martes, 27 de marzo de 2018

LAS SIERVAS DE MARÍA 1899


Modestamente instalados, como si al hacer el bien, siguiendo el precepto evangélico, no quisieran los que lo realizan con la mano derecha que se entere la izquierda, existen en la plaza de la Cebada, en el paseo de la Habana y en la calle del Amor de Dios de Madrid, unos asilos donde le caridad se viene practicando en la más simpática de sus manifestaciones: en la de socorrer a los niños pobres (1).

FOTO 1 Siervas de María Ministras de los enfermos

Vosotros amables lectores, los que no podéis soportar ni siquiera un cuarto de hora las travesuras de los chiquillos; los que abdicáis en los maestros o en las institutrices la obligación de corregir las diabluras de vuestros hijos se os antojan menos diabluras, cuando no os hacen gracia, vistas a través de la lente del amor paternal, id a los asilos y admiraréis la paciencia y la virtud de las Siervas de María, aguantando un día y otro las naturales espansiones, y podéis dar a esta frase todo el alcance que tiene tratándose de niños de tres años, que se producen en criaturas, que cada una es de su padre y de su madre, y que no tienen más relación entre sí que la práctica de la caridad que las une por la mañana para separarlas por la tarde…

¿Qué guirigay tan ensordecedor! ¡Qué grillera humana tan abigarrada!

En unas salas pequeñas, porque los locales alquilados no ofrecen habitaciones amplias ni desahogadas, sentados en sus sillitas o acostados sobre sus cunas, según la edad de los asilados, hay en cada establecimiento alrededor de cincuenta criaturitas, unas lloriqueando, otras hablando con el monosilábico balbuceo del que no sabe lo que dice, si dice algo, y sonriendo algunas con expresión de agradecimiento a las monjas que les cuidan.

Cuando llega la hora de la comida ya aparece la Sierva de María con el perol de la humeante papilla en la mano, o con los biberones dispuestos, la escena adquiere un carácter particular sumamente interesante.

Los ojillos de los bebés se animan, agitan sus manecillas extendiéndolas hacia la portadora del manjar, patalean dentro de las sábanas o entre el barrote de la silla que les sujeta al asiento cruelmente, y con la sonrisa del que ve realizado el mejor de sus ensueños, reciben a la monja objeto de todas las miradas y de todas las intenciones, viendo en ella condensado el espíritu de la caridad, sembrando bien y amor en almas vírgenes aún de recelos y desengaños.

Aquellos angelitos, desgraciados por su posición social, son entonces los seres más dichosos de la tierra. Porque las Siervas de María, en medio de un corro de chicuelos alborotadores, con la cuchara en la mano, que no deja de viajar del perol a las abiertas bocas de los niños, les atiborra de sabrosa sémola o de suculenta sopa, según las edades y condiciones de los recogidos (1).

FOTO 2 Las Hermanas Siervas de María miman a los pequeñuelos

Estos, después del banquete, duermen o juegan sin preocuparse de lo que pasa en el mundo, que para ellos está reducido a saciar su apetito de chico pobre.

Por la mañana, las verduleras, las asistentas, las que tienen que buscarse con su trabajo constante el pan nuestro de cada día, dejan sus hijos en los asilos. Recógenlos en sus manos las Siervas de María que, supliendo el maternal cariño, lavan, visten, dan biberón, besan y miman a los pequeñuelos para que al atardecer vuelvan las madres por los pedazos de sus entrañas a gozar de las delicias del hogar, bendiciendo las almas nobles que les proporcionan medios de ganarse la vida sin aflojar, como en las inclusas y en los hospicios, los lazos que hacen de la familia la institución fundamental de la sociedad cristiana (1).

Cuentan las Siervas de María que en las veladas de invierno, en confortables habitaciones templadas por suntuosa chimenea, jóvenes de la aristocracia cortan camisitas y pañales, gorritos y delantales, utilizando sus ropas desechadas. Son para los niños de las cunas. Pero no dan el contingente necesario para las atenciones de los asilos.

Son pocas las señoras que, quizás por no saberse en Madrid que existen estas instituciones piadosas, se dedican en sus ratos de ocio a vestir al pobre niño desnudo. Porque si lo supieran… En Madrid la caridad es planta que arraiga en todos los corazones.

