martes, 18 de mayo de 2021

MÉDICO DONOSTIARRA JOSÉ BEGUIRISTAIN GORRITI

 

Hoy tiene una calle en San Sebastián donde se concentran todos los Hospitales de la Ciudad llamado “Paseo Doctor Beguiristain”.

 

1951 HOY LE SERÁ IMPUESTA LA MEDALLA DE LA CIUDAD AL ILUSTRE DOCTOR DON JOSÉ BEGUIRISTAIN

 

Foto 1 Medalla de Plata de la Ciudad de San Sebastián al Dr. José Beguirsitain en presencia de sus compañeros Dr. Antonio Tamés y Dr. Luis Zuriarrain. Foto Paco Marí, 1951

 

Historia y afanes de un médico, en cuarenta y siete años de servicio

 

El Hospital de San Antonio Abad y la Fundación Goyeneche

 

Todo San Sebastián está enterado a estas horas de que hoy domingo, merecidísimamente, le será impuesta la “Medalla de la Ciudad” de San Sebastián a una, por qué no decirlo, de las esclarecidas eminencias médicas de nuestra Patria. Don José Beguiristain, “don Pepe” para todos, está adornado de las más relevantes cualidades que son necesarias en el apostolado de la misión médica.

 

Hombre afable, lleno de simpatía y de cordialidad, no tiene, como todos los espíritus privilegiados, malos recuerdos: no los tiene o los ha olvidado piadosamente. Sólo tiene frases de cariño, recuerdos bellos y afán de ir a más, siempre a más, en el camino trazado de humanitarismo y caridad sociales.

 

Le hemos visitado en el despacho, verdadero “Santa Santorum” de su eminencia médica, con ordenadas estanterías y anaqueles donde se alinean, uniformes, numerosos libros de especialidades médicas. Despacho limpio, con efluvios de vitalidad y rigurosa limpieza, a lo hospital. Don Pepe va respondiendo de prisa, impensada y espontáneamente, sin darnos tiempo casi a formular otra pregunta.

 

¿Qué año comenzó usted su carrera, don Pepe?

Espere… espere… ¡Ah!, si creo que fue en 1893 para terminarla en 1900. Cursé mis estudios en la Universidad de Valladolid, me doctoré en la de Madrid y seguidamente estuve dos años estudiando y ampliando conocimientos en París.

 

¿Cuándo comenzaron sus servicios en el Hospital de San Antonio Abad?

Mi primer contacto profesional fue con el Hospital, allá por el año 1903, ingresando en el servicio de enfermedades dermatológicas. Posteriormente, en compañía de los inolvidables Modesto Huici, Luis Egaña y Luis Alzua, alterne mis servicios en el Hospital como médico de guardia.

 

¿Tiene usted algún recuerdo memorable de aquella fecha?

Sí. En el año 1903, creo que fue, se desencadenó una terrible epidemia de tifus, coincidiendo con un pleito sobre la traída de aguas. Desde luego, aquella epidemia se me quedó grabada de una forma indeleble.

 

Dejemos al margen las cosas desagradables y volvamos a hilvanar la historia de su vida médica.

 

Pues bien: más tarde, y no puedo recordar exactamente qué año, se me otorgó el título de Jefe de Sala. Título que ostento en la actualidad. Después vino la Guerra Civil, con cuyo motivo se estableció un paréntesis interrumpido al terminar la misma, en que fui nombrado Inspector Jefe de los Servicios Sanitarios de la Beneficencia.

 

Nosotros, que recordamos que don Pepe había sido director del Hospital, donde tan notable labor hizo, seguimos preguntándole.

 

Ahora, don Pepe, refiérame, por favor, su labor personal, directa, en la vida y evolución del Hospital de San Antonio Abad.

 

En un principio, este no tenía más que cuatro alas, capaces para unos cien enfermos. Posteriormente, y aquí ya entra de lleno mi gestión personal, se ampliaron de tal modo, que la cabida fue capaz hasta de 400 enfermos.

 

Recuerdo que en dos épocas, siendo alcaldes Mariano Tabuyo y mi primo Juan Antonio Beguiristain, pudieron llevarse a cabo grandes renovaciones que atendieron, a mi iniciativa.

 

¿Cuáles fueron, principalmente, estas renovaciones?

