lunes, 30 de abril de 2012

ELISABETH KENNY: ENFERMERA AUSTRALIANA


La enfermera australiana Elisabeth nace el 20 de septiembre de 1880 y fallece el 20 de noviembre de 1952, es reconocida por su tratamiento novedoso de la poliomielitis. Desarrolló sus propios procedimientos clínicos para esta enfermedad entre 1928 y 1940, bastante antes de que la vacuna desarrollada por Jonas Salk fuera probada y usada para prevenir la polio. Es conocida como “Hermana Kenny” o “Sister Kenny”.



FOTO 001 Elisabeth Kenny

ELIZABETH KENNY: LA INSPIRACIÓN DE CUIDAR
Este magnífico trabajo es obra de estas dos famosas enfermeras: Mª Luz Fernández Fernández, Diplomada en Enfermería. Licenciada en Historia. Máster Interuniversitario de Historia Contemporánea. Profesora E.U.E. “Casa de Salud Valdecilla”. Universidad de Cantabria. Y Raquel López Maza, Diplomada en Enfermería. Máster de Investigación en Cuidados de Enfermería. Enfermera del Servicio de Documentación del Hospital Sierrallana. Servicio Cántabro de Salud. Torrelavega. Cantabria. Profesora Asociada del Departamento de Enfermería de la E.U.E. “Casa de Salud Valdecilla”. Universidad de Cantabria.

INTRODUCCIÓN
La figura de Elizabeth Kenny es sobradamente conocida en el campo de la Medicina Rehabilitadora, fundamentalmente, en los trabajos centrados en el estudio de la Poliomielitis, ya que los procedimientos empleados por Kenny en el tratamiento de los síntomas de esta enfermedad chocaron frontalmente con la ortodoxia médica, aunque gracias a su tesón y empeño, además de los excelentes resultados que esta enfermera obtenía de su aplicación, serían finalmente aceptados por la comunidad científica médica.


FOTO 002 Raquel López Maza y Mª Luz Fernández Fernández

A pesar de este reconocimiento, no deja de ser sorprendente que apenas existan estudios que hayan explorado su actuación desde la óptica de la Enfermería. Después de todo, fueron la observación constante, su fuerza y determinación en la eficacia de su método, lo que contribuyó a mejorar los síntomas de la Poliomielitis, la aplicación del mismo en la fase aguda, disminuía el dolor y la rigidez muscular, lo que unido a la reeducación de los músculos, permitió que muchos niños volvieran a caminar.

El trabajo de Sister Kenny tuvo especial relevancia por dirigirse principalmente a la población infantil, que sin duda fue la más afectada por la enfermedad. Desde su condición como enfermera en el área rural, no sólo tuvo que dirigir los cuidados a los pacientes, sino también, ayudar a las familias a superar la angustia y la desesperación de ver a sus hijos bajo el riesgo de morir o quedar paralíticos.

Las mayores dificultades con las que se enfrentó Kenny fueron las críticas y el rechazo de la clase médica que no estaba dispuesta aceptar que una enfermera se saltara los cánones que aplicaba la Medicina tradicional. Sin duda, para los médicos de la época, Kenny se había introducido en un terreno que no la correspondía ya que como enfermera, debía trabajar siempre bajo las órdenes médicas, y desde luego, la estaba vedado tener independencia en su trabajo, y mucho menos pensamiento propio.

El empleo de su método puso de manifiesto la importancia de la Enfermería, cuyo fin principal, era aliviar los síntomas que observaba en los niños que padecían Polio y tratar de mejorarlos. A lo largo de este trabajo trataremos de analizar la trascendencia del trabajo de Kenny en la proyección del cuidado enfermero.

BREVE DESCRIPCIÓN DE LA HISTORIA DE LA POLIOMIELITIS
Puesto que la trascendencia de la figura de Kenny estuvo ligada a la Poliomielitis, trataremos de exponer brevemente cuales fueron las circunstancias históricas en las que se desarrolló esta enfermedad.

