Hoy tiene
una calle en San Sebastián donde se concentran todos los Hospitales de la
Ciudad llamado “Paseo Doctor Beguiristain”.
1951 HOY LE SERÁ IMPUESTA LA
MEDALLA DE LA CIUDAD AL ILUSTRE DOCTOR DON JOSÉ BEGUIRISTAIN
Foto
1 Medalla de Plata de la Ciudad de San Sebastián al Dr. José Beguirsitain en
presencia de sus compañeros Dr. Antonio Tamés y Dr. Luis Zuriarrain. Foto Paco
Marí, 1951
Historia
y afanes de un médico, en cuarenta y siete años de servicio
El Hospital de San Antonio Abad y la Fundación Goyeneche
Todo
San Sebastián está enterado a estas horas de que hoy domingo,
merecidísimamente, le será impuesta la “Medalla de la Ciudad” de San
Sebastián a una, por qué no decirlo, de las esclarecidas eminencias médicas de
nuestra Patria. Don José Beguiristain,
“don Pepe” para todos, está adornado de las más relevantes cualidades que son
necesarias en el apostolado de la misión médica.
Hombre
afable, lleno de simpatía y de cordialidad, no tiene, como todos los espíritus
privilegiados, malos recuerdos: no los tiene o los ha olvidado piadosamente.
Sólo tiene frases de cariño, recuerdos bellos y afán de ir a más, siempre a
más, en el camino trazado de humanitarismo y caridad sociales.
Le
hemos visitado en el despacho, verdadero “Santa Santorum” de su eminencia
médica, con ordenadas estanterías y anaqueles donde se alinean, uniformes,
numerosos libros de especialidades médicas. Despacho limpio, con efluvios de
vitalidad y rigurosa limpieza, a lo hospital. Don Pepe va respondiendo de
prisa, impensada y espontáneamente, sin darnos tiempo casi a formular otra
pregunta.
¿Qué año comenzó usted su carrera, don Pepe?
Espere…
espere… ¡Ah!, si creo que fue en 1893 para terminarla en 1900. Cursé mis
estudios en la Universidad de Valladolid, me doctoré en la de Madrid y
seguidamente estuve dos años estudiando y ampliando conocimientos en París.
¿Cuándo comenzaron sus servicios en el
Hospital de San Antonio Abad?
Mi
primer contacto profesional fue con el Hospital, allá por el año 1903,
ingresando en el servicio de enfermedades dermatológicas. Posteriormente, en
compañía de los inolvidables Modesto
Huici, Luis Egaña y Luis Alzua, alterne mis servicios en el
Hospital como médico de guardia.
¿Tiene usted algún recuerdo memorable de
aquella fecha?
Sí.
En el año 1903, creo que fue, se desencadenó una terrible epidemia de tifus,
coincidiendo con un pleito sobre la traída de aguas. Desde luego, aquella
epidemia se me quedó grabada de una forma indeleble.
Dejemos
al margen las cosas desagradables y volvamos a hilvanar la historia de su vida
médica.
Pues
bien: más tarde, y no puedo recordar exactamente qué año, se me otorgó el
título de Jefe de Sala. Título que ostento en la actualidad. Después vino la
Guerra Civil, con cuyo motivo se estableció un paréntesis interrumpido al
terminar la misma, en que fui nombrado Inspector Jefe de los Servicios
Sanitarios de la Beneficencia.
Nosotros,
que recordamos que don Pepe había sido director del Hospital, donde tan notable
labor hizo, seguimos preguntándole.
Ahora,
don Pepe, refiérame, por favor, su labor personal, directa, en la vida y
evolución del Hospital de San Antonio Abad.
En
un principio, este no tenía más que cuatro alas, capaces para unos cien
enfermos. Posteriormente, y aquí ya entra de lleno mi gestión personal, se
ampliaron de tal modo, que la cabida fue capaz hasta de 400 enfermos.
Recuerdo
que en dos épocas, siendo alcaldes Mariano
Tabuyo y mi primo Juan Antonio
Beguiristain, pudieron llevarse a cabo grandes renovaciones que atendieron,
a mi iniciativa.
¿Cuáles fueron, principalmente, estas
renovaciones?
