Mutriku
es la localidad más occidental del litoral guipuzcoano.
Edificada
sobre una pendiente su ladera desciende del monte Arno (628 m), esta pintoresca
villa pesquera, cuna de los eminentes marinos Antonio Gaztañeta y Cosme
Damián Churruca, fue fundada a comienzos del siglo XIII y aún conserva su
trazado medieval y vestigios de sus antiguas murallas.
Foto
1 Litografía de Fidel Múgica. Vista de Motrico. Museo San Telmo. Donostia. 1870
Su
casco histórico, declarado conjunto monumental en 1995, destaca por sus
estrechas y empinadas callejuelas, donde el visitante tendrá la posibilidad de
descubrir bellos palacios y torres de los siglos XV, XVI y XVII.
En
los alrededores de plaza principal, presidida por el monumento dedicado a
Churruca (héroe de la batalla naval de Trafalgar), encontraremos algunos de los
edificios más significativos de Mutriku, como la iglesia neoclásica de la
Asunción, catalogada como monumento nacional, la casa consistorial y el palacio
Galdona. Asimismo, los palacios Zabiel y Montalibet y las casas Gaztañeta y
Olazarra llamarán nuestra atención.
Puerto
con sabor
El
puerto de Mutriku es uno de los más antiguos de Gipuzkoa. Durante años, sus
habitantes se han dedicado a la pesca de la ballena y, hoy en día, muchos
continúan con la actividad pesquera y sus industrias derivadas.
El
barrio de Astigarribia, por su parte, guarda un auténtico tesoro: La iglesia de
San Andrés del siglo XI, la más antigua de Gipuzkoa, y el barrio de Olatz,
situado al interior, es conocido por sus numerosas cuevas y caleros. La belleza
del entorno del municipio supone un gran potencial para el desarrollo turístico
de la zona.
Foto
2 Pintura Los vascos y la caza de ballenas. Macizo de Gorbeia. En el año 1200
el rey Fernando III estableció que los balleneros de Mutriku cedieran una pieza
de sus capturas a la Orden de Santiago, y en una orden real fechada en Burgos
el 28 de septiembre de 1237 se lee que “de acuerdo con la costumbre, el Rey
debe tener una porción de cada ballena, a lo largo de la columna vertebral, de
la cabeza a la cola” como tributo de los de Zarautz y Luanco en Asturias
Hospital de San Lázaro de la Magdalena de Mutriku
“La
villa de Motrico tiene una hermita nombrada Santa María Magdalena, en su
jurisdicción de la cual es patrona; y dicha hermita tiene un ospital nombrado
de San Lazaro con porzion considerable de vienes raices dedicados para los
pobres que la villa quisiera ponerlos en dicho ospital …asimismo nombre a una
economa o administradora para que cuide de dichos vienes y manttenga a los
pobres que asi señalara la villa y con obligación de que aia de dar cuenta
todos los años de ttodo lo que perziva de dichos vienes y su distribución…”
Este
texto de 1727 muestra a “grosso modo” el funcionamiento del, en nuestro caso al
menos, desconocido Hospital de San Lázaro, ligado a la ermita de Santa
María Magdalena -patrona de la villa- y sito extramuros, en el hoy llamado “Barrio
Magdalena”, paraje que en aquel entonces se denominaba “Alto de
la Magdalena o Repotos”. Desconocemos la fecha de su fundación de este
hospital, pero sabemos que en 1572 ya estaba en funcionamiento.
El
Ayuntamiento, es decir, el alcalde, los sindicos (persona elegida por
una comunidad o corporación para defender sus intereses) y regidores,
eran los patronos, únicos administradores y distribuidores del
hospital y de la ermita. Como tales patronos, eran los encargados de elegir a
un ecónomo o mayordomo, Persona que se nombra en las
congregaciones o cofradías para que se encargue y atienda los gastos y los
cuidados y gobierno de las funciones) quien además de cuidar a los enfermos,
asumía las siguientes obligaciones:
.-
Cuidar, administrar y beneficiar todos los bienes, alhajas y efectos del
hospital, dando razón anualmente de las cuentas del mismo.
.-
Arrendar dichos bienes, y cumplidos los plazos de arrendamiento, renovar el
arrendamiento o hacer otros, con las cláusulas, vínculos y firmezas necesarias
para su validación.
