MADRE
BICKERDYKE
Las Enfermeras
Voluntarias
Un
gran número de hombres y mujeres laicos se ofrecieron como enfermeros
voluntarios durante la Guerra de Secesión americana. Muchos de ellos destacaron
como líderes y tuvieron una gran influencia en la enfermería de su tiempo.
Todos proporcionaron un servicio compasivo a los soldados durante esas épocas
de necesidad. Llevaron esperanza a los que habían sido abandonados y dieron fe
a los que desesperaban. Cuidaron a los enfermos y heridos y consolaron a los
moribundos. La mayoría eran jóvenes y principiantes, pero sus esfuerzos
tuvieron un efecto positivo entre las tropas (1).
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1 Mary Ann Ball o Madre Bickerdyke. Batalla de Fort Donelson
La Guerra de Secesión es
la mayor tragedia de Norteamérica, cuyas heridas no se han cicatrizado ni aun
con el bálsamo de todo un siglo; de todas formas, es una tragedia iluminada por
nombres nobles tanto del norte como del sur. América perderá una herencia
preciosa si alguna vez permite que estos nombres caigan en el olvido. Nuevas
formas y nuevos nombres llaman nuestra atención desplazando a los viejos. De
vez en cuando, las hojas verdes deberían entrelazarse con los laureles
marchitos de los enfermeros de la Guerra de Secesión. (2).
La
“Madre” Bickerdyke perteneció a esta saga. Su chal de frazada, su vestido
de percal y su bonete tipo Shaker eran indicativos de su estilo pionero y han
pasado a formar parte indisoluble de un período de la historia americana. Los
soldados le pusieron el sobrenombre de “Madre” como término afectuoso que
expresaba su gratitud. Mary Bickerdyke era una viuda de Galesburg, Illinois,
con una formación media y dos hijos pequeños cuando respondió a la llamada de ayuda para paliar los
efectos de la guerra.
Mary
Ann Ball nace el 19 de julio de 1817 en el condado de Konx en Ohio y fallece en
Kansas en 1901. Sus padres Hiram y Annie Rodgers Ball. Fue criada por sus
abuelos, ya que su madre murió cuando ella era joven. Casada con Robert Bickerdyke en 1847. Vivieron en
Cincinnati hasta 1856. Él falleció en 1859 justo dos años antes de que
comenzara la Guerra Civil. Tuvieron dos hijos.
Se matriculó en el Oberlin College, una de las pocas
instituciones de educación superior abierta a las mujeres en ese momento en los
Estados Unidos, pero no se graduó. Al salir de
Oberlin, Bickerdyke se convirtió en una enfermera. Ella ayudó a los médicos en Cincinnati, Ohio, durante la
epidemia de cólera de 1837. Diez años más tarde, se casó con Robert Bickerdyke.
María Bickerdyke continuó trabajando como enfermera
para mantener a sus dos hijos pequeños.
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2 En el aula de una clase de formación de enfermeras. Illinois
Su
padre espiritual, Henry Ward Beecher,
había hecho un llamamiento a algunas mujeres de su congregación para que
acudieran a los hospitales del gobierno y a los campos de batalla para cuidar a
los enfermos y heridos. Realizó un curso de homeopatía impartido por el Dr. Samuel Hahnemann y recibió la
graduación de doctora en Botánica Médica (3).
Se
trasladó a Galesburg en Illinois donde trabajó como médica botánica y trabajó
principalmente con medicinas alternativas, el uso de las hierbas y las plantas.
Comenzó a ir a la “Iglesia Congregacional de Galesburg”, cuando se quedó viuda.
No fue una enfermera como las demás.
En
la Guerra Civil fue una enfermera que no dejó que nadie se interpusiese en su
camino, tenía las ideas muy claras de lo que debía realizar. Sus soldados
heridos le empezaron a llamar “Madre Bickerdyke”. Cuando discutía con los
médicos y cirujanos les contestaba: “Por
la autoridad del Señor Dios Todopoderoso” ¿Hay alguien superior a él? En realidad su reputación provenía de su
trabajo en la Comisión Sanitaria y su gran popularidad entre los soldados
heridos.
