El destete
La
erupción de los primeros dientes incisivos, que suele efectuarse
aproximadamente en el séptimo mes de vida, nos indica que ha llegado ya la
época en que el niño puede pasar gradualmente de la alimentación exclusivamente
líquida a otra algo más olida. Cuando la producción de la leche es abundante
muchas madres prolongan la lactancia de sus hijos hasta los doce o catorce
meses y excepcionalmente, mucho más todavía; pero la experiencia nos enseña que
el desarrollo de estos niños dista mucho de ser satisfactorio y que los más de
ellos tienen un aspecto fofo, que tal vez sea debido a la “pobreza de hierro” de la leche materna y a que las madres no les
sea saludable una crianza tan prolongada. Así, pues, el periodo de la lactancia
exclusiva no debe exceder de los diez meses (1).
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1 Gota de Leche. Dispensario de San Sebastián. 1903
Para
efectuar el destete, se ha de evitar en lo posible la estación cálida,
procurando que el niño no se halle en plena dentición; deberá obrarse, además,
con gran cautela y lentitud; lo procedente es que durante tres semanas se dé al
niño el pecho alternando con la alimentación artificial, y, de este modo, es
posible volver a la lactancia materna exclusiva, caso de que no sea tolerada la
nueva alimentación. Las más de las veces se logra así destetar al niño sin gran
dificultad; pero, en ciertos casos, la alimentación artificial determina
grandes trastornos intestinales, necesitándose una gran dosis de paciencia y en
muchos ensayos para lograr el fin apetecido (1).
En
general, debe darse al principio leche de vaca diluida en la proporción de dos
partes de leche y una de agua, disminuyendo a los pocos días el grado de
dilución para no tardar en darles la leche pura; según el gusto del niño y el
estado del intestino, podrá añadirse a la leche azúcar de caña o lactosa; en
los casos dificultoso debe empezarse tanteando el grado de dilución y darla en
porciones muy pequeñas e ir aumentando muy paulativamente. También a veces se
resisten los niños a tomar el biberón y es necesario dársela a cucharadas.
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2 Dispensario de la Gota de Leche. San Sebastián. 1934
A
los niños destetados en la época debida, además de la leche de vaca, debe
dárseles una alimentación supletoria, que principalmente ha de consistir en
sopitas de caldo con cierta cantidad de arroz, sémola o sagú, a las que poco a
poco se añade cierta cantidad de yema de huevo. Más adelante puede darse cacao,
bizcochos o papilla preparada con cualquiera de las conocidas “harinas
lacteadas” con una mezcla de leche o caldo, y, a partir del segundo año, se
pasa a los platos farináceos ligeros, a las legumbres tiernas, a la carne bien
trinchada y a las compotas. La cantidad de leche que diariamente ha de tomar
entonces el niño no excederá de un litro (1).
Se debe pesar a los
niños
El
procedimiento más seguro para saber si un niño gana o pierde es de la balanza,
por eso deben las madres acostumbrarse a pesar a sus hijos todas las semanas o,
cuando menos, cada quince días. Todo niño bien criado, debe ganar veinticinco
gramos diarios, poco más o menos, durante los primeros meses y, al llegar al
quinto mes, debe pesar doble que lo que pesaba al nacer (2).
Las
madres se darán cuenta de que su leche no es suficiente cuando vean que durante
ocho o quince días el peso del niño disminuye o se mantiene estacionario;
entonces es cuando deben decidirse por la lactancia mixta completando lo que
les falta con leche esterilizada.
A
continuación publicamos un cuadro con los pesos que alcanza un niño normalmente
desarrollado durante los doce primeros meses, para que sirva de término de
comparación:
Peso
al nacer: 3 kilogramos
Primer
mes: 3 kg. 700 gramos. 25 gramos
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3 Dispensario de la Gota de Leche. San Sebastián. La Voz de Guipúzcoa, 19 de
enero de 1917
Téngase
presente que estas cifras deben considerarse más bien como un poco bajas, pues
un niño robusto las sobrepasará fácilmente.
Las
madres que no dispongan en sus casa de un “pesa bebés” pueden dirigirse al
Consultorio gratuito de niños de pecho, donde su director, mi querido amigo el
doctor Errandonea, facilitará todos
los datos necesarios para la escrupulosa observación de tan importante medida
(2).
