Establecimientos Benéficos Donostiarras
Contribuyamos a vigorizar la vida precaria de la admirable institución
Foto 1 Fachada principal del Asilo Matía. Archivo Municipal Fondo histórico 1890. Signatura: H-00155-09. Arquitecto José de Goicoa
Magníficamente situado, en el centro de una gran extensión de terreno cubierta de un verde de variados tonos, de ese verde que caracteriza el paisaje delicioso de nuestro país, se laza el viejo caserón (1).
Las miradas curiosas del viajero no pueden descubrir lo que aquellas paredes deterioradas encierran en su interior.
Exteriormente, el edificio da la impresión de algo que vivió una época de grandeza y hoy lleva con cierta gallardía su posición de pobre vergonzante en que le convirtieron el tiempo y el olvido de los hombres.
Y esa impresión va adentrándose en nuestro espíritu a medida que recorremos las silenciosas estancias del viejo caserón.
Ningún signo desde la carrera acusa el objeto a que está destinado. Creyérase, que en él arrastra su pobreza vergonzante un noble que conociera tiempos brillantes. La finca es de empaque señorial.
Nada nos dice qué dentro del antiguo edificio, un grupo de religiosas Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, endulza con sus cariñosos cuidados los últimos días de los ancianitos que dieron lo mejor de su vida en un sacrificio estéril, a la hora de gozar del fruto de su continuo laborar.
Sólo en el cruzar de las habitaciones del edificio, ante la visión de aquellas ruinas humanas a las que la cordialidad de las monjitas hace amables unos años que, sin sus tiernos cuidados y consuelo amargarían el recuerdo de épocas vividas al lado de los suyos en plena felicidad, el visitante obtiene la certeza de que se halla en un asilo de caridad.
Foto 2 La Reina Victoria Eugenia con el superior general de la “Orden de San Vicente de Paul”, el Padre Francisco Verdier, en el Asilo Matía de San Sebastián. Saludó a las Hijas de la Caridad que asistían a los soldados heridos de la guerra de Marruecos. Fotógrafo: Martín Ricardo. 9 octubre 1924
Además, el ambiente alegre que presta a las cosas modestas la limpieza y el cuidado de las manos femeninas, dicen con elocuencia de la eficaz intervención de las Hermanas de la Caridad.
Un caballero prestigioso, don José María Calvo, natural de Llodio en Álava, fundó hace muchos años dos casas de caridad, una en Cádiz, donde falleció el filántropo en 1871 y otra en Donostia, término conocido por “Zapatari”. Ambas sirven de albergue a ancianos impedidos.
Foto 3 Retrato de José Matía Calvo. Revista Bascongada. Dibujo F. López - Alén
El capital que sirvió de base al sostenimiento de estas benéficas instituciones tenía en aquella época un respetable valor. Ahora, ese valor se ha desvalorizado y lo que significaba grandeza se convirtió en modesta renta, reflejo pálido del pasado esplendor.
Ese asilo, que cobija a un número limitado de ancianos donostiarras, que sin ese valioso auxilio hubieran arrastrado su indigencia por las calles de la ciudad, es el que nos sugiere este comentario y la visita al viejo caserón.
Cusa honda pena al visitante la visión de este edificio, cuyo destino, de lo más simpático, merece la compasión y el apoyo de las personas de buen corazón. Los sentimientos caritativos que duermen en algunos humanos pudientes, despertaríanse ante la contemplación de este asilo de aspecto negativo de lo que debe ser el cobijo digno de hombres y mujeres que por su desgracia mueven a compasión.
Contrasta el aspecto pobre de este edificio con el de algunos asilos a cuyo sostenimiento atiende la beneficencia oficial.
Y nos revela el olvido en que los numerosos donantes que contribuyen a enriquecer a aquella, tienen al asilo donostiarra que para algunos disfruta de una posición superior.
