MAS
DE CIEN AÑOS CUIDANDO LA VIDA
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1 Portada del libro y el autor: Manuel Cabrera Espinosa
AUTOR:
Manuel Cabrera Espinosa. Nace en
Arbuniel, Jaén en 1964. Cursa los estudios de Diplomado Universitario en
Enfermería en la Escuela Universitaria de Jaén, donde obtiene su titulación en
1985. Licenciado en Sociología por la UNED en el 2004 y Doctor por la
Universidad de Granada en 2010. Inicia su andadura profesional como Enfermero
en julio de 1985 en los servicios psiquiátricos de la Diputación Provincial de
Jaén.
Desde
ese momento, su labor Enfermera se ha centrado en el área asistencial,
fundamentalmente en la especialidad de Salud Mental. Miembro de CISMA
(Colectivo de Investigación de Sierra Mágina) y del Grupo de Derechos Humanos y
Salud Mental de Andalucía, en la actualidad sus líneas de investigación están
guiadas por el género, la discriminación de las sociedades tecnológicamente
avanzadas y la recuperación de la historia de su entorno personal y profesional
(1).
Presentación
El Colegio
Oficial de Enfermería de Jaén ha presentado el libro “La
Enfermería de Jaén y su Colegio (1913-2018). Más de cien años cuidando la vida”,
escrito por el investigador y enfermero Manuel Cabrera Espinosa con motivo del
centenario de esta institución, en la que se presentó la obra, que fue editada
por el Instituto de Estudios Giennenses de la Diputación Provincial de Jaén, y
que contó con la presencia del presidente de la Diputación, Francisco Reyes; su
homólogo en el citado órgano colegial, José Francisco Lendínez; el prologuista
del libro e investigador, Juan Antonio López; y el propio autor (2).
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2 Juan Antonio López, Francisco Reyes, José Francisco Lendínez y Manuel Cabrera
Espinosa
José Francisco
Lendínez mostró la satisfacción del Colegio con este libro “porque ha costado
mucho, ya que el autor ha encontrado muchos problemas, especialmente por la
falta de documentación anterior a 1932, fecha que marca la colegiación
obligatoria. Hablamos de Ministrantes, de Cirujanos, de Barberos, de Matronas,
ATS, Diplomados Universitarios en Enfermería y, ahora, de Graduados en
Enfermería, una profesión que ha estado siempre en el cuidado de la salud de la
gente, del bienestar de la sociedad, y han sido miles las personas que han
pasado por esta profesión y que se han dejado la piel en busca de esta calidad
asistencial”.
Por su parte,
Francisco Reyes resaltó el carácter vocacional de servicio a los demás de este
colectivo profesional vinculado históricamente a la Administración provincial.
“Cuenta nuestra sociedad con profesiones y profesionales que difícilmente
podrían existir sin un carácter vocacional de servicio hacia los demás. La
mayoría relacionadas con los servicios sociales y asistenciales que deben ser
el pilar inquebrantable del estado del bienestar que tanto ha costado edificar”,
destacó al referirse a los profesionales de la Enfermería (2).
Reconocer la dedicación de los enfermeros y enfermeras
Respecto a la
obra, Reyes comentó que este libro “sirve para reconocer la dedicación de los
enfermeros y enfermeras de Jaén, un agradecimiento que la Diputación también
plasmó el pasado año concediendo el Premio de la Provincia al Colegio de
Enfermería de Jaén, que cuenta con más de 4.000 colegiados”.
Por último,
Manuel Cabrera Espinosa agradeció al Colegio Oficial de Enfermería de Jaén el
encargo del texto e hizo referencia a las dificultades que encontró en su tarea
de investigación en archivos. “Han quedado lagunas pendientes y creo que esto
es un acicate para comenzar a investigar porque saldrán nuevos datos, sobre
todo anteriores a 1930. Hasta ahora, hemos tenido poco interés los enfermeros y
enfermeras por investigar nuestra historia”, lamenta, tras lo que reconoció que
“no conocía los orígenes de mi profesión y es lo que más me ha gustado de esta
investigación, indagar en los principios de la Enfermería” (2).
Título: La
Enfermería de Jaén y su Colegio (1913-2018). Más de cien años cuidando la vida.
Autor:
Manuel Cabrera Espinosa.
Edita:
Instituto de Estudios Giennenses de la Diputación Provincial de Jaén (2)
Un libro que recoge
la historia de la enfermería en la provincia de Jaén
JAÉN-. El
Instituto de Estudios Giennenses de la Diputación ha editado el libro “La
Enfermería de Jaén y su Colegio (1913 - 2018). Más de cien años cuidando la
vida”, escrito por el investigador y enfermero Manuel Cabrera Espinosa con motivo del centenario del Ilustre
Colegio Oficial de Enfermería de Jaén. El presidente de la Diputación,
Francisco Reyes, ha participado en la presentación de esta publicación, acto
que ha contado con la presencia del presidente del órgano colegial, José
Lendínez, del investigador Juan Antonio López, que prologa esta obra, y del
propio autor. “Cuenta nuestra sociedad con profesiones y profesionales que
difícilmente podrían existir sin un carácter vocacional de servicio hacia los
demás. La mayoría relacionadas con los servicios sociales y asistenciales que
deben ser el pilar inquebrantable del estado del bienestar que tanto ha costado
edificar”, ha destacado Reyes al referirse a los profesionales de la enfermería
(3).
Respecto al
libro, el presidente de la Diputación ha comentado que supone un primer
acercamiento a la historia de este colectivo profesional en la provincia de
Jaén. “Su autor indaga en la historia del Colegio de Enfermería, con un enfoque
historiográfico y global, pero sin obviar los aspectos humanos y sociales a los
que siempre ha estado ligado a la enfermería”. En este sentido, Francisco Reyes
ha señalado que este libro “sirve para reconocer la dedicación de los
enfermeros y enfermeras de Jaén, un agradecimiento que la Diputación también
plasmó el pasado año concediendo el Premio de la Provincia al Colegio de
Enfermería de Jaén que cuenta con más de 4.000 colegiados” (3).
El presidente de
la Diputación ha recordado la vinculación histórica de este colectivo
profesional con las administraciones provinciales, ya que éstas “asumieron
desde sus inicios las funciones de beneficencia. La Casa de Maternidad y
Hospicio de Mujeres, el Hospicio de Hombres, el Hospital San Juan de Dios, y
las Hijuelas de Expósitos representan a mediados del siglo XIX la implicación
de la Diputación de Jaén con la prestación sanitaria. Ya en el pasado siglo, se
hizo más patente esta unión, cuando vinculada al Hospital de San Juan de Dios
nació una primera Escuela de Enfermeras, germen de la posterior Escuela
Universitaria”, ha relatado Francisco Reyes (3).
