En
la formación de Enfermeras, como en todo lo que con la Medicina se relaciona,
la práctica del ejercicio y la preparación de la técnica son factores de
análoga equivalencia. Ambos órdenes de conocimientos deben adquirirse
simultáneamente, y en lo concerniente a los textos de estudios, es preciso no
olvidar que en su simplicidad está todo su mérito y valor didáctico.
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001 Portada Guía de Enfermeras. Dr. Mario Oliveras Devesa
Nuestra
experiencia personal en la organización de cursillos para Enfermeras y
auxiliares clínicos, nos ha hecho ver que a las futuras enfermeras no se las
debe someter al estéril esfuerzo de aprender nombres técnicos, teorías
discutidas y conocimientos innecesarios que son para ellas una verdadera
tortura, sino que interesa inculcarles el sentido clínico, sin complicaciones
anatómicas no disquisiciones doctrinales.
He
aquí, pues, la finalidad de este volumen; damos en él lo justo, lo preciso, lo
que estimamos esencial en la vida clínica y en el trato diario de enfermos,
procurando que sus capítulos, convenientemente expurgados, tengan contenido
substancioso y sean de agradable lectura y constante utilidad. San Ildefonso,
julio de 1937. II año triunfal.
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002 Manera de cambiar la ropa de la cama sin levantar al enfermo. Aparato de
Braun modificado para la inmovilización y extensión continua. Mascarilla de
anestesia “Ombredanne”. Compesión circunferencial de un miembro para cohibir
una hemorragia.
Significación e importancia de los servicios
auxiliares en la práctica médica
Los
servicios auxiliares de la medicina son, en realidad, el complemento de ésta, y
si bien es verdad que en épocas pretéritas fueron poco menos que desdeñados por
conceptuarlas de categoría inferior, hoy, que el personal dedicado a ellos
posee las aptitudes y conocimientos que son indispensables para el ejercicio de
esta noble profesión, se estiman en su justo valor y se les tiene por un
valioso factor, dándoles el alcance, extensión y dignificación que realmente tienen.
En
la lucha contra las enfermedades y la muerte, el personal clínico subalterno
desempeña un importantísimo papel, llevando a cabo, con su pequeño pero
constante esfuerzo personal, una positiva labor bajo el doble aspecto moral y
científico. El Practicante y la Enfermera son el brazo ejecutivo del
médico, y su misión, si bien no de tanta responsabilidad como la de éste, no es
menos importante, porque supone la estricta observancia de muchas indicaciones
que tienen gran trascendencia como elemento curativo.
La
mujer es, en la vida clínica, un elemento insustituible, dado el singular matiz
de feminidad que preside siempre sus actos.
Sus
peculiares cualidades de habilidad manual, orden, pulcritud, etc., la hacen
insustituible en el cuidado de enfermos, y de ahí que en todos los países y en
las mejores clínicas se la utilice ventajosamente en estos menesteres.
La Enfermera de hoy (1937),
convenientemente preparada para el ejercicio de su cargo, tiene una vasta
cultura no sólo de orden médico, sino también general, y es, por tanto, un
eficaz colaborador del facultativo, bien diferente de la enfermera de antaño
con escasos conocimientos técnicos y una rudimentaria cultura que, en verdad,
no la permitía más que velar los enfermos, pero no cuidarles y atenderles desde
un punto de vista profesional.
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003 Ligadura de un vaso que sangra.
Aplicación
de ventosas por medio de la llama. Ventosa provista de pera de goma, se aplica
en frío. La del centro produce la succión mediante la bomba de aspiración. La
última actúa por medio de llama.
Termocauterio
de Paquelin; Una vez puesta al rojo, con el auxilio de la llama, la punta de
platino se mantiene la incandescencia, mediante la insuflación de vapores de
gasolina contenida en el frasco.
Guía de la Enfermera
El cuidado
del enfermo requiere un riguroso aseo personal y la continua observancia de las
normas elementales de higiene, con la doble finalidad de no contagiarse sus
males y de no difundir, por contaminación, procesos infecciosos de fácil
contagio.