Los asilos, motivo de estas líneas, abiertos a la observación del público, dicen, por las estrecheces con que están montados, que con ser su organización acabada y completa, no es, sin embargo, más que la primera piedra colocada para el gran edificio que la caridad ha de erigir, utilizando la solidez de los cimientos asentados con celestial inspiración por la marquesa de Aledo, alma, vida y esencia de obra tan interesante y conmovedora (1).

A su desinteresada gestión se debe que al lado de la cunita lujosa con almohadones de pluma que regaló un futuro duquesito, se vea sencilla y modesta la de hierro que llevó el hijo del artesano cuando ya, por ser mayorcito, prefirió su padre entregarla al asilo a subirla a la guardilla… donde hay tantas pudriéndose entre el polvo y las telarañas, cuando allá en los asilos hacen tanta falta para los angelitos a quienes volvió la espalda la fortuna (2).

Y lo dicho de las cunas que sepultan en las guardillas como trastos inútiles, debe entenderse extendido a tanta ropita como se tira o se guarda. Sólo no sabiendo que hay niños que lo necesitan, puede echarse, como se echa de menos en la Cuna de Jesús ajuares para los asilados.

Esta institución de que nos venimos ocupando, no se sostiene con subvenciones oficiales. Unos centenares de familias suscriben a sus hijos por la cantidad mensual que tienen por conveniente que oscila entre un real por mes y mil pesetas por año; pero la mayoría de los sostenedores de los asilos pagan de una a cinco pesetas al mes.

Sin embargo, del sostén de ellos ha sido una persona piadosa. Un testamentario de conciencia, que Dios bendiga, a quien al morir le mandó a su amigo, y le encargó que empleara en obras de caridad más de mil duros, los dedicó a las cunas, y, puestas en el Banco, esas cinco mil y pico de pesetas constituyen el único capital con que, fuera de las cuotas mensuales de las suscriptoras, cuentan estas instituciones para papilla, sopas, leche, aceite de hígado, de bacalao, medicinas, etc., etc., porque no sólo se cuida y atiende a los niños sanos y robustos, sino que también, aunque con las precauciones necesarias para evitar contagios, se admite a pequeñuelos que necesitan del alimento y de la medicación además que combata la anemia y el raquitismo, tan enseñoreados en las clases menesterosas (2).

Todo el mundo tiene derecho a visitar las cunas, y a inspeccionarlas, las suscriptoras y los suscriptores, y todo el público, por consiguiente, puede apreciar la limpieza que reina así en la ropa de los asilados como en las habitaciones en que se albergan.

FOTO 3 Las Siervas de María, esperando las papillas

Que prosperarán, que se ensancharán y que hasta llegarán a cambiar los locales alquilados y sin condiciones, que en la actualidad ocupan los asilos, por otros más higiénicos y confortables ¿quién lo duda?

Cuando el público madrileño sepa que en ellos hay angelitos mimados y atendidos que sin esas cunas estarían encerrados en sus casas o sufrirían las inclemencias del tiempo en brazos de sus desdichadas madres, a quienes muchas veces privarían de ganar sus sustento y acaso el de otros hijos, acudirá a completar la obra tan hermosamente comenzada, y entonces se realizará el sueño de las ilustres damas que la comenzaron; y en locales propios y ventilados, con sus jardincitos y solares, se edificará uno en cada barrio, contribuyendo por modo director a que tantas madres como hoy están esclavizadas por el cuidado de sus hijos, libres de ellos, puedan ganarse la vida honradamente (2).

Fé y constancia suficientes tienen los fundadores de las cunas para llevar a feliz término empresa tan benéfica, y por muchos obstáculos que encuentren en su camino, han de llegar a la meta, donde hallarán, como justo galardón de sus afanes la consideración de la sociedad y la bendición de las madres favorecidas.

Con menos elementos se han levantado gallardas y potentes instituciones menos necesarias para la vida moderna; con menos decisión que la desplegada por las damas que sostienen los asilos, se han ultimado obras que no pueden lograr tan universales simpatías como esta de que nos venimos ocupando.

Sigan, pues, adelante en el camino emprendido. Dios las bendice y las madres todas, secundando su edificante iniciativa, acudirán con sus ropas de deshecho y con sus limosnas a mejorar la situación de los niños pobres, que al ser mayores besarán las manos que les socorrieron.

Hay que fundar más asilos. Los tres que existen son muy pocos para los niños desdichados que hay en Madrid (2).

