Beneficencia y las Sociedades Gastronómicas
Las sociedades gastronómicas surgen a finales del siglo XIX en San Sebastián, al comenzar a regularse la jornada laboral y en muchas ocasiones al amparo de sociedades de socorros mutuos o agrupaciones gremiales, siendo la Unión Artesana de San Sebastián el ejemplo más claro. Todas la Sociedades han sido siempre conscientes de quienes eran las personas más necesitadas de la sociedad, aunque la valoración de la pobreza haya cambiado a lo largo de los siglos. El listón que separaba a los pobres del resto de su sociedad dependía mucho del nivel de vida medio de cada país y de cada época, y el límite de la pobreza estaba en la propia subsistencia, así como en la carencia de familiares o amigos que pudieran ampararle. Más difícil es saber quienes se consideraban a sí mismos como pobres, aunque de alguna forma se autodefinían cuando acudían a las entidades benéficas en demanda de ayuda y solicitaban ser incluidos en el padrón de pobres, o ingresar en el hospital- asilo.
Para Luis Vives era pobre aquel que dependía de los demás: “Todo el que es menesteroso de ayuda ajena es pobre”, y llegaban a la pobreza:
“Los unos por enfermedad de sus cuerpos, cesando en sus trabajos, gastando dineros y no recibiendo otros en compensación, vienen a parar en la pobreza. Esto mismo acaece a los que perdieron sus bienes en la guerra o en otra cualquiera grande calamidad, como es fuerza que ocurran muy muchas a los que estamos confinados en esta mundo turbulento: como incendios, inundaciones, ruinas, naufragios”.
El diccionario de la Administración Española de 1894 decía: “…es pobre, ya para dejar de contribuir, ya para ser auxiliado y aún socorrido, todo aquel que depende únicamente y exclusivamente de su trabajo corporal, sin que sea obstáculo para considerarle realmente pobre el que tenga alguna pequeña casa, choza o albergue en que habitar y alguna finca rústica de insignificante estimación , toda vez que sus productos no sean suficientes a sacarle de la situación de mero jornalero o bracero del campo”.
Mural a la entrada de la sociedad con una estampa irunesa del pintor Sagarzazu
Los expósitos, esas pobres criaturas abandonas al nacer y condenadas en muchos casos a una muerte temprana, tenían el privilegio de ser asistidos por la Diputación. Su lugar era el hospicio “donde se crean los hijos de nadie”. Tal vez por esa razón, necesitaron del amparo de la madre provincia. Estos niños difícilmente superaban los aledaños de la pobreza, y muchos de ellos si lograban pasar la infancia continuaban siendo asistidos de por vida. Los huérfanos pobres, socialmente mejor considerados por no ser producto de la maternidad ilegítima, no tenían mejores perspectivas de vida que los anteriores. Los niños estaban a cargo de la Beneficencia hasta los catorce años y hasta los diez y ocho las niñas, eran educados y “asistidos” hasta esa edad. A partir de ese momento se les buscaba un trabajo, a los chicos en un caserío o en un taller. A las chicas de sirvientas en una casa. Tenían un futuro parecido al de los expósitos.
A la Beneficencia le precedió la caridad cristiana, cuyo mejor cantor fue San Pablo en su primera epístola a los corintios.
La Historia del Arte nos acerca a todo un sistema simbólico de la representación de la Caridad, iconográficamente muy rico. Empezando por las figuras de Cristo. El Buen Pastor que cuida con amor de sus ovejas; y de la Virgen que ampara bajo su manto a los desvalidos y que da origen a las advocaciones de “Virgen de la Caridad”, “Virgen de los desamparados”; sin olvidar la renovación iconográfica que introdujo Giotto en Asís al representar la personalidad de San Francisco; o los grandes cuadros del Barroco, en los que se animaba a ejercer la caridad a través del ejemplo dado por santos: San Juan de dios, Santa Isabel de Hungría, San Martín y San Antonio.
El paso de la caridad relacionada con las Instituciones de carácter religioso a la Beneficencia, vinculada con la administración civil, comenzó en España durante el siglo XVIII. Para Vives, era la ciudad, la autoridad civil, la encargada de cuidar y vigilar que no hubiera pobres, administrar los fondos y controlar que nadie tomara para su propio provecho los bienes de la Beneficencia. Sin embargo la obtención del capital para cubrir la asistencia tenía que seguir los cauces habituales: donaciones, limosnas y cuestaciones.