Nada más lejos de la verdad. El Asilo de Matía vive una existencia precaria que es necesario mejorar.
Recientemente, entre otros casos, se ha dado el de un buen donostiarra, que en su fallecimiento ha dejado un recuerdo de cerca de dos millones a la beneficencia, cuyos medios no alcanzan a este asilo catalogado entre los de fundación particular.
El Asilo de Matía declina, viviendo una agonía que hace más dolorosa la lucha de sus administradores por inyectarle una esencia de nueva vida que vigorice los viejos medios que la mantienen hasta la actualidad.
Hemos de acudir, por ello, en auxilio de esta antigua fundación que acoge a los ancianos donostiarras, porque sin el apoyo de las almas caritativas pudiera llegar el momento de su completa extinción.
Quizá pequemos de exagerados. Pero tal es de dolorosa nuestra impresión.
Los buenos donostiarras que no se olvidan de la práctica de la Caridad, han de tener presente en momentos de generosidad el cuadro triste que, en medio de su aspecto pulcro y de pobreza decorosa, ofrece el Asilo de Matía, ese viejo caserón de “Zapateri” que tanto bien hace a los ancianitos de nuestra ciudad.
La capillita del Asilo de Matía, qué a falta de mayores galas, dignas de la Casa de Dios, recibe por sus ventanas alargadas un torrente de luz, está muy necesitada de una nueva decoración.
El pavimento, ya muy deteriorado por la acción del tiempo, han pasado desde su inauguración el 16 de diciembre de 1889, 43 años; las cristaleras de las amplias galerías, las altas paredes de los aposentos en que reposan los ancianos, muéstranse propicias a admitir la presencia de humedades que amenazan destruir el inmueble y restar ese ambiente confortable que dentro de su penuria se respira en él. Todo ello precisa ser reparado y no existen recursos.
Foto 4 Revista Euskalerriaren Alde, número 137, página 512. Publicada el 15 de septiembre de 1916
¿Cómo hacerlo? Con el apoyo de las personas pudientes que, indudablemente, desconocen el estado precario de la fundación.
Otro síntoma elocuentísimo de la situación por que atraviesa la institución “Asilo de Matía”, es la decisión que se ha visto obligada a adoptar la Junta de Patronato, en virtud de la cual y por el momento, hasta que alguna ayuda solucione la crisis, permanecerán sin cubrirse dos vacantes producidas entre los asilados por defunción de dos de ellos.
¿No despierta esto los sentimientos de las personas caritativas?
Ved a ese ancianito que ha de ayudar en las faenas del campo que rodea al asilo, para arrancar a la tierra muchas veces ingrata, ese producto que nunca compensa el esfuerzo de quien en sus entrañas trata de hallar un alivio a su pobreza.
Y dentro del establo donde se guardan las vacas que proporcionan la leche al establecimiento, es otro que también coopera en el trabajo que pesa sobre los jornaleros, sólo dos, porque el presupuesto no da para más, encargados de cuidar del ganado y de la extensa huerta de la finca.
Ha aumentado la familia animal. Un ternerito acaba de nacer y un viejecito cuida con verdadero cariño de su nutrición. El pequeño animal no envidiará seguramente a ningún recién nacido del género racional. El simpático ancianito le amamanta con un biberón. Y es que el afecto, la cordialidad y la resignación de estas beneméritas religiosas, se transmite en sumo grado a los pobres viejecitos.
Admirando este jardín, del que brotan tan bellas flores, y el ambiente de bienestar que merced a los cuidados y a la laboriosidad de las monjitas preside la existencia del asilo, y el menú abundante y adaptable a los gustos d ellos ancianos, aunque modesto, que se sirve en él, pensamos muy lógicamente cuánto más bella sería la vida en aquel recinto con un poco más de prosperidad que con un mínimo sacrificio, que para muchos no lo es, de nuestros capitalistas, sería muy fácil de lograr.
