LA BENEFICENCIA EN SAN SEBASTIÁN
FOTO
1 Revista
Euskalerriaren Alde, número 137, página 512. Publicada el 15 de septiembre de
1916
Fundación y objeto
Don
José Matía y Calvo, fallecido en
Cádiz el día 29 de mayo de 1871, bajo testamento cerrado otorgado el 21 de
octubre de 1870 en dicha ciudad, y memoria testamentaria de igual fecha, ordenó
la creación de dos Asilos o Casas de Caridad, el uno en la repetida
ciudad de Cádiz y el otro en la de San Sebastián, donde pudieran
albergarse y hallar segura subsistencia durante los días de sus vidas, los
ancianos o impedidos absolutamente para el trabajo (1).
Ordenó
que los albergados para ingresar en el Asilo, habían de reunir las circunstancias
siguientes:
1ª.-
Profesar la religión católica, apostólica romana.
2ª.-
Ser naturales y vecinos de esta ciudad de San Sebastián, de la de Cádiz o del
pueblo de Llodio en la provincia de Álava.
3ª.-
Haber cumplido la edad de sesenta años o hallarse imposibilitado para el
trabajo, y
4ª.-
Ser de buenas costumbres.
El
caritativo testador destinó una parte de su fortuna a mandas piadosas y
legados, y dispuso que del remanente se destinaran dos terceras partes para el
albergue de Cádiz, y la otra tercera parte para el de San Sebastián, en el que
debía constituirse una Junta compuesta de su albacea testamentario don Basilio Minondo, ya difunto, del cura
párroco más antiguo de la población, del alcalde constitucional y del síndico
del Ayuntamiento, con objeto de llevar a debido efecto su voluntad, en cuanto
concernía a la instalación del Asilo en esta ciudad.
FOTO
2 Plano Fachada del Asilo Matía. Archivo Municipal Fondo histórico 1890.
Signatura: H-00155-09. Arquitecto José de Goicoa
Gestiones realizadas
La
primera Junta fue formada con los señores don Lorenzo Lazcoz, cura párroco más antiguo, don José Machimbarrena, alcalde constitucional, y don Ricardo Bermingham síndico de la
ciudad, cuya constitución se efectuó el día 1º de julio de 1885.
Largas
y penosas fueron las gestiones realizadas por la Junta designada para hacer
valer los derechos de la ciudad de San Sebastián, y tras de mil vicisitudes
cuya enumeración sería larga y difusa, se consiguió el cobro de las sumas que
constituyeron el capital fundacional del Asilo (1).
La
actividad y energía de la Junta referida y en especial del señor don Ricardo Bermingham, vencieron las
dificultades que se oponían a que el caritativo pensamiento del fundador
tuviera realidad práctica en cuanto afectaba a esta ciudad.
Liquidado
el crédito que contra la testamentaría del fundador tenía la Junta de esta
ciudad, la misma se ocupó decididamente de los preparativos necesarios para la
instalación del Asilo.
Clasificación
gubernativa de la fundación
Entendiendo
la Junta que con arreglo a las prescripciones del testamento y memoria
testamentaria del bienhechor tenía la fundación carácter particular y que se
hallaba comprendida, por consiguiente, en el párrafo último del artículo 8º de
la Instrucción de 27 de abril de 1875, máxime cuando se reconoció ese carácter
a la Junta de Cádiz por R. O. de 20 de junio de 1884, acudió en escrito en 15
de octubre de 1886 al Ilustrísimo señor director general de Beneficencia y de
Sanidad, en súplica de que se declarara a la Junta de esta ciudad de carácter
particular, y que no se hallaba en la obligación de cumplir las prescripciones
de la citada Instrucción, recordadas en la R. O. de 29 de mayo de 1876 sobre
presentación de presupuestos o cuentas e inspección del Protectorado (1).
Por
Real Orden del Ministerio de la Gobernación de 7 de enero de 1888, se accedió a
la solicitud elevada, expresando en esta disposición regia que los patronos
administradores de la fundación quedaban obligados a declarar que cumplen la
voluntad del fundador, cuando fueren requeridos para ello.
Instalación del Asilo
La
Junta mencionada, que se denominó Junta Instituidora, se ocupó de la
adquisición de los terrenos adecuados y construcción del Asilo, que se denominó
“Asilo Matía”, en memoria del
bienhechor a cuya caridad cristiana se debe
el albergue.
Se
inauguró el día 16 de diciembre de 1889 con la
solemnidad que semejante acto requería.
Proyectó
y dirigió las obras de construcción e instalación el arquitecto municipal don José de Goicoa.
Dista
el edificio tres kilómetros de la ciudad. Hállase situado en la vertiente
occidental de un collado que domina el valle de Ibaeta, por el que cruza la
carretera de esta capital a Lasarte, y reúne todas las condiciones apetecibles
bajo el punto de vista higiénico. Desde la plazoleta que precede al Asilo se
descubre un magnífico panorama.
Ocupa
el edificio una superficie de ochocientos metros cuadrados. Se ha tenido
especial cuidado al hacer su distribución, que es muy sencilla, de dotar a
todas y cada una de sus dependencias de luz y ventilación abundantes.