La conocida popularmente como Parálisis Infantil por afectar principalmente a este sector de la población, fue una de las principales epidemias del siglo XX, manifestándose esencialmente por presentar síntomas de rigidez muscular y dolor. La Poliomielitis es una enfermedad que se conoce desde la Antigüedad, situándose las primeras referencias en Egipto, hacia el año 3700 a.C., aunque los primeros brotes epidémicos surgieron a finales del siglo XIX en el norte de Europa, Norteamérica y Australia, afectando tanto a la población infantil como a los adultos. La primera referencia a la Poliomielitis como epidemia aparece en un informe del anatomista y cirujano inglés Charles Bell en 1836, quién años antes, en 1821, había demostrado que las lesiones del séptimo nervio craneal producían parálisis facial.


FOTO 003 Elisabeth Kenny, enseñando sus teorías

Bell, describió en su informe los hechos que acontecieron en un lugar aislado de la isla de Santa Elena donde habían aparecido una serie de casos de niños con parálisis y especificaba que merecía la pena examinar esta situación. Sin embargo, el carácter epidémico de esta enfermedad no se tendría en cuenta hasta 1868 cuando aparecieron una serie de casos en Noruega y pequeños brotes en distintos países de la geografía mundial.

La naturaleza infecciosa de la enfermedad sería descrita por Landsteiner y Popper en 1908, tras inocular en monos el tejido del sistema nervioso central de un paciente fallecido por esta afección. A pesar de los distintos avances con respecto a la clínica y tratamiento de los síntomas de la enfermedad, los conocimientos sobre el virus de la Poliomielitis en 1941 eran aún escasos. El aumento de casos en los años posteriores fue determinante para que en 1953 la OMS expondría la amenaza que esta enfermedad suponía para la humanidad. Esta situación, daría un giro transcendental, cuando el virólogo estadounidense Jonas Salk, descubrió la primera vacuna en 1955 utilizando virus vivos y que administraba en tres dosis por vía intramuscular. Posteriormente, en 1957, sería sustituida por  la nueva vacuna descubierta por Albert Sabin a partir de virus vivos atenuados y por vía oral que resultó más eficaz, ya que proporcionaba una inmunidad mucho más rápida que la de Salk.

El primer caso epidémico de poliomielitis en nuestro país data de 1896 en Valls, provincia de Tarragona, y no se tendrían nuevas referencias hasta 1916, año en el que aparecieron numerosos casos, aunque la tasa más alta de morbilidad de esta epidemia en España se sitúa entre los años 1949 y 1963, con especial incidencia en 1959.

Es importante reflejar, que mientras en los demás países en la década de los cincuenta, y gracias a la vacunación, el número de afectados iba disminuyendo, las circunstancias políticas de nuestro país retrasaron el inicio de la vacunación hasta finales de 1963, declarándose los últimos casos de poliomielitis en 1989.

En la actualidad, el Informe de la OMS del 2010, según los datos obtenidos del 2009, se registraron un total de 1.595 casos de Polio en veintitrés países, de los que 1.247 corresponden a los países de Afganistán, India, Nigeria y Pakistán; 142, se sitúan en países en los que el virus se ha vuelto a establecer, caso de Angola, Chad, República Democrática del Congo y Sudán, y los 206 casos restantes están repartidos en países de la parte occidental, central y cuerno de África.

ELIZABETH KENNY
Nacida en 1880 en Australia, concretamente en Warialda, Nueva Gales del Sur, recibió una limitada educación debido a los continuos cambios de lugar de residencia, ante la insatisfacción laboral de su padre.

Un acontecimiento acaecido en su infancia, cuando a la edad de 10 años se fracturó una muñeca al caerse de un caballo, marcaría su futuro posterior, ya que este hecho la permitiría conocer al Dr. McDonnell´s, un cirujano que sería trascendental en la vida de Kenny, y cuya amistad duraría hasta la muerte de éste. Esta circunstancia, unida a la delicada salud de su hermano Bill, a quién Elizabeth le practicaba ejercicios para ayudarle a desarrollar su sistema muscular, la llevaron a interesarse por los libros de Anatomía Humana que le eran proporcionados por su amigo McDonnell´s, quién ante este interés la sugeriría que estudiara Enfermería.