Servicios de Rayos X, establecimiento del Instituto de Anatomía Patológica, y, que, por cierto, en el prestó servicios el que más tarde había de ser Catedrático de Anatomía de la Universidad de Valencia, señor don Antonio Llombart. Servicios de enfermedades infecciosas. La Sala Docker, para niños en el primer estado de infección. Esta preciosa sala se mantiene gracias a la caridad y munificencia de las vendedoras en los puestos de las plazas de abastos.

 

Foto 2 Hospital de San Antonio Abad. Foto cedida por la Sociedad Kondarrak

 

¿Su trabajo, ha sido continuo?

En efecto. No recuerdo, en cuarenta y tantos años, haber faltado jamás al Hospital, a mi querido Hospital. Excepto, claro es, las épocas en que por imperativos del deber y siempre procurando el mejor desenvolvimiento del Hospital, realicé algún viaje de estudios.

 

¿Alguno de esos viajes?

El que realicé en compañía de los arquitectos Domingo Aguirrebengoa y Francisco Urcola y e ingeniero Germán Pradera, a través de Europa, estudiando la estructura de sus mejores hospitales, para que luego este estudio se trasluciese en amplias mejoras del nuestro.

 

Además, pertenece usted a laguna otra institución médico benéfica, ¿no es así?

 

En efecto. Pertenezco a la Fundación Goyeneche, de grata memoria. Sustituí en su puesto al fallecido doctor don Modesto Huici.

 

Tengo entendido que esta Fundación provenía de Madrid. Pero debido al gran amor que a San Sebastián profesaba aquella egregia reina que fue doña María Cristina, el proyecto del Hospital a construir allí pasó a San Sebastián y habrían de realizarse precisamente en los terrenos cedidos por Juan Mariano de Goyeneche y Gamio, III Conde de Guaqui en el monte Igueldo.

 

Parece ser que Madrid no se resignó a perder aquellos derechos, que el donostiarrismo de la Reina Madre inclinaba en favor de San Sebastián, y como consecuencia hubo un pleito cuyo desenlace fue el que las dos ciudades coparticipasen del proyecto de la Fundación Goyeneche.

 

¿Y qué fue del proyecto?

Naturalmente, no pudo realizarse, ya que los medios con que habíamos de contar fueron a todas luces insuficientes.

 

Y todo ello, ¿ha quedado enterrado en el olvido, o existe la posibilidad de que la fundación realice todavía su proyecto?

 

Los afanes de la Fundación Goyeneche no desparecieron, sino que, por el contrario, se mantuvieron con todo entusiasmo y hoy podemos anunciar que quizá no tardando mucho tiempo, San Sebastián contará con una Institución Benéfica.

 

Institución, ¿de qué tipo?

No hospital, no. Sino una especie de casa de reposo, preventorio u hogar para los niños débiles.

 

Y, ¿en qué lugar sería establecido ese preventorio?

En los terrenos que el III Conde de Guaqui cedió al efecto en el monte Igueldo.

 

La financiación de las obras ¿a cuenta de quién habrá de correr?

De la Caja de Ahorros Provincial de Guipúzcoa y gracias a las valiosas y personalísimas gestiones de su director el señor don José Beñarán, del presidente de la Diputación don Avelino Elorriaga y del diputado señor don Antonio Tamés.

 

¿Emocionado por el homenaje…?

Lo acojo con el cariño y la deferencia que me lo dedican. Aunque, nos aclara modestamente don Pepe, yo no hice otra cosa que cumplir con mi deber.

 

¿Cómo ha sido recibida la noticia por los enfermos?

En algunos momentos sí que han llegado a emocionarme, particularmente las chicas y enfermas, para quienes, a decir de ellas, soy un segundo padre.

 

Me han leído unas cuartillas y manifestado de cien formas cariñosas su afecto y su adhesión.

 

Foto 3 Hija de la Caridad con personal y niños en la gruta de la Virgen de Lourdes en el Hospital de San Antonio Abad. Foto cedida por José Francisco Olivera González, 1944

 

En definitiva, es un derramar afecto al médico viejo del Hospital. Aclare usted que el cariño de mis enfermas es extraordinario y al que estoy profundamente agradecido.

 

A propósito de enfermos ¿quiere usted decirnos, por favor, quien tiene más capacidad de sufrimiento y más resignación en sus penosa situación?