.-
Pedir y tomar cuentas a los arrendatarios y mayordomos anteriores que hubieran
dejado deudas.
.-
Nombrar contador o contadores de los bienes.
La
administración del hospital era controlada periódicamente por los señores
tenientes de alcaldes y el secretario, que podían cesar del cargo al mayordomo
si consideraban que su labor no había sido positiva. Pero también el Obispo
podía ordenar la cesión, como sucede en su visita a Mutriku el día 8 de julio
de 1746, cuando Gaspar de Miranda y Argaiz descubre que las rentas y
cuentas del hospital no han sido utilizadas por el mayordomo en pro del
hospital y de la ermita sino para fines propios.
En
algunos casos, si la persona nombrada ecónoma era soltera, debía de entregar
una dote a cambio de recibir el cargo, al igual que si se tratara de una boda. “En
1643, se nombra ecónoma a Catalina de Urquiaga, doncella, vecina de la
villa, ella, a cambio, tuvo que entregar la dote de 60 ducados, una cama 6
veces vestida y obligarse a poder testar solamente a favor del hospital”.
Los
bienes del hospital y de la ermita eran:
.-
La Casa-hospital y la accesoria a ella con sus lagares.
.-
El campo situado junto a la dicha casa en el que existía un pozo y ermita con
unos cinco encinos, siete nogales y tres robles.
.-
Casa en el camino de Santa Elena, en Leizarren, en “Asqueaga” (Akiaga), en
Madariaga, en San Juan y en el camino hacia Deba.
.-
Dos sepulturas enteras y una media en la iglesia parroquial.
.-
El caserío de Bidecoa con todas sus tierras y bienes.
.-
Un censo de 117 ducados de vellón de principal.
.-
Una heredad pequeña en el camino de “Euneta”.
.-
Jarales, castañales, robledales, manzanales, montes, bravos, terrenos
medianeros y otras diversas heredades.
Como
ya sabemos, esos bienes los arrendaba el ecónomo o mayordomo, generalmente por
nueve años, aunque también se podía poner en arriendo en pública almoneda (Venta
en pública subasta de bienes muebles, generalmente usados), adjudicándose el
mismo al mejor postor. El arrendatario tenía que cumplir una serie de
condiciones: tenía que vivir en alguna de las casas del hospital, pagar
anualmente una cantidad a la villa, y sólo podía cortar los jaros cada cinco
años y los robles cada nueve.
Foto
3 Ilustración del puerto de Motrico extraída de El atlas del rey planeta: La
descripción de España y de las costas y puertos de sus reinos, de Pedro
Texeira, 1634
La
situación económica del hospital nunca fue muy boyante. El Hospital
de San Lázaro se mantenía mediante el arriendo de sus bienes, tanto tierras
como caseríos o ganado; se valía también d ellos beneficios que obtenía
vendiendo los productos de sus terrenos: vino, chacolí, sidra, trigo, manzanas,
naranjas, madera y carbón; el ganado menor como vaquillas, novillos y
ternerillos; árboles, troncos y colmenas. Los ingresos del hospital se
completaban con las cantidades que pagaban los inquilinos, y a través de
censos, acciones y gracias a la ayuda de particulares, herencias en nombre del
hospital y postulaciones por la calle o en la iglesia.
El
hospital contó también con la ayuda de la “Cofradía del Glorioso San Lázaro”,
cofradía fundada en 1681 con el fin de ayudar al hospital y a la ermita. Esta
cofradía posteriormente fue llamada “Cofradía de Santa Bárbara”. Cuando
la situación era precaria, el Ayuntamiento vendía algunos terrenos a fin de
conseguir fondas para el hospital.
En
1727´, es también la villa, quien, en nombre del hospital, otorga un censo a
favor de don Antonio de Gaztañeta e Iturribalzaga, hipotecando varios
bienes suyos -casas y terrenos- a cambio de 300 ducados de plata que Gaztañeta
les prestaba y que eran necesarios para llevar a cabo las obras y arreglos de
mampostería que necesitaba la ermita de la Magdalena. Las condiciones impuestas
por Gaztañeta fueron las siguientes: ni el hospital ni la ermita ni la villa
en su nombre, podían partir ni dividir los bienes ni venderlos, trocarlos,
cambiarlos ni enajenarlos, y los 300 ducados de plata que debían a Antonio
Gaztañeta y a su esposa doña María Jacinta de Urdinso se les debía de
entregar en una paga, más los réditos que de él se debieran.