Higiene del niño obrero
Los
niños cuyo desarrollo físico no se haya terminado cuando comienzan a ayudar a
sus padres en calidad de aprendices, pueden debilitarse por efecto de un
esfuerzo muscular superior a sus fuerzas y resistencia física, por una
aireación insuficiente, o por los traumatismos e intoxicaciones inherentes a
todo oficio o industria. Por eso rinden un fuerte tributo a la tuberculosis, ya
que es frecuente verles ir a su trabajo pálidos, anémicos, enflaquecidos, mal
alimentados y peor vestidos; condiciones todas ellas favorables para el
desarrollo del bacilo de Koch (2).
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4 Pesando a una niña en el Dispensario de la Gota de Leche. San Sebastián. 1934
El
aprendiz no debe ser admitido en ningún taller antes de los 12 años, y dentro
de los 12 y 14 años no deberá de trabajar doce horas y el trabajo se interrumpirá
por intervalos de tres horas para que repose; el trabajo nocturno le estará
prohibido antes de los 18 años a la mujer y a la niña, en todo tiempo y
ocasión.
Antes
de que el niño sea admitido en un taller, debe ser examinado por un médico a
fin de comprobar su resistencia física; si estuviera endeble, retardado en su
desarrollo o enfermo, se prohibirá terminantemente su admisión hasta tanto que
se restablezca.
Algunas
industrias deben ser excluidas para los niños menores de 16 años, a saber: los
trabajos mineros y carboníferos en galerías, la cristalería, las industrias de
plomo, de arsénico, de mercurio y de fósforo, las industrias de maquinarias
potentes y de volantes, como los laminadores, las serrerías y las fábricas de
explosivos.
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5 Revisión por el pediatra. Dispensario de la Gota de Leche. San Sebastián.
1934
Se
han publicado estadísticas que demuestran que, en igualdad de edades, mueren
pocos aprendices de jardineros, agricultores, carreteros, albañiles y
carpinteros; en cambio los de orfebrería, barberos, zapateros, impresores y
litógrafos, torneros y aserradores ofrecen un elevado contingente a la
mortalidad (2).
De
lo que se deduce que los niños de constitución física endeble, deben ser
dedicados antes que al taller y a las profesiones mortíferas, a los trabajos
sencillos del campo y de las poblaciones rurales (2).
Se debe bañar a los
niños
El
aseo en los niños es aún más necesario que en el adulto; pues, aparte de la
repugnancia que un niño descuidado inspira por sus manchas y sus emanaciones
mal olientes, está expuesto al peligro de las infecciones secundarias que en su
finísima piel puede ocasionar la misma suciedad (3).
Una
vez que se ha cicatrizado la herida producida por la caída del cordón
umbilical, se bañará al niño todos los días en una tina adecuada a su tamaño,
con el agua a 37º en invierno y a 33º en verano, teniendo cuidado de que la
habitación éste a una temperatura de 18º; la duración del baño será de dos
minutos, y un par de veces a la semana se le jabonará detenidamente, aun cuando
para ello haya de prolongarse algo más la estancia en el agua (3).
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6 Después del baño. Dispensario de la Gota de Leche. San Sebastián. 1934
De
este modo se mantiene la piel del niño libre de polvo, microbios y concreciones
producidas por el sudor y los excrementos y, además, lo tenemos acostumbrado
para cuando en el curso de una enfermedad febril esté indicada la balneación.
Las
bañeras pueden ser de distintos materiales; cualquiera es buena con tal de que
esté limpia; algunas están dotadas de soportes más o menos extensos para
sostener al niño; los creemos innecesarios, pues teniéndoles echados sobre el
brazo izquierdo, todavía queda libre a la persona que los baña la mano derecha
para poderles friccionar y limpiar todas las partes del cuerpo (3).
Al
sacar al niño de la bañera, se le recibirá con una toalla caliente y se le
secará escrupulosamente; después de bien seco, se le espolvorea los sobacos,
las ingles y todos los pliegues con objeto de librarles de toda humedad que
pudiera ocasionar ulceraciones en la piel.
El
agua será sencillamente hervida; las horas preferibles son las primeras de la
mañana, antes de la primera tetada, y únicamente cuando se trate de niños
nerviosos, se les bañará por la noche, momentos antes de acostarles, pudiendo
prolongarse la duración del baño hasta seis u ocho minutos, con lo que se
conseguirá un efecto sedante seguro.
En
verano, en esos días en que los niños están jadeantes, atolondrados y mustios
por el excesivo calor, puede dárseles dos baños al día, uno por la mañana y
otro por la tarde.