Sin duda, sin ningún género de duda: las mujeres. Se compenetran con el médico más íntimamente y no son tan desconfiadas como los hombres. Eso es debido, sin duda, a su contextura moral y a la sensibilidad de que está dotado su sexo.

 

Muchas gracias, don Pepe, por esta charla que ha de llevar a los lectores de “El Diario Vasco”, el secreto de una vida llena de virtudes y de méritos, a la que San Sebastián ha de rendir hoy su tributo de agradecimiento y amor.

 

Vida fecunda –queremos resaltar nosotros, recogiendo un clamor unánime– de un médico sabio, cuya modestia ejemplar no ha podido esconder su fama de uno de los más competentes clínicos españoles.

 

Y de un hombre bueno que ha derramado la caridad y el bien; que ha hecho limosnas infinitas en el anónimo y cuya sonrisa eterna no ha podido borrar jamás ni siquiera la incomprensión o la ingratitud.

 

La Ciudad entera se suma hoy con cordial intimidad a este homenaje a don Pepe Beguiristain. Enrique Cimas (1).

 

Foto 4 Doctor José Beguirsitain Gorriti

 

IMPOSICIÓN DE LA MEDALLA DE PLATA DE LA CIUDAD AL DOCTOR BEGUIRISTAIN

 

Ayer, a mediodía domingo, tuvo lugar en el Ayuntamiento de San Sebastián, en un ambiente cordial y altamente simpático, la imposición de la “Medalla de Plata de la Ciudad” que la Corporación Municipal donostiarra concedió al ilustre y benemérito doctor don José Beguiristain Gorriti en reconocimiento de relevantes merecimientos y como testimonio de gratitud por su abnegada y meritísima labor realizada por espacio de cerca de cincuenta años al servicio de los enfermos pobres del Hospital de San Antonio Abad (2).

 

El acto fue presidido por el primer teniente de alcalde señor Castañeda, en representación del alcalde el señor Saldaña, que no pudo asistir, a pesar de sus mejores deseos, debido a su indisposición. Asistieron los vocales de la Junta del Patronato de Beneficencia: los tenientes de alcalde señores Caravaca, Aizpurua, Augusti y varios señores concejales; el director del Hospital de San Antonio Abad, doctor don Luis Ayestarán; jefes de sala del citado establecimiento benéfico y numerosos amigos del ilustre doctor donostiarra don José Beguiristain.

 

El señor Caravaca, como presidente de la Comisión de Gobernación, dio lectura al informe de la misma, que, recogiendo la propuesta de la Junta del Patronato de Beneficencia, presentó a la consideración del Pleno Municipal la petición de concesión de la “Medalla de Plata” de la Ciudad al citado ilustre doctor Beguiristain y que fue aprobado por unanimidad.

 

Seguidamente, el señor Castañeda pronunció un elocuente discurso, justificando, en primer lugar, la obligada ausencia del alcalde. Puso de relieve los relevantes servicios prestados por el doctor Beguiristain con ejemplar abnegación y generosidad, calificándolo como auténtico discípulo de Cristo por su amor al prójimo. Hizo historia de la brillante carrera del ilustre doctor donostiarra, que en el año 1902 comenzó a prestar servicios como médico voluntario en el Hospital de San Antonio Abad.

 

A finales del año 1906 fue nombrado por el Tribunal Calificador Médico de entrada en dicho Hospital, siendo encargado el año 1911, en colaboración con el farmacéutico del citado establecimiento Ángel Calles de la instalación y práctica de la reacción Wassermann, consiguiendo grandes éxitos.

 

En el año 1912 se le nombró encargado del servicio de radiología, instalado por primera vez en nuestra ciudad, en el que acreditó su pericia y grandes conocimientos, ascendiendo el mismo año a la categoría de jefe de sala.

 

En 1928 fue nombrado médico director del Hospital, cargo que desempeñó hasta 1937, en que fue nombrado Inspector General de los Servicios Sanitarios del Hospital de San Antonio Abad y de la Santa Casa de Misericordia, cargo que lleva aparejado la misión de asesoramiento de la Junta del Patronato de Beneficencia en materia de carácter sanitario, presidir los Tribunales para la provisión de plazas del personal sanitario, representar al Patronato en Congresos, Asambleas, etc.