Así se promulgó la ley de Beneficencia del 6 de febrero de 1822, que “sistematizó todos los aspectos de la Beneficencia, dando el paso definitivo para que este servicio quedase por entero en manos de la Administración”. No puede olvidar que en esa época, para que una persona adulta pudiera ser asistida por los servicios públicos, además de tener alguna discapacidad que le impidiera valerse por sí misma, debía ser declarada “pobre de solemnidad”, con el perjuicio social que implicaba.
SOCIEDAD BENÉFICA IRUN`GO ATSEGIÑA Esta Sociedad Gastronómica nace el día 26 de Marzo de 1922 en Irún (Gipuzkoa). Desde su nacimiento hasta la fecha, esta humanitaria sociedad no ha cesado de llevar a cabo grandes obras de Caridad a favor de los desvalidos, organizando festivales, tómbolas, becerradas, cabalgatas, rifas y todo lo preciso para aportar el pan al necesitado y procurar el bienestar de Irún. En esta altruista labor, tanto sus directivos como socios y simpatizantes, unen todas sus fuerzas para impedir que la nave de la caridad y el amor a las personas más desfavorecidas se detengan.
En Irún y en la comarca existe la tradición de la “opila”. La “opila” es un bizcocho que regalan las madrinas a sus ahijados el día de San Marcos, hasta que se casan. Sobre ese bizcocho se colocan huevos duros como años tiene la o el ahijada. Los huérfanos del Hospital – Asilo de Irún no tenían madrina y la Sociedad Irun`go Atsegiña decidió desde su origen obsequiar la tradicional “opila” a todos esos niños y niñas.
Niños y niñas ahijados de la Sociedad con las opilas acompañados por miembros de la Junta Directiva y de las Hermanas de la Caridad, entre las que reconocemos a Sor Julia
En 1924 la Sociedad se honra con el preciado título de “Madrina del Hospital Asilo de Irún”. A partir de esta fecha memorable todos los asilados son obsequiados anualmente con las clásicas “opilas”, tradicional costumbre irunesa. Cuando llega la Navidad, se entregan a los necesitados del Hospital Asilo lotes de ropas, calzado, tabaco, turrones, vinos etc., y juguetes a los niños en la noche de Reyes. Todo esto precedido de una vistosa cabalgata que hace las delicias de los pequeños y grandes y que contribuye a salpicar de alegría la fría noche del 5 de enero.
Cuadro pintado sobre tabla que se encuentra dentro de la Sociedad “Los Reyes Magos van al Hospital Asilo de Irún”
En el año 1950 con motivo de recaudar fondos se realizó el 29 de junio una rifa con 5.000 papeletas a una peseta el boleto. Los premios eran los siguientes: dos comidas y dos cenas de 50 pesetas cada una, otras dos comidas en el monte San Marcial de 65 pesetas cada una y con el taxi pagado para subir al monte. Dos entradas de butacas para todos los espectáculos oficiales de fiestas. Otro de los premios consistía en 200 pesetas en metálico y un décimo de lotería y otro premio una caja de cigarros puros y dos comidas para el 2 de julio en la Sociedad. Todo ello para sacar fondos para las obras de beneficencia de la Sociedad.
En enero de 1951 se dio una comida para los asilados servida por directivos de la Sociedad, el menú fue el siguiente:
Con motivo de la festividad de San Marcos la Sociedad regaló a lo ahijados unas exquisitas opilas (cada padrino o madrina da a su ahijado/a la opila el día 25 de abril festividad de San Marcos), que fueron saboreadas por los pequeños. La junta directiva mandó una carta de agradecimiento a Luis Mariano por su ofrecimiento y colaboración con esta Sociedad, en beneficio del “Hospital Asilo”.
El día de Reyes de 1952 la Sociedad ofreció una comida extraordinaria a los asilados, con el siguiente menú:
En 1960 el 1 de mayo la popular Sociedad Irun`go Atsegiña celebra el 38 aniversario de su formación, los festejos son pocos. Los actos se reducen a una misa rezada en la capilla del Hospital y al banquete oficial en el domicilio de la Sociedad, en el que fraternizan autoridades, directivos, representaciones de sociedades locales y forasteras, entre ellas la Sociedad Kondarrak (http://www.kondarrak.com/), sin olvidar las del otro lado del Bidasoa, socios y amigos de esta Sociedad Irunesa.