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3 Presentación del libro
Por su parte, el
presidente del Colegio de Enfermería de Jaén, José Lendínez, ha mostrado la
satisfacción del órgano colegial con este libro “porque ha costado mucho, ya
que el autor ha encontrado muchos problemas, especialmente por la falta de
documentación anterior a 1932, fecha que marca la colegiación obligatoria.
Hablamos de ministrantes, de cirujanos, de barberos, de matronas, ATS,
diplomados universitarios en enfermería y ahora de graduados, una profesión que
ha estado siempre en el cuidado de la salud de la gente, del bienestar de la
sociedad, y han sido miles las personas que han pasado por esta profesión y que
se han dejado la piel en busca de esta calidad asistencial” (3).
EL LIBRO
El
libro consta de 264 páginas distribuidas de la siguiente manera: Agradecimientos.
Francisco Reyes Martínez, Presidente de la Diputación Provincial de Jaén. José
Francisco Lendínez Cobo, Presidente del Ilustre Colegio Oficial de Enfermería
de Jaén. Prólogo. Introducción.
Parte
1.- Breve Historia de la Profesión Enfermera en Jaén.
Capítulo
1.- Contextualización Histórica de los Cuidados Enfermeros.
Capítulo
2.- Siglo XIX: Se inicia el camino hacia la Profesionalización Enfermera.
Capítulo
3.- Siglo XX a la actualidad: De Enfermeras, Parteras y Practicantes al Grado
de Enfermería, un largo camino de consolidación social.
Parte
2.- El nacimiento del Ilustre Colegio Oficial de Enfermería de Jaén.
Capítulo
4.- Antecedentes Históricos.
Capítulo
5.- Fundación del Colegio de Practicantes de Jaén, año 1913.
Capítulo
6.- La Colegiación Voluntaria de Matronas y Enfermeras.
Capítulo
7.- Reales Órdenes de Colegiación Obligatoria.
Capítulo
8.- Creación del Colegio Oficial de Practicantes de Jaén, año 1930.
Capítulo
9.- Creación del Colegio Oficial de Matronas.
Capítulo
10.- Decreto de Unificación de Estudios y Creación del Colegio Oficial de
Auxiliares Sanitarios en 1953.
Capítulo
11.- La Unificación Real: El Ilustre Colegio Oficial de Enfermería de Jaén.
Capítulo
12.- El ICOEJ en el siglo XXI: Un futuro ilusionante.
Conclusiones
Anexo
Bibliografía
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4 Presentación del libro: Juan Antonio López, Francisco Reyes, José Francisco
Lendínez y Manuel Cabrera Espinosa
José Francisco Lendínez,
nos relataba que con este libro se pretende hacer justicia. Sí, han leído bien.
Justicia a una profesión en la que no es fácil adentrarse en su historia, por
muchos motivos, algunos de ellos porque desde la profesión no se han conservado
muchos documentos que ahora nos hubieran sido de gran ayuda. Justicia a una
profesión que lleva siglos siendo artífice y responsable de la buena salud de
los ciudadanos. Justicia porque a nuestro colectivo no se le ha ubicado
históricamente en el lugar y la importancia que le corresponde. Justicia porque
quién si no nosotros nos hacemos responsables de darle el lustre y esplendor
que se merece. Somos enfermeros. Somos enfermeras. Orgullosos, muy orgullosos
de serlo y de pertenecer a un colectivo profesional que tanto y tan bueno ha
aportado a la sociedad en general, en nuestros pueblos, en nuestras ciudades.
Desde la figura del practicante, la matrona, el ATS, al perfil actual del
profesional de la Enfermería, pero siempre sin perder la esencia.
Este libro es un
sueño hecho realidad porque nunca antes ha existido una publicación que
recopilara la historia del Ilustre Colegio Oficial de Enfermería de Jaén. Y con
ella, la historia de las enfermeras jiennenses.
Me siento
satisfecho, también muy afortunado por pertenecer a este colectivo, muy honrado
por poder presidirlo, y porque hoy, el libro que tienes entre las manos es
fruto del trabajo desinteresado y del compromiso de personas que creen en la
enfermería, que la aman, a las que les apasiona su trabajo.
El hacedor de
esta publicación es un compañero nuestro, Manuel Cabrera, enfermero y sociólogo
y ante todo, un ser extraordinario que deja su huella como tal en todo lo que
hace. Mi más sincero agradecimiento al amigo Manolo Cabrera por sus quebraderos
de cabeza e interminables horas de trabajo para conseguir que este sueño, se
hiciera realidad. Horas restadas a su familia, a sus aficiones… pero empleadas
y regaladas a nuestra profesión, a la Enfermería. ¡Gracias, Manolo! A ti y a
todos los que de una manera u otra lo han hecho realidad.
Una mención
aparte para un miembro de la Junta de Gobierno, para el secretario, Andrés Ila,
enfermero y amigo, autor de los grabados que acompañan el texto, propios del
gran artista a la vez que profesional que es y que demuestra ser cada día (1).
A todos, espero
que este libro os reporte tanta satisfacción como al que escribe estas palabras.
La historia tiene una deuda con la Enfermería, los propios enfermeros tenemos
una deuda con nuestra profesión y este libro, también la celebración del
Centenario del Colegio, vienen a ayudar a saldar esas cuentas, unas cuentas de
prestigio, de reconocimiento, de dotar de la grandeza que se merece a este tan
nombre, sacrificado y, a veces denostado, oficio nuestro que no es otro que el
de Cuidar la Vida (1).
Juan Antonio López
Cordero, Enfermero y Doctor en Historia nos contaba en el
prólogo: La historia del Colegio de Enfermería como agrupación de profesionales
tiene en este libro un punto de referencia para todos nosotros. En él se pueden
encontrar respuestas a muchas preguntas: qué es el colegio, porqué nació,
cuando se fundó, quienes fueron sus protagonistas, cómo eran los profesionales
de Enfermería antes y después de su fundación, qué actividad ha realizado en su
historia, cómo se ha llegado al presente y se proyecta hacia el futuro… Son
muchas claves las que aporta este libro a través de sus páginas, que el lector
puede ir desvelando en su lectura, sobre todo el enfermero que, sin duda, se va
a sentir identificado en algún momento.