La
capilla ocupa el centro del edificio dividiéndolo en dos partes exactamente
iguales; destinada a hombres la de la derecha y a mujeres la de la izquierda.
Dicha capilla tiene entrada del exterior, con objeto de que puedan acudir a
ella los fieles del barrio; su extensión superficial es de cien metros
cuadrados y está precedida de un pórtico que comunica con las galerías del
edificio.
El
piso bajo del Asilo está destinado a comedores y dormitorios de los asilados,
uno para hombres y otro para mujeres, con sus respectivas chimeneas e
calefacción, sala de baños, ropero, cuarto de plancha, cocina, botica, sala de
visitas y retretes en los vestíbulos, en los que se hallan las escaleras que
conducen a los sótanos pisos principales
(1).
FOTO
3 Plano de la Planta Baja del Asilo Matía. Archivo Municipal Fondo histórico
1890. Signatura: H-00155-09-1. Arquitecto José de Goicoa. A la derecha de la
capilla Comedor de Mujeres y a la izquierda de la capilla Comedor de Hombres
Estos
vestíbulos comunican entre sí por medio de una galería cubierta. En el piso
principal se hallan también los dormitorios, enfermerías y los departamentos
destinados a las Religiosas Hermanas de la Caridad, con sus respectivas enfermerías,
refectorio y sala de recreo. Todas estas instalaciones dan a una magnífica
galería encristalada que comunica con los vestíbulos de acceso a las salas ya
mencionadas, y en cuyos vestíbulos se hallan situados los retretes inodoros,
dotados, como los del piso bajo, de agua abundante (1).
Los
sótanos son espaciosos y bien alumbrados, y están destinados a depósitos de
víveres y utensilios.
Dado
el objeto a que se destina el edificio, se ha huido en él de toda ornamentación
lujosa, pero se ha tenido un especial cuidado en llenar todas las
prescripciones higiénicas y de comodidad en este género de edificios. Las salas
tienen chimeneas de ventilación, y en los techos se han evitado todos los
ángulos rectos corriendo escocias de medio punto.
El
aspecto exterior es muy sencillo y se hallan perfectamente acusadas en él las
necesidades interiores.
La
casa destinada a vivienda del capellán se halla situada a poca distancia del
edificio y consta de piso bajo en que tiene comedor, sala, cocina y retrete, y principal
compuesto de cuatro piezas, y un espacioso desván y sótano. El estilo de la
casa responde al del Asilo.
Un
drenaje convenientemente dispuesto recoge las aguas pluviales de los
alrededores del Asilo y las conduce a un canal próximo.
Cuenta
el Asilo con agua propia y conducción especial.
Para
servicios auxiliares dispone de una magnífica cuadra destinada al ganado
vacuno, en cuya parte superior tiene heniles y graneros.
Existen
también gallineros, conejares, lavadero y un anejo exclusivamente destinado a
taller de carpintería en parte y a cochiqueras en el resto.
Los
pertenecidos de que disponen, que son amplios, perfectamente cuidados,
divididos y cultivados, están destinados a jardines y producción hortícola y de
prados (1).
Gobierno y administración
Erigido el Asilo el año 1889, cesó la
Junta Instituidora, y de conformidad con lo dispuesto por el fundador en su
Memoria testamentaria, se designó la Junta Administradora.
Está
compuesta de ocho vocales, cuyo nombramiento es vitalicio, y se eligen entre
los mismos un presidente, un vicepresidente, un tesorero y un
secretario-contador.
El
primer presidente fue don Ricardo
Bermingham, a cuyo fallecimiento fue designado el actual, el Excelentísimo
señor don José Machimbarrerna.
A
la expresada Junta corresponde la suprema administración, dirección y
gobernación del Establecimiento.
La
dirección y gobierno interior del Asilo se halla confiada a una Comunidad de
religiosas de Hijas de la Caridad de San
Vicente de Paúl, compuesta de seis Hermanas, una de las cuales ostenta el
cargo de superiora.
Para
el servicio religioso existe un capellán, y para el servicio médico un
facultativo; hay también un botiquín.
El
servicio mecánico se halla distribuido entre tres o cuatro criados de ambos
sexos, y un enfermero.
Las
atribuciones y obligaciones de todos y cada uno de los empleados, así como las
de la Junta, se hallan consignadas en un reglamento de orden interior, aprobado
oportunamente por las autoridades competentes.
En
cuanto afecta a los acogidos están sujetos a un régimen verdaderamente
familiar. Disfrutan de amplia libertad y de un trato esmeradísimo, que puede
considerarse como modelo en su género.
El
número de acogidos en el Asilo Matía está actualmente limitado a cuarenta;
veinte hombres y veinte mujeres; más dos salitas de cuatro camas cada uno como
enfermería.