A pesar de que no existe ningún documento que acredite la formación formal de Kenny como enfermera, se sabe que trabajó como voluntaria en la pequeña maternidad de Guyra, Nueva Gales del Sur, y que a los 23 años se estableció como “bush nurse”, enfermera de granjas, lo que podría entenderse como enfermera rural.


FOTO 004 Elisabeth Kenny. Su fundación

Para comprender las circunstancias en las que se desarrolló el trabajo de Kenny como enfermera sin una formación reglada, es importante tener en cuenta algunos aspectos. Las características geográficas y demográficas de Australia a principios del siglo XX, configuradas por grandes extensiones de terreno, con poblaciones muy distantes, y de difícil acceso ponía de manifiesto las dificultades de la población rural en cuanto a atención sanitaria se refiere. Así, todos reclamaban a la enfermera Kenny, quién cubriría largas distancias a caballo para atender las necesidades de una población que carecía de atención médica, por lo que su labor resultó esencial.

Por otra parte, es esencial tener en cuenta, que el desarrollo de la Enfermería en Australia como profesión no fue un camino fácil, sino todo lo contrario. Los inicios del mismo se atribuyen a la enfermera inglesa Lucy Osburn, formada en la Escuela de Enfermería del Hospital de Santo Tomás en Londres, fundada por Florence Nightingale en 1860. Osburn, llegaría a Australia en 1868 junto con cinco enfermeras para implantar en este país el modelo de formación enfermera instituido por Nightingale en Inglaterra. En el período comprendido entre 1868 y 1884, se formarían ciento cincuenta y tres enfermeras bajo la influencia de este modelo constituyendo así, el primer núcleo seglar de la Enfermería australiana.

Como exponíamos con anterioridad, Osburn debió sortear numerosas dificultades para dignificar el trabajo de las mujeres y establecer una enfermería debidamente formada, de hecho, se la considera como la pionera en el empleo de las mujeres en un servicio público. Antes de su llegada, las labores de enfermera habían estado en manos de mujeres de dudosa reputación, que en muchos casos utilizaban este servicio para redimir su condena. Estos hechos, unidos a la oposición de algunos médicos que denominaban y consideraban a las enfermeras como “sirvientas”, dificultaron durante largos años la institucionalización de la enfermería como profesión, aunque Lucy Osburn acabaría demostrando la necesidad de una Enfermería entrenada y disciplinada.

Aunque no sería hasta la participación de las enfermeras y su labor esencial en los conflictos bélicos mundiales cuando se reconociera su contribución y necesidad para la sociedad, y por tanto, su papel imprescindible en los cuidados de salud de la población.

Todo lo descrito anteriormente nos ayuda a comprender las condiciones en las que trabajó la enfermera Kenny en el área rural, y sería precisamente en este contexto cuando tendría el primer contacto con la Poliomielitis, cuando en 1911, debió acudir a la llamada de una familia que solicitó sus servicios ante la situación de una niña que presentaba rigidez y dolor muscular que se intensificaba al tocarla. Kenny estaba desconcertada ante la situación, por lo que decidió telegrafiar al Dr. McDonell´s, explicándole los síntomas que observó en la niña. La respuesta fue muy concreta, se trataba de Parálisis Infantil, pero no se conocía el tratamiento, la recomendación de su amigo el doctor fue que tratara de aliviar los síntomas según fuesen apareciendo.