Pero este libro
trasciende al profesional y se abre a la sociedad en general, pues en sus
páginas está presente la labor enfermera, la dedicación a los demás, a los
enfermos, a los más necesitados, y no en un momento puntual, sino en siglos de
historia que culminan en la unión de la Enfermería en torno a su colegio. Esta
labor silenciosa, callada cuando no obviada, siempre ha estado presente en
mujeres y hombres, que nunca han querido protagonismo, ni han alardeado de su
trabajo, ni han buscado recompensa alguna.
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Exposición Centenario Ilustre Colegio Oficial de Enfermería de Jaén
Cuantas veces la
prensa fabrica héroes cuando, por ejemplo, un policía municipal o un taxista ha
recogido un niño que ha nacido de un parto natural en un coche o en la calle y,
probablemente a esa misma hora una matrona ha solucionado un parto complicado o
salvado de una hemorragia a una madre, sin que el hecho trascienda; o cuando
unos bomberos sacaron un día a unas personas de un incendio, mientras las
enfermeras formando parte de equipos sanitarios, día tras día se afanan en
salvar vidas sin que el hecho trascienda; o cuando determinado político presume
como obra suya la bajada de las listas de espera, mientras con frecuencia
muchos profesionales hacen prolongación de jornada para que ello sea posible
sin que tampoco trascienda; o cuando todo el mundo se divierte en las fiestas más
familiares y señaladas, muchas enfermeras dejan su familia para que los demás estén
atendidos en todo momento.
Y es que esta
profesión tiene mucho de vocacional, a la que cautiva más la lágrima que
resbala por una mejilla o una sonrisa en el prójimo, que las prebendas y ditirambos.
Manuel Cabrera Espinosa, el autor
comienza su escritura contando: Que el cuidado de la persona enferma ha sido
una constante histórica, formando parte del imaginario colectivo de la
humanidad.
Desde los más
remotos inicios, todos los pueblos han tenido personas expertas en el arte del
cuidado, en el arte del sanar. Personas que han sido nombradas de muy diversas
maneras a lo largo de los tiempos pero que han tenido como denominador común su
presencia cercana y constante al lado de las personas con algún padecimiento.
Enfermeras,
Sangradores, Practicantes, Parteras, Matronas, Barberos, Ministrantes,
Topiqueros, ATS, DUE o Grado en Enfermería han sido modos de nombrar a estos
profesionales, que han experimentado constantes trasformaciones a lo largo del paso
del tiempo. Una evolución que está en consonancia con las trasformaciones
sociales, con la capacidad de adaptación de los propios profesionales a las
nuevas necesidades que las personas con problemas de salud precisan y, sin
duda, a la implicación de los profesionales y de su colegio profesional por
prestar unos cuidados de los más altos estándares de calidad que fueran capaces
de aliviar el malestar de la “humanidad doliente”.
A pesar de esta
presencia casi inmemorial de las personas cuya función ha estado ligada al
cuidado de los miembros de la sociedad, encontramos escasísimos textos que
analicen la historia de la profesión Enfermera. Los historiadores se han
centrado, fundamentalmente, en el estudio de la medicina y los médicos, con lo
que se ha perdido una interesante oportunidad para visibilizar la importante
labor que la Enfermería, en las diversas acepciones que ha tenido a lo largo de
la historia, ha desarrollado para estar al lado de la persona enferma o de la
que estaba creando nueva vida.
La Enfermería se
ha ocupado de aspectos concretos pero muy amplios de la enfermedad que sólo
ella podía realizar, por ser una profesión que desde sus inicios ha estado en
plena convivencia con la sociedad a la que cuidaba. No dudamos, que ha existido
un nexo de unión indisoluble entre la historia de la medicina, de la Enfermería
y de la misma sociedad en la que se inserta el binomio salud-enfermedad, nexo
que ha sido obviado por la historiografía clásica al centrar el análisis de la
salud y la enfermedad en sólo unas cuantas profesiones sanitarias.
Son varias las
razones de este escaso interés que hemos mostrado para acercarnos a la historia
de la Enfermería española y en este caso concreto a la construcción de la Enfermería
en Jaén. Sin duda, una de ellas ha sido, como ya hemos apuntado, la centralidad
que la medicina ha tenido en temáticas de salud, pero creemos que no ha sido la
única. También lo ha sido la dispersión de fondos y fuentes de la evolución
histórica de la Enfermería española y el escaso apego que Enfermeras y
Enfermeros hemos tenido a la plasmación escrita de nuestro saber y de nuestro
estar como grupo. Razones que imposibilitan, enormemente, el acercamiento a
nuestros orígenes profesionales. Unos orígenes que han sido dispersos por la diversificación
que la actual profesión Enfermera ha tenido en varias profesiones escasamente
cimentadas social y profesionalmente que nacieron y fueron creciendo
desestructuradamente por lo que la ha existido hasta bien entrado el siglo XX
una escasa identidad de grupo.
También hemos de
mencionar el origen religioso y de caridad que en sus primeros momentos tuvo la
profesión Enfermera y que ha intentado ser obviado y en cierta manera
escondido. Y por supuesto, la presencia de un gran número de mujeres que han
ejercido los cuidados, lo que ha hecho que muchas de sus actividades hayan
estado ligadas a la sumisión femenina típica de una sociedad patriarcal como la
nuestra.
Es necesario
romper este silencio histórico que se cierne sobre la Enfermería española si
queremos entendernos como grupo, visibilizarnos socialmente y favorecer nuestro
propio desarrollo profesional y científico. Tenemos que tener muy presente que
el prestigio y el reconocimiento social de una profesión pasa, irremediablemente,
por el propio reconocimiento de su historia: desde cuándo existe como tal,
cuáles fueron sus precedentes o qué funciones ha venido desempeñando. Y la
Enfermería se encuentra presente en la sociedad aportando cuidados,
acompañamiento o consuelo en la agonía desde tiempos inmemoriales. Un rico
legado, una gran aportación al desarrollo de la sociedad, que no podemos dejar
por más tiempo perdido en el olvido.
FOTO 6 Hospital
San Juan de Dios de Jaén, 1619. Grabado de Andrés Ila
Los inicios de la Enfermería en Jaén: Cuidados
Enfermeros en los centros hospitalarios de la provincia
Los primeros
datos sobre la prestación de cuidados los encontramos en los distintos
hospitales que se van fundando por las diversas localidades de la provincia.
Uno del que más tempranamente tenemos constancia escrita sobre su constitución
es el de San Antón Abad de Úbeda, fundado en 1234. Pertenecía a la Orden de San
Antón y tuvo otro en Baeza. Los hospitales de esta Orden estaban destinados a
curar enfermos del “fuego de San Antonio” “fuego Sagrado”, “mal de los
ardientes” o “fuego infernal”, en definitiva, el ergotismo. Un padecimiento
producido por el consumo prolongado de pan de centeno contaminado con el hongo
del cornezuelo.