Ella
con un amigo suyo y el Dr. Woodward escribieron a su casa una carta contando
como estaban los hospitales militares: sucios, caóticos, sin material y sin
medicinas. Esta carta fue leída en voz alta en su iglesia para los ciudadanos
de Galesburg. Recaudaron más de 500 $ en suministros y ella misma se encargo de
llevarlos para que llegasen a su destino.
Cuando
conoció a María Livermore que fue nombrada agente de campo para la rama
noroeste de la Comisión sanitaria, se hizo muy amiga de ella y le ayudó en el
cuidado de sus dos hijos en Beloit, Wisconsin mientras ella se hacía cargo en
el frente de la organización de los hospitales en esta guerra tan cruel.
Mientras sus hijos se quedaron a cargo de maría en Beloit, ella permaneció en
El Cairo como enfermera, ganándose la confianza del general Grant por su buen
hacer en la atención de los heridos y en la organización de los hospitales de
campaña. Organizó el tren para los soldados heridos y su traslado a los
hospitales. Mientras el ejército se movía por el Missisipi, ella iba creando hospitales
donde eran necesarios.
Durante las batallas, Bickerdyke comúnmente arriesgó su
propia vida mediante la búsqueda de los soldados heridos. Una vez que caía la noche, se llevaría una linterna en la
zona en disputa entre los dos ejércitos en competencia y recuperaba a los
soldados heridos. Ella estuvo presente en la
batalla de Shiloh, la campaña de Atlanta, y muchos otros compromisos.
Más
tarde se unió como enfermera en el hospital de campaña en Fort Donelson, trabajando codo con codo con Mary J. Safford. Mary Ann
Bickerdyke sirvió bajo el fuego enemigo en diecinueve batallas, desde Fort
Donelson, en Tennessee, hasta Savannah, en Georgia. Organizó cocinas
dietéticas, lavanderías y un servicio de ambulancias. Supervisó al personal de
enfermería y distribuyó provisiones. Por la noche solía caminar por los
desolados campos de batalla por miedo a que quedara alguna persona todavía con
vida. Fue tanto una heroína como una de las más grandes enfermeras de la Guerra
de Secesión. Eran muchas las historias que se contaban sobre sus hazañas.
Ella
se dio perfectamente cuenta que en los hospitales de campaña carecían de
servicios de lavandería, ella empacó toda la ropa sucia y la ropa de cama que
eran utilizados por los soldados heridos, mandándola limpiar y añadiendo
desinfectantes y lo envío todo por tren a Pittsburg para que fuese limpiado y
arreglado por las personas que componían la Comisión
Sanitaria de Chicago. Pidió a sus compañeros y compañeras de Chicago que
enviasen suministros, lavadoras, calderas portátiles, etc. Para la organización
y limpieza de los hospitales de campaña. Ayudó a los esclavos a que fuesen
libres y les contrató para que proporcionasen servicios sanitarios en las
lavanderías que había montado en los hospitales de campaña.
Después
de servir como enfermera en el Fuerte
Donelson, fue nombrada madrina en Gayoso en el Hospital de Memphis. Gayoso
tenía 900 pacientes, incluidos 400 nativos americanos. Igual que había
realizado anteriormente la Madre
Bickerdyke contrató a antiguos esclavos de Gayoso para trabajar en sus
hospitales.
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3 Confederados 1861. Mary Ann Ball
También
se tuvo que enfrentarse al director médico del Hospital que había despedido a
los esclavos que habían ayudado a proporcionar atención y alivio a los
pacientes heridos del hospital. Cuando se enteró y después de cenar visitó al
general Hurlbut que le dio una orden por escrito para poder mantener a sus
empleados esclavos para el cuidado de los soldados heridos. También le dieron
dinero para la adquisición de vacas y gallinas para proporcionar productos
lácteos para los pacientes ingresados en el hospital.
El
general Hurlbut reservó “Isla del Presidente” para sus pastos, para los
empleados esclavos y para el cuidado de los animales.
Mary Ann Bickerdyke también trabajó estrechamente
con Eliza Emily Chappell Porter de
Chicago donde trabajaba en la rama de la Comisión
Sanitaria de Estados Unidos. También trabajó en el primer barco hospital.
Durante la guerra fue nombrada jefe de la enfermería bajo el mandato del
general Ulysses S. Grant y sirvió en la Batalla de Vicksburg. Como jefa de
enfermeras Mary Ann a veces deliberadamente ignoraba el procedimiento militar y
el personal del general Grant se quejó de su comportamiento.
