacuna antirrábica, cuyo centenario del nacimiento celebra
hoy Francia y la Ciencia mundial
Dedicado
a sus estudios de Química, y ajeno en un todo a las demás ramas de la Ciencia,
quiso la casualidad, madre muchas veces de los grandes descubrimientos, que
investigando en el campo de la química biológica ésta le arrastrase, por
intuición que nunca será bastante agradecida, al vasto y dilatado campo de la
Patología. Estudiando los fenómenos de la fermentación, se adentró en el
terreno del “mundo de lo pequeño” y fue con este motivo, cuando descubrió la
intervención, tan activa que ciertos seres, pequeñísimos por su tamaño pero
grandes por su número, tenían en aquellos fenómenos, y al descubrir las
levaduras o agentes de la fermentación, descorrió el velo tan tupido que hasta
entonces impidió su estudio: reproporcionando a la industria de las bebidas
fermentadas esa era de tranquilidad de que hoy goza.
Ya
en este camino, y solicitado por las innumerables quejas de la industria
serícola, con motivo de una enfermedad que diezmaba los gusanos de seda, y en
unión de su esposa e hija, comenzó el estudio de aquella, logrando descubrir la
existencia de un parásito del gusano, causa de la enfermedad, conseguido lo
cual no fue más difícil hallar el remedio. He aquí el primer paso en el ciclo
de las enfermedades contagiosas.
A
éste siguió el descubrimiento del agente causal del carbunco, el del cólera de
las aves y otros que, a la vez que sirvieron para confirmar la existencia de
aquel mundo de lo pequeño, fue también el primer paso en el nunca bien
ponderado campo de la vacunación o inmunización; pero, ciertamente, el que tuvo
la fuerza de conmocionar, no va a la Medicina sino a todo el mundo, fue el
descubrimiento referente a la rabia, y no seguramente porque la rabia matase
más número de seres humanos que cualquiera otra enfermedad, sino más bien por
la índole moral del padecimiento.
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3 Luis Pasteur, eminente sabio francés, bienhechor de la Humanidad y
descubridor de la vacuna antirrábica, cuyo centenario del nacimiento celebra
hoy Francia y la Ciencia mundial
Luis
Pasteur, posesionado ya del Laboratorio Biológico y derivados sus estudios
hasta este ramo de la Ciencia, empezó sus trabajos acerca de la rabia en 1881,
y el 30 de mayo del mismo año presentó a la Academia, en unión de Chamberland, Roux
y Thuiller en su primera comunicación acerca de la rabia. Conocida ésta y
relacionada con los resultados obtenidos para otras enfermedades, como el
carbunco, se afanó en hallar el tratamiento, y en nota presentada el 24 de
febrero de 1884 manifiestan los autores antes citados que se ha conseguido la
atenuación del virus rábico por pases al mono llegando, por fin, en nueva nota
de fecha 25 de octubre de 1885 a determinar con seguridad la obtención de
células atenuadas por desecación, con las que se confiere la inmunidad y se
consigue anular los efectos de la rabia en los individuos mordidos.
Quiero
imaginarme la gran figura de Pasteur, hasta este momento despreocupada de toda
sensación que no fuese el conseguir el objeto deseado, operando “in vitro” o
bien “in vivo”, pero en este caso sólo sobre organismos animales más o menos
alejados del hombre, operaciones que sólo llevarían su ánimo a la consideración
de ver morir cientos y cientos de aquellos seres en beneficio del rey de la
Creación. Pero ¡qué otras se rían las que se hiciera aquel gran sabio cuando se
decidió a experimentar en el hombre!
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4 Luis Pasteur, eminente sabio francés, bienhechor de la Humanidad y
descubridor de la vacuna antirrábica, cuyo centenario del nacimiento celebra
hoy Francia y la Ciencia mundial, 1885
Si
Pasteur hubiera dejado escritas aquellas que experimentó a las ocho de la
mañana del día 6 de julio de 1885, cuando empuñando la jeringuilla de Pravaz se
disponía a inyectar aquella sustancia tan terrible, como hasta entonces había
sido tenido el virus rábico, bajo la piel del que en el transcurso del tiempo
había de ver impreso su nombre en todos los idiomas del joven Joseph Meister,
qué hermoso estudio psicológico se hubiera sentado. Algo deja traslucir el sabio
en sus palabras con aquel motivo: “La muerte de este niño, pareciendo
inevitable, me decidió, no sin vivas y crueles inquietudes, como puede
calcularse, a intentar sobre Joseph Meister el método que me había siempre
resultado en los perros”.