FOTO
4 Plano de la Planta Principal del Asilo Matía. Archivo Municipal Fondo
histórico 1890. Signatura: H-00155-09-2. Arquitecto José de Goicoa. A la
derecha de la capilla Enfermería y dormitorios de Mujeres y a la izquierda de
la capilla Enfermería y dormitorios de Hombres
La
Institución no ha dejado de pasar en los veinticinco primeros años de sus
subsistencia, por ciertos apremios económicos, debidos a circunstancias anormales
porque ha atravesado la Patria, pero un criterio previsor y armónico con las
mismas, ha hecho que se haya podido cumplir la misión benéfica encomendada al
Establecimiento, si no con la extensión deseada, al menos con el rigorismo
estatutario y en la cuantía establecida al fundarse la Institución.
Actualmente
tiene una potencialidad económica, aunque no holgada, suficiente para el
sostenimiento de su población de acogidos con el decoro y la dignidad
compatibles con el estado social a que pertenece, y se ha tenido por costumbre
desde la fundación del Establecimiento.
El
transcurso del tiempo lleva aparejado el aumento de la población de San
Sebastián de una manera inusitada, y como consecuencia la existencia cada vez
mayor de habitantes con derecho a los beneficios de la Institución. El anhelo
más vehemente de su Junta Administradora, es el poder aumentar el número de
acogidos que gozaran de los beneficios del Establecimiento, pero por ahora se
oponen a ello las necesidades cada vez mayores y más difíciles de atención a
consecuencia de la carestía de la vida y la carencia o escasez de personas que
imiten la caritativa conducta del fundador, que llevadas de generosos
sentimientos ayuden a la bienhechora obra de arrancar al desvalido de las
garras de la miseria y del abandono (1).
Expuestos
estos antecedentes, haremos algunas indicaciones respecto a particulares
relacionados con el movimiento de acogidos, estancias, y su coste y la
situación económica del Establecimiento.
Acogidos
Al
finalizar el año 1915 se hallaba cubierto el número reglamentario de acogidos
que reciben albergue en el Asilo Matía: veinte hombres y veinte mujeres (1).
De
los veinte hombres, dieciocho eran naturales de San Sebastián y dos de Llodio.
En la misma proporción se hallaban las veinte mujeres, en cuanto se refiere a
su naturaleza.
En
la misma fecha había seis expedientes de hombres y uno de mujer aprobados por
la Junta del Asilo Matía y en expectativa de que ocurra vacante.
Desde
la fecha de la apertura del Asilo Matía, que tuvo lugar en el mes de diciembre
del año 1889, han ocurrido ciento diez defunciones, producidas todas ellas por
enfermedades comunes. Cincuenta y una corresponden a hombres, y cincuenta y
nueve a mujeres, que arrojan un promedio anual aproximado de cuatro en una
población compuesta de individuos mayores de sesenta años y agobiados por
penalidades y miserias que les han arrastrado a acogerse a los beneficios de la
Caridad (1).
Estancias y su coste
El
promedio anual de las estancias causadas durante el último quinquenio, que
comprende los años 1911 al 1915, es de 18.950 estancias.
El
coste de cada una de ellas viene a suponer de pesetas 0,73.708.
Acoplado
a cada una el valor de los productos de la huerta y establos empleados en la
administración de acogidos, asciende a pesetas 0,98.708.
Aplicada
a cada estancia la parte que le corresponde en los gastos generales de
administración, vestuario y calzado, asistencia religiosa y facultativa, etc.
Etc., resulta que el costo bruto de cada estancia viene a ser de pesetas 1,6610
(1).
Situación económica
El capital de la Institución con
fecha 31 de diciembre último estaba constituido por los siguientes bienes:
Caja: Existencia en efectivo 8.986,99 Pesetas
Valores mobiliarios: Su precio de adquisición 514.672,91 Pesetas
Bienes inmuebles: Su valor de tasación 104.900,61 Pesetas
Bienes muebles: Su valor de tasación 10.604,57 Pesetas
Bienes semovientes: Su valor de tasación 3.000 Pesetas. Total 118.505,18
Créditos en cuenta corriente con interés 34.259,25 Pesetas
Créditos en cuenta corriente sin interés 1.843,83 Pesetas. Total
36.103,08
Total General en Pesetas 678.268,16
Que constituye el capital líquido de
la Institución, puesto que en la expresada fecha no existía partida alguna que
constituyera pasivo. J. S. (1).
San Sebastián año 1916
FOTO
5 Hijas de la Caridad, Director provincial de las Hijas de la Caridad y
Autoridades. Foto Raicardo Martín. Kutxateka 1916
EL ASILO MATÍA 1895
La Junta de
Caridad de este piadoso establecimiento ha publicado como todos los años una
Memoria brillante que revela su buena administración (2).
El 1 de enero
de 1895, el número de asilados era de 41 personas, 22 hombres y 19 mujeres.
Durante dicho año fallecieron 6 acogidos, 2 hombres de edad de 75 años, y los
otros 4 de 67, 70, 81 y 90 años, siendo producidas las defunciones por
enfermedades comunes. De mujeres no ha habido más que una baja por salida
voluntaria.
En la
actualidad existen en el Asilo en calidad de acogidos 21 hombres y 20 mujeres y
espera vacante un anciano. Durante el último año se han causado 17.811
estancias, 607 más que el año anterior.