Elizabeht, comenzó a observar y analizar a la niña, para tratar de aliviar el intenso dolor que padecía, recordaría entonces los conocimientos que había adquirido sobre anatomía y comenzó a aplicar sal caliente y cataplasmas de linaza observando que aunque no se aliviaba el dolor, si respondía al calor. Entonces, decidió envolverla con tiras de una manta de lana después de meterla en agua hirviendo y haberla escurrido, días después, el dolor había desaparecido. Sin embargo, la niña era incapaz de levantarse y mover las piernas a pasar de intentarlo, Kenny volvería a observar los músculos de la pierna, y finalmente se daría cuenta de que aunque no se apreciaba ninguna lesión a simple vista, la niña había olvidado cómo moverlos. Comenzaría entonces a practicarla los ejercicios pasivos con el fin de reeducar los músculos, lo que permitiría la recuperación total de la niña que volvería a caminar sin ninguna secuela.

Así, surgiría el método Kenny quién atribuiría las causas de esta enfermedad a tres fenómenos: el espasmo, refiriéndose a la tirantez de los músculos; la incoordinación muscular y la enajenación mental.

A partir de este caso y ante los buenos resultados obtenidos Kenny, aplicaría su método en otros niños con Parálisis Infantil pero sus tratamientos chocarían con los que utilizaba la medicina tradicional basados en el reposo absoluto y la inmovilización, con lamentables consecuencias para muchos de ellos que tendrían grandes dificultades para volver a caminar. Sin embargo, la clase médica, excepto su amigo McDonell´s, no estaba dispuesta a aceptar que una enfermera les diera lecciones y mucho menos que les cuestionara; puesto que consideraban que sus aportaciones carecían de todo rigor científico.

Elizabeth continuaría trabajando a pesar de la continua oposición médica y abriría en 1913 un pequeño hospital que vendería dos años después para incorporarse al Cuerpo del Enfermería de la Armada Australiana, tras el estallido de la I Guerra Mundial. Para poder incorporarse a filas fue necesario un informe de su amigo McDonell´s, en el que reconocía por escrito su capacidad y valía como enfermera. En 1916 se le concedería el nombre “Sister”, que equivalía a primer teniente del ejército, desarrollando su trabajo como jefa de enfermeras de los hospitales Británicos.


FOTO 005 Elisabeth Kenny. Sus películas

Una vez concluida la Guerra, en 1919, Kenny continuaría trabajando con los niños de Polio, sin embargo, la falta de respaldo de su método por los médicos la impedía tratar los casos agudos, por lo que se ocupó de los crónicos y los que eran rechazados por la medicina. El gran apoyo del público al método Kenny no pasaría desapercibido para las autoridades sanitarias y en 1938 a petición de ésta, se realizaría un estudio en el que contrastarían su método, con el ortodoxo empleado por la medicina tradicional. Los resultados dejaron patente la eficacia del primero, pero los médicos no lo aceptarían acusándola de malgastar el dinero y obtener beneficios políticos.

Esta continua falta de apoyos, y tras la muerte de su gran amigo el Dr. McDonell´s, la hizo tomar la decisión de trasladarse a América para poder trabajar con su método en los pacientes afectados de Poliomielitis. Para dar a conocer su método impartió numerosas conferencias por todo el país, como las que tuvieron lugar en diferentes sedes de la prestigiosa American Medical Association, pero a pesar de todos sus esfuerzos, el colectivo médico se le seguía resistiendo. Por fin, los Drs. John Pohl, Miland Knapp, and Wallace Cole, comenzaron a creer y mostrar interés en su método invitándola a quedarse en Minneapolis para realizar un estudio y análisis más profundo del mismo. Años más tarde, ambos doctores publicarían en la revista, Journal of the American Medical Association los beneficios que habían observado en los pacientes a los que se les aplicó el método Kenny. En 1941 la National Foundation for Infantile Paralysis y la American Medical Association recomendarían públicamente el método Kenny frente a los tratamientos ortodoxos que aplicaba la medicina.

Kenny, que ya contaba con la aprobación del colectivo médico, prosiguió su interés en impulsar y dar a conocer su método, mientras aumentaban las investigaciones científicas para validar los conceptos propuestos por ella de espasmo, incoordinación muscular y enajenación mental. A la par surgirían otros estudios que cuestionarían a Kenny acusándola de falsificar los resultados obtenidos de su trabajo asegurando que las comparaciones entre los pacientes que recuperaban su movilidad, frente quienes les quedaban secuelas, no eran válidas, ya que los resultados dependían de la virulencia de la enfermedad.