Efectivamente,
este dinero se destinó a la ejecución de las obras de mampostería y de
carpintería en los años 1727, 1728 y 1729. Pero no fue suficiente y el
Ayuntamiento, en nombre del hospital y de la ermita, tuvo que pedir permiso al
Obispo de Pamplona Andrés Murillo Velarde, para tomar dinero de las
rentas de la Junta de Fábrica Parroquial.
La
obra de mampostería, puesta en almoneda, fue concedida al mejor postor, Agustín
de Irarraga, quien para realizarlo utilizó arena que se acarreaba desde el
muelle. Para llevar a cabo la obra fue necesario derribar una de las paredes
viejas de la ermita. El trabajo de carpintería lo realizó Domingo de Orbea,
vecino de Elgoibar; la tabla y ripia se trajeron desde Leizarren con bueyes.
En
1729 ejecutada la obra principal, se necesitaban aún una serie de reparaciones:
.-
blanquear la paredes nuevas.
.-
revocar dichas paredes y también las viejas.
.-
hacer una espadaña de piedra labrada para poner la campana.
.-
dos pilas de agua bendita a los dos lados de las dos puertas.
.-
Componer la bóveda, que había empezado a desmoronarse sobre el altar.
.-
un frontal y un atril nuevo para el coro.
.-
dos luceros para debajo del coro.
.-
ochenta balaustres con sus antepechos para la parte delantera del coro y para
las escaleras que llevaban a él.
.-
escalera del coro.
.-
construir un púlpito “a toda costa”.
.-
ventanas a los dos lados del coro, una de las cuales estaba enfrente al
hospital.
.-
cuatro bancos para los señores del Ayuntamiento y un banquillo para prestes y
diáconos.
Años
más tarde, en 1754, se arreglaron los tejados tanto de la ermita como del
propio hospital. La teja necesaria fue transportada desde la tejería de Ganduza
en Bizkaia y después en txalupa desde Rentería hasta el muelle de Mutiku.
Poco
más sabemos acerca del pequeño Hospital de San Lázaro, un hospital que a duras
penas podía mantener si quiera las posiblemente no más de diez camas que
acogían prioritariamente a los enfermos pobres.
Desconocemos
incluso la fecha de su derribo, que probablemente tuvo lugar a finales del
siglo XIX, cuando la construcción del nuevo “Hospital-Asilo de San Miguel”
hizo innecesario su mantenimiento. Con el hospital, también desaparecería la
ermita de la Magdalena; pero en este caso, sí que nos dejó una buena huella de
su existencia, al quedar para siempre el nombre de su patrona ligado a nuestra
villa.
Foto
4 La Residencia San Miguel de Mutriku, situada en el municipio de Mutriku, es
un excelente lugar para el cuidado de sus mayores. Foto del libro Una
aproximación a nuestra historia. Mutriku Udala. Leyre Arrieta Alberdi
Descripción
de las enfermedades epidémicas y contagiosas
Descripción
de las enfermedades epidémicas y contagiosas que a lo largo de muchos años han
venido azotando a la villa de Mutriku, hablando también de sus profesionales y
organizaciones que intentaron la prevención de esas enfermedades y d ellos
medicamentos que se utilizaron para tal fin.
Peste
Bubónica
La
primera noticia que se tuvo de esta enfermedad de la peste en la villa de
Mutriku se remonta al año de 1651, fecha de la que data el expediente relativo
a las disposiciones adoptadas para preservar a la población del contagio de la
peste, con motivo de la llegada de dos marineros mutrikuarras que anduvieron
en partes sospechosas de peste. Estos dos marineros se habían embarcado en
San Sebastián en un navío que viajaba a Cádiz.
La
siguiente noticia referente a esta enfermedad es más cercana. En 1815 la Junta
de Sanidad del Reino de España envía una circular sobre los rumores acerca de
la manifestación de la peste bubónica en las Siete Islas o Islas
Canarias. En 1816 se repiten los rumores de extensión de la epidemia en este
caso procedentes de Nápoles. Se prohíbe por Real Orden la entrada a puerto de
embarcaciones procedentes de Nápoles y del Mar Adriático. A partir de entonces
las noticias llegan de la Costa Septentrional de África, Bohemia, Venecia y
Marsella. No creemos que esta vez la peste bubónica llegara a afectar a nuestra
villa.