Y a ellos, a los que tienen en su mano el resurgimiento de un asilo, que floreció en un día en que el desinterés de un filántropo lo creó, nos dirigimos con la ferviente súplica de que acudan a tenderla a esta admirable fundación (1).
Por los pobres ancianitos donostiarras. Por una de las virtudes más hermosas: la Caridad.
A. Gárriz
El Asilo Matía
Carta Abierta
Recuerdos sentimentales
Señor don A. Garriz:
Su apellido me dice que es usted navarro. Navarro y todo, se ha acordado usted de un Asilo, que enclavado en Zapatari, barrio de esta ciudad de San Sebastián, los más donostiarras lo teníamos, poco menos qué, olvidado (2).
Su fundador, un alavés, tuvo el gesto de invertir, hará cosa de sesenta años, parte de su caudal, en la erección de este Asilo que, merced a su rasgo generoso, es hoy, de todos los donostiarras.
La Caridad que no reconoce límites, ni fronteras, ni estirpes, ni razas, es el sumo mandamiento de la nueva Ley. Su aplicación exige, sin embargo, en la práctica, amoldarse a las normas que han de regirla, según aquello de primero Dios y después los santos. O en otros términos, la caridad bien ordenada empieza por sí mismo.
Foto 5 Hijas de la Caridad, enfermeras y personal con las autoridades en la parte de Mujeres del Asilo Matía. Fotocar, 1917
En el Asilo Matía del que se ocupó usted, señor Garriz, a mi juicio con acierto que honra a un periodista que busca tema de interés local, son admitidos, por voluntad expresa de su fundador, los naturales de Llodio, cuna del filántropo, los donostiarras, y los de no recuerdo qué otra población del sur de España, en número siempre limitado.
Como donostiarra, nacido en la calle Aldamar, me creo en el deber de agradecer a usted un tan grato recuerdo al Asilo Matía que había de merecer siempre las preferencias de los buenos erikoxemes. El tiempo, y su condición de fundación particular, ni más ni menos, señor Garriz, han borrado de la generación a la que pertenecemos, el tributo de admiración y de justicia que, a tal Institución, debemos los nacidos en la Bella Easo.
Su llamamiento a la piedad de los pudientes donostiarras que, saben sacrificarse muchas veces por los extraños, en su indigencia siempre dignos de ser atendidos, sin acordarse, bien que involuntariamente, de los casos por usted mencionados, despierta en mi corazón, añoranzas pretéritas.
Era yo chico: entre los pocos que por aquel entonces se dedicaban a la venta callejera de periódicos, figuraba uno qué por su timbre de voz macho y aire suelto, se llevaba los cuartos de los lectores.
Foto 6 Hija de la Caridad, enfermeras y personal con las autoridades en la parte de Hombres del Asilo Matía. Fotocar, 1917
Su voz atronaba los espacios, sobre todo cuando voceaba “El Correo de Guipúzcoa” y “El Correo Español”, diarios carlistas a cuya ideología él pertenecía.
Los liberales de entonces, los estoy viendo junto al kiosko del Boulevard oyendo el concierto dirigido por Guimón, y más tarde por Rodoreda, pedíanle los periódicos no de su gusto, el “Heraldo”, “La Correspondencia”, “A B C”, “Nuevo Mundo”, etcétera.
Eran servidos por el excorneta carlista, inmediatamente. Cobraba la perra, bramaba como léon rugiente: ¡¡¡El… Correo… Español” …ol …ol!!!
Aquellos liberales murieron, dicho sea de paso, con asistencia facultativa… y el bendito escapulario del Carmen. El sacerdote, fue, en la suprema hora, d ellos tales, el mejor amigo.
Desde los quintos pisos y hasta las buhardillas se comentaba el paso del periodista (?). Son las doce, se decían… Prepara la sopa.
Aquel periodista (?), si no me equivoco, se acogió, al ocaso de su vida, a esta benéfica Casa.
