Alrededor de 4.000 enfermos del Poniente reciben atención sanitaria en sus hogares. Las enfermeras de familia realizaron durante todo el pasado año más de 61.000 visitas Las cuidadoras de estos pacientes suelen ser mujeres, familiares, y de mediana edad
03.05.08 - ALMUDENA FERNÁNDEZ
Hay enfermos que lo son para toda la vida y sin embargo no viven con su patología entre las cuatro paredes de un hospital. El desarrollo del servicio de atención domiciliaria en los últimos años ha permitido que cada vez más personas dependientes puedan estar en sus casas y recibir, de forma periódica, la visita de las denominadas enfermeras de familia. De esta forma, sólo en el último año, desde el Distrito Sanitario de Poniente han gestionado la atención domiciliaria para 3.075 pacientes y cuidadores, pero según estima el director de Cuidados de Enfermería, Juan Santoyo, si se suman los pacientes de años anteriores podrían rondarse los 4.000.La puesta en marcha de un servicio organizado de atención domiciliaria se reguló a partir del Plan de Apoyo a la Familia Andaluza, que nació en 2002, y mediante el cual se establecían diversas medidas para mejorar el bienestar familiar. En el ámbito sanitario, una de las nuevas propuestas fue la creación de la figura de la enfermería de enlace. El surgimiento de estos profesionales nació a raíz del contexto actual en el que hay un envejecimiento progresivo de la población y las personas viven más años pero con menos autonomía y, por otro lado, las estancias hospitalarias se están acortando. Además, hoy existe también la posibilidad de que la tecnología que habitualmente se utilizaba en hospitales se pueda trasladar a los domicilios.
Isabel Cruz es una de las siete enfermeras de enlace que trabajan en el Distrito Sanitario de Poniente (hay dos enfermeras en Roquetas, otras dos en El Ejido y Vícar, Adra y Berja, tienen una persona por municipio). Las funciones de las enfermeras de enlace son, según ella misma explica, coordinar las atenciones sanitarias de las personas que las reciben en el domicilio. Por su complejidad esa coordinación se realiza con las enfermeras de familia, con el médico y también con los trabajadores sociales y fisioterapeutas, que conforman el resto del equipo domiciliario. El hospital y otras asociaciones externas al sistema sanitario suelen jugar también un papel básico para el buen control de estos pacientes. Las enfermeras de enlace atienden generalmente a personas inmovilizadas y grandes dependientes, discapacitados, a personas que están padeciendo alguna enfermedad terminal, etc. Su trabajo se centra en los pacientes a los que les dan el alta en el hospital y necesitan más cuidados con posterioridad, a los que viven en residencias y, además, a todos los que cuidan de ellos. En esta línea, Isabel Cruz, asegura satisfecha que, gracias al Plan de Apoyo a las Familias, «las cuidadoras dejaron de ser un parte invisible y pasaron a ser lo que llamamos clientes, porque también necesitan cuidados específicos».
Captación
Para contactar con sus pacientes, las enfermeras de enlace realizan una captación activa, recuperan la historia clínica del paciente y se buscan a los cuidadores o el propio enfermo, en caso de que pueda comunicarse. Los pacientes suelen ser personas autónomas que un día sufren un accidente cerebro vascular y a partir de ahí se vuelven dependientes. Cuando en el hospital se plantean darle el alta a menudo lo comunican a las enfermeras de enlace para ir estudiando ese caso y para que el paso del hospital al domicilio se haga de la forma más reglada posible. «Lo que pretendemos es que el paciente tenga todas sus citas, todas sus revisiones, procurando que sean en un solo día. Además, se gestiona el material de apoyo al cuidado, en caso de que sea necesario. Los trabajadores sociales inician la gestión de servicios; todo para que cuando los visitemos en el domicilio esté ya todo un poco encauzado», afirmó la enfermera de enlace. A partir de la llegada del paciente a casa se hace una valoración integral de enfermería. «Esta valoración parte de considerar a esa persona como un todo, con unas necesidades que tiene que satisfacer y, a través de la entrevista, la validación y el uso de escalas, detectamos que necesidades están alteradas o cuales podrían estarlo», afirmó Cruz. En este sentido, esta enfermera de enlace remarcó que muchas de sus actuaciones van orientadas a la prevención de riesgos «por úlceras de presión o por caídas, que en un anciano pueden resultar mortales».