Los hospitales
comenzaron a propagarse por toda le geografía giennense, la mayoría de ellos no
eran más que una habitación con algunas camas. Como muestra, encontramos que
entre 1300 y 1500 en Úbeda se crearon además del de San Antón los del Santísimo
Sacramento, Santa Ana, San Gil, Santo Domingo y el de los Honrados Viejos del
Salvador. La fundación de los hospitales la solían realizar las Cofradías más
diversas, desde religiosas a algunas gremiales como la Cofradía de zapateros de
la ciudad de Úbeda que fundó el Hospital de San Pedro y San Pablo de dicha ciudad.
Pero no nos
equivoquemos, no estamos ante el concepto actual de Hospital como centro para
tratar la enfermedad. En este período histórico un Hospital era, esencialmente,
un instrumento para disminuir la pobreza, para erradicar la mendicidad y para ayudar
a mantener el orden público, además de un centro para enfermos. Justo porque
era predominante esta función caritativa su fundación estaba ligada a Cofradías
y al ámbito religioso. A pesar de este carácter caritativo que presentaban los
hospitales, estaban atendidos por personal relacionado con las profesiones
sanitarias.
Normalmente
existía un médico, un cirujano, un boticario y un barbero, además de Enfermeras
y Enfermeros que solían tener cama y ración de comida en el mismo centro
hospitalario, el número variaba en función del número de camas del centro. Por ejemplo,
el Hospital de Santiago de Úbeda constituido en 1562 tenía en sus inicios unas
cincuenta camas y la asistencia sanitaria era llevada a cabo por dos médicos,
un barbero para sangrar y echar las ventosas y un boticario, además de seis
mujeres para el cuidado y limpieza de los enfermos.
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7 Hospital Municipal de Andújar. Grabado de Andrés Ila
La Enfermería en
el Hospital San Juan de Dios o de la Misericordia de Jaén
Nos adentraremos
en un mejor conocimiento del desarrollo que la Enfermería ha experimentado en
la provincia a través de una aproximación histórica a los precursores de la
profesión Enfermera en el primer y más importante centro hospitalario de la capital,
el Hospital de San Juan de Dios o de la Misericordia. Éste ha sido el primer
centro hospitalario de Jaén y por tanto, el primer centro en el que la
Enfermería estuvo presente cuidando y dando continuidad a la asistencia
sanitaria con su permanente presencia junto a la persona enferma.
Y nos
centraremos en él, no por puro centralismo pues entendemos que podemos
encontrar otros centros hospitalarios importantes a lo largo de toda la
geografía de la provincia de Jaén. Pero entendemos que la documentación
referente al Hospital de San Juan de Dios se encuentra perfectamente catalogada
a través de los Archivos de la Diputación Provincial de Jaén, lo que nos ayuda
enormemente en esta labor de indagación que estamos realizando sobre la Enfermería
en la provincia de Jaén. Por tanto, entiendo que ha sido más la facilidad de
acceso a la documentación que la centralidad de la capital lo que nos ha llevado
a concentrar el relato en este centro.
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8 Hija de la Caridad en el quirófano, Hospital San
Juan de Dios de Jaén. Foto cedida por Jesús López Ortega
El Hospital de
San Juan de Dios o también llamado de la Misericordia de Jaén, fue fundado por
la Cofradía titulada de la Misericordia bajo la advocación de San Gregorio y
cuyos bienes, al incorporarse las cofradías laicales a los bienes de Propios,
recayeron en el Ayuntamiento de la ciudad. Se situó en unas casas de la colación
de San Miguel, donadas por Juana de Alfaro, hija del regidor y caballero
veinticuatro Luis Sánchez de Alfaro. A estas casas se les unió luego un tinte
con huerta y alberca con las aguas que tenía del raudal de la Magdalena, otras
donaciones y unas casas compradas a la viuda de Martín de Tapia. Su fundación
se sitúa en un 14 de marzo de 1497, lo que nos lleva a más de 500 años en los
que la Enfermería, aunque fuese con otra denominación, ha estado prestando
cuidados en la ciudad, antes Reino, de Jaén.
Nos encontramos,
en esta primera época, con un Hospital dependiente de la Cofradía de San
Gregorio que ejercía realmente como Casa de Misericordia y, paralelamente al
resto de la España renacentista, le caracteriza su indefinición, puesto que el
concepto de hospitalidad institucionalizada era amplio dando asistencia a pobres,
peregrinos, huérfanos, ancianos y naturalmente a enfermos.
Desde sus mismos
inicios la Enfermería está presente cuidando y dando continuidad a los
cuidados, por poco institucionalizados y científicos que éstos pudieran
parecer, si estos son analizados desde el momento histórico actual en el que se
ha producido un avance sin precedentes en las disciplinas relacionadas con las
ciencias de la salud.
FOTO 9
Dispensario Antipalúdico de la Puerta de Seguer. Grabado de Andrés Ila
Por los datos
recogidos en los archivos, sabemos que no existía permanentemente médico en el Hospital,
éste acudía allí cuando la situación de gravedad así lo requería. Pero no por
ello se dejaba de realizar la labor asistencial, para la cual permanentemente
se contaba con la presencia de Enfermeros y de Enfermeras para la sala de
mujeres. No podemos, por tanto, dejar en el olvido la importante labor de
asistencia a la enfermedad que este centro, y particularmente los Enfermeras y Enfermeros
que en él desarrollaban su labor tuvieron para el auxilio, aunque fuera con simples
medidas higiénicas, de aislamiento y de acompañamiento en la agonía, de las
personas afectadas por la epidemia de peste que oficialmente se declaró en Jaén
el 19 de marzo de 1602 y que se hizo recurrente hasta 1700. O sus intentos para
paliar los numerosos casos de desnutrición existentes por la hambruna causada
por la falta de trigo y el posterior ergotismo o vulgarmente llamado «fuego del
infierno» provocado por el uso de pan de centeno con cornezuelo. Sin olvidar,
la presencia endémica de escorbuto o de tisis. Estas primeras actuaciones del Hospital
de San Juan de Dios ante la enfermedad, las podemos considerar el germen de lo
que en un futuro, todavía lejano, sería la asistencia hospitalaria
científico-técnica. Estos primeros Enfermeras y Enfermeros podemos
considerarlos como los precursores de la profesión Enfermera.