No
terminaremos esta nota sin condenar el empleo del agua fría en los niños; bajo
ningún pretexto debe dárseles el baño frío, pues no debe olvidarse nunca la mal
que reaccionan los pequeños ante todo enfriamiento (3).
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7 Consultorio Auxilio Social de Falange. San Sebastián, 1940
Cómo debe ser la cama
del niño
El
niño ha de tener desde el primer día su lecho propio, debiendo desterrarse la
costumbre de acostarse con personas mayores. Las emanaciones de todo ser
humano, condensadas en la atmósfera de las sábanas, son a todas luces
perjudiciales para la salud de los niños, aparte del peligro que pueden correr
de morir asfixiados, como ha sucedido algunas veces. Ha de tener una camita
rectangular con cuatro pies firmes y bien nivelados para que no cojee; a las de
madera son preferibles las metálicas hechas con varillas que permitan una
desinfección y lavado perfectos (4).
El
colchón y jergón o “somier” estarán hechos con un saco grande de tela relleno
de crin vegetal o de caballo, y mejor aún de paja de trigo, hojas de maíz o
cascarilla de avena; entre ellos y la sábana se interpondrá una tela
impermeable y en el sitio correspondiente a las nalgas se colocarán unas telas
esponjosas o una capa de algodón hidrófilo, para que se empapen de los
productos excrementicios, evitando la formación de esos charcos de orín repugnantes
en que se macera y úlcera la delicada piel del niño (4).
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8 Bañera del Dispensario de la Gota de Leche. San Sebastián. 1934. Postal.
Enfermera poniendo la vacuna en la lucha antituberculosa. Madrid 1954
La
costumbre tan generalizada de sustituir la tela impermeable por una piel de
carnero que haga sus veces, debe condenarse, pues entre sus pelos y lanas
quedan detritus de orinas y excrementos que son un foco constante de mal olor,
de infecciones y de irritaciones cutáneas.
Las
almohadas de lana y más aún de pluma, son muy perjudiciales, pues como son
substancias malas conductoras del calor, allí donde el niño posa su cabeza se
produce una elevación de temperatura que le hace sudar copiosamente,
despidiendo además un olor repugnante, molesto y dañino. Para obviar estos
inconvenientes las usaremos de paja de avena o de crin vegetal o de caballo,
substancias frescas que impidan la producción del calor; se renovarán todos los
días y en los intervalos de los sueños se airean convenientemente (4).
La
cama debe instalarse de modo que reciba la luz de frente y no por los costados;
como quiera que el niño se siente atraído por el foco de mayor intensidad,
dirige siempre sus ojos en esa dirección, y si la claridad viene de lado, al
desviar su mirada para buscarla, puede originársele defectos de la visión
(estrabismo), o de la columna vertebral (escoliosis), por la posición forzada
que el niño se ve obligado a adoptar.
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9 Dispensario de la Gota de Leche. San Sebastián. 1934
No
hay que recargarle demasiado de ropa; aparte de la suya propia, con una sábana
de algodón y dos mantas, una de ellas de lana, tiene bastante. En invierno,
cuando el frío sea muy intenso, se pondrá a los pies, pero a cierta distancia
de ellos, una botella con agua caliente, envuelta en una toalla para prevenir
posibles quemaduras (4).
Los primeros pasos del niño
Es censurable el afán desmedido de
muchas madres de poner al niño de pie y obligarle a andar antes de tiempo, pues
aun suponiendo que esté bien constituído, sus huesos están todavía blandos y se
encorvan bajo la acción del peso del cuerpo; por otra parte, las caídas
prematuras producen en el niño desconfianza en sus propias fuerzas y tardan
mucho en volver a querer andar (5).
Tampoco se les debe coger de la mano
para ayudarles a dar los primeros pasos, pues si por cualquier motivo la
criatura tropieza, puede fácilmente producírsele un estiramiento de la
articulación de la muñeca, con rotura de los tejidos articulares blandos.
Debe desecharse el uso de toda clase
de andadores y correas que, aprisionando el cuerpo del niño por el pecho, cerca
de los sobacos, lo mantiene suspenso en el aire, pues si bien es cierto que con
estos utensilios no corre peligro de caerse, no es menos cierto que, con ganas
o sin ellas, es mantenido en la posición vertical demasiado tiempo,
resintiéndose con esta postura forzada los huesos de las extremidades
inferiores y las piezas de la columna vertebral (5).