Calenturas
Pútridas
En
1778 la villa de Mutriku vivió una enfermedad epidémica, cuya extensión al
parecer provocó un terror generalizado entre la población, terror que las
autoridades inmediatamente intentaron calmar, encargando al entonces médico
titular de la villa a don Juan Ignacio Moguel y Urquiza, la realización
de un expediente relativo a la enfermedad.
El
doctor Juan Ignacio Moguel escribió un informe sobre la calidad, progresos,
estado actual y método curativo de la calentura epidémica que
reina en Motrico, que desvanece en mucha parte los temores causados por
varias exageradas noticias. En el informe Moguel insistía en la frecuencia con
que esta enfermedad se sufría en el País, y subrayaba que no era más que una calentura
pútrida maligna, pero de una malignidad regular en esa especie de
epidemias.
Esta
epidemia se sintió por primera vez en el mes de febrero en una familia pobre
del barrio de Ibirriaga; luego se fue extendiendo por toda la vecindad, pero
muy lentamente. Durante el mes de marzo creció el número de enfermos y la
enfermedad se comunicó a una de las calles de arriba; para el mes de abril se
había generalizado y en mayo comenzó a declinar. Se extendió con mucha menor
fuerza en los caseríos que en el núcleo de la villa, afectó sobre todo a los
ancianos y a las mujeres, siempre pertenecientes a las capas pobres de la
sociedad, cuias casas eran estrechas, los quartos mui pequeños, y en cada
uno tres y quatro enfermos. Las casas mui malas sin disposición de mudar
sabanas, aun quando estuviesen mui sucias, y lo que es mas, haver sucedido
entrar en la misma cama del convalesciente el nuevo enfermo sin renovar los
lienzos.
Aunque
no se pudo hallar la causa o causas que provocaron estas calenturas pútridas,
al menos se tomaron una serie de precauciones. El doctor Moguel nos decía que
la primera fue qué en día festivo, el señor vicario publicara la importancia de
acudir al médico nada más sentir la menor indisposición.
Otro
de los consejos era beber vino y limonadas, utilizar vinagre, y comer poca
carne, lechuga y otras verduras bien cocidas y con pan abundante. Se insistía
asimismo en la necesidad de regar el cuarto del enfermo con vinagre y esparcir
su humo por toda la casa, dejando las ventanas abiertas de día y de noche, si
el clima lo permitía.
El
doctor Moguel habla de tres periodos o fases en el desarrollo de la enfermedad,
describiendo las características de ésta en cada una de ellas de forma muy
detallada.
1.-
La primera fase se daba a conocer por un malestar general, disminución de la
fuerza, dolores de cabeza, nuca, espalda y lomos, sueño inquieto, inapetencia y
amargura de boca. Los pulsos se hallaban bajos, la lengua sarnosa, y a veces
aparecían petequias o manchas en el cuello, pecho y brazos. En algunos casos
también se daban náuseas y vómitos.
2.-
Tras seis u ocho días comenzaba la segunda fase con un enorme frío seguido de
un intenso calor, sed, calentura aguda con pulsos bastante elevados, náuseas y
dolores de cabeza muy intensos. Las petequias que eran de diversos colores,
según la mayor o menor gravedad, se manifestaban más claras y extendidas. En
los brazos se notaba un ligero temblor y la lengua se cargaba más. Las
hemorragias nasales eran frecuentes, así como la expulsión de lombrices. Esta
segunda fase fue la última para muchas personas.
3.-
En la tercera fase bajaban los pulsos, las manos temblaban mucho, los enfermos
deliraban, tenían la lengua hinchada, en algunos casos con una costra blanca
seca, en otros con amarilla en parte, y en otras negra y áspera. Labios, encías
y dientes se cargaban y el vientre se inflamaba. Varios enfermos sufrieron
movimientos convulsivos en la cara y saltos de tendones. Este tercer periodo
duraba muchos días sin notarse mutación alguna hasta que llegase la muerte, o,
por el contrario, el enfermo se aliviase.