El 26 de marzo
de 1619 la ciudad de Jaén hizo donación del Hospital de la Santa Misericordia a
la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, que lo mantendría hasta 1835. La
Orden de San Juan de Dios, si bien es religiosa, demuestran gran experiencia y aciertos
importantes a la hora de tratar la enfermedad. Utilizaban criterios selectivos
para la separación y distribución de pacientes por dolencias, consiguiendo,
siempre que les fue posible, instalar un solo enfermo en cada cama; lograron la
mejora de las salas de Enfermería, aireándolas, soleándolas y utilizando la
higiene como elemento de control de la enfermedad. Tuvieron que dedicar salas específicas,
tanto de hombres como de mujeres, para el tratamiento de la sífilis, enfermedad
con una alta morbilidad durante este período.
Presentaban una
media de asistencia que rondaba los 500 pacientes anuales tanto de Jaén y
provincia como del resto de España e incluso extranjeros. El Hospital tenía 70
camas para enfermos y 12 para convalecientes, atendidos por una media de 15 Hermanos,
junto con el apoyo de Enfermeros hombres, mujer Enfermera para las salas de
mujeres y los servicios externos de médico, cirujano, barbero-sangrador,
boticario, y algebrista para el tratamiento de las fracturas.
A
lo largo de todo el período que el Hospital estuvo regentado por la Orden de
San Juan de Dios pasaron por sus dependencias 308 Hermanos y 2 Hermanas de la
Orden. En el año 1835 cuando se llegó a su traspaso a las Juntas de
Beneficencia el Hospital estaba a cargo de 13 Hermanos, como podemos ver en la imagen,
entre los que se encontraban un Practicante, un Enfermero segundo y un
Enfermero menor.
Aunque los
cuidados Enfermeros en este período histórico se encuentran en los inicios de
su desarrollo, los novicios de la Orden de San Juan de Dios que se dedicaban a
ellos, poseían una preparación específica tanto personal como científica. En lo
personal, tenían un voto que los obligaba al cuidado de los enfermos aún con
riesgo de su propia vida. En cuanto a lo científico, realizaban un aprendizaje
específico, como lo demuestran las obras que para tal fin editó la propia Orden
de San Juan de Dios o los manuales coetáneos escritos por y para Enfermeros,
aunque ninguno en nuestra provincia, de los que sobresalen el Manuel de
l’Hospitalière del Dr. Carrere, la Instrucción para Enfermeros y método
de aplicar los remedios a todo tipo de enfermedades del Enfermero de la congregación
de los Hermanos Obregones Andrés Fernández, el Directorio de Enfermeros,
que concluye en 1650 Simón López, o el realizado por los Hermanos Hospitalarios
para la formación de los cirujanos.
Estamos ante los
primeros textos específicos para Enfermería que contribuyen no sólo a la
difusión de unas actividades propias del oficio Enfermero, también a la toma de
conciencia de la existencia de un grupo profesional, aquel que proporciona
cuidados, dotado de entidad propia. Hay que recalcar que en estos momentos
históricos a los Enfermeras y Enfermeros Hospitalarias les era muy difícil
materializarse como grupo, más bien tenían un sentido caritativo al existir una
preeminencia de la dimensión religiosa-espiritual sobre la científico-técnica,
lo que bloqueó la sistematización de los conocimientos disciplinares, haciendo
invisible e intrasmisible su importante labor y dilatada experiencia en el
cuidado de la persona enferma.
FOTO 10 Casa de
Socorro de Jaén. Grabado de Andrés Ila
La presencia de
estos primeros libros escritos por Enfermeros y para Enfermeros era un paso
necesario para la visibilización como grupo de las personas que prestaban
cuidados y fundamental para que la gran cantidad de oficios que se habían
desarrollado en torno al cuidado de la persona enferma, desembocara en la
creación de la Enfermería.
Las Comadronas,
Matronas o Parteras
En cuanto a las
Matronas, Comadronas o Parteras, las primeras referencias a ellas las tenemos a
través de la Biblia. Allí se nombra a las Comadronas hebreas, mujeres con
consideración y prestigio social. El punto de arranque de las Matronas, como
bien apunta nuestro compañero y Matrón Manuel
Linares, “se ha relacionado con la división sexual del trabajo que ya
apunta desde las épocas más primitivas. Así, la mujer asume la responsabilidad
de los cuidados de supervivencia de la tribu con el beneplácito de los miembros
de las comunidades tribales”.
Desde estos
remotos inicios, las Matronas o Parteras han gozado de prestigio social,
estando siempre esta función en manos femeninas y consideradas dentro del
espacio privado de la mujer.
En el primer
libro de texto para Comadronas De morbis mulierium, escrito en el siglo
II, ya se advierte de la necesidad de las mujeres que se dedicaran a este
oficio de saber leer y escribir, además de la importancia de haber sido madre
por lo menos una vez y no ser demasiado joven.
En España, es en
el siglo XVII cuando se comienza a diferenciar entre Matronas y Parteras, se
utilizará el término de Matrona para denominar a las mujeres instruidas frente
a la Partera que solía ser una mujer no cualificada, aunque como veremos en documentos
relativamente recientes los dos términos tienden, en ocasiones, a hacerse
equivalentes.
FOTO 11
Maternidad en la calle Cuna. Fondo Roselló en Biblioteca IEG
La regulación
para la obtención del título de Matrona fue muy temprana, ya entre 1477 y 1523 estuvo
vigente una disposición según la cual los Protomedicatos y Alcaldes
Examinadores Mayores podían examinar a las Matronas, Parteras o Comadres, si
bien este grupo de profesionales siempre mostraron su resistencia al control de
su profesión por parte de los hombres. En 1750, Fernando VI dicta una Real
Célula que faculta al Protomedicato para examinar a las Matronas. En 1804 por la
Real Cédula de 6 de mayo, las Ordenanzas Generales, cambió la realización de
los exámenes a los Reales Colegios al igual que Cirujanos y Sangradores.
En los siglos
XVI y XVII eran mujeres expertas en partos y en la salud de mujeres y niños,
con gran reconocimiento social y muy implantadas en la sociedad, tanto en el
medio urbano como rural. Su profesión o arte de partear era un medio de vida. Sin
embargo, no formaban un grupo profesional organizado ni tenían una identidad
colectiva, aunque muchas de ellas tuvieran una fuerte y sólida conciencia
profesional.
La actividad de
la Matrona en Jaén, al igual que en el resto de España, se llevaba a cabo en
las distintas localidades de la provincia. Ya en 1730 encontramos un registro
en el Archivo Histórico Nacional de una solicitud ante el escribano de cámara
José Gómez de Lasalde del Ayuntamiento de Cambil y Alhabar para prorrogar el
uso de cien fanegas de trigo del pósito y su producto utilizarlo para el
salario del médico, la Matrona y el boticario.