Pasteur,
que como todo sabio de veras fue modesto, estuvo en posesión de todos los
honores imaginables; pero todos, excepción de algunos alemanes que rehusó, los
aceptó en nombre de la Ciencia más que personalmente: tuvo la fuerza de
provocar suscripciones nacionales e internacionales para dotarle de medios de
estudio: agrupó a su alrededor una serie de discípulos que, con el tiempo,
habían de ampliar su gran obra y fue, en fin, el hombre modesto que sin
vestirse en títulos académicos que dan capacidad legal, pero no siempre real,
actuó como químico, médico, veterinario y tantas otras profesiones, lo que ha
dado lugar a no pocas equivocaciones acerca de su verdadero título oficial, sin
que en realidad estuviese en posesión de los que se le atribuían, pues
ciertamente él no fue otra cosa que un fiel cumplidor del pensamiento que
expuso en los funerales de Litre:
“Feliz
el hombre que lleva dentro de sí una divinidad, un ideal de arte, un ideal de
ciencia, un ideal de patria y un ideal de las virtudes del Evangelio. Estos son
los manantiales vivientes de los grandes pensamientos y de las grandes
acciones. Todo se ve claro a la luz de lo infinito”. ZIAS (1).
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En la Academia Médico – Quirúrgica
En Honor de Pasteur
Según
lo teníamos anunciado, en la Academia Médico-Quirúrgica se celebró anoche, a
las seis, una sesión para honrar la memoria del gran biólogo francés Pasteur,
en el centenario de su nacimiento.
Al
acto asistieron numerosos médicos y veterinarios de San Sebastián y de algunos
pueblos de la provincia.
La
sesión dio principio con unas breves palabras del presidente de la Academia
doctor Egaña, que enalteció con acertadas frases la gran figura científica de
Pasteur.
Recogiendo
lo manifestado por el doctor Calmette en la Academia de Medicina francesa, dijo
el señor Egaña que el mayor elogio que podía hacerse de Pasteur lo hacían las
estadísticas citando algunas muy interesantes para poner de relieve cómo los
descubrimientos y métodos del eminente químico han disminuido notablemente las
probabilidades de muerte en diversas enfermedades infecciosas.
FOTO 6 Behring vende su terapia de suero de
la difteria en una botica, en esta caricatura de 1894
Seguidamente,
el doctor Larumbe leyó un curioso trabajo de sabor literario, para probar el
vasto campo de la cultura de Pasteur, de quien pudiera decirse, con igual razón
en todos los casos, que fue bacteriólogo, veterinario, médico, cirujano,
farmacéutico, agrónomo, biólogo, filósofo, siendo siempre también filántropo,
trabajador infatigable y predicador con el ejemplo.
A
continuación, el doctor Gomayo, de Vera, expuso un caso clínico muy propio para
la controversia. Una niña de ocho años es mordida en Vera por un perro que se
supone hidrófobo. El perro es sacrificado y se comprueba que no estaba
hidrófobo. La niña es sometida al tratamiento antirrábico; pero, a pesar de
esto, a los 27 días enferma y fallece, con síntomas de hidrofobia, según el
médico de cabecera.
Extraído
el bulbo raquídeo y parte del cerebelo, se inocula con sustancia medular a tres
conejos, dos de los cuales fallecen y el uno vive.
¿Murió
la niña de rabia? En caso afirmativo, ¿qué virus lo produjo la hidrofobia? ¿Fue
el perro? ¿Fue el virus del laboratorio?
Acerca
de estas cuestiones se planteó un debate interesantísimo, en el que, además del
señor Gomayo y el veterinario de Vera señor Eraña, intervinieron los señores
Celaya, Anguera y Sáiz, rectificando algunos de ellos y dejando pendiente de
afirmación la interrogante de si la niña falleció o no de hidrofobia.
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7 Luis Pasteur, ilustración de 1884
Bibliografía
1.-
La Voz de Guipúzcoa, miércoles 27 de diciembre de 1922, página 1
2.-
La Voz de Guipúzcoa, miércoles 28 de diciembre de 1922, página 2
Manuel Solórzano
Sánchez
Graduado
en Enfermería. Servicio de Traumatología. Hospital Universitario Donostia de
San Sebastián. OSI- Donostialdea. Osakidetza- Servicio Vasco de Salud
Insignia
de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro
de Enfermería Avanza
Miembro
de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro
de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro
de la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro
Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en
México AHFICEN, A.C.
Miembro
no numerario de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País. (RSBAP)
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