Podemos observar a Juan Antonio Lecuona, Aniceto Martín, Quesada, Paulino Berges, Justo Arrese-Igor, Urtizberea
En 1962 tras la trayectoria llevada se inician los trámites para la consecución de la Cruz de la Beneficencia, y fueron numerosas la adhesiones recibidas y los escritos remitidos al Excelentísimo Gobernador civil de la Provincia, solicitando la conexión del citado galardón, no podemos olvidar a todos ellos y a continuación detallamos sus nombres: Delegado de la frontera del Norte de España; Excelentísima Diputación Provincial de Gipuzkoa. Sociedad Umore Ona; Sociedad Aldabe; Real Unión Club; Leopoldo Stampa Sánchez (notario); Banco de Irún; Sociedad Gaztelubide; Excelentísimo ayuntamiento de Irún ; Asociación Antiguos alumnos de La Salle de Irún; Casino de Irún; Colegio oficial de agente de aduanas; José Lecuona; obispo titulado de Vagada; Comunidad de Hijas de la Caridad San Vicente de Paúl; Prelado de la Diócesis; Centro Burgalés; Delegación Comarcal de Sindicatos; Miguel Ibáñez de Opacua (Coronel de infantería); David Esnal (Párroco de Santa María del Juncal); Sociedad Kondarrak; Kurpil Kirolak; Juan Vollmer S.A. (La Palmera).
El 1 de septiembre de 1966, se le concede a la Sociedad Irun`go Atsegiña la orden de Beneficencia, siendo distinguida con la Cruz de Segunda Clase.
Las sociedades gastronómicas surgen a finales del siglo XIX en San Sebastián, al comenzar a regularse la jornada laboral y en muchas ocasiones al amparo de sociedades de socorros mutuos o agrupaciones gremiales, siendo la Unión Artesana de San Sebastián el ejemplo más claro. Todas la Sociedades han sido siempre conscientes de quienes eran las personas más necesitadas de la sociedad, aunque la valoración de la pobreza haya cambiado a lo largo de los siglos. El listón que separaba a los pobres del resto de su sociedad dependía mucho del nivel de vida medio de cada país y de cada época, y el límite de la pobreza estaba en la propia subsistencia, así como en la carencia de familiares o amigos que pudieran ampararle. Más difícil es saber quienes se consideraban a sí mismos como pobres, aunque de alguna forma se autodefinían cuando acudían a las entidades benéficas en demanda de ayuda y solicitaban ser incluidos en el padrón de pobres, o ingresar en el hospital- asilo.
Para Luis Vives era pobre aquel que dependía de los demás: “Todo el que es menesteroso de ayuda ajena es pobre”, y llegaban a la pobreza:
“Los unos por enfermedad de sus cuerpos, cesando en sus trabajos, gastando dineros y no recibiendo otros en compensación, vienen a parar en la pobreza. Esto mismo acaece a los que perdieron sus bienes en la guerra o en otra cualquiera grande calamidad, como es fuerza que ocurran muy muchas a los que estamos confinados en esta mundo turbulento: como incendios, inundaciones, ruinas, naufragios”.
El diccionario de la Administración Española de 1894 decía: “…es pobre, ya para dejar de contribuir, ya para ser auxiliado y aún socorrido, todo aquel que depende únicamente y exclusivamente de su trabajo corporal, sin que sea obstáculo para considerarle realmente pobre el que tenga alguna pequeña casa, choza o albergue en que habitar y alguna finca rústica de insignificante estimación , toda vez que sus productos no sean suficientes a sacarle de la situación de mero jornalero o bracero del campo”.
Mural a la entrada de la sociedad con una estampa irunesa del pintor Sagarzazu
Los expósitos, esas pobres criaturas abandonas al nacer y condenadas en muchos casos a una muerte temprana, tenían el privilegio de ser asistidos por la Diputación. Su lugar era el hospicio “donde se crean los hijos de nadie”. Tal vez por esa razón, necesitaron del amparo de la madre provincia. Estos niños difícilmente superaban los aledaños de la pobreza, y muchos de ellos si lograban pasar la infancia continuaban siendo asistidos de por vida. Los huérfanos pobres, socialmente mejor considerados por no ser producto de la maternidad ilegítima, no tenían mejores perspectivas de vida que los anteriores. Los niños estaban a cargo de la Beneficencia hasta los catorce años y hasta los diez y ocho las niñas, eran educados y “asistidos” hasta esa edad. A partir de ese momento se les buscaba un trabajo, a los chicos en un caserío o en un taller. A las chicas de sirvientas en una casa. Tenían un futuro parecido al de los expósitos.