Este recuerdo, señor Garriz, y otros más que me sugieren sus reflexiones del pasado domingo, sirvan de desagravio al olvidado Asilo Matía, donde, de no faltar la caridad, los donostiarras podrán hallar en días de dolor, un albergue que se a confortable mansión de los qué por nacimiento, raza y sangre, deben ser siempre hermanos preferidos en la santa virtud de la caridad (2).
De usted, señor Garriz, afectísimo seguro servidor q. e. s. m.
Juan Tomás de Arbilla Otegui
Foto 7 Fotomontaje del periódico “El Día”. Año III. Número 645, página1 y 9 del domingo 28 de agosto de 1932
Bibliografía
01.- El Asilo Matía en Zapatari. El Día. Año III. Número 645, página9 del domingo 28 de agosto de 1932
02.- El Asilo Matía. Recuerdos sentimentales. El Día. Año III. Número 647, página3 del miércoles 31 de agosto de 1932
El Asilo Matía y Medalla de Plata de Sor María Mendiguren. La Beneficencia en San Sebastián. Publicado el lunes día 13 de abril de 2020
https://enfeps.blogspot.com/2020/04/el-asilo-matia-y-medalla-de-plata-de.html
Foto 8 Autoridades donostiarras, Hijas de la Caridad, con el superior general de la “Orden de San Vicente de Paul”, el Padre Francisco Verdier, en el Asilo Matía de San Sebastián. Foto Ricardo Martín. Kutxateka 1916
Enciclopedia Wikipedia
Manuel Solórzano Sánchez. Grado en Enfermería
https://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Sol%C3%B3rzano_S%C3%A1nchez
Día 20 de octubre de 2022, jueves
Entziklopedia Wikipedia en Euskera
Manuel Solórzano Sánchez. Erizaintzako Gradua
https://eu.wikipedia.org/wiki/Manuel_Sol%C3%B3rzano_S%C3%A1nchez#Ibilbidea
Día 27 de octubre de 2022, jueves
La Voz de Enfermería en la Enciclopedia Auñamendi
Primera parte: http://www.euskomedia.org/aunamendi/39190
Segunda parte: http://www.euskomedia.org/aunamendi/39190/132780
El legado del enfermero Manuel Solórzano. Antton Iparraguirre. Artículo del Diario Vasco de San Sebastián. Lunes, 7 de agosto de 2023
Manuel Solórzano Su Legado Enfermero. Publicado el lunes día 4 de septiembre de 2023
https://enfeps.blogspot.com/2023/09/manuel-solorzano-su-legado-enfermero.html
Noticias de Gipuzkoa domingo 14 de abril de 2024. Mí décimo tercer libro.
Una Gota de Leche para los niños donostiarras
https://www.noticiasdegipuzkoa.eus/donostia/2024/04/14/gota-leche-ninos-donostiarras-8108257.html
Manuel Solórzano: curioso y defensor de su profesión
Foto 9 Postal del Asilo Matía en San Sebastián
Manuel Solórzano Sánchez
Graduado en Enfermería. Enfermero Jubilado
Insignia de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Premio a la Difusión y Comunicación Enfermera del Colegio de Enfermería de Gipuzkoa 2010
Director y Miembro del Blog de Historia de Enfermería “Enfermería Avanza”
Miembro de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN, A.C.
Miembro Supernumerario de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. (RSBAP)
Académico de número de la Academia de Ciencias de Enfermería de Bizkaia – Bizkaiko Erizaintza Zientzien Akademia. ACEB – BEZA
Comisión de Historia de la Enfermería del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa / Gipuzkoako Erizaintza Elkargo Ofiziala
Insignia de Oro del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa. Años 2019 y 2022
Sello de Correos de Ficción. 21 de julio de 2020 y 31 de diciembre de 2022
Premio a la Visibilización de la ACEB. 15 de mayo de 2024. Deusto Bilbao
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