Bibliografía
1.- Nuevo Mundo, 6 de diciembre de 1899, página 6
2.- Nuevo Mundo, 6 de diciembre de 1899, página 7

Autor:
Manuel Solórzano Sánchez
Graduado en Enfermería. Servicio de Traumatología. Hospital Universitario Donostia de San Sebastián. OSI- Donostialdea. Osakidetza- Servicio Vasco de Salud
Insignia de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro de Enfermería Avanza
Miembro de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN, A.C.
Miembro no numerario de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País. (RSBAP)

jueves, 22 de marzo de 2018

EL SANATORIO DE ANDAZARRATE SE DENOMINA SANATORIO MARTINEZ ANIDO 1937


La labor sanitaria del general Anido

La lucha antituberculosa en la provincia de Guipúzcoa 1937

En los días pasados fue huésped de San Sebastián una ilustre personalidad cuya vida se ha consagrado siempre al servicio de España. Se trata del general Severiano Martínez Anido, el apóstol de la Sanidad, quien en el año 1923, cuando la Dictadura del general Primo de Rivera, comenzó la lucha antituberculosa, dándola, por primera vez una orientación científica y humana.

FOTO 1 Portada de la Hoja Oficial del Lunes, 29 de diciembre de 1937

El general Martínez Anido contempló aterrado la cifra estadística de mortalidad que causaba la peste blanca (tuberculosis), y conmovido ante el espectáculo triste de tantos hogares humildes donde no había elementos para luchar contra aquella enfermedad, comenzó su labor abnegada y tenaz marcando los jalones de una obra que resulta indispensable llevar a feliz término.

Mucho se hizo por el general Martínez Anido en la época de la Dictadura, pero la falta de elementos y la falta de tiempo también, impidió que aquellos generosos propósitos tuvieran sus dignos resultados finales.

Ahora el Generalísimo, cuyo acierto en la elección de colaboradores es tan evidente y diario, confió al general Martínez Anido la dirección nacional de la lucha antituberculosa.

FOTO 2 General de División Severiano Martínez Anido. Ha sido nombrado por el gobierno comandante general de Melilla. Mundo Gráfico 13 de junio de 1923, página 7

Entregado a ella con el entusiasmo de su espíritu joven, el general Martínez Anido está recorriendo, las provincias españolas para que la obra a realizar se efectúe con rapidez y con eficacia. Ahora los problemas no se aplazan ni soslayan; de frente a ellos el nuevo Estado los resuelve con decisión y con brío. Así la lucha antituberculosa está orientada, dirigida y comenzada con un ímpetu que profetiza el feliz e inmediato resultado que anhela el ilustre general.

FOTO 3 Sanatorio de Andazarrate en Asteasu (Gipuzkoa)

Con motivo de la visita hecha a Guipúzcoa por el general Martínez Anido, preguntamos anoche al Gobernador Civil, Marqués de Rozalejo:
¿Qué hay de la lucha antituberculosa en la provincia?

El señor Gobernador nos ha contestado:
En compañía del general Martínez Anido, mi antiguo y querido jefe, en los tiempos de la Dictadura, cuando, en aquella época precursora de este Glorioso Resurgimiento Nacional serví a sus órdenes, he visitado, con la Junta Provincial del Patronato Antituberculoso, los Sanatorios de Andazarrate y Eibar.

El general, que tiene puesta en esta obra de la lucha contra la peste blanca un entusiasmo inigualado, ha quedado muy satisfecho de lo perfecto de ambas instalaciones, que han quedado completas y en las cuales el Patronato Nacional sostendrá 100 camas.

Desde el día 1 de enero de 1938, ambos Sanatorios pasarán a depender del Estado, teniendo en estudio el modo de ampliarlos con la elevación de un piso más que permita tener entre ambos más de 210 camas.

Teniendo en cuenta las que tienen en el Hospital y otros establecimientos, y que disponemos de un Preventorio para 100 enfermos, hoy ocupado por el Hospital de Nuestra Señora de las Mercedes, puede decirse que la provincia de Guipúzcoa será una en la que la lucha antituberculosa estará mejor dotada.

La Junta del Patronato del Sanatorio de Andazarrate, con un espíritu de justicia que por sí mismo se alaba, ha querido honrar la obra de este gran español dando su nombre al Sanatorio de Andazarrate que, desde ahora, se denominará “Sanatorio de Martínez Anido”.