A la Beneficencia le precedió la caridad cristiana, cuyo mejor cantor fue San Pablo en su primera epístola a los corintios.
La Historia del Arte nos acerca a todo un sistema simbólico de la representación de la Caridad, iconográficamente muy rico. Empezando por las figuras de Cristo. El Buen Pastor que cuida con amor de sus ovejas; y de la Virgen que ampara bajo su manto a los desvalidos y que da origen a las advocaciones de “Virgen de la Caridad”, “Virgen de los desamparados”; sin olvidar la renovación iconográfica que introdujo Giotto en Asís al representar la personalidad de San Francisco; o los grandes cuadros del Barroco, en los que se animaba a ejercer la caridad a través del ejemplo dado por santos: San Juan de dios, Santa Isabel de Hungría, San Martín y San Antonio.
El paso de la caridad relacionada con las Instituciones de carácter religioso a la Beneficencia, vinculada con la administración civil, comenzó en España durante el siglo XVIII. Para Vives, era la ciudad, la autoridad civil, la encargada de cuidar y vigilar que no hubiera pobres, administrar los fondos y controlar que nadie tomara para su propio provecho los bienes de la Beneficencia. Sin embargo la obtención del capital para cubrir la asistencia tenía que seguir los cauces habituales: donaciones, limosnas y cuestaciones.
Así se promulgó la ley de Beneficencia del 6 de febrero de 1822, que “sistematizó todos los aspectos de la Beneficencia, dando el paso definitivo para que este servicio quedase por entero en manos de la Administración”. No puede olvidar que en esa época, para que una persona adulta pudiera ser asistida por los servicios públicos, además de tener alguna discapacidad que le impidiera valerse por sí misma, debía ser declarada “pobre de solemnidad”, con el perjuicio social que implicaba.
SOCIEDAD BENÉFICA IRUN`GO ATSEGIÑA Esta Sociedad Gastronómica nace el día 26 de Marzo de 1922 en Irún (Gipuzkoa). Desde su nacimiento hasta la fecha, esta humanitaria sociedad no ha cesado de llevar a cabo grandes obras de Caridad a favor de los desvalidos, organizando festivales, tómbolas, becerradas, cabalgatas, rifas y todo lo preciso para aportar el pan al necesitado y procurar el bienestar de Irún. En esta altruista labor, tanto sus directivos como socios y simpatizantes, unen todas sus fuerzas para impedir que la nave de la caridad y el amor a las personas más desfavorecidas se detengan.
En Irún y en la comarca existe la tradición de la “opila”. La “opila” es un bizcocho que regalan las madrinas a sus ahijados el día de San Marcos, hasta que se casan. Sobre ese bizcocho se colocan huevos duros como años tiene la o el ahijada. Los huérfanos del Hospital – Asilo de Irún no tenían madrina y la Sociedad Irun`go Atsegiña decidió desde su origen obsequiar la tradicional “opila” a todos esos niños y niñas.
Niños y niñas ahijados de la Sociedad con las opilas acompañados por miembros de la Junta Directiva y de las Hermanas de la Caridad, entre las que reconocemos a Sor Julia
En 1924 la Sociedad se honra con el preciado título de “Madrina del Hospital Asilo de Irún”. A partir de esta fecha memorable todos los asilados son obsequiados anualmente con las clásicas “opilas”, tradicional costumbre irunesa. Cuando llega la Navidad, se entregan a los necesitados del Hospital Asilo lotes de ropas, calzado, tabaco, turrones, vinos etc., y juguetes a los niños en la noche de Reyes. Todo esto precedido de una vistosa cabalgata que hace las delicias de los pequeños y grandes y que contribuye a salpicar de alegría la fría noche del 5 de enero.
Cuadro pintado sobre tabla que se encuentra dentro de la Sociedad “Los Reyes Magos van al Hospital Asilo de Irún”
En el año 1950 con motivo de recaudar fondos se realizó el 29 de junio una rifa con 5.000 papeletas a una peseta el boleto. Los premios eran los siguientes: dos comidas y dos cenas de 50 pesetas cada una, otras dos comidas en el monte San Marcial de 65 pesetas cada una y con el taxi pagado para subir al monte. Dos entradas de butacas para todos los espectáculos oficiales de fiestas. Otro de los premios consistía en 200 pesetas en metálico y un décimo de lotería y otro premio una caja de cigarros puros y dos comidas para el 2 de julio en la Sociedad. Todo ello para sacar fondos para las obras de beneficencia de la Sociedad.