La Memoria
detalla las obras que se han realizado en el Asilo, todas en mejora y provecho
del mismo.
Los
donativos ascienden a 915 pesetas.
La Junta
contaba el 31 de diciembre de 1894 con una existencia en efectivo de 15.129,77
pesetas.
Los ingresos
durante el año ascendieron a 26.795 pesetas y los pagos por todos los conceptos
a 23.692,06; quedando disponibles para cuenta nueva pesetas efectivas
18.232,71.
El capital
líquido de esta santa casa está representado por 597.174,05 pesetas.
No hay más
que un asilado de menos de 60 años. De 60 a 64 hay cinco; de 65 a 69, diez; de
70 a 74, catorce; de 75 a 79, diez, y de 80 a 84, uno.
De los
asilados, uno sólo es de Llodio (Álava), y los 40 restantes de San Sebastián.
Tal es el
estado satisfactorio del Asilo Matía, por cuyo motivo felicitamos a su
celosa Junta, siendo justo consignar un recuerdo de gratitud a su dignísimo
Presidente, nuestro respetable convecino Don Ricardo Bermingham (2).
JOSÉ MATÍA CALVO
LLODIO,
CÁDIZ Y SAN SEBASTIÁN
Donostia - San Sebastián y Cádiz guardan elementos comunes, uno de los cuales viene dado por la figura del alavés de Llodio José Matía Calvo, un comerciante y benefactor singular.
Su Fundación, nacida para atender a los enfermos y ancianos, promovió la creación de asilos para ancianos en el Barrio del Antiguo de San Sebastián y en el del Balón de Cádiz.
La calle
Matía del barrio donostiarra del Antiguo de Donosti ha sido, y continúa
siéndolo al día de hoy, el eje vertebrador de la vida social del barrio, con su
variada oferta de comercio de cercanía y los innumerables bares que hacen las
delicias de los txikiteros. Una calle para antiguotarras de siempre en la que
he desarrollado gran parte de mi vida social. Sobre el origen de su
denominación no conocí hasta pasados unos años, al oír hablar de la existencia,
en la cercana barriada de Ibaeta, del por aquel entonces llamado Asilo Matía y
actualmente Hospital geriátrico Matía. En dicho centro moriría
mi padre no hace muchos años, a quien acompañé en sus últimos momentos tras su
ingreso en el mismo pocos días antes (3).
La casualidad
quiso que un día de verano de hace unos 10 años, de regreso de una jornada de
baños en la gaditana playa La Caleta, me topara con la residencia Matía
Calvo del barrio del Balón de Cádiz. De este reencuentro con Matía
Calvo nació mi curiosidad por conocer la historia de este benefactor vasco que
dejó su huella en dos ciudades tan queridas para mí.
FOTO 6 José Matía Calvo. Revista
Bascongada. Dibujo F. López - Alén
José
Matía Calvo nació en la localidad alavesa de Llodio
el 6 de junio de 1806. Parece que Pasajes fue durante los primeros años la
localidad donde transcurrió su niñez y adolescencia. En 1821 se le sitúa en
Manila, dedicado a las artes comerciales fruto de la actividad generada en
torno a la Compañía de Filipinas, sustituta de la Real Compañía de Caracas. Una
importante colonia de vascos mantenía allí estrechos vínculos comerciales con
las Antillas (3).
Años más tarde
fundaría la casa comercial “Matía, Menchacatorre y Compañía”, dedicada a la
exportación de seda, así como a otras actividades de cariz más que dudoso: “la
participación de los vascos en la trata asiática y el comercio de opio durante
el siglo XIX, que permitieron a personajes como José Matía Calvo amasar
increíbles fortunas, gracias a las cuales en la etapa final de sus vidas
pudieron realizar obras de caridad y proyectos asistenciales” (4).
La prosperidad
de sus negocios estuvo acompañada de la adquisición de una importante flota de
fragatas y tuvo su reflejo en la gran suma de dinero que consiguió acaudalar.
En 1841 se
trasladó a Cádiz y estableció en la ciudad su Casa Central,
desde donde siguió operando comercialmente con sus diferentes fragatas, entre
las que se encontraba la llamada “Bella vascongada”. Residió en pleno casco
antiguo, en la célebre y popular Plaza de Mina, para unos en
el desaparecido edificio nº 15 y para otros en esquina con Enrique de las
Marinas, en el edificio actualmente sede de la Delegación de Educación de la
Junta de Andalucía.
Alrededor de
1860 visitó San Sebastián y poco tiempo después disolvería la Sociedad para
hacer de su vida, hasta que falleció en Cádiz el 29 de mayo de 1871, un modelo
de filantropía y beneficencia que tuvo su culminación en su testamento, por el
cual, siendo soltero y sin hijos, dedicaba toda su fortuna a “recoger
y hallar segura subsistencia durante los días de su vida y ser asistidos en sus
enfermedades, a los ancianos o impedidos absolutamente para el trabajo” (3).
El testamento
precisaba que, con su herencia, se fundaran sendos Asilos en Cádiz y en
San Sebastián. El 16 de julio de 1883 comenzarían las obras del Asilo
de San José del barrio del Balón de Cádiz, en un antiguo reñidero de
gallos, cuya inauguración tuvo lugar el 18 de marzo de 1885.