Servicios
de Rayos X, establecimiento del Instituto de Anatomía Patológica, y, que, por
cierto, en el prestó servicios el que más tarde había de ser Catedrático de
Anatomía de la Universidad de Valencia, señor don Antonio Llombart. Servicios
de enfermedades infecciosas. La Sala Docker, para niños en el primer estado de
infección. Esta preciosa sala se mantiene gracias a la caridad y munificencia
de las vendedoras en los puestos de las plazas de abastos.
Foto
2 Hospital de San Antonio Abad. Foto cedida por la Sociedad Kondarrak
¿Su trabajo, ha sido continuo?
En
efecto. No recuerdo, en cuarenta y tantos años, haber faltado jamás al
Hospital, a mi querido Hospital. Excepto, claro es, las épocas en que por
imperativos del deber y siempre procurando el mejor desenvolvimiento del
Hospital, realicé algún viaje de estudios.
¿Alguno de esos viajes?
El
que realicé en compañía de los arquitectos Domingo
Aguirrebengoa y Francisco Urcola
y e ingeniero Germán Pradera, a
través de Europa, estudiando la estructura de sus mejores hospitales, para que
luego este estudio se trasluciese en amplias mejoras del nuestro.
Además,
pertenece usted a laguna otra institución médico benéfica, ¿no es así?
En
efecto. Pertenezco a la Fundación
Goyeneche, de grata memoria. Sustituí en su puesto al fallecido doctor don Modesto Huici.
Tengo
entendido que esta Fundación provenía de Madrid. Pero debido al gran amor que a
San Sebastián profesaba aquella egregia reina que fue doña María Cristina, el proyecto del Hospital a construir allí pasó a
San Sebastián y habrían de realizarse precisamente en los terrenos cedidos por Juan Mariano de Goyeneche y Gamio, III
Conde de Guaqui en el monte Igueldo.
Parece
ser que Madrid no se resignó a perder aquellos derechos, que el donostiarrismo
de la Reina Madre inclinaba en favor de San Sebastián, y como consecuencia hubo
un pleito cuyo desenlace fue el que las dos ciudades coparticipasen del
proyecto de la Fundación Goyeneche.
¿Y qué fue del proyecto?
Naturalmente,
no pudo realizarse, ya que los medios con que habíamos de contar fueron a todas
luces insuficientes.
Y
todo ello, ¿ha quedado enterrado en el
olvido, o existe la posibilidad de que la fundación realice todavía su proyecto?
Los
afanes de la Fundación Goyeneche no desparecieron, sino que, por el contrario,
se mantuvieron con todo entusiasmo y hoy podemos anunciar que quizá no tardando
mucho tiempo, San Sebastián contará con una Institución Benéfica.
Institución,
¿de qué tipo?
No
hospital, no. Sino una especie de casa de reposo, preventorio u hogar para los
niños débiles.
Y,
¿en qué lugar sería establecido ese
preventorio?
En
los terrenos que el III Conde de Guaqui cedió al efecto en el monte Igueldo.
La
financiación de las obras ¿a cuenta de
quién habrá de correr?
De
la Caja de Ahorros Provincial de Guipúzcoa y gracias a las valiosas y
personalísimas gestiones de su director el señor don José Beñarán, del presidente de la Diputación don Avelino Elorriaga y del diputado señor
don Antonio Tamés.
¿Emocionado por el homenaje…?
Lo
acojo con el cariño y la deferencia que me lo dedican. Aunque, nos aclara
modestamente don Pepe, yo no hice otra cosa que cumplir con mi deber.
¿Cómo ha sido recibida la noticia por los
enfermos?
En
algunos momentos sí que han llegado a emocionarme, particularmente las chicas y
enfermas, para quienes, a decir de ellas, soy un segundo padre.
Me
han leído unas cuartillas y manifestado de cien formas cariñosas su afecto y su
adhesión.
Foto
3 Hija de la Caridad con personal y niños en la gruta de la Virgen de Lourdes
en el Hospital de San Antonio Abad. Foto cedida por José Francisco Olivera
González, 1944
En
definitiva, es un derramar afecto al médico viejo del Hospital. Aclare usted
que el cariño de mis enfermas es extraordinario y al que estoy profundamente
agradecido.
A
propósito de enfermos ¿quiere usted
decirnos, por favor, quien tiene más capacidad de sufrimiento y más resignación
en sus penosa situación?