FOTO 12 Sala de
partos del centro secundario de higiene rural de Villanueva del Arzobispo, año
1960. Fondo Lux en Biblioteca IEG
O en los
anuncios que hacen diversas localidades en el Boletín de la provincia
ofreciendo el puesto de Matrona para que presten la asistencia a las
parturientas de sus respectivos municipios. Una de estas publicaciones la
encontramos en el Boletín Oficial de la provincia de 21 de marzo de 1838, donde
el Ayuntamiento de Alcalá la Real hace saber que se haya vacante la plaza de
comadre o Matrona y pide a las personas de ese sexo que se encuentren con los
conocimientos necesarios o título que le autorice para el ejercicio de dicha
profesión que se presenten. El puesto lo tiene dotado con un sueldo de 100
ducados anuales que se satisfacen del fondo de Propios, con la obligación de
asistir a las pobres gratis y a las pudientes a su costa.
Otro ejemplo lo
encontramos en el Boletín Oficial de la Provincia de Jaén de 24 de febrero de
1844 en el que el Ayuntamiento de Martos ofrece la plaza de “Comadrón o Matrona
partera con la dotación anual de 100 ducados pagaderos por trimestres vencidos
de los fondos de Propios, con la obligación de asistir a los pobres de
solemnidad y a las demás por la cantidad que estipulen”.
Como podemos
observar a través de estas publicaciones, la Matrona se encuentra plenamente
integrada en el modelo asistencial de cada una de las poblaciones, con un
modelo mixto de financiación; por una parte, la paga asignada de los fondos de los
Ayuntamientos para que ofrezca asistencia en los partos a las mujeres pobres de
la localidad y, por otra parte, se suplementa el sueldo con el cobro de sus
servicios a las más pudientes.
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13 Hospital Doctor Sagáz. Grabado de Andrés Ila
Conclusiones
Las personas que
se han dedicado a prestar cuidados, a estar al lado de la persona enferma, de
la persona que sufre, de los moribundos o de aquellas que traen nueva vida,
existen desde tiempos inmemoriales. La sociedad, desde sus mismos inicios, se ha
proveído de personas dedicadas a la prestación de cuidados. Por ello, podemos
aseverar que las Enfermaras y los Enfermeros existe desde tiempos remotos.
A pesar de esta
presencia inmemorial de los cuidados, y de las personas que los han llevado a
cabo, han tenido que pasar siglos para que todas ellas terminaran unidas en una
sola profesión: la Enfermería. Con esta unificación, por fin se lograba iniciar
la consolidación de una identidad profesional propia con la que Enfermeras y
Enfermeros pudieran reconocerse a sí mismos como integrantes de un grupo
profesional que realiza actividades y tareas propias y exclusivas, a la vez que
otorga a sus miembros reconocimiento social y distinción frente a otros
profesionales.
El siglo XIX,
viene acompañado de un radical giro en los mismos principios que fundamentan la
asistencia sanitaria. Se produce un cambio desde un modelo sanitario basado en
la caridad a otro basado en el derecho individual a la salud. Este nuevo paradigma
favorece la profesionalización de los cuidados y con ello la agrupación de
todas las profesiones ligadas a los cuidados, dando así una estructura y un
contenido formal a su corpus de conocimientos.
Fruto de este
cambio será la Ley de Instrucción Pública de 1857 que estructura las
profesiones sanitarias y establece las condiciones para la realización de la
carrera de Practicante y de Matrona. Con posterioridad, con la Real Orden de 7
de mayo de 1915 se creará el Título de Enfermera a petición de las Siervas de
María. A partir de estos hechos, nos encontramos reguladas las tres profesiones
que en un futuro cercano darán lugar a la actual profesión Enfermera.
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14 Portada del libro. Diario de Jaén que recoge la noticia de la inauguración
de la Escuela de Enfermeras. Diario de Jaén
Ha sido la
perduración de esta multitud de profesiones paralelas que han estado ligadas al
cuidado de la persona enferma hasta inicios del siglo XX, una de las razones
fundamentales por las que no ha existido una identidad de clase que permitiera
hacer más visible el trabajo desarrollado por la Enfermería. En este sentido,
la aparición de los primeros Colegios Profesionales fue un elemento
imprescindible para conseguir la tan necesaria unión y visibilización
profesional.
En Jaén, los
movimientos tendentes a crear un Colegio Profesional fueron muy tempranos y
nacieron en el seno de los Practicantes. Ya en 1864 encontramos Practicantes de
la provincia participando en la creación de un movimiento asociativo
profesional.
Además,
encontramos la presencia de Practicantes de la provincia en las diversas
Asambleas de Practicantes que se llevan a cabo en nuestro país. Así, en la de
1903 asiste el Practicante jiennense Ildefonso Ruiz que representa a 45
Practicantes de Jaén, al que acompaña a título personal el Practicante de
Linares Pedro Martos y el de Guarromán Teodoro Parrilla; o también encontramos recogida
la asistencia de José Esteban Cruz a las Asambleas Nacionales de Practicantes
de 1908 y de 1912.
Fruto de las
inquietudes de este nutrido grupo de profesionales de la provincia sería la
constitución del primer Colegio de Practicantes de Jaén en 1913. El documento
que lo acredita es un Acta de una reunión directiva del Colegio de Practicantes
de Sevilla que se lleva a cabo el día 3 de abril de 1913, donde se da lectura a
un besalamano del Colegio de Jaén comunicando su constitución.
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15 Primera Promoción de Enfermeras de Jaén, Escuela No Oficial 1953. Foto cedida
por Jesús López
Ortega
Desde sus mismos
inicios, el Colegio de Practicantes de Jaén participa activamente en la defensa
de la profesión y de sus profesionales. Encontramos documentación que acredita
su participación de las Asambleas Nacionales de Practicantes, participó como
miembro en la Federación Nacional de Practicantes Españoles, publicó una
revista profesional “El Practicante Giennense”, e incluso llegó a interponer un
recurso contencioso administrativo contra acuerdos lesivos para la profesión,
que llevaron a cabo algunos Ayuntamientos de la provincia.
Finalmente, tras
la promulgación de la Real Orden de 28 de diciembre de 1929 de Colegiación
obligatoria para los Practicantes y la Real Orden de 7 de mayo de 1930 de
Colegiación obligatoria para Matronas, se constituirán en 1930 los Colegios Oficiales
de Practicantes y los Colegios Oficiales de Matronas en la provincia de Jaén.