El 16 de diciembre de 1889 en San
Sebastián se inauguraba el “Asilo Matía”,
en el valle de Ibaeta. El ayuntamiento donostiarra, agradecido
por la humanitaria obra realizada por D. José Matía y Calvo, aprobó en sesión
del 8 de junio de 1891 poner el nombre del benefactor a la calle que, partiendo
de la plaza de Alfonso XIII, se dirigía hacia Venta-Berri: mi antiguotarra y
querida calle Matía (3)
Como curiosidad
hay que mencionar el hecho de que los albergados para ingresar en el citado
Asilo debían reunir, entre otras, la siguiente circunstancia: “Ser
naturales y vecinos de San Sebastián, de la ciudad de Cádiz o del pueblo de
Llodio en la provincia de Álava”.
Ambas
Fundaciones continúan a día de hoy con su función original, si bien bajo
modelos organizativos y de gestión adaptados a la realidad actual; Matia
Fundazioa es hoy en día un centro avanzado en atención geriátrica y el
Centro residencial de Cádiz es gestionado mediante un Patronato en el que,
junto a la Fundación original, participan las instituciones públicas (3).
FOTO 7 Postal
del Asilo Matía en San Sebastián
JOSE MATÍA CALVO en la Enciclopedia Auñamendi
Hombre de
negocios y filántropo alavés nacido en Llodio el 6 de junio de 1806. Dedicado
al comercio en Manila (1821) como dependiente de una fuerte casa, salió de ella
para fundar la que bajo la razón social de Matia, Menchacatorre y Compañía,
había de adquirir justificado crédito, prosperando sus negocios (exportación de
sedería principalmente) y ampliándolos a varios ramos. Entonces fue cuando
llegó a Cádiz, siendo dueño de una hermosa flota de fragatas dedicadas al
tráfico entre esta ciudad y aquellas islas. Prospera su negocio y de acuerdo
con sus socios, decide establecer la Casa Central en Cádiz, lo que verificó en
1841 (5).
En esta
época ya dispone de más barcos, como las fragatas «Colón», «Mariveles», «Bella
vascongada», «Teide» y «Cercantes». Disuelta la sociedad, dedicóse a las obras
filantrópicas que su corazón le dictaba y que le produjeron señaladas
manifestaciones de aprecio y consideración. Falleció en Cádiz, donde residía,
el 29 de mayo de 1871 estableciendo en su testamento que con su herencia se
fundaran dos asilos, uno en Cádiz y otro en San Sebastián (5).
Los albaceas
del testamento cumplieron bien la voluntad del finado en Cádiz. El Asilo -según
leemos en Calles y Plazas de Cádiz, de Guillermo Smith Somariba (págs. 227-228.
Cádiz, 1913)- es hermoso y sólido edificio construido de nueva planta,
habiéndose empezado las obras el 16 de julio de 1883 bajo los planos y
dirección del arquitecto don Cayetano Santolalla. Fue su inauguración cuatro
años antes del de San Sebastián. Las necesidades del establecimiento para dar
amplitud a sus jardines y construir algunas dependencias, hicieron que se le
agregaran en 1900 los 348 metros cuadrados que tenía la calle de Cabildo.
Existe en la actualidad una calle dedicada a su memoria (5).
El 16 de
diciembre de 1889 se inauguró en San Sebastián el Asilo Matía, situado en el
valle de Ibaeta. Agradecido el ayuntamiento donostiarra por la humanitaria obra
realizada por D. José Matía y Calvo, aprobó en sesión del 8 de junio de 1891 el
poner el nombre del benefactor a la calle que partiendo de la plaza de Alfonso
XIII se dirigía hacia Venta-Berri. Actualmente en San Sebastián podemos admirar
el ejemplar Hospital Geriátrico General, de 400 camas, regido por la Fundación
«José Matía Calvo», la misma que creara nuestro asilo y que tiene dispuesto,
por esta comunidad de origen, «que los nacidos y vecinos de Cádiz pueden
beneficiarse, si son ancianos, de este hospital general y de sus servicios» (5).
FOTO 8 Hijas de la Caridad, enfermeras y
personal con autoridades en la parte de Mujeres del Asilo Matía. Fotocar, 1917
DOS CENTRO SOCIALES 1889 y
2007
Un
día como el de hoy, pero lunes, 16 de diciembre de 1889, fue una gran jornada
para la historia de la asistencia social en San Sebastián
Era verdad,
dijeron los periódicos, que muchos donostiarras estaban preocupados porque ya
no había décimos para la Lotería de Navidad y que otros soñaban con tener en
sus bolsillos las nuevas monedas de peseta y media que comenzaban a circular
con el busto del rey niño (Alfonso XIII), y tampoco era mentira que en los
círculos artísticos se hablaba de la pintura que estaba preparando Rogelio
Gordon para la Exposición de Bellas Artes de Madrid, reproduciendo un paisaje
del valle de Loyola, pero lo que de verdad fue noticia era la inauguración del Asilo Matía (6).