Foto
5 Enfermera en la Sala de hospital atendiendo a los enfermos. Siglo XVIII
El método curativo variaba según la fase en que se hallaba la
enfermedad. En el primer periodo el remedio, que según el doctor Moguel produjo
maravillosos efectos, fue el vomitibo y seguidamente el cremor de tártaro, las
lavatibas y las limonadas. En el segundo se continuaba con las limonadas,
lavatibas y el cremor de tártaro y si la calentura era muy aguda, se valían de
espiíritus ácidos, y como regularmente el vientre estaba metheorizado, se
aplicaban cataplasmas emolientes. Algunos otros tomaban también tamarindo con
arrope de sauco. En el tercer periodo, si la lengua se hallaba muy seca y
negra, se continuaba con los espíritus ácidos y el método de la segunda fase,
pero como regularmente se presentaban casos de movimientos convulsivos en la
cara, mucho temblor en las manos y pulso bajo, se les añadía el uso de la
emulsión común alcanforada.
El doctor Mogel recomendaba además un régimen a base de caldo
delgado de carnes al que se le debía añadir vinagre, limón o cremor de tártaro,
y frutas, sobre todo, fresas y guindas.
Fiebre Amarilla
La primera noticia sobre esta epidemia data de 1814, cuando
la Junta de Sanidad dispone el establecimiento de guardias en el puerto y
calles principales de la villa, a fin de reconocer las embarcaciones y personas
que viniesen de la provincia, para evitar el contagio de la fiebre amarilla que
se estaba extendiendo en ella.
Más tarde, se repetirán las Reales Órdenes y otro tipo de
documentos ordenando cuarentar lso puertos, anunciando la llegada de un barco
con portadores de al enfermedad. La fiebre amarilla rebrota de nuevo en 1819,
proveniente de Andalucía y en 1821, de Cataluña.
Viruela
La viruela llega a Mutriku en 1832 nada menos que desde
Hamburgo. La Junta de Sanidad de la villa recibió una carta de la Junta de
Sanidad Provincial anunciando que la mañana del 23 de diciembre había arribado
al puerto de Pasajes el bergantín – goleta “Nuestra Señora de la Antigua”,
cuyo capitán era el lekeitiarra Francisco Arana; este bergantín
procedente de Hamburgo se dirigía a Cádiz. Por ello, la Junta Provincial
ordenaba a todas las Juntas subalternas que no permitiesen la salida de ningún
barco, y que en el caso de que la goleta fuera divisada o se cruzase o arrimase
al puerto, se le echara a la fuerza. Asimismo, mandaba a los médicos de la
provincia a averiguar si alguna lancha o marinero había contactado con ese
barco.
A pesar de la prevencióm, la viruela afectó a los mutrikuarras,
y la Junta de Sanidad de Mutriku pidió al médico don Momento Saenz de
Castillo, que informase y aconsejase sobre la enfermedad que se estaba
extendiendo por la villa. La Junta decidió también que los que en adelante
murieran por viruela o por cualquier otra enfermedad contagiosa, fuesen
dirigidos directamente de casa al camposanto, sin pasar por la iglesia.
Cólera Morbo
El 11 de abril de 1832 la Junta de Sanidad recibió un
oficio de la Junta de Sanidad de la Provincia en el que, haciendo relación de
la aparición el día 27 de marzo en París de la epidemia de cólera morbo
asiático e insinuando la aproximación de la enfermedad a la frontera de Irún,
ordenaba que no se admitiese en el puerto ningún barco procedente de París o de
cualquier puerto francés.
La Junta de Sanidad de Mutriku tomó, además, las
disposiciones siguientes: Había de estudiarse qué casas carecían de comunes
y chimeneas para seguidamente acordar las providencias correspondientes;
limpiar y extraer a la mayor brevedad posible, fuese a la mar o a otros puntos
más ventilados o expuestos a la infección de la atmósfera, todas las suciedades
existentes en las letrinas, basureros y demás depósitos
inmundos de las casas; los vocales de la Junta habían de hacer cumplir lo
expuesto, correspondiendo a cada uno de ellos el control de una zona
determinada de la villa.