FOTO 10 Comedor del Dispensario
de la Gota de Leche. San Sebastián. 1934
El mejor medio consiste en dejar al
niño libremente en su habitación para que se arrastre, se levante o se agache a
gusto suyo, sin que nos preocupemos de querer enseñarle a andar; el día que se
sienta con la energía muscular suficiente para poderse tener de pie,
expontáneamente dará los primeros pasos, háyasele o no se le haya enseñado.
El appel de las madres se limitará,
una vez que el niño camine solo, a hacerle ejecutar armónicamente los
movimientos de la marcha, para que no haya predominio de un grupo muscular
sobre otro.
Procuraremos que alternen con otros
niños de su misma edad para acostumbrarles a conocer las diferencias de
carácter, y a saber afrontar los conflictos que surjan entre ellos y que, en
pequeño, son fiel reflejo de los que han de sostener más tarde en la sociedad.
Esos muchachos que nunca salen sin su
madre y que en cuanto se acerca alguna persona extraña se ocultan tras de las
faldas de la que le dio el ser, llegan a la mayor edad conservando esa timidez
y ese afeminamiento que tan mal se aviene con el carácter varonil propio del
sexo fuerte (5).
FOTO 11 Sala del Dispensario
de la Gota de Leche. San Sebastián. 1934
El egoismo y una tristeza especial
rayana en la misantropía, son cualidades que acompañan a esos niños que se
crían solitarios y rodeados de todo género de cuidados.
Cuando un niño, correteando
alegremente con otros camaradas, se esfuerce demasiado y quede sudoroso,
jadeante y con el rostro encendido, nos guardaremos muy bien de reprenderle, ni
de atemorizarle con el relato de las consecuencias que pueda acarrearle tan
excesivo ejercicio. Tómense toda clase de precauciones, abrigándole con una
manta e impidiéndole que se siente entre corrientes y que beba agua fría, pero
sin coartarle su libertad, pues perdería con ello esa expontaneidad y esa
intrepidez tan propia de los niños, convirtiéndole en una criatura tímida, cobarde
y aprensiva (5).
Terrores nocturnos en los niños
Un niño, al poco tiempo de quedarse
dormido, comienza a agitarse y a sudar profusamente; después de algunas horas
de este sueño intranquilo, se despierta sobresaltado, se sienta en la cama,
lanza gritos de terror, llora y comienza a hablar de animales que cree tener
ante su vista o de personas que tratan de hacerle daño; es que acaba de tener
un sueño terrorífico (6).
FOTO 12 Juguetes del Dispensario
de la Gota de Leche. San Sebastián. 1934
Intentan sus padres tranquilizarle
pero el niño los vé y no los reconoce; al cabo de algunos minutos se calma,
vuelve a dormirse y a la mañana siguiente el niño se encuentra completamente
bien no acordándose de los objetos que le producían tanto miedo.
En resumen, los terrores nocturnos no
son sino sueños horripilantes, comparables a las pesadillas de las personas
mayores, pero mientras los adultos son capaces de dominar sus alucinaciones,
los niños de corta edad, son víctimas de sus efectos (6).
Para evitarlos, es necesario ante
todo vigilar la alimentación, no dándoles a beber vino, ni ninguna bebida
alcohólica, sino un vaso de agua en cada comida, no permitiéndoels beber entre
horas; hacerles comer lentamente masticando bien los alimentos; prohibición
absoluta de té y de café, dándoles de postre frutas cocidas.
Acostarles temprano; no llevarles al
teatro ni a espetáculos de ninguna clase. No entretener a los niños contándoles
cuentos terroríficos ni maravillosos, sobre todo si son nerviosos.
A los niños que padezcan
frecuentemente de terrores nocturnos es muy conveniente darles un baño tibio y
bastante prolongado todos los días a la caída de la tarde; se les reducirá al
minimun la comida de la noche, con objeto de que el estómago esté casi vacío,
duranyte las horas del sueño.
FOTO 13 Repartiendo aceite de hígado
de bacalao a las niñas. Dispensario de San Sebastián, 1954
Deben hacer su vida al aire libre, no
encerrándoles en casa; los juegos han de ser mesurados evitándoles todo
ejercicio algo violento que pueda excitarlos.
En todos ellos hay un estado
neurósico en evolución que exige ser combatido por una buena higiene cerebral y
por el empleo de la hidroterapia (6).