El nuevo Asilo
Matía, construido en terrenos que fueron del caserío Zapatari, situado a cuatro
kilómetros de la ciudad, en un collado desde el que se domina Ibaeta, ocupaba
800 metros cuadrados a los que se debían añadir 21.000 del campo que lo rodeaba
y, se dijo, «reúne todas las condiciones apetecibles desde el punto de vista
higiénico». El nuevo centro correspondía con su nombre al naviero y comerciante
José Matía Calvo, nacido en Llodio en 1806 y fallecido en Cádiz en 1871, que
gracias a su filantropía había hecho posible el proyecto (6).
Al acto
inaugural acudieron distintas autoridades y personalidades de la ciudad entre
las que puede citarse a los concejales Miguel Altube, José Marqueze, Juan
Vidaur, Manuel Tornero, Manuel Urcola, Manuel Alday, Raimundo Sarriegui y Tomás
Bermingham cuyo hermano, Ricardo, fue una de las personas que más contribuyó,
viajando a Cádiz, para instalar el establecimiento.
FOTO
9 Personal sanitario y
autoridades en la parte de Hombres del Asilo Matía. Fotocar, 1917
Por parte de la
Junta de Beneficencia acudieron los señores Ibero, Resines, Osacar, Irastorza y
Tutón. El alcalde Gil Larrauri no acudió por haber presentado su dimisión ese
mismo día. Renuncia presentada por no querer ampararse en el cargo ante la
acusación de haberse aprovechado del mismo para liberar a su hijo de prestar el
servicio militar.
El Asilo Matía
abría sus puertas con cuatro trabajadores, tres mujeres y un hombre, aunque su
capacidad llegaba a 40 residentes: 20 del género masculino y hombres y 20 del
femenino. Para sufragar los gastos se contaba con un capital de 625.000 pesetas
que invertidas al 4 % rentaban 25.000 pesetas anuales. El 16 de diciembre se
inauguró el Asilo Matía, hoy Fundación José Matía Calvo, que recuerda al
filántropo que la patrocinó. La Fundación
José Matía Calvo ha transformado totalmente su gestión destinando recursos
a la mejora de la calidad. Hay ocasiones en las que el calendario parece
ponerse de acuerdo para coincidir en hechos que tienen una determinada
similitud como puede ser el de las efemérides que estamos recordando, porque
fue también un 16 de diciembre, en este caso del año 1918, cuando se acordó la
fundación de otra actividad de carácter social como lo es Goyeneche (6).
FOTO
10 Directora del Asilo Matía con personal sanitario y autoridades en la parte de Hombres
del Asilo Matía. Fotocar, 1917
Durante el mes
de noviembre del citado año los periódicos destacaron en sus páginas la
pregunta de: «¿Se hará un gran hospital
en San Sebastián?». La cuestión estaba motivada por el hecho de que desde
hacía tiempo se venía hablando sobre la construcción de «un hospital digno de
esta ciudad y acorde con su fama adquirida en todos los servicios que ofrece,
especialmente los de Beneficencia». La noticia seguía siendo comentada en el
sentido de que el hospital sería construido «con un cuantioso legado dejado por
una persona a quien la ciudad profesa un sincero cariño» y cuyo nombre estaba
prohibido desvelar. En otras páginas se decía que los planos ya estaban
terminados, dándose pábulo a distintas fantasías sobre la personalidad del
donante (6).
La bendición del
edificio estuvo a cargo del Sr. Goñi, coadjutor de Santa María, y el capellán
del Centro contaría con casa independiente con sótano, piso bajo, principal y
desván. Las habitaciones de ancianos y ancianas estaban separadas por la
capilla, capaz para doscientas personas, y el servicio estaría atendido por las
Hermanas de la Caridad.
Actualmente la
Fundación Matía Calvo sigue fiel a los principios de su fundador: «recoger y
hallar segura subsistencia durante los días de su vida y ser asistidos en sus
enfermedades». La noticia se hizo pública el 17 de diciembre al comunicarse que
«la risueña esperanza se ha convertido en una realidad al quedar constituida,
el día de ayer, la Junta encargada de llevar a cabo la iniciativa del conde de
Guaqui y de su hermana la duquesa de Goyeneche, edificando un hospital en
terrenos de Beriyo Goicoa con el legado de cuatro millones que para este efecto
dejó su difunto hermano don José de Goyeneche».
La reunión
fundacional se celebró en el Hotel María Cristina «donde residen los señores
Goyeneche desde el comienzo de la guerra», acudieron el obispo de la diócesis,
monseñor Eijo; don José Elósegui -alcalde de 1902 a 1905 y de 1925 a 1927-; don
José Sotero Echeverría-párroco de San Vicente- el ex-alcalde marqués de
Roca-Verde; el doctor Huici y don Eustaquio Inciarte -alcalde en 1916 y 1917-,
actuando como notario el licenciado don Emilio Fernández Sánchez.