Sin
duda, sin ningún género de duda: las mujeres. Se compenetran con el médico más
íntimamente y no son tan desconfiadas como los hombres. Eso es debido, sin
duda, a su contextura moral y a la sensibilidad de que está dotado su sexo.
Muchas
gracias, don Pepe, por esta charla que ha de llevar a los lectores de “El
Diario Vasco”, el secreto de una vida llena de virtudes y de méritos, a la que
San Sebastián ha de rendir hoy su tributo de agradecimiento y amor.
Vida
fecunda –queremos resaltar nosotros, recogiendo un clamor unánime– de un médico
sabio, cuya modestia ejemplar no ha podido esconder su fama de uno de los más
competentes clínicos españoles.
Y
de un hombre bueno que ha derramado la caridad y el bien; que ha hecho limosnas
infinitas en el anónimo y cuya sonrisa eterna no ha podido borrar jamás ni
siquiera la incomprensión o la ingratitud.
La
Ciudad entera se suma hoy con cordial intimidad a este homenaje a don Pepe
Beguiristain. Enrique Cimas (1).
Foto
4 Doctor José Beguirsitain Gorriti
IMPOSICIÓN
DE LA MEDALLA DE PLATA DE LA CIUDAD AL DOCTOR BEGUIRISTAIN
Ayer,
a mediodía domingo, tuvo lugar en el Ayuntamiento de San Sebastián, en un
ambiente cordial y altamente simpático, la imposición de la “Medalla de Plata
de la Ciudad” que la Corporación Municipal donostiarra concedió al ilustre y
benemérito doctor don José Beguiristain
Gorriti en reconocimiento de relevantes merecimientos y como testimonio de
gratitud por su abnegada y meritísima labor realizada por espacio de cerca de
cincuenta años al servicio de los enfermos pobres del Hospital de San Antonio
Abad (2).
El
acto fue presidido por el primer teniente de alcalde señor Castañeda, en
representación del alcalde el señor Saldaña, que no pudo asistir, a pesar de
sus mejores deseos, debido a su indisposición. Asistieron los vocales de la
Junta del Patronato de Beneficencia: los tenientes de alcalde señores Caravaca,
Aizpurua, Augusti y varios señores concejales; el director del Hospital de San
Antonio Abad, doctor don Luis Ayestarán; jefes de sala del citado
establecimiento benéfico y numerosos amigos del ilustre doctor donostiarra don
José Beguiristain.
El
señor Caravaca, como presidente de la Comisión de Gobernación, dio lectura al
informe de la misma, que, recogiendo la propuesta de la Junta del Patronato de
Beneficencia, presentó a la consideración del Pleno Municipal la petición de
concesión de la “Medalla de Plata” de la Ciudad al citado ilustre doctor
Beguiristain y que fue aprobado por unanimidad.
Seguidamente,
el señor Castañeda pronunció un elocuente discurso, justificando, en primer
lugar, la obligada ausencia del alcalde. Puso de relieve los relevantes servicios
prestados por el doctor Beguiristain con ejemplar abnegación y generosidad,
calificándolo como auténtico discípulo de Cristo por su amor al prójimo. Hizo
historia de la brillante carrera del ilustre doctor donostiarra, que en el año
1902 comenzó a prestar servicios como médico voluntario en el Hospital de San
Antonio Abad.
A
finales del año 1906 fue nombrado por el Tribunal Calificador Médico de entrada
en dicho Hospital, siendo encargado el año 1911, en colaboración con el
farmacéutico del citado establecimiento Ángel
Calles de la instalación y práctica de la reacción Wassermann, consiguiendo
grandes éxitos.
En
el año 1912 se le nombró encargado del servicio de radiología, instalado por
primera vez en nuestra ciudad, en el que acreditó su pericia y grandes
conocimientos, ascendiendo el mismo año a la categoría de jefe de sala.
En
1928 fue nombrado médico director del Hospital, cargo que desempeñó hasta 1937,
en que fue nombrado Inspector General de los Servicios Sanitarios del Hospital
de San Antonio Abad y de la Santa Casa de Misericordia, cargo que lleva
aparejado la misión de asesoramiento de la Junta del Patronato de Beneficencia
en materia de carácter sanitario, presidir los Tribunales para la provisión de
plazas del personal sanitario, representar al Patronato en Congresos,
Asambleas, etc.