En 1943 se constituiría el Instituto Elizabeth Kenny en Minneapolis (Minnesota), que sería pionero en la utilización de su método y en la rehabilitación muscular, con la intención además de formar nuevos profesionales que siguieran sus pasos en el tratamiento de la Parálisis Infantil. En la actualidad, se caracteriza por ser uno de los Centros más progresistas e innovadores en el campo de la Rehabilitación.

 

FOTO 006 Elisabeth Kenny y sus niños

La publicación del libro escrito por el ortopedista Dr. Pohl con la colaboración de Kenny, y la de sus Memorias en 1943, junto con  Martha Ostenso, contribuirían al afianzamiento de su método. A esto hay que añadir el rodaje de una película autobiográfica en 1946, “Sister Kenny”, conocida también bajo el titulo de “Amor sublime”, en la que la actriz Rosalind Russell, intima amiga de Kenny, conseguiría realizar un magnífico papel que la valdría el Globo de Oro y la nominación para los Oscar. Todo ello, aumentaría su popularidad llegando a ser la mujer más admirada de EEUU después de Eleanor Roosevelt.

A pesar del éxito, la controversia seguía latente, fundamentalmente por el carácter de Kenny, con una personalidad fuerte y con una determinación a veces exagerada, lo que la generó numerosos comentarios, como el de una enfermera que había observado su trabajo y expondría su mala educación y su ego excesivo, algo que sin duda no la favorecía en su relación con los médicos.


En 1950, decide regresar a su país, Australia, y un año después contraería la enfermedad de Parkinson, falleciendo el 30 de noviembre de 1952 tras sufrir un accidente cerebro - vascular.


FOTO 007 Fotogramas de la película “Sister Kenny”

DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
Es indudable el gran papel desempeñado por Elizabeth Kenny, considerada como una excelente clínica y dotada con las habilidades de una experta observadora, cualidades imprescindibles en una buena enfermera y que ya habían sido remarcadas por Florence Nightingale.

Nunca tuvo miedo a mostrar sus opiniones de manera abierta e independiente, lo que sin duda la granjearía muchos conflictos con el colectivo médico acostumbrado a imponer su criterio y dejar claro a las enfermeras que ellas estaban bajo su mando.

En un Obituario publicado en la British Medical Journal de 1952, se recogía: “Si se hubiese contentado con hablar sobre el tratamiento sin embarcarse en especulaciones sobre la patología, y ella hubiera sido un poco más amable y tolerante ella podría haber sido considerada como la Florence Nightingale de Ortopedia o al menos, de aquella parte relativa a la Poliomielitis”. (Seddon, 1952)

Sin embargo y pese a todo, los pasos dados por “Sister Kenny” trascendieron en su aplicación exclusiva de la poliomelitis, y se comenzaron a aplicar a los heridos de guerra de la segunda guerra mundial y continúan vigentes hoy en día. Pese a ser autodidacta, creó escuela y en 1943 fue reconocida académicamente siendo nombrada Doctora en Ciencias por la Universidad de Rochester y Doctora en Humanidades por la Universidad de Nueva York.

Pero historia también invita a la reflexión. Ha quedado patente su espíritu investigador y emprendedor, imprescindible para alcanzar las cotas que se han descrito, pero ¿podría hacerlo hoy?. Estamos inmersos en un paradigma basado en la evidencia científica, es decir, el entorno sanitario nos empuja a prestar los mejores cuidados disponibles según el conocimiento científico actual. Los cuidados basados en la evidencia o la medicina basada en la evidencia constituyen la columna vertebral del sistema sanitario, y si aplicáramos el mismo precepto a la época, la evidencia científica de comienzos del siglo XX era opuesta a los planteamientos propuestos por Elisabeth Kenny. Es más, si el conocimiento científico de la época determinaba que el tratamiento idóneo era la inmovilización, habría que preguntarse si hubiera recibido autorización de un comité bioético para realizar las prácticas que propugnaba, revolucionarias y escandalosas para su tiempo, por un triple motivo: porque eran contradictorias a la práctica médica habitual, porque las proponía una persona sin formación académica y que además era mujer.