FOTO 4 Galería de baños de sol y cura al aire libre, pabellón de hombres del Sanatorio de Andazarrate

El general visitó también el Dispensario Antituberculoso de San Sebastián, que es uno de los mejores instalados de toda España, elogiando la dirección y los servicios del mismo.

Igualmente elogió los del Sanatorio Martínez Anido, así como el celo y entusiasmo con que en el mismo se trabaja.

Durante el viaje en que tuve el honor de acompañarle, Severiano Martínez Anido me habló con gran entusiasmo de los proyectos que tiene para lograr la eficacia de la lucha antituberculosa en toda España (1).

Antecedentes del Sanatorio Andazarrate

Hasta mediados del siglo XX la tuberculosis era una enfermedad relativamente extendida y de complicada curación. Entre las recomendaciones usuales para su tratamiento estaba el reposo y el “aire limpio”.

FOTO 5 De izquierda a derecha sentados: Dr. Luis Alzua, practicante Abilio Vazquez y Dr. Esteban San Emeterio y atrás el Dr. Paulo Recondo

Con esta idea nace en un paraje campestre el sanatorio de Andazarrate, situado en el pequeño puerto de montaña de la misma denominación, servido actualmente por la carretera GI-2631 y dentro del término municipal de Asteasu, aunque a una distancia de 3 Km en línea recta del núcleo urbano principal.

Se iniciaron las obras de construcción del Sanatorio Antituberculoso de Andazarrate en terrenos de Asteasu en 1928, inaugurándose el 1 de junio de 1933. Este nuevo centro sanitario se dedicó desde su creación a la asistencia únicamente de hombres, ya que existía en San Sebastián otro sanatorio femenino y contaba con servicio quirúrgico. Poco antes de la inauguración se incorporan al centro 15 Hermanas Mercedarias, que junto a 3 médicos, 2 practicantes internos, 2 practicantes externos10 personas de servidumbre y el capellán José Goya, formaban la plantilla del sanatorio (2 y 3).

FOTO 6 Dr. José Labayen. Practicante Abilio Vazquez. Dr. Salvador Bravo y la Madre Araceli Royo

Constaba de dos naves aproximadamente rectangulares articuladas sobre un cuerpo central. En su fachada principal destacan las terrazas, destinadas a que los enfermos pudieran estar acostados en ellas respirando el aire sano del monte.

En la financiación del sanatorio colaboraban a partes iguales el Estado, la Diputación y los ayuntamientos de la zona, que contribuían cada uno con 27,60 pesetas trimestrales por cada paciente.

Además de la asistencia sanitaria, se organizan los domingos “veladas musicales”. Por ejemplo, el Diario Vasco, de fecha 21 de abril, relata que acuden al centro “los populares artistas Los Cosqueros y los clows Hermanos Arfe”. También la Peña Gasómetro y la Donosti Berri organizaban espectáculos para pacientes y familiares.

El Sanatorio Antituberculoso de Andazarate. Ayer 30 de octubre de 1931se reunió la Junta Antituberculosa, para ultimar los detalles que se relacionan con la terminación de las obras del Sanatorio Antituberculoso de Andazárrate. La reunión fue presidida por el vicepresidente de la Junta, Señor Trecu, ya que el presidente, que lo es el gobernador civil, se encontraba ausente.

Se estudió la forma de solicitar del Gobierno y la Diputación, definitivamente, las subvenciones finales para dar cima a las obras y se dio un gran avance al asunto, llegándose incluso a estudiar el proyecto de presupuesto de gastos del personal del Sanatorio. También se estudió la forma de adquirir el mobiliario necesario para el establecimiento (4).

FOTO 7 Cartel de la Lucha Antituberculosa de España. Dispensario Oficial Antituberculoso de San Sebastián, 1934. Propiedad del Museo de San Telmo de San Sebastián. Anuncio del Dr. Paulo Recondo del Sanatorio Martínez Anido (antes Andazarrate), del Diario Vasco del 27 de diciembre 1937. Hermana Mercedaria 1932

En la Casa del Pueblo de la Unión General de Trabajadores, se realizó la Conferencia a cargo del doctor Esteban San Emeterio. Conforme ayer se anunciaba, hoy dará la conferencia sobre “Cómo trabaja el médico moderno”, el director de la Clínica de Andazarrate, doctor Esteban San Emeterio, a las siete y media de la noche.