Peligro de los juguetes
No
obstante la necesidad de los juguetes para esparcimiento de la niñez, se debe
tener cuidado con muchos de ellos, pues pueden ser peligrosos por su
construcción o por los colores con que están pintados, pues sabida es la
costumbre de los niños de llevarse a la boca cuanto tienen a mano. De noventa y
seis muestras de juguetes examinados en el laboratorio de París, sesenta y
cuatro contenían substancias venenosas. Concetti
refiere un caso de un niño que murió en menos de 24 horas por haber chupado un
juguete pintado con colores a base de plomo (7).
Recuérdese
que en algunos colores rojos entra en su composición el minio y el mercurio, en
los amarillos el antimonio, en los verdes el arsénico y en los blancos el
plomo.
FOTO
14 La Gota de Leche de San Sebastián Diciembre 1969. Malen, Sor Fredes, Juli,
Carmen y Teresa Artiz. Niños: Ignacio, Olguita, Miguel y Arangeme.
Estos
objetos no deben dejarse a los niños sin una estrecha vigilancia, lavándoles
las manos con agua y jabón en cuanto hayan dejado de jugar; tampoco debe
dejárseles botones ni monedas, pues pueden ser tragados, causando serias
complicaciones.
En
Rusia es muy frecuente tener que hacer la traqueotomía porque los niños,
jugando con pepitas de girasol, pasan éstas a la laringe en un acceso de risa o
de tos y los ponen en trance de muerte por asfixia.
Los
juguetes que caigan al suelo, no se darán sin haberlos previamente lavado, y
los puntiagudos, con garfios o alfileres, deben ser prohibidos sistemáticamente
(7).
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15. Rosa, Malen, Carmen, Amparo, Juli. Hermana Carmen. Niños: blanca, Ignacio,
Mario, Arangeme y Elena. Sor Fredes. Niños: José Antonio, Ignacio y Mario. Sor
Fredes y Teresa Artiz. Niños: Arangeme y Mario. Sor Fredes. Niños: Ignacio,
Blanca, Mario, Arangeme y Elena. La Gota de Leche de San Sebastián Diciembre
1969
Ejercicio muscular en
los niños
El
ejercicio muscular en el niño es de suma importancia, pues con él no sólo se
desarrollan los músculos, sino también el organismo entero.
Los
estímulos que la contracción muscular ejerce sobre el sistema nervioso lo
vigorizan y tienden a aumentar la nutrición.
Pero
este ejercicio debe regularse, porque si bien su falta absoluta produce en los
niños la endeblez, acompañada de apocamiento de ánimo, no es menos cierto que
su abuso determina cansancio y enflaquecimiento (8).
Fotografías
Fotógrafo
Paco Marí. Fondo Marín. Fototeka
Kutxa
Fotografías
14, 15 y 16 cedidas por Teresa Artiz
Ruiz de Arcaute
Bibliografía
1.-
La Voz de Guipúzcoa, 12 de enero de 1917, página 11 y 12
2.-
La Voz de Guipúzcoa, 19 de enero de 1917, página 12
3.-
La Voz de Guipúzcoa, 26 de enero de 1917, página 11
4.-
La Voz de Guipúzcoa, 2 de febrero de 1917. Páginas 11 y 12
5.-
La Voz de Guipúzcoa, 23 de febrero de 1917. Páginas 11 y 12
6.-
La Voz de Guipúzcoa, 26 de enero de 1917, página 11
7.-
La Voz de Guipúzcoa, 26 de enero de 1917, página 12
8.-
La Voz de Guipúzcoa, 2 de marzo de 1917. Páginas 12
FOTO
16 Sor Fredes, Malen y Teresa Artiz. Niños: Arangeme, Ignacio, Blanca y Mario. Teresa
Artiz y Carmen. Niños: Mario y Blanca. Sor Fredes y Blanca. Teresa Artiz y
Carmen. Niños: Mario y Blanca. La Gota de Leche de San Sebastián. Esquina calle
Guetaria con la calle San Martín. Diciembre 1969
Manuel Solórzano
Sánchez
Graduado
en Enfermería. Servicio de Traumatología. Hospital Universitario Donostia de
San Sebastián. OSI- Donostialdea. Osakidetza- Servicio Vasco de Salud
Insignia
de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro
de Enfermería Avanza
Miembro
de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro
de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro
de la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro
Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en
México AHFICEN, A.C.
Miembro
no numerario de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País. (RSBAP)
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