Inician, estos Colegios profesionales, su andadura con una intensa actividad en
la defensa de sus colegiados y colegiadas frente al frecuente intrusismo, a la
vez que se implican en la labor formativa y de actualización científica del
colectivo al que representan. Otra de las importantes líneas que desarrollan inicialmente
será la instauración de sistemas de ayudas y apoyos a sus colegiados y a los
miembros más desfavorecidos de la población. Las Enfermeras, por su parte,
aunque durante este período comienzan a implantarse en los centros
hospitalarios, probablemente por su nacimiento oficial más tardío, no
constituirían en nuestra provincia su colegio profesional hasta mediados del
siglo XX.
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16 Enfermeras en la Sala del Hospital Provincial. Foto cedida
por Jesús López
Ortega
En diciembre de
1953 se publica el Decreto por el que se unifican los estudios de las
profesiones de Auxiliares Sanitarios. A partir de su publicación, los estudios
de Practicantes, Matronas y Enfermeras se unifican en una sola enseñanza que
habilitará para obtener el título de Ayudante Técnico Sanitario (ATS)
denominación que perdurará hasta 1977. Con esta unificación, se hace necesaria
una reestructuración de los Colegios profesionales de Practicantes, Matronas y
Enfermeras. Se crearán los Colegios Provinciales de Auxiliares Sanitarios, subordinados
todos ellos a un Consejo Nacional de Auxiliares Sanitarios el cual constituye
el organismo superior de dichas profesiones. Además, tanto los Colegios Provinciales
como el Consejo General funcionará dividido en tres secciones: Practicantes,
Matronas y Enfermeras que actuaran independientemente en los asuntos que
afectan a sus colegiados. Se establece que una vez que comenzasen a titularse
los nuevos ATS se incorporarían según su sexo a la sección de Practicantes o a
la de Enfermeras.
Hay que resaltar
el perfecto entendimiento y el trabajo compartido que llevaron a cabo las tres
secciones en la provincia. Son varias las razones de esta estrecha colaboración
entre las que cabe destacar la buena posición y buenas relaciones políticas de María
del Carmen Díaz, la Presidenta de la sección de Enfermeras, la singularidad de
que Mariana Gómez, la Presidenta de la sección de Matronas fuera así mismo
Practicante y su plaza la tuviera en la APD, o que fuera un Practicante, Manuel
Cobo, el que trabajara de administrativo en la sección de Enfermeras. De hecho,
encontramos mucho material gráfico que recoge la presencia de las tres Presidencias
en actos conjuntos, fundamentalmente en aquellos relacionados con las
celebraciones patronales de cada una de las secciones o en las habituales
actividades llevadas a cabo para el socorro de los más desfavorecidos.
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17 Visita del delegado de trabajo Fernando Aguirre Rodríguez a la Residencia
Sanitaria Capitán Cortés por la construcción de un nuevo edificio para la
Escuela de ATS, 19 de febrero de 1973. Foto cedida
por Jesús López
Ortega
Se dará otro
importante paso para llegar a la actual configuración de los Colegios Oficiales
de Enfermería a través del Real Decreto 2128/1977 de 23 de julio de integración
en la Universidad de las Escuelas de Ayudantes Técnicos Sanitarios como Escuelas
Universitarias de Enfermería, creándose la titulación de Diplomados en
Enfermería. Un cambio necesario tras la llegada de la democracia a nuestro país
y la proclamación de la igualdad entre hombres y mujeres en la recién
proclamada Constitución.
Estos cambios
obligan a reestructurar los Colegios de Auxiliares Sanitarios, haciendo
desaparecer las secciones y manteniendo un único Colegio Oficial de Enfermería
que representa a todos los profesionales, independientemente de su sexo. Es un
momento histórico clave para el posterior desarrollo de la profesión de
Enfermería, puesto que la agrupación de todos los profesionales en un único
Colegio profesional permitía una mayor conciencia e identidad de grupo y por
tanto una defensa más cohesionada de los intereses comunes y propios de toda la
Enfermería.
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18 Enfermeras en el quirófano. Foto cedida por Jesús López Ortega
Muchos son los
cambios acaecidos desde la unificación y el nacimiento del actual Ilustre
Colegio Oficial de Enfermería de Jaén allá en 1913. Desde el aumento constante
de colegiados, que en la actualidad supera los 4.000, entre activos y
jubilados, o la adquisición de una sede colegial propia, hasta intensas trasformaciones
en la esfera de lo cualitativo generadas por las sinergias propias de los
cambios sociales y profesionales que en el último tiempo se están llevando a
cabo con gran velocidad. Entre estos nuevos y vertiginosos cambios hemos de
destacar el establecimiento de la titulación de Grado en Enfermería, con un
trabajo intenso y continuo por parte del Ilustre Colegio Oficial de Enfermería
de Jaén para conseguir una equivalencia de títulos entre los antiguos Diplomados
y los nuevos Graduados en Enfermería. Al igual que con anterioridad lo hizo
para que los ATS pudieran optar a la Diplomatura.
No hemos de
olvidar, el trabajo llevado a cabo para el desarrollo y la progresiva
implantación de las especialidades de Enfermería o las estrategias seguidas por
el Ilustre Colegio Oficial de Enfermería de la provincia para amortiguar los
efectos de la crisis sobre el mundo laboral de Enfermeras y Enfermeros. De destacar
así mismo la defensa de la profesión de Enfermería frente a otras profesiones
sanitarias en cuanto a competencias como es el caso de la prescripción o la
farmacia comunitaria, o con otras profesiones no sanitarias que intentan mermar
nuestras competencias y adquirir parte de las nuestras. En la actualidad, nos encontramos
ante nuevos escenarios en los que la presencia y el trabajo diario del Ilustre
Colegio Oficial de Enfermería de la capital se hace imprescindible.
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19 Sala de puericultura del centro secundario de Úbeda. Baras en Biblioteca IEG
Esta breve
mirada histórica nos ha permitido visibilizar la excelente labor que la
Enfermería de Jaén y su Colegio Oficial han llevado a cabo en la provincia de
Jaén para que sus habitantes puedan disfrutar de los más altos niveles de
salud. Unos profesionales que llevan más de un siglo prestando cuidados de
calidad y ocupándose de aspectos concretos pero muy amplios de la enfermedad que
sólo ellos pueden realizar.
La Enfermería,
es una profesión que desde sus inicios ha estado en plena convivencia con la
sociedad a la que cuida. Cuidados que, desafortunadamente, han estado
históricamente escondidos, silenciados o narrados por personas ajenas a la
profesión de Enfermería, por lo que honestamente creemos que no han sido
capaces de otorgarles el valor que realmente merecen.