La
enfermera debe comenzar por si misma guardando una absoluta limpieza corporal,
en jabonándose las manos cuantas veces lo requiera su contacto directo con los
pacientes; deberá llevar las uñas recortadas, cepillando diariamente sus
intersticios; tampoco debe descuidar la higiene
bucal, enjuagando su boca con algún líquido antiséptico, evitando así
posibles fuentes de contagio.
La indumentaria que use durante sus horas
de trabajo quedará en el cuarto de aseo de la clínica u hospital o del
domicilio de su cliente, y cuando sea preciso retirarle para lavar, la
envolverá convenientemente y no la pondrá jamás en contacto con la ropa y
prendas de uso habitual, procurando que el lavado sea a base de lejía.
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004 Inyección intravenosa. Colocación de la lanceta para producir una sangría.
En
la asistencia de los pacientes confiados a ella, procurará extremar sus
atenciones, procediendo con la máxima amabilidad, pero sin dejar jamás
incumplidas las prescripciones del doctor; debe esmerarse en vencer la
resistencia propia del enfermo a la supeditación del régimen clínico con
palabras persuasivas, imponiendo suavemente y con toda discreción su autoridad.
Con
los familiares y visitantes de los hospitalizados guardará la natural reserva,
absteniéndose de contestar correctamente a las preguntas indiscretas que sobre
el curso y naturaleza de la dolencia suelen formular aquéllos.
El cuidado de los enfermos
Nunca
debe abandonar a los que están bajo su cuidado, alejándose de ellos lo menos
posible para acudir a su menor indicación, cuidando que la cama esté siempre
limpia y ordenada, que la luz no moleste al enfermo, que se guarde silencio a
su alrededor, que los visitantes no fumen ni abusen de la conversación, en una
palabra, no olvidando jamás que está ejerciendo una delicada misión y que se ha
de rodear al enfermo de un ambiente de disciplina y seriedad.
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005 Esqueleto humano. Lavado de estómago: con el embudo en alto, introduce el
líquido en el interior, al descenderlo hacia el cubo, vacía el estómago. Esta
maniobra debe repetirse varias veces. Pantostato para exploración y
aplicaciones eléctricas. Vendajes: Vendaje circular. Vendaje recurrente del
munón del muslo. Vendaje en espiral. Vedaje cruzado de pie en estribo y Espica
de ingle.
Es
indispensable a toda enfermera un pequeño libro
de notas en el que señalará con precisión matemática las instrucciones
dadas por el doctor en lo concerniente a las horas y género de alimentación,
medicación, tomas de temperatura y pulso, etc.
Cuantas
novedades aprecie en sus enfermos las anotará convenientemente para ponerlas en
conocimiento del médico, haciéndose respetar y querer cual corresponde a la
alta misión que le está confiada.
Téngase
presente que esta profesión es, como al Medicina, un verdadero sacerdocio, y
requiere, por parte del que la practica, auténtica vocación y espíritu de
sacrificio. Muchas veces puede la enfermera, en sus breves conversaciones con
los enfermos, elevar su moral y vencer los estados de depresión que tan a
menudo les embargan, pues si el sanitario desgraciadamente no puede curar al
enfermo, puede, por lo menos, aliviarle y debe siempre consolarle, mejorando su
estado de ánimo.
El arreglo de la cama
La
naturaleza de la enfermedad o lesión obliga a variar las condiciones de la
cama; entre un enfermo de corazón que ha de estar sentado o incorporado, un
hemorrágico cuya cabeza ha de estar baja, un fracturado cuya cama conviene que
sea dura, etc., hay grandes diferencias, pero en general debe procurarse que
sea de hierro, moderadamente dura, con bastante ropa para que, sin agobiar,
evite los enfriamientos siempre peligrosos; las ropas deber ser suficientemente
anchas para impedir que al más ligero movimiento del enfermo quede alguna
región al descubierto.
La
cama, a ser posible, debe estar colocada de manera que, apoyando la cabecera
junto a la pared, pueda circularse libremente por los otros tres lados, y no
debe ser demasiado alta ni muy ancha para que sea más fácil la asistencia.