 

Dedicó el señor Castañeda un cariñoso recuerdo a la memoria de los doctores don Juan José Celaya, don Modesto Huici y don Luis Egaña Monasterio, y terminó diciendo que la concesión de la “Medalla de Plata” de la Ciudad al benemérito doctor don José Beguiristain era el testimonio de la gratitud, no sólo del Ayuntamiento de San Sebastián, sino de todo el pueblo donostiarra.

 

El doctor Beguiristain, visiblemente emocionado, dio las gracias, diciendo que él se había limitado a cumplir estrictamente con su deber con la mayor satisfacción en pro de los enfermos pobres, a los que devuelvo –dijo– este galardón que tanto me honra y que yo recibo de manos del alcalde de San Sebastián con la más íntima satisfacción (2).

 

El señor Castañeda le impuso la Medalla de Plata de la Ciudad en medio de cariñosos aplausos, recibiendo el ilustre doctor Beguiristain efusivas felicitaciones, a las que unimos la nuestra muy cordial.

 

A primera hora de la tarde, la Junta del Patronato de Beneficencia ofreció al doctor Beguiristain un almuerzo que fue presidido por el señor Castañeda con el homenajeado, el diputado provincial señor Tamés, el doctor don Luis Ayestarán y los concejales vocales de la citada junta don Juan Francisco Puente y don Teodoro Miranda y asistiendo el teniente de alcalde señor Mugabure, el concejal don Federico Oria de la Lastra, el vocal vecino don Jesús Braceras, el señor don Wenceslao Ugalde, el secretario de la Junta señor Igartua y los médicos jefes de sala del Hospital de San Antonio Abad.

 

En este acto íntimo, que transcurrió en un ambiente de cordial simpatía, el señor Castañeda, en nombre de la Junta de Patronato del Hospital, hizo entrega al ilustre doctor don José Beguiristain de un artístico diploma, que ha de ser colocado en el despacho del benemérito doctor (2).

 

El domingo le fue impuesta la Medalla de la Ciudad al doctor Beguiristain

 

Si hay vidas que por su ejemplaridad, por su humanitarismo y por su amor al prójimo caben distinguirse y ensalzarse, en primera fila hay que colocar la del doctor Beguiristain, don Pepe Beguiristain, para todos. Año tras año, durante muchos años ¡casi cincuenta! Los enfermos de sus Hospital han conocido su competencia, su certeza en el diagnóstico, su agudeza clínica y si delicadeza en la intervención terapéutica (3).

 

Pero lo que es más –eso es la ciencia del técnico– han conocido la amplitud de sus corazón bonachón y siempre dispuesto a ayudar al prójimo en sus desconsuelos y en sus dolores. Espíritu selecto, no hizo otra cosa en la vida que procurar favores y ayudar a corregir miserias físicas y morales. Jamás se quejó de nadie y supo perdonar a tiempo, que es una de las mejores virtudes humanas.

 

El domingo, la Ciudad, para agradecerle un poco de lo mucho que por ella hizo este hombre benemérito, le otorgó su homenaje con motivo de la imposición de la Medalla de Plata de la Ciudad por el teniente de alcalde señor Castañeda.

 

Hubo recuerdos de tiempos pasados, comienzo y lechas en el caminar profesional de don Pepe Beguiristain y recuerdos piadosos para los compañeros que se fueron. Don Pepe dijo, al dar las gracias, que no había hecho otra cosa sino cumplir con su deber. Sabemos a ciencia cierta que excedió el cumplimiento de ese deber. Pero aunque no hubiera sido más que como él dijo, ¡ya se puede premiar el cumplimiento del deber cuando se lleva con la constancia, el amor y la competencia profesional con que él lo cumplió!

 

Foto 5 Don Pepe Beguiristain. Página 113 del Libro Cien Años de Medicina en Guipúzcoa 1899 – 1999

 

El Diario Vasco se une con todo el corazón al homenaje y formula los más fervientes votos porque don Pepe Beguiristain pueda continuar mucho tiempo en el cumplimiento de sus misión para bien de la Humanidad y de San Sebastián en particular (3).