Enfermeras y
Enfermeros tenemos que sentirnos orgullosos de la labor que diariamente lleva a
cabo nuestra profesión. Las Enfermeras hacemos mucho más que curar, cuidamos de
personas. La asistencia sanitaria no trata sólo de salvar o alargar vidas, si
no de acompañar y garantizar la calidad de estas vidas, esa es la esencia
propia de la Enfermería. Sin duda, por la imprescindible labor que llevamos a
cabo necesitamos mayor visibilidad, reconocimiento y ser un elemento central y
motor de cambio de un sistema social y sanitario que tiene la obligación de
poner en el centro de la asistencia a la persona. Para este empoderamiento de
la profesión hemos de ser conscientes de que el prestigio y el reconocimiento
social pasa, irremediablemente, por el propio reconocimiento y puesta en valor
de nuestra historia.
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20 Título del Colegiado Juan Antonio Moral Mena, 26 de octubre de 1934. Foto
cedida por María de los Ángeles Jiménez
Reconocer que lo
aquí escrito no es más que un bosquejo de la larga historia que las Enfermeras
y Enfermeros junto a su Colegio profesional han dejado inscrita en nuestra
provincia. Son muchas las historias que siguen quedando en el olvido. Historias
que necesitamos recoger y poner en valor para hacer justicia con nuestra
Profesión y de este modo pueda ocupar el lugar que por trabajo, dedicación y
mérito propio le corresponde.
Necesitamos visibilizarnos
y reconocernos como grupo propio y exclusivo, y en esta labor, nuestro Ilustre
Colegio Oficial de Enfermería de Jaén tiene un papel preponderante pues es el
nexo de unión entre los profesionales. Es el Colegio quien le da valor a
nuestro desarrollo profesional velando para que la actividad profesional se
adecue a los intereses de los ciudadanos a la vez que satisface los interesas generales
de sus colegiados. Pero también necesitamos de la implicación personal de los
profesionales de Enfermería para que la historia de su propia profesión, la
historia de la Enfermería, se encuentre entre sus áreas prioritarias de
investigación. Justo es reconocer también, que la historia en este texto
desarrollada ha pecado de cierto centralismo. Las únicas razones para que sea así,
ha sido de una parte la premura de tiempo para llevar a cabo el estudio y de
otra, aunque muy interrelacionada, la facilidad para acceder a los archivos de
la capital sin necesidad de largos desplazamientos. Pero tenemos el completo
convencimiento de la gran importancia que la Enfermería ha tenido, y sigue
teniendo, en cada uno de los núcleos poblacionales de la provincia en la que habitan
personas que necesiten cuidados, sin importar el tamaño de los mismos.
FOTO 21 Enfermeras
en el aula de la Escuela de Enfermeras, 1960. Enfermeras posando tras la visita
del obispo Félix Romero Mengibar para inaugurar el monumento a la virgen
Milagrosa en el Hospital Provincial, 9 de marzo de 1962. Alumnas de ATS, 1960. Enfermeras en el
control de Enfermería. Fondo Jesús López
Ortega
en Biblioteca IEG
Estamos
convencidos de que el futuro le depara grandes logros a la Enfermería giennense
y su Colegio Profesional. Actualmente, el Ilustre Colegio Oficial de Enfermería
de Jaén se encuentra plenamente consolidado, no sólo entre los profesionales de
Enfermería, también en la misma estructura social de la provincia. A partir de
esta consolidación, son muchos e ilusionantes los retos pendientes de
desarrollar por la Enfermería de Jaén y su Ilustre Colegio.
Entre ellos,
destacamos la resolución de la problemática de la prescripción Enfermera, el
desarrollo y la implantación definitiva de las Especialidades o la integración
plena y en igualdad en los Órganos de Dirección del sistema sanitario. Además,
se seguirá avanzando en nuevas líneas de trabajo ya iniciadas por el Ilustre Colegio
Oficial de Enfermería de Jaén entre las que destacamos el papel de la
Enfermería frente a la violencia de género o la inclusión de la Enfermera en
los centros escolares, la Humanización de los cuidados, la visibilización de la
Enfermería o el cambio de la imagen social hasta ahora distorsionada por una
discriminación, cuando no violencia, de género hacia la figura de la Enfermera.
Sin duda, nos
encontramos ante un futuro ilusionante y esperanzador que será capaz de
encumbrar a la Enfermería al lugar que por méritos propios le corresponde.
FOTO
22 Enfermeras en el laboratorio. Foto cedida por Jesús López Ortega
Agradecimientos:
Manuel Cabrera Espinosa
Andrés Ila
Manuel Linares Abad
Jesús López Ortega
Olga Villasante Armas
José Francisco Lendínez
Ilustre Colegio de
Enfermería de Jaén
Diputación Provincial
de Jaén
Instituto de Estudios
Giennenses
Bibliografía
1.-
La Enfermería de Jaén y su Colegio (1913-2018). Más de cien años cuidando la
vida. Manuel Cabrera Espinosa. Edita: Instituto de Estudios Giennenses de la
Diputación Provincial de Jaén, 2019
2.-
Acta Sanitaria, 1 de febrero de 2019
3.-
Hora Jaén
FOTO
23 Sala de curas / botiquín de Enfermería. Biblioteca IEG
Otra Bibliografía de
Jaén
Las
Matronas en el Jaén del Siglo XX. El caso de la Comarca de Sierra Mágina. Manuel
Linares Abad. Publicado el jueves día 22 de octubre de 2009
Evolución
Histórica de la Escuela de Enfermería de Jaén. Jesús López Ortega. Publicado el miércoles día 3 de
junio de 2015
La
Formación de “Enfermeros Psiquiátricos” durante la Posguerra Española: A
Propósito de Jaén (1939 - 1955). Olga Villasante Armas. Publicado el martes día
15 de marzo de 2016
Reglamento
de la Escuela de Enfermeras de Jaén 1953. Jesús López Ortega.
Publicado
el sábado día 3 de septiembre de 2016
Manuel Solórzano Sánchez
Osakidetza,
Hospital Universitario Donostia, Donostia, Gipuzkoa.
Graduado en
Enfermería
Insignia
de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro de
Enfermería Avanza
Miembro de Eusko
Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la
Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la
Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro
Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en
México AHFICEN, A.C.
Miembro no
numerario de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. (RSBAP)
Académico
de número de la Academia de Ciencias de Enfermería de Bizkaia –
Bizkaiko Erizaintza Zientzien Akademia. ACEB – BEZA
Insignia
de Oro del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa 2019