A partir de ese momento, se repetirán los oficios de
Diputación anunciando la aparición de casos de cólera morbo en diversos puntos:
Burdeos, Lyon e incluso los Estados Unidos. No obstante, ene ste caso la
epidemia no llegó a atravesar los Pirineos y las medidas preventivas se
suavizaron. Pero no por mucho tiempo, ya que el 12 de septiembre de 1832, en la
reunión de la Junta de Sanidad, se leyó un comunicado de la Diputación
anunciando que se habían detectado casos de cólera morbo en Huelva, y
prohibiendo la entrada de barcos procedentes de dicha capital anadaluza, de
Sevilla, Ayamonte o cualquier otro punto donde el cólera hubiera hecho su
aparición.
Foto 6 Interior del Hôtel-Dieu de París. Siglo XVI.
Biblioteca Bourgogne. Bruselas
Esta vez Mutriku no escapó a la epidemia. En noviembre de
1834, el médico titular d ela villa pone en conocimiento de la Junta de Sanidad
la existencia de casos de cólera morbo en el barrio de “Ybirriaga” y plazuela
de “Aiciocale”. La Junta decidió consultar con los médicos de Ondarroa y Deba
sobre los casos sospechosos de cólera.
En 1855 el número de casos aumenta de tal forma que el
Ayuntamiento de Motrico se ve obligado a pedir ayuda a la Diputación de
Guipúzcoa tanto para hacer frente a los gastos que motivaban las medidas
higiénicas como para asistir a las necesidades de las familias pobres que
habían sido afectadas. Entre otras medidas, la Junta adoptó la de socorro
diario de pan y carne a las familias pobres atacadas por el mal. Asimismo,
pisió a la Diputación que le autorizase para enajenar unas siete acciones que
le pertenecían de su crédito contra la Provincia, acciones procedentes de la
cesión del Camino Real de la Hermandad del Río Deva.
Cuatro años más tarde la villa seguía sufriendo la epidemia,
y las condiciones higiénicas no sólo no habían mejorado sino que llegaba hasta
tal extremo el grado de insalubridad, que la sección médica de Mutriku realizó
un informe analizando las causas de esta situación, situación que facilitaba la
propagación de enfermedades.
La sección médica planteaba que si por las características
climáticas y topográficas, la situación d ela villa debiera ser saludable, eran
la aglomeración de gente, la acumulación de ganado y la industria a la que se
dedicaban sus habitantes, las causas que, en caso de epidemia, podían
contribuir a que provocara en ella más estragos que en otros pueblos de los
alrededores.
Según la sección médica era necesario, además, que existiese
una policía sanitaria que controlase los abusos que se cometieran: casas que
carecen de escusados, acumulaciones considerables de depósitos de estiércol en
las calles, depósitos y letrinas, limpieza de pescado en plena calle de
Ybirriaga, la existencia de una calleja a las afueras de Barrenkale llena de
porquería, foco de infección y de enfermedad…
Tras detallada exposición, la sección médica de Mutriku,
exigía:
.- Obligar a los propietarios que nos los tuviesen a instalar
comunes.
.- Realizar un blanqueo general de todas las fachadas
exceptuando las de cantería.
.- Desecar y empedrar inmediatamente la calleja a la espalda
de Barrenkale, destruyendo las paredes que formaban cercas o depósitos de
basura.
.- sacar todos el estiércol existente en la población, sea en
los aptios, callejas o en las cuadras de las casas.
.- Se había prohibido arrojar nada a las calles.
.- Procurar que en el barrio de Ibirriaga y demás extremos
del pueblo se mantuviese la vigilancia para el cumplimiento de las
disposiciones.
.- Cuidar que los alimentos fuesen de mejor calidad.
.- Sólo en la matadería se podría matar el ganado y se
controlaría el grado de limpieza d elas carnicerías.
.- Se procuraría que los freideros de pescado para venderlo
estuviesen lo más lejos posible del centro del pueblo.
.- Convendría mucho fomentar el arbolado y paseos públicos.
Enfermedades no contagiosas
Aunque las epidemias causaron estragos en las poblaciones,
solamente afectaban a éstas muy de vez en cuando. La verdad es que eran otras
las enfermedades que normalmente sufrían los mutrikuarras. A mediados del siglo
XIX estas eran las enfermedades más comunes:
.- Enfermedades ordinarias: anginas, pulmonía, reumatismo,
cólico, oftalmia, cólico nefrítico, metro-peritonitis, cistitis y parálisis.