Dedicó
el señor Castañeda un cariñoso recuerdo a la memoria de los doctores don Juan
José Celaya, don Modesto Huici y don Luis Egaña Monasterio, y terminó diciendo
que la concesión de la “Medalla de Plata” de la Ciudad al benemérito doctor don
José Beguiristain era el testimonio de la gratitud, no sólo del Ayuntamiento de
San Sebastián, sino de todo el pueblo donostiarra.
El
doctor Beguiristain, visiblemente emocionado, dio las gracias, diciendo que él
se había limitado a cumplir estrictamente con su deber con la mayor
satisfacción en pro de los enfermos pobres, a los que devuelvo –dijo– este
galardón que tanto me honra y que yo recibo de manos del alcalde de San
Sebastián con la más íntima satisfacción (2).
El
señor Castañeda le impuso la Medalla de Plata de la Ciudad en medio de
cariñosos aplausos, recibiendo el ilustre doctor Beguiristain efusivas
felicitaciones, a las que unimos la nuestra muy cordial.
A
primera hora de la tarde, la Junta del Patronato de Beneficencia ofreció al
doctor Beguiristain un almuerzo que fue presidido por el señor Castañeda con el
homenajeado, el diputado provincial señor Tamés, el doctor don Luis Ayestarán y
los concejales vocales de la citada junta don Juan Francisco Puente y don
Teodoro Miranda y asistiendo el teniente de alcalde señor Mugabure, el concejal
don Federico Oria de la Lastra, el vocal vecino don Jesús Braceras, el señor
don Wenceslao Ugalde, el secretario de la Junta señor Igartua y los médicos
jefes de sala del Hospital de San Antonio Abad.
En
este acto íntimo, que transcurrió en un ambiente de cordial simpatía, el señor
Castañeda, en nombre de la Junta de Patronato del Hospital, hizo entrega al
ilustre doctor don José Beguiristain de un artístico diploma, que ha de ser
colocado en el despacho del benemérito doctor (2).
El domingo
le fue impuesta la Medalla de la Ciudad al doctor Beguiristain
Si
hay vidas que por su ejemplaridad, por su humanitarismo y por su amor al
prójimo caben distinguirse y ensalzarse, en primera fila hay que colocar la del
doctor Beguiristain, don Pepe Beguiristain, para todos. Año tras año, durante
muchos años ¡casi cincuenta! Los enfermos de sus Hospital han conocido su
competencia, su certeza en el diagnóstico, su agudeza clínica y si delicadeza
en la intervención terapéutica (3).
Pero
lo que es más –eso es la ciencia del técnico– han conocido la amplitud de sus
corazón bonachón y siempre dispuesto a ayudar al prójimo en sus desconsuelos y
en sus dolores. Espíritu selecto, no hizo otra cosa en la vida que procurar
favores y ayudar a corregir miserias físicas y morales. Jamás se quejó de nadie
y supo perdonar a tiempo, que es una de las mejores virtudes humanas.
El
domingo, la Ciudad, para agradecerle un poco de lo mucho que por ella hizo este
hombre benemérito, le otorgó su homenaje con motivo de la imposición de la
Medalla de Plata de la Ciudad por el teniente de alcalde señor Castañeda.
Hubo
recuerdos de tiempos pasados, comienzo y lechas en el caminar profesional de
don Pepe Beguiristain y recuerdos piadosos para los compañeros que se fueron.
Don Pepe dijo, al dar las gracias, que no había hecho otra cosa sino cumplir
con su deber. Sabemos a ciencia cierta que excedió el cumplimiento de ese
deber. Pero aunque no hubiera sido más que como él dijo, ¡ya se puede premiar
el cumplimiento del deber cuando se lleva con la constancia, el amor y la
competencia profesional con que él lo cumplió!
Foto
5 Don Pepe Beguiristain. Página 113 del Libro Cien Años de Medicina en Guipúzcoa
1899 – 1999
El
Diario
Vasco se une con todo el corazón al homenaje y formula los más
fervientes votos porque don Pepe Beguiristain pueda continuar mucho tiempo en
el cumplimiento de sus misión para bien de la Humanidad y de San Sebastián en
particular (3).