Cuando
se lo comentaron al general William T. Sherman, éste levantó las manos y exclamó: “Ella me supera. No
puedo hacer nada en este mundo”. Éste reconoció que Mary Ann era una de sus
mejores generales y un grupo de oficiales se refería al hablar de ella que era
como una Brigada de Comandantes. Sherman reconoció que a él personalmente le
gustaba el trabajo de esta enfermera voluntaria que siguió al cuerpo del
ejército en toda su andadura, creando hospitales por donde pasaban.
Así
creó el hospital de campaña del Decimoquinto Cuerpo del Ejército en la Batalla
de Missionary Ridge, donde ella actuó sola durante cuatro semanas atendiendo y
curando a los heridos.
Al
finalizar la guerra la “Madre Bickerdyke” con la ayuda de la Comisión Sanitaria de Estados Unidos,
había construido más de 300 hospitales y había curado y atendido a los soldados
heridos en 19 campos de batalla. Ella era muy querida en todo el ejército pero
sobretodo por los soldados rasos por los que ella luchó tanto en su vida de
enfermera. Cuando ella aparecía era vitoreada por los soldados levantándoles la
moral. Al finalizar la guerra y a petición del Dr. Sherman, encabezó cabalgando
en su caballo a la cabeza del XV Cuerpo del Ejército.
Mary
Ann fue sin duda una de las mujeres más capaces y queridas entre las que
atendieron a las víctimas de dicha guerra: enfermos, heridos y moribundos. Un
cirujano del ejército dijo de ella. “Es
una mujer grande, fuerte como un hombre, músculos de hierro, nervios de acero,
sensible pero segura de sí misma; lo hace todo por los demás, nada por ella”.
Al mirar desde su tienda
a medianoche, un oficial observó una luz tenue que iba centelleando de aquí
para allá en el campo de batalla abandonado; tras superar la extrañeza
momentánea, envió a su sirviente a averiguar lo que sucedía. Era la “Madre”
Bickerdyke con una lámpara. Agachándose entre los muertos y volviendo sus fríos
rostros hacia sí, los examinaba solícitamente, con desasosiego por si quedaba
alguno susceptible aún de ser cuidado. No podía descansar mientras pensase que
se podía haber descuidado a un soldado con vida (4).
Mary Ann Bickerdyke fue sin duda la amiga
del soldado. Luchó con especial ahínco por los derechos y bienestar del soldado
raso. Sus esfuerzos fueron reconocidos por el gobierno en la botadura del barco
hospital SS Mary Ann Bickerdyke en 1943 en Richmond, California.
Los generales Ulysses S. Grant y William T. Sherman admiraban
a Bickerdyke por su gran valentía y por su profunda preocupación por los
soldados. Ella también se ganó una buena reputación
por denunciar a los oficiales que no podían mantener a sus hombres. Para ayudar a los soldados, Bickerdyke dio numerosos
discursos en toda la Unión, describiendo las difíciles condiciones que pasaban los
soldados experimentados y veteranos. Ella
también solicitó contribuciones para la población civil. Los soldados apodaron con el nombre de “Madre Bickerdyke” por
su constante preocupación por ellos. El general
Sherman preguntó a Bickerdyke si quería participar en el gran desfile en la
capital del país después de acabar la Guerra Civil. Ella encabezó a caballo el desfile del XV Cuerpo del Ejército
por la Avenida Pennsylvania. Sherman le ofreció a
Bickerdyke un asiento en la tribuna cuando el desfile pasaba, pero Bickerdyke
negó. Ella prefirió repartir agua a los soldados
cansados después del desfile.
Después
de terminar la Guerra Civil trabajó en muchos sitios entre ellos en el Hogar de
los sin techo. Con la ayuda del coronel Charles Hammond ayudó a 50 familias de
veteranos de guerra. Ayudó a conseguir los papeles y las pensiones a los
soldados rasos veteranos de la guerra que tenían problemas legales. También
trabajó para el Ejército de Salvación. En California fue elegida como la
primera presidenta de Lyon del Socorro del Cuerpo de la mujer, ella se negó;
pero en las listas de miembros aparece como miembro fundador.