Para
hacer la cama se aprovechará siempre
el momento en que el enfermo se levante para la cura, ir al lavabo, esté unas
horas sentado en la galería, o tenga autorización para pasear por el jardín, y
se rehará la cama ahuecando los colchones y almohadas, procurando no hacer aire que pueda perjudicar a los
enfermos contiguos.
Cuando
por la naturaleza de la dolencia el enfermo no puede abandonar el lecho, el
arreglo de la cama y el cambio de ropas se hace con las debidas precauciones a
fin de no enfriarle. Para estas operaciones precisan dos personas, una a cada
lado de la cama, por lo que, como hemos dicho, debe de estar colocada de manera
que pueda pasarse por los dos lados; se principia por quitar la sábana de
abajo, por lo cual, tomando cada una de las enfermeras una de las puntas o
ángulos superiores de la sábana, la va corriendo por debajo del dorso hasta
llegar a los muslos; inmediatamente se coloca transversalmente en la cabecera
la sábana que vamos a poner y que previamente ha sido arrollada como los globos
de venda, se sujeta el borde superior y se va poco a poco desarrollando hasta
llegar al punto donde quedó la otra, que se quita por completo y se concluye de
despegar la nueva. Todo ello se practica por debajo de las ropas sin necesidad
de descubrir al enfermo.
Otro
procedimiento que aconsejamos para renovar la sábana sin necesidad de levantar
al enfermo, consiste en que éste se corra hacia el borde de la misma y por el
lado opuesto se retira aquélla, recogiéndola junto al paciente a lo largo de su
cuerpo; por este mismo lado se pone ya la nueva, previamente arrollada, que se
deja extendida hasta donde lo permita la superficie del lecho. Luego no hay más
que ordenar al paciente que se pase al lado contrario, es decir, al que tiene
puesta la nueva sábana, y se continúa la operación por el lado opuesto con
absoluta facilidad. Este proceder tiene la ventaja de que puede realizarlo una
sola persona.
La
muda de la ropa de la cama conviene que esté perfectamente seca, ya que, de
conservar humedad, resulta muy desagradable y perjudicial, singularmente si el
paciente está frebicitante. A ser posible, la nueva ropa debiera calentarse inmediatamente
antes de su colocación.
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006 Manera de cambiar la ropa de la cama sin levantar al enfermo. La enfermera
debe tener la precaución de desdoblar antes sobre una mesa la sábana que va a
colocar, arrollándola seguidamente por su orilla larga. En el momento de
efectuar el cambio, conviene quitar la almohada con objeto de facilitar la
maniobra.
El
cambio de la sábana superior es más sencillo y se verifica comenzando por
levantar las ropas por los pies de la cama, dejando un instante al descubierto
las extremidades, y seguidamente se coloca la nueva, que se sube por debajo de
la vieja hasta llegar a cubrir la cabeza; con suma facilidad se retira ésta y
queda renovada la cama.
Algunas
veces ocurre que por permanecer mucho tiempo los enfermos en decúbito supino
(boca arriba) y particularmente si existe suciedad y humedad en la cama, se
forman en las nalgas las llamadas úlceras
por decúbito, que debe la enfermera evitar cuidando que las ropas estén
siempre estiradas sin hacer arrugas, lavando las nalgas con agua fría y
espolvorearlas con polvos de talco; si hay incontinencia de orina, se le dejará
colocado el orinal, y si es de materias fecales, gran cantidad de algodón que
se separa con frecuencia, limpiando la región; siempre que sea posible se hará
cambiar de postura. Si llegan a producirse úlceras, se curan antisépticamente,
y al talco pueden unirse los polvos de quina, y se utilizan los cojines
neumáticos circulares cubiertos por un paño para apoyar las nalgas.
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007 Práctica de hidroterapia por el método de la sábana mojada.
Arreglo de la habitación
Los
pacientes hospitalizados en clínicas, hospitales o sanatorios, con habitaciones
individuales o salas para grupos pocos numerosos, han de sentirse rodeados de
un ambiente atractivo. Se desterrará todo mobiliario que no sea necesario,
particularmente visillos, cortinas, biombos, etc.; en general, son suficientes
una o dos sillas, una mesa y mesilla de noche cubiertas por paños blancos y
limpios, sin que quiera decir esto que se convierta la habitación del enfermo
en una celda destartalada, sino procurar revestirla de cierta alegría.