JOSÉ BEGUIRISTAIN GORRITI
Presidente de la
Academia Médico – Quirúrgica de Guipúzcoa durante 1919 a 1920
Médico
donostiarra que nace en 1879 y fallece en 1952. Un pariente médico, que ejercía
en Tolosa (Guipúzcoa), Venancio Arribillaga, influye en la orientación de su
destino profesional. La carrera de Medicina la inicia en Valladolid, siendo
discípulo predilecto del Dr. Simonena. Concluida la licenciatura pasa a París
donde se especializa como dermatólogo y sifiliógrafo en el Hospital San Luis,
bajo el magisterio de los profesores Sabouraud, Darier y Brocq; en el Hospital
La Salpêtriere fue discípulo de Babinsky y asistió a las lecciones de Dieulafoy
en el Hôtel Dieu. Amplía su formación en Servicios de Parasitología,
Epidemiología y Bacteriología. En 1909 marcha a Berlín donde recibe enseñanzas
de Boas y Schitenhelm (4).
De
regreso a San Sebastián se incorpora al Cuerpo facultativo del Hospital San
Antonio Abad, como médico honorario primero, en 1906 como médico de guardia,
etapa que coincide, en aquel cometido, con Modesto Huici, Luis Egaña y Luis
Alzúa, y posteriormente en el desarrollo de una actividad plenamente consagrada
al Hospital, como Jefe de Sala de Medicina. De la Dirección del centro fue
separado en 1937. Su nombre queda asimismo vinculado a la labor cumplida en el
Hospital de Manteo, del que fue uno de los profesionales más destacados. Dentro
de la medicina interna, que ejerció, se perfila bien su preferencia por la
Dermatología y las dolencias gastrointestinales y del sistema nervioso (4).
Del
Dr. Beguiristain sólo quedan, de una muy brillante actuación clínica, trabajos
publicados en Guipúzcoa Médica y en
la Revista Española de la Medicina, y
sobre todo, a juicio del doctor Ubaldo Gastaminza, “una sorprendente tradición
oral de la práctica médica”.
Tras
su muerte la Academia le dedicó una sesión necrológica en la que participaron
los doctores Iñaki Barriola, Ubaldo Gastaminza y Benigno Oreja. Precisa y
brillante fue la semblanza trazada por Barriola, quien destacó sus cualidades
de hombre bueno, en cuya actividad siempre se apreciaba el desinterés, la
sencillez y el altruismo; “era elegante y atildado, sin afectación; deferente
en el trato; cortés y amable; cariñoso y hasta cordial”; destaca asimismo el
doctor Barriola su amor por las costumbres vascas y su cultivo del euskera; su
popularidad en San Sebastián fue indiscutible siendo conocido, coloquialmente,
como “Don Pepe”. Benigno Oreja dijo de él era “gran caballero, perfecto
compañero, con efusiva bondad, aplicación extraordinaria y perseverancia en el
trabajo… uno de los clínicos más expertos de nuestra nación”.
Este
juicio lo ratifica Gregorio Marañón con estas palabras: “El internista de mayor
prestigio de la región… gran médico práctico y maestro en el arte de curar y en
la pulcritud de la vida profesional”; Marañón concluye su elogio con un leve
reproche: “no fue dado a escribir lo mucho que le había enseñado su práctica”
(4).
Foto
6 Hospital de San Antonio Abad. Foto cedida por la Sociedad Kondarrak
Bibliografía
1.-
El Diario Vasco de San Sebastián. Año XVIII. Número 5.126. Última página.
Domingo, 18 de marzo de 1951
2.-
Hoja Oficial del Lunes de San Sebastián. Año XVI. Número 766. Página 2. Lunes,
19 de marzo de 1951
3.-
El Diario Vasco de San Sebastián. Año XVIII. Número 5.127. Página 2. Martes, 20
de marzo de 1951
4.-
Colegio de Médicos. José Beguiristain Gorriti. Libro Cien Años de
Medicina en Guipúzcoa 1899 – 1999. Página 112. José María Urkia Etxabe.
Depósito Legal: SS-473/1999
Manuel Solórzano Sánchez
Graduado en
Enfermería. Enfermero Jubilado
Insignia de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro de
Enfermería Avanza
Miembro de
Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de
la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de
la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro
Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en
México AHFICEN, A.C.
Miembro no
numerario de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. (RSBAP)
Académico de número de la Academia de Ciencias de Enfermería de Bizkaia – Bizkaiko Erizaintza
Zientzien Akademia. ACEB – BEZA
Insignia de Oro del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa 2019
Sello de
Correos de Ficción. 21 de julio de 2020
masolorzano@telefonica.net