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4 Generales Ulysses S. Grant y William T. Sherman
Con la conclusión de la Guerra Civil, Bickerdyke siguió
prestando asistencia a los veteranos de la Unión. Les prestó asistencia jurídica a los veteranos que buscaban una
pensión del gobierno federal. Ella también ayudó
y contribuyó a las pensiones fuesen seguras y dignas para más de trescientas
mujeres enfermeras. Bickerdyke no recibió una
pensión hasta la década de 1880. Eran sólo veinticinco
dólares al mes. Bickerdyke se trasladó a Kansas
después de la guerra, donde ayudó a los veteranos a establecerse y comenzar una
nueva vida.
Ella consiguió una donación de diez mil dólares de Jonathan
Burr, un banquero, para ayudar a los veteranos a obtener tierras, herramientas
y suministros. También convenció al Chicago,
Burlington, y Quincy ferrocarril para proporcionar transporte gratuito para
todos los veteranos de la guerra con la esperanza de establecerse en Kansas.
Debido a los esfuerzos de Bickerdyke, el general
Sherman autorizó a los colonos a usar vagones del gobierno y los equipos para
el transporte de las pertenencias de los veteranos a sus nuevos hogares.
Bickerdyke permaneció en Kansas durante la mayor parte del
resto de su vida. Se acomodó en Salina, Kansas,
donde abrió un hotel. Siguió luchando por los
derechos de los veteranos de la guerra. Se mudó
brevemente a Nueva York, antes de regresar a Kansas con sus dos hijos. Bickerdyke se trasladó posteriormente a California, con la
esperanza de que un cambio de clima restaurara su deterioro de la salud.
Se instaló en San Francisco, donde aceptó un puesto en
la Casa de la Moneda de Estados Unidos. Bickerdyke
finalmente regresó a Kansas, donde murió el 8 de noviembre de 1901. Fue
enterrada en Galesburg, Illinois (5).
FOTO 5 Bickerdyke Memorial in
Galesburg, Illinois
Mary Ann Bickerdyke se retiró a Bunker Hill
en Kansas para vivir con su hijo falleciendo en 1901 y fue enterrada en el
cementerio de Galesburg.
Clara Barton escribió un poema
titulado “Las mujeres que fueron al campo
de batalla” y con él honró la memoria de Mary Ann Bickerdyke, Cornelia
Hancock, Dorothea Dix, María Livermore y Anie Etheridge.
Se
han erigido estatuas en Galesburg en
Illinois y en Mount Vernon. Hay un
barco hospital y un buque de la libertad llamados “María Bickerdyke” y un puente elevado llamado “Puente Bickerdyke”.
CONCLUSIONES
Ayudó
a construir más de 300 hospitales durante la Guerra Civil para ayudar a los
soldados enfermos y heridos.
A
las noches recorría los desolados campos de batalla por miedo a que quedara
algún soldado con vida, para rescatar y curar a los soldados heridos y
llevarlos a los hospitales.
Elogiada
por los generales Ulysses S. Grant y William T. Sherman por su valentía y su
gran preocupación por los soldados.
Después
de terminar la Guerra de la Unión, ayudo a las enfermeras y a los soldados
veteranos a conseguir sus pensiones.
Mary Ann Ball era conocida como “Madre Bickerdyke”, porque fue la
enfermera de los soldados durante la Guerra Civil Americana.
Fue
tanto una “Heroína” como una de las “Más Grandes Enfermeras” de la Guerra
de Secesión.
Luchó
con especial ahínco por los derechos y bienestar del soldado raso.
BIBLIOGRAFÍA
1.-
Historia de la Enfermería. M. Patricia Donahue. Versión española de la obra
original “Nursing. The Finest Art. An Illustrated
History”, publicada por The C. V. Mosby Company. B-24.474-99
2. Robinson, 1946;
página 207
3.- Backer, 1952
4.- Baker, 1952, página
11
5.- Mary Ann Bickerdyke.
Civil War
Fotos: Sacadas de internet
Manuel Solórzano Sánchez
Diplomado
en Enfermería. Servicio de Traumatología. Hospital Universitario Donostia de
San Sebastián. OSI- Donostialdea. Osakidetza- Servicio Vasco de Salud
Insignia
de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro
de Enfermería Avanza
Miembro
de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro
de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro
de la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro
Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en
México AHFICEN, A.C.
Miembro
no numerario de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País. (RSBAP)
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