Las mesillas de noche deben ser
descubiertas, estando a la vista el vaso de noche, siempre limpio y cubierto,
conteniendo una pequeña cantidad de una disolución antiséptica; si el orinal no
tiene tapadera, se recubrirá con un paño blanco cada vez que tenga que
retirarse para vaciarlo.
Las puertas y ventanas, además de ajustar bien, no deben producir ruido al
abrirlas o cerrarlas, pues no hay nada tan molesto como el chirrido especial de
los hierros oxidados o mal engrasados que tan frecuentemente despiertan a los
enfermos, y no debe olvidarse que el sueño es un factor importantísimo que debe
respetarse siempre con la máxima atención.
La ventilación puede ser natural o
artificial; la primera es la producida por la abertura de puertas y ventanas,
debiendo evitarse el establecimiento de corrientes y que éstas lleguen al
enfermo, pudiendo ser motivo de enfriamientos, siempre perjudiciales, tratando
de evitarlos abrigándoles convenientemente; entre los medios de aireación
indirecta dan excelentes resultados los cristales basculantes, colocados en la
parte superior de las ventanas, y mejor que esto los dobles cristales paralelos
incompletos.
La iluminación natural debe ser abundante,
procurando que el sol penetre libremente sin molestar a los enfermos, ya que
está recocido como poderoso germinicida, y de aquí el antiguo adagio: “Donde
no entra el sol entra el médico”.
La
iluminación artificial ha de ser llamada indirecta,
con instalaciones y pantallas especiales, de forma que el foco luminoso no
alcance directamente la vista del enfermo, y durante la noche se mantendrá una
luz tenue que no dificulte el sueño y permita actuar a la enfermera.
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008 Respiración artificial por el método de Sylvester, Primer tiempo; Segundo
tiempo. Asfixia. Respiración artificial Método de Schoefer.
La limpieza de la habitación debe ser
esmerada, sin levantar polvo, con el que podrían difundirse los gérmenes, por
lo que debe realizarse con paños humedecidos, serrín húmedo o fregando
ligeramente el pavimento, procurando no derramar un exceso de agua que daría
lugar a exagerar la humedad de la atmósfera respirable, que es perjudicial para
los pacientes. Es más práctico e higiénico el empleo de los modernos aparatos
eléctricos de limpieza denominados aspiradores.
Debe
la enfermera cuidar de que en todo momento la enfermería de impresión de
limpieza y orden. Es muy desagradable entrar en una sala hospitalaria que huela
a medicación o al aire viciado, y para evitar esto, renovará el aire dos veces
al día y desinfectará la atmósfera mediante pulverizaciones de líquidos
antisépticos y ligeramente aromáticos.
Vida Clínica
Antes
de la visita, la enfermera procurará que todo esté en orden para la llegada del
médico, teniendo dispuesto el instrumental, pinzas de curación, etc., que crea
han de ser necesarios tanto para el reconocimiento como han de ser necesarios
tanto para el reconocimiento como para la curación de los enfermos.
En
las salas de Cirugía tendrá dispuesto los instrumentos de exploración y cura
(tijeras, pinzas, estiletes, sondas y bisturies, etc.). En las salas de
Medicina son principalmente los medios de reconocimiento, como el estetoscopio
y el fonendoscopio, para la auscultación; plexímetro y martillo percutidor,
para la percusión; termómetro, sondas, tubos de ensayo, etc.
Durante
la visita cumplirá con diligencia las órdenes del médico; fijará bien su
atención en las prescripciones, sin omitir detalle, pidiendo, con el respeto
debido, aclaraciones cuando no entienda lo ordenado, e ilustración cuando,
habiéndolo entendido, dude saber cumplir; todo antes que dejar incumplido lo
dispuesto o cumplirlo mal.