La primera
piedra se colocó el 3 de octubre de 1920 con asistencia de la reina María
Cristina, el Ayuntamiento en Corporación, el obispo de la diócesis, el prior de
las Ordenes Militares y la Junta de Goyeneche. En el acto, José Elósegui leyó
un discurso preparado por el conde de Guaqui. Tras destacar las bondades de don
José, el texto detallaba las virtudes del pueblo vasco, motivo por el que se
había elegido a San Sebastián como lugar idóneo. Recordando las ayudas
recibidas del marqués de Roca-Verde, del doctor Huici y del obispo, se terminó
diciendo que «esta obra, una vez terminada, sea para San Sebastián un timbre
más de gloria» (6).
MEDALLA DE
PLATA DE LA CIUDAD DE SAN SEBASTIÁN A LA HERMANA DE LA CARIDAD SOR MARÍA
MENDIGUREN IRIZAR
Medalla
de Plata de la Ciudad de San Sebastián a la Hermana de la Caridad Sor María
Mendiguren Irizar, en reconocimiento a los 50 años de servicios ininterrumpidos
en el Asilo Matía, acordado en el pleno de 28 de julio de 1966 y le fue
impuesta la Medalla de Plata el día 7 de septiembre de 1966
SOR MARÍA
MENDIGUREN RECIBIÓ LA MEDALLA DE PLATA DE LA CIUDAD COMO PREMIO A SU LABOR
DURANTE CINCUENTA AÑOS EN PRO DE LOS MENESTEROSOS
La esposa del Caudillo condecoró
ayer en el Asilo Matía a Sor María Mendiguren
Ayer día 7 de septiembre de 1966
tuvo lugar en el Asilo Matía un acto verdaderamente entrañable, con motivo de
la imposición de la Medalla de Plata de la Ciudad de San Sebastián a una
monjita que lleva en la citada institución cincuenta años de servicio
ininterrumpido (7).
Sor María Mendiguren, en este medio siglo, no sólo se ha hecho imprescindible en
el Asilo, sino que ha esparcido sus beneficios por el barrio del Antiguo e Ibaeta.
El acto tuvo especial relieve al estar presidido por la esposa del Jefe del
estado, doña Carmen Polo de Franco. A las seis de la tarde se hallaba toda la
comunidad de religiosas en «pie
de homenaje». Sor María Mendiguren era el centro
de atención tanto por parte de las restantes Hermanas de la comunidad, como de
las autoridades que iban llegando.
FOTO 11 Doña
Carmen Polo de Franco saludando a Sor María Mendiguren, a quién impuso la
Medalla de Plata de la Ciudad de San Sebastián, concedida por el Ayuntamiento
donostiarra por su labor a lo largo de cincuenta años. Diario Vasco, 8 de
septiembre de 1966, páginas 1. Foto Aygües
Se hallaban presentes el señor
obispo de la Diócesis, monseñor Bereciartúa; el presidente de la Diputación don
Antonio Epelde; el alcalde de la ciudad don José Manuel Elósegui; diputados
provinciales señores Uranga, Aramendi, Arrondo, Aristizábal, San Martín, junto
con el secretario de la Corporación provincial señor Lachica; tenientes de
alcalde del Ayuntamiento donostiarra, señores Aizpitarte, Muñoz Baroja y el
secretario de la Corporación municipal señor Soto Guinea; el director
provincial de las Hijas de la Caridad, reverendo don Teodoro Santos, así como
varios benefactores de la institución y numerosas personas (7).
Doña Carmen llegó acompañada de los
condes de Casa de Loja, siendo saludada por las autoridades y personalidades
allí presentes. La señora de Elósegui le ofreció un hermoso ramo de flores y
seguidamente le fue presentada a la homenajeada, con la que departió breves
momentos.
La esposa del Jefe del Estado,
después de orar breves momentos en la capilla del Asilo Matía, visitó las
distintas dependencias del establecimiento, mostrando especial interés en las
salas de enfermos, conversando afablemente con algunos de ellos. Seguidamente
pasó a un salón adecuadamente adornado, a fin de proceder a la imposición de la
condecoración a Sor María Mendiguren (7).
FOTO 12 Litografía del Asilo Matía
de San Sebastián. Arquitecto José de Goicoa
El secretario de la Corporación Municipal
señor Soto Guinea, leyó el manuscrito municipal sobre tal concesión, que fue
propuesta por la Junta vecinal del Asilo Matía.
El Alcalde de la ciudad señor
Elósegui, dirigió unas palabras a los asistentes, en las que puso de relieve
que honrando se honraba en tan entrañable acto, en el que se premiaba a una
persona que hizo el bien sin mirar a quien.
Sor María Mendiguren lleva 51 años de religiosa y 50 en el Asilo Matía,
distinguiéndose por su afecto y humanitarismo. Teniendo el título de Enfermera, ha prestado valiosísimos servicios no sólo a
la comunidad, sino a todo el barrio del Antiguo e Ibaeta, donde es
apreciadísima, su desinteresada y callada labor de más de medio siglo y sobre
todo “por dar consuelo al necesitado”
(8).
Resaltó el hecho de que Sor María
Mendiguren, que llegó al Asilo cuando éste tenía tan sólo quince años de
existencia, puso a contribución una de las virtudes más estimables en esta
vida: la caridad. No solo en la Comunidad, sino también entre las gentes del
barrio del Antiguo y principalmente de Ibaeta, por lo que el vulgo la
distinguía por “la enfermera del barrio”.