 

JOSÉ BEGUIRISTAIN GORRITI

 

Presidente de la Academia Médico – Quirúrgica de Guipúzcoa durante 1919 a 1920

 

Médico donostiarra que nace en 1879 y fallece en 1952. Un pariente médico, que ejercía en Tolosa (Guipúzcoa), Venancio Arribillaga, influye en la orientación de su destino profesional. La carrera de Medicina la inicia en Valladolid, siendo discípulo predilecto del Dr. Simonena. Concluida la licenciatura pasa a París donde se especializa como dermatólogo y sifiliógrafo en el Hospital San Luis, bajo el magisterio de los profesores Sabouraud, Darier y Brocq; en el Hospital La Salpêtriere fue discípulo de Babinsky y asistió a las lecciones de Dieulafoy en el Hôtel Dieu. Amplía su formación en Servicios de Parasitología, Epidemiología y Bacteriología. En 1909 marcha a Berlín donde recibe enseñanzas de Boas y Schitenhelm (4).

 

De regreso a San Sebastián se incorpora al Cuerpo facultativo del Hospital San Antonio Abad, como médico honorario primero, en 1906 como médico de guardia, etapa que coincide, en aquel cometido, con Modesto Huici, Luis Egaña y Luis Alzúa, y posteriormente en el desarrollo de una actividad plenamente consagrada al Hospital, como Jefe de Sala de Medicina. De la Dirección del centro fue separado en 1937. Su nombre queda asimismo vinculado a la labor cumplida en el Hospital de Manteo, del que fue uno de los profesionales más destacados. Dentro de la medicina interna, que ejerció, se perfila bien su preferencia por la Dermatología y las dolencias gastrointestinales y del sistema nervioso (4).

 

Del Dr. Beguiristain sólo quedan, de una muy brillante actuación clínica, trabajos publicados en Guipúzcoa Médica y en la Revista Española de la Medicina, y sobre todo, a juicio del doctor Ubaldo Gastaminza, “una sorprendente tradición oral de la práctica médica”.

 

Tras su muerte la Academia le dedicó una sesión necrológica en la que participaron los doctores Iñaki Barriola, Ubaldo Gastaminza y Benigno Oreja. Precisa y brillante fue la semblanza trazada por Barriola, quien destacó sus cualidades de hombre bueno, en cuya actividad siempre se apreciaba el desinterés, la sencillez y el altruismo; “era elegante y atildado, sin afectación; deferente en el trato; cortés y amable; cariñoso y hasta cordial”; destaca asimismo el doctor Barriola su amor por las costumbres vascas y su cultivo del euskera; su popularidad en San Sebastián fue indiscutible siendo conocido, coloquialmente, como “Don Pepe”. Benigno Oreja dijo de él era “gran caballero, perfecto compañero, con efusiva bondad, aplicación extraordinaria y perseverancia en el trabajo… uno de los clínicos más expertos de nuestra nación”.

 

Este juicio lo ratifica Gregorio Marañón con estas palabras: “El internista de mayor prestigio de la región… gran médico práctico y maestro en el arte de curar y en la pulcritud de la vida profesional”; Marañón concluye su elogio con un leve reproche: “no fue dado a escribir lo mucho que le había enseñado su práctica” (4).

 

Foto 6 Hospital de San Antonio Abad. Foto cedida por la Sociedad Kondarrak

 

Bibliografía

1.- El Diario Vasco de San Sebastián. Año XVIII. Número 5.126. Última página. Domingo, 18 de marzo de 1951

 

2.- Hoja Oficial del Lunes de San Sebastián. Año XVI. Número 766. Página 2. Lunes, 19 de marzo de 1951

 

3.- El Diario Vasco de San Sebastián. Año XVIII. Número 5.127. Página 2. Martes, 20 de marzo de 1951

 

4.- Colegio de Médicos. José Beguiristain Gorriti. Libro Cien Años de Medicina en Guipúzcoa 1899 – 1999. Página 112. José María Urkia Etxabe. Depósito Legal: SS-473/1999

 

Manuel Solórzano Sánchez

Graduado en Enfermería. Enfermero Jubilado

Insignia de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF

Miembro de Enfermería Avanza

Miembro de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos

Miembro de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería

Miembro de la Red Cubana de Historia de la Enfermería

Miembro Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN, A.C.

Miembro no numerario de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. (RSBAP)

Académico de número de la Academia de Ciencias de Enfermería de Bizkaia – Bizkaiko Erizaintza Zientzien Akademia. ACEB – BEZA

Insignia de Oro del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa 2019

Sello de Correos de Ficción. 21 de julio de 2020

masolorzano@telefonica.net

 

 

 

 

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