.- Enfermedades que provocaron muertes: perlesia (parálisis),
apoplejía, altericia, gastroenteritis crónica, escarlatina, disentería, tisi
tuberculosa, tétanos, cáncer de útero, hempotisis violenta, tifus, cáncer de
estómago y ataques cerebrales.
Foto 7 Enfermera atendiendo a un moribundo
Sección Sanitaria
El
médico también llamado galeno, el farmacéutico o boticario, el Practicante y el
cirujano eran los cargos que antiguamente conformaban la “Sección Sanitaria”.
Cada uno de ellos cumplía una labor específica en pro de la villa de Mutriku.
El
médico era, junto con el alcalde, el practicante y el párroco, una de las
autoridades del pueblo. Era elegido por una comisión compuesta por el alcalde y
otras dos personas, generalmente licenciadas, a partir de una lista de posibles
aspirantes.
Pero
así cómo le nombraban médico titular y le concedían el puesto de trabajo, de la
misma manera podían cesarle de su cargo. Es lo que sucede en 1798 con el doctor
Miguel Andrés de Sanz, médico de Huarte-Araquil, quien fue despedido a
los pocos meses de la elección por motivos justos.
Tras
la cesión, la comisión ofreció el puesto al médico titular de Ondarroa, Joaquín
Bernardo de Urcelay, quien impuso antes de aceptar el cargo una serie de
condiciones, entre otras, la subida del sueldo. El Ayuntamiento respondió que
no contaba con medios para el aumento, pero a cambio se le permitía ausentarse
del pueblo en caso necesario.
En
1843 se volvieron a empañar las relaciones entre el médico y el Ayuntamiento.
El doctor Miguel de Cigaran escribió a la Diputación de Guipúzcoa
quejándose de la rebaja que en su dotación el Ayuntamiento pretendía hacerle,
bajo la amenaza de despido en caso de que no aceptara las condiciones.
Además
de con el Ayuntamiento, el médico de la villa llegaba, asimismo, a acuerdos con
la Cofradía de San Pedro. Se comprometía a asistir a los marineros y a sus
familias a cambio de pescado, generalmente besugo.
Al
igual que el médico, también el Boticario podía surtir de medicamentos a varias
villas a la vez, y como él, llegar a acuerdos con la Cofradía de San Pedro para
suministrar las medicinas necesarias a los pescadores y familias.
El
cirujano, que no tiene nada que ver con el profesional que actualmente lleva
ese nombre. Era denominado con diferentes nombres en su historia profesional;
Barbero, Sangrador, Ministrante, Practicante, etc.; este profesional se
dedicaba a afeitar a los marineros, asistir a sus familias en las enfermedades,
curar sus heridas y quebraduras. El cirujano podía ser contratado por el
Ayuntamiento por oposición o trabajar por su cuenta atendiendo a particulares,
por lo que no era mucho lo que ganaba.
En
1875 en plena Tercera Guerra Carlista, tanto los farmacéuticos como los demás
trabajadores vieron disminuir sus sueldos, debido a la situación excepcional en
la que se vivía.
El
cirujano José Benito de Urquina, cirujano que lo era a la vez de
Mutriku, deba y Elgoibar, suplicó al Ayuntamiento le concedieran una asignación
mensual ya que las contratadas hechas por el vecindario eran muy escasas y no
reportaban lo suficiente para mantener con decoro su posición. Con la creación
de las Juntas de Beneficencia en dichos valles, le imponían el deber de asistir
gratuitamente a los pobres.
Foto
8 Una farmacia del siglo XV, acuarela de la Wellcome Collection
Los
medicamentos que usaron nuestros antepasados
Es
precisamente una lista de precios de los medicamentos que se usaban en el siglo
XVI, el primer documento relacionado con la sanidad en la villa de Mutriku que
ha encontrado Leyre Arrieta.