Resaltó el hecho de que el Ayuntamiento, a propuesta de los vecinos de Ibaeta,
había querido rendir público homenaje en estas fechas, cuando por ser verano
podría parecer, que sólo hay tiempo para el descanso y el ocio. Al celebrarlo
en estos momentos se daba mayor importancia al acto, máxime cuando la primera
dama de España había mostrado especial interés en acudir a este homenaje (7).
FOTO 13 Enfermeras de San Sebastián.
Foto Paco Marí, 1950
Finalmente expresó la envidia que
tenía por Sor María, envidia porque con este reconocimiento, se demostraba la
bondad de su corazón, expresando su enorme agradecimiento por lo mucho que ha
hecho en favor de los menestorosos (7).
Tras
estas palabras y previa petición del alcalde, doña Carmen impuso la Medalla de
Plata de la ciudad de San Sebastián a Sor María Mendiguren, visiblemente
emocionada por recibir tan preciada condecoración de persona tan relevante y
además tuvo palabras de afecto de mujer a mujer, destacando su jovialidad a
pesar de los años que tenía; de su labor caritativa a lo largo de tantos años…
“Qué se conserve como ahora, con esa jovialidad y ese sentido de la caridad”,
le dijo como despedida (7).
Finalmente
el director provincial de las Hijas de la Caridad reverendo Teodoro Santos,
expresó la satisfacción que sentía toda la Comunidad por este acto tan
fraternal que reconocía los méritos de una Hija de la Caridad por la labor
excelsa que habái realizado a lo largo de cincuenta años. Haciéndose cargo de
la situación, de la turbación que había hecho presa en la homenajeada, fue
portavoz de Sor María expresando lo que ella diría en estos momentos: “Muchas
gracias a todos”.
Doña
Carmen, que tuvo de nuevo frases de elogio para Sor María, continuó su visita
por las distintas dependencias de la Comunidad en compañía de la directora del
Asilo.
Finalmente
los asistentes a tan simpático acto fueron obsequiados con una copa de vino
español.
Sor
María realizó una labor extraordinaria durante sus cincuenta años de trabajo
ininterrumpido siendo la samaritana del barrio del Antiguo y en especial de
Ibaeta. Como es lógico, en este este acto, Sor María se hallaba tan emocionada
que no podía expresar todo lo que sentía. Por medio de la directora de este
centro, hemos podido saber algo de lo que desean como “agua de mayo” en estos
momentos. Desean un ascensor para que los enfermos ancianos puedan ser
trasladados de piso en piso sin necesidad de obligarles a hacer un esfuerzo
agotador. Actualmente (1966) el Asilo Matía, aparte de servir de alojamiento a
los necesitados del barrio, cumple otras muy distintas funciones, tales como
algo parecido a sucursal del Hospital Provincial, al tener acogidos a 42
enfermos. Aparte de esta labor extraordinaria, ejercen una alta función docente
dando clases a cien niños. Todo ello gracias a la aportación de la Diputación
Provincial, ya que el Asilo Matía está patrocinado por la citada corporación
(7).
La
verdad es que todo estaba inmaculado en el Asilo Matía; desde el salón de
recepción hasta la última sala de acogidos. Lo único que pedía la directora era
un Ascensor.
¿Por
qué no concedérselo? (7)
Agradecimientos
Manuel Ferreiro Ardións
Juan Lezaun Valduvieco
Carlos Rilova Jericó
Antxon Urrestarazu
Nekane Flores Barroso
Archivo Municipal
Histórico de San Sebastián
Diario Vasco
Fototeka Kutxa
Bibliografía
1.-
Revista Euskalerriaren Alde. Número 137. Páginas
de la 512 a la 518. Publicada el 15 de septiembre de 1916
2.-
Donostia a mi aire. Revista Euskal Erria, página 747, de junio de 2011
3.-
Antxon Urrestarazu. Euzcadiz
4.-
Carlos Rilova Jericó es licenciado en Filosofía y Letras (rama de Historia) por
la Universidad Autónoma de Madrid y doctor en Historia Contemporánea por la
Universidad del País Vasco
5.-
Enciclopedia Auñamendi
6.- Diario
Vasco, domingo 16 de diciembre de 2007
7.-
Diario Vasco, 8 de septiembre de 1966, páginas 1 y 4
8
- Diario Vasco, 7 de septiembre de 1966, página 2
Manuel Solórzano Sánchez
Graduado en
Enfermería. Osakidetza, Hospital Universitario Donostia, Gipuzkoa
Insignia
de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro de
Enfermería Avanza
Miembro de Eusko
Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la
Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la
Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro
Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en
México AHFICEN, A.C.
Miembro no
numerario de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. (RSBAP)
Académico
de número de la Academia de Ciencias de Enfermería de Bizkaia –
Bizkaiko Erizaintza Zientzien Akademia. ACEB – BEZA
Insignia
de Oro del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa 2019
No hay comentarios:
Publicar un comentario