En enero de 1951 se dio una comida para los asilados servida por directivos de la Sociedad, el menú fue el siguiente:
Con motivo de la festividad de San Marcos la Sociedad regaló a lo ahijados unas exquisitas opilas (cada padrino o madrina da a su ahijado/a la opila el día 25 de abril festividad de San Marcos), que fueron saboreadas por los pequeños. La junta directiva mandó una carta de agradecimiento a Luis Mariano por su ofrecimiento y colaboración con esta Sociedad, en beneficio del “Hospital Asilo”.
El día de Reyes de 1952 la Sociedad ofreció una comida extraordinaria a los asilados, con el siguiente menú:
En 1960 el 1 de mayo la popular Sociedad Irun`go Atsegiña celebra el 38 aniversario de su formación, los festejos son pocos. Los actos se reducen a una misa rezada en la capilla del Hospital y al banquete oficial en el domicilio de la Sociedad, en el que fraternizan autoridades, directivos, representaciones de sociedades locales y forasteras, entre ellas la Sociedad Kondarrak (http://www.kondarrak.com/), sin olvidar las del otro lado del Bidasoa, socios y amigos de esta Sociedad Irunesa.
Podemos observar a Juan Antonio Lecuona, Aniceto Martín, Quesada, Paulino Berges, Justo Arrese-Igor, Urtizberea
En 1962 tras la trayectoria llevada se inician los trámites para la consecución de la Cruz de la Beneficencia, y fueron numerosas la adhesiones recibidas y los escritos remitidos al Excelentísimo Gobernador civil de la Provincia, solicitando la conexión del citado galardón, no podemos olvidar a todos ellos y a continuación detallamos sus nombres: Delegado de la frontera del Norte de España; Excelentísima Diputación Provincial de Gipuzkoa. Sociedad Umore Ona; Sociedad Aldabe; Real Unión Club; Leopoldo Stampa Sánchez (notario); Banco de Irún; Sociedad Gaztelubide; Excelentísimo ayuntamiento de Irún ; Asociación Antiguos alumnos de La Salle de Irún; Casino de Irún; Colegio oficial de agente de aduanas; José Lecuona; obispo titulado de Vagada; Comunidad de Hijas de la Caridad San Vicente de Paúl; Prelado de la Diócesis; Centro Burgalés; Delegación Comarcal de Sindicatos; Miguel Ibáñez de Opacua (Coronel de infantería); David Esnal (Párroco de Santa María del Juncal); Sociedad Kondarrak; Kurpil Kirolak; Juan Vollmer S.A. (La Palmera).
El 1 de septiembre de 1966, se le concede a la Sociedad Irun`go Atsegiña la orden de Beneficencia, siendo distinguida con la Cruz de Segunda Clase.
DIRECTIVA DEL AÑO 2002 Componentes de la Junta Directiva - Sentados de izquierda a derecha: Miguel Casas, Patri Arabolaza, José Luis Martínez, Pedro Galarza y Juan Gómez
De pie izquierda a derecha: Luis Etxebeste, Juan Miguel García, Iosu Olaizola, Luis González y Patri Arabolaza j.r.
Reconocer la gran labor realizada por uno de sus miembros, que ha estado siempre en la cumbre de la Sociedad y uno de los presidentes más longevos, hablamos de Patri Arabolaza padre.
NUEVA DIRECTIVA DEL 2009
En esta fotografía se encuentran algunos de los participantes de la actual junta directiva. Entre ellos, el presidente Luis Etxebeste, el tesorero Jesús Rubio Pilarte, y los vocales Felipe Etxeberria y Juanito Gómez, son ellos los que llevan el timón y el barco a buen puerto, además de expertos cocineros. Qué decir de Jesús Rubio espléndido cocinero y enfermero.
EPÍLOGO
A modo de anécdota, aunque en 1966 dicen que se le concede a la sociedad la Cruz de Beneficencia, realmente se concede el derecho a dicha distinción, ya que físicamente fue adquirida mediante suscripción popular en una joyería de Madrid (D. Celada, calle Mayor 21, Madrid – 13. al precio de 11.750 pesetas).