Tras ese pormenorizado análisis de las necesidades del paciente, realizan un plan de actuación individualizado «que incluye la actuación de los profesionales que sean necesario en el equipo» y se propone a la enfermera y médico de familia. Ese plan, supondrá que las enfermeras de enlace unas veces tendrán que gestionar el material ortoprotésico, otras veces, que se incluya al enfermo en el plan de grandes discapacitados (lo que supone una serie de medidas de discriminación positiva), otras veces puede tratarse de la creación de un circuito entre la atención Primaria y hospitalaria para uso de material o gestionar citas de procedimientos como poner una gastroctomía, que evite viajes al cuidadora y al enfermo. De esta forma, Isabel Cruz insistió en que «cada caso tienen una gestión diferente» y que la labor de las enfermeras de enlace varía en función de cada patología y de cada enfermo. En cualquier caso, y además de las citas programadas, Isabel apunta que «en el día a día, el móvil es una herramienta indispensable y se lo damos a las cuidadoras y el resto del equipo para facilitar la coordinación y poder reaccionar ante imprevistos».
Enfermeras de familia
Una vez las enfermeras de enlace realizan esa valoración integral y se consensúa entre todo el equipo de atención domiciliaria, es la enfermera de familia la que realiza el seguimiento del paciente y la que termina de ejecutar el plan, realizando visitas periódicas al domicilio. Sólo durante el pasado año, estas enfermeras acudieron a prestar su ayuda en 61.467 ocasiones, más de 2.000 en servicio de urgencias. De todas formas, las enfermeras de enlace vuelven a intervenir cuando, por diversos motivos, se les solicita que revalúen algún caso «porque nos lo pidan los profesionales médicos o porque nos lo requiera el cambio en la situación de la cuidadora o se hayan modificado la situación del enfermo y puedan haber surgido nuevas necesidades», especificó Isabel Cruz. En el Distrito Sanitario de Poniente no cuentan con equipo móvil de rehabilitación pero, a cambio, sí existen cuatro salas en las cuales poder realizar esta tarea. En esta línea, el director de Cuidados de Enfermería, Juan Santoyo, explicó que en Vícar, Adra, Roquetas y Berja existían salas de este tipo y que los enfermos de El Ejido que necesitan de estos cuidados «son asumidos por el Hospital de Poniente, debido a la cercanía». De esta forma, dentro de todo el proceso de atención domiciliaria, la fisioterapia es de los pocos servicios que no se realizan en casa. Aún así, Santoyo matizó que «los seis fisioterapeutas que trabajan en el Distrito sí que acuden en determinadas ocasiones a los domicilios de los enfermos», pero su labor no es exactamente la de realizar sesiones de rehabilitación.
En esta línea, Santoyo argumentó que el fisioterapeuta acude a la casa del enfermo que necesitará rehabilitación para formar a la cuidadora o a la enfermera de familia para que puedan hacerlo ellas sin salir del domicilio. De esta forma, con tres o cuatro visitas, se adquieren los conocimientos básicos para que, cuando no sea posible, no haya que salir de domicilio.En cuanto al tiempo durante el cual el paciente recibe la atención de la enfermera de familia, Juan Santoyo subrayó que el plazo lo marcará el tipo de enfermedad. «En los casos agudos, se realizan cuidados prácticamente a diario, incluso varias veces al día si fuera necesario, pero en la mayoría de las ocasiones la asistencia programada a domicilio no tiene que ser tan frecuente y, si existe un tratamiento estable, puede que sólo acuda una vez al mes»