Siendo la primera conferencia oficial, esperamos la concurrencia de todos los compañeros pertenecientes a esta Casa del Pueblo de ambos sexos, de donde saldrán altamente satisfechos de escuchar a tan eminente doctor. La Comisión (5).

1936. El Sanatorio de Andazarrate. Habiendo circulado rumores de una posible negligencia o abandono de sus deberes por parte del personal sanitario que atiende a los enfermos del Sanatorio Antituberculoso de Andazarrate, esta Comisaría de Sanidad sale con toda energía al paso de tales infundios, y tiene un interés especial en hacer constar a todas las familias que tengan algún allegado en el mencionado Sanatorio, y al público en general, que todo el personal del mismo está en todo momento atento a sus obligaciones y que los enfermos son atendidos con tanta solicitud como en tiempo normal.

Tras haber perdido la posición de Belkoain, los soldados tuvieron que retirarse a los montes de Asteasu y Zizurkil. A partir de ese momento, el Sanatorio de Andatzarrate y la venta del caserío Zarate, se convirtieron en su centro de operaciones.

FOTO 8 Enfermeras guerra civil de San Sebastián. 1937

El cuartel de los soldados nacionales se instaló en Andatzarrate, ya que era hasta ese lugar donde llegaban las provisiones y suministros. En aquel lugar se instaló del mismo modo el cuartel con el teléfono que comunicaba con la comandancia de Azpeitia. En el sanatorio había un número de sanitarios, los cuales cogieron el cargo de atender a los soldados.

En 1936 el Gobernador de Gipuzkoa mandó detener y encarcelar a varios soldados y trabajadores del Sanatorio de Andatzarrate por ser opositores a su régimen y acusándolos de haber ayudado a los soldados. Los detenidos más relevantes fueron Isaac Alzua Carril (practicante), Gregoria Aranguren Zabaleta y Balbina Guridi Aldeco, además de otras 36 personas más (6).

Durante la Guerra Civil Española se denominó desde diciembre de 1937 “Sanatorio Martínez Anido” hasta 1939.

Tras la Guerra civil es denominado como Sanatorio “Antituberculoso 18 de julio de Andazarrate”, nombre que mantuvo hasta que en marzo de 1956 fue clausurado, trasladándose los pacientes al recién construido sanatorio antituberculoso de Amara.

FOTO 9 Hermanas Mercedarias. Sor Pilar del Amo y Sor Araceli del Burgo

A partir de este momento fue utilizado como escuelas municipales, aunque la distancia a los núcleos urbanos principales lo hacían poco práctico, de manera que en 1971 es clausurado, si bien aún tendrán que pasar casi veinte años para que el edificio fuera demolido.

Agradecimientos
Ion Urrestarazu Parada. Documentalista. San Sebastián
Nagore Gómez Díaz. Grado de Enfermería
Anna Arregui Barahona

Bibliografía
1.- Hoja Oficial del Lunes de la Provincia de Guipúzcoa. II Año Triunfal. Lunes 20 de diciembre de 1937, portada
2.- Historia y antecedentes del Hospital de Amara, publicado el día 5 de marzo de 1999, y entregado en el Hospital de Amara. SS-919/02
3.- El Hospital del Tórax de San Sebastián y las Hermanas Mercedarias de la Caridad. Septiembre 2015. SS-1138-2015
4.- La Voz de Guipúzcoa del sábado 31 de octubre de 1931, página 8
5.- La Voz de Guipúzcoa del jueves 12 de diciembre de 1935, página 13
6.- Libro: Eusko Gudarostea. Azpeitia 1936. Eusko abertzaleak, armak eskuan, Espainiako militarren altxamenduaren aurka.
Traducido por: Nagore Gómez Díaz (enfermera)

Historia y antecedentes del Hospital de Amara San Sebastián. Antiguo Sanatorio Antituberculoso.- Manuel Solórzano

Historia y antecedentes del Hospital de Amara
Amarako Ospitalearen historia eta aurrekariak

El Hospital del Tórax de San Sebastián y las Hermanas Mercedarias de la Caridad se puede descargar en la siguiente dirección (pesa 9 MB):

Autor:
Manuel Solórzano Sánchez
Graduado en Enfermería. Servicio de Traumatología. Hospital Universitario Donostia de San Sebastián. OSI- Donostialdea. Osakidetza- Servicio Vasco de Salud
Insignia de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
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Miembro de la Red Cubana de Historia de la Enfermería
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