Así que, esta historia también nos invita a pensar sobre las limitaciones que la utilización exclusiva de la evidencia científica suponen para el desarrollo de nuevas vías de investigación e innovación en las ciencias de la salud, caminos o fórmulas imaginativas diferentes a las líneas actuales de investigación. Y todo eso sin olvidar las limitaciones éticas que debe guardar toda persona que investigue para evitar cualquier práctica lesiva, porque no debemos olvidar la utilización perversa de la investigación experimental del científico nazi Josef Mengele y su equipo, o los atroces efectos de un presuntamente bondadoso fármaco como la talidomida.

Esta mujer, que se forjó a sí misma, emprendedora y combativa no toleraba muy bien las opiniones diferentes a la suya pero mostraba a la vez, una gran compasión, volcándose en el cuidado de sus niños, trasmitiéndoles alegría y haciéndoles partícipes de su cuidado.

¿Cuántas enfermeras más habrán contribuido a mejorar la salud de la humanidad?, los ejemplos de Mary Seacole y Elizabeth Kenny, son una clara muestra de las dificultades de la Enfermería para hacerse visible. El reto de quienes nos dedicamos a la Historia de la Enfermería, es rescatar del anonimato a todas aquellas enfermeras que por su propia condición, no han recibido la importancia que se merecían.

El ejemplo de Kenny debe servirnos para reflexionar sobre nuestra propia actividad en la actualidad, y ser conscientes de la importancia del papel de la Enfermería en la sociedad, con determinación, y seguridad, luchando por aquello en lo que creemos, aún cuando sigamos encontrando barreras que impiden el desarrollo efectivo de nuestra profesión.

El programa La rosa de los vientos, dentro de su espacio “mujeres con historia” recoge ampliamente la historia de nuestra protagonista Elizabeth Kenny y está disponible en este link:


 

FOTO 008 Las autoras en el Congreso de Alicante, noviembre 2011

BIBLIOGRAFÍA
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Paul J.R. (1956). Epidemiología de la Poliomielitis. Boletín de la Oficina Sanitaria Panamericana. 521-536.
Riedesel, S. (1997). Sister Elizabeth Kenny, an Australian nurse  and treatment of poliomyelitis victims. [versión electrónica] Journal of Nursing Scholarship 29(1), 83-87.
Seddon, H.J. (1952). Sister Kenny. Obituary. British Medical Journal 6 Dec, 1262-1263.
Sedonn, H.J. (1952). Sister Kenny.  British Medical Journal 12 Abril, 802-803.
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Toledo, J.V. (2008). La aportación de Elizabeth Kenny y su influencia en el tratamiento físico de la poliomielitis en España (1900-1970). La experiencia de enfermar en perspectiva histórica: Congreso de la Sociedad Española de Historia de la Medicina XIV. 453-457.

AUTORES - COLABORADORES
Raúl Expósito González
Enfermero. Servicio de Anestesia y Reanimación. Hospital “Santa Bárbara” de Puertollano. Ciudad Real. Experto en Barberos, Ministrantes y Sangradores

Jesús Rubio Pilarte
Enfermero y sociólogo. Profesor de la E. U. de Enfermería de Donostia. EHU/UPV
Miembro no numerario de La RSBAP

Manuel Solórzano Sánchez

Enfermero Servicio de Oftalmología
Hospital Universitario Donostia de San Sebastián. Osakidetza /SVS
Vocal del País Vasco de la SEEOF. Insignia de Oro de la SEEOF
Miembro de Eusko Ikaskuntza
Miembro de la Sociedad Vasca de Cuidados Paliativos
Miembro Comité de Redacción de la Revista Ética de los Cuidados
M. Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro no numerario de La RSBAP


3 comentarios:

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