Debe
llevar siempre consigo su libreta de notas, la estilográfica y un reloj con
minutero para la toma del pulso y horario de medicación.
Al
ejecutar los actos, debe de hacerlo con precisión, sin apresuramiento ni
vacilación, demostrando en todos sus movimientos que tiene perfecto
conocimiento de lo que está efectuando, cuidando que todo esté a tiempo y que
nada falte, recordando que la dulzura y honradez en el trato llevan consigo la
confianza del enfermo. Será bondadosa de carácter y alegre; la demasiada
seriedad es inconveniente para adquirir la estimación de los pacientes; sin
embargo, la alegría natural no ha de convertirse en un exceso de confianza que
pudiera dar lugar a ciertas libertades de las que la buena enfermera debe huir,
así como de la presunción en el vestir, debiendo hacerlo con honestidad y sin
exhibición de joyas; en su aseo personal, en el que ha de poner gran cuidado,
debe desechar los afeites y perfumes exagerados.
TODAS LAS ENFERMERAS TENÍAN QUE APRENDER:
Nociones
de higiene y bacteriología. La asepsia y la antisepsia. Medios de
esterilización. Elementos de anatomía y fisiología. El cuerpo humano. Miología.
Aparato circulatorio, respiratorio, digestivo y urinario. El sistema nervioso.
El aparato sensorial: los sentidos del tacto, gusto y olfato. Sentido de la
vista. Sentido del oído. Principios de biología. Práctica clínica: la conducta
personal de la enfermera. Concepto y clasificación de las heridas. Medicación
tópica de las lesiones. La primera cura de los lesionados. La cura provisional
de los heridos. La cura provisional de las lesiones profundas. Práctica del
vendaje. Quemaduras. Luxaciones y fracturas. La anestesia en cirugía. La
hemorragia. Transfusión sanguínea. Fiebre. Elementos de terapéutica.
Generalidades sobre la fisioterapia. Hidroterapia. La envoltura húmeda. Helioterapia,
electricidad médica, radium y radioterapia. Masoterapia
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009 Libro Técnica Clínica Auxiliar “Guía de Enfermeras”. Dr. Mario Oliveras
Devesa
Medios
terapéuticos auxiliares. Lavado del estómago. Enemas alimenticios. Técnica de
las inyecciones. Inyecciones hipodérmicas. Inyecciones intramusculares.
Inyecciones intravenosas. Inhalaciones, sangrías y otras prácticas sanitarias.
Pincelaciones en la garganta. Aplicación de pomadas oftálmicas. Revulsivos.
Vejigatorios. Escarificación. Ventosas. Ventosas escarificadas. Botones de
fuego. Fomentos. Cataplasmas. Calor seco.
Los
regímenes dietéticos en clínica más corrientemente empleados son los
siguientes: Régimen hídrico. Régimen lácteo. Régimen lácteo mitigado o
lacto-vegetariano. Régimen hidrocarbonado prolongado. La dieta de
sobrealimentación. La alimentación durante los procesos febriles.
Preparación
del enfermo para una operación. Preparación de estado general. Cuidados post
operatorios. Delirio. La asfixia. Concepto de la inmunidad. Cómo se recogen los
productos biológicos y cómo se remiten al laboratorio.
BIBLIOGRAFÍA
Técnica
Clínica Auxiliar. Guía de Enfermeras
por el Dr. Mario Oliveras Devesa. Director de Orientación y Selección
Profesional del Instituto de Prótesis y Reeducación de Mutilados. Oficial
Médico de Sanidad Militar, Académico, laureado con la Fundación Röel.
Ilustraciones F. Marco. Manuel Marín, Editor. Depósito y venta: Librería de
Paulino Ventura Traveset, Granada. 1937, II año.
Manuel Solórzano Sánchez
Enfermero.
Hospital Universitario Donostia de San Sebastián. Osakidetza /SVS
Colegiado
1.372. Ilustre Colegio de Enfermería de Gipuzkoa
Miembro
de Enfermería Avanza
Miembro
de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro
de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro
de la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro
Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en
México AHFICEN, A.C.
Miembro
no numerario de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País. (RSBAP)
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