Actualmente las personas mayores que están atendidas en las residencias de Irún, entre las que se encuentra la “Residencia Municipal”, heredera del antiguo Hospital-Asilo, siguen recibiendo una “opila” el día de San Marcos, y quienes pueden, acuden a una comida preparada y servida por socios y directivos en su local social, perpetuándose la tradición iniciada en 1922. Asimismo, el día 5 de enero reciben la visita de SS.MM. los Reyes Magos que, además de repartir sonrisas, les entregan un pequeño obsequio.
Por este motivo, las sociedades gastronómicas, como la Sociedad Irun`go Atsegiña, son agentes sociales de primera magnitud, referencias imprescindibles para actividades sociales, culturales y deportivas.
Agradecimientos:
A Luis Vives
A Mª Ascensión Martínez Martín, por su libro “Gipuzkoa en la vanguardia del reformismo social. Beneficencia, ahorro y previsión (1876 – 1936)”
A la Sociedad Benéfica Cultural Recreativa Irun`go Atsegiña, a su presidente Luis y a Jesús. Libro de la Sociedad de los 80 años
Fotos: Las fotos están escaneadas de los libros anteriormente citados, y mis fotografías.
*Manuel Solórzano Sánchez y **Jesús Rubio Pilarte
* Enfermero Hospital Donostia. Osakidetza /SVS. Vicepresidente Sociedad Kondarrak
** Enfermero y sociólogo. Profesor de la E. U. de Enfermería de Donostia. EHU/UPV. Tesorero Sociedad Irun`go Atsegiña
masolorzano@telefonica.net
jrubiop20@enfermundi.com
De pie izquierda a derecha: Luis Etxebeste, Juan Miguel García, Iosu Olaizola, Luis González y Patri Arabolaza j.r.
Reconocer la gran labor realizada por uno de sus miembros, que ha estado siempre en la cumbre de la Sociedad y uno de los presidentes más longevos, hablamos de Patri Arabolaza padre.
NUEVA DIRECTIVA DEL 2009
En esta fotografía se encuentran algunos de los participantes de la actual junta directiva. Entre ellos, el presidente Luis Etxebeste, el tesorero Jesús Rubio Pilarte, y los vocales Felipe Etxeberria y Juanito Gómez, son ellos los que llevan el timón y el barco a buen puerto, además de expertos cocineros. Qué decir de Jesús Rubio espléndido cocinero y enfermero.
EPÍLOGO
A modo de anécdota, aunque en 1966 dicen que se le concede a la sociedad la Cruz de Beneficencia, realmente se concede el derecho a dicha distinción, ya que físicamente fue adquirida mediante suscripción popular en una joyería de Madrid (D. Celada, calle Mayor 21, Madrid – 13. al precio de 11.750 pesetas).
Actualmente las personas mayores que están atendidas en las residencias de Irún, entre las que se encuentra la “Residencia Municipal”, heredera del antiguo Hospital-Asilo, siguen recibiendo una “opila” el día de San Marcos, y quienes pueden, acuden a una comida preparada y servida por socios y directivos en su local social, perpetuándose la tradición iniciada en 1922. Asimismo, el día 5 de enero reciben la visita de SS.MM. los Reyes Magos que, además de repartir sonrisas, les entregan un pequeño obsequio.
Por este motivo, las sociedades gastronómicas, como la Sociedad Irun`go Atsegiña, son agentes sociales de primera magnitud, referencias imprescindibles para actividades sociales, culturales y deportivas.
Agradecimientos:
A Luis Vives
A Mª Ascensión Martínez Martín, por su libro “Gipuzkoa en la vanguardia del reformismo social. Beneficencia, ahorro y previsión (1876 – 1936)”
A la Sociedad Benéfica Cultural Recreativa Irun`go Atsegiña, a su presidente Luis y a Jesús. Libro de la Sociedad de los 80 años
Fotos: Las fotos están escaneadas de los libros anteriormente citados, y mis fotografías.
*Manuel Solórzano Sánchez y **Jesús Rubio Pilarte
* Enfermero Hospital Donostia. Osakidetza /SVS. Vicepresidente Sociedad Kondarrak
** Enfermero y sociólogo. Profesor de la E. U. de Enfermería de Donostia. EHU/UPV. Tesorero Sociedad Irun`go Atsegiña
masolorzano@telefonica.net
jrubiop20@enfermundi.com
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