Estos
son algunos de los medicamentos que se enumeran:
.-
Jarabe rosado 6
maravedíes
.-
Jarabe de lengua de buey 6
maravedíes
.-
Jarabe de borrajas 6
maravedíes
.-
Jarabe de ajenjo 6
maravedíes
.-
Jarabe de endivia 6
maravedíes
.-
Complexión de hígado 8
maravedíes
.-
Jarabe de milena 8
maravedíes
.-
Almibar de membrillo 6
maravedíes
.-
Jarabe de membrillo 8
maravedíes
.-
Jarabe de romero 8
maravedíes
.-
Cirope de moras 6
maravedíes
.-
Jarabe de regaliz 6
maravedíes
.-
Jarabe de menta 10
maravedíes
.-
Conserva rosada 8
maravedíes
.-
Conserva violada 8
maravedíes
.-
Conserva de borrajas 8
maravedíes
.-
Conserva de lomo de buey 8
maravedíes
.-
Aceite de almendras 20
maravedíes
.-
Aceite de manzanilla 5
maravedíes
.-
Aceite de coco 6
maravedíes
.-
Aceite de alcaparras 6
maravedíes
.-
Aceite de trementina 6
maravedíes
También
se consideraban medicamentos a las aguas de hierbabuena, de habas, de pimpollo,
de romero, etc. También eran muy comunes los emplastos y ungüentos. Aunque
también este documento menciona el consumo de píldoras; los medicamentos
consumidos en aquella época eran en su mayoría de origen natural, y lo
seguirían siendo en los siglos posteriores.
Agradecimientos
Esteban
Durán León
Leyre
Arrieta Alberdi
Bibliografía
El
Desaparecido Hospital de San Lázaro de la Magdalena de Mutriku. Una aproximación a nuestra historia. Mutriku Udala. Leyre
Arrieta Alberdi. 1996
Entziklopedia Wikipedia en Euskera
Manuel Solórzano Sánchez. Erizaintzako Gradua
https://eu.wikipedia.org/wiki/Manuel_Sol%C3%B3rzano_S%C3%A1nchez#Ibilbidea
Día 27 de octubre de 2022, jueves
La Voz de Enfermería
en la Enciclopedia Auñamendi
Primera parte: http://www.euskomedia.org/aunamendi/39190
Segunda parte: http://www.euskomedia.org/aunamendi/39190/132780
El legado del enfermero Manuel Solórzano. Antton Iparraguirre. Artículo del Diario Vasco de San Sebastián. Lunes, 7
de agosto de 2023
https://www.diariovasco.com/gipuzkoa/historia/legado-enfermero-manuel-solorzano-enfermeria-gipuzkoa-donostia-blog-manuel-solorzano-20230807210304-nt.html
Manuel Solórzano Su Legado
Enfermero.
Publicado el lunes día 4 de septiembre de 2023
https://enfeps.blogspot.com/2023/09/manuel-solorzano-su-legado-enfermero.html
Noticias de Gipuzkoa domingo 14 de
abril de 2024. Mí décimo
tercer libro.
Una Gota de Leche para los niños donostiarras
https://www.noticiasdegipuzkoa.eus/donostia/2024/04/14/gota-leche-ninos-donostiarras-8108257.html
Manuel Solórzano: curioso y defensor de su profesión
https://www.noticiasdegipuzkoa.eus/donostia/2024/04/14/manuel-solorzano-curioso-defensor-profesion-8108387.html
Foto 9 Pintura de la
farmacia del Hospital Saint-John. Óleo sobre tabla. Philipe Jacques van Bree
1786 - 1871
Manuel
Solórzano Sánchez
Graduado en Enfermería. Enfermero Jubilado
Insignia de Oro de la Sociedad
Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Premio a la Difusión y
Comunicación Enfermera del
Colegio de Enfermería de Gipuzkoa 2010
Director y Miembro del Blog de Historia de
Enfermería “Enfermería Avanza”
Miembro de la Red Iberoamericana de Historia de
la Enfermería
Miembro de la Red Cubana de Historia de la
Enfermería
Miembro Consultivo de la Asociación Histórico
Filosófica del Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN, A.C.
Miembro Supernumerario de la Real Sociedad
Bascongada de los Amigos del País. (RSBAP)
Académico de número de
la Academia de Ciencias de Enfermería de Bizkaia – Bizkaiko Erizaintza Zientzien Akademia. ACEB – BEZA
Comisión de Historia de la
Enfermería del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa / Gipuzkoako
Erizaintza Elkargo Ofiziala
Insignia de Oro del Colegio Oficial de
Enfermería de Gipuzkoa. Años 2019 y 2022
Sello de Correos de Ficción. 21 de julio de 2020
y 31 de diciembre de 2022
Premio a la
Visibilización de la ACEB. 15 de mayo de 2024. Deusto Bilbao